Disclaimer: Digimon no es mío a pesar de tanto empeño en este fandom.

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Bolas de arroz

Y la travesía de Jun Motomiya hacia el amor propio.

–Jun, ¿qué haces aquí? Pasa de la media noche… –Momoe Inoue llevaba el cabello en una despeinada trenza, ni siquiera le había dado tiempo de ponerse sus lentes para abrir la puerta.

–No contestabas mis llamadas.

–… porque pasa de la media noche…

–¡Tengo un plan perfecto! No podía esperar hasta mañana para contártelo, ¡no podía! –Jun Motomiya siempre había sido extravagante, pero Momoe consideraba que en esta ocasión había cruzado la línea, hasta para ella.

–¿Para conquistar a Shuu? –Shuu Kido era el hermano de Jou, amigo de su hermana. Supuestamente Jun superaría a Yamato intentando formar un romance con Shuu, pero…

–¡Tonterías! Para que Yamato se de cuenta que Sora no es ideal para él.

–¿Creí que ya habíamos pasado la página?

–Eso creía yo también. –Jun no necesitó de la invitación de Momoe para entrar a su casa. La Inoue consideró que ver tantas películas y programas estadounidenses le habían lavado el cerebro–. Hasta que me di cuenta de que él lo único que necesita es ver que Sora no es perfecta, ¡y ya está! Todo mío.

–¿Y tu plan es? –No valía la pena intentar sacarla de su casa. Al menos agradecía que sus papás dormían en el cuarto más remoto.

–¿Qué no es obvio? Espiar a Sora hasta descubrirle alguna falla, para que tú se la comuniques a Yamato.

–¿Por qué yo?

–Si lo hago yo pensará que estoy loca, –se sirvió un vaso con agua cuando Jun divisó a Miyako aparecer en la sala. Se veía igual de confundida que Momoe cuando le abrió la puerta.

–¿Jun? ¿Qué haces aquí?

–¡Cosas de adultos! –En realidad no eran adultos aún, pero Jun tenía que marcar la raya. Además, Miyako era cercana a Sora, no podía permitirse una traición–. Empezamos mañana, –dijo a Momoe, antes de abandonar la vivienda Inoue.

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–¿Cómo sabes dónde vive? –Jun había obligado a Momoe a ponerse lentes de sol, algo que ella nunca hacía porque le incomodaba mucho usar dos pares a la vez. Jun, en cambio, había ido un paso más allá y conseguido un bigote falso para la ocasión.

–No preguntes y mejor pon atención, seguro que hay algo malo con ella.

–Son las siete de la mañana, ¡hay algo malo con todos a estas horas!

–¡Shh! –En ese momento Sora salió, sin un cabello fuera de lugar, sin importar que fueran las siete de la mañana. Además, tenía suficiente energía para regar las plantas, e incluso sonreír, ¡sonreír!

Jun llevaba consigo un cuaderno para anotar todo lo imperfecto con Sora durante el día, y muy a su pesar uvo que dejar el apartado de las siete en blanco.

–Seguro que se levantó con el pie derecho… –Momoe no quería que Jun estuviera de mal humor, pero no tenía excusas. Sora no había tenido ninguna imperfección durante esa mañana.

La esperaron afuera de su edificio departamental cuando era hora para ir al instituto. Les sorprendió que su uniforme no tuviera ninguna arruga, y que incluso hubiera tenido tiempo para calentarse té y la habilidad de cargar tanto su mochila escolar como la maleta deportiva. Para sorpresa de Jun, Yamato la estaba esperando cerca de donde ellas estaban, escondidas, claro, y el té que creían era para Sora, era en realidad para él.

–¡Hasta se ve más perfecta que Yamato! ¿puedes creerlo? ¿en qué planeta eso es justo?

–No sé que tan saludable sea compararte con Sora para tu autoestima…

–¡No me estoy comparando con ella! Simplemente quiero encontrar su talón de Aquiles, esa imperfección que sea tan grande que Yamato no pueda más.

–¿No se conocen desde que tenían once?

–¿Eso qué tiene que ver? –ambas comenzaron a caminar hacia la escuela también. Jun tomó la decisión de usar todo su tiempo libre en espiar a Sora ese día, así que iba preparada con sus zapatos más cómodos. Aprovechó para tirar su bigote en el basurero más cercano.

–No crees que durante este tiempo ya hubiera visto alguna imperfección… –mordió su lengua. El cabello color fuego y despeinado de Jun era una muy buena representación de su personalidad.

–Quién lo diría, mi mejor amiga de toda la vida traicionándome.

