«N/A¹» Hi! Había puesto mal raya de diálogo por lo que me dí la tarea de hacer una segunda corrección a mis historias. Sorry! Si aún encuentra cacografía, aunque trato de minimizar los errores igual se me pasan cosas por altos, aprovechó la nota para invitarle a leer los escritos que tengo en este fandom. La próxima semana publicó la nueva versión de ¡Miau! Con su nuevo capítulo. ^^


Sedúceme con palabras, enamórame con acciones.

~Anónimo, tomado del Facebook.


CP#3. Revelaciones.

El tiempo poco importaba para un demonio como Sesshōmaru, él parecía perdido viendo el viejo reloj de péndulo de aquella vetusta y rústica sala, haber encontrado un motel a medio camino fue toda una proeza.

Quería irse en ese momento, sin embargo su cuerpo se negaba a moverse, un macho de su especie luego del apareamiento esperaba al acecho que su hembra se despierte para alimentarse antes de seguir con la faena que envolvía el apareamiento. Eso se aplica a demonio no a humanos.

Pasaron algunos días cuando Rin despertó de su largo letargo, su cuerpo finalmente había asimilado el veneno impregnado en aquella mordida que el supuesto humano le había hecho, al cruzar la mirada con él y ver su estado no necesito explicación alguna para saber lo que había sucedido.

Más que desconcertada estaba sorprendida de ella misma de haberse entregado a un desconocido, que en cuestión de segundos se percató que era un demonio.

No sabía de qué especie pero un demonio y uno con aura imponente. Él era poderoso como letal.

¿Qué decir?, ¿qué hacer?, ninguno de ellos tenía las respuestas.


—¡Mierda! ¡¿Por qué no contesta su celular?! —Inu cuestionó exaltado—, entiendo que este enojado pero esto ya es demasiado.

—Calma —Inuyasha respondió en un tono más relajado— sabes cómo es tu hijo.

—Es un desconsiderado —recalcó con malestar—. Nunca antes había dejado cosas de la empresa de lado, lo entiendo más no lo justifico —suspiró con cansancio—, le he mandado varios mensajes de texto para confirmar que hemos cerrado el trato con Naraku. Ese maldito ritual de apareamiento ha sido aprobado ante el «Consejo de demonios».

—Esos viejos... —Inuyasha replicó ganándose una mirada desaprobatoria de parte de su padre— ¿Qué?

—Luego que tu hermano se una a Kagura —afirmó con fastidio—, tú podrás consumar tu relación con Aome —recalcó mientras se masajeaba la sien porque la migraña era inevitable—, así que te conviene que tu hermano aparezca.

—Sabes que él ha dado su palabra —bufó con fastidio—. La va cumplir. —afirmó con seguridad.

—Tienes razón —frunció el ceño—, no sé por qué me preocupo —Inu hizo una mueca—. Dejemos eso de lado, ¿cómo van las exportaciones para abrir mercado con Alemania?

Ante el cambio abrupto de tema, Inuyasha dejó de lado el malestar que le causaba pensar que necesitaba la ayuda de su medio hermano para mantener su estatus dentro del Consejo de Demonios y él finalmente pudiera unirse a la mujer que amaba.

Confiaba que a pesar de la soberbia y el orgullo de su medio hermano, él no falte a su palabras, después de todo Sesshōmaru había decidido que era momento de tener descendencia. ¿Qué podía pasar para que cambie de opinión?


El día había pasado en un incómodo silencio para la pareja de extraños después de una cena improvisada.

El demonio finalmente comentó en un tono bajo:

—No tengo justificativo para lo sucedido —comenzó—, una disculpa no va resarcir lo que hice. —Con malestar reconocía su falta. Su orgullo estaba por los suelos en ese momento.

—No eres el único culpable —susurró con incomodidad—. Hagamos como que esto… —comentó sin pensar— nunca pasó.

—¿Es lo que quieres? —preguntó sin mostrar expresión alguna en su estoico rostro, aunque por dentro estaba sorprendido por esa propuesta, ser despreciado por la hembra (humana) que había tomado le hizo experimentar una sensación amarga. Intentó ignorar ese extraño malestar, pero fracasó por completo.

El silencio fue la única respuesta que obtuvo de parte de Rin.

