Caballeros del Zodiaco:
Guardianes del Universo.
(Saint Seiya: Guardians)
Episodio 0: El Camino Hacia la Guerra Santa.
Capítulo 0.1: Un Universo Desconocido…
El viaje entre las corrientes temporales era justo como lo recordaban, a excepción de June todo era completamente extraño, era como entrar a un nuevo universo donde podía ver diferentes líneas de tiempo a través del espacio y las galaxias.
Diferentes mundos, distintas realidades, todas con algo en común, en todas estaban ellos, los caballeros de Athena, los sagrados guardianes del Zodiaco.
Ikki al igual que Shun podían sentir un dejavu que se repetía una y otra vez frente a ellos, ya fueran imágenes de su pasado presente o futuro, no importaba, todas las imágenes que ellos veían eran las imágenes de su presente, pasado y el futuro, lugar hacia donde se dirigían, debían mantenerse unidos por el vínculo de las cadenas de flores y las cadenas de Andrómeda para no perderse entre las corrientes espacio temporales.
Fue ahí que pudieron ver una luz, la luz que simbolizaba sus destinos, pero entre las corrientes del tiempo Shun pudo ver algo, a alguien, una persona atrapada entre los vientos infinitos del tiempo, por alguna razón su instinto le pedía alcanzarla, no podía verla con claridad, pero por alguna razón su cuerpo y su mente le pedían moverse hacia donde estaba ella, para intentar ayudarla
― Pero… ¿¡Pero ¿¡qué es eso!? ― Shun preguntó al momento de hacer contacto visual finalmente con la persona que se encontraba dentro de aquella dimensión temporal.
Ikki al alzar la mirada también pudo verla, así como June quien sorprendida veía como aquella persona era arrastrada sin rumbo por las corrientes de la dimensión del tiempo.
―¡Es una mujer! ―Dijo mientras trataba de volar hacia la salida que era representada por la luz al final del maremoto de dimensiones.
― ¡No podemos hacer nada por ella, parece estar atrapada en la dimensión espacio temporal! ―Decía Ikki jalándolos a ambos hacia la salida de la aplastante dimensión espacio temporal.
― ¡Debemos ayudarla! ― Shun pidió alzando sus manos hacia ella para intentar alcanzarla.
― ¡¿Shun, que rayos haces?! ― Exclamaba el caballero de Fénix, viendo como su intentaba alcanzar a la silueta de una mujer, la cual suspendida entre las turbulentas aguas del tiempo se encontraba atrapada, inmóvil y en un estado de muerte en vida.
Saori había sido específica, desviarse del torrente sería peligroso y si por solo un momento perdían su camino, ellos terminarían siendo arrastrados a otras líneas temporales sin posibilidad de volver por donde vinieron, o de ír a donde les dictaba el destino, estarían atrapados por miles de años o los que faltaran hasta que nuevamente se abrieran las puertas del tiempo.
― ¡Ik… Ikki, hay alguien ahí! ―Respondía Shun estirando su brazo intentando alcanzar a la joven quien parecía no percatarse de los visitantes que habían llegado a la dimensión del tiempo.
―Tengo… ¡Tengo que ayudarla, está atrapada en este lugar!
― Shun, ¡debes dejarla ír! ¡Si nos desviamos más nunca podremos regresar a la realidad! ― June pedía apretando fuertemente la mano de su amado Andrómeda, pero el mismo no podía dejar ir a esa persona, aun cuando no podía verla podía sentir una gran angustia, un enorme dolor.
Entendía por qué no podían desviarse de su camino entre las turbulentas mareas que los azotaban sin piedad, sin embargo, sus responsabilidades como caballero no terminaban con la misión que le había encomendado Saori, tenía que ayudar a otros aun así significara sacrificar su vida, por la misma razón no podía dejar ir a esa muchacha, aun cuando estaba en peligro de perderse por toda la eternidad en las aguas del tiempo.
No sabía qué hacer y mientras más avanzaban hacia la luz, la joven más se alejaba, fue por eso mismo que Shun tuvo que recurrir a utilizar sus cadenas para hacer un milagro en ese momento de desesperación por no desviarse y salvar a quien estuviera atrapada entre las infinitas corrientes del espacio y tiempo.
― ¡Cadena de Andrómeda! ― Shun exclamó con fuerza haciendo que un enorme eco que resonó por todo el Vórtice, la cadena se lanzó hacia la joven figura que suspendida, pedía ayuda a gritos, silenciados por su estado durmiente.
― ¡Shun, es inútil! Ahí está la salida, debemos ir hacia ella. ―Pedía Ikki sujetando con fuerza las cadenas de la armadura de su hermano, el cual estaba más que empeñado en alcanzar a la joven.
― ¡No puedo...! ¡Está sufriendo, debemos sacarla de su miseria y ayudarla a escapar de este lugar! ― Decía mientras la cadena intentaba moverse aún más rápido que la misma luz, lo único que él quería era poder enrollar la con su cadena y así liberarla de su prisión temporal.
― ¡Arde, arde mi Cosmos! ―Exclamaba Shun haciendo arder su cosmos hasta el punto de que creía que su cuerpo se desgarraría por el exceso de poder y energías a su alrededor, su armadura apenas podía soportar la abrumadora fuerza aplastante de las corrientes de tiempo.
― ¡Shun Olvídala! ¡Ya vamos a llegar, debes olvidarla o si no te perderás también tú en esta dimensión! ―Gritó con fuerza Ikki aferrándose a las cadenas de su hermano, las cuales podía sentir como estaban a punto de romperse.
― ¡Shun! ―Gritaba con fuerza la santa del camaleón angustiada por su amado, quien no podía sino seguir ardiendo su cosmos, hasta el máximo.
Fue ahí mismo, que cuando la luz era tan intensa y los cubría a los tres, la cadena finalmente pudo enrollarse en el brazo de la joven quien fue finalmente arrastrada y liberada de su eterno sueño.
Después solo hubo una profunda oscuridad…
Fecha: 3 de Enero de 2269
Lugar: La tierra; Gran Santuario de Grecia.
1:20 Pm.
El caballero dorado de Sagitario esperaba pacientemente entre las ruinas del antiguo santuario de la tierra, su cabello oscuro era movido por el viento, de ojos azules y piel blanquecina, él junto a un grupo pequeño de caballeros y soldados de la fundación Kido resguardaban lo que ellos consideraban la tierra sagrada de los caballeros de Athena, hogar de los primeros humanos.
Habían abandonado el planeta con la esperanza de que este sanara durante los 200 años que el planeta había sido dejado a su suerte.
Y por suerte el mismo había logrado sanar, gracias al poder de los dioses.
El planeta se veía mejor que nunca y los humanos que aún habitaban allí habían ayudado a reconstruir el gran daño que se había ocasionado, el aire era más puro, el agua más clara, los cielos eran de hermosos colores azules y las noches… estaban llenas de estrellas, estrellas donde la humanidad ahora se encontraba explorando nuevos planetas, los cuales adueñarse y empezar a reconstruir sus civilizaciones.
Al poco rato el caballero dorado vio una luz resplandeciendo justo al frente de donde solía estar la gran estatua de Atenea y supo que el momento había llegado, así que lento pero seguro él se comenzó a acercar al portal de tiempo donde podía ver 3 figuras saliendo del mismo.
El patriarca Harbinger le había dicho que ellos llegarían a ese mismo punto en la historia gracias a un agujero espacio temporal, los caballeros que les ayudarían a luchar la gran guerra que se les avecinaba
―Artorias, ¿es eso por lo que vinimos hasta aquí? ―Preguntó una joven con una voz sorprendida, ella apareció detrás del caballero de Sagitario, ella tenía un cabello de una tonalidad rosada muy pálida, y su piel era de una tonalidad bronceada opaca, su expresión lo decía todo, realmente estaba más que impresionada por la gran estela de luz que estaba frente a ella.
―Así es, ¿ya reunieron las armaduras que faltaban del santuario, Erina? ―Preguntó el caballero dorado a su compañera, quien vestía la armadura del pavorreal.
―Sí, el patriarca se pondrá de buen humor cuando llevemos las armaduras de Leo, Escorpio, y Acuario. Solo faltaría recuperar la armadura de Virgo además de… aquella armadura que no puedo mencionar. ― Respondió la joven pavorreal, mostrando las piedras espirituales de cada una de las armaduras.
―Aunque… creo que tendremos que llevar a reparar la armadura de Leo, no por nada, pero, está hecha pedazos, a penas la vi creí que estaba viendo un montón de piezas de oro esparcidas en el suelo. Sea lo que sea que le haya sucedido a esta armadura, fue brutal… Me pregunto…. ¿Como le habrá ido a su usuario? ―Comentaba con un cierto rastro de desconcierto en su voz, pero el caballero de Sagitario trató de evitar el tema por completo, el hombre que había utilizado esa armadura había peleado y muerto para proteger la última esperanza de la humanidad, el resultado contaba todo, una pelea desigual entre un hombre y un dios solo podía tener un único resultado funesto.
―Esas serán preguntas para después, ahora tenemos que recibir a los caballeros enviados por Athena del pasado. ― Artorias respondió con seriedad, fue ahí que los tres caballeros finalmente aparecieron, Ikki del Fénix, Shun de Andrómeda y June de Camaleón.
Al llegar los tres se desplomaron en el suelo, agotados, adoloridos y con sus sentidos completamente aturdidos por el cambio entre dimensiones y tiempos, Artorias y su compañera fueron a auxiliar a los guerreros del pasado que apenas podían recuperar el aliento.
―Maestro Shun, maestro Ikki, maestra June ¿están bien? ―Preguntó el caballero de oro hacia los recién llegado, tratando de ayudarlos a levantarse del suelo.
―¿Uh… Ugh… ¿Quien… quién eres? ¿Dónde… donde estamos? ―Preguntó el caballero de Andrómeda agarrándose la cabeza mientras intentaba recuperar su visión.
―¿Y cuando estamos? ―Añadió el caballero de Fénix apoyándose en la amazona de pavorreal.