–Pero yo…

–¡Mejor dime que te encantan juntos como a todo el mundo! ¡mejor ya dime que nunca tuve oportunidad con Yamato! –Jun se dio la vuelta, corriendo tan rápido como le permitieron sus piernas hacia la escuela. Quizás estaba siendo muy dura con Momoe, pero jamás se esperó ser traicionada por su mejor amiga.

Durante el receso para la comida, Jun aprovechó para ir a la secundaria y seguir con su plan. Esta vez lo haría sola, no estaba de humor para seguir con la compañía de Momoe por el momento. A falta de bigote, se puso un gorro para esconder su cabellera y se puso dos bancas atrás de dónde ella sabía se sentaba Yamato. Para su mala suerte, quién llegó a sentarse en la banca fueron Sora y Taichi, seguidos de el otro pelirrojo que había ido al bosque con ella.

No había rastro de Yamato, y Sora seguía aparentando perfección. Jun no tenía idea de dónde había metido Sora cajas de bento si ya iba llena de maletas en la mañana, pero lo había hecho, suficiente comida para compartir con sus dos amigos. Fue entonces que Jun se percató que ella había estado tan concentrada en su plan que o había agarrado comida, o dinero, y que su estómago rugía tanto…

–¿Por qué no te sentaste con nosotros? –la voz de Sora la sacó de sus pensamientos, y se dio cuenta que el receso estaba a punto de terminar. La pelirroja la veía preocupada, Jun casi quería abrazarla para que no lo hiciera más.

–Eh, yo…

–Sobró comida, por primera vez Taichi no se volvió loco y decidió comportarse como humano normal –rio, suavemente, y Jun pudo divisar la deliciosa comida que aún había en el bento–. Por favor, si quisieras aceptarla.

Jun debía tener dignidad y negarse a la comida, pero tenía tanta hambre…

–Las vi en la mañana, a ti y a Momoe. –Jun palideció, más no dejó de comer las bolas de arroz que había preparado Sora–. Quise saludar, pero creí que arruinaría la sorpresa.

–¿La sorpresa?

–Bueno, no sabía exactamente que hacían, así que supuse que era una sorpresa –el rubor no tardó en aparecer en las mejillas de Jun. Miró hacia Sora, y finalmente aceptó que no había una sola imperfección en ella. Ahora se preguntaba si era Yamato quién la merecía.

–¡No puedo creer que no te molestes! ¡te estábamos espiando! –La cara de Sora no parecía sorprendida, era bastante obvio que la estaban espiando, y bastante obvio que se trataba de ellas. El bigote falso al final no fue de mucha utilidad–. Yo, yo te estaba espiando. Momoe no tiene nada que ver en esto, ella solo me seguía en mis tonterías como siempre lo ha hecho. Perdón, Sora, yo únicamente quería descubrir tus imperfecciones.

–¿Qué?

–Yo sé que suena estúpido, ¡y quizás lo sea! Pero estaba segura de que al descubrir tus imperfecciones tendría razón para que Yamato te dejara. Aunque fui estúpida, pues durante todas estas horas no pude descubrir una sola, ¡nada!

Tras unos segundos de estar anonadada, la risa de Sora explotó. Jun no podía creer que hasta su risa sonara musical, ¡eso no era justo! Además, toda la comida que había preparado estaba deliciosa. Definitivamente Yamato no podía merecerla.

–Pero si no sabes lo que estás diciendo, Jun. Por supuesto que no soy perfecta –se secó las lágrimas que alcanzaron a salir de sus ojos–. No tienes idea de lo imperfecta que soy, nadie en este mundo lo es. Ni siquiera Yamato, aunque cueste creerlo.

–Pero te estuve espiando toda la mañana, y no cometiste ninguna equivocación, hasta tu cabello estaba intacto a las siete.

–Y seguro no viste cuando se me cayó la taza de té, o cuando accidentalmente confundí la sal con el azúcar y tuve que rehacer todo el arroz. O cuando olvidé mi raqueta, y tuve que regresar a mi edificio y llegar tarde a la primera clase. ¡Hoy no fue mi día!

–Si hoy no fue tu día, no quiero ni imaginar como eres cuando sí es tu día. Estoy tan avergonzada, Sora, por favor discúlpame. También debería disculparme con Momoe…

–No hay nada que disculpar. –Sora tomó su mano, Jun aguantó la respiración–. Creo que es importante que dejemos de compararnos con las demás, ¿no crees? Es la única manera en que podremos ser realmente felices.

Una chica de 14 años le estaba dando el mejor consejo de su vida, y Jun Motomiya no podía hacer más que aceptarlo. Y pedirle la receta de las mejores bolas de arroz que había comido en su vida. Ella jamás habría podido imaginar que ese día comenzaría una amistad con la mismísima Sora Takenouchi.


Notas

Amo a Jun Motomiya. Cuídense mucho.

Gracias por leer.

Xoxo, GossipChii.