Hola a tods los que leen mis fic! Aquí tengo uno nuevo, acabado de sacar del horno, xDDD Pero esta vez, no es un Ichihime, sino un Ulquihime! Ya se, todas las que están acostumbradas a leer mis ichihimes les sera algo raro, pero es que sentí la necesidad de escribir un Ulquihime, por que AMO a Ulquiorra, y con eso del "Unmasked" sobre todo esa parte ulquihime... he caído en la tentacion, xDD Sobre todo observando los hermosos dibujos de Rusky Boz, en especial mi favorito:" An Everlasting Promise" búsquenlo, es sencillamente hermoso!

Pues este fic es un Universo Alterno, específicamente en el año 1939. Gira en torno a la vida de una joven geisha que ha soñado con el amor.

Paring: Ulquhime, MatsumotoXgin, leve Aihime, ichihime y ichiruki

Advertencia: Contiene lenguaje adulto. Próximos capítulos contendrán lemmon.

Disclaimer: Bleach le pertenece a Tite Kubo Sama. Si me perteneciera a mi, hace mucho tiempo me hubiera violado a Ulquiorra, a Ichigo, Aizen, Gin, Shirosaki, Toushiro y Urahara... y no, no bromeo, xDDD Algunas frases, específicamente dos, son de la película A memories of a Geisha.


CAP I: Love Story: A Geisha's Dream

La ferocidad de las lluvias y el viento hacían que una pequeña niña de cabellos naranjas titiritara del frio. Su rostro estaba cubierto por el lodo, igual que sus pequeñas piernas. Sentada a la orilla de una de las casas de la aldea japonesa. La pequeña niña se abrazo a sí misma, tratando de espantar el odioso y tortuoso frio que la azotaba sin piedad. Sus ropas estaban desgastadas y sucias, su cabello naranja le caía sobre sus ojos, mientras que ella comenzaba a llorar.

Hacia un par de días su hermano había fallecido, y él era lo único que ella tenía en la vida. Sus padres habían muerto a causa de una enfermedad, por lo que ella quedo al cuidado de su hermano. Pero ahora con solo 6 años, Orihime estaba sola, durmiendo en las calles y con hambre. Ella no tenía dinero ni siquiera para comprar un pedazo de pan, y tomaba agua del rio. La lluvia comenzó a cesar, y Orihime agradeció en silencio a los dioses. Observo como las últimas gotas de lluvia iban cayendo, hasta que desaparecieron por completo. Cerró sus ojos lentamente, buscando el sueño, pero el hambre no se lo permitía. Llevaba tres días sin comer, y su estomago le dolía mucho, unas lagrimas se deslizaron por su rostro a causa del dolor.

A pesar de las lágrimas pudo visualizar una figura femenina. La mujer tatareaba una canción, mientras se deslizaba en su vaporoso kimono por las calles. Orihime limpio sus lagrimas para observar con mayor nitidez la apariencia de la mujer. El cabello rubio lo llevaba atado en un esplendido peinado, mientras que sus curvas resaltaban en el kimono. Una hermosa geisha, pensó Orihime. La mirada de la mujer se detuvo en Orihime, quien se quedo observándola fijamente, el rostro de la geisha embozo una sonrisa, para luego acercarse a la pequeña. Orihime se quedo paralizada al ver la belleza de la mujer. Su rostro, sus ojos claros y su cabello la hacían lucir como un hermoso ángel. Orihime jamás había visto una mujer tan hermosa.

Curiosamente, Rangiku Matsumoto pensaba lo mismo, solo que en vez de pensar en sí misma, pensaba en la niña frente a ella. En sus años como geisha jamás había visto una niña tan inocente y linda. A pesar de estar sucia, llena de lodo y mojada, la pequeña mostraba una gran belleza. Lo que más le llamaba la atención eran sus ojos grises, unos que jamás había visto en su vida. Eran hermosos y llamativos.

— ¿Cómo te llamas, pequeña?—pregunto dulcemente Rangiku, sonriéndole a la pequeña para ganar su confianza. Luego de un instante de silencio, la pequeña abrió sus labios.

—O-orihime Inoue—balbuceo la pequeña. Rangiku sonrió, "incluso tiene nombre de princesa" pensó. Aquella pequeña podía tener buen futuro en el mundo artístico de las geishas. Era hermosa, nada mas con aquellos ojos grises podía enamorar a cualquiera.

