Todos los personajes aquí escritos pertenecen a Minami Maki, solo la historia me pertenece

Contrato con la vida

Camino al destino

—La vida es un asco, si: un verdadero asco—Pensaba aquella hermosa chica de piel tostada y fina cabellera negra. Sus ojos azules pasaban de vez en cuando por la ventana para mirar el exterior, hacia las calles llenas de personas caminando a sus trabajos. Miró entretenida como un grupo de niños, al observar el auto, comenzó a señalarlo y correr detrás de él. Esa escena ya la había visto con anterioridad desde, obvio, el otro lado… digo, ¿Quien se iba a imaginar que ella, Hikari Hanazono, estaría viajando en un lujoso Crysler modelo 51, dirigiéndose a un compromiso?

Frunció el seño de nuevo. Ya había dicho que era un asco de vida, justamente porque la jovencita de no más 18 años estaba comprometida con el hombre más déspota, engreído, egoísta, odioso, etc., que había conocido en su vida, y todo porque después de la famosísima guerra mundial y el caos económico que ésta causó en el país, literalmente toda su familia terminó mendigando.

Ella, como una mujer fuerte y capaz de sobrellevar todo trabajo día y noche sin importarle descuidar su salud y terminar en los huesos, nunca se hubiera doblegado a perder… ¡Nunca!. Pero no sirvió de nada: su familia no podría salir de la crisis en la que se había sumergido, y cuando ella comenzaba a pensar seriamente en donar su cuerpo a los científicos americanos, su padre llego con una "esperanzadora noticia".

Apretó los puños, conteniendo un poco la ira de su interior, aun le molestaba a sobre manera cada palabra y cada escena en ese momento y bendito Dios ¿por qué no podía olvidarlo?

Cerró los ojos y recordó, regresando a donde todo comenzó:

La familia Hanazono, o mejor dicho tres de sus cuatro integrantes, comían la poca porción de arroz con que se contaba en aquella casa vieja. Hikari apenas probó bocado pues tenía intención de dejarle a su padre, que aun no llegaba de su trabajo en la fábrica, un poco. Comenzó a zurcir las camisas de su hermano menor que pronto le fueron arrebatadas por él, argumentado que estaban muy bien para que ella las estropeara.

Su madre le ánimo a que descansara un poco pues ya era noche y su trabajo comenzaría temprano. Cuando por fin ella comenzaba a ceder, unos pasos se escucharon en la entrada.

—Querida—dijo su padre—Regrese… y traje visita.

Los tres se miraron uno al otro; era demasiado tarde y la pequeña casa maltrecha, de maderas ruñidas y paneles de papel parchados varias veces, no daba un aspecto muy hogareño.

Pronto se deslizo el panel de madera que fungía como puerta y el padre de Hikari apareció con una gran sonrisa; aun llevaba la ropa de trabajo, pero no se veía desaliñado y cansado como las otras veces. Pasó la mirada a su mujer e hijos; como sospechaba, llevaban sencillas ropas un tanto rotas o cosidas, pero se veían presentables según su criterio.

—Familia—Les dijo—Quiero presentarles a los señores Takishima.

Al momento se hizo a un lado y detrás de él se encontraban dos hombres, ambos bastante jóvenes que, viéndolos bien, quizás no pasaban de los 20 años. El primero era alto y con un porte serio y buenmozo, su cabello corto y rebelde de color miel resaltaba de su piel blanca y mirada castaña; éste miro a Hikari y sonrió secarronamente, algo que hizo enfurecer terriblemente a la chica. El segundo, en cambio, se veía más joven aún que el primero; tenía un rostro angelical y cabello claro. Éste miro a todos y sonrió ampliamente.

—Mucho gusto, señores—dijo la madre de Hikari levantándose y haciendo una pronunciada reveréncialos Takishima eran los dueños de varias fabricas en Tokio, así que eran una familia con una estupenda posición económica—¿Se les ofrece algo de beber?

—No es necesario—dijo el hombre más joven—La hora no es muy oportuna y no deseamos que unas personas tan valiosas como ustedes se fatiguen más de lo debido.

—¡Oh… lo siento! Pero no son ninguna molestia—Respondió—pasen, por favor, están en su casa… les traeré algo de té—se giro con su hija—Hikari, por favor ayúdame.

La joven se levantó enseguida y en un par de segundos ya habían salido de la pequeña habitación. Después se retiro el joven hijo, disculpándose de que sus clases comenzarían temprano, dando a entender que su presencia no era necesaria allí.

Al estar solos, los tres hombres se sentaron en el tatami y esperaron hasta que llegara el té caliente; cuando este estuvo servido, Hikari comenzó también a excusarse, pero su padre la detuvo y dijo que la visita tenía que ver con ella.

La joven penosamente tomo el lugar al lado de su padre, quedando de frente de los hombres e inconvenientemente frente al hombre "odioso".

—Bien señor Hanazono—Comenzó hablar nuevamente el hombre más joven—como le dije anteriormente, tenemos la idea de ayudarle a usted y su familia con su situación económica—a Hikari se le iluminaron los ojos, ¿de verdad alguien les ayudaría?

