Disclaimer: Los personajes de este fanfic son propiedad de Akira Toriyama y no son utilizados con fines de lucro.
Continuación de un fic que data del 2007. En la primera parte vimos a Goku teletransportandose de una punta a la otra para llevar a Bulma a una cita. Promesa que debió cumplirle al Supremo Kaioh Samma. Esta vez el viejo regresa, exigiendo que la otra promesa sea también cumplida, una foto de la científica.
Otra promesa, esta vez una foto
Capitulo 1: La segunda promesa.
Flashback
Una polémica conversación se había desatado. Una encrucijada se le presentaba a los guerreros Z. Realmente para ellos no tenía ninguna importancia, no generaba ningún problema o malestar cósmico el uso desmedido de las Esferas del Dragón. Lo cierto era que al Supremo Kaioh Samma le resultaba una atrocidad. Aquella divina creación Nameku solo debía ser utilizado por ese pacifico planeta, los humanos no debían utilizar sus poderes divinos para complacer pedidos insulsos: las bragas de Bulma, un novio atractivo, revivir consecutivamente el mismo grupo de personas o resucitar todos los árboles de un bosque deforestado…
-Desde la antigüedad se hizo un pacto- Clamó el anciano de piel violácea empuñando con fuerza su mano derecha –El cual decía que solo ellos podían usar esa oportunidad ¡Y tengo toda la razón! Por que hasta ahora ninguno de ellos a utilizado algo de otro mundo para salvarse ¿Por qué vamos a hacerlo nosotros?- Dende observó a Shin, ligeramente incomodado por el reproche de su superior. El otro estaba estático, observando con la boca abierta sin poder procesar palabra. Sabía que en sus palabras había mucha razón, sin embargo no usar las esferas en aquel momento incluso sonaba descabellado.
Goku se acerco por un lado sonriendo y con los ojos cerrados, empezando un juego con sus dedos índices. –Supremo, no tienes que ser tan duro con nosotros.– Pidió en un tono jovial. Rou Kaioh solo abrió un ojo y miro al joven rubio que se le acercaba, aún tenía la boca fruncida, totalmente indignado por el abuso de las dichosas esferas. Rápidamente Goku se posicionó junto a la puntiaguda oreja del Supremo y ocultó su conversación detrás del dorso de su mano. –Si todo marcha a la perfección te prometo regalarte una fotografía de esa chica bonita que te conté, será toda tuya. Así la verás en el momento que tú quieras. – Increíblemente el Saiya estaba aplicando todo el conocimiento de mañosilerías que había recolectado del depravado Maestro Roshi.
Lamentablemente no era una situación de mutuo acuerdo y el Saiya no estaba sosteniendo esa conversación en voz baja. Quizás creyó que el dorso de su mano sería escudo suficiente de los oídos del resto, sin embargo Vegeta los miraba por el rabillo del ojo y había algo en esa conversación que le daba mala espina. Por su parte Rou Kaioh dejó de lado su resentimiento y abrió los ojos con ansias, su semblante fruncido se cambió por uno esperanzado gracias a las promesas de aquel ingenuo personaje. –¿Vas a regalarme esa fotografía?-
-¡Que tal! ¿Verdad que la quieres? – Hostigó al anciano señalando su rostro incrementando sus ansias. Inmediatamente el viejo se babeó empezando a fraguar en su mente pervertida aquella bendita fotografía. "Oh si" se le oyó al vejete en un tono casi erótico. –Bueno no es tan joven.- Agregó Goku, y el otro se mordió los labios, deseoso. –Pero sigue siendo una chica muy atractiva. – Eso fue todo para que se plantaran las dudas en el cerebro desconfiado del Príncipe.
Vegeta gruñó silenciosamente y apretó la mandíbula. Frunció su ceño y sus labios al mismo tiempo.
-Pero esa mujer ya fue asesinada por Majin Boo ¿No es verdad?- Cuestionó con recelo.
-¡Por eso te estoy diciendo que la reviviremos con las Esferas del Dragón!- El "Plan Maestro" de Goku estaba comenzando a tomar forma, toda aquella persuasión solo era para que el mañoso de Kaioh se pusiera de su lado y permitiera el uso de las Esferas. Goku ejerció presión sobre sus puños y se dirigió a él eufórico.