Había pasado muchas cosas en tan poco tiempo, primero se enteraba que sus padres la habían adoptado, segundo que su novio le había sido infiel con su mejor amiga, aunque sabía que en el pasado era un hombre infiel y muy enamoradizo pensó que ella lo había cambiado, tercero y cómo si no fuera poco, se había entregado a un completo desconocido que resultó ser un demonio. Era natural ser un mar de confusión. Sus emociones eran contradictorias.

Sesshōmaru puso su mano sobre la ella al entender perfectamente su estado, una ventaja que tenía el macho sobre la hembra tomada era poder tener tal empatía con ella, que las palabras no eran necesarias.

—Cuando lleguemos a Osaka —susurró— tomaremos caminos separados.

Rin lo miró con atención y bajó el rostro avergonzado.

Quería decir que sí y demostrar que poco le importaba lo que pasará después de aquello, las palabras sencillamente no salían de su boca, ante esa reacción Sesshōmaru no se contuvo y la atrajo hacia sí sin darse cuenta. Consolar a su hembra en momentos de aflicción era algo propio de los machos de su especie.

Tenían camino por recorrer, él no dudaba nunca de sus acciones pero no quiso pensar qué pasaría una vez llegado al lugar; Por ahora todo estaba dicho entre ellos o al menos eso creían.


Los días pasaron, incluso un par de semanas, Sesshōmaru miraba sin expresión alguna el terminar del eclipse lunar, era una clara señal que el periodo de apareamiento había terminado; Se abstuvo de gruñir al recordar las palabras de aquel demonio cobarde que detestaba «Tōtōsai», sin poder evitarlo parte de aquella fastidiosa conversación retumbaba en su mente una y otra vez:

So'unga te ha llamado, la espada que reside en la hembra humana te ha llamado —recalcó con un dejo de burla—. No me explico cómo una humana… tiene dentro de ella —recalcó con asombro— aquella espada tan poderosa y menos me explico cómo ha sido sellada en su interior.

En ese momento lo sucedido había tomado otro sentido; No era que él había sido sometido ante los encanto de la joven humana, sino que era la espada que residía dentro ella que inconscientemente lo llevó a tomarla. «¿Podía de un solo zarpazo tomar la espada?», fue inevitable no mirar a la joven que estaba profundamente dormida a su lado, entonces de nuevo las palabras de aquel demonio resonaron en su cabeza por segunda vez para su malestar:

¿Matarla? —La risa del anciano resonó en todo el lugar, él había adivinado los pensamientos de Sesshōmaru, después de todo no era ningún secreto el repudio que el demonio sentía hacia los humanos, haber sucumbido ante la joven le tenía de un humor insoportable al no entender cómo había sucedido aquello —No lo intentes —Tōtōsai dejó de lado las burlas—, tus colmillos la han marcado y «ellos» la reconocen como tu compañera, si te alejas de ella... morirá —advirtió con seriedad—, con su desgracia... tú también sufrirás las consecuencias. Así que no hagas estupideces Sesshōmaru.

—Sandeces —susurró más para sí mismo—. ¡Maldición! —Fue inevitable no soltar un gruñido en señal de frustración.

El leve murmullo de la joven al temblar de frío hizo que él sin pensarlo pasará su falsa estola sobre su cuerpo semidesnudo, se guardó ese gruñido impregnado de enojo porque de nada servía cuestionar aquella acción que hacía de forma inconsciente. Le guste o no ella era su compañera así de sencillo.

Entonces a él vinieron aquellas imágenes:

El extraño dolor que sintió en su pecho que lo debilitó a mitad de su vuelo, sucedió poco después de haberle dicho a Rin que era momento de separarse al haber llegado a su destino, ni siquiera espero por su respuesta, él se transformó y alzó el vuelo sin mirar atrás e intentó alejarse con rapidez de ella y de aquel lugar.

Fracasó por completo porque a los pocos minutos se sintió ligeramente débil, no fue aquel inusual cansancio lo que hizo detenerse sino aquella imagen de Rin que vino en su mente, una imagen en la que se la veía desmoronarse, aquel flash o una revelación fugaz le hizo regresar mientras las espadas selladas dentro de él resonaron de forma inusual, nunca antes había sucedido eso.