—Ven conmigo, Orihime-chan—la mujer le extendió su mano. Orihime la observo un instante, y luego la tomo. Ambas caminaron en silencio, Orihime aun tenía su mano aferrada a la de la mujer. Las dos llegaron hasta el okiya*, donde Orihime entro tras de Rangiku.

Orihime comenzó como una shikomi*, igual que varias otras pequeñas, solo que a diferencia de las otras, Orihime tenía el favoritismo y protección de Matsumoto, la mejor geisha del okiya. Pero a pesar de eso, ella tenía que hacer lo que hacían las demás, y no se quejaba para nada. Orihime barría la entrada al shikomi, preparaba las meriendas y las comidas para las geishas. En sus momentos libres observaba como las geishas se preparaban para sus citas, y no dejaba de suspirar, se veían hermosas en esos kimonos. Ella añoraba poder vestir un kimono e ir a las citas, pero aun era demasiado joven, solo tenía 9 años. Además de la limpieza, ella realizaba los mandados, algo que disfrutaba a sobre manera, por que cuando podía salir del shikomi, se escondía para poder ver a un niño. Desde luego que el niño jamás la había visto, ella era muy cautelosa en ello. Había descubierto que el niño se llamaba Ichigo Kurosaki, y que tenía 11 años y era hijo de un prominente doctor. El chico de cabellos naranjas, mucho más llamativos que el de ella, siempre parecía estar enojado, salvo cuando estaba con su pequeño grupo de amigos.

Cierto día ella los espiaba, disfrutando a través de ellos el ser una niña. Reía en voz baja cuando el pequeño estallaba en enojo contra alguno de sus amigos. Le era realmente gracioso el chico. Pero de un momento a otro un hombre la halo. Aquel sujeto estaba ebrio, y sin la pequeña hacerle nada, le pego una cachetada, cosa que hizo estallar en lagrimas a la niña. El hombre deseaba violarla, abusar de una pequeña niña inocente. Las lágrimas y los llantos de la niña que sería ultrajada atrajeron a otro sujeto, mucho más joven. Con gran habilidad el chico detuvo al hombre, doblándole una de las manos.

—Abusar de una niña… totalmente desagradable— dijo monótonamente el joven. Orihime limpio sus lagrimas para ver a su salvador, que le pegaba un puño en el rostro al hombre, dejándolo inconsciente. El rostro del joven era pálido, mientras que unas delgadas líneas rojizas se extendían desde sus ojos hasta el final de sus mejillas, en ambos ojos, parecían ser lagrimas, solo que eran cicatrices. Orihime se pregunto mentalmente por que tenia esas extrañas cicatrices. Lo más que le llamo la atención a Orihime fue el color de los ojos del joven, verdes esmeraldas. El joven la escruto con la mirada por unos segundos, luego le dio la espalda y comenzó a caminar para marcharse.

—Arigato— balbuceo la niña, mirando al hombre. Este se detuvo por un momento, luego siguió su camino. Orihime se había quedado sin palabras, aquel era el hombre más apuesto y misterioso que había visto en su vida. Antes de que el ebrio despertara, Orihime corrió a hacer sus mandados, mientras podía sentir como su mejilla se hinchaba debido al golpe. Pero no le importaba, había conocido a un hombre que le había hecho dar un vuelco a su corazón, a pesar de que ni siquiera habían platicado.

Cuando cumplió sus 15 años, Orihime fue relevada de sus tareas domesticas, pasando de ser una shikomi a una minarai*. Era enseñada por Matsumoto, que la escogió solo a ella para ser su alumna. Rangiku era toda una maestra en todas las artes de ser una geisha, y se tomaba muy en serio sus enseñanzas hacia Orihime.

Inoue había crecido, no solo en tamaño, sino que ya podía comparar su cuerpo al de su maestra. Sus curvas definidas eran enmarcadas con sus kimonos sencillos para la práctica. Cuando salía con Matsumoto a practicar su caminar, dejaba su cabello suelto, llegándole a mitad de su espalda. Rangiku observaba como los hombres de la aldea se quedaban embobados ante Orihime, y eso la hacia sonreír. Aun no era una geisha y ya tenía su propio grupo de fanáticos.

Durante todo ese tiempo, Orihime se había enamorado de aquel chico de cabello naranja, Ichigo Kurosaki, aunque aun en sus pensamientos estaba la mirada de aquel extraño hombre que la salvo de ser ultrajada. Pero jamás había entablado una conversación con Kurosaki, siempre se volvía nerviosa en cuanto el ir a hablarle al chico. Y eso Rangiku lo había descifrado por sí sola.

