Renuncia: todo de Sion Sono.

Advertencias: ooc, violencia típica del canon, weird!fic

n.a: y al tercer día Dios dijo "Effy es tu deber escribir el único fic sobre esta película para que nadie lo lea jamás"


Mitsuko sueña con una joven abierta por la mitad, una vez.

— Vas a romperme el corazón —murmura Aki, demasiado quedito como para que fuese su intención ser escuchada adrede.

Están tomadas de las manos en los columpios del patio, balanceándose despacio, y pronto sonará el timbre anunciando el fin del receso. Sur trota hacia ellas en la distancia aunque se distrae hablando con Taeko, y Mitsuko no sabe de dónde ha sacado Aki un tema así de brusco.

— Por supuesto que no —asegura ella, decidiendo que si Aki dice algo es porque espera a cambio una respuesta.

Pero Aki sólo sonríe de manera extraña. Los dientes de oveja sin trasquilar demasiado grandes. La mirada triste fija en el suelo y sus zapatillas sucias, y después en Mitsuko, confundida.

— Oh, lo harás. La cosa es que seré yo quien te obligue a romperlo.

Mitsuko nada más le sigue el juego por curiosidad. Taeko y Sur se aproximan, entre risas.

— ¿Y vas a odiarme?, ¿Cuándo te rompa el corazón al haberme obligado, me odiarás por ello? —no puede evitar preguntar, medio en broma.

Es una duda abrumadora, no obstante. Mitsuko se descubre asustada por la posible respuesta. Tan infantil. En un mundo donde Mitsuko le rompa el corazón Aki sin duda estaría en su derecho de odiarle.

— ¡De ningún modo Mitsuko! —Aki arruga la nariz, golpea sus hombros y a Mitsuko le es sencillo respirar—. Siempre voy a quererte —y le da un apretón y sus dedos son delgados y suaves pero llenos de raspones, como si hubiesen librado mil batallas. Mitsuko no sabe si las perdió o ganó, no suelta su mano de cualquier forma. Mitsuko continúa pensando en las ovejas.

Que por Aki ella podría volverse una guerrera, también.

X

Mitsuko sueña con una joven abierta por la mitad, una vez.

A la mañana siguiente hay llanto seco en su almohada e hilos enredados en sus manos.

Mitsuko escribe sobre vientos iracundos y muñecas hartas de que jueguen con ellas.

X

Mitsuko sueña con una joven abierta por la mitad, una vez.

Sus tendones y arterias dan piruetas como gusanos inquietos y su caja torácica es un jardín sembrado con costillas que brillan como oro blanco— cofre que alberga mil tesoros prohibidos entre la carne tibia aún.

Mitsuko no reconoce su rostro. Mitsuko no podría reconocer su rostro ni aunque estuviese limpio de fluido cerebral y sin los ligamentos separados porque Mitsuko está soñando y hay lágrimas empapando su vista sin motivo alguno y la joven del sueño frente a ella es una desconocida.

Y sin embargo Mitsuko no puede cesar su llanto por mucho que se esfuerce y esta desconocida le genera una angustia profunda y helada y un cariño aún más hondo. Hay algo mal en ella, ¿en ambas? Algo mal en el hecho de que esta joven parezca un maniquí de anatomía realista. Mitsuko no la reconoce a ella pero esto sí. Le llega la súbita revelación. Porque ella debería estar completa y sonriendo, sí— sonriéndole a Mitsuko, sonriendo mientras le da palmaditas tranquilizadores en la espalda, mientras la abraza en su temor absurdo y dice cosas dulces que espanten a los espantos y hagan que Mitsuko le sonría de vuelta, tras un instante de vacilación.

Pero la joven no sonríe y Mitsuko continúa llorando.

Lo siento, quiere gritar pero no encuentra su voz, lo siento mucho. No te vayas, pese a que la joven se encuentra inmóvil desde hace rato y seguro murió hacia más, quédate a mi lado. No me odies, prometo salvarte para la próxima. Trata de abrazarla entonces. A esta desconocida. A esta joven. A este sueño. Mitsuko no la puede tocar y un abismo se abre bajo sus pies.

