Oh sole mío
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BELLA SWAN
-¿Qué hacía ése aquí?- me dijo Edward algo furioso, se estaba conteniendo lo podía ver.
-Pues pasaba por el pasillo y me hizo conversación ¿por qué?-pregunté asombrada de su cambio de actitud.
-Qué coincidencia ¿no te parece?- dijo con muy poco tacto.
-¿Estás insinuando algo Edward?- ahora yo estaba molesta.
-Te está siguiendo- dijo muy convencido.
-¿Por qué crees eso?-
-Porque eso hacen los tipos como él.
-¿Ah y tu eres muy entendido en eso no?
-Claro, es famoso, tiene a las chicas que se le antoja.
-¿Y yo no tengo voluntad o que?- le grité.
-No con tipos como ese… te va a embaucar… lo siento- se disculpó pero ya era tarde, me reprimí para no decirle una palabrota.
-Ya dijiste Edward- le dije y entré furiosa.
-Bella, amor lo siento- dijo disculpándose otra vez pero yo no quería oír ninguna de sus excusas. Si íbamos a casarnos debía aprender a confiar en mí.
-Lo vas a sentir más Edward porque quiero que duermas en el sofá- le dije en la habitación, le aventé una almohada y un cobertor. No dijo nada, no hizo más por disculparse. Dio media vuelta y salió. Me sentí tan triste y furiosa con ganas de romper todo.
Me costó conciliar el sueño, di muchas vueltas en la cama, tenía ganas de ir a él pero me contuve. Era de madrugada cuando sentí que me acariciaba.
-Edward… estás castigado- dije entre dientes y le di la espalda.
-Bella… por favor, despierta…Bella- insistía.
-Está bien, acuéstate a mi lado pero no quiero que intentes nada- le dije aún medio dormida.
-Bella… me encantaría dormir contigo… necesito avisarte, me voy…-me senté como resorte, ¿tanto le habría molestado que le hiciera dormir en el sofá?
-¿A dónde vas? Ya no estoy molesta, no tienes que marcharte- le dije aferrándome de la manga de su pijama.
-No es eso linda- me dio un beso en la frente. –Rosalie ha empeorado, tiene mucha fiebre, voy a la otra habitación a cuidarla-sus manos recorrieron mi rostro y me dio un abrazo.
-Espera… -le dije despertándome por completo. –Voy contigo- era cierto de Rosalie no era muy amable con Alice y conmigo y que a veces nos miraba con un poco de soberbia pero era la novia de mi hermano, yo también debía estar allí.
-Está bien, esperaba que dijeras eso-Edward prendió la luz y examinó las cosas de su maletín, aproveché para cepillarme el cabello y lavarme los dientes y salimos a la otra habitación. Emmet estaba al lado de Rosalie, Alice y Jasper también. Me sorprendió ver un gesto de dolor en el rostro de Jasper, seguramente porque son gemelos él podía sentir parte del dolor de su hermana.
Edward le aplicó una intravenosa. Toda la noche cuidamos Alice y yo los apósitos, la mantuvimos a temperatura normal. Rosalie balbuceaba en sueños, parecía que algo le dolía, ninguno pudo dormir porque estuvimos pendientes de su progreso, Edward decía que si no mejoraba, la llevaríamos a un hospital al amanecer.
EDWARD CULLEN.
Me molestó mucho ver a ese metrosexual riendo con Bella tan suelto de huesos. Sabía que era un don Juan y claro como todas las chicas parecían caer a sus pies. Pero era seguro que si le rompía la cara su productora me demandaría. Y lo peor, no tenía más excusa que haberlo visto coqueteando con mi novia. Pero si veía algo más no dudaría en darle su merecido. Vaya, que celoso resulté.
Pero la escenita me costó dormir en el sofá, con las ganas que tenía de abrazarla. Estaba quedándome dormido cuando tocaron la puerta. Esperaba que no sea el idiota ese o allí mismo lo molería.
-¿Emmet?- dije mirando a mi cuñado muy preocupado.
-Lo siento doc, es que Rose parece empeorar- se revolvía el cabello.
-¿tiene temperatura? ¿Le diste la eritromicina?- le pregunté a Emmet cuando salía a revisar a Rosalie.
-Si pero eso no parece hacerle nada- se veía asustado.