"Mmmm", se oyó con duda salir de la garganta del Príncipe ¿Intervenir sería adecuado? O ¿Estaría equivocado? –Oye… Kakarotto. – Llamó reacio. Deshizo el cruce de sus brazos y plantó sus puños en la cadera. Inocentemente Goku se giró con un aún más inocente "¿Si?". ¿Es que acaso no notaba el detalle? –Espero que esa mujer con la que estás hablando con tanta exaltación no sea Bulma. –
La expresión en el rostro del más joven era una respuesta en sí. Con menos disimulo del que sería posible Goku apretó los dientes y emitió un rechinido interno. Sus celestes ojos se agigantaron, hubiese sido lo mismo que escribirse en el rostro "Ups, me atrapaste" pero Goku era más expresivo.
-¡AHHHH! ¡Estabas hablando de ella! – Gritó el Saiya apretando los puños. - ¿¡Cómo te atreves a ofrecer esposas de otros! ¡Si te atreves a hacer eso te haré pedazos! – El aludido solo pronunciaba monosílabos in entendibles ocultandose detrás de sus impenetrables palmas… -¿¡Por que no le ofreces una fotografía de tu esposa!- Finalizó volteándose, incluso sostener esa conversación para él era inadmisible.
El atrevido Saiya suplicó con sus manos, sabía bien que no debía hacer ese tipo de compromisos pero no creyó que fuera tan mal trato. –No Vegeta, recuerda que Milk no es muy bonita que digamos… -Dijo intentando tranquilizar al enfurecido hombre. – Además es capaz de matarme… -
Fin del Flashback.
-Goku…Goku, se que estás ahí. –
Aún se oía en el aire la añeja voz del ser Supremo. A pesar de ello en la pobre mente del joven Saiyajin abandonado en la Tierra solo se oía una frase: "Aún me debes una foto"; repitiéndose simultáneamente como un disco rayado, "Aún me debes una foto", una y otra vez. Ensimismado como estaba recordó cada acontecimiento del día anterior. La pelea entre Bulma y Vegeta, el primer viaje al planeta Supremo, la visita del Príncipe a su hogar, la huída de Videl, Gohan y Milk. La llegada de Trunks, quien extrañaba a su madre para luego resolver al ser teletransportado que… quizás no la extrañaba tanto. El papel tapiz roído por la energía calórica que ejercía el molesto esposo. Todavía recordaba ese certero puñetazo en el estomago que lo desmayó, para luego despertar y que un guerrero del otro mundo se presente con una mano quebrada. Bulma medio desnuda y el desenlace de su embarazo.
-Debí haberle ofrecido una fotografía de Milk. – Se dijo con el ceño entristecido.
-Pero prometiste una de Bulma. – Retrucó el anciano desde otro planeta.
Goku no contestó, luego de tanto trajín creyó que lo mejor sería ignorar esa voz. Su labio se rió nervioso y simplemente se adentró a su modesto hogar. Se sentó junto a los demás en la mesa e hizo de cuenta que nada ocurría. Quizás si lo ignoraba lo suficiente… eventualmente se cansaría y lo dejaría en paz. ¿Estaba dispuesto a pasar por todos esos problemas una vez más? Definitivamente NO.
-Goku… ¡Goku!- Exclamó Kaioh sin respuesta. – Goku… - Dijo nuevamente. ¿Quién sería más terco? –Gokuhu – Llamó prácticamente cantando, si él creía que agotaría su paciencia se había equivocado.
Ciertamente aquel, también llamado Kakarotto se equivocaba si creía que Rou Kaioh Shin era el Dios correcto para engañar. Desde un principio el trato era una cita con una mujer bella a cambio de la liberación de los poderes ocultos de Gohan. Cita que no debió haber arreglado con la mujer de justamente tan "comprensivo" Saiyajin ¿Qué acaso era estúpido? En segundo lugar, a cambio del uso injustificado de las Esferas del Dragón también había prometido una fotografía de aquella exquisita mujer. Ah… Goku tenía apego por los problemas.