― Mi nombre es Artorias de Sagitario, ella es Erina de Pavorreal. ―Respondió el guerrero dorado ayudando al caballero de Andrómeda a levantarse del suelo, junto a su amada santa del Camaleón. Colocándoles una mascarilla en sus rostros con oxígeno, iban a necesitar de las mascarillas, el oxígeno era demasiado puro en ese punto tardarían en al menos hasta que llegaran a acostumbrarse al mismo.
―Estamos en la tierra… y si mal no recuerdo, estamos en el año 2269. ―Agregó mientras los dos se reincorporaban, solo para ver a su alrededor, el santuario se veía viejo, olvidado y desdeñado.
Plantas y hierbas crecían alrededor, de entre las grietas de las baldosas, las enredaderas subían de los pilares que aún se mantenían en pie, había muchas flores y detrás de ellos el pedestal que solía cuidar de la armadura de Atenea tenía un enorme árbol que casi cubría la luz del sol son su enorme sombra.
A todos y cada uno les tomó un momento asimilar donde estaban, realmente no se parecía al santuario que habían conocido en el pasado, parecía todo menos el santuario de Athena, por esa misma razón, se sentían desubicados y fuera de lugar.
― Entonces funcionó… viajamos al futuro…―Shun se dijo apartando la máscarilla, sosteniendo la mano de June entre las suyas.
―Saori tuvo razón… la única forma de viajar en el tiempo es hacia adelante, así las líneas temporales no se fragmentarán con nuestra presencia…― Mencionaba con una voz preocupada, pero antes de seguir viendo a su alrededor, June tuvo que alejarse de él para quitarse su máscara y vomitar, el viaje entre espacio y tiempo había sido realmente turbulento, por no decir menos.
―¿Ella estará bien? ― Artorias preguntó preocupado por la repentina reacción de la amazona.
― Sí… solo necesita un momento para procesar el viaje…―Respondió Shun para ír a ayudar a su esposa.
― Bien… Solo para que lo sepa, tenemos equipamiento médico en la nave. ― Artorias le dijo con tranquilidad en su mirada, pero Shun levantó sus ojos verdaderamente confundido por las palabras del santo de Sagitario.
―Espera un momento… ¿Una nave? ― Preguntó sorprendido por lo anterior dicho por Artorias.
― En serio es el futuro…― Ikki dijo tratando de procesar lo que veía y escuchaba, habían estado atrapados en la dimensión temporal por lo que podían asumir habían sido unos simples minutos, pero en realidad habían pasado 200 años, realmente el movimiento en el tiempo era algo completamente fuera de sus capacidades de entendimiento normales.
. ― Sé que tienen muchas preguntas y responderemos todo lo que podamos en su momento, por ahora tenemos que ir a la nave para reunirnos con el Patriarca, tenemos que asegurarnos de que sus signos vitales sean estables, además de checar sus estados de salud. ― Mencionaba Artorias tratando de guiarlos con cuidado escaleras abajo.
Ahí se encontraba un pequeño equipo de técnicos, científicos y soldados, los cuales habían estado monitoreando cada señal de energía emitida desde el momento en el que los caballeros habían llegado, revisando cada anomalía con cuidado para asegurar que el tejido del espacio y tiempo se seguía manteniendo estable, por lo cual, podían detectar picos de energía provenientes de los tres viajeros del tiempo, esta energía poco a poco se iría disipando, cuando sus cuerpos se acostumbrarán al cambio de épocas.
―Doctor Strauss, ¿que detecta su equipo? ―Preguntó el caballero de Sagitario a uno de los hombres con chalecos que parecían ser de laboratorio. El cual analizaba la situación detenidamente en los escáneres. Shun e Ikki no comprendían que hacían civiles, soldados y científicos en el santuario, ellos tenían prohibida la entrada al santuario y más aún a un lugar tan alto como lo era la cámara de Athena.
―No hay anomalías detectadas en el tejido de la realidad cuántica, los sensores solo detectan a los caballeros que vinieron del pasado, así que todo normal. ―Respondió el científico acomodando los lentes en su rostro.
―Doctor Strauss, venga a ver esto. ― Comentó uno de los científicosel confundido por lo que veía en los monitores.
―Según esto, el escáner de energía cósmica detecta a los tres caballeros que vinieron en el portal espacio dimensional… Pero está detectando una cuarta señal. ―Mencionaba mostrando los picos de energía en el lugar, los cuales detectaban a una cuarta entidad desconocida para todos, incluyendo a los santos de Athena del pasado.
― Maestro Shun, ¿alguien más vino con ustedes? ―Interrogó el caballero dorado de Sagitario alzando una ceja confundido, por lo que el patriarca le había dicho, solo tres caballeros saldrían del portal de espacio tiempo, jamás dijo que habría una cuarta persona con ellos.
― No… Solo debíamos haber llegado nosotros 3 y… Espera un momento. ― Shun al recordar lo sucedido dentro de las corrientes de tiempo miró a su hermano, sorprendido por la revelación de los científicos.
―Díganme ¿¡donde está esa cuarta energía!? ―Preguntó alterado, viendo a los científicos con sorpresa y angustia en su mirada.
―No lo sé, eso tratamos de verificar en los sensores. ―Respondió uno de los hombres con chaleco gris mientras chequeaba las computadoras ―Está… cerca… si los sensores pueden detectarlo, no debe ser lejos.
― ¿Puedes triangular su posición? ―Interrogó de nuevo el caballero de sagitario, con una mirada seria, aunque Shun sentía algo más, al ver a su brazo derecho pudo notar que su cadena triangular había sido rota, y eso le hizo recordar algo importante, en su batalla contra Saga, sus cadenas lograron regresar a él sin importar si el caballero de Géminis las había cortado y enviado a otra dimensión y bajo esa misma lógica podía utilizar su cosmos para localizar su cadena perdida.
―Creo saber dónde está. ―Dijo mientras utilizaba su cosmos para localizar su cadena faltante. Cosa que logró apenas empezó a encender su cosmos, escuchó un tintineó por debajo de las escaleras dirigiéndose hacia la cámara del patriarca.
Shun entonces pudo ver que a unos metros su cadena se alzaba entre un par de Ruinas, Shun e Ikki se vieron el uno al otro y ambos fueron corriendo a ver quién era la persona que habían traído desde las corrientes del tiempo, rápidos pero seguros bajaron hacia el lugar donde la cadena se alzaba, bailando y resonando con fuerza… al llegar, no pudieron creer lo que veían.
Era la misma chica que Shun había intentado salvar, de las corrientes del tiempo y al acercarse más, la sorpresa fue mayúscula, ella era una joven de una edad realmente cuestionable, de cabello castaño, vestida con un vestido griego antiguo, manchado de tierra y cubierta por las hierbas que crecían a su alrededor, la reconocieron al instante… Seiya la había estado buscando por mucho tiempo.
Ella era la persona que él jamás dejó de buscar desde que regresó con la armadura de Pegaso, la persona que Saori y la fundación Graude habían buscado por toda Japón, esa persona… no era nada más ni nada menos que la hermana que por tanto tiempo había buscado.
― Ikki… ¿ella es? ―Se apresuró Shun a decir al ver su rostro.
―No puede ser… No puedo creerlo, realmente es ella… Es… ¡Es Seika! ― Replicó Ikki con una expresión indescriptible de sorpresa en su mirada, ninguno de los dos entendía que estaba sucediendo.
Shun se arrodilló ante ella para ayudarla, tomó su joven cuerpo en sus brazos y ella se veía casi igual a cuando había desaparecido no parecía tener ningún rasguño…
Pero lo que más le sorprendía era la carencia de marcas de la edad en su cuerpo, ella seguía viéndose como una niña de no más de 13 años.
Shun e Ikki no pudieron evitar sentirse impactados y más aún, nerviosos por verla una vez más, ahí en ese mismo momento, ella era la mayor de todos los huérfanos… Y aun así parecía que su edad había sido dejado intacta e incluso reducida, ella debía tener 17 años desde que desapareció, pero por alguna razón que ninguno entendía se veía aún más joven. Seika era una niña… y lo más importante, ella seguía con vida, lo sabían por qué podían verla respirar.
Finalmente lo entendieron, Seika había estado atrapada ahí durante mucho tiempo. Ahí es donde había estado durante tantos años y las preguntas abundaban ahí mismo, ¿por qué? ¿Por qué en los torrentes temporales? ¿Por qué en la dimensión de Cronos? ¿Y por qué nadie pudo verla aun cuando habían viajado por el tiempo en 3 ocasiones diferentes? ¿Qué demonios estaba sucediendo?
Lo único que tenían seguro era que no había tiempo para hacerse esas preguntas, debían revisar que ella estuviera bien de inmediato.
Shun. ―¡Artorias! ¡Ayúdenos, necesitamos llevar a esta chica a un médico! ― Exclamó Shun cargando con el cuerpo de la joven en sus brazos, junto a Ikki quien realmente no podía entender que estaba sucediendo justo en esos momentos.
―No puede ser…― Susurró con asombro de lo que veía frente a él, pero sin dudarlo fue a ayudarlos.
―Entendido, vamos a la nave, ahí recibirá atención médica inmediata. ―Respondió el caballero dorado guiándolo hacia donde el vehículo aéreo se encontraba.
―Ya escucharon todos, recojan el equipo, nos vamos de aquí. ― Erina dijo tanto a los científicos como a los soldados, fue en eso que Shun pudo ver un vehículo del tamaño de una casa de un tamaño prominente, ahí Seika recibiría toda la atención que necesitara, tanto ella como los caballeros recién llegados.
Al subir los caballeros llevaron a la joven Seika al área de enfermería, donde los científicos comenzaron a revisar sus signos vitales, además de su salud física y mental. Al igual que se encargaban de revisar a Ikki, Shun y June.
Todos se encontraban estables afortunadamente, tan solo sus cuerpos estaban aturdidos, los picos de energía cósmica que despedían sus cuerpos eran regulares y como lo imaginaban tardarían un par de semanas en desvanecerse por completo.
Pero quien más preocupaba de todos era Seika, ella había desaparecido hace siglos, y ahora ella había reaparecido sin una explicación aparente más que simplemente ella había estado perdida en el tiempo.