A mitad de camino se encontró con el viejo herrero, aquel demonio que detestaba pero era el único que podía escuchar el resonar de una espada, el viejo herrero solo se hacía presente cuando una espada le llamaba.

Tōtōsai sabía que ese encuentro no era al azar, sonrió con arrogancia al darse cuenta de lo sucedido: Las espadas vibraban al ser llamadas por «So'unga».

¿Qué haces aquí? —susurró con fastidio el malhumorado demonio.

Calma Sesshōmaru… —solicitó el herrero— he venido aclarar tus dudas. Ahora tienes una compañera humana —Él no estaba preguntado sino afirmando lo obvio—. ¿Quieres saber? —El gruñido del youkai le hizo sobresaltar por lo que se apresuró a decir—: Aquella joven tiene dentro de sí a So'unga, aquella espada que abre el portal del infierno. No me explico cómo la tiene ella pero ha sido la espada la que te indujo a poseerla. ¡Qué caprichosa es! —sonrío en son de burla.

El demonio hizo un alto a sus preguntas cuando recordó que su padre para sellar la paz con «los drider²» cedió una de sus espadas a Naraku, él se había ganado representar aquella especie que odiaba y la guerra finalmente había terminado, por supuesto eso le causó repulsión con una emoción amarga, Sesshōmaru vivía para matar no para fomentar la paz.

Siglos y siglos de batallas intensas, ahora su padre le daba una paz aburrida como en más de una vez la catálogo, aunque era mayor su malestar cuando su padre empezó hacer negocios con los humanos.

Eso era inconcebible para él, un demonio con aquella ascendencia rebajarse a tratar con humanos, su padre le hizo pasar un mal rato con ese tema.

Rin finalmente había despertado.

Ella no necesitaba palabras para entender el malestar del demonio que la había tomado pasada la fase de acoplamiento, la empatía de ser su compañera le daba la facilidad de conocer lo que pensaba y sentía el demonio. Él la repudiaba abiertamente.

—Las espadas se atraen hacia sí —señaló con suavidad mientras miraba hacia el firmamento. Esa noche habían copulado bajo las estrellas como los animales, poco le importó y entendió que un demonio era una bestia en celo en época de apareamiento, la razón era mermada por la necesidad de copular así de simple—. Nos obligan estar juntos pero no necesariamente tiene que ser así.

Rin tenía sentimientos aún por el hombre con el que se iba casar, tampoco quería atarse a un demonio que sentía odio por los humanos. Su rechazo dado su condición de compañera, la hizo experimentar muchas emociones negativas y amargas.

—Podemos estar cerca pero no convivir juntos. —propuso en voz baja.

El demonio no dijo palabra alguna.

Ella intentó verle una solución viable a la situación en la que estaban.

—Repudias a mi raza —suspiró—, matarme acortaría tu inmortalidad y la espada que está en mí no te responderá... —afirmó con toda naturalidad— porque el sello no se romperá con mi muerte —aclaró con seguridad—. ¿Estás de acuerdo?

Rin hablo por inercia, no por entender el estrago que estaban causando aquellas palabras en el demonio; Aquella molestia que él experimenta, Rin lo tomo como el asco que debió de sentir al recobrar su consciencia y darse cuenta que se había apareado con una humana. Al menos así lo interpretó.

—Te he preñado —reveló para desconcierto de ella—. Era inevitable. —Incluso hasta para él era una sorpresa.

Rin se quedo sin saber qué decir y eso molestó más al demonio.

—¡Imposible! —Finalmente refutó con molestia—, odias a mi raza. Un cachorro híbrido… —titubeó, y añadió con temor—: Serías capaz de matarlo.

—No digas estupideces… —aclaró sin pensar tratando de controlar la ira que empezaba a crecer en él, ser acusado de esa forma le hizo experimentar una emoción negativa. Odiaba a los humanos pero nunca mataría a una cachorro suyo no sin un motivo real, tenía presente que no tendría crías puras pero eso paso a un segundo plano— Responderé por lo que te hice —Se detuvo por un segundo a pensar qué diría y comentó con seguridad—: Nos casaremos —afirmó—. Eso hacen los humanos. ¿No?

Rin estaba sin palabras, completamente aturdida por esa absurda propuesta.

