Disclaimer: Todos los personajes pertenece ROWLING, la trama le pertenece a Camnz.
Bien, esta historia, como dije allí arriba, le pertenece a la autora Camnz y su nombre original es Wrong Life, quien me dio autorización para traducirla, si la quieren leer en ingles, está en mis favoritos. Cuando la leí me gusto mucho y quise traérselas. También es como una especie de disculpa por no actualizar "Albedrio". Sé que he fallado con ese fic y que no tengo excusa, solo que otro proyecto me tiene atrapada totalmente y prefiero esperar y darles un buen resultado a hacerlo sin tener la cabeza en la trama y no hacer un buen trabajo. No se los merecen. Así que mientras salgo de DI, les traigo esta traducción a ver qué les parece…
Gracias.
Betza.
La única cosa que Hermione no había previsto ese día era que iba a morir. Pero se dio cuenta de la verdad ineludible de su destino cuando vio la chimenea cayendo sobre ella en un movimiento aparentemente lento. Era enorme. Para alguien que nunca maldijo, era irónico que sus últimas palabras fueran: "Oh mierda".
Con veintiocho años era demasiado joven para morir, sobre todo después de que la vida hubiese resultado ser muy poco satisfactoria. Era soltera, tenía un trabajo que la mantenía ocupada pero que en realidad no tenía el impacto en el mundo que quiso. Mayormente hacia la administración. Era buena en eso. Todo el mundo la daba por sentado.
Su relación con Ron se esfumó en un suspiro. El hecho de que no tuvieran nada en común sólo los exasperó hasta el cruel golpe final, ella era estéril. Ellos lo intentaron durante unos años hasta que el médico lo confirmó, su vientre era sólo de lujo. Ellos dos se apreciaban, pero su relación nunca había fluido naturalmente. Tomaba una cantidad agotadora de esfuerzo.
Y el hecho de que Hermione fuera estéril acrecentaba el peso de ella. Ya no podía caminar cerca de un bebé sin conseguir un nudo en su garganta. Le dolía ir a ver a Harry y Ginny con el bebé que tenían y con el otro en camino. Tenían una casa llena de vida, en vez de la relación que le esperaba en casa que se centraba en hablar del trabajo de cada uno, Quidditch o el clima. Estaba succionándole su vida. Ambos estuvieron aliviados cuando decidieron tirar la toalla.
Luego estuvo sola por un año o algo así, en un mundo donde todo el mundo estaba unido o certificado. Ella había salido en una cita con un hombre que pasó toda la noche mirando su pecho. Luego, con un hombre cuya ambición en la vida era tener una granja de cabras. Ella más o menos renunció después de eso.
Y ahora estaba muerta. Esto era todo. Su gato la lloraría. Sus padres habían muerto en un accidente de auto unos años atrás, por lo que no tenía más familia. Estaban sus amigos. Ellos irían a su funeral, dirían adioses probablemente sinceros antes de abrazar a sus familias más de cerca. A lo sumo, ella serviría como un ejemplo de cómo la vida era efímera. Estabas aquí un instante, y te ibas al siguiente.
Todo esto lo pensó en el segundo antes de que su mundo se volviera negro. Para siempre.
La oscuridad era tranquila, reconfortante y, bastante oscura. ¿No se suponía que habría una luz blanca o un túnel o algo así?
En lugar de eso ella obtuvo algunos destellos de luz y luego un muro de dolor la golpeó. Podía sentir a alguien dándole una poción y el dolor disminuyó. Tal vez ella estuviera viva. Estaría sorprendida si su propio cuerpo se las arreglaba para sobrevivir a esa chimenea enorme cayéndole encima.
La oscuridad la reclamó de nuevo.
El dolor volvió en algún momento y ella gimió.
—¿Ama? —dijo una pequeña voz—. ¿Cómo se siente?
Ella sabía que la voz pertenecía a un elfo. Un elfo que la llamó ama. Ella no sabía que en San Mungos utilizaran elfos.
Eventualmente Hermione abrió sus ojos en una habitación oscura, de gran tamaño. Una habitación diseñada, demasiado agradable para ser de un hospital. Tal vez ella había sido llevada a algún hospital privado y exclusivo. Era un héroe de guerra, después de todo.
Un elfo estaba de pie junto a su cama mirándola.
—¿Ama? —volvió a preguntar la elfo.
—Por favor no me llames ama. —Hermione dijo.
—¿Le duele su cabeza? —Dijo la elfo—. Usted se golpeó en su cabeza en el baño ayer.
—¿Lo hice? —Hermione dijo sin poder recordarlo. Tal vez ella estuvo consciente durante algún tiempo después del accidente y habló con este elfo.
—Voy a darle un poco de poción para el dolor, Am… —dijo la mujer—. Recibió un buen golpe en la cabeza.
—Necesito ir al baño. — dijo Hermione—. ¿Dónde está mi varita?
—Esta justo allí, Am... —respondió la Elfo y señaló la mesita de noche.
Hermione levantó su varita mágica. Ella tenía un poco de doble visión que no cedía. Trató de mover la cabeza, pero sólo envió ondas de dolor nauseabundo a través suyo.
La varita se sentía rara.
—Esta no es mi varita. —dijo Hermione.
La elfo echó un vistazo más de cerca.
—Sí, lo es. — dijo la elfo mirándola con recelo—. ¿Debo buscar al amo?
Amo, ¿Cuál amo? ¿El médico? Sí, ella necesitaba hablar con un doctor. Todo su cuerpo se sentía raro.
