ROJO Y PERLA
Capitulo 1: Camino a Konoha
Por Okashira Janet
Naruto y Naruto Shippuden son propiedad de Kishimoto, yo solo uso sus personajes con el fin de entretener. Esta es una reedición que espero les guste mucho más que la primera versión. Sin más, gracias por leer.
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Sacudió ligeramente la cabeza y se pasó una mano por la frente, hacía mucho calor, demasiado para estar a principios de verano, aunque también estaba el hecho de que acababa de salir de la caliente y poco acogedora aldea de Suna.
Bueno, decir que era poco acogedora por completo sería mentira, después de todo Temari-san y Gaara-sama eran muy amables, el problema estaba con Kankuro-san que podía ponerse pesado cuando tenía algunas botellas de sake encima.
—Que calor. —Echándose aire afectadamente con una mano Hinata estiró lo más que pudo su pesada chaqueta en un vano intento de que se colara un poco de viento hasta su acalorada piel, la Hokage le había encargado una misión en solitario, era bastante raro que algo así ocurriera pero la aldea estaba prácticamente en ruinas desde el tormentoso ataque de Pein. Apenas recodarlo Hinata sintió que su cara se volvía roja, se le había declarado a Naruto al intentar protegerlo (una protección bastante deficiente tomando en cuenta que no había hecho nada más que perder el conocimiento), en aquel preciso instante se sentía envalentonada por el momento y por su alocada cabecita nunca había pasado la idea de qué era lo que haría si sobrevivía a su desesperado ataque.
Porque había sobrevivido.
Según lo que le habían contado Naruto se había enfurecido, había desatado las ocho colas del Kyuuby y había provocado una explosión monumental, todo eso mientras ella se paseaba entre la verdad y la inconsciencia con sangre saliendo de su boca y tirada de cualquier manera al lado de una roca, una escena de seguro nada romántica de observar.
Después de eso el equipo de Neji la había rescatado, entre el caos su primo la había protegido y cuando las cosas volvieron a la normalidad tuvo que internarse en la clínica de Konoha (otra vez) por estar al borde de la muerte.
En resumidas cuentas cuando por fin había logrado recuperar la consciencia habían pasado cerca de dos meses, Naruto se había vuelto a ir, esta vez con la misión de destruir a Madara Uchiha (Tenten le había comentado que el rubio había sido el autor de una conmovedora escena en donde tomando de la mano a una Hinata bien sedada le decía con voz conmovedora que su sacrificio no sería en vano), la aldea apenas se estaba recuperando, los pocos Jounin que quedaban eran enviados a las más variadas misiones y la joven Hyuuga se había pasado más de dos semanas jugando barajas con el papá de Chouji que también había ido a parar al hospital (eso cuando el amable señor no estaba comiendo).
En fin, que volver a las misiones era un verdadero alivio, aunque esta fuera de rango C, en un principio se suponía que Kiba tendría que acompañarla pero a Shino le habían surgido problemas y el joven había tenido que marchar a apoyarlo, gajes del oficio, ya se sabe.
—Pero que calor… —Nuevamente la joven estiró su chaqueta y se echó el cabello hacía atrás, los últimos años se lo había dejado crecer porque esa era la costumbre en su clan pero últimamente se replanteaba seriamente el dejar de llevarlo suelto, la verdad era un estorbo y peor cuando se encontraba en combate. Soltando un ahogado suspiro la joven de ojos perla detuvo un momento su camino y buscó afanosamente en su mochila, la misión era muy sencilla, llevar un pergamino con indicaciones acerca de Akatsuki al Kazekage del desierto, describir las señas de Madara Uchiha y traer información de vuelta si es que la había.
Gaara no tenía mucho que contar al respecto, desde que habían sacado al Bijuu de su interior no había tenido más tratos con Akatsuki, se podría decir que habían dejado a su pueblo en paz, una desgracia volver con las manos vacías pero eso ya estaba fuera de su alcance.
—Si sigo con buen ritmo llegare mañana. —murmuró para si misma al tiempo que ataba su largo cabello con una cinta en un moño alto, el cuello y las mejillas despejadas fueron un gran alivio pero debía admitir que aún tenía calor. Girando la mirada a ambos lados notó que se encontraba sola y tuvo que soltar una ahogada risita ante su paranoia, la verdad es que no le gustaba mucho mostrar su cuerpo en público, era ¿cómo decirlo?, ¿exuberante?, una vez cuando entrenaba en el dojo de su clan había escuchado a uno de los ancianos decir:
—"Si Hinata-sama sigue cosechando un cuerpo como ese podrá desarrollarse fácilmente en el arte de las kunoichis". —Y ese simple enunciado basto para que se horrorizara por completo para el resto de su vida.
