«DDR» Inuyasha©Rumiko Takahashi.┃OC©Mia Liebheart.
«Advertencia» Lenguaje soez. Violencia. Lemon. (Leve).
Las observaciones se aplica a este y a los siguientes capítulos.
El destino es el que baraja las cartas pero nosotros somos los que jugamos.
~William Shakespeare.
CP#1. Perfidia.
—Esto es… inconcebible —cuestionó mascando cada palabra con desdén—, ¿por qué ese híbrido va heredar nuestra empresa? ¡Mi empresa! —exclamó con enojo.
—Sesshōmaru —recalcó su padre con malestar mientras se tocaba con sus largos dedos su sien. La migraña era inminente, y más por tener que explicar, un tema que lo había repetido hasta el cansancio—, no eres el único dueño de la empresa, tu hermano ha demostrado… ¿Adónde vas? —preguntó con sorpresa, al ver a su estoico hijo lanzar los papeles que hace pocos minutos le habían dado, al piso.
Sesshōmaru se puso de pie de una manera abrupta, y salió de la amplia oficina completamente indignado por la noticia que su padre le había dado, aún estando de espaldas y sin mirar a su padre, no se privó de decir en un tono bajo, que apenas un humano le podría escuchar:
—No tengo nada que hacer aquí padre… —susurró sin dejar que el enojo que sentía, se filtre en sus expresiones faciales, pero no dudó en recalcar—: Cuando Inuyasha arruine todo por lo que he trabajado ¡llámame! —puntualizó con saña—, tal vez esté disponible para arreglar ese desastre.
Todo había quedado dicho entre padre e hijo, pero Inu no Taishō no pudo evitar suspirar con amargura, sabía que su hijo mayor no se iba quedar tranquilo, hasta que obtuviera la presidencia de las empresas familiares, que ahora estaba en manos de su hijo menor.
¿Qué iba hacer?... No tenía ni la menor idea, pero sabía que serían días tensos para él y su familia.
En otro lugar de la ciudad de Tokio de forma paralela, una joven de cabellos largos se quedaba completamente perpleja al ver el sobre que tenía entre sus manos.
—¿Qué significa esto Kagura? —preguntó en un tono bajo, casi como un leve susurro.
Nunca había tenido una buena relación con su hermana mayor y no entendía el porqué de sus conflictos, ya que no había una razón en particular, pero desde que ella tuvo uso de razón sus diferencias con Kagura parecían hacerse más fuertes con el tiempo.
—Sabía que tanta perfección era mentira —reveló la joven demonesa sin pizca de remordimiento alguno—, eso de haber sido concebida cuando nuestros padres eran humanos es una farsa —comentó con desdén—. ¡Patrañas!... Hace mucho tiempo que lo sospechaba, no tenía pruebas para hablar al respecto, pero está vez la situación era diferente.
—¿Qué? —Rin preguntó con cuidado— ¿Por qué me dices todo esto?
La razón de su pregunta, radicaba en que ella era la única humana en medio de una familia de demonios puros, híbridos y sacerdotisas, sin embargo, su condición no la limitaba, porque ella había sido educada para conocer, saber y defenderse incluso de los miembros de su singular familia, sin importar su poder y sus extraordinarias habilidades, obvio, siempre estaba en desventaja.
—¡Kagura! —Una hermosa mujer de cabellos largos exclamó con el ceño fruncido—: ¡¿Qué hiciste?! —cuestionó con asombro, más que malestar.
La joven demonesa se puso mortalmente pálida, porque no esperaba que su madrastra llegue antes de tiempo, y contestó con premura:
—Lo descubrí accidentalmente… ella —señaló con amargura intentando mentir— no es tu hija menos la de mi padre, aquí está su certificado de adopción —gruñó y exclamó en un tono impregnado de reproche—: ¡Rin no es mi hermana! —gritó perdiendo la escasa compostura que tenía.
Sus hermanos como la joven afectada se quedaron callados, Kikyō no sabía cómo explicar lo sucedido, porque no encontraba las palabras para tratar un tema, que había jurado nunca revelar.
Rin secó sus lágrimas, producto de su asombro y decepción, en un tono bajo comentó con cuidado:
—No importa lo que digas... —señaló— ellos son mis padres y ustedes son mis hermanos —miró a Kagura con el semblante serio, aunque por dentro sentía que algo se rompía—, incluso tú... Kagura, eres mi hermana —afirmó con tristeza—, debo irme— Rin estaba aturdida y completamente desconcertada—, tendré la última prueba de mi vestido de novia y faltan varios deta...
—Cierto —La interrumpió de forma abrupta— te casas en tres días. ¡Qué emoción! —Kagura comentó con envidia.
—Suficiente Kagura —Kana decidió intervenir, al entender perfectamente las intenciones de su hermana mientras la tomaba del brazo—, ya le dijiste a Rin lo que querías decir. Es hora de irnos.
