19C/ 66F, Nublado

Sakura.

— Te deseo suerte, ¡Rómpete una pierna! Pero cuídate mucho, ¿Sí?. —Aquella mujer de ojos cálidos y mirada dulce acomodaba el cuello de mi blusa recién planchada para el primer día de clases de mi generación. El aroma de su perfume me inundaba las fosas nasales llevándome hacia el pasado; aquella vez que me dio la noticia de que estudiaría en un instituto para señoritas.

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— Asistirás a un instituto donde compartirás clases con niñas de tu edad, ¿No es algo realmente emocionante, Sakura?

— Pero creí que asistiría a la escuela media del vecindario... ¿Qué pasará con mis amigos? Me aterra el cambio, mamá. —Exclamé con la voz entrecortada. Ella me miró y su expresión cambió al ver que mis postura se tensó.

— Conocerás a más niñas que querrán ser tus amigas. Además no estarás sola, Tomoyo también atenderá ese instituto. Anímate, son mejores amigas y estoy más que segura que van a estar juntas en este cambio.

Es tarde, mi mamá y la tía Sonomi junto con Tomoyo llegaron a casa y nos comentaron acerca del sistema que emplean en esa escuela. Ellas asistieron a ese instituto en su juventud, así que me sentí más segura de mí misma.

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— Ya la escuchaste, ¡Da lo mejor de ti, Sakura! —Añadió aquel pelirubio con el que había compartido gran parte de mi infancia. Con mucha confianza de sí mismo, me mostró su mejor pose y varios compartimientos de parte de los encargados en el sonido, cayeron como fichas de dominó. La gente se miraba extrañada ante aquella acción y reacción. Mire a mamá y se reía por lo bajo, dándome a entender que era nuestro secreto.

El telón se abrió ante la multitud de alumnos de primer año. El director lanzó su discurso de bienvenida y yo esperaba pacientemente a que me nombrara.

Al paso de siete minutos aproximadamente, me llamaron al escenario.

— Como parte de la bienvenida a los miembros de séptimo grado, la señorita Sakura Kinomoto de la clase 3-A nos dirigirá la carta de ceremonia de entrada. Recibámosla con el honor que se merece. —Los estudiantes se colocaron de pie y pasé al frente sin antes esbozarle una sonrisa a mi mamá y a mi compañero del alma.

Me coloqué en la tarima y acomodé las hojas en el respaldo del púlpito.

— Buenos días, mi nombre es Sakura Kinomoto de la clase 3-A. Sean bienvenidos, alumnos de primer ingreso al Instituto Femenil de Educación Media en la ciudad de Tomoeda, también denominado IFEMT. Nuestra misión consiste en que este año sea lleno de éxitos y nuevas experiencias a nivel educativo para todos ustedes...

Al terminar mi discurso, hicieron una reverencia como forma de despedida y agradecimiento. Llevo siendo oradora de la ceremonia desde que entré a primer grado en la escuela media, debido a que soy la número 1 en la lista de los más "inteligentes". Aunque siendo sincera, no me considero una como tal.

La ceremonia terminó, y por fin pude respirar. La verdad es que me da mucha pena ver tantas personas. Hice un movimiento raro debido al ambiente al que me sometí.

— ¡Eso estuvo increíble, Sakura! —Una pelinegra con ojos morados llegó abrazándome, con su cámara en su mano derecha como es de costumbre. Ella es una de mis mejores amigas en este mundo, su nombre es Tomoyo Daidōji. La conozco desde que tengo memoria, ya que su mamá es mi tía y desde pequeñas hemos estado juntas en todo. Ambas son muy amables y nos quieren mucho a mi mamá y a mí.— ¿Y sabes que es lo mejor? Que grabé todo, ya podemos ver a Sakurita en acción cada que queramos.

Pero puede llegar a ser un poco... rara en cuanto a grabarme se refiere.

— Tomoyo, ¿¡La grabaste!? —Mi tía llegó corriendo hacia ella, se escuchaba muy agitada. Puso su mano en su pecho tomando aire, ya que pudo recuperarlo, se dispuso a verme.— Estuviste increíble, Sakura. Te felicito por estar siempre dando lo mejor de ti.

— Muchas gracias, aunque no es nada realmente. —Exclamé un poco nerviosa. Ellas dos son muy activas y se emocionan por la mayor parte de las cosas, lo cual es muy divertido porque paso tardes muy bonitas al lado de ellas dos y por supuesto mi mamá.

— Bien, tenemos que irnos. Pero en la tarde no se nos escapan para celebrar en casa de Sonomi. —Dijo mi papá, quien llegaba por detrás de mi madre ocasionándole un susto repentino. Él es mayor que mi mamá, me contó hace no mucho tiempo que se conocieron en la universidad cuando mi papá le daba clases a ella y a mi tía. Aunque mi tía no se lleve de maravilla con él, se quieren como una familia muy feliz.

Terminando la ceremonia, me dispuse a ir a mi clase junto con Tomoyo. Este año habían llegado muchas alumnas al instituto, y lo pude notar en la ceremonia mientras presentaba el discurso de bienvenida. Aunque me hubiese gustado mucho estar en una escuela mixta, mi mamá y la tía Sonomi tomaron la iniciativa de meternos en la misma escuela en la que ellas asistían hace algunos años. Pero nos afirmaron que regresaríamos a una escuela normal el siguiente año, así que estoy muy feliz.

— Wow, este año si se llenó este lugar. —Exclamó Haru mientras divisaba a toda la multitud que nos rodeaba.

— Lo sé, eso me emociona un poco. —Musité para Haru., Él es mi amigo imaginario desde hace ya unos años atrás. Mi mamá me ha comentado que uno de mis dones especiales es ver cosas que las personas normales no pueden. Es decir, espíritus y cosas sobrenaturales.