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La razón por la que quiero vivir

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Si alguna vez pensé en morir es porque sin duda me tomaba el asunto de vivir demasiado enserio.

—Amazarashi

Es visto una vez cada tres meses.

Ese ha sido el periodo de tiempo acordado para regresar a la aldea e informar cualquier suceso relevante que haya sucedido durante su viaje a los confines del mundo— y de su propio perdón— como si fuera el vigilante de los muertos en una barca Solar.

Pero aquí no es el Duat o algo parecido.

Y aunque podría simplemente enviar un ave mensajera para todo lo que debe informar, Sasuke prefiere regresar.

Nunca se consideró fanático de los acontecimientos que deberían suceder al retorno de un viajero.

Al menos no uno como él.

Ahí no hay un muelle en el que una mujer espera el regreso de un marinero pero si tuviera a alguien le gustaría que fuera ella.

Cuando pensó en eso la primera vez Sakura se materializó frente a sus ojos ante las puertas de Konoha. Y a partir de ahí comenzaron a compartir un acuerdo consensual no dicho por palabras.

Una vez cada tres meses a la Dama de los Cerezo —como de vez en cuando le decían— se le era vista en el claro más azul y más profundo del bosque donde iluminaba la Luna. A Sasuke le gustaba consentirse unos minutos antes de aparecer completamente ante ella aunque siempre estuvo seguro que más de una vez Sakura se percataba de su presencia mucho antes pero aun así no decía nada.

A él le agradaba verla así, de pie con un velo cerúleo sobre todo rostro que no era más que el propio halo de los cielos reflejando en toda su cara.

Una vez cada tres meses ella dándole la bienvenida y él quedándose tan poco tiempo similar a un suspiro.

—Hola.

—Hola…

Cada que Sakura visita el claro como si pretendiera vivir ahí, a la espera que él aparezca, el rostro de Sasuke siempre luce —cuando aparece finalmente— el más beatífico de todos pero casi siempre —al final— luce un poco desanimado. Como si la paz que en un principio fue a buscar no hubiera sido encontrada aún.

A Sasuke, por otro lado, todo le parece como un sueño.

De vez en cuando se despierta —en medio de pesadillas— solo para darse cuenta que la soledad lo sigue atormentando. Pero es una soledad o sensación distinta.

Su habitación le resulta demasiado grande como para vivir él solo a pesar de que durante su juventud aquél privilegio fue tomado como una trivialidad más. Ahora, cada vez que regresa a Konoha, la soledad se encierra dentro de cuatro paredes a diferencia de cuando está de viaje pues el mundo allá afuera no está limitado por nada. Las fronteras realmente no existen pues son levantadas por el hombre pero allá afuera el aire es más puro y se siente menos inclinado a tener pensamientos pesimistas.

—¿Cuánto tiempo te vas a quedar, Sasuke-kun?

—Unas dos semanas.

Y durante ese tiempo la gente de la aldea crea rumores.

Rumores que Sasuke oye pero que evita comentarlos cada que camina con Sakura sobre la última vereda que separa las casas con el inicio del bosque.

Ella seguramente escucha de ellos, y está seguro que incluso sus padres se lo han de comentar cada que vuelve temprano a casa.

—Si sabe que tienes un hogar ¿verdad? ¿Por qué no viene entonces y te visita aquí como la gente decente?

Y así como a Sasuke no le queda duda que la aceptación de la gente de Konoha es a medias, a Sakura también se le hace evidente que sus padres no están del todo contentos con el hecho de que crean que cada que Sasuke regresa a la aldea, la secuestra o algo por el estilo pues siempre se la pasa con él.

Sakura es consciente del tiempo que invierte en él cada que está de paso por eso justamente. Porque solo son cada tres meses —la última vez fue casi seis— que se ven. Y aunque no están en un tipo de relación romántica pareciera que sí. Era cuestión de tiempo para que la gente comenzara a murmurar o decir cosas de ellos.

Como que no está bien que una kunoichi de su status sea avistada hasta altas horas de la noche en el bosque o en alguna de las inmediaciones con alguien como él. Es como si la hicieran hacer ver como una criminal. O como una chica estúpida resintiendo el aguijón del amor.

Ciertamente de ese amor juvenil, del que todo mundo habla como si fuera un estado de imbecilidad en el que no se ve más allá, ya no hay nada.

