Disclaimer: Los personajes del Smash Brothers utilizados en esta historia no son míos, si no de la compañía Nintendo y/o sus respectivos creadores. No obtengo ningún beneficio lucrativo con esto, mi único propósito es el de entretener. Lo único que es mío es la trama.
ADVERTENCIA: Esta historia está escrita en Universo Alterno (personajes usados en un ambiente o contexto diferente al usual); contiene spoilers (revelación de una parte que tal vez no conozcan, acerca de algo o alguien).
Cualquier otra advertencia la colocaré conforme siga la historia.
Aclaraciones al final.
...
.~Un Nuevo Comienzo~.
CAPITULO I
Llegada
por Zeldi-chan de hyuuga
Este era su quinto intento por tomar una pequeña siesta, pero al parecer el incesante movimiento del autobús lo había echado a perder ¿Era demasiado pedir unas pocas horas de sueño? Al parecer sí. Realmente estaba agotada; haberse levantado a las seis de la mañana en fin de semana… no era nada lindo, ni siquiera para ella que estaba acostumbrada a dormir muy poco.
Pese que no era la persona que podía decir que le encantaba viajar, ahí estaba; entre todos los jóvenes estudiantes, camino a lo que sería un gran descanso de todo el estrés del Instituto. En cierta manera, todo aquel alboroto dentro del autobús lograba sacarle una sonrisa. No faltaban las palabras altisonantes que sus compañeros utilizaban entre ellos, y uno que otro bocadillo que salía disparado por los aires. Cuchicheos, estruendosas risas, ronquidos y pláticas amigables era lo de sobra en ese autobús.
Desbloqueo su móvil y pausó la tranquila melodía de piano que estaba escuchando (por algo se había puesto a escuchar música), para poder mirar a través del gran ventanal del autobús. Tuvo que entrecerrar la mirada y contener la emoción cuando vio todo aquel paraje cubierto por aquel regalo blanco proveniente de los cielos, esparcido por todo el lugar. Todo afuera lucía tan tranquilo. Inconscientemente su rostro formo un gesto parecido al de una sonrisa. El paisaje invernal era sumamente hermoso. Nieve blanca por todos lados.
Fue inevitable que su mente divagara por un rato.
Entre toda la nieve, entre todas aquella zona montañosa, pudo visualizar una pequeña niña de escasos cuatro años, jugando entre todo aquel panorama invernal junto a otro niño pequeño, visualmente mayor que la otra niña. Dos personas adultas aparecieron detrás de los niños, y estos los observaban con una gran sonrisa. A juzgar por la mirada, esas dos personas adultas podrían ser los padres de esos niños. La pequeña niña jugaba con bolas de nieve, esforzándose por tomar una con sus pequeñas manos y lanzársela al otro niño, pero todos sus intentos por darle fueron fallidos. Aún así, la pequeña seguía con una sonrisa en su rostro.
Instantáneamente, las dos personas mayores se fueron haciendo difusas, borrosas, transformándose solo en sombras oscuras, hasta formar más que solo un recuerdo. Los niños estaban asustados, y comenzaron la búsqueda de sus padres. La desesperación era visible en los pequeños ojos de los menores.
Entonces sus pensamientos la trajeron nuevamente a la realidad. Cerró sus ojos con fuerza, para evitar que aquellas gotas saladas resbalaran de sus ojos. Año tras año, ese amargo pensamiento azotaba su mente y más en la época de invierno, cuando ya faltaba tan poco para la Navidad.
Navidad…
—Todo estará bien — Una mano se posó en el hombro de la pequeña joven de diecisiete años, haciendo que esta limpiara el rastro de las escurridizas gotas que brotaron de sus ojos. El sabía la razón de aquellas lágrimas, podía percibir su dolor con solo observar aquellos ojos, que habían perdido su luz por un instante.
—Si… estoy bien— aseguró la joven, procurando brindar una sonrisa a su amigo de cabello azulino—. No te preocupes.