―No puedo creerlo… está aquí… ella… está aquí…―Decía el santo de Andrómeda consternado por la presencia de la hermana mayor de Seiya.
―Sí… ¿pero por qué? ¿Saori sabía de esto? ¿Ella sabía que Seika se encontraría atrapada allí? ― Preguntaba Ikki intentando meterse en la mente lo que había sucedido apenas habían llegado al futuro, mientras que June se mantenía silenciosa, viendo como revisaban a la joven que había venido con ellos aún dormida sobre la camilla de la nave.
―Sea lo que sea… esto debe significar algo… algo que aún no podemos entender completamente, si Athena nos trajo aquí fue para evitar que la guerra santa del futuro, ¿pero cuál es el motivo de que Seika esté ahora aquí con nosotros? ―Mencionó la amazona del camaleón mirando con desconcierto a la invitada inesperada en la nave.
― Shun… ¿tú crees que al haberla jalado hacia nosotros mientras llegábamos al futuro… fue lo que la trajo hacia nosotros?
―No… o no puede ser… el portal se cerró frente a nosotros cuando cruzamos, y mi cadena se rompió justo cuando salimos de la dimensión del tiempo y si hubiera sido eso, ¿por qué mi cadena estaba rota cuando la encontramos? ¿Por qué no llegó junto a nosotros? ―Se preguntaba Shun con una expresión de desconcierto y confusión en todo su rostro, el cual solo podía tener algo seguro, Seika no pudo haber caído en el mismo momento en el tiempo si la cadena se hubiera roto, ella debió caer en otra línea temporal debido a que el portal de tiempo se cerró justo cuando llegaron al santuario en la fecha que Saori les dijo que llegarían.
Había miles de preguntas, y no había ninguna respuesta… Lo único que había concreto era que Seika estaba viva… Y que ahora los había acompañado del pasado al futuro, aunque la parte lamentable era que no podían devolverla al momento donde ella había desaparecido para reunirse una vez más con su hermano, que horrible sería que su deseo más profundo que era reunirse con Seiya jamás se volvería realidad, que ahora ella tendría que vivir en este nuevo mundo, apenas siendo capaz de comprender lo que había sucedido.
Y nadie tenía las palabras adecuadas para decirle que todo lo que había visto y conocido ya no existía más.
―Lamento haberme tardado tanto, teníamos que guardar todo el equipo de investigación en el compartimiento de carga, me disculpo por haberlos hecho esperar. ―Dijo Artorias haciendo una respetuosa reverencia hacia los caballeros del pasado.
―No te preocupes Artorias, gracias por habernos recibido con tanta anticipación y… bueno, cuidados. ―Respondió Shun con una sonrisa discreta.
― Y si no te importa, tenemos varias preguntas que hacerte, primero que nada, ¿qué hacían esos científicos y soldados en el santuario? ¿Por qué el santuario está en ruinas? ¿Y… a donde vamos a ir ahora? ― Preguntaba el caballero de Fénix cruzando sus brazos frente al caballero dorado de Sagitario, el cual suspiró pesadamente.
―Sé que les prometí respuestas una vez subiéramos a la nave, lamento decirles… que no podré responderlas por el momento, pero les prometo que apenas terminemos de verificar el estado de la nave, salgamos del planeta y nos pongamos en ruta hacia Ninbus6, en las coordenadas de viaje voy a responder a todas sus preguntas en el camino. ―Respondió Artorias haciendo una reverencia hacia los caballeros enviados de Athena.
―La diosa Pallas nos ha permitido desembarcar en la tierra por un corto tiempo, ocultando nuestra presencia con su cosmos, ella, está cuidando de la tierra y el santuario en nuestra ausencia, Espero que puedan disculparme.
Shun miró a Artorias con aún más sorpresa, apenas podía entender las palabras que había dicho. ¿Coordenadas de viaje, Ninbus6, salir del planeta? Realmente tenía tantas preguntas que hacerle al caballero de Sagitario, pero antes de poder hacerlas tenía una petición que hacerle.
―Artorias, antes de despegar, ¿podría ir a hacer algo? ―Pidió el caballero Andrómeda con esperanza de que el caballero dorado accediera a su petición. Algo que… no pudo ignorar de quien sería próximamente el siguiente patriarca del santuario.
―¿Que necesitas hacer? ―Preguntó el santo dorado de sagitario en un tono serio.
―Solo… quiero ir a recoger algo en Italia… algo que dejé olvidado. ― Shun pidió esperando pacientemente la respuesta afirmativa del caballero de sagitario.
Artorias quedó silenciado, no sabía si responder con un sí o un no, el patriarca y los demás santos de Athena los esperaban en Ninbus6 y su misión dependía exclusivamente de traer a los caballeros del pasado al nuevo planeta, más no cumplir con las peticiones que cada uno tuviera, salvo responder a sus preguntas y asegurarse de que llegaran con bien al planeta.
Pero ya habían tenido una sorpresa al encontrarse con la hermana del Caballero Pegaso de la era heroica, mientras no se desviarán del plan trazado por Harbinger podrían llegar a Ninbus sin ninguna interrupción inesperada más.
―Bien… pero no nos detendremos por nada más, ¿entienden? Además… deben saber que el planeta tierra ya no es como solía ser, lo que tengan que hacer deberán hacerlo rápido y una vez que despeguemos ya no podremos regresar. ― Dijo en tono serio, firmando sus palabras con una expresión que denotaba la misma seriedad con la que se refería hacia los caballeros enviados del pasado.
Y con solo eso todos asintieron, de cualquier manera Ikki no tenía ya nada ni nadie de que preocuparse en la tierra, June tenía a Shun y eso era lo único que a ella le importaba realmente. Pero Shun necesitaba volver por aquello que había enterrado justo en el patio de su hogar cuando finalmente aceptó la última misión que le encomendó Saori…
En el viaje hacia Italia, Shun podía ver el mundo, un mundo sin humanos, donde la naturaleza había reclamado todo aquello que alguna vez le había pertenecido, no entendía que había sucedido con la población de la tierra, pero algo era seguro, los humanos no se habían extinguido, simplemente habían desertado el planeta, algunos con prisa y otros, habían dejado todo atrás solo para sobrevivir a lo que sea que fuera que había causado que la humanidad escapara de su primer hogar.
Y sin importar a donde viera todo se veía igual, pero el mundo en lugar de verse como un páramo sin vida y desolado, el mismo se veía aún mejor, mucho mejor que cuando el hombre caminaba por las calles de la madre tierra, aún con las ruinas de las ciudades y calles los animales y las plantas crecían salvajes y con libertad, reclamando lo que había sido suyo por derecho y que el hombre les había quitado.
Apenas llegaron al lugar Shun bajó a prisa de la nave, y vio su hogar… o lo que había sido alguna vez su hogar y su consultorio médico, estaba en el mismo estado que todo el mundo, pero si algo permanecía era la imagen viva de lo que alguna vez fue, un hogar lleno de amor, donde las personas podían ír y venir para pedir ayuda con los malestares del cuerpo.
Tantos años abandonado realmente se notaban, pero aunque quería entrar a ver que había sido de su antiguo hogar Artorias había sido claro…
No había tiempo que perder, por eso mismo comenzó a escarbar en la tierra justo en el punto donde había dejado aquello tan importante…
No tardó mucho en encontrarlo, pues seguía justo donde lo dejo enterrado, aunque la hierba lo hizo complicado, sin duda alguna recordaba el punto donde había colocado aquella pequeña caja de metal, la que contenía su fiel diario las fotos con June y sus Amigos, el anillo de compromiso que le había dado a su amada, la fotografía de él y su hermano cuando eran pequeños, un par de recuerdos más de sus queridos amigos, Hyoga, Shiryū y por supuesto Seiya.
― ¿Ya estás Listo Shun? ― Ikki interrogó colocando una mano sobre el hombro de su hermano
―Sí… Ya estoy listo, aquí no quedan más que fantasmas…― Shun respondió suspirando pesadamente después de un rato en silencio.
De cualquier manera ya tenía sus tesoros más preciados, apenas tomó su caja de metal miró una última vez a su hogar, con la puerta abierta, en un intento de ser forzada para entrar al hogar, con los vidrios de la casa rotos y sucios, las cortinas habiendo siendo devoradas por las polillas y el tiempo…
Dio media vuelta y regresó a la nave junto a Ikki sin mirar atrás, a penas esta cerró la exclusa, la misma se elevó para entonces dirigirse nuevamente hacia las estrellas, donde sus destinos los esperaban.
Y a lo lejos, la diosa Pallas observaba a los caballeros de Athena… silenciosa, pero feliz, al parecer Shun, Ikki y June habían llegado con bien… y ahora regresaban de donde habían venido, estaba satisfecha… después de todo, cuando Athena dejó el cuidado del mundo a su querida hermana, había dejado en ella sus esperanzas y sueños.
―Buena suerte… caballeros de mi querida hermana, hacia donde quiera que el universo los lleve. ―Dijo levemente regresando a custodiar el mundo desde el antiguo santuario de su hermana.
Fue ahí, durante el viaje de teletransporte que Artorias cumplió con su promesa, les habló de todas las cosas que habían ocurrido durante su ausencia.
Respondió cada una de sus preguntas con paciencia y les reveló que Seiya descubrió la verdad de que su hermana había sido entregada a Cronos por Saori, para protegerlo de la verdad el mismo dios del tiempo borró todos sus recuerdos de su niñez.
Incluyendo a Seika fue por eso que cuando desertó de su coma, regreso al santuario solo para cumplir con la promesa que le había hecho a su legítima heredera, su hija Sheik, además les habló sobre la tercera guerra mundial en la que Ares desató para tratar de aniquilar a la humanidad poniendo a todos los países del mundo contra sí mismos, les habló sobre el sacrificio de miles de caballeros por detenerlo.
Guerra donde murieron Seiya y su propia hija quien falleció sellando a Ares en su propia arma, seguido de un corto periodo de paz la cual culminó con la trágica muerte de Saori, la cual había sido utilizada como una excusa solo para que Artemisa y Apolo se unieran para aniquilar a la humanidad.