Luego de haberse desecho de la enorme esfera de energía, que Vegeta, les arrojó a él y a los guerreros del otro mundo para después marcharse en un santiamén, el antiguo Dios se sentó maltrecho a pensar en los acontecimientos del día. Goku prácticamente lo había timado, ese día había sido todo menos placentero… como se supone debe ser una cita. Su planeta estaba maltrecho, aquella esfera se había paseado por cada rincón destruyendo y derrapando la vegetación. Entre varios guerreros pudieron contener su fuerza para terminar enviándola a uno de los soles, pero Rou estaba transitando por un estado de cólera difícil de pasar por alto.
Aquel muchacho Saiyajin era demasiado estúpido, atolondrado y excesivamente inocente. Y él, claro estaba… era Dios, se suponía debía ser benévolo, debía ser justo y hacerse respetar. Y estaba dispuesto a hacerlo, Goku necesitaba una lección.
-Goku. –Dijo en seco. –Goku. – Dijo de nuevo y para el Saiya parecía un taladro. –Goku, Goku, Goku, Goku. –Pronunció rápidamente, si seguía así iba a volverlo loco. Sin embargo el otro mantenía su postura, silencioso y distante. Como si no escuchara nada. De modo que Rou Kaioh eligió una mejor forma, aún más fastidiosa.
Mientras él servía en su taza agua hirviendo para disfrutar de un sano té, escuchaba un violento "¡Gokuuuuuu!" haciéndolo derramar el agua sobre su ropa. Mientras masticaba, dejándolo azul por atragantarse con la comida. ¡Durante el sexo incluso! Y vaya que eso era poco estimulante y vergonzoso.
Había pasado una semana completa, y al parecer Rou no desistiría. Ya el pobre muchacho arrastraba los pies, el viejo no le permitía ni siquiera dormir. Las marcadas ojeras en los ojos de Goku eran evidentes, su cara de somnolencia nunca antes vista hacía que fuese difícil incluso entrenar. En los momentos de mayor concentración era interrumpido por el Dios, haciéndolo perder el hilo de la pelea y Goten lograba golpearlo, lo cual era sumamente extraño.
Llegada la noche el Saiya estaba al borde del llanto y aquel otro sujeto en ese distante planeta continuaba "Goku, Goku, Goku, Goku, Goku" sin cesar, incansable. Tuvo que levantarse de la cama matrimonial y salir al amplio bosque arrastrándose.
-¡Esta bien! – Gritó apretando los puños. –Te conseguiré esa fotografía que te prometí. – Dijo derrotado.
-¿Eh? – Dudo el anciano saliendo de su transe de constante pronunciación. - ¿Qué dijiste? –
El otro suspiró, no podía seguir resistiendo la tortura, debía cumplir su palabra o aquel viejo no desistiría. Lo perseguiría por el final de sus días debido a su gran e inoportuna bocota.
-Te la daré, dame un par de días y te prometo que te la daré. –
-¡Sabía que eras un buen muchacho! – Exclamó satisfecho. – De acuerdo, tomate el tiempo que necesites, mientras sea una foto de Bulma tal y como prometiste no habrá problema. – Y vaya que estaba satisfecho.
El Saiyajin de clase baja no tenía la más minima idea de cómo sería capaz de tomar una fotografía de Bulma pero tenía que hacerlo. Esforzó al máximo su memoria, Milk tenía fotos de la familia regadas por toda la casa, sin embargo no tenía ninguna de Bulma o el resto de sus amigos, si mal no recordaba tal vez habrían algunas muy viejas en el ático, empolvadas y corroídas por el tiempo pero debía asegurarse…
-No otra vez… - Se dijo a sí mismo lamentándose y regresando a paso pesado a su pequeño hogar.
Luego del feliz descubrimiento del Supremo Kaioh, Vegeta y Bulma se retiraron de la montaña Paoz en silencio. Ambos ensimismados en sus propios pensamientos. Bulma estaba embarazada por segunda vez del príncipe. El problema era que Vegeta no estuvo presente durante el primero. Se encontraba tan obsesionado por lograr ese vanagloriado estado de Super Saiyajin que se olvidó de la mujer y se marchó a un planeta lejano a entrenar sin distracciones molestas. De modo que todo ese estado lo paso ella por su cuenta. Pero esta vez sería diferente y Vegeta estaba anonadado ¿Qué pasaría ahora? ¿Cómo es que las hembras terrícolas superan esos meses y que es lo que realmente sucede? El príncipe observaba el vientre de su mujer con curiosidad y recelo. Ahí yacía su segundo hijo. "Vaya" se dijo mentalmente y recordó la primera etapa de infancia de Trunks, había estado demasiado ausente ¿Esta vez que haría?