— ¿Por qué nunca le hablas al chico? El parece estar interesado en hablarte y ser tu amigo, igual que el resto de los chicos. — observo la mujer. Las mejillas de Orihime se tiñeron de carmín, mientras observaba su té.

— ¿Por qué las mujeres de la aldea dicen que somos prostitutas, Matsumoto-sama?— pregunto de repente Orihime, colocando su mirada sobre Rangiku. Esta enarqueo una ceja, para luego negar su cabeza y sonreírle.

—Una geisha no es una prostituta, sino una artista. Estudiamos y perfeccionamos las artes que algunas mujeres no pueden hacer por no tener la habilidad necesaria para ellas. Siempre debes estar orgullosa de lo que eres Orihime-chan. — respondió la mujer, Orihime le devolvió la cálida sonrisa.

En tan solo 3 años Orihime se convirtió en una maiko* y ahora tenía el derecho de vestir como toda una geisha, y acompañar a Matsumoto a las citas, para así poder observar cómo debía comportarse. Pero ese no era su único triunfo, sino que se había podido convertir en una "amiga" de Kurosaki y de sus amigos. Eso la hacía realmente feliz, aunque debido a sus tareas ella no podía salir mucho.

Cada vez se enamoraba más de Kurosaki, y soñaba con tener un esposo como él. A pesar de siempre estar peleando con sus amigos, el chico siempre la trataba bien a ella, y eso la hacía sentir que el chico le tenía cierto cariño, incluso amor por ella. Pero su corazón se quebró en pedazos una tarde.

Kurosaki la había invitado a platicar con él. Caminaron por la aldea, hasta llegar al parque, donde ambos tomaron asiento y hablaron de cosas triviales. Ella estaba sumamente feliz de estar a su lado.

—Inoue, ¿Cómo le dices a una chica que te gusta?—Orihime lo observo confundida, mientras que sus mejillas se volvían rojas. Cambio su mirada para evitar que Ichigo descubriera su sonrojo.

—Puedes comenzar diciéndole lo mucho que te importa. Y luego decirle que le quieres. — dijo en un susurro Orihime. ¿A caso el estaba enamorado de ella? Su corazón latía a mil por hora en ese momento. Ichigo sonrió en agradecimiento.

—Entonces, hoy mismo podre decirle a Rukia que la amo. — algo dentro de ella se quebró en esos momentos. Si no hubiera sido por las palabras de su maestra de que jamás debía llorar frente a un chico, ella hubiera estallado en ese momento. Embozo una triste sonrisa, que paso desapercibida por Ichigo. — ¿Crees que ella me acepte?— le pregunto el chico, sin ver el dolor que le estaba causando a la chica. Orihime sentía que el aire se le acababa, que su pecho se comprimía y como su cabeza estallaría en cualquier momento.

—Claro que si, Kurosaki-kun— dijo como pudo, quebrándosele la voz. Debía salir de allí en cuanto antes, sino estallaría en llanto en ese momento. Se coloco de pie. —Debo irme, Kurosaki-kun. Matsumoto-sama se pondrá molesta sino llego temprano. Sayonara— antes de que Ichigo pudiera decir alguna palabra, Orihime había comenzado a correr hacia el okiya. Mientras corría sentía como su corazón se iba quebrando en miles de pedazos. Podía incluso pensar que los pedazos de su corazón caían al suelo. Mientras corría podía sentir como comenzaba a llover, porque parecía ser que el cielo quería llorar junto a ella. Sus lágrimas se mezclaron con el agua de la lluvia cuando entro al okiya. Corrió hasta el jardín interior del okiya, y allí cayó de rodillas, comenzando a llorar mientras se abrazaba a sí misma. Su cuerpo temblaba bajo la lluvia, mientras que sus ropas se pegaban a su cuerpo. ¿Por qué no podía amarla a ella? ¿Por qué? ¿Por qué? ¿¡POR QUE! Comenzó a llorar en voz alta, cuando unos brazos la atrajeron. Matsumoto se había arrodillado al suelo, abrazando a Orihime. La chica comenzó a llorar con más furia y dolor que antes.

—Calma, mi niña. Todas pasamos por esto en algún momento. — le dijo calmadamente Matsumoto, mientras Orihime se llevaba sus manos a su corazón. El amor será algo hermoso, pero una desilusión lo convertía en una pesadilla para cualquier chica.

