Disclainer: American Vampire no me pertenece


Pocos, muy pocos considerarían a Skinner Sweet un romántico. Un cabrón tal vez, es mas, se atrevía a decir que la mayor parte de la gente a la que había conocido a lo largo de su vida –y de su no vida- le consideraba un hijo de puta sin respeto por nada ni nadie.

Debía admitir que incluso se estaba sorprendiendo a si mismo.

Había visto a esa chiquilla durante días levantarse temprano para currar en tres trabajos temporales distintos para mantenerse a ella y a su compañera de piso y acudir ilusionada a todas esas audiciones en las que acababan dándole papeles basura.

Incluso intentó advertirla, pero finalmente había caído en las zarpas de los vampiros de Hollywood, que, tenia que admitirlo, lo tenían montado.

Para él habría sido tan sencillo como no hacer nada, simplemente dejarla en el hospital y que la madre naturaleza siguiera su curso, al fin y al cabo nadie habría movido un dedo por él.

Pero finalmente había acabado escurriéndose dentro de la morgue y convirtiéndola en lo que era él. Solo habían hecho falta unas gotitas de su sangre.

Seguramente lo negaría si le preguntaran, pero aquella chiquilla le recordaba demasiado parecida a su nena y desde luego no había contado con la posibilidad de ser rechazado.