—No, aún me falta decir algo más… —reveló Kagura con malicia, Kana se alertó y aunque intentó detener a su hermana, fracasó por completo porque Kagura no dudó en afirmar—: ¿Por qué no le preguntas a tu perfecto novio «Miroku» lo ha estado haciendo todo este tiempo con Sango?, sí, tu mejor amiga —enfatizó con maldad—. Si es que a esa, se le puede llamar amiga después de lo que ha hecho con tu prometido, incluso se han revolcado en tu propia casa — reveló con saña— y en tu cama.
Antes que Rin reaccionara, Byakuya, uno de sus hermanos mayores, no dudó en darle una potente bofetada a Kagura, que la lanzó al piso ante el asombro de todos.
Esa acción de parte de su hermano, tomó de sorpresa a la joven demonesa.
—Fuiste demasiado lejos Kagura —cuestionó—, no tenías por qué revelar eso —comentó con un leve color rojo en sus mejillas, producto de la incomodidad que le producía haber tal revelación— porque le correspondía a Sango y Miroku hablar con Rin, ellos le iban hablar de su relación está noche.
—Es mentira… —susurró Rin con desconcierto.
Kagura a pesar de estar en el piso con la mano en la mejilla lastimada, mostró una sonrisa ladina.
—¿Por qué no le preguntas a tu flamante y perfecto novio? —Kagura sonrió abiertamente en señal de triunfo—, te puedo dar detalle de todo lo que han hecho ese par y más —reveló—, porque ellos no iban hablar contigo —afirmó—. Ellos iban huir juntos, porque se aman y Sango está preñad...
—¡Suficiente! —gritó Kikyō perdiendo la compostura.
—Necesito salir de aquí... —Rin susurró antes de salir de forma abrupta de aquel despacho— No me sigan… Quiero estar sola —miró a su hermano mayor—. Byakuya... —solicitó en un tono bajo— por favor, cancela toda mi agencia.
El dolor era tal que no le permitía seguir hablando, porque las lágrimas ya empezaban a recorrer su rostro.
Verdad o mentira, el daño era irreparable porque Rin salió de la amplia mansión, se subió a su vehículo (Audi R8) y al ponerse en frente del volante presionó el acelerador a todo lo que daba, no era que tenía intenciones de suicidarse, sencillamente ella quería salir de ahí, cuánto tiempo pasó, ni ella mismo lo sabía, en dónde estaba menos, probablemente manejo sin darse cuenta que había llegado a una zona completamente desconocida para ella.
Era tarde y no sabía si debía bajarse a preguntar, el sector al que había llegado no tenía muy buen aspecto; La peor parte, notó la aguja que indicaba que el tanque de gasolina estaba por terminarse, temió bajarse a preguntar por alguna gasolinera, después de todo a medida que avanzaba notaba unas caras extrañas, iba aprovechar el cambio de luz para acelerar, pero no contó que un supuesto indigente se le cruzara por delante y la obligará a frenar, se aterró pensando que lo había atropellado, cuando un hombre de aspecto desagradable bruscamente tocó los vidrios de sus ventanas posteriores y gritó para asustarla:
—¡Bájate del carro!
Rin estaba aterrada porque si la llegaba asaltar, o peor aún, si algo le pasaba a su integridad física, sería culpa de ella, eso ella lo sabía pero no le hizo caso al indigente, su mente era un caos de confusión, porque sabía qué hacer, porque con todo lo sucedido su cuerpo no parecía responder.
Uno de los hombres rompió el vidrio de su ventana lateral, ella se quedó estática en su lugar del temor que experimentó, parecía todo perdido cuando sin que ella se lo esperara, de repente los hombres que la había interceptaron fueron lanzados de forma intempestivas por encima del carro, lo sucedido la dejó completamente perpleja y más cuando escucho una voz ronca.
—Una chica como tú, en un auto como este —señaló lo obvio—, no me sorprende que la quieran atacar —comentó el hombre de un aspecto imponente, de cabellos en un tono gris y largo, que dejo a Rin sin palabras—, ¡sal de aquí! —ordenó sin tino alguno—, a no ser que desees verte expuesta al peligro. .
Sesshōmaru ni siquiera cuestionó lo que había hecho, después de todo para desahogar su enojo siempre se internaba en los barrios bajos de Tokio, ya que por lo general salían malhechores que querían asaltarlo, pero él, un demonio letal aún camuflado como un humano, no tenía problema para eliminarlos de un solo zarpazo, porque a pesar de su falsa apariencia como humano, sus rasgos demoníacos se manifestaban cuando él quería; La satisfacción experimentada era efímera, pero de cierta forma le ayudaba a disipar su frustración y enojo.