Ella era una ninja dedicada y entrenaba lo más fuerte posible para ser mejor cada día, pero eso de la seducción que usaban las mujeres ninja no se le daba para nada, por Dios, si se desmayaba por tener cerca a Naruto ¿cómo podrían llegar a imaginarse que sedujera a un extraño? y por esa razón escondía su cuerpo, algo le decía que Tenten hacía lo mismo pero era demasiado tímida como para preguntarle, en ese aspecto había cambiado muy poco.
Pero en fin, estaba sola, ni Kiba, ni Shino, ni otra chica, ni siquiera Akamaru, no tenía por qué esconder nada, con un gesto de profundo alivio se sacó la chaqueta y se la amarró a la cintura, sus senos se habían vuelto muy grandes y se encontraban apretados en la camiseta negra de malla que llevaba abajo, lastima que fuera negra… el sol le daba con mayor fuerza…
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Itachi probó de parpadear e intentar enfocar lo que tenía adelante, podía ver manchas borrosas, algunos trazos difusos, la cabeza le daba vueltas, se sentía mareado. Cerró nuevamente los ojos y tomó aire, forzar a su vista no le traería nada bueno, no le había traído nada bueno los últimos dos meses.
Seguir vivo después de haberse esforzado tanto para que lo mataran resultaba irónico, ni todos sus elaborados planes, ni su capacidad de actuación, ni siquiera unirse a Akatsuki, nada había funcionado para que terminara sus días a manos de su hermano menor… Sasuke, como había crecido…
Tanteando a su alrededor soltó un suspiro, descubrir después de una semana tirado envuelto en su propio genjutsu que seguía con vida había sido una fea voltereta del destino, se suponía que Sasuke lo mataría, se suponía que su hermano después de finalizada su venganza volvería a Konoha, se suponía que él moriría feliz… pero nada de eso había sucedido.
¡Maldito fuera Obito Uchiha por meter las narices donde no lo llamaban!, ahora Sasuke sabía la verdad, ahora él en lugar del asesino de su clan era el mártir, nada podía salir peor… y a eso se le agregaba estar ciego. Y no solo porque le faltara ese necesario sentido, no, Uchiha Itachi era completamente capaz de ir por la vida sin ver aunque fuera una vida más bien triste.
Lo en verdad terrible de ese asunto es que ahora tenía que enmendar su error, no había podido matar a Sasuke cuando era pequeño, era su hermanito menor, ¿cómo hacerlo?, pero ahora el mismo niño estaba totalmente empeñado en acabar con Konoha y eso no lo podía pasar por alto, porque Konoha era su aldea, era su vida, había dado todo lo que tenía por ella, no dejaría que Sasuke destruyera su sueño… así fuera su hermano.
Pero un hombre ciego, así fuera el más fuerte, no podía hacer mucho contra un aventajado portador del Sharingan, Sasuke se había vuelto tan poderoso que incluso había podido aprisionar a Orochimaru, no podía tomarlo a juego. Tenía que recuperar la visión, esconderse de Akatsuki y convencer a su hermano de su locura… si es que podía hacerlo con palabras.
—Problemático hermanito menor… —susurró por lo bajo dando un suspiro, ahora que su cuerpo parecía haberse recuperado un poco había trazado un plan, la única persona en el mundo que probablemente podía hacer algo por él era Tsunade, volver a Konoha no iba a ser un paseo de rosas, dudaba mucho que la actual Hokage supiera la verdadera historia de la masacre de su clan, convencerla de su inocencia iba a ser muy difícil, además en caso de que la mujer le creyera… ¿podría hacer algo por él?, le había dado un fuerte poder suyo a Naruto pero de ser posible no quería tocar esa energía a no ser que fuera completamente necesario.
Viendo sus posibilidades se daba cuenta con pesar que tenía muy pocas salidas y todas muy peligrosas, tal y como estaba la aldea de la Hoja lo más probable es que mataran y luego averiguaran y ya a esas alturas a Itachi no le hacía mucha gracia morir por segunda ocasión. Pero no había opción, tendría que llegar a Konoha por sus propios medios, tenía que enmendar su error, detener a Sasuke, acabar con lo que no había podido hacer hace tantos años.