Y en un intento desesperado para dejar que la humanidad escapara de la ira de los dioses, el caballero de leo renunció su vida enfrentándose él solo a un dios.
Intercediendo Pallas en el final de la batalla para expulsar a Apolo de la tierra proclamándose de ahora en más como su guardiana hasta el renacer de Athena.
Ante todas las revelaciones que Artorias les dio a los caballeros de Athena, cada uno se obligó a guardar silencio, las cosas que habían pasado en la tierra, con Saori, Seiya y su decendencia… eran realmente difíciles de asimilar fácilmente con eso de que Seika había sido entregada a Cronos solo para salvar a Seiya…
Ellos solo sabían que sus memorias habían sido borradas, para que el dios Cronos le salvará la vida, pero no sabían por completo del trato que Saori y Cronos habían hecho para asegurar la vida de Pegaso, esas eran cosas muy duras de simplemente aceptar y seguir adelante con el plan establecido…
Cosas así los hacían dudar de las decisiones que habían tomado durante todas sus vidas y más cuando la Diosa que los había enviado a detener una vez más al dios del inframundo no pudo evitar tantas desgracias desde que se fueron.
Todo se sentía como un golpe brutal de realidad, hacía no solo unas horas la habían visto a ella y a sus amigos por última vez, saber el desenlace de cada uno y de sus historias…. Era algo abrumador más aún cuando para ellos no había pasado ni un día, pero para todo el mundo habían pasado 200 años.
―Puedo notar que necesitan un momento para procesar toda la información que les he dicho... ―Mencionó el caballero de Sagitario con un semblante tranquilo mientras que Shun miraba al suelo pensativo, Ikki estaba recargado en una de las paredes de metal mientras miraba por las ventanillas reforzadas de la nave viendo las luces del viaje de teletransporte ir y venir.
Y June… Se recargaba sobre el hombro de su amado Andrómeda tratando de asimilar todas las cosas que el caballero dorado les había dicho a los tres.
―Los dejaré a solas para que piensen, sé que no es fácil aceptar nada de esto, pero traten de entender… nosotros no hemos dejado de pelear por un futuro mejor para la humanidad, aun cuando nuestra historia indique que no nos merecemos ese futuro…
Dicho eso el caballero de sagitario salió de la habitación de la nave, dejando solos al grupo de tres que había venido desde el pasado, Ikki no emitió sonido alguno, tampoco Shun y June…
Era más que obvio que no quería decir nada, ella solo había venido desde su presente a este futuro casi incierto solo por Shun, pero ahora que sabía todo esto apenas podía asimilarlo correctamente.
Puede que ella jamás hubiera conocido a Seiya o a los demás compañeros de su querido Shun, pero podía sentir como él sufría internamente por las cosas que habían pasado.
E Ikki no era que lo estuviera pasando mejor, la única razón por la que había decidido venír fue por su hermano, y por el destino que Athena le había encomendado para detener el resurgimiento de Hades, no solo esta pesadilla de batallas tras batallas por el destino de toda la humanidad no iba a terminar pronto, sino que tendrían que seguir y seguir luchando hasta que el último de ellos finalmente se rindiera, los dioses no se iban a rendir hasta que el universo fuera todo para ellos solos.
― Esto… realmente no me lo esperaba para nada…―Comentó el caballero de Andrómeda después de un largo silencio.
―Pero aun así debemos seguir adelante, Saori lo dijo… No podemos volver atrás, aunque queramos.
Ikki entonces miró a su hermano sorprendido por las palabras que habían salido de su boca, pero más aún que después de todo lo que había escuchado quisiera seguir con el plan de Saori.
―¿Que? ¿En serio quieres seguir con esto Shun? ¿Que no lo comprendes? Saori nos traicionó a todos, a ti, a Seiya, Shiryū, Hyoga y a mí, nos dijo que la única forma de salvar a Seiya era retroceder el tiempo de su cuerpo junto con el de sus memorias, por esa razón acordamos jamás volver a mencionar a Seika y ahora con lo que Artorias nos dijo ¿de verdad quieres seguir el plan de esa mujer? ―Preguntaba el santo de fénix dirigiendo sus ojos azules hacia su pequeño hermano.
― Yo sé que Saori cometió errores, pero cuando aceptamos esto… Cuando aceptamos venir desde el pasado hasta aquí. Juramos defender a la humanidad. ― Shun trató de explicarle a su hermano con tranquilidad.
―Sé que ella no nos contó toda la verdad con respecto a Seiya… y que… ella le entregó Seika a Cronos, pero ella lo hizo para poder traer a Seiya de vuelta a la vida, no podemos juzgarla por querer salvar su vida.
―¿Salvar su vida dices? Ella no quería salvar su vida, solo quería que Seiya se volviera un perro, leal a ella sin conocimiento de su pasado para que así entregara su vida a su servicio sin cuestionar nada. ― Ikki respondía con furia en sus palabras y en su mirada.
― No hables así de ella Ikki, Saori aunque ya no esté con nosotros sigue siendo nuestra Diosa. Y le debemos respeto, fue ella quien nos salvó innumerables veces de la ira de los dioses. ― Shun regañó a su hermano, tratando de hacerlo entrar en razón, pero Ikki no quería escuchar a su hermano.
―¿Que ella nos ayudó? Si siempre la estábamos salvando de los mismos dioses que ella pretendía protegernos, no solo de los dioses, de Saga, Kanon, Hilda, sin contar obviamente a Palas, Marte, Saturno, Poseidón, Hades y Zeus Todos los problemas de nuestra vida fueron ocasionados por ella y por su falta de valor, ¡por ella ahora estamos metidos en otra guerra y por ella ahora todos vamos a morir! ― Exclamaba Ikki con furia en sus ojos y en su voz, él podía haber vivido muy bien todo el resto de su vida si tan solo Saori no les hubiera dejado nuevamente la misión de ir y morir a una nueva guerra que ni siquiera debía ser de ellos.
―Si tú quieres ir a morir por una mentirosa y una traidora puedes hacerlo, pero yo estoy harto de seguir luchando por cosas que no creo, ver como nuestros amigos y hermanos derraman su sangre solo para proteger a una diosa ¡tonta e inútil!
―¡¿Por qué no te callas?!― June exclamó con ira y tristeza en su voz, al alzar la mirada ambos vieron como la joven de cabellos rubios lloraba por la pelea que se daba entre ambos hermanos.
―Yo estoy aquí por Shun… Tú estás aquí por Shun, todos estamos aquí porque Shun quería ayudar a la señorita Athena sin importar el costo, Athena puede que les haya mentido, puede que ella fuera una diosa, pero ella seguía teniendo un corazón humano.
» Seguía procurando y cuidando de sus caballeros aún sí eso significaba hacer cosas horribles solo para salvar a los que amaba, ¿es que acaso ya lo olvidaron? Somos caballeros de Athena. Y nosotros debemos luchar por el amor y la paz sin importar lo que arriesguemos. ―Decía con fuerza en sus palabras y en su voz, dispuesta a golpearlos a ambos si eso los ayudaba a entrar en razón.
―Todas las personas que he conocido se han ido, mis amigos… personas que ayudaba y era feliz ayudándolos, dejé a todas esas personas por Shun… Y lo haría de nuevo solo para poder estar a su lado sin importar el tiempo o la distancia yo moriría por Shun y por Athena, si tú no querías venir solo lo hubieras dicho y ahora Shun y yo seguiríamos adelante con lo que la Señorita Athena nos confió el futuro de toda la humanidad…
» ¡Puedes quejarte todo lo que quieras, puedes irte si lo deseas, pero si lo haces solo estás demostrando que no te importaba ni Shun, ni Athena ni tus demás amigos, lo único que te importaba era escapar de tu pasado del cual jamás lograste huir o esconderte!
Ambos miraron con sorpresa a la amazona del camaleón, más Ikki que Shun, pues había dicho algo, palabras tan fuertes que lo golpearon aún más duro que cualquier golpe que él hubiera recibido en toda su vida, más aún porqué ella tenía razón… ella quien veía esto como una familia, la familia que jamás había podido tener en su vida, además de triste estaba molesta, por qué finalmente tenía algo que valía la pena dejar todo lo demás atrás…
Y ahora esa familia se estaba cayendo a pedazos solo por el orgullo de ambos caballeros.
Ikki no pudo evitar sentirse mal… y más por esa irada que ella tenía, esa mirada… que le recordaba mucho a la de su amada Esmeralda. Era cierto, jamás pudo huir de su pasado ni de las cosas que había hecho, siempre estaba solo y jamás lograba demostrar algo más que no fuera la ira o el deseo de acabar con otros por el odio aún latente de su corazón…
El odio que ahora lo estaba separando nuevamente de su hermano y de su cuñada, Shun la amaba demasiado, él mismo le rogó a Saori traerla desde el pasado a este futuro incierto solo para poder seguir viviendo el sueño de una familia. La familia que a ambos se les había negado injustamente.
―¿June… Estás? ―Shun trato de tranquilizarla, pero ella simplemente se cubrió el rostro con su mano derecha.
―Estoy bien… Es solo que…―Ella sollozó con una abrumadora sensación en su pecho que la hacía sentir impotente frente a su amado y a su hermano.
―Es solo que… estoy asustada… abandoné todo lo que conocía para venir aquí contigo y no puedo evitar pensar que todos vamos a fracasar… y me aterra perder esto… pues esto es lo más real que he tenido en mi vida. Y no quiero perderlo…―Respondía con incertidumbre en su voz, pero el santo de Andrómeda se acercó a ella para que lo viera a sus profundos ojos verdes.
― June… no te preocupes, pero… yo confío en Athena, y yo confío en que su plan nos ayudará a detener esta gran crisis que se avecina. ― Shun decía tomando a su amada de las mejillas para que lo viera y sintiera la seguridad que transmitían sus palabras.
―Yo sé… que las cosas se ven muy complicadas ahora… yo, también me siento aterrado por no saber lo que sucederá… yo tengo fe en que podemos salir adelante, siempre lo hemos hecho, solo debemos seguir teniendo fe…―Le decía para entonces darle un tierno beso en la frente y abrazarla con fuerza.