Ese amor que no ve defectos y que ciega enteramente la razón ha dejado de existir para darle paso a un amor demasiado real como para pretender forzar a Sasuke a que esté con ella o se vean a escondidas. Si lo hacen es porque ambos quieren y porque ambos ya son unos jóvenes adultos. Si Sasuke no quisiera pasar tiempo con ella, se lo diría. Así como Sakura lo haría de modo inverso.

Sin embargo Sakura conoce los motivos por los que Sasuke no se pasea tan libremente por la aldea, y si ella decide pasar tiempo con él no es porque la esté obligando ni mucho menos.

Ni siquiera cree que el tiempo que comparten sea entretenido.

A veces solo están ahí, de pie como estatuas esperando que la lluvia pase dentro de un tronco hueco. Cualquier otra persona tomaría esa oportunidad o ese escenario para intentar algo pero ellos no. De hecho las ocasiones en las que se han "tocado" o acercado más de lo debido siempre es cuando a Sakura se le ocurre enseñarle algún truco nuevo o un movimiento recién creado en donde él acepta porque se trata de entrenamiento.

—La gente no cambia, Sakura —oye decir siempre a sus compañeras dentro del hospital.

—Sí, no lo hace. La gente mejora —y esa es la respuesta que siempre da.

Las pretensiones de la gente para con Sasuke siempre son las peores a pesar de que en muchos lugares se le es considerado un héroe.

Sasuke repite que eso es debido a Naruto, seguramente. Pero tampoco es como que le importe mucho lo que dicen de él. A él le basta con convencerse a sí mismo que ya no es el ser despiadado que era antes del mismo modo que le basta con que Naruto, Kakashi y Sakura lo sepan.

Sakura más que nadie.

—Disculpa —Entonces, ¿por qué se disculpa? Es como si a pesar de todo Sasuke creara una pequeña barrera y, al mismo tiempo, la disolviera de a momentos permitiéndole avanzar. Como si viviera en una contradicción constante con respecto a algo.

Las veces que Sasuke la toca de más, se aparta rápido. No como si ella pretendiera un peligro para él. Más bien porque sigue considerándose a sí mismo un núcleo de plagas.

—¿Por qué te disculpas siempre?

Porque teme mancharla.

Porque teme —por más mínimo que sea— ensuciarla con cada una de las heridas que aun supuran dentro de él. Las que no han sanado todavía.

Cualquier indicio que pueda dañar a Sakura viniendo de él le aterra.

Hay en él una condicionante por la que no se atreve a acercarse más a ella y por la que tampoco pretende que todo el mundo los vean juntos —aunque en eso han fallado abismalmente por lo mismo—. No quiere que asocien a Sakura con él por el hecho de que vaya a afectar a su imagen.

La imagen que por años ella ha construido a base de sudor y lágrimas.

Esa imagen y esos logros que ella misma ha obtenido para sí misma.

No tendría que verse afectada por nada, si le permiten ser franco. Con quien se junte tampoco tendría que importarle a la gente pero para una comunidad algo conservadora como lo es Konoha todos esos logros se opacan por las relaciones que uno tiene con las personas.

"Dime con quién andas y te diré quién eres".

Ha escuchado ese comentario tantas veces que Sasuke comenzó a pensar que realmente es un tipo de parásito. Ciertamente el descubrimiento de ello no le afecta. Demasiadas cosas se han dicho sobre él en los últimos años pero todo cambia cuando su simple presencia es asociada con Sakura; y ahora es de ella sobre quien hacen rumores.

No le sorprendería que su padre, tarde o temprano, le prohibiera verla.

Y no le refutaría nada.

—Mi padre dice que eres una malísima influencia para mí —cuando Sakura dice aquello, aunque él no lo exprese abiertamente, hay una punzada cerca del corazón. No sabe si es porque siente que es cierto o porque la pregunta anterior de Sakura se quedó sin una respuesta de su parte. No se da cuenta que en realidad hay cierto tono burlón en el comentario de ella pues está más concentrado en las cosas malas como para notarlo—. Y yo le dije que la de la mala influencia soy yo.

A pesar de eso…A pesar de que Sakura siempre se muestra sonriente y siempre encuentra el lado positivo en un día nublado, a Sasuke siempre le asaltan las dudas. El periodo de risas y bromas fue arrebatado junto a su inocencia cuando era muy pequeño y es probable que en su lugar —para llenar ese vacío— se ocupó de generar pensamientos negativos.

Con el tiempo se volvió así.