Entré a verla y parecía que la fiebre había aumentado, estuve controlando pero necesitaba cuidado constante así que fui a decirle a Bella que me quedaría con ella. Alice se ofreció a ponerle las compresas. Bella también nos acompañó así los cinco cuidamos de la enferma. Pero al día siguiente me llevé más de un disgusto.
-¡No quiero!- gritó Rosalie cuando despertó. La fiebre había cedido y quería que me acompañara al hospital a que le hicieran unos análisis rápidos.
-Bebé necesitamos saber si estás bien- rogaba Emmet a su lado.
-No. Debo tener gripe, es todo, ya no tengo fiebre y mi garganta está mejor, no quiero otro mediquito tocándome- gritó. Bella y Alice estaban en la ventana sin decir palabra. Jasper sentado en un sofá sólo miraba.
-Nadie te toca porque quiera, es necesario para saber si estás bien. No hay ningún otro interés en nosotros que no sea el de tu salud. Pero lamentablemente es tu decisión, si esta noche vuelves a sentirte mal yo mismo te internaré en la ciudad que estemos- amenacé.
-Corro el riesgo- me desafió. Fui hasta la ventana, tomé a Bella de la mano y salimos en silencio. No había caso tratar de ayudar a alguien que no desea ser ayudado. Sólo esperaba que no sea nada grave.
La guía vino algo tarde ese día. Hicimos un vuelo corto a Toscana y anduvimos todo el día entre pueblos pintorescos, antiguos. Vimos casa y palacetes de piedra y muchos viñedos. Esa noche pernoctamos en un pequeño pueblo llamado Volterra porque al día siguiente conoceríamos Pisa con su torre inclinada. De pronto me di cuenta que Bella y Rosalie conversaban, me pareció extraño pero lo pasé por alto.
-Sabes si Rosalie se ha sentido mal durante en día- le pregunté a Bella, afortunadamente nuestra pelea de ayer ya estaba olvidada.
-No. Pero… bueno no creo, parecía mejor. Aunque…
-Vamos dime, soy su médico aunque ella no quiera- le dije.
-Me pidió que le dijera a Alice para que les cediera esta noche a ella y Emmet juntos, ya sabes, los turnos. Hoy le tocaba a Alice y Jasper quedarse solos. Alice no tuvo problemas y le cedió su turno-
-¿Te pidió que le ayudaras con Alice a cambiar turno? ¿Por qué?
-No me lo dijo.
Esa noche fue muy extraña, el hotel parecía medieval, por momentos llegaba una corriente de aire gélido. Bella temblaba de frío, también escuché a Alice y Jasper murmurar, parecía que no podían dormir. El lugar era hermoso de día pero tétrico por la noche.
ROSALIE HALE
En Volterra tuve una de las peores noches de mi vida, no sé que fue peor, el dolor de cabeza o Emmet que se levantaba a cada rato a mirar por la ventana. Afortunadamente no estuve tan mal como el día anterior y estaba en deuda con Bella. No quería hablar mucho con ella y Alice habían cuidado de mi toda la noche y me sentía fatal. Debía estar agradecida y amistarme con todos pero todavía quedaba algo en mi tonto orgullo que me impedía acercarme por completo a mis amigos. Y cada vez que miraba a Edward esa sensación era más fuerte. Él me había ofendido en lo más hondo de mí y eso era algo que sería difícil de borrar.
-Rose por favor, si te sientes mal sólo tienes que decirlo, te llevaremos a una clínica, estaré contigo todo el tiempo.
-Estoy mejor, sólo cansada porque fuiste tú el que no me dejó dormir toda la noche- le grité.
-Es que la ventana da a un callejón y escuché pasos pero cuando miraba por la ventana no había nadie. Vi… a dos personas pero estaban envueltas en capuchas, de esas que se usan en películas medievales. Es una locura pero me dio escalofríos. No te rías- me reprochó cuando solté una carcajada. Por eso amaba a mi Em, era tan fuerte pero parecía un niño. Y me hacía reír siempre.
-Hora de salir, creo que la guía ya llegó- le dije cuando oí pasos en el corredor.