— ¡Volveré por ti, lo haré bien esta ocasión! ¡Así que espera! Ak–

El cadáver no responde y Mitsuko cae.

Y cae.

Y sigue cayendo.

X

Mitsuko sueña con una joven abierta por la mitad, una vez.

— Siempre cuidaré tu corazón —proclama al aire, a mitad de la noche, como un juramento para sí misma. O quizás para alguien más. Aunque no sabe para quién.

Hay un hoyo en su estómago lleno de jugo de ciruela. No conoce a nadie llamada Aki.

X

Mitsuko sueña con una joven abierta por la mitad, una vez.

La joven se mueve con lentitud pese a que no debería ser posible. Es decir, está muerta. Con las tripas chorreando y la vertebra descarrilada. De verdad que es guapa.

— Oh, Mitsuko —suspira ella la primera vez que habla, pero no tiene ni lengua ni labios y sus dientes son balas de salva—. Todo está bien ahora. El viento ya no te hará daño, ¿ves?

Hace amago de abrazarla entonces pero sigue descuartizada en dos y con cada paso que da sus órganos caen con un sonoro splat, splat. Es grotesco. Mitsuko llora y tiembla pero no de asco o temor y recoge sus pedazos y trata de unirlos de vuelta infructuosamente. Las manos rojas en cuestión de segundos. Hilos por todas partes.

— Está bien Mitsuko —insiste el cadáver—. No tienes que sufrir más. Detente, detente Mitsuko. Está bien. Sobreviviste Mitsuko. Estás bien.

Pero Mitsuko niega, todavía temblando. Porque Mitsuko siempre ha sido asustadiza y más frágil y aún así— aún así—

— ¡No estoy bien! ¡Yo sólo... sólo necesito...! Te necesito. Te necesito a ti. P-prometiste para siempre. Lo prometiste —acusa, entre hipidos—. Eres cruel.

— Lo sé.

Mitsuko está harta de ser vencida.

— Voy a salvarte aún así. Sé que puedo salvarte. La vida es surreal, ¿cierto?

El cadáver no dice nada y Mitsuko vuelve a caer.

X

Mitsuko sueña con una joven abierta por la mitad, una vez.

Luego despierta sin recordar nada y vomita plumas hasta que la garganta le duele.

Escribe sobre pupitres bañados en sangre y se le acaba el papel del cuaderno.

X

Mitsuko sueña con una joven abierta por la mitad, una vez.

Tiene el impulso de correr más de la cuenta estos días. Es esta energía que como marea cercana a la costa amenaza con inundarlo todo, pintando las calles con bolígrafo azul. Mitsuko nunca ha sentido un particular interés por las carreras o el deporte, pero es algo que instintivamente se encuentra haciendo para la sorpresa de los demás.

Corre para ir al colegio, corre para volver a casa, corre por los pasillos ignorando las quejas de la profesora, corre para visitar a Taeko en la librería, corre junto a Sur cerca del lago, corre para tomar el autobús, corre alejándose de las carreras en el centro de la ciudad, corre escuchando las campanadas de una iglesia, corre, corre, corre.

La única que pregunta al respecto es Aki.

— ¿De qué escapas Mitsuko?

Y Mitsuko. Mitsuko se detiene.

Le tiemblan las piernas porque nunca ha corrido tanto y le tiembla el pecho como en una acusación pese a que la voz de Aki es simplemente... triste.

Siente la lengua caliente.

— No estoy escapando de nada —miente, tras un minuto.

Aki no le cree pero se guarda cualquier otro comentario. Mitsuko corre otra vez.

Es que si no me apresuro no podré alcanzarte.

Si no me apresuro él ganará de nuevo y te habré perdido.

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Mitsuko sueña con una joven abierta por la mitad, una vez.