Y nuevamente Ikki no sabía que decir o hacer… solo podía ver a su hermano y a esposa aferrándose a la esperanza siendo lo único que tenían ahora, no podía evitar sentir que su hermano era el hombre más afortunado del universo pues… él lo había tenido todo, una vida estable, un trabajo que amaba hacer, curaba a la gente y eso lo hacía feliz, y por supuesto él tenía a una mujer que lo amaba incondicionalmente.
Y él había dado todo lo que tenía solo por Athena, claro no había perdido a June… pero podía sentir ese temor de perderla en cualquier instante, el mismo temor e impotencia que sintió cuando su maestro Guilty asesinó a Esmeralda…
Él entonces se acercó a su hermano y puso su mano sobre el hombro de Shun, y con una mirada que expresaba solo arrepentimiento decidió hablar.
―Perdóname hermano… pero… con todo esto, yo tampoco sé cómo sentirme, si sentirme enojado, traicionado… o aterrado, toda mi vida creí que, si me mantenía solo, las cosas no me harían daño.
» Pero ahora veo que, al intentar alejarme de los problemas, lo único que he conseguido es alejar a la gente que siempre estuvo a mi lado…― Ikki comentaba tratando de redimir sus palabras con la única persona que sentía verdadero apego, después de que todos los demás ya se habían ido.
―Y… perdóname June… no quería hacerte llorar.
La joven rubia se apartó de Shun para ver a Ikki, quien en sus ojos solo podía mostrar arrepentimiento. Pero en lugar de alejarlo, ella tomó su otra mano y la apretó con fuerza.
―Los tres estamos juntos en esto Ikki… y tenemos que permanecer unidos si queremos sobrevivir a esto. ―Pedía June no solo al caballero del Fénix, sino a su amado Andrómeda.
―Los tres vamos a sobrevivir… y sin importar como lo hagamos, tendremos que permanecer unidos como una familia. Ya no podemos dudar… ya no podemos seguir culpando a aquellos que ya no están con nosotros… ustedes lo escucharon de Artorias, aunque Seiya descubrió la verdad siguió adelante, tuvo una hija.
» Él mismo se redimió, regresó a ser el caballero de Sagitario dio su vida por Athena hasta el final, sí él pudo perdonar sus errores y seguir con su vida, ¿por qué nosotros no podemos perdonar a nuestra diosa? De cualquier forma… nosotros estamos aquí por ella… y por ella vamos a asegurar un futuro para nuestros hijos… y los hijos de sus hijos.
Al escuchar las palabras de la joven rubia ambos se miraron mutuamente firmando aquellas palabras como una promesa entre los tres, cumplirían con esta misión y aunque no pudieran volver al pasado, el futuro estaba ahí, abriéndoles las puertas como un nuevo hogar.
Pero en ese momento el caballero de cabello oscuro apareció en las puertas automáticas de la habitación de los tres Con noticias.
― Disculpen si los interrumpo en algo importante… pero… Seika ya está despertando. ― Artorias dijo frente a todos los caballeros, quienes con sorpresa no dudaron en acudir al área médica para verla.
Con toda la conmoción ocurrida hacía momentos habían olvidado que no solo eran ellos 3 los que estaba en esto unidos, también estaba Seika, quien sería la que más se vería afectada de todo esto Apenas llegaron pudieron ver como ella ya había sido conectada a las máquinas de la nave, sus signos vitales eran normales, no se registraban patrones cerebrales irregulares, tampoco habían señales de malestares físicos, todo parecía normal hasta ese punto. Aunque aún existían varias preguntas que tenían que hacer.
Strauss. ―No registramos nada fuera de lo normal, lo único que detectamos fue una ligera lesión cerebral, pero eso no parecía haber sido producto de algún golpe reciente, más bien parecía algo sucedido hace años. ―Decía mientras checaba las notas sobre una pantalla holográfica, otra cosa que llamaba mucho la atención de los caballeros del pasado, jamás habían visto tecnología tan sofisticada y futurista, pero ciertamente sus focos de atención se encontraban en Seika.
―Lo único que no logramos explicar es su repentino cambio de edad, según lo que nos dijeron, ella debería tener al menos 17 años, pero se ve como una jovencita de 13… Creemos que su cambio de edad se debió a su larga exposición en las corrientes espaciotemporales.
» Aunque sí asi fuera… no entendemos como la misma fue reducida, aunque aún hay muchas cosas que no entendemos del funcionamiento de las corrientes del tiempo, lo que sí es seguro es que esta joven no presenta ninguna otra anomalía además de su edad.
― Ella… Realmente es Seika…―Decía el caballero de Andrómeda sentándose al lado de la joven de cabellos cafés.
― La recuerdo del Orfanato… y de las cosas que Seiya me contaba de ella… además cuando la vimos desaparecer del santuario… Es realmente ella. ―Mencionaba tomando la mano de la joven, la cual descansaba sobre la camilla automatizada y al sentir el tacto esta comenzó a despertar levemente de su sueño.
Seika podía ver siluetas, y ecos lejanos que resonaban en sus oídos los cuales zumbaban, sentía su cuerpo entumecido, como si el mismo hubiera estado dormido por mucho tiempo, apenas podía distinguir las palabras que se decían a su alrededor… Pero cuando empezó a recuperar conciencia lo primero que se le vino a la mente fue su hermano… y súbitamente le llegó el recuerdo de verlo moribundo, con una herida en el pecho y siendo llevado por otros jóvenes.
Y fue esa visión la que la despertó de golpe.
―¡Seiya! ―Exclamó con preocupación, levantándose abruptamente de la camilla, pero al sentir el jalón de sus músculos aún dormidos se desplomo de nuevo sobre la suave cama de la nave. Ella miró a su alrededor… y todo le parecía extraño, como salido de una película de Ciencia ficción, había varios hombres con batas y chalecos, algunos portaban armaduras futuristas y otros las armaduras que conformaban las 88 constelaciones del zodiaco.
―¿Donde… ¿Dónde estoy, quienes son ustedes? ¿qué es este lugar?
Y al ver a su derecha finalmente pudo divisar al caballero de Andrómeda quien sonrió por verla finalmente despierta.
― ¿Seika, puedes oírme? ― Shun preguntó tratando de hacerla entrar en la realidad con su voz suave.
―Sí… Sí te escucho. ―Respondió la joven entrecortadamente, no lo reconocía bien, pero ese hombre tenía un cierto aire de familiaridad.
― ¿Sabes quién soy? ―Volvió a preguntar el caballero Andrómeda colocando ambas manos sobre las de la joven de ojos café.
Realmente se parecía mucho a Seiya, tanto su rostro como sus ojos tenían ese aire juvenil y valeroso, pero los de Seika eran diferentes, en ellos podía ver la inocencia en carne propia y sabía que ella estaba completamente confundida y fuera de lugar en esos instantes.
Seika. ― Yo… no… ― Ella aunque lo veía no entendía de quien se trataba, pero algo le decía que sí, que en efecto ya se habían conocido no hacía mucho, aunque se veía mayor y los rasgos de la edad eran fácilmente reconocibles en su rostro, se parecía a un muchacho que vio junto a su hermano.
―Tú… tu estabas con Seiya, ¿tú eres Shun? ―Preguntaba consternada la joven de ojos café viendo a un adulto que hacía unos momentos para ella tan solo era un muchachito.
―Sí, así es soy Shun de Andrómeda, ¿recuerdas a mi hermano Ikki? ― Le interrogó de nuevo, y el caballero del Fénix al escuchar su nombre se acercó a ellos, entrando en el campo de visión de la joven Seika.
―Sí, los recuerdo, ustedes estaban con mi… ―Fue en ese momento que Seika recordó todo lo que había sucedido, cuando ellos habían regresado del inframundo Seiya se encontraba moribundo con un agujero en el pecho, justo donde estaba su corazón, el cual sangraba sin parar.
―¿Hermano? ¡Seiya! ¿Dónde… donde está Seiya, ¡está bien!? ¡Seiya, hermano! ¡Seiya! ― Cuando comenzó a alterarse, tanto que las máquinas que revisaban su pulso comenzaron a notar el cambio brusco en su propio pulso, los Científicos en un instinto de mantenerla tranquila empezaron a sacar sus jeringas, las cuales contenían un líquido que la tranquilizaría y evitaría que se hiciera daño en su paranoia, pero tuvo que ser el caballero de Andrómeda quien tuvo que ayudarla a tranquilizarse.
.―Seika, necesito que te tranquilices, respira… respira… ―Pedía Shun con una voz suave y tranquila, tratando de darle seguridad para que se tranquilizará.
―Mi… mi hermano… ¿dónde está mi hermanito? ¿Dónde está Seiya? ―Preguntaba asustada, no sabía que estaba sucediendo, pero apenas vio a Shun ella podía sentir la tranquilidad que transmitían sus palabras y sus profundos ojos verdes.
―Tranquila, Seika necesito que me respondas un par de preguntas y con gusto te responderé lo que necesitas saber, ¿qué es lo último que recuerdas? ―Pidió el caballero Andrómeda manteniendo su tono de voz lo más tranquilo y sobrio que podía.
―Yo… yo recuerdo… ―La joven entonces coloco su mano libre sobre su frente reviviendo las memorias que para ella habían pasado hacía solo unos segundos.
―Yo recuerdo… haber caminado durante mucho tiempo por un despeñadero y… resbalé, después de eso todo… se ve borroso, es como… miles de imágenes que no terminan de tener sentido, pero lo que sí recuerdo es haber escuchado la voz de mi hermano y después me encontraba en un lugar extraño… rodeada de caballeros, como ustedes. ―Decía la joven en un tono aún asustado, pero lo suficientemente tranquilo para intentar responder la pregunta del caballero de Andrómeda.
―Y Luego hablé con una chica… Marín creo que se llamaba y con varios de esos caballeros que estaban con ella, luego… vi como ustedes regresaban hacia donde estábamos… Y luego… y… y luego… ―Nuevamente las máquinas comenzaron a detectar como su pulso comenzaba a alterarse, pero el caballero Andrómeda apretó levemente su mano entre las suyas, para que esta volviera a verlo.