Demasiado callado e insoportable, y aunque actualmente es más callado que lo segundo, la gente siempre va a quedarse con la primera impresión.

—Entiendo a tu padre —por ello cuando suelta aquello con demasiada seriedad, la risa de Sakura se esfuma—. Si mi hijo o hija se viera a escondidas con un criminal…pensaría igual.

Casi nunca hablan del futuro.

Casi nunca hablan de cosas así.

Pero Sakura sí las ha pensado. Ha pensado y se ha permitido soñar un poco en el futuro que quiere. Un futuro que siempre ve de la mano de él. Esa mano que muchas veces ha pretendido acariciarla —con la excusa de remover cualquier basurilla en su cabello— pero que nunca termina su trayectoria.

La mano que Sasuke siempre evita rozar con la suya incluso si están debajo de un árbol esperando que la lluvia pase.

Incluso cuando ella se resbala y debe sujetarla para que no caiga, él la suelta casi de inmediato.

—Estoy sucio, Sakura.

—¿Y por eso te disculpas?

Sasuke no contesta ni asiente pero su silencio habla por él. A pesar de que ni siquiera la tristeza se apodera demasiado de su rostro, hay algo en sus ojos parecido a la añoranza.

—Me disculpo por no poder darte lo que sueñas.

Sasuke siempre lo ha tenido claro. Y es tan claro que duele. Ya ni siquiera es la falta de amor que podría sentir por ella lo que le impide ser feliz. Es lo contrario. Hay demasiado dentro de él desde que se ha permitido experimentar y disfrutar de la cercanía de Sakura que ahora todo le aterra. No sabe si la palabra amor abarcaría todo lo que siente pero tampoco quiere darle un nombre pues no solo se trata de que te guste alguien y ya.

Lo que siente por Sakura es quizá lo que ella siente por él o comenzó a sentir desde hace tiempo. Pasando más allá de la frontera de un simple gusto.

La frontera que se traspasa cuando incluso se arriesga la propia vida ante cualquier peligro.

La frontera que se atraviesa cuando está la felicidad y la seguridad de quien amas por encima de cualquier deseo caprichoso que quieras.

El querer proteger. El querer verla dormir. El sentir que es suya esas pocas horas en las que pareciera que la saca de su casa como si fueran una clase de amantes trágicos que no pueden ser vistos juntos porque el mundo cree que no es posible que estén juntos.

El día que se dio cuenta de que la amaba, dolió.

No porque no sintiera suficiente amor por ella o porque fuera incorrecto.

Es porque un criminal siempre será un criminal.

Sus errores podrán haber sido perdonados de una forma pública y legal pero de puertas adentro algo como la aceptación está lejos de pertenecerle. Y ciertamente no es la aceptación sobre él la que busca. Es sobre ella.

¿Cuántos rumores no se habrán creado ya sobre Sakura?

¿Qué tipo de sueños y de futuro va a truncarle si se queda con él?

Y por otro lado su yo egoísta quiere robar todo eso.

Quiere que sea suya.

Quiere robarse su tiempo y su juventud, y que ella también le robe eso a él.

—Lo que sueño…

Una casa con un jardín inmenso.

Una boda adecuada con toda la aldea presenciando su encuentro.

Una vida de la que no tengan que esconderse o de la que no sean juzgados.

Sakura se merece eso y mucho más. No cosas a medias. No promesas infantiles. No refugiarse cada mañana, cada tarde o cada noche en medio del bosque como si temieran que la gente los viera. Sasuke se repite que de su parte no le importa, pero de ella no quiere que se cree ningún rumor aunque está más que convencido que muchos ya hay.

Quisiera ser la expectativa de hombre que un padre desea para su hija o la expectativa de todos esos hombres que son familiares, conocidos y amigos de una joven hermosa llena de vida.

Es la primera vez que a pesar de ser algo así como el terror de Konoha, siente inseguridad.

Todos sus aspectos como shinobi, como ninja, están cubiertos. No hay quien le haga sombra ni batalla que no pueda librar pero es ese aspecto de su vida, en el que quiere estabilidad y un poco de paz, en el que quiere probar un poco de la vida que se le privó.

Se siente como un niño. Un niño dentro de un cuarto oscuro, tanteando el aire mientras camina en una dirección desconocida porque no puede ver a dónde se dirige.

Qué hacer.

Qué decir.

Qué soñar.