—¡Me niego! —Esa respuesta tan abrupta de su parte hizo enojar más al demonio— ¿Cómo nos vamos a casar? —Rin cuestionó sin pensar, y añadió—: Tú repudias a mi raza —afirmó—. Eres tú… —recordó y remarcó con fastidio— aquel demonio que iba unir con mi hermana Kagura.

—¡Calla! —Sesshōmaru ordenó con desdén porque se había olvidado por completo de su trato con Kagura, había sido una sorpresa saber que aquella humana era su hermana. Ahí había algo que no cuadraba—. No puedes ser la hermana de Kagura —cuestionó sin creerle—, ella es una demonesa y tú eres una humana. ¿Por quién me tomas?

—Soy su hermana adoptiva... —afirmó con firmeza— no permitiré que me uses para...

Rin no tuvo oportunidad de replicar, porque el demonio en un movimiento rápido la puso debajo de ella y susurró en un tono mortal:

—Tú harás lo que yo digo… —No se privó de presionar sus manos sobre su cabeza con una sola de sus garras, y con su cuerpo ligeramente presionado hacia ella la inmovilizó por completo.

—Me niego… prefiero estar muerta —Le contestó con fastidio— a someterme a un demo...

Ella no tuvo opción a negarse, el demonio sin pedirle permiso enterró su olfato en su cuello, aspiró con fuerza su aroma y empezó a bajar por su pecho semidesnudo, para lamerlo de una forma sugestiva.

Ese fue el inicio de una extraña unión entre un demonio y una humana, no había sentimientos (por ahora) de por medio.


Ajenos por completo a la inusual convivencia de la extraña pareja, en la mansión Taishō la tensión era latente.

—¡¿Dónde está su hijo?! —Kagura preguntaba en un tono imperativo y tratando de evitar que se note su nerviosismo, no era ningún secreto que la joven demonesa carecía por completo de paciencia y detestaba esperar.

Inu al igual que su esposa e hijo estaban sin palabras.

Habían pasado varios días y Sesshōmaru no había respondido ni su móvil, ni sus mensajes, menos sus emails. No había respuesta para justificar su ausencia.

Uno de los miembros del Consejo de Demonios preguntó con interés al notar la tensión que había entre ellos:

—¿Dónde está Sesshōmaru? —No se privó de estudiar sus reacciones.

—Es la misma pregunta que tengo yo… —respondió Inu algo tenso por tener que justificar a su hijo— ¡No lo sé!

Kagura iba hacer un comentario, pero en ese momento un pequeño demonio se hizo presente en aquel lugar y con él traía consigo una carta con el sello de la dinastía Taishō, el sobre logró captar la atención de todos los presentes.

—¿Qué es esto? —Inu preguntó con interés y sin prisa alguna abrió el fino sobre, y dentro de ella había una carta que decía:

~He tomado de compañera a una humana.

Regresaré al final de la tercera luna nueva² para presentar a mi compañera y a mis «crías».

No se molesten en buscarnos.

Sesshōmaru no Taishō

El silencio fue lo único que predominó, el youkai leyó esa carta por segunda vez pero la segunda vez la leyó en voz alta sin importante el asombro que les causaba esas noticias, mayor fue la sorpresa de todos cuando el pequeño demonio entregó una carta similar a Naraku, que decía:

~Papá, mamá, no se preocupen por mí.

Regresaré al final de la tercera luna nueva², para presentarles a mi esposo y a sus «nietos».

Den por terminado mi compromiso con Miroku.

Con amor, su hija que siempre los tendrá presente en sus pensamientos.

Rin no Taishō.

—¡¿Qué?! —Fue la única pregunta abrupta que hizo Kagura antes de arrancar de forma intempestiva la carta de las manos de su padre, Naraku no se contuvo y ordenó:

—¡Compórtate! —Esta vez Naraku miró a un desconcertado Inu y comentó en voz baja—: Tú hijo tiene mucho qué explicar a su regreso, al igual que mi hija.

Inu extendió su mano hacia su viejo amigo para susurrar:

—Tienes toda la razón —regresó su mirada a los demonios presente—, La unión entre nuestros hijos se cancela, como la comida está servida disfruten de la cena.

Los demonios no hicieron comentarios al respeto porque ninguno de ellos se explicaba lo sucedido, pero el protocolo de los demonios demandaba que no se podía hacer un desaire a los anfitriones.