―¿Y luego? ― Shun Volvió a preguntar tranquilamente, mirando a la joven con paciencia mientras aún sujetaba su mano, transmitiéndole el calor de su leve cosmos.
―Y…. Y luego vi a mi hermano él llevaba una armadura extraña, estaba cubierto de sangre y… ustedes estaban a su lado. ― Seika decía nuevamente lo más tranquila que podía, clavando su mirada sobre los ojos del caballero de Andrómeda.
―Yo… traté de correr hacia él… pero algo me arrastró hacia atrás, vi a Marín por última vez y después todo fue oscuridad…
Tanto Shun, como Ikki y los demás caballeros escucharon atentamente las palabras de la joven Seika, y absolutamente todos podían creer de lo que se trataba, pero había algo más que no cuadraba en esa historia.
―Dime Seika… ¿no recuerdas algo más? ¿No recuerdas alguna otra cosa aparte de eso? ―Volvió a preguntar el hombre de cabellos verdes con un semblante serio. Pero ella ladeó la cabeza negando saber más de lo que ya les había contado.
Dicho eso Tanto Ikki como Shun, June y Artorias se miraron los unos a los otros, ella no mentía, en su mirada se podía ver que ella decía toda la verdad y que, en lugar de lo que imaginaban, ella no estaba consciente de que estuvo atrapada por mucho tiempo en la dimensión de Cronos, perdida entre las aguas del tiempo y el espacio.
Era más que inútil tratar de sacarle algo más, ella realmente no sabía que había pasado y las cosas que habían sucedido en su larga ausencia.
.― ¿Dónde está mi hermano? ―Finalmente la joven de cabellos castaños hizo la pregunta que tanta angustia le causaba, ante eso el caballero de Andrómeda suspiró larga y pesadamente.
― Señorita Seika… no sé cómo empezar a decirte esto, pero… ― El caballero de cabello esmeralda bajo la mirada apenado, para entonces mirar a la joven nuevamente a los ojos después de lo que pareció una eternidad.
―Has estado sumida en un sueño por más de 200 años ―La expresión de Seika ante la revelación de Shun se lo decía todo, no era solo la sorpresa, sino el impacto de saber algo tan imposible, si ella había estado dormida durante tantos años, ¿por qué no resentía su cuerpo la edad que se suponía que ella debía tener? Ella miró sus manos, pero las mismas no se veían viejas o huesudas, sus brazos aún tenían la juventud y vida de una jovencita.
―Sé que es muy difícil de creer, pero debes hacerlo, nosotros viajamos del pasado al futuro, estamos en el año 2269, tu cuerpo estuvo atrapado durante años en la dimensión de Cronos… en un estado de tiempo detenido, cuando te vi te ayudé a escapar de esa dimensión y te trajimos aquí para ver que tu cuerpo estuviera bien… aunque por alguna razón rejuveneciste una vez que saliste del río del tiempo. ― Decía mientras uno de los doctores le ofrecía un espejo para que la joven se viera a sí misma y comprobara lo que el caballero de Andrómeda le decía.
―Y… yo, lamento decirte… que Seiya… él… ― No tenía las palabras para decirle que Seiya ya no existía más, lo único que ella quería era poder reencontrarse con su hermano y ahora eso sería imposible de lograr, ya conocían como funcionaba el viaje en el tiempo, las consecuencias de jugar con el mismo, y todos ya sabían que la única forma de viajar a travez de él era únicamente hacia adelante, jamás hacia atrás. Seika dejó caer el espejo junto con sus brazos sobre las sabanas de la cama, y de sus ojos comenzarón a salir lágrimas.
―Seika… debes saber que Seiya jamás dejó de buscarte, él te amaba, no era perfecto, pero él jamás dejó de buscarte, él…
―Solo dime una cosa…―Seika habló con un tono de voz tembloroso, mientras más lágrimas salían de sus ojos y la desesperación en ellos era indescriptible.
―¿Mi hermano… fue feliz? ¿Murió en paz, entre la gente que lo quería y lo amaba? ―Rogaba sabre respuesta agarrando a Shun del brazo con fuerza.
―¿Vivió una buena vida al menos?, por favor, dímelo Shun… Dímelo…―Pedía al hombre de cabellos esmeraldas, rogándole saber una respuesta, para que así al menos sus penamientos encontraran una paz temporal.
Ante esa petición Shun solo pudo voltear su mirada hacia Artorias, quien se veía cruzado de brazos, él miró al suelo… él tampoco sabía mucho sobre la historia sobre el caballero Pegaso de la edad heroica.
Pero… había tenido dos hijos, Koga y Sheik, había vivido una larga vida llena de batallas, guerras y conflictos sin fin, y de lo último que sabía de su ilustre historia es que había muerto en los brazos de su hija, y de su amada diosa… Una vida feliz podría decirse que no…
Pero que murió rodeado de la gente que lo amaba, eso sin lugar a duda.
Fue eso por lo que el caballero de oro asintió con confianza y el caballero de Andrómeda entendiendo lo que su compañero decía volteó a ver a Seika. Y trató de sonreírle.
― Sí… él vivió una buena vida, murió como un héroe… rodeado por la gente que amaba…―Respondió con tranquilidad, algo que Seika le dio un respiro de alivio… Algo que no calmaba del todo su roto corazón.
Lo único que ella quería era reunirse con su hermano, tener una vida tranquila, lejos de todos los conflictos y de la guerra misma… Cuidarse mutuamente como en el pasado, apoyarse como lo que eran, después de todo durante tanto tiempo ellos eran la única familia que se tenían, habían sido destinados a conocerse… pero a nunca volver a estar juntos.
―Gracias Shun… Pero, necesito estar sola…― Dijo Seika en un tono desolador, apartando la mirada y sus manos del caballero Andrómeda
―Entiendo. ―Respondió el caballero de ojos esmeraldas, mirando a los demás, quienes asintieron para retirarse, después de que todos se retirarán, Shun finalmente decidió acatar también la petición de Seika y retirarse del área médica.
Al reunirse con su hermano y June no había mucho que decir, pero sí había una gran aura de incertidumbre en el aire, aunque… había una pregunta que tanto Ikki como Shun se hacían.
―Un momento… Seika desapareció justo cuando regresamos del inframundo…― Decía Shun con una mirada de sorpresa.
―Sí… y si Saori le ofreció a Seika a Cronos para salvar a Seiya… entonces ¿cómo es posible que ella desapareciera antes de que nosotros intentáramos viajar al pasado? ― Ikki preguntaba igual o más confundido que su hermano menor.
―O hay algo que Artorias no nos está contando, o Saori sabía algo que jamás nos dijo.
―Hasta este punto ya no sé en realidad― Decía Shun recargándose sobre una de las sillas de la nave. ―Hay cosas que por más que quiera entender… simplemente se escapan de mi entendimiento, las cosas que ocurrieron en una línea temporal no se pueden revertir, porque estas pueden crear paradojas y brechas en la realidad, y crear realidades alternativas a la nuestra, las únicas cosas que pueden ser cambiadas son aquellas que van a suceder pues nada está realmente escrito, si es así… ¿cómo es que Seika desapareció antes de que Saori hiciera el trato con Cronos?
― Realmente no lo sé…― Respondió el caballero de Fénix en el mismo estado de confusión que su hermano, mientras que June en silencio solo escuchaba como ambos intentaban darle sentido a todo lo que habían escuchado y visto recientemente.
―Yo creo… que lo mejor será esperar a hablar con Harbinger. ― Mencionó la joven mujer de cabello rubio ante ambos hombres quienes buscaban las respuestas a aquellas preguntas tan difíciles de responder.
―Puede que tengas razón, él sigue siendo el patriarca y estuvo en los momentos más cruciales de la historia, él debe saber que ocurrió con Athena y Cronos. ―Agregó mirando a su esposa con la misma idea en mente, hasta volver a recibir la visita del caballero de oro.
―Sé que todo esto debe ser difícil de procesar, más aún por toda la montaña de información que les hemos tenido que darles en tan poco tiempo, creo que no es difícil de aceptar tan pronto y menos cuando compartías un lazo emocional con muchas de las personas que ya no están. ― hablaba el caballero de ojos azules mirando a los guerreros del pasado con una expresión tranquila y serena.
―Y yo… disculpen, realmente jamás creí conocerlos en persona. Para mí y para muchos, ustedes son héroes, leyendas del pasado. El Maestro Harbinger me ha contado mucho sobre ustedes.
. ―¿En serio? ―Cuestionó Shun con una sonrisa tranquila al escuchar al caballero de ojos azules, quien los veía con ilusión.
―Así es… yo… desde que era niño, escuchaba las historias de los caballeros de Athena, ustedes salvaron a la humanidad en miles de ocasiones distintas. Y en especial ustedes, los cinco guerreros legendarios, quienes salvaron a Athena, detuvieron la ambición de Poseidón y el plan de exterminar a toda la humanidad de Hades. ― Artorias Hablaba con tanta devoción y admiración por los santos caballeros del pasado, que incluso Ikki sintió una extraña sensación de felicidad al escuchar a lo que podría asumir, era orgullo.
―Sé… que las cosas parecerán muy extrañas de ahora en más, pero si necesitan algo, cualquier cosa, yo los ayudaré. Ustedes hicieron mucho por nosotros, creo que es justo que yo haga lo mismo.
―Gracias Artorias, de verdad ha sido… terriblemente difícil tratar de aceptar todo esto, pero… es bueno saber que, aunque nuestros amigos ya no estén con nosotros, aún tenemos amigos en este futuro. ― Shun le dijo con una sonrisa, ante esto Artorias también sonrió y se sintió.
―Intenten dormir, el viaje de teletransporte tardará en llegar al sistema solar Hope 132, utilicen ese tiempo para intentar familiarizarse con los dispositivos electrónicos y con la tecnología de la nave. Yo les avisaré cuando lleguemos. ― Agregó e hizo una respetuosa reverencia hacia los enviados de su diosa Athena, para entonces darse media vuelta y regresar a la cabina de mando.