— ¿Por qué? Si... Yo lo amo, Matsumoto-sama…—volvió a estallar en llanto. La lluvia se hizo mucho más fuerte que antes, empapando a ambas mujeres. A ninguna de las dos le importo, Rangiku continuaba abrazando a la chica, mientras que esta continuaba preguntando lo mismo. Rangiku recordaba que eso también le había ocurrido… había llorado por un amor perdido.

Cuando ella tenía más o menos la misma edad de Orihime, se había enamorado perdidamente de un chico, Ichimaru Gin. Ella lo amo con todo su alma, le había entregado no solo su cuerpo y su virginidad, sino que también su alma y su corazón. Pero él había desaparecido. La había abandonado sin decirle nada, sin ni siquiera darle una explicación. Ella había llorado durante días, había dejado de comer, de practicar para ser una mejor geisha… había perdido una parte de sí. Incluso luego de todos esos años, ella aun no lo superaba. Por eso había comenzado a llorar junto a Orihime. Dos corazones rotos buscaban ser reconfortados bajo la lluvia.

Durante una semana Inoue se la había pasado llorando, no se alimentaba bien, y tampoco dormía. Matsumoto había decidido darle un tiempo de descanso a la chica, para que pudiera superarlo.

Pero la chica había tardado 3 años en superarlo completamente. En esos tres años Ichigo había contraído matrimonio con Rukia Kuchiki, una de las chicas más adineradas de la aldea. Su hermano tenía diversos negocios a través de todo el país, por lo que era bastante famoso. Por tres años Orihime había llorado en las noches, y por tres años, cada vez que veía a Ichigo, sentía las ganas de llorar. Pero había decidido superarlo. Ella lo amaba, y al verlo tan feliz con aquella chica, decidió sacrificar su amor por la felicidad del chico. Había asistido a la boda, a pesar de que Matsumoto le había dicho que no lo hiciera, y con ello se había quitado de su mente de que ella podría casarse con Ichigo y dejar el mundo de "una geisha". Ella había nacido para ello, para animar en las fiestas, para hablar y bailar frente a hombres y mujeres de negocios, no para amar y ser amada. Ella debía aceptarlo. Por eso lo había superado.

Era la primera vez que asistiría a una actividad como geisha y no como maiko. Esta vez no solo vestiría como una, sino que actuaria como tal. El kimono había sido elegido por Matsumoto, de un color rojo, con distintos estampados en diferentes colores. Su cabello lucia un peinado alto, sujetado por varias horquillas de oro y plata. Su delicado rostro fue maquillado por otras maikos, resaltando sus ojos grises y sus pequeños con una pintura negra y carnosos labios con color rojo escarlata. Lucia hermosa, la más hermosa entre todas las geishas, y su porte elegante hacia que Matsumoto se sintiera orgullosa.

Las mujeres fueron llevadas hasta el lugar de la actividad, repleto de hombres de negocios. Todos observaban a todas las mujeres con interés y curiosidad. Pero sin duda alguna, la que se llevaba todas las miradas era Orihime. Al ser la "nueva" todas las miradas se posaban en ella, muchas de ellas desnudándola con la mirada.

—Recuerda lo que siempre te he dicho Orihime-chan; una geisha es capaz de encantar a un hombre y detenerlo solo con una mirada— Matsumoto le lanzo una guiñada, mientras caminaban. Orihime sonrió, para luego asentir. Todo era cierto, había podido presenciar como Matsumoto podía encantar a los vendedores para que le bajaran los precios a los artículos que necesitaba. Y jamás había fallado. No sabía si era magia, que era, pero sencillamente a Matsumoto Rangiku nadie se le resistía.

Orihime camino al lado de Matsumoto, hasta que esta tuvo que ir a servir el sake en una de las mesas, pero antes de irse le explico a la chica que debía ir a la mesa de los anfitriones. La mesa se encontraba en el centro del elegante salón. Orihime se acerco a la mesa que no era atendida por ninguna geisha ya que había sido reservada para ella. . Con elegancia y delicadeza tomo asiento.

— O Yasumi Nasai — dijo suavemente, mientras comenzaba a servir los sakes. Los hombres respondieron el saludo de la chica, observando su belleza. A pesar de sentir todas las miradas sobre ella, mantuvo la calma y pudo servir todas las bebidas sin torpeza alguna.

—Eres una de las geishas más hermosas que hemos visto. ¿Cómo te llamas?— pregunto un hombre de cabello castaño. Aquel hombre era un capitán del ejército japonés, Aizen Sousuke. La chica se sonrojo levemente, para hacer una pequeña reverencia en señal de agradecimiento.

