Disclaimer: Los personajes que se presentan en esta historia son propiedad de Masami Kuromada y Toei Animation. Lo que se escribe aquí sólo es por diversión y sin intención de ofender o plagiar a alguien.

Advertencia: El siguiente fanfiction está repleto de estupidez e inmadurez en su estado puro, por lo que si esperas Diosas maduras y situaciones serias… abstente de seguir. Este es el resultado de dos mentes perversas y mucha imaginación, quizá no puedas soportarlo, pero si aceptas el reto… continúa.

"The Boys of the Kido's Mansion"

Primer Capítulo: "¡¿Modelos?!"

Una clara mañana reinaba en el cielo de la capital de Japón, así es, la bella Tokio era inundada de los comunes sonidos que la caracterizaban como una concurrida metrópolis que combinaba a la perfección cultura y tradición, naturaleza y tecnología, pasado y presente. En las calles, miles de personas transitaban por las aceras, y otros tantos cientos de automóviles recorrían el asfalto, cada quien inmerso en sus deberes. Los parques rebosaban de árboles floreciendo y su aroma se dispersaba con el viento. Los altos edificios se imponían en el paisaje de concreto, reflejando el cielo azul en sus cristales. Y justo en el centro de la urbe, un gran edificio se izaba con apenas treinta pisos, y en el último, en una amplia oficina, alguien trataba de solucionar sus propios deberes.

-Nanami- llamó alguien sentado en un escritorio- Nanami… ¡Nanami!- gruñó desesperada la persona.

-¿Me gritaba usted señorita Alissa?- atendió una joven de largo cabello negro que usaba lentes, trayendo consigo una agenda. La aludida entrecerró los ojos.

-¿Ya llamaste a los muchachos?- interrogó la mujer de cabellos rubios en el escritorio.

-Cinco veces- respondió la chica adentrándose a la oficina.

-¿Y?-

-Bueno, al parecer sufrieron un accidente- contestó con nerviosismo.

-¡¿Qué?!- gritó histérica tirando la silla al levantarse- ¿Cómo, cuándo, por qué?-

-Cuando les llamé esta mañana, no atendían al teléfono, así que llamé a Saki hace cinco minutos, y al parecer todos están en el hospital por intoxicación- respondió tranquilamente la pelinegra.

-No me digas que les cayó mal la cena de anoche- dijo sarcásticamente Alissa.

-Pues… sí, según el diagnóstico del médico ellos tienen… ehm… ¿Cómo decirlo?- jugaba nerviosa con las palabras.

-¡Dilo ya niña!- gritó su jefa.

-Tienen una diarrea incontrolable…- soltó de pronto.

-…- miró atónita a la chica frente a ella- Esos idiotas, les dije que no comieran tanto- murmuró después de un rato.

-¿Qué haremos ahora?, los publicistas y representantes de las compañías llegan mañana en la mañana para firmar los contratos de los chicos- recordó impaciente Nanami.

La mujer posó una mano en la barbilla mientras se levantaba para mirar por la enorme ventana que daba vista a la ciudad. Debía hallar una solución rápida a su problema o sus ingresos sufrirían una baja desmedida a causa del incidente de la noche anterior con el buffet de aquella fiesta.

-¡Lo tengo!- exclamó de pronto- Nanami, haz que preparen mi auto, tengo una visita que hacerle a la presidenta de la fundación Graude… Saori Kido- terminó con cierta malicia sobre el último nombre.

A las afueras de la ciudad, una hermosa residencia se encontraba en calma, realzando su belleza una ostentosa entrada y varios jardines. El verde follaje matizaba el alrededor, contrastando con el pulcro blanco de la ostentosa mansión. Dentro del lugar, en una lujosa estancia iluminada por la luz diurna que se colaba en el gran ventanal, la dueña de tal residencia se encontraba tocando el piano. La música inundaba el aire; era parsimoniosa y pacífica, cada nota desprendía una calma sobrenatural. No había sonido más armonioso y bello…

-¡Señorita Saori!-

El efecto se fue, y la "melodiosa" voz de Tatsumi irrumpió el momento. Saori dejó de tocar y fijó su vista en aquel que le llamaba.