Escribe obsesivamente palabras que no debe olvidar, palabras de otros mundos, palabras terribles y palabras amorosas. Un nombre— un nombre importante. Lo deletrea en silencio. Lo memoriza. Poesía violenta e indecente, muy tierna a pesar de todo.

Gasta toda la tinta de sus bolígrafos en sólo tres letras.

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Mitsuko sueña con una joven abierta por la mitad, una vez.

La sonrisa del cadáver es filosa como la punta rota de una botella. A Mitsuko no le importaría que hiciera un desastre de su boca con tal de tenerla cerca, honestamente. Tiene el impulso de besarla aún sin labios ni lengua y seguir llorando.

De verdad que es guapa, sin duda alguna.

— Nunca dejaré de quererte Mitsuko. Incluso si todo el mundo se vuelve tu enemigo. Incluso si tu rostro no es tu rostro y tu nombre no es tu nombre. Incluso si esto que siento por ti me mata.

Mitsuko tiene plumas atoradas en la tráquea, se la desgarran y cada herida nueva chilla igual que un cerdo. Ignora el dolor, sin embargo. Ignora el dolor y las lágrimas que no se detienen y al cerdo que chilla y la sangre húmeda que brota y brota y brota como un corazón latiendo en medio de un cuerpo a oscuras, que la luz adentro no llega nunca.

Pero yo quiero que tú vivas, mi amor.

— ¿Aki, acaso estoy loca? —consigue regurgitar ella—. Morir por otros está sobrevalorado —y el cadáver, no, Aki luce enfadada y asustada y esperanzada, todo simultáneamente. Sólo por un instante sus mitades son una sola, sin cicatriz.

El sueño se fractura.

Y Mitsuko está tan, tan cerca—

Deja de caer.

X

Mitsuko sueña con una joven abierta por la mitad, una vez.

— Si la vida está intentando consumirme sólo tengo que devorarla antes.

Es algo inesperado.

X

Mitsuko sueña con una joven abierta por la mitad, una vez.

— Deberíamos casarnos algún día —dice Aki, sin vergüenza.

Hay viento que azota la ventana desde afuera de su habitación, como ladrón inexperimentado.

Mitsuko levanta la cabeza de en medio de sus pechos y le muerde el cuello, dulcemente. Su brasier a medio abrir y la falda por encima de las rodillas.

— No me gustan las bodas —confiesa.

— ¿Estás rechazándome Mitsuko? —Aki sigue sonriendo.

Sus manos viajan a través de su cuerpo, dibujando una línea invisible que la divide en dos. Le causa cosquillas a Aki, y un temblor. Mitsuko pasa la lengua por su ombligo a modo de disculpa y ni siquiera necesita considerarlo, no en realidad.

— No me gustan las bodas —repite Mitsuko— pero me gustas tú.

— ¿Así que sí vamos a casarnos?, ¿Hasta que la muerte nos separe?

El viento cesa entonces. Su corazón se retuerce. No está roto, no está roto. Todavía puede arreglarlo.

Tiene el pulso de Aki en la punta de los dedos. Está vivo y es salvaje, igual que ella.

Igual que ella.

— No —dice Mitsuko, tras una pausa.

Hasta que la muerte nos una.

X

Mitsuko sueña con una joven abierta por la mitad, una vez.

Se lleva un bolígrafo al pecho. Excepto que es una botella rota. Excepto que es un bastón. Excepto que es un cuchillo. Excepto que es todas estas cosas y ninguna al mismo tiempo. Mitsuko apuñala la carne. Y la apuñala de nuevo. No soy tu juguete, voy a salvarla. El bolígrafo-cuchillo sale y entra, entra y sale. Y un hombre grita a lo lejos pero Mitsuko se rehúsa a jalar los hilos.

Sus entrañas son coctel de fruta. Se siente como una victoria.

Sólo nieve cae a su alrededor.

X

Mitsuko sueña con una joven completa, una vez.

Al despertar hay blanco rodeándolas hasta donde alcanza el horizonte. Aki está llorando a su lado y tiene sangre en la boca.

Mitsuko se ríe, y la besa.