—Llueve… —Lo notó casi con sorpresa, no había advertido la humedad en el viento, no había sentido nada, era de noche y él estaba solo, ciego y perdido en medio de la nada, repentinamente se sintió vacío, no le era un sentimiento ajeno, la mitad de su vida había sido una máscara que una misión le había obligado a portar.
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Hinata juntó nerviosamente los dedos de sus manos, estaba echa un ovillo dentro de una bastante estrecha cueva, llovía incesantemente, pero no era eso lo que la tenía en ese estado de alerta.
Había otra persona.
Antes de intentar dormir había recorrido el área circundante con su Byakugan, era una costumbre que tenía de siempre, cada que su equipo salía ella se aseguraba que el campamento fuera seguro, esta vez no lo era. La joven Hyuuga había visto muchos tipos de chakra a lo largo de su vida, pero pocos eran tan fuertes y tan intensos como el que estaba contemplando en ese instante.
¿Sería un Akatsuki?, ¿un criminal rango S?, fuera quien fuese ella no tenía el suficiente poder para hacerle frente, salir en solitario sería un verdadero suicidio y ya suficientes emociones había tenido con intentar proteger a Naruto de Pein en una ocasión, gracias.
Se mordió los labios nerviosamente tanteando en su cintura un kunai por si acaso, de seguro que Neji no tenía esa clase de problemas, su primo ya era todo un jounin que no temblaría como hoja ante ese imprevisto, ¡que tonta que era!, debía darse valor tratando de pensar en lo que haría otra persona en su misma situación.
¿Y si salía?, no, no, de todas las cosas que podía intentar hacer esa era la más estupida de todas, en primera se acababa de recuperar de casi morir, en segunda no era lo suficientemente fuerte y en tercera y la más importante, suicidarse no le parecía una manera digna de terminar su vida. Esperaría. Seguramente la otra persona ya se había percatado de su presencia pero con algo de suerte pasaba de intentar algo con un ser tan insignificante, por favor, por favor, que el shinobi no se molestara con intentar entretenerse con una personita tan banal como lo era ella.
—Gatito... —Un trueno retumbó por todo el lugar y el rostro de Itachi iluminado por un rayo apareció en el umbral de la cueva.
—¡Ah! —Por mero instinto aventó el kunai que tenía en la mano obligando al muchacho a separarse dejándole libre la salida, ya afuera y con una verdadera tormenta empapándola por completo Hinata hizo gala de la única cosa que podía hacer en esos momentos, correr. Por suerte llevaba el pergamino de respuesta atado a la cintura así que solo pudo darle la bendición a su abandonada mochila y partir como si en vez de pies tuviera alas, el suelo y las ramas de los árboles estaban mojadas y resbalosas así que apretando los labios se dijo a si misma que resbalar o caer no estaba permitido, no si quería seguir con vida.
—Shinobi… —Itachi la siguió, esperaba que la persona dentro de la cueva fuera un shinobi y no un simple civil pero la verdad es que el ninja corría muy rápido y él realmente no tenía tiempo para seguirle la huella a alguien por el simple sonido de sus pasos en el agua. Hinata ahogó un chillido cuando una pesada cadena la sujetó por la cintura enrollándose en su cuerpo haciéndola caer de mala forma, adolorida se giró sintiendo el corazón latir a todo galope.
—Quieto Gatito. —Itachi habló con su fría voz normal tensando las cadenas para que su presa no escapara.
—¿Quién es usted? —Hinata intentó que su voz no temblara lográndolo a duras penas, no distinguía en medio de la oscuridad y de la lluvia a su atacante.
—¿Una kunoichi? —El joven Uchiha arqueó una ceja, seguramente tenía que serlo, su voz era dulce, demasiado para tratarse de un ninja.
—¿Quién es usted? —La joven repitió la pregunta esta vez con más firmeza, si iba a morir no lo iba a hacer como una débil, por lo menos iba a demostrarse valiente en ese momento. Itachi no contestó sujetó las cadenas de tal forma que no se le fuera a escapar y puso una rodilla en tierra frente a ella, quería descubrir a que aldea pertenecía la joven ninja, pero para Hinata el asunto fue diferente, teniéndolo tan cerca su respiración se cortó por un momento, ¡era Uchiha Sasuke!, no, era muy parecido, pero este hombre tenía los ojos cerrados, unas marcadas líneas en la cara, el cabello mucho más largo, no, no era él, pero se parecía intensamente. Itachi adelantó las manos, alcanzó su cabeza y notó como la chica se tensaba ante el contacto, con las yemas de los dedos tocó su cabello, recorrió su cabeza notando el largo de su cabello y como lo llevaba atado en una cinta, al no encontrar lo que buscaba pasó a recorrer su rostro, nada en la frente, sintió que ella temblaba cuando rozó sin intención sus mejillas.