—Sesshōmaru con una pareja humana y cachorros híbridos… —Inuyasha susurró ganándose una mirada desaprobatoria de su padre, antes que este le llamará la atención se escabulló entre los invitados porque tenía cierta humana que visitar— quién lo hubiera dicho.

Inuyasha no era el único que estaba desconcertado. Inu no Taisho e Irasue estaban sin palabras, nunca ni en sus más remotos sueños se imaginarian a su hijo con una humana, eso era inverosímil para ellos.

La concubina oficial de Inu (Izayoi) se mantuvo a una distancia prudencial pero también estaba intrigada. ¿Cómo era posible que Sesshōmaru escogiera a una humana por compañera? ¿Aceptaría tener cachorros híbridos? Las preguntas sin respuestas ya la tenian mareada.

Irasue no se privó y mostró una sonrisa burlona. Su hijo iba tener mucho qué explicar a su regreso, aunque tenía la certeza que él no haría comentario alguno, por otro lado su nuera, por así decirlo, era una mujer interesante.

La había tratado previamente por negocios y la impresión que se llevó fue: una dulce humana con una inocencia innata, inteligente, divertida, pero con un terrible mal carácter cuando cuestionaba su trabajo o le decía algo que no le gustaba, una encantadora parlanchina por naturaleza. No entendía cómo su hijo había caído enamorado de ella, ahí había algo que no cuadraba, su hijo no sabía amar, pero de algo estaba segura, una vez pasada la época de apareamiento de su especie, la humana no se la iba poner fácil. Rin era tan encantadora como caprichosa.

La había visto trabajar con demonios, y en sus largas reuniones ella no se dejaba intimidar, si en algo destacaba era en su especialidad. Ella era muy buena con las asesorías financieras, poco a poco, se había hecho de un nombre, su empresa era una de las más grandes e importante de Japón.

Naraku una vez superado su sorpresa, tuvo un mal momento al tratar de contener a la imprudente de su hija, no entendía el porqué sentía aquel odio injustificado hacia Rin, esperaba que el youkai supere su repudio por los humanos y haga feliz a su hija, de lo contrario iba tener serios problemas con él.

—Entonces somos… ¿consuegros? —Inu cuestionó con burla al tener cerca a Naraku, luego que este se librarse de su hija, Kagura se había retirado furiosa de aquel salón.

—La sola idea de pensar en tu hijo como yerno... —Naraku hizo una rara mueca— me da escalofrío.

Los demonios se miraron entre sí para compartir una sonrisa burlona, optaron por no hacer comentarios y disfrutar de los alimentos servidos.

Dejarían para después las explicaciones que posiblemente de la pareja, ambos sabían que era Rin la que se iba tomar la molestia de explicar cómo se dio era inusual unión.

Fin.


¹Un drider es un engendro proveniente de un «drow» que ha sido repudiado por su diosa. En la sociedad drow existe una gran veneración a la diosa araña «Lolth». Cuando un drow llega a un cierto grado de desarrollo, ya sea como guerrero, mago, etc., es sometido a una prueba especial encomendada por Lolth. Aquellos que no superan la prueba son malditos por la diosa y desterrados de su comunidad.

La maldición los transforma en seres que mantienen la parte superior de drow, pero la parte inferior de su cuerpo es la de una araña gigante, normalmente de 8 patas. Fuente: Wikipedia.

²Significa un tiempo no mayor del año y medio en términos de humanos.


«N/A²» Gracias por sus reviews. Leerlos es grato y un gran incentivo para que siga escribiendo. ^^ Gracias por seguir y agregar esta historia a sus favoritos.

«N/A³» En curso llevo tres escritos de forma paralela: El íncubo. Demonesa y ¡Miau! Una vez que los terminé voy a traer nuevos proyectos, entre ellos una posible secuela de este corto.

Usualmente no hago esto pero ya lo tengo en bosquejo y como en septiembre salgo de vacaciones en mi trabajo la voy a ir puliendo, diganme por favor qué les parece los siguientes avances:

¿Qué pretendes hacer? —gruñó con desdén y aunque no lo reconociera con algo de desconcierto de lo que ella iba hacer.