Dimos un recorrido por el lugar, era imponente. Nos fuimos pronto. Llegamos a Almorzar a Pisa en la plaza Miracoli con una vista espectacular de la torre inclinada. El aire de este lugar me sentó bien, ya no tenía fiebre y la cabeza me dolía menos, así que me atreví a subir con los demás a la torre. Pero fue mala idea, conté uno por uno los pasos, eran 300 escalones, mis pies reventaban, el dolor de cabeza volvió y me zumbaban los oídos. Cuando llegué al campanario me senté y nadie pudo moverme de allí. Me sentí mal porque Emmet quería subir hasta la cima, había más escaleras que llegaban mucho mas arriba dónde decían que la vista era impresionante.
Esta noche teníamos turno con Bella y Edward pero nuestro avión llegó a media noche al aeropuerto Marco Polo de Venecia, así que apenas llegamos a las habitaciones descansamos como pudimos y ni me fijé en ellos.
EMMET SWAN
-Grandulón cobarde- me gritó mi Rose riéndose cuando le conté las cosas extrañas que vi en ese pueblo. Puedo jurar que vi a dos personas con largas capa negras moviéndose a una velocidad increíble, pero lo que más me dio miedo fue que sus manos eran tan blanca que parecían muertos. Debía ser mi imaginación.
Lo que sí me frustró fue no poder ver el paisaje desde lo alto de la torre inclinada de Pisa, Jasper me contó que se sintió como tocar el cielo pero pues no podía dejar a mi Rose sola. Por la noche tomamos un avión a Venecia y dormí plácidamente.
Acabábamos de salir a dar un pequeño paseo y todo olía a podrido, creí que era sólo mi nariz pero vi que las chicas también sentían ese olor.
-Pues ni modo, es una de los lugares más bonitos que he visto a pesar del mal olor- dijo mi hermanita abrazando a su novio.
-Dios mío que asco- gritó Rose cuando vio un rincón de uno de los canales una bolsa de basura.
-Es la ciudad del amor, se supone que si estás enamorada solo miras a tu pareja y no los detalles- le dijo la pequeña diablilla aferrándose a Jasper. Rose dejó de mirar los canales y empezó a disfrutar del paisaje, pronto el olor pareció desaparecer o tal vez es que me acostumbré. Teníamos día libre y cada pareja tomó su rumbo porque no nos pusimos de acuerdo. Alice quería ir al puente de los suspiros, Edward quería llevar a Bella a una isla cercana y hacer un recorrido por toda la ciudad y Rose sólo quería sentarse en algún restaurante con vista al gran canal y tomarse algo helado porque hacía mucho calor.
Al atardecer el cielo se volvió rojo, no conocimos muchos lugares, apenas los principales como la Plaza San Marcos y el bendito puente de los suspiros donde no pudimos tomarnos ni una foto porque estaba lleno de parejas.
Estábamos mirando desde nuestro balcón, había una luna llena preciosa que iluminaba todo, de pronto vimos una procesión de góndolas, algunas de ellas llevaban música y cantantes a bordo, era muy romántico, pude divisar a mis amigos en una de esas góndolas, se veían muy felices.
-¿Por qué no podemos estar con ellos?- le reproché a Rose, no entendía porque su actitud hacia Edward.
-Porque no me gustan- me respondió con tristeza.
-¿Tu hermano y mi hermana no te gustan?- no me respondió, tenía que soltarle la verdad. Me enfadaba que por su culpa no pudiera estar cerca de mi hermanita, Jasper y Edward eran a todo dar y hasta la enana podía ser linda cuando estaba del brazo de su novio.
-Tu problema es con Edward ¿verdad?. ¿Te molesta que esté con Bella? Porque si es así yo estoy demás Rose, trato de seguirte, de estar contigo pero ni yo te hago feliz- caminé hasta la ventana y suspiré.
-No es lo que crees Emmet. Es que yo… yo…
-¿tu que? No puedo comprender y esto me está hastiando. Si no puedes tolerar a mi hermana y hasta alejas a tu propio hermano no tienes corazón- le dije y caminé hasta la puerta.
-¡Emmet!- gritó Rose y me abrazó por detrás.
-No me dejes sola por favor, tu no. Es que es tan difícil para mí. Nunca antes me habían…me habían humillado tanto… me es difícil perdonarle- rompió a llorar y recién comprendí lo que tanto le molestaba. Rosalie era la mujer mas hermosa que había visto y cuando la conocí supe lo dulce que era pero sólo Edward podía sacar lo peor de ella. Era su orgullo lo que no podía superar. La abracé muy fuerte y esperé hasta que se calmara, no iba a dejarla sola, la pareja siempre está para apoyarnos y no dejarnos caer. Ayudaría a Rose a superar esto, ahora que me había abierto su corazón era más fácil.