Hinata tuvo que hacer un esfuerzo para controlarse, tragando saliva intentó que sus dedos alcanzaran el kunai que sobresalía de su bolsillo, pero apenas alcanzó a rozarlo. De pronto las manos de él saltaron sobre su cuello, como una descarga eléctrica intuyó el siguiente movimiento, la iba a ahorcar, moriría asfixiada, tuvo la intención de cerrar los ojos, pero el pensamiento la traicionó, sus ojos perla se abrieron al máximo, observaría el momento de su muerte, lo sentiría y lo afrontaría como la ninja que era.
Tal vez fue por esa férrea decisión que por un momento no entendió lo que ocurría cuando el joven, lejos de apretar su cuello, empezó a pasar las yemas de los dedos con lentitud sobre su protector, remarcando cada línea.
—Konoha… —De los labios de Itachi surgió un leve murmullo, se había tardado en encontrar el protector pero no estaba rayado ni maltratado, señal de que su dueña lo cuidaba bien, era por lo tanto un miembro activo de la aldea de la Hoja, al parecer ese era su día de suerte.
—¡Uchiha Itachi! —En un momento de terror la inspiración acudió a su confusa mente, no podía ser Madara porque no vestía la túnica Akatsuki, tampoco podía ser Sasuke porque a él si lo hubiera reconocido, solo quedaba una posible persona y para su mala suerte era justamente el hombre al que se le adjudicaba la matanza Uchiha.
—¿Me conoces? —Frunció un poco el ceño, quizás aflojó un poco la presión de las cadenas, no lo hubiera podido decir con exactitud, el caso es que de un momento a otro el mencionado "Gatito" se escabulló frente a sus narices, ahogando un gruñido se abalanzó rápidamente sobre ella, quizás el asunto de su hermano lo estaba afectando demasiado, pero no podía dejar perder sus habilidades frente a…
—¡Byakugan! —En medio de la tormenta escuchó fuerte y claro el grito de guerra, por mero instinto dio un paso atrás y adelantó una mano en posición de guardia, su presa no era tan inocente después de todo, se había topado ni más ni menos que con un Hyuuga.
—No te hagas el fuerte Gatito. —Su voz no sonaba ni amenazante ni irónica, era simplemente plana, sin ningún matiz de por medio, en medio de la tormenta y con la mano extendida preparada para usar el Juuken Hinata tragó saliva respirando con dificultad, sabía que tenía la pelea perdida, sabía que no podía hacer nada contra un hombre que ni siquiera Naruto había podido detener, pero justo en esos instantes se daba cuenta cabal de que tenía muchas cosas por las cuales vivir, no quería que su hora llegara, no aún.
—Uchiha Itachi. —Alzó la voz lo más posible para que la oyera—. Creí que se encontraba muerto, ¿cuáles son sus intenciones?
—Volver a Konoha. —Le había contestado (ni en su más remota imaginación hubiera creído que le contestaría, había hecho la pregunta por pura formalidad ninja).
—¡Ah! —Y para mayores desgracias ya se encontraba frente a ella, con su musculoso pecho tapándole la visión de cualquier otra cosa.
—Pon atención… —Pero lejos de dejarlo seguir la joven se abalanzó con un golpe, a pesar de estar ciego lo esquivó rápidamente, podía sentir la enorme cantidad de chakra surgiendo de sus manos, si le alcanzaba a dar tendría que decir adiós a sus puntos vitales.
Hinata intentó golpear de nuevo pero él le sujetó la mano con tal fuerza que tuvo que morderse los labios para no proferir un grito de dolor, con el último rastro de lucidez que le quedaba aventuró una barrida pero al esquivarla tanto el Uchiha como ella cayeron al piso, ella llevándose la peor parte.
—¡Alto! —Inmovilizándola con su cuerpo la sujetó por las manos, empezaba a molestarse y eso no era algo común en él—. No voy a hacerte daño si me escuchas.