-¿Qué sucede ahora?- respondió tranquila.

-Tiene una llamada- le informó.

-¿De quién se trata?-

-Dice que es de la Agencia de Modelos Europeos y Asiáticos- respondió el mayordomo- la busca la presidenta, Alissa…-

-¿Alissa Rumsfeld?-

-Eh… sí, ella, ¿La conoce usted?- preguntó dudoso.

-Bastante bien- Saori masajeó sus sienes- ¿Y ahora que querrá?- suspiró con cansancio- Comunícale que la recibiré aquí, no tengo la más mínima intención de ir hasta la ciudad para verla- anunció ella yendo hacia la terraza.

-Sí señora-

Tatsumi regresó a la sala donde había atendido la llamada, y en cuanto hubo colgado, el ruido de un auto en la reja principal llamó su atención. Vio que el guardia le abrió paso a un lujoso deportivo rojo, el cual se estacionó ruidosamente frente a la puerta. De él bajó una mujer rubia de porte elegante. El mayordomo le abrió la puerta extrañado, pero sin olvidar sus modales.

-Bienvenida a la residencia Kido, usted debe ser la señorita Rumsfeld, pase por favor- indicó él dándole acceso.

-Ay pero que lindo sirviente con modales tan refinados- dijo ella sonriente- "Bienvenida, pase por favor"- imitó infantilmente- Saori sí que sabe escoger a todo aquel que le sirve-

Tatsumi sólo obvió los comentarios de la rubia a la par que una enorme gota se deslizó por su cabeza. La condujo hasta la terraza del jardín, donde Saori estaba tomando tranquilamente el té, acompañada de Shun y Seiya. Reía y conversaba alegremente, hasta que vio a su invitada. En esos momentos escupió el líquido que intentaba tomar, cayendo encima de los chicos frente a ella.

-¡¿Cómo es que has llegado tan rápido?!- preguntó incrédula.

-Ya estaba afuera de tu casa cuando te llamé…- respondió ella como si dijera lo más obvio del mundo.

-No te esperaba tan pronto-

-¿Así es como recibes a tu querida hermana?, tu cortesía ya no es la misma- dijo ofendida y haciendo una mueca.

-¿Hermana?- cuestionaron ambos chicos, tratando de secarse las babas de la Diosa.

-Shun, Seiya…- dijo Saori tragando saliva- déjenme presentarles a mi hermana…- cerró los ojos con pesar- Afrodita-

-Es un placer señorita Afrodita- se introdujo Shun.

-El placer es todo mío bombón- miró lujuriosamente a los presentes- entonces los rumores eran ciertos…-

-No empieces- dijo entre dientes la sabia al ver las intenciones de su hermana.

-No seas egoísta, tengo derecho a mirar- tomó asiento en la mesa de la terraza- y dime cariño… ¿Ya tienes novia?- se dirigió a Seiya.

-Eh… creo que me llama mi hermana, ¡Ya voy Seika!- y Seiya desapareció del lugar.

-Creo que lo puse nervioso- dijo sonriente- seré clara, necesito un favor-

-Yo me retiro para que puedan conversar- se disculpó Shun levantándose.

-Nos vemos luego lindura- la Diosa le guiñó un ojo al peliverde, el cual se ruborizó instantáneamente.

-Afrodita…- gruñó Athena.

Ambas deidades quedaron a solas. Si bien no eran las más unidas en todo el Olimpo, Athena le había hecho unos cuantos favores a la Diosa del amor, y fuera lo que fuera a pedir en ese momento, tenía el presentimiento de que no le iba a gustar para nada. Afrodita había seguido con la mirada a Shun hasta que se perdió de vista, y después fijó sus ojos azules en Saori.

-Necesito…- tomó ambas manos de Saori aún viéndola seriamente- necesito… ¡Que me prestes a tus Caballeros para hacerlos pasar por modelos!- soltó casi con lágrimas en los ojos.

-Que tú…- Saori quedó petrificada y sus ojos se abrieron- que tú…- un silencio se hizo presente, la rubia chasqueó los dedos frente a su hermana.