ALICE CULLEN
Dios mío Jasper era tan lindo. Me sorprendió con un ramo de rosas que no sé donde sacó cuando fuimos al Puente de los Suspiros, nos tomamos una bella fotografía que seguramente pondría en nuestra sala cuando nos casemos. Mas tarde nos encontramos con Edward y con Bella y tomamos el mismo vaporetto, conocimos casi todas las islas, bajamos en Murano, un lugar muy hermoso donde Edward compró algunas piezas de vidrio que se las hicieron al instante. Parecían más que floreros pequeños frascos para guardar cosas. Seguramente algunos menjunjes donde pondría sus experimentos médicos. Yo me compré un lindo jarrón multicolor para flores.
Almorzamos en un lugar bellísimo con música del lugar y por la tarde hicimos una tour al Palacio Ducale y la catedral San Marcos, y otras iglesias de construcción exquisita. Casi al atardecer Edward y Jasper parecían cómplices de algo, los escuché hablar en susurros. Nos llevaron a un embarcadero cerca del Puente Rialto y subimos a una lujosa góndola negra tapizada con terciopelo rojo, salimos a recorrer los pequeños canales, todo era como sacado de un cuento, cuando ya el sol se había ocultado nuestra góndola se unió a muchas otras que seguían una misma dirección, en medio de todas y con lámparas encendidas había una góndola dónde viajaban músicos que empezaron a cantar y a tocar melodías muy dulces. Cerré los ojos por un momento y me recosté en el pecho de Jasper. Fue el momento más romántico de mi vida.
JASPER HALE
-He buscado mucha información para poder conocer la ciudad con las chicas- me dijo Edward, sólo lamentaba no poder hacerlo también con Emmet y Rose pero mi hermana no quería salir.
-Bien, nos reunimos en el muelle del vaporetto a las 10- le dije.
-Voy con Bella al Puente de los suspiros, dicen que por la mañana no hay tanta gente. No olvides comprar flores- me dijo al despedirnos. Edward era tan detallista como yo en ese aspecto, siempre pensando en sorprender a Bella como yo a Alice. Mientras veía como mi hermosa novia estaba embelesada con el paisaje recordé el consejo de Edward y compre un ramo de rosas, Alice prácticamente me comió a besos. Nos encontramos con nuestros amigos después y dimos un largo paseo por las afueras de la ciudad, no había tanta gente como en el centro y no olía mal.
-Que te parece si contratamos una góndola en común, pensaba llevar a Bella a dar un paseo por la noche pero creo que entre los dos podemos pagar por el doble de tiempo- me sugirió Edward.
-Claro, lo tenía en mente, en el hotel dijeron que el paseo nocturno incluye variedad- le sonreí y quedamos en sorprender a las chicas. Sólo lamentaba que Rose no pudiera venir con nosotros, su actitud seguía siendo hostil y eso me apenaba mucho, sólo esperaba que no tuviera que pasar algo grave para que se de cuenta de su error.
El paseo fue muy bonito, visitamos casi todos los palacios e iglesias por los pequeños canales y luego nos unimos a la procesión de góndolas por el gran canal, la luna estaba en su esplendor, toda Venecia parecía brillar y yo tenía a Alice conmigo, estaba más que feliz.
Ma n'atu sole,
cchiù bello, oje ne'
'O sole mio
sta 'nfronte a te!
'O sole, 'o sole mio
sta 'nfronte a te!
sta 'nfronte a te!
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Pero otro sol,
qué es aún más bello,
el sol mío,
está frente a ti,
el sol, el sol mío,
¡está frente a ti!,
¡está frente a ti!
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Escuchaba la suave voz del cantante mientras mi princesa recostaba su cabeza en mí, Alice era mi sol, mi luna y todo mi cielo, si definitivamente Venecia es la ciudad más romántica del mundo.
Acabé por fin, lo tenia a medias desde hace días y es que la mudanza me tiene loca. Ah si, me mudo de casita, creo que ahora escribiré más seguido ya que dejo mi departamento estrecho y moderno para ir a una casa antigua y enorme con jardines y muchas flores. Espero que la inspiración llegue más rápido en ese hermoso lugar. Gracias por la espera.