—¿Qué- que quiere? —Nuevamente el molesto tartamudeo, lo miró fijo, Uchiha Itachi estaba ahí, los ojos cerrados, como si ella no fuera lo suficientemente importante para abrirlos.
—Volver a Konoha ya te lo dije.
—¿Para qué? —Tragó saliva, seguía lloviendo a cantaros y apenas podía ver a pesar de que el joven le tapaba la mayor cantidad de agua con su propio rostro.
—Quiero ver a la Hokage.
—Si cree que dejare que me use como rehén…
—¿Has oído acerca de la matanza Uchiha? —Se puso de pie jalándola.
—S-sí.
—No todo es cómo crees, soy culpable, pero tuve mis razones, actué a beneficio de la aldea.
—¿Cómo es posible? —Aún estaba asustada.
—Órdenes del tercero. —La sujetó con fuerza, no la volvería a dejar escapar –Pero mis planes no han resultado, necesito detener a mi hermano y para eso debo recuperar la visión. —Itachi abrió los ojos, nuevamente un montón de trazos indistinguibles, como manchones de colores—. No voy a matarte ni nada por el estilo. —Guardó silencio, contrariado por tener que hablar tanto frente a una desconocida, le hubiera gustado que sus asuntos quedaran en secreto como siempre lo había hecho desde que había entrado a ser parte del escuadrón ANBU pero debía aceptar, aún a su pesar, que en esa ocasión requería ayuda.
—¡Ah! —Dio un involuntario respingo cuando sintió la mano de la chica sobre su mejilla, atónito de que ella hubiera podido tocarlo sin que se percatara de su intención—. ¡Le está saliendo sangre! —Inquieta ante una visión tan horrible Hinata tomó un pañuelo de su bolsillo inferior y lo apretó contra uno de los ojos del joven que no dejaba de sangrar, era en realidad una escena grotesca ver esos dos pozos completamente huecos liberando liquido carmesí bajo la lluvia.
—Eso no importa. —Sintió la voz fría como el acero de una espada surgir desde su garganta, cerró los ojos y de un diestro movimiento atrapó las dos manos de la chica con una de las suyas—. Me llevaras a Konoha. —Y la joven apretó los dientes al darse cuenta que aquello no era una petición.
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Era realmente ilógico ver como una misión de rango C había desembocado en lo que estaba viviendo en esos momentos, la luz del amanecer le pegaba de lleno en la cara y tuvo que sacudir la cabeza para no enceguecer momentáneamente, también era raro como el cuerpo podía seguir actuando tan normalmente cuando a su lado avanzaba Uchiha Itachi, apretando su mano de tal manera que sentía que le iba a romper lo dedos.
—Es por aquí Uchiha-san… —Se sentía tonta llamando con un honorífico a un traidor que para mayores desgracias era su enemigo y la llevaba casi secuestrada, pero era una forma de hablar a la que se había acostumbrado, era como una barrera que ponía alrededor a causa de su excesiva timidez. De cualquier manera estaba casi segura que Itachi no necesitaba que lo guiara por el camino y si la apretaba de aquella forma era solo para que no escapara, se notaba que era un Uchiha. Y por supuesto ella no tenía ni un pelo de Hyuuga, no cumplía ni en la parte física ni en la parte emocional, era un total, completo y rotundo fracaso.
—¿Cuánto falta? —Le sorprendió ligeramente oír su voz, no le había dirigido la palabra desde el día anterior.
—No mucho. —Y de nuevo el silencio, Itachi alzó ligeramente la cabeza, podía sentir el piar de los pájaros, el aire golpeando sus mejillas y extrañamente un olor a violetas que venía acompañándolos todo el camino. Podría ser que la chica no lo estuviera llevando a Konoha si no a otra dirección, pero era un riesgo que tenía que correr, además ya la noche anterior le había prometido que no lastimaría a nadie (siempre y cuando ella lo llevara frente a la Hokage sin mayores interrupciones).
Sopesando sus opciones Hinata había llegado a la conclusión que lo único medianamente lógico que podía hacer era cumplir con lo que le estaba pidiendo, después de todo Tsunade era la Hokage por algo, aunque le costara ella sería capaz de manejar a Uchiha Itachi y controlarlo, además sin su genjutsu ya no era lo que había sido antes, todo estaría bajo control siempre y cuando lo llevara ante la presencia de la rubia sin implicar más personas.