Jamás lo vio venir, nunca se imagino que podía pasar otra vez, no estaba en los planes. No conocía ni siquiera la gestación de uno de los de su propia especie, cuando su planeta fue destruido tan solo era un niño y su único estudio fueron las batallas, jamás había llegado a conocer el área reproductiva Saiyajin, solo la aprendió con el pasar de los años en el espacio.
La peliazul se retiraba los arcillos de las orejas para irse a dormir. Ese día había tenido demasiadas emociones en especial para su esposo. El que permanecía absorto del otro lado de la cama, sentado en el borde con las manos entrelazadas. Estaba nervioso, quizá.
Bulma se sentó y acarició su espalda. Vegeta se giró levemente y miró sus ojos. ¿Qué le sucedía?
-Todo va a estar bien, amor. –Le dijo con dulzura besando su mejilla. Que atractivo se veía cuando estaba preocupado.
-Lo sé. – Contestó seriamente. Tajante.
La mujer lo abrazó por el cuello y mordió su oreja con suavidad. Estaba embarazada de su segundo hijo, era un buen motivo para celebrar ¿No?
Vegeta permaneció estático, lo cual era extraño. Generalmente al primer indicio de un encuentro sexual, él se volvía un animal y la acorralaba contra la cama sonriendo su acostumbrada y perversa sonrisa ladeada. Sin embargo él se quedo totalmente quieto... ¿Seguiría enfadado? Bulma se retrajo, al parecer Vegeta no estaba de animo, lo cual jamás había pasado antes.
-¿Hay algún problema? –Le preguntó y él pareció despertar de su trance.
-Ninguno. – Pronunció levantadose de la cama. –Deberías dormir, ha sido un día largo. –
-¿Y tu a donde vas? – Preguntó extrañada.
-A dormir, es tarde… estoy agotado. – Sin más abrió la cama, se retiro su traje y se dispuso a dormir ¡De espaldas a ella!
¿Agotado? Pensó, inaudito… Vegeta demasiado cansado para hacer el amor. ¿Qué diablos? Algo andaba mal. Bulma estaba horrorizada ¿Sería éste un castigo por toda la desastrosa cita? Tal vez era otra lección que el todopoderoso príncipe intentaba enseñarle. ¿A ella? ¿A Bulma Briefs? ¡Que diablos!
Bulma se hinchó de rencor, negarle el sexo como castigo era algo que en su planeta acostumbraban las mujeres. De pronto empezó a pensar en todos esos programas de televisión y que desde hace un tiempo Vegeta estaba comenzando a mirar con desinterés. En esos momentos de ocio de los que se dan en un matrimonio cualquiera. Pero ellos no eran un matrimonio cualquiera, el suyo tenía muchas más emociones que las de un simple matrimonio terrícola.
Si ese era un castigo le saldría el tiro por la culata. A Bulma jamás la había dejado deseosa del otro lado de la cama y si el se negaba nuevamente a hacerle el amor seguramente se lamentaría toda la noche por que ella haría cualquier cosa para que él sintiera deseos de poseerla. Cualquier cosa.
-Saiyajin estúpido… -Murmuró pero Vegeta no la oyó, seguía inmerso sin poder dormir, cruzado de brazos del otro lado de la cama. ¿Qué pasaría por su perturbada mente?
Continuará…
Felices fiestas a todos! Espero les haya agradado algo esta nueva parodia de mi anime favorito. Tengo ya todo meticulosamente pensado con respecto a este fic y espero que les guste!
Recuerden, un review puede salvar un fic! Jajajaja
Más alla de eso me divierte escribir, solo espero que siempre haya algún lector esperando una actualización, como yo siempre espero que haya alguien por ahí interesando en saber que pasara! Nos vemos en el proximo!