—No soy como Naruto —dice de nuevo como si fuera algún juego de palabras. Un juego que Sakura entiende perfectamente de dónde proviene y a dónde se dirige—. No puedo darte una boda como la que Naruto le dio a Hinata Hyuga.

Hablar de bodas en un momento así…Sakura cree que es ofensivo pero no tanto como lo es la emoción y las ganas fuertes que tiene de llorar cuando Sasuke dice eso —y de paso se confiesa— como si aquella fuera su más grande preocupación. Lo cierto es que para él —en ese momento, en ese segundo en el que están solos— lo es.

Para él lo es todo.

Porque cuando por primera vez se permite tener sueños normales —lejos de la máquina de matar que es cuando funge como ninja— siente que todos estos se quedan ahí, sin despegar.

Jamás se habría atrevido a tener conversaciones triviales con alguien a cerca de las cosas que le gustan, su comida favorita, su color favorito, sino se tratara de Sakura y su insistencia. Y su manera tan delicada de abordar esos temas que a pesar de parecer insignificantes, Sasuke nunca tuvo la oportunidad de compartir con nadie porque se vio obligado a cerrar su corazón y a madurar de una forma bastante cruel.

Y que se esté preocupando por algo como esto ahora —siendo algo no propio de él— le llena de a Sakura de ternura. Porque solo ella conoce a ese Sasuke. Y porque él no luce precisamente avergonzado por estar sincerándose, más bien se siente dolido por una realidad que quiere tomar pero que por malas decisiones ahora el presente le impide.

—No puedo ir a tu casa sin causarte problemas. No puedo pasear contigo sin provocar que se levanten rumores a tu alrededor. No puedo…darte una boda apropiada. En un jardín rodeado de flores.

—¿Es ese el problema entonces, Sasuke-kun? —pero cuando Sakura toma su mano y se levanta, con él casi arrastrándolo, la sobriedad desaparece. Sakura es así. Como una luz inagotable que no se extingue ni con la más poderosa oscuridad—. Si ese es el problema entonces hagámoslo ahora. Casémonos aquí.

Sasuke engrandece los ojos sorprendido —más por el hecho que por la iniciativa a que sea en ese momento— con una Sakura que continúa arrastrándolo hacia un poco más dentro del bosque sin detenerse a ver que el atardecer se oculta y la noche resplandece. Arrastrándolo al punto de inicio de esas visitas ocasionales.

En el lugar de su encuentro donde son vistos cada tres meses.

Sakura toma sus manos con decisión mientras él parece un tronco rígido.

—¿Esto es lo que quieres? —pregunta él con voz rasposa.

—¿De qué hablas?

Pregunta porque puede recordar el asunto de las bodas debido a sus padres. No porque haya asistido a muchas pero recuerda haber tenido una conversación con su madre hace mucho tiempo a cerca de ese tipo de celebraciones.

Y recuerda, durante todos este tiempo viajando por las naciones, haber presenciado un par de estas.

Vestimenta elegante.

Un ramillete en manos de la novia.

Y muchos invitados alegres congratulando y compartiendo la felicidad de los futuros esposos pidiendo buenos deseos para ellos y buenos tiempos venideros.

Y él…Él ni siquiera puede darle algo como eso a Sakura.

Lo único que tiene para darle es…

—No necesito nada de lo que crees que estás pensando —cuando los ojos de Sakura se atraviesan delante de los suyos, y borran todos esos pensamientos pesimistas de tajo, finalmente puede concentrarse en lo bonita y curiosa que se ve con ese pañuelo, que ha cogido del obento que ella ha elaborado y que han compartido hace unas horas, colocado encima de su cabeza simulando un velo.

Aun así Sasuke no puede evitar sentir que las nuevas emociones, y toda la expresividad que se le fue arrebatada hace mucho tiempo, le causen un poco de desazón.

Verla de ese modo cuando ella se merece más.

No es eso lo que quiere para ella.

—…Yo no puedo darte lo que otro hombre sí, Sakura.

Una boda adecuada.

Una donde puedan asistir sus padres, conocidos, amigos y familiares.

—¿Una boda? —Sakura replica como si fuera un comentario absurdo—. No necesito nada de eso, solo…

Solo saber que la ama.

Solo saber que no necesitan unir sus vidas enfrente de muchas personas para dejar un testimonio de lo que no se puede ver pero sí sentir.

Desde el inicio han sido diferentes al resto.