—Sabes, —Itachi rompió el silencio, más por oírse hablar a si mismo que por otra cosa, últimamente lo invadía el pensamiento de que en realidad había muerto y era su alma perdida la que creía seguir con vida—. Estas tan silencioso que creo que estas planeando algo.
—No pienso engañarlo. —La voz de Hinata surgió apenas como un hilo, ya se había acostumbrado a que la tratara en masculino y como si se estuviera refiriendo a algo pequeño, sin honoríficos de ninguna clase.
—No es que no aprecie las buenas intenciones, pero permite que dude de ellas. —Hinata tuvo que admitir, para sí misma, que para ser un shinobi sus maneras eran bastante elegantes.
—No estoy muy segura de creer lo que me ha dicho pero… —Ella en cambio era amable, tanto que su padre la consideraba una deshonra—. En estos momentos no puedo vencerle pero la Hokage… —La clase de ninja que no podía mentir.
—Eres un Gatito listo. —Le pareció que su voz tenía cierta oscura gracia, giró ligeramente hacía él, apenas para robarle una mirada, para su sorpresa él le dio un golpecito en la frente con dos dedos, como demostrándole que no tenía ninguna clase de defensa en su contra si quería lastimarla—. Me recuerdas a alguien… cuando era más pequeño claro. —Siguió avanzando, ella tuvo que seguirle el ritmo y no es que fuera muy audaz ni particularmente inteligente, pero no se imaginaba a Itachi Uchiha hablando de otra persona.
—Uchiha-san… ¿Por qué…?, Sasuke-kun sufrió mucho… —Se sentía nerviosa y bastante intimidada, pero a decir verdad nunca había logrado entender ese deseo del Uchiha mayor por que su hermano lo odiara, era ese mismo deseo el que había logrado que Sasuke se uniera a Orochimaru y su amado rubio tuviera que sufrir tanto.
—Era necesario, el dolor trae los deseos de poder.
—Pero entonces… —Hinata apretó los dientes, de nuevo le había apretado demasiado fuerte la mano—. Usted quería que Sasuke-kun fuera poderoso? —Itachi no volvió a hablar, pero algo en aquel rostro que por un momento lució cansado le dio la idea de que quizás y sólo quizás había más de Uchiha Itachi de lo que se veía a simple vista.
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—Ya estamos aquí… —Hinata realmente no las tenía todas consigo, probabilidades era todo lo que tenía, ¿y que si la Hokage no era capaz de hacerle frente?, ¿y que si al final empeoraba las cosas?, ¿y que si llevaba terror y muerte a Konoha?—. La aldea tiene una barrera por así decirlo, se ha reforzado después de que ocurriera lo de… —Tenían que entrar de algún modo, pero decirle aquello se sentía como pasarle información al enemigo.
—Entiendo. —Itachi la cortó rápidamente—. Ya pasé una vez por aquí, yo era ANBU anteriormente. —Cierto, Uchiha Itachi había quebrado sus defensas en el pasado.
—Si pero… —No supo si era reto o alguna clase de orgullo lo que la impulsó a hablar—. Ahora hay un radio de 360 grados vigilado por el clan Hyuuga, insectos Aburame a un kilómetro a la redonda y los Inuzuka…
—Se han modernizado. Pero eres una Hyuuga y eres de esta aldea, podrás pasar fácilmente.
—Pero usted…
—Un enviado.
—¿Enviado? —Repitió la palabra como si no le conociera el significado.
—Un enviado de la arena, te creerán. —¿Acaso creía que su palabra valía tanto?, ¿qué los guardias no pedirían documentación?, ¿qué no reconocerían un rostro buscado en el libro Bingo?
Al parecer no…
—¡Hinata, Hinata! —Aun mortificada porque los guardias no pusieran empeño en su trabajo y la dejaran pasar sin más Hinata apenas tuvo tiempo para girar la mirada hacia donde su hiperactivo amigo castaño se acercaba trotando, Akamaru siguiéndole los pasos.
—Ki-Kiba-kun… —El alivio mezclado con el miedo se combinaron al ver a su mejor amigo.
—¡Que guapa te ves! —Kiba abrió los ojos con admiración y la joven se percató con horror que después de su encuentro con Itachi había olvidado volver a ponerse su chamarra—. Uh… —Pronto el castaño recapacito en el hombre silencioso que sostenía a Hinata por un brazo, ojos cerrados, se preguntó si estaría ciego—. ¿Quién es? —Kiba abrió la boca antes de que Hinata pudiera evitarlo—. Se parece a Sasuke. —De hecho se parecía demasiado a Sasuke.