Después de un par de Horas, Shun volvió al área médica, su mente no encontraba paz, lo que lo obligo a levantarse de la cama y de la dulce compañía de su amada June, realmente no entendía cómo funcionaba el tiempo en el espacio, él podía pensar que habían transcurrido horas, pero todo se veía diferente con el viaje de teletransporte, la velocidad en la que la luz iba y venía dando paso a espacios de oscuridad espontáneos se convertía rápidamente en algo asombroso de vez, pero monótono después de tanto tiempo en exposición a la misma, en el espacio no sabían que horas eran, si era de día, era de noche, o si ya era hora de levantarse.
Y realmente necesitaban algún indicio de cuánto tiempo había transcurrido desde que habían abandonado la tierra… o mínimamente desde que vieron a sus amigos por última vez al entrar al portal del tiempo.
Sabían que habían pasado 200 años para todo el mundo, pero para ellos solo habían sido horas, el tiempo era relativo y el tiempo además era extraño. Apenas podía entender la tecnología, así como los nuevos dispositivos de comunicación y entretenimiento. Todo era extraño… muy extraño.
Pero quería saber cómo estaba Seika, su amigo y Hermano Seiya le había pedido que sin importar lo que al él le pasara cuidara de ella, y aun cuando ella desapareció durante años quería seguir manteniendo esa promesa con vida.
A apenas verla, pudo notar que ella miraba a la ventanilla reforzada, no decía o hacía nada, solo veía las luces del universo y las galaxias chocando contra los escudos de energía de la nave, mientras esta de deslizaba por la realidad hacia un destino incierto para ella.
Shun se sentó a su lado y ella no se dio cuenta hasta que él se aclaró la garganta para hablar.
―¿Te molesta si te acompaño? ―Le preguntó el hombre de ojos verdes, mientras se sentaba en una silla desplegable de la nave.
―No… en lo absoluto…― Seika respondió la joven volviendo su mirada hacia las afueras de su ventana, donde solo podía ver un espacio vacío y desconocido para ella.
―Yo… primero que nada, quiero que sepas que es un verdadero honor volver a vernos. ― Shun Dijo tranquilamente sonriéndole a la joven de cabellos castaños.
―No podía dormir y… necesitaba hablar con alguien, quería hablar con June pero ella… supongo que tantas noticias en tan poco tiempo la agotaron y bueno… mi hermano jamás ha sido muy comunicativo que digamos, así que quería venir a ver cómo te encontrabas.
Seika no respondió solo se limitó a seguir viendo por la ventanilla sin prestarle mucha atención a las palabras que decía Shun, aunque no le molestaba que él la acompañara en su profunda soledad, no le conocía lo suficiente como para entablar una conversación más formal con él.
―¿Es extraño no? Todo es tan extraño, naves espaciales, viajes interestelares, tecnología que parece sacada de una película de ciencia ficción, realmente parece una locura… Y en el espacio, es aún más extraño, no sé cuándo es de día o cuando es de noche, supongo que por eso no sé cuánto tiempo ha pasado… o si acaso si el tiempo es real fuera de la tierra. ―Agregó Shun con una sonrisa tranquila, pero… Seika no respondía, no tenía mucho que decir, si apenas había logrado asimilar que su hermano había desaparecido para siempre, lo demás apenas podía asimilarlo correctamente.
Shun suspiró, realmente no sabía que decirle a la pobre muchacha, la entendía, se sentía sola, perdida en un lugar que parecía menos que familiar, sin hogar, sin un lugar a donde ír, sola en todo el universo con el conocimiento de que todas las personas que alguna vez había conocido ya habían muerto, era tan doloroso para ella como horrible imaginarlo. Y solo pensarlo la torturaba por dentro, a veces no sabía si lo peor no sería tener memorias o tenerlas y sufrir por las mismas.
―¿Sabes? Seiya… me contaba muchas cosas de ti, je jeh, él… tenía eso como una fuerza motivadora para seguir adelante, sin importar lo difícil o imposible que se viera una situación él siempre seguía adelante, solo por esa promesa de volver a verte. ― Dicha esas palabras Seika volvió a ver al amigo de su hermano con curiosidad.
―Además de Saori, Seiya te tenía a ti muy en alto, él fue… fue uno de mis mejores amigos, gracias a él… recuperé a mi hermano, Ikki estaba en un lugar muy oscuro, pero con su ayuda logramos devolverlo a la luz. ― Le decía compresivo tratando de darle ánimos.
―Yo creo entender lo que sientes, yo mismo creí haber perdido a mi hermano para siempre, conozco el miedo, la incertidumbre de… no poder hacer nada por ayudarlo y creer que jamás lo volvería a recuperar.
» He estado ahí y aunque no puedo sentir plenamente lo que tú sí… quiero que sepas que no estás sola, Seiya me ayudó cuando más lo necesitaba… es justo que yo haga lo mismo y ahora te ayudare a ti en este momento de necesidad.
―¿Y por qué lo harías? ― Preguntó la joven después de un largo silencio. El caballero Andrómeda miró a Seika y tras un largo suspiro decidió responder.
― Cuando él y yo estábamos en el muro de los lamentos, él quiso sacrificarse por todos nosotros, antes de hacerlo Seiya me hizo prometerle algo, me dijo… que si llegaba a verte que te pidiera perdón… por no haber conseguido reunirse de nuevo contigo. Y que cuidara de ti en su ausencia. ― Shun respondió con seriedad, para entonces verla a los ojos.
―Seiya era mi amigo, él era un hombre que siempre mantenía sus promesas y por eso mismo yo también quiero cumplir con la mía. ― Le dijo finalmente para ofrecerle su mano como una ayuda para la joven Seika, ella dudó, pero en sus ojos esmeraldas podía ver un alma buena y pura que realmente deseaba ayudarla, alguien que la entendía por lo que estaba pasando.
Así que confiando completamente en él, le dio su mano entregándole a sí su completa confianza, Shun finalmente sonrió Aliviado de que la hermana de su querido amigo confiara en él.
Fue así, que finalmente después de un largo viaje, que los caballeros de Athena habían sentido como casi 2 días, habían llegado a su destino. La nave se presentó como una estela de luz materializándose en medio del vacío, y a lo lejos el Planeta Ninbus6. El primer planeta sustentable para la humanidad, lo caballeros podían ver como naves y estaciones espaciales custodiaban el planeta, además de un portal de hiper espacio siendo contraído justo al lado del cuerpo espacial, algunas naves colonizadoras que entraban y salían, el planeta mismo presentaba una peculiaridad y era que tenía 2 satélites naturales.
―Maestro Shun, Ikki, June, Seika, vengan. ― Les decía el caballero de Sagitario, llamándolos hacia la cabina de mando, donde los caballeros finalmente pudieron ver el maravilloso planeta azul, un poco más grande que la tierra y con una formación terrenal muy distinta a la que ellos conocían de su viejo hogar.
―Ese es Ninbus6, su nuevo hogar…― le dijo apreciando como todos los enviados del pasado admiraban la belleza del planeta.
―Aquí la nave Falcon Alpha-12 a base de control de tierra, adelante control de tierra, solicito permiso para acceder a la atmosfera cambio. ― Pedía uno de los pilotos a la radio de la nave esperando las instrucciones de base.
― Aquí control de tierra, repita soldado ¿ha dicho, Falcon Alpha-12? Cambio
― Afirmativamente control, hemos regresado y traemos un paquete especial, cambio…―Dijo el piloto oprimiendo los botones de la consola de navegación para cambiar los controles de automático a manual.
―Entendido Alpha, pueden acceder a la atmosfera. ― Respondió el interlocutor con buen ánimo en su voz y con un par de personas celebrando en el fondo.
―Los estábamos esperando con anticipación, la presidenta de Empresas Kido está ansiosa de verlos.
Con eso dicho fue entonces que el caballero de Sagitario se acercó a la radio para hablar.
Artorias. ―Aquí el caballero Artorias de Sagitario, solicito permiso para hablar con la presidenta, tengo un mensaje muy importante que darle. ― Se apresuro a decir tomando el comunicador.
. ―Cualquier mensaje que quieras darle tendrás que decírmelo a…
. ―Sí, sí, escucha… dile a Kaya, que tenemos a alguien más con nosotros, una familiar suya.― Artorias interrumpió rápidamente, del otro lado de la señal hubo silencio, seguido de murmullos y palabras de incredulidad.
. ―Entendido, ¿cuál es su nombre?
. ― Su nombre es Seika, es la hermana de Seiya de Pegaso. ― Nuevamente hubo silencio e incredulidad por las palabras de Artorias, pero cuando se trataba de los caballeros de Athena lo imposible se volvía posible.
―Entendido Artorias, pasando al canal privado.
Después de eso, el vuelo hacia tierra firme fue sencillo, al sobrevolar por el planeta, los caballeros de Athena podían ver una ciudad futurista enorme, construida no hacía un par de años, sobre la nueva república Japonesa.
Los edificios tenían escudos de energía para prevenir que los autos y las naves se estrellaran contra ellos, las calles estaban repletas de gente de todas partes del mundo, todo conviviendo en lo que se podía describir como una utopía solapunk, al navegar por las calles de Nuevo Tokio pudieron ver con claridad que en el centro de la ciudad se hallaba una enorme torre, con el logo de empresas Kido, antiguamente conocida como Graude, pionera en el avance tecnocientífico del que rebosaba la ciudad y todo el planeta de Ninbus6.
Y secretamente, la misma trabajaba junto al santuario, proveyéndoles apoyo en su eterna guerra contra las fuerzas del mal. Ambos se habían ayudado mutuamente para llevar a la humanidad a lo que se podía denominar una edad de oro.
Al llegar los escudos de energía del techo se abrieron para dar paso a la nave tripulada por los caballeros de Athena, la cual comenzó a descender lentamente, colocándose justo sobre el tren de aterrizaje.
Al abrirse las compuertas, la primera persona a la que vieron fue a una mujer de aproximadamente 49 años, vestida con un traje muy elegante siendo acompañada por varios soldados, los cuales tenían armaduras de un estilo futurista, y con cascos que les cubrían parcialmente el rostro.