—Sí, lo sé—continuo el señor Hanazono—Y sé muy bien que esto sería un trato como me comento, pero para mí y mi familia no existe ningún inconveniente ¿verdad hija? —

—Un trato—Pensó. Eso quería decir que tendrían que dar algo a cambio… ¿Qué sería? —Bueno quizás no mucho—se tranquilizo a sí misma; si su pare había dicho que no había inconveniente para ninguno de su familia, entonces así era.

—Por…por mi parte no existe ninguna negación—dijo rápido. Será acaso que los hará trabajar en otra fábrica donde ganarían más dinero.

Los Hazano pasarían a la historia de Japón como la familia que, a pesar de sufrir millones de inconvenientes, se habían mantenido unida y luchando para ser mejores y ayudándose uno al otro.

—Muy bien, entonces desde hoy se proclama que su hermosa hija Hikari, esta comprometida con mi hijo Kei—Dijo el señor Takishima. Ambas mujeres contuvieron la respiración… ¿ese hombre dijo que Hikari estaba comprometida con su hijo? Entonces es mucho mayor de lo que aparenta su físico, cosa interesante.

No, esperen… ¿Qué Hikari se casa con un desconocido? Eso si fue completamente inesperado.

—Pero, pero…padre ¿Qué dices? —Se levanto de golpe la chica —¡No puedo casarme así como así!—La imagen de la familia unida se destruyo en ese momento. Papá traidor.

—Hija, hace unos momentos dijiste que no te negabas—Argumentó a su padre con mirada severa y haciendo a la chica arrodillarse nuevamente.

Retomando: papá traidor.

—Pe…pero no sabía que estaban planeando comprometerme…—los ojos comenzaron a humedecerle; no era común mostrar su lado vulnerable, pero este no era un caso muy normal que se diga—...No es justo...

De repente se escucho una risa burlona. La joven que tenía la cabeza gacha se irguió enseguida buscando la risa… y venia de él, del chico fastidioso que la miraba risueño y cubriéndose la boca con una mano para, según él, no dejar escapar más risas.

—Discúlpeme señor pero usted no debe de reírse de las problemas ajenos—habló la chica con sarna.

—Es increíble que diga esas palabras después de que estuvo a punto de llorar—dijo por primera vez el joven

—¿Cómo se atreve a ser tan grosero con una dama? —Repeló la chica—¿Quién es usted para tratarme así?

En ese momento intervino el señor Takishima.

—¡Oh! disculpen, tonto de mí… no les presenté adecuadamente a mí querido hijo mayor: Kei Takishima

—Tu prometido…señorita llorona—sonrió triunfal al decirlo, mientras que Hikari había optado por literalmente desplomarse.

Cuando despertó el siguiente día, Hikari descubrió que no, no se había cancelado el compromiso para su desgracia: ya su padre dio su palabra desde incluso antes de ir a casa. Y para aumentar los males, en dos semanas tendría que marcharse para formalizar su compromiso y vivir en una de las casas de los Takishima, recibiendo todo tipo de clases de etiqueta hasta que se casara por fin con el heredero…

Y esas dos semanas se habían resumido ya a solo el viaje en ese hermoso auto negro y ella vestida con un kimono rosado con estampado dorado y blanco. Miró por la ventana y ahí vio su reflejo: su madre la había maquillado ligeramente haciéndole más hermosa, y su cabello estaba agarrado en esos peinados altos, adornado con prendedores y peinetas de flores. Se veía muy bien, no podía negarlo, pero tenía el seño fruncido por haber recordado su "compromiso informal"… ¡Como odiaba que fuera por esa "celebración" por lo que lucía así!.

Hikari pudo haber escapado, pero eso significaría hundir aun más a su amada familia… aunque pensándolo bien, su padre se lo merecía; ¿En qué cabeza cabe que comprometer a su hija con un total desconocido?... Pero no: ella era Hikari Hanazono, una chica fuerte y responsable, amante de la justicia y el honor… si ese era su destino, lo cumpliría con la cabeza en alto.

El auto se detuvo y Hikari miro el lugar por unos segundos: era una hermosa casa tradicional japonesa, o más bien mansión. Puso su mano derecha en el obi café cobrizo y respiro profundo una vez más; la puerta se abrió, se le ayudo a salir…era ahí donde comenzaba todo.

Notas de autora:

Hola, soy nuevamente, comenzando con esta idea que me cruzaba por la cabeza y no me dejaba estudiar. Y bueno desde que vi la serie me dieron ganas de hacer un tipo de historia, nada más no sabía cómo ambientarla. Pensándole mucho, revisando libros, no dormir por estar investigando (Si, hago todo eso con mi tarea) decidí hacerla en la época de los años 50´s, formando así una escusa de donde poner a una familia Hanazono con muchos problemas económicos y que de eso "alguien"(yo) se aprovecharía de eso.

Espero que les gustara, además quiero darle un agradecimiento a mi Beta Lector (verdugo personal) y amiga que me ayudo a corregir esta historia.

—Aydee en serio sin tus regaños con la ortografía no hubiera publicado nada—

Espero sinceramente que les gustara

Nos veremos

Siguiente capitulo

"No se puede huir del destino"