Sasuke arrebatado de la inocencia y Sakura arrebatada de habilidades excepcionales con las que otra gente nace por herencia.

Y, sin embargo, cada uno forjó un camino.

Puede que Sasuke se haya desviado en el paso por el suyo pero que esté ahí, apretando sus manos, devolviendo el gesto —aunque no diga nada—, le comprueban a Sakura que, efectivamente, la gente no cambia, solo mejora. Mejora para ser mejor persona.

Y Sasuke se está esforzando. Y no necesita que nadie más lo sepa si solo es ella.

Solo necesita creerlo.

Creer que puede ser feliz y tener un poco de felicidad en su vida.

Cuando Sakura levanta los ojos ya hay un ramillete de flores sencillas en sus manos. Y las lágrimas de inmediato brotan porque aunque Sasuke solo la ha soltado por un minuto para ir en busca de ellas, se ha sentido como la espera en un muelle solitario en el que una mujer espera a un amante. Una espera que puede ser tan corta como larga pero que al final posee la misma intensidad.

Pueden pasar mil años, y pueden venir mil obstáculos más pero Sakura sabe que no se trata de que la felicidad de Sasuke dependa de ella, así como la de ella dependa de él. Cada uno debe poseerla —así como fe y convicción— para decidir compartir la vida y todas las cosas que poseen cada uno.

Por eso a Sakura puede importarle poco los rumores.

Nadie conoce a Sasuke tanto como ella, y aunque sabe que hay espacios vacíos que aún no conoce, ¿no se supone que para eso tendrán la vida que van a elegir?

—Te amo.

Porque el amor es una representación de su esencia y del alma que quiere compartir con ella.

Y no hay te amo más real que el que se engendran en la oscuridad. Y Sasuke tiene mucho de ambos, pero en este momento siente más amor que nunca. Como algo efervescente que nunca antes había sentido por alguien

Y ese algo es una vida con ella.

Una vida que se inicia prometiéndose en voces bajas muchas cosas que quedan solo en los arrullos que hace el viento sobre las hojas de los árboles.

Porque desde el principio fueron diferentes.

Y diferentes quieren quedarse.

Porque mientras Konoha duerme, mientras el arco de un puente oxidado cruje, mientras la hoja de un árbol se desprende y cae sobre la superficie trémula del agua, ellos están ahí, teniendo una boda secreta.

Y se siente como si fuera apropiado para un ninja renegado y su doncella.

Con un velo al doblado.

Con un ramillete de flores para nada osado.

Con un par de votos improvisados.

Con nadie como testigo además de ellos, el silencio, luciérnagas y la Luna.

Ahí donde solo se conservan las palabras dulces.

—Y yo te amo a ti.

Si Sasuke alguna vez pensó en morir fue porque creyó que las flores no florecerían cuando él estuviera cerca. Y, por el contrario, Sakura lo hizo.

Y siguió haciéndolo con el tiempo.

Con el avistamiento de ser vista cada tres meses en el mismo lugar a la espera de su viajero.

—Mamá, ¿por qué no hay una foto de tú y papá el día de su boda?

Y mientras Sarada es oportuna como si hubiese leído su mente, Sakura concede una sonrisa al único portarretrato que se mantiene vacío pero qué por ningún motivo nadie ha removido de su lugar.

Donde debería ir la foto de esa boda que para el resto del mundo no se realizó…

—Es un secreto. Te lo diré la próxima vez.

Pero que para ellos sí existió.

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Fin


Well, este oneshot fue escrito tanto para el SS Month como para el concurso Eternice Moi. Y también fue escrito fuertemente inspirado en The Reason why i though i'd die (La razón por la que pensé que iba morir) de Amazarashi.

El prompt seleccionado fue 24. Once in a Blue Moon y 25. Small Victories. No soy muy dada a escribir de mundo ninja pero siento que el hecho de plantear algo como una boda como tal para ellos no encaja. Mi pensamiento es que ellos dos no necesitan de una celebración y de la aprobación de mucha gente para solo creer en que van a estar juntos. Aún así siempre pensé en algo así como ¿Cómo sería la unión para ellos?

Igual quise alimentar un poco mi headcanon a cerca de por qué Kishimoto nunca nos mostró la boda Sasusaku por la sencilla razón de que se casaron en secreto, sin necesidad de nadie más. Solo de ellos dos y de sus sentimientos.

En fin, espero lo hayan disfrutado a pesar de ser tan cortito c:

¡Besos!