-¿Hola? ¿Tierra a Athena?-

-Tú… necesitas a mis Caballeros… ¡¿PARA QUÉ?!- gritó histérica levantándose de su asiento.

-Por favor por favor por favor- suplicó la Diosa de rodillas- sólo una semana-

-¡Por supuesto que no!-

-Di que sí, tendrán seguro de vida, regalos, contratos con firmas reconocidas de ropa y accesorios… ¡Hasta les pagaré!-

-¡No!- rugió la pelimorada- tú tienes tu agencia repleta de modelos de toda Europa y Asia, ¿Por qué quieres a mis Caballeros?- preguntó molesta.

-No te estaría pidiendo esto si no fuera de vida o muerte- le reprochó con los ojos llorosos.

-De vida o muerte también fue cuando me pediste que no le dijera a nuestro padre que tú maquillaste su estatua en el Olimpo, o cuando Ares me preguntó si te habías ido de fiesta con Dionisios y yo tuve que decirle que no, o cuando Hefesto…-

-¡Está bien! Entendí el punto, pero créeme, esto es en serio, si no consigo a hombres hermosos para mañana ¡Estaré arruinada!-

-A ver- Athena de nuevo masajeó las sienes tratando de conseguir la paciencia que no tenía para con su hermana- dame una sola, sólo una razón por la cual YO tengo que prestarte a MIS Caballeros para que hagan algo tan ridículo como ser modelos-

-Escucha sabelotodo- Afrodita se levantó y comenzó a andar en círculos por la terraza- tengo hombres a mi disposición mucho más bellos que tus guerreros, pero, tenía a trece en especial que iban a firmar con marcas reconocidas por varios millones de dólares, pero ahora "oportunamente"- hizo la seña con sus dedos- no están disponibles- volvió a mirarla preocupada- gracias a la reputación que tiene mi agencia, acordaron revisar los expedientes de cada uno de los muchachos mañana en la mañana antes de firmar, pero como ves, no tengo modelos, pero sí tendré millones, varias millones de razones para odiarte si no accedes-

Saori levantó una ceja y se cruzó de brazos ante la amenaza que le daba la Diosa del amor, era tan caprichosa que de alguna manera u otra se saldría con la suya. Suspiró con cansancio, y de nueva cuenta clavó su mirada verde en ella.

-¿Por qué mis Caballeros y no los guerreros de alguien más?-

-Como ya te dije… los rumores circulan muy rápido en el Olimpo, y he escuchado de varias Diosas que tienes a tu servicio a hombres más guapos que el mismo Adonis, además… creo que acabo de comprobarlo- terminó con una sonrisa complaciente.

-Mira Afrodita, ellos son mis protegidos, y si llego a saber que "algo" les ocurrió… desearás no haber nacido… o surgido…- dijo ella meditando las palabras.

-¡¿Es un sí?!- gritó emocionada. Athena le miró escéptica.

-Sólo en lo que se recuperan tus modelos; estarás bajo vigilancia, nada de fotos comprometedoras, nada de acosos, y lo más importante… ¡Nada de andarte propasando!-

-Athena, me ofendes, ¿Crees que soy capaz de hacerles algo… que no quieran tus Caballeros?- preguntó cínicamente.

-Afrodita…-

-Está bien, está bien, es un trato- dijo más que complacida y juntando sus manos. -¡Gracias Athena!- puso su cara de ángel y ojitos llorosos.

Ambas deidades se sentaron para disfrutar de lo que quedaba de la tarde. El aroma de las rosas viajaba con el viento, y muy a lo lejos se escuchaba el ruido de la enorme metrópoli. Tomaron sus tazas de té y le dieron un sorbo. Realmente todo estaba muy tranquilo… para ser verdad. A lo lejos, escucharon gritos que provenían de la sala, se miraron mutuamente, y levantaron una ceja. Decidieron no prestarle importancia.

-¡Saga por favor!-

-Déjame tranquilo Kanon-

-Anda, no estés molesto, yo no sabía que íbamos a ir a parar a un balneario para chicas- intentó disculparse el menor.

-Pues no estoy seguro de eso- contestó iracundo el gemelo.