—Inoue Orihime— respondió la chica. Había aprendido con Matsumoto a que no debía tartamudear cuando se platicaba con los clientes, y ante tanta practica, lo había logrado. Comenzó a repartir los sakes a los hombres, comenzando por el capitán. Luego le extendió la bebida al teniente de cabello blanco y sonrisa de zorro. Repartió los sakes a cuatro hombres más, uno de cabello azul, uno de cabello negro y con un parche en su ojo, otro de cabello rosa y otro de tez morena. Cuando le entrego el ultimo sake al soldado que estaba al final alzo la mirada, y estuvo a punto de desmayarse. El hombre era el que la había salvado aquella vez. Las dos miradas se encontraron, la de Orihime llena de asombro, mientras que la del de ojos verdes mostraba una leve curiosidad, aunque esta desapareció al instante del rostro del hombre. ¿Acaso el la recordaba? No, eso era imposible, ella llevaba mucho maquillaje, y en aquel entonces era solo una niña. Sus mejillas se tornaron rojas, incluso con todo el maquillaje se podía apreciar un leve rubor.

Aparto su mirada del hombre, para volver su mirada hacia el anfitrión, que le dedico una sonrisa. Orihime le devolvió la sonrisa, para luego llenar nuevamente el vaso de sake del hombre con el parcho en el rostro, que le había extendido su vaso en señal de que volviera a llenarlo.

—Dime lindura, ¿Cuánto cobras por la noche?—inquirió burlonamente el hombre. Orihime se sintió totalmente humillada e incómoda en ese entonces. Pero debía defender su honor. Ella no era una prostituta, incluso ella era virgen, por que guardaba su virginidad como algo sumamente preciado para el hombre al que le abriría su corazón.

—Las geishas no somos prostitutas, señor— dijo en voz baja pero firme. El hombre rio, para luego ladear su cabeza, y volver a estallar en rizas ante la mirada incrédula del resto de los hombres.

— ¿Y qué son?— pregunto, con una sonrisa de malicia en su rostro. Antes de que ella pudiera responder, el extraño hombre que la había salvado de ser violada respondió.

—Son artistas. — dijo seriamente el hombre. Orihime se sintió salvada nuevamente por aquel sujeto. Aquel hombre parecía ser su ángel guardián, la había salvado de aquel hombre que intento violarla y ahora la defendía de aquel hombre.

—Artista o no, son lo mismo. Solo son unas perras que solo sirven para ser folladas. — dijo despectivamente el hombre, chasqueando la lengua y cruzándose de brazos. Orihime cerró los ojos avergonzada, bajando su mirada.

—Respeta a la dama, Nnoitra. — esta vez fue el turno de Aizen en defender a Orihime. La chica estaba al punto de las lágrimas por los comentarios de aquel hombre. La chica aparto su mirada, sintiéndose completamente incomoda, pero debía mantener su orgullo.

—Aun no me respondes, perra. ¿Cuánto cobras por la noche?— Nnoitra la tomo por las muñecas para atraerla hacia él, apretándola, haciendo caso omiso a la orden de su capitán. Las lágrimas de dolor al sentir las uñas del hombre adentrándose en su piel y de frustración se hicieron presentes. Antes de que Aizen o su teniente se colocaran de pie para ayudar a la chica, el misterioso moreno ya tenía sujetado a Nnoitra, apartándolo de Orihime. —No te metas, Ulquiorra. Eso es entre la puta y yo. — grito Nnoitra, quien fue sujetado por un hombre peli azul. Ya para ese momento las miradas de todas las personas en aquella actividad estaban sobre Orihime, Ulquiorra y Nnoitra. Inoue no pudo sentirse más humillada.

—Y Aizen-sama te dijo que la respetaras y le hiciste caso omiso. Ella no es una prostituta para que estés con tus aberraciones. — Orihime estaba tras la espalda de Ulquiorra, quien había tomado esa posición de defensa en cuanto empujo a Nnoitra, precaviendo el posible ataque del hombre. Pero aquel peli azul lo tenía bien sujeto, prohibiéndole la posibilidad de escape.

