No tengo ningún derecho sobre los personajes y el universo de Mass Effect. El único propósito de este Fic es el de entretener.
Jack
Liberación
Ahí estaba yo, apuntándole a la cabeza con mi arma, lista para esparcir su cerebro por el piso con solo jalar el gatillo. Finalmente, años de sufrimiento y pesadillas terminarían con un último acto de odio. Aquellos recuerdos llenos de dolor que alimentaron y motivaron la furia que vivía en mí, acabarían con un solo disparo. Sería libre de ese tormento.
¡Maldita sea! ¡Coño, no puedo matar al desgraciado! ¡Ellos me torturaron! ¡Experimentaron conmigo! ¡Me convirtieron en un maldito monstruo!... ¡Y este imbécil desea continuar su trabajo! ¡No! ¡Merece morir! Como todos aquellos que sucumbieron el día de mi escape.
–Mátalo –dijo de repente Shepard; su voz fría y calmada sacudió mi cabeza. Todo mi furor desapareció con sus palabras.
– ¿Qué? –musité al volverme hacia ella.
–Dispárele –insistió en su orden fría, pero con mayor fuerza.
La miré primero a ella, y luego mis ojos saltaron a Zaeed que permanecía impasible bajo el umbral de la puerta.
¿Qué demonios le pasaba? ¿Realmente me lo estaba ordenando?
Se suponía que era yo la que deseaba la venganza.
–Si no lo haces –para mi sorpresa, Shepard sacó su arma y la apuntó hacia mí –, yo te matare a ti.
¡¿Qué diablos?! ¡¿Hablaba en serio?!
Así lo parecía. Permaneció firme, con brazos extendidos y el cañón de su arma en mi dirección. Su mirada… ¡Demonios! ¡Parecía poseída! Sus ojos verdes destellaban con tal intensidad que hubieran intimidado a más terco Krogan. Por primera vez vi la comandante Shepard de la que tanto hablaban, la mujer a la que temían sus enemigos y, otros prefería tenerla de aliada. La impía mujer que se hacía respetar y temer al mismo tiempo.
BANG
Con el sonido del disparo de mi arma, el hombre a mis pies cayó muerto en un charco de su propia sangre. Mi aliento se detuvo con su corazón. ¿Había terminado?
– ¿Terminó? –salió de mis labios la misma pregunta que reinaba en mi cabeza. Mi cuerpo estaba paralizado, aún en la misma posición.
–Sí –respondió Shepard bajando su arman –. La mayoría de los problemas se resuelven con una bala en la cabeza.
Zaeed no opinó al respecto; continuó apartado, como si disfrutara del espectáculo.
¡¿Qué mierda?!
Mi ira volvió a tomar control de mí. Levante mi arma y apunté directo a la frente de Shepard. Era decisión suicida, pero no lo razonaba, y sí tenía suerte, me la llevaría conmigo. Aún así, ella no se inmutó, ni siquiera levantó una ceja.
– ¡¿Estas demente?! –grite con intensidad.
Ella no me respondió de inmediato. Con calma casi sepulcral, guardó su arma. La seguí de cerca con la mirada; cuando finalmente ella habló, lo hizo con tanta ligereza y seguridad, que me dejo helada:
–Tal vez por ello, sigues mis órdenes.
Estaba decidido. Aunque no baje mi arma, no iba a disparar, y ella lo sabía.
Como si nada hubiera sucedido, me dio la espalda y salió de la habitación, dejándome en soledad con el cadáver, símbolo de mis penas y recuerdos.
¿Me había obligado a vengarme o ayudado a liberarme?
De algo estoy segura: tendré cuidado con esta perra.