—Ki-Kiba-kun, luego te explico. —Hinata jaló de Itachi, había sentido una leve fluctuación en su chakra, como si la mención de su hermano lo perturbara, no entendía a aquel hombre, lo que quería o lo que había hecho hasta ese momento.
—¡Hinata! —Kiba hizo el intento de correr tras ella, no era común, nada normal, que Hinata se permitiera un contacto con un hombre como aquel, pero entonces Akamaru se echó para atrás dejando escapar un ligero aullido, el Inuzuka parpadeó confundido, Akamaru solo reaccionaba así cuando había un rival muy poderoso, la última vez había sido Gaara, ¿estaría Hinata bien con aquel sujeto?
—¿Era ese un Inuzuka? —Itachi preguntó con frialdad, Hinata balbuceó una afirmación, los Inuzuka siempre habían sido iguales, desde que él los recordaba, arrogantes, fieros, revoltosos, un clan de perros salvajes que lanzaban destelladas a los extraños y cuidaban a sus amigos con una lealtad que superaba la muerte.
Cuando había sido niño Itachi los veía jugar en el parque, mujeres fieras y ruidosas que trataban a sus hijos como cachorros juguetones, un clan que no se ahogaba en intrigas y oscuridad… los miraba con añoranza en aquel entonces…
—Uchiha-san… —La joven le susurró por lo bajo, había resultado una buena guía, callada y obediente, no creía que fuera una kunoichi muy sobresaliente en términos generales, pero era inteligente, había tomado la decisión adecuada al obedecerlo, para bien o para mal—. Estamos llegando a la torre de la Hokage.
—Vendrás conmigo. —No era una sugerencia, Hinata ya lo venía venir, él necesitaba de un rehén por si las cosas no salían como lo esperaba y para su desgracia tenía amplia experiencia en ser una damisela en peligro.
—Hai. —Quizás es que notó amargura en su voz, como cuando le decía a Sasuke que lo sentía, pero que no podría entrenar con él. Acercó despacio sus dedos hasta su frente, pero al final le revolvió ligeramente el cabello, como a un niño. Ella no era particularmente alta así que era fácil hacerlo. Por primera vez en la vida Hinata sintió alivio porque un hombre que podía asesinarla con el puro poder de su pensamiento la considerara algo indefenso, tan indefenso que podía regalarle una caricia, como el premio a un perro que ha hecho un buen truco.
—Estamos llegando… —Por mero instinto Itachi puso todos los sentidos que le quedaban disponibles en alerta, no era su intención que al verlo Tsunade pasara a la acción antes de escucharlo, no podía morir, no en esos momentos.
Unos golpecitos en la puerta, respetuosos y sin rastro de desesperación, Itachi tuvo que admitir que la jovencita sabía manejarse tomando en cuenta lo precario de su situación.
—Adelante. —La voz autoritaria y fuerte de la rubia les dio pase.
—Hyuuga Hinata presentándose, —la chica dio un paso al frente, el filo de una kunai brilló sobre su cuello y tuvo que tomar aire para proseguir viendo lo grandes que podía abrir sus ojos marrones la máxima autoridad de Konoha—, misión de la Arena completa, kunoichi secuestrada en acción, raptor, Uchiha Itachi. —Por un momento todo fue silencio, Itachi sintió el cuello de la joven firme a pesar de todo en contacto con sus dedos, no era su intención, pero era necesario, por lo acelerado de la respiración de Tsunade podía deducir que no era muy bien recibido que digamos.
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Notas de Okashira Janet: A siete años de la primera versión de este fic puedo decir que aunque cambie solo frases y renglones sueltos de aquí y de allá la idea general del fanfic y la sensación que queda es mucho mejor que la versión original. Vamos, pensé mucho en quitar el Gatito de Itachi, pero al final no pude porque formaba parte de la magia de éste fanfic, oh, qué diablos, quédate con tu Gatito, pero no lo repetí tanto en esta ocasión (que la versión pasada se lo repetía cada que le hablaba).
Esta nueva versión del fanfic la pueden encontrar de manera completa en la plataforma de Wattpad, búsquenme como Janet Gaspar, sin más, gracias por leer.
14 de Octubre del 2016, Viernes.