-Está exagerando hermano, sólo fue un pequeño error- dijo inocente Kanon. Saga se detuvo en seco.

-¡¿Pequeño error?! ¡Esas mujeres estuvieron a punto de matarme cuando me caí dentro del lugar!- gritó sin prestar atención a su alrededor- ¡Jamás volveré a tener vacaciones contigo a mi lado!-

-¿Saga?- se dirigió Athena a él.

El joven dio un respingo por el susto, y volteó en dirección a su Diosa, la cual tenía una ceja izada ante el comportamiento que presentaba. De pronto, se escuchó el sonido de la porcelana estrellándose contra el suelo y haciéndose mil pedazos. Saori miró en dirección a su hermana, y ahí estaba… la Diosa del amor, petrificada con la vista fija en sus Santos y la boca entreabierta.

-¿Afrodita?- llamó Athena.

La rubia se levantó con una sonrisa bastante amplia y una mirada por demás interesada en aquellos peliazules. Se acercó sin discreción y los revisó de arriba abajo, y ambos no pudieron sentirse más incómodos con aquello. Primero fue hasta donde Kanon; su rostro se aproximó peligrosamente al de él, y observó con detenimiento sus orbes verdes. Colocó la mano derecha en su barbilla y de nueva cuenta comenzó con la inspección visual. Después fue hasta Saga, comenzó a rodearlo y observarlo al mismo tiempo. Athena comenzaba a sentir que un tic se apoderaba de su ojo al ver actuar de esa manera a su hermana. Saga permaneció estático y con varias gotas de sudor resbalando por su cara. Entonces Afrodita se detuvo ante él, lo miró una vez más a los ojos y se acercó para abrazarlo, pero no acabó ahí, pues la joven rubia descendió hasta tocar cierta parte en la que el Santo quedó helado y totalmente inmóvil.

-Justo como imaginé- dijo con un tono de satisfacción.

Esa había sido la gota que derramó el vaso. El cosmo de Athena comenzaba a incrementarse amenazadoramente, mientras sus ojos expedían un rojo de ira. Saga cayó al suelo inconsciente, y Kanon fue a su lado.

-¡Saga, Saga!- gritaba desesperado mientras sacudía a su igual- ¡No puede ser!, ¡No es posible que ella te haya tocado el trasero a ti y no a mí!- dijo con resentimiento.

-¡Afrodita!- gritó iracunda la deidad de la sapiencia. Su hermana sonrió con inocencia y una gota en la cabeza.

Justo en ese momento comenzaron a llegar el resto de los Caballeros al sentir el irritado cosmo de su señora. Ella tenía a Niké en las manos, y amenazaba con degollar a la otra joven.

-Vamos Athena, no es para tanto, sólo me estaba asegurando de su "calidad"-

-¡Aquí tienes tu calidad!- izó el báculo y estaba a punto de clavarlo en el cuerpo de Afrodita.

-¡Saori mira!- gritaron de pronto.

-¿Qué cosa?- y en ese instante Seiya se abalanzó sobre la pelimorada y le quitó a Niké- ¡Seiya!- reprochó la Diosa.

-Gracias bombón- dijo Afrodita al Pegaso. Él se rascó la cabeza nerviosamente y Saori lo miró asesinamente- mira hermanita, no te pongas furiosa sólo porque me estaba asegurando que el producto que me prestas está en buenas condiciones-

-Eres una…-

-¿Alguien podría decirnos que sucede?- preguntó el maestro de Libra antes de que el asunto se pusiera peor.

Athena miró a cada uno de sus Santos, y después de suspirar con una resignación poco usual en ella, procedió a pedirles que se reunieran en la estancia que daba al jardín posterior. Una vez allí reunidos los de Bronce, Oro y las chicas de Águila y Ophicus, Athena se posó delante de todos.