—Sí, por favor busca al amo. — dijo Hermione, y trató de levantarse.
Sus piernas estaban todas temblorosas, pero la necesidad de ir al baño era bastante urgente. Así que ella tropezó todo el camino.
¿Qué en el mundo estaba usando?, se preguntó y ella lo consiguió llegar al baño. Vestía seda verde. ¿Es esto común en el hospital privado, mantener inconscientes a sus pacientes en camisolas de seda verde? Tendría que tener una charla con el médico.
Mientras buscaba un poco de papel higiénico, su brazo chocó con algo suave y le tomó un segundo darse cuenta que era su seno. Su pecho estaba en el camino. Eso es raro. ¿Qué? Miró hacia su camisola y sus pechos eran más grandes y altos de forma no natural. Ellos le habían hecho algo a sus senos. ¿Qué tipo de hospital pervertido perdería tiempo con sus senos?
Ahora ella estaba lívida. Miró a sus brazos y estaba bronceada también. ¿Qué demonios? Se levantó y caminó hacia el espejo para obtener una mejor visión de qué diablos estaba pasando y estuvo sorprendida al ver a otra persona en el espejo.
Debe ser un error, una especie de espejo encantado. Ella se reviso frenéticamente y sintió su rostro, lo cual le llevó a la conclusión inequívoca de que lo que estaba viendo en el espejo coincidía con lo que estaba sintiendo. Ella podía ver sus propios movimientos en el espejo.
Entonces hizo algo de lo que no estuvo muy orgullosa, gritó. Un grito de chica, antes de que la vergüenza la llenara. Ella luchó contra el Señor Oscuro, por el amor de Dios. Estar petrificada por un cambio de apariencia no se merecía un grito en el esquema de las cosas.
Alguien debía haber utilizado alguna poción multijugos en ella. Aunque no podía ver por qué. Si esto era la idea de alguien de una broma, era buena, pero ella no conocía a nadie tan demente.
Pasó unos minutos mirándose en el espejo. La cara parecía un poco familiar, pero no podía ubicarla. Hermosa y el cuerpo sólo podía ser descrito como perfecto. Alto y delgado, con curvas en los lugares correctos.
Llevaba joyas también, lo que era raro porque las joyas no venían con la poción multijugos, alguien debía haberlas puesto. Había un colgante grande de esmeralda, colgaba bastante cerca de su pecho, probablemente para llamar la atención sobre sus senos que solo como que se paraban.
Había anillos también, incluyendo un anillo de bodas. Lo que sea que estuviera pasando, ellos querían que ella pensara que estaba casada. ¿En serio, ellos pensaban que iba a caer en esto?
Ella se quitó todos los anillos con disgusto, el colgante también. Hermione no le gustaban las joyas, solo no se sentía natural tener cosas en sus dedos.
Ella estaba bastante alta y se preguntó qué tan alto podía alcanzar. Sus piernas eran bastante largas también. Delgadas, bien formadas y bronceadas como si hubiera estado de vacaciones durante un par de semanas.
Eventualmente, ella se aburrió con el nuevo cuerpo y decidió que era tiempo de averiguar lo que estaba sucediendo. Caminó de regreso al gran cuarto donde había despertado. Pensándolo bien, esto no se veía en nada como una habitación de hospital. Había un armario enorme, que ella descubrió repleto de ropa. Ropa costosa. No había jeans o camisetas. Nada demasiado cómodo.
Ella tuvo que conformarse con una falda negra y una blusa tono amarillo como el oro. Seda, decidió. Se sentía fresca y untuosa cuando se la colocó. Hermione nunca había tenido nada de ropa de seda. La sensación del material era algo sexy, pero lo descarto de su mente. Tenía cosas mucho más importantes en que pensar, como en qué diablos estaba sucediendo.
Cada par de zapatos tenía tacones. Hermione sólo llevaba tacones para las ocasiones especiales las cuales eran bastante raras en su vida, especialmente desde que rompió con Ron.
El pop leve le hizo girar para ver que la elfo estaba de regreso.
—Amo dice que si usted necesita atención médica, debería enviar un búho por un médico. —dijo la Elfo.
—¿Dónde está el amo? —Preguntó Hermione.
—Él está en la sala del desayuno, ama. —dijo la elfo con una reverencia.
Bien, pensó Hermione, hora de ir a decirle a esta persona lo que estaba pensando. Ella salió de la habitación sólo para ser descubrir que no tenía idea de donde estaba la sala de desayuno. Caminó tentativamente por el pasillo hasta que encontró una escalera. Esta era una casa y estaba amueblada con lujo. La madera era oscura y brillante. Alfombras gruesas. Una araña enorme se cernía sobre la caja de la escalera.
Tuvo que intentar con algunas de las habitaciones de afuera hasta que finalmente fue lo suficientemente lejos para poder oler la comida. La comida le hizo sentir náuseas y le recordó el horrible dolor de cabeza que tenía. Ella lo ignoró y caminó hacia la habitación. Cada paso hizo temblar a su cabeza.
Ella entró por la puerta, lista para atacar a quien sea y lo que estuviera pasando. Pero lo que vio cuando pasó a través de la puerta le hizo detenerse. Inequívocamente, Draco Malfoy estaba sentado en la mesa leyendo el periódico.
—¿Malfoy? —Le preguntó ella. Su mente zumbando con pensamientos, ninguno de los cuales tenía sentido.
—Astoria —dijo fríamente, sin levantar la vista.
Astoria, ella repitió en su mente. Después se desmayó.
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