Entonces ambos sabían que no era conveniente tocar ese tema. Después de todo eran unas vacaciones. Además… vino a estas pequeño viaje para olvidar— o si quiera tratar— todo eso que seguía guardado en su mente… ¿No es así?
—¿Cuánto falta para llegar? — inquirió la joven, retirando los audífonos de sus oídos y enrollándolos en su móvil. Tanto tiempo sentada no era bueno para su parte posterior.
—No mucho— respondió su colega de cabello azul. Se alzó la manga del suéter y miró su reloj—. Quizás unos quince minutos más
—Menos mal, mi espalda me está matando—, bueno, no precisamente la espalda… si ustedes entienden.
—Ya podrás descansar cuando lleguemos a la residencia de los Toadstool— aseguró acomodándose sus lentes, desde hace poco comenzó a utilizarlos solo para leer —. Me han dicho que es una residencia enorme.
—Me imagino.
Bueno, era de esperarse. Mushroom Company es una de las más grandes y exitosas empresas alrededor del mundo. La única heredera de los empresarios era Peach Toadstool, la persona que los había invitado a estas pequeñas vacaciones, en una de sus residencias cerca de las montañas. Normalmente, los hijos de grandes empresarios eran unos hipócritas, vanidosos, y con el ego por las nubes, pero este no era el caso de Peach. Ella era una mujer muy noble y amigable, además una de las más hermosas de su instituto. Si era sincera, a veces la llegaba a envidiar, en el buen sentido claro. Ella era muy segura de sí misma, sin mencionar lo carismática y alegre que podía llegar a ser. En un chasquear de dedos, podría tener a cualquiera hombre a sus pies.
Sabía que ella misma nunca podría poseer nada de eso.
No digas esas cosas… debes agradecer a las Diosas por tus cualidades propias.
—Ya lo sé— susurró con fastidio a esa pequeña vocecita presente en su cabeza. Como si nunca se hubiera mencionado esas palabras antes, aparte del psicólogo.
—¿Dijiste algo?
—¿Ah? ¡No, no! Para nada— sonrió torpemente —. Oye ¿En dónde está…? — La castaña no pudo terminar su oración. El de cabello azulado se había inclinado hacia atrás, dejando ver a la persona por la que iba a preguntar. Un joven pequeño, de pelo castaño, dormido plácidamente en su asiento, con un antifaz para dormir puesto y una consola de videojuegos portátil en mano. Tenía dieciséis años, próximamente diecisiete, pero poseía una cara de facciones casi angelicales, que lo hacía aparentar de menor edad. La joven no pudo evitar sonreír, se veía tierno, pero a la vez tan gracioso.
—Se durmió poco después de empezar el viaje— aclaró, igualmente divertido por la escena. Un poco más y estaría babeando. En eso, este se inclinó hacia adelante, asomándose por el gran ventanal—. Es muy hermoso… ¿No lo crees? — dijo con melancolía, observando el paisaje que sus perlas azules le mostraban.
—Ya lo creo— la joven igualmente volvió su mirada por la ventana—. Nunca he visto un lugar tan nevado como este, ni si quiera en la cuidad de Hyrule.
—Tampoco en Altea— manifiesta, con el paisaje reflejándose en sus lentes de lectura. Entonces, su rostro tomó uno de sorpresa—. Creo que ya llegamos.
Al parecer todos habían escuchado el comentario de Marth, dirigiendo automáticamente las miradas hacia afuera. Todos miraban extasiados la escena. La cabaña parecía una enorme mansión, solo que esta estaba hecha de madera. Al parecer Marth no mentía, vaya que la residencia era grande.
El gran autobús se detuvo frente a la mansión. Al momento de detenerse, Pit se despertó sobresaltado, susurrando algo como "yo no fui." Sus compañeros de asiento ahogaron una risa.