Al ver que la joven no contestaba, se atrevió afirmar con seguridad:
—Estás perdida —Rin solo movió la cabeza en un gesto positivo—, si quieres regresar a Tokio debes seguir tres bloques y virar a la izquierda para regresar —comentó con calma—. ¿Te ubicas? —preguntó sin pensar.
Él no ayudaba a humanos, pero sencillamente no quería verla ahí, tenía ganas de seguir matando lacras humanas, como él les llamaba, para desahogar su furia, y está humana lo estaba retrasando.
—No quiero... —comentó al bajar la mirada, mientras presionaba con fuerza el volante— regresar.
Rin, no entendía la razón de haber revelado eso al extraño; Lo siguiente que pasó fue muy rápido, porque cuando ella reaccionó ya estaba en el asiento del copiloto, miró con asombro al extraño que estaba en su lugar, entonces preguntó con rapidez:
—¿Cómo hiciste eso? —Su desconcierto era latente—, ¿Qué eres?
—Sin preguntas —ordenó en un tono brusco—, iré a Osaka —afirmó—. Si quieres puedes venir conmigo, pero deberás mantenerte callada.
—¿Me estás secuestrando? —Rin preguntó aterrada, recién se había dado cuenta que su carro estaba en movimiento, al segundo se arrepintió de haber hecho la pregunta, al ver la ladina sonrisa del supuesto hombre que ni siquiera se molestó en contestar.
Había cosas que él hacía por instinto y nunca las explicaba, menos se las iba comentar a una hembra humana.
Manejo en completo silencio buscando una gasolinera para llenar el tanque y después llegaría a su destino, en el trayecto dejaría a la mujer a su suerte, además no tuvo problema en reconocer que a pesar de su desatino de estar en un lugar que no debía, era de una buena familia y podía desenvolverse sola.
Rin por su lado se quedó completamente desconcertada, el hombre se le hacía familiar, pero no sabía de dónde le conocía, además extraño o no, la había salvado posiblemente de una muerte segura, a la primera oportunidad que se le presentará, iba averiguar sobre él.
De alguna forma que ella no sabía explicar, el extraño no le causaba temor, aunque si le abrumaba ese silencio, así que sin pensar comentó en voz baja:
—Soy Rin —Sesshōmaru la miró, pero no contestó—, ¿cómo se llama? —Rin sonrió con nerviosismo, pero no se dio por vencida cuando comentó sin pensar (de nuevo)—: ¿Por qué va Osaka? ¿Qué hay allá?
—Dije... —puntualizó el supuesto hombre dando por terminado la conversación— sin preguntas.
Rin sonrió con confianza y no se privó en decir:
—Eso va estar algo difícil —afirmó con naturalidad—, no se me da bien quedarme callada —Se mordió los labios en señal de nerviosismo—, me gusta hablar.
Sesshōmaru por un instante le dio una mirada impregnada de reproche, para regresar su mirada al frente y poner atención a la carretera, estaba considerando la posibilidad de usar sus garras envenenadas con ella para hacerla dormir, el problema es que con su apariencia humana le era difícil controlar su veneno, si le inyectaba una dosis alta la podría matar y con seguridad eso le iba traer más de un problema. Maldijo internamente por haberse subido a su carro.
—Soy Sesshōmaru —respondió de forma cortante—, y no me gusta hablar, porque no tengo nada que decir.
Con ese brusco comentario pensó haber dado por terminado conversación, que no le interesaba tener, pero no contó que la joven se animar hablar con más confianza, porque él había revelado su nombre.
—Quienes no les gusta hablar, son por lo general excelentes oyentes, siempre tienen cosas interesantes que decir, aunque ellos no quieran hablar —Sesshōmaru soltó un bufido de fastidio—, me parece conocido pero no sé de dónde… Haré memoria, porque tengo la certeza que lo he visto antes.
El demonio empezaba a maldecir su suerte, ya que de todos los humanos con los que se podía topar, tenía que ser una parlanchina, como le llamó en ese momento. Leves gruñidos empezó a dar, sin darse cuenta de ello.
El demonio se aburría con facilidad de las conversaciones banales que tenían los humanos, sin embargo, la joven tenía una conversación tan versátil que lo distrajo, hasta que se cansó de hablar sola y se quedó dormida, después de todo, había sido un día con muchas emociones intensas, que había experimentado de manera abrupta.
—Por fin… —suspiró con fastidio— pensé que nunca se callaría —comentó en voz baja, mientras estacionaba el carro en una gasolinera que encontró en el camino para llenar el tanque—, en qué mierda estaba pensando cuando me subí a su carro.
Sesshōmaru movió a la mujer que dormitaba en su asiento, y puso su cabeza de un lado a otro y decidió bajarse, nada bueno podía salir de observar a una humana, una raza a la que consideraba como inferior y que él despreciaba abiertamente.
Continuará…