Al ver a los viajeros del tiempo se emocionó enormemente, pero la persona con la que más quería hablar de todos ellos era con una joven que bajaba tomada de la mano de Shun de Andrómeda, ella caminó rápidamente hacia la joven y ante la aproximación no pudo evitar sentirse nerviosa.
Pero había algo en su mirada, al verla completamente se parecía a alguien que había conocido solo unos instantes.
Su cabello era de un color café el cual se teñía con un ligero trazo de plata, producto de la edad, sus ojos eran de un verde marchitado, pero sin lugar a dudas al verla sentía una extraña familiaridad, la mujer se acercó a Seika y con cuidado pidió que se acercara, y Seika al hacerlo sintió las manos de la mujer inspeccionando su rostro, sus brazos… Sin duda alguna era el retrato vivo de alguien de quien solo podía escuchar historias.
―Yo… no puedo creerlo…―Decía la mujer en un tono de voz sorprendido e inquieto. ―Abuelita Seika… eres… exactamente como me dijeron. ―Agregaba agarrándose la boca para evitar llorar de la emoción.
―¿Tú… quién eres? ―Preguntaba la jovencita confundida de porqué aquella mujer la había llamado "Abuelita Seika"
―Disculpa, es que… no creí conocerte jamás. ―Fue así como la mujer levantó su mano hacia la joven de cabellos castaños.
―Mi nombre es Kaya Kido, heredera de Saori Kido… Y nieta de Seiya de Pegaso.
Y dicho eso, Seika abrió los ojos sorprendida de aquella revelación, más aún de quienes eran sus relativos sorprendió enormemente a todos, pero quien más se veía impactada era la misma Seika.
Quien no podía sino ver a la empresa que su… Nieta, representaba, con desprecio.
La misma la había separado a ella de su querido hermano, y por esa misma empresa, ambos habían perdido toda una vida juntos.
―¿Artorias, tienes lo que el patriarca te pidió? ―Preguntó uno de los soldados acercándose al caballero de Sagitario, al cual miró con extrañeza al soldado, pero al reconocer su voz, sonrió.
―Jeh… Sí, claro que los recuperamos. ―Respondió el hombre de ojos azules reconociendo al soldado corpulento y enorme al instante de verlo.
―Erina las reunió, solo falta la armadura de virgo, ¿qué hay de ti Aldebarán, porqué tienes esa cosa puesta? ― El soldado al escuchar su nombre se quitó el caco y mostró el rostro del heredero de la armadura de Tauro.
―Agh… ya sabes amigo, protocolos. ― Respondió liberando su cabello rojizo, para ver a su compañero dorado con sus profundos ojos morados.
―Hm… Entiendo…―Replicó el joven caballero de Sagitario con un semblante tranquilo. ―Aunque… tendremos que llevar la armadura de Leo con la maestra Raki…―Susurró el santo de ojos azules mirando por sobre su hombro, para ver a su compañera, la cual llevaba consigo las piedras de las armaduras.
― ¿Tan mal está? ―Cuestionó el santo de Tauro en un tonó que denotaba preocupación, pero más que nada incertidumbre por lo que le había pasado al hombre que utilizó esa armadura.
―Solo te puedo decir… que cuando Erina la encontró la armadura estaba hecha pedazos. ― Artorias respondió en un tono casi neutral, al escuchar aquella respuesta, Aldebarán suspiró con tal fuerza, que dejó entrever el profundo dolor y pena que le ocasionaba saber que la muerte de uno de sus amigos había sido triste y dolorosa.
―Bien… entonces prepararé la nave para ir al santuario. ― Mencionó el toro dorado en tono bajo para dirigirse hacia el vehículo donde habían llegado los caballeros.
― ¿Y qué ocurrirá con la hermana del caballero Pegaso? ― Artorias cuestiono a su compañero de oro, el cual miró a su compañero con un semblante indeciso, pero al ver a la directora de Empresas Kido solo pudo responder con lo primero que se le vino a la mente.
―Bueno… ese ya no es nuestro asunto Artorias, de lo único que hay que preocuparse es por llevar a Shun e Ikki con el patriarca, a menos de que el patriarca lo requiera, de Seika se encargará la directora Kaya. ― Apenas decir eso Aldebarán fue directo a la nave.
El hombre de cabello oscuro miró a los guerreros del pasado, no sabía que tendría que decirles para dejar a Seika con la directora de empresas Kido, pero lo cierto era que tenía que encontrar algo pronto mientras la nave era repostada con energía de vacío para viajar al gran santuario.
Sería un viaje corto, pero… aun así no les sería fácil a los caballeros del pasado dejar nuevamente a Seika en un lugar nuevo y desconocido para ella.
Aunque, Kaya era su pariente más cercano, era cierto que aunque esta fuera la primera vez que se vieran, la directora de la empresa estimaba mucho a su familia, y siendo Seika la hermana de su Abuelo, el gran Seiya de Pegaso, ella se aseguraría de que tuviera todo lo que Seika necesitara.
Con eso en mente se acercó a Shun de Andrómeda y puso su mano sobre su hombro para llamar su atención.
Artorias. ―Maestro, tenemos que ír al santuario con el patriarca. ― Le dijo en un tono calmado, pero el mismo santo de Andrómeda vio sorprendido al caballero de Sagitario.
―Pero… ¿que pasará con Seika? ― Shun preguntó con desconcierto en su voz y su mirada, para devolverla hacia donde la presidenta Kaya y Seika hablaban.
. ―Con todo respeto maestro Shun… ese ya no es nuestro problema, a menos de que el patriarca la solicite yo creo que lo mejor será dejarla en las instalaciones de Kido, de cualquier manera, la directora Kaya se asegurará de que Seika tenga todo lo necesario para reingresarla a la sociedad. Son familia de todas formas…― Razonó el caballero de Sagitario viendo al siguiente patriarca con expectación de que aceptará eso y la dejara en manos de la empresa, pero Shun aún con eso no se sentía seguro, le había prometido a ella y a su amigo que la ayudarían, no podía abandonarla así como así.
―Es cierto… ya está con su familia, de cualquier manera, nuestra misión es detener el advenimiento de Hades. ― Ikki trató de apoyar la idea del caballero Artorias colocando su mano sobre el hombro de su hermano menor.
―Pero…
―¡Maestro Shun, Maestro Ikki! La nave está lista para el despegue. Tenemos que ir al santuario ya. ― Erina Habló desde la nave, llamando la atención tanto de los caballeros, como la de Seika, quien nerviosa veía a Shun indecisa de que debía hacer, si debía quedarse o debía seguirlo, pues aunque Kaya era directamente su familia Shun le había prometido algo muy, muy importante para ella.
―Pero… Seika. ―Fue así que el caballero de ojos esmeraldas miró a la joven hermana de Seiya preocupado, no se sentía seguro dejándola nuevamente y menos en un lugar tan extraño para la pequeña como lo era el edificio de la antigua fundación Graude.
Ante la disonancia de ideas y promesas, la misma directora de la empresa se acercó al santo de Andrómeda.
―Tú debes ser Shun, Shun de Andrómeda, ¿cierto? ― Preguntó la mujer ante el hombre frente a ella y asintió con la cabeza por el cuestionamiento que ella le hizo.
―Bien, debo agradecerte por haberme traído a mi… querida abuelita Seika y quería decir que es un honor conocerlo al fin, mi padre me contó muchas cosas de usted, me dijo… que usted ayudó a mi abuelo a salvar al mundo.
―Sí… Así fue…― Respondió Shun suspirando por las palabras de la mujer, que lo veía con tanta admiración, puede que ella se viera como una mujer aún mayor que él, pero para términos prácticos, ella tendría la edad de una bebita, comparado a la edad que él tendría en la actualidad.
―Yo… estoy agradecida por que haya salvado a Seika, intente no preocuparse, yo estaré al pendiente de que ella tenga todo lo que necesite, utilizaré todos los recursos que estén a mi favor para darle a mi querida abuelita una vida cómoda. ―Decía la presidenta de la corporación Kido colocando su mano sobre el brazo de Shun.
―Se lo prometo… y si, aún no se siente cómodo con eso, el santuario y empresas Kido estamos siempre en contacto, si necesita hablar con ella… o si necesita asegurarse de que todo esté bien le prometo que podrá contactarla las veces que lo requiera.
Shun escuchó atentamente las palabras de Kaya, pero… eso aún no le daba la seguridad que necesitaba, por eso mismo vio a Seika, quien le regresaba la mirada, esperando a que ella le dijera que podía retirarse, nada iba a pasar hasta escucharla a ella decirlo, iba a mantener su promesa a cualquier costo.
Y si ella estaba de acuerdo con que Shun, Ikki y June se fueran sin ella, él estaría más que seguro a seguir con el destino que se le había impuesto sin rechistar.
Ahí fue que Seika, se acercó a Shun y él se arrodilló ante ella para escuchar lo que tenía que decir.
―Por favor… Promete que escribirás. ― Pidió la joven con una voz temblorosa, y con eso Shun sonrió aliviado, para darle un fuerte abrazo a la joven de ojos cafés.
―Lo prometo…―Le susurró, apartándose de ella para verla a los ojos y después de eso, Shun se dirigió a la nave, junto a su hermano y su amada, para ír hacia donde su destino lo había llamado, un nuevo llamado a la aventura, en un planeta misterioso, dentro de un universo aún más misterioso… y desconocido.
À mon disciple: ShainaCobra. Je ne parle pas français, je m'excuse donc sincèrement si vous avez utilisé un traducteur et que vous ne traduisez pas correctement mes mots, mais je tenais à vous remercier de tout cœur pour votre commentaire sur le chapitre précédent des Gardiens.
Je veux que vous sachiez que vous continuez à lire, car l'épisode Zero couvrira le passé avant le début de la série régulière, répondez à certaines questions mais créez à son tour de nouvelles questions sur l'histoire des Chevaliers de l'avenir.
Mais dites-moi ce que vous avez pensé de ce nouvel chapitre, je l'apprécierais beaucoup.
Merci beaucoup et jusqu'au prochain épisode.