Me importa muy poco con quién te revuelques… —comentó con reproche. Ella sabía que el demonio no había accedido a los encantos de aquella hermosa demonesa, no era la época de apareamiento, él no estaba en celo, el trasfondo de todo esto es que a él no le provocaba aunque lo quería intentar y borrar el aroma de ella que estaba impreso en su piel— No aceptó concubinas ni amantes de turno, si tanto odias tenerte como compañera... —De las iras que experimentaba las lágrimas nubló sus ojos— ¡Repudiame! Usas tus malditas garras para borrar tu marca.

¿Por qué te enojas? —Ino cuestionó sin entender su reacción— Eras tú interesado en aquella empresa. La propuesta me parece viable.

Lo que pide Ginji no es absurdo… —agregó Irasue en un tono burlón, y añadió—: Cede a tu compañera humana y… ¡Cachorro malcriado no me dejes hablando sola!

¿Qué es esto? —Su asombro era latente al ver aquellas latas de durazno en conserva.

Toma y no preguntes… —respondió en un tono frío.

Él estaba fastidiado de haber experimentado por tercera vez esos extraños antojos de su compañera, recordaba con fastidio como cambió su trayecto para ingresar a un supermercado donde había ese tipo de conservas.

Rin no quería reírse, sabía que no debía pero no todos los días tenía la oportunidad de ver a su esposo en su verdadera forma demoníaca.

Te ves horrible… —rompió a reír mientras sacaba su móvil— todo tu sexapeal se esfumo… —Y para malestar del demonio le empezó a tomar fotos— ahora que te ves como un perro mojado y uno muy feo.

Un fuerte gruñido fue la única respuesta que obtuvo de su parte.

¿Hay una sola cama? —preguntó con genuino asombro— ¿Por qué?

El demonio la miró como si hubiese dicho una completa estupidez, era obvio que le iban asignar una sola habitación ya que ambos antes la sociedad japonesa eran esposos y ante el Consejo de Demonios eran compañeros legalmente reconocidos.

Ella no quería dormir con él, porque su cuerpo parecía tener vida propia cuando estaba cerca de él.

Maldito seas… perro tenías que ser… —Aome rompió en llanto— Te odio Inuyasha.

Espera… —Rin susurró intentando calmarla— debe haber una explicación para lo que viste.

¡Suéltame!... —Aome estaba herida que sin pensarlo se viró abruptamente haciendo que Rin perdiera el equilibrio y tropezará con el barandal de las escaleras.

Eres un hombre inteligente, interesante… —Ella no quería incentivar su ego, pero sentía la necesidad de ser honesta con su antiguo compañero de preparatoria— cualquier mujer sería muy afortunada de estar a tu lado.

El pelirrojo se sonrojó violentamente, íba agradecer el cumplico cuando se quedó estático en su lugar al ver no lejos de la joven pelinegra, aquel hombre fulminarlo con la mirada. Su expresión parecía tener una amenaza silenciosa de dolor y muerte.

Irasue estaba disfrutando de ver aquellas escenas, siglos y siglos, de convivencia con su hijo y él nunca perdía la calma, pero en menos de una hora hora había visto: sorpresa, curiosidad, enojo, celos, esto último fue una completa sorpresa para ella, era divertido para ella ver cómo su hijo no sabía de qué manera alejar a todos esos humanos, de su compañera.

Acostúmbrate… —susurró con burla— Rin siempre a sido popular con el género masculino. —Ella debía aclarar que no era porque conqueteara de forma descarada, Rin siempre ponía en práctica su amabilidad con una suave sonrisa que enamoraba para atraer a más clientes, no estaba interesada en conocer hombres sino hacer negocios.

Antes de asistir a una fiesta o reunión social, siempre revisaba minuciosamente quién iba estar presente, para llevar sus tarjetas de presentación e iniciar una casual conversación sobre cualquier índole que le interese al futuro cliente, y ella sutilmente iba comentando los servicios que daba su empresa.

...

La posible secuela será: Convivencia. Este escrito va mostrar cómo se desarrolla el lazo entre Sesshōmaru y Rin. Aclaró: Kagura no es mi antagonista, de hecho ella me gusta mucho y en la secuela se va explicar el porqué aceptó el trato con el youkai.

Si desean ver algo en particular en la secuela, sus ideas y/o comentarios son bien recibidos.

Por el momento es todo. Saludos desde Ecuador y no se olviden de comentar. ^^ Gracias.