Lentamente comenzó a explicarles la situación. Su preciosa y queridísima hermana los quería como modelos en su agencia internacional de tales, para que cubrieran a los chicos que tendrían que firmar esos contratos. Sus vacaciones en el país oriental se verían frustradas dadas las instrucciones que la Diosa les daba. Ella se sentía realmente apenada, pues les prometió ese tiempo libre, sin embargo era mejor "prestar" a sus Caballeros por las buenas con Afrodita, o ella terminaría secuestrándolos. Cuando terminó la explicación del asunto, así como de las reglas de seguridad establecidas por la de la guerra justa, un silencio sepulcral se hizo presente. La cara de los presentes decía todo.

-Entonces… ¿Tendremos que andar en pasarelas…- empezó Aioria.

-…Tomarnos fotos en poses seductoras…- siguió Milo.

-…Y andar en ropa interior ante un grupo considerable de chicas?- terminó Máscara Mortal.

-Y eso es sólo el principio- aseguró una Afrodita entusiasmada.

Repentinamente se escuchó un sonido seco, buscaron el origen y dieron con el guardián de la sexta casa desplomado en el suelo. Mu y Aioria le ayudaron a levantarse y lo sentaron de nuevo en el sillón.

-Ejem… no tienen por qué asustarse Santitos- dijo con una sonrisa- no muerdo… muy duro. Además, Athena me ha dado el permiso, y créanme que se van a divertir mucho- una risita escapó de los labios de la rubia, a lo que todos se miraron entre sí.

-Sólo una cosa más- habló Saori- para estar segura que cumplirás con el trato, Marin y Shaina te vigilarán- sentenció ella.

-¿Qué nosotras qué?- dijeron al unísono.

-Por mí no hay problema, mientras más ayuda tenga, más rápido será todo- dijo satisfecha.

-Bien. Es todo por hoy, descansen que mañana será un día agitado-

Los chicos fueron retirándose a sus habitaciones, hasta ir dejando vacía la sala, el de Aries y Aioria se llevaron a rastras a un inconciente Shaka. Athena ya estaba a punto de irse a su dormitorio, cuando su hermana la detuvo.

-¿Y ahora qué quieres?-

-¿Puedo quedarme esta noche aquí?-

-¿Y dejarte el acceso a las habitaciones de mis Santos a tu entera disposición?, ¡Ja!, claro que no- contestó Athena.

-Ya decía yo que no eras toda dulzura. Hasta mañana- se despidió la Diosa.

Ya la noche estaba entrada con una luna grande y plateada en el horizonte, todo estaba oscuro en la residencia de la Diosa, y el murmullo del viento y los animales nocturnos eran los únicos sonidos perceptibles. Dentro de las habitaciones de los chicos era un ambiente similar, ya que, aún cuando la idea era rara, tampoco les desagradaba a algunos, provocando que tuvieran un problema para dormir.

-Aioros… ¿Estás dormido?- preguntó el león- Aioros- insistió el castaño- Aioros, Aioros-

-¿Qué quieres Aioria?- contestó al fin el arquero.

-Nada, buenas noches-

-Milo…-

-¿Sí Camus?-

-¿Podrías… dejar de practicar poses y apagar la luz de una buena vez?- sugirió Camus con los ojos cansados.

-Dame cinco minutos-

-¡Te di cinco minutos hace media hora!, apaga la luz ¡Ya!-

-Por eso no tienes novia Camus…-

¿Logrará Afrodita hacer pasar por súper modelos a los Santos de Athena?, ¿Por qué la Diosa del amor puede manosear a Saga y nosotras no?, Si Camus no tiene novia… ¿Cuál es su número de celular?, ¿Lograremos colarnos a las sesiones fotográficas de los Santitos?, ¿Algún día dejaremos de meterlos en problemas?, espero que no…

Continuará…


Notas de la autora:

¡Ta-dán!, ¿Qué les pareció eh?, este es un fic que salió de los más profundo de mi subconsciente, y con ayuda de una maestra en el arte de la parodia, Sunrise Spirit, llegué a concretar la idea, espero que lo hayan disfrutado.

Ambas esperamos sus reviews con comentarios y sugerencias ya que es un trabajo compartido y estamos ansiosas por ver la reacción de ustedes nuestros estimados lectores.

¡Les mandamos un saludo a todos!

**Dedicado a todos aquellos que nos apoyan en nuestras locuras**