Muchos ya se habían levantado de sus asientos, con el único fin de dejar el autobús en el que habían viajado por horas. Se morían por salir a la blanquecina atmósfera y estirar un poco los entumidos pies— y traseros—. No obstante, una joven de cabellera rubia y enormes ojos azules se levantó primero de su asiento, deteniendo a los que estaba a punto abandonar el autobús y diciéndoles que regresaran a sus lugares
—¡Escuchen linduras!— exclamó una joven rubia, sin dejar de usar aquel tono chillante de voz—. Antes de dejar el autobús, revisen que no dejen ninguna pertenencia, ya que no me hago responsable de extravío, terroncitos— aclaró mirando a cada uno con una dulce pero penetrante mirada de azul profundo—. Cómo sea, la llave de su habitación se les brindara adentro de la cabaña preciosuras. Su equipaje de igual manera estará adentro ¿Alguna duda corazones? — Sí, a veces solía ser algo melosa al hablar. Al ver que nadie decía nada, continuó—. Bien, ¡Los veo adentro pastelitos! Fíjense en donde pisan.
Después del anuncio, todos comenzaron a levantarse de sus asientos, bajando el equipaje de mano de los gabinetes de la parte superior del autobús. Mientras tanto, Pit estiró lo miembros inferiores y superiores tal cual felino perezoso recién levantándose.
—Santa Palutena ¿Cuánto tiempo me dormí? — preguntó quitándose su antifaz y tallándose sus grandes ojos azules.
—Cuatro horas, aproximadamente— respondió Marth, guardando los libros que venía leyendo en su mochila.
—¡Nah! Pensé que había sido más tiempo— exclamó muy despreocupado, soltando un bostezo enorme y volviéndose a estirar—. Aun tengo sueño
—Tú siempre tienes sueño, pequeño Pit— corrigió Zelda, con tono maternal, haciendo que Marth murmurara una risa y que Pit sonriera avergonzado.
El trío se levantó de sus lugares, recogiendo su equipaje de mano, cerciorándose igualmente de no olvidar nada. Empujones, jaloneos y golpes accidentales se abrieron paso al ir bajando poco a poco del gran autobús. Ya afuera, una brisa helada chocó contra todos ellos, sintiendo como se les helaban los huesos a cada uno. El caminar entre toda la nieve era difícil para todos los estudiantes, a la mayoría les llegaba la nieve hasta la rodilla. Diez minutos fue lo que tardaron en subir una no muy alta colina. Sin embargo, esos diez minutos se les hicieron eternos a todos.
Si la cabaña se veía enorme de lejos, estar frente a ella la hacía ver todavía más imponente de lo que ya era. Pit fue el primero del trío de amigos, y de todos los demás, en llegar a la puerta de la cabaña. Al parecer se encontraba muy entusiasmado. Conforme iban llegando, iban entrando a la cabaña, pero Pit permanecía afuera, esperando a sus dos amigos, que para su mala suerte eran los últimos.
—¡Dense prisa! Que me muero de frío— exclamó el pequeño castaño, mientras veía a sus amigos ir subiendo las escaleras, casi llegando hasta donde estaba él.
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¿Qué les pareció? Este era el nuevo proyecto que había mencionado tiempo atrás. En realidad, esta fue una tarea del colegio, agradézcanle a mi maestra de Computación. Obviamente no utilice estos personajes, si no otros, y pensé que no podía desperdiciar semejante esfuerzo para una simple tarea, así que decidí subirlo y pues… ¡Aquí lo tienen!
Tranquilos, esto solo fue un tipo de introducción, y será un fic largo.
Respecto a la historia, habrá ciertas sorpresas… ya conocen la pareja principal, pero no me limitaré a una sola jijiji… con el tiempo se darán cuenta a quién emparejaré. La historia será "Amor lento", pero les traeré una que otra escena romántica por ahí.
¡Todos los reviews de cualquier tipo son bienvenidos! nwn
Zeldi-chan de hyuuga.
Martes 16 de Julio del 2013

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