El maquillaje de Orihime se rego un poco, debido a sus lagrimas. El capitán Aizen se acerco al hombre y se fue junto a él peli azul y junto aquel hombre que le había gritado que era una prostituta, saliendo del salón. Antes de retirarse el capitán Aizen le dedico una leve sonrisa a la chica. Orihime bajo su vista humillada, su primera actividad y culminaba de esa forma. Un pañuelo blanco apareció frente a ella, obligándola a subir su mirada y encontrarse con los ojos verdes del hombre. El que la había salvado por segunda vez en su vida. Su mirada no reflejaba emoción alguna, pero por alguna razón estaba puesta en ella, escrutándola con su mirada. Al ver que Orihime no respondía para tomar el pañuelo, el moreno se acerco a ella y con extrema delicadeza-como si se tratase de una muñeca de porcelana-, limpio las lágrimas de sus mejillas. El corazón de Orihime dio un vuelco, tal y como había hecho hacia un par de años atrás en cuanto lo vio por primera vez. Las dos miradas, la verde y la gris, parecían estar conectadas por un instante que parecía ser eterno. Aquel hombre, vestido de soldado, observaba cada detalle del rostro de Orihime, mientras que esta podía sentir como la sangre le subía a la cabeza. El soldado se mantenía en silencio, continuando con su trabajo de limpiar las lágrimas de la chica, mientras que los ojos de Orihime se centraron en sus extrañas cicatrices. ¿Le abrían dolido? ¿Quién se las había hecho? ¿A caso había sido en una misión como soldado? ¿Por qué se mantenía sin mostrar emoción alguna? Cientos de preguntas invadieron su mente, mientras que su corazón palpitaba locamente.

—Orihime-chan, ¿Qué ocurri…— la voz de Rangiku se quebró al ver un hombre de cabello plateado. Este reaccionó ante la voz, dándose la vuelta y encontrándose con la rubia. La sonrisa de zorro del hombre desapareció al instante, mostrando un rostro desconcertado. Rangiku sintió como algo dentro de ella despertaba—…Gin…— susurro de forma casi inaudible la mujer.

—Rangiku— dijo el hombre, observándola fijamente, el peligris pensó que se veía hermosa. Matsumoto halo la mano de Orihime, apartándola de Ulquiorra. Debía irse de ese lugar en ese instante. No podía continuar allí, sencillamente no podía. —Rangiku— volvió a decir el peligris esta vez en un susurro casi inaudible.

—Debemos irnos de la fiesta, ya ha culminado debido al escándalo de aquel hombre. — respondió la mujer, llevando a rastras a Orihime, ante las miradas de incredulidad de los presentes.

—Arigato… Ulquiorra-sama— al fin podía conocer su nombre, y poder agradecerle. Las dos geishas se retiraron de la actividad, junto a las demás mujeres. "Espero volver a verte… Ulquiorra" pensó Orihime mientras observaba la figura de Ulquiorra a lo lejos.

—Gin— balbuceo Rangiku, sintiendo como las lagrimas comenzaban a bajar por su rostro. Con cierta brusquedad las elimino de su rostro, ella se había prometido no volver a llorar por él.

—Rangiku— mascullo Gin desde el lugar donde estaba, para darse la vuelta y comenzar a caminar hacia su capitán, dejando a tras a Ulquiorra. Sin duda alguna era cierto lo que decían: "una geisha es capaz de encantar a un hombre y detenerlo solo con una mirada" porque en ese instante dos hombres habían caído bajo los encantos de dos geishas.


Datos Extras:

•Orihime tiene 21 años cuando se vuelve Geisha.

•Ulquiorra tenia 17 años cuando rescato a Orihime; ahora tiene 29.

•Rangiku tiene 34 años; Gin y Aizen 37.

VOCABULARIO:

Okiya- Casa de Geishas, o comúnmente conocidos como Casas del Té.

Shikomi- Primera etapa de entrenamiento de una geisha. Las shikomis se dedican a ayudar a las geishas en la limpieza, las compras, etc... Principalmente son las niñas, para reforzar su carácter.

Minarai- Segunda etapa de entrenamiento. Las minarais ayudan a las geishas a vestirse, entrenan bailes, etc...

Maiko- Esta es la tercera etapa. Las maikos son las aprendices de las geishas. Las acompañan a las citas, pero no pueden comunicarse con ninguno de los clientes. Solo van a observar como trabajan sus maestras.

~Killerqueen~

Bueno, espero que les haya gustado. Es mi primer Ulquihime y se que es algo OCC, pero queria que Orihime no fuera tan... ¿torpe? Si, esa es la palabra, xDD

Realmente no me pregunten que ocurrirá en el prox cap, por que ahora mismo no se, ya se que ocurrirá en los cap 3 y 4, pero del 2... nada de nada, xDDD

Dejen reviews, por faaaaa!