El planeta del tesoro

Parte 1

Shiro Yoku tenía un cargo muy especial en el reino de Konoha que había sido prospero desde la caída del antiguo orden mundial hace ya muchos siglos del que no se sabía demasiado. Él era un inquisidor pero todos lo llamaban el Asesino de Piratas Espaciales ya que era su principal labor.

Sin embargo, ahora mismo tenía un encargo especial de una de las familias nobles que estaban muy relacionadas con el rey. La dinastía Hyuga era sin duda una de los linajes más prominentes del Reino y su sola mención era cosa de no tomarse a la ligera, aunque esto le valía un pepino al sujeto que iba a la mansión en el continente flotante americano.

En las puertas de la lujosa mansión que parecía ser tan imponente como el castillo del rey, una de las cortesanas lo recibió con una sonrisa de protocolo que más era fingida que otra cosa pero ya conocía a las adorables maids.

—Mi nombre es Natsu, déjeme guiarlo a los aposentos de mi señor—asintió una sirvienta de modo elegante.

—Esos ojos blancos, ¿eres una Hyuga? Deberías tener un puesto noble en vez de ser de la realeza—.

—No si eres una bastarda, digamos que a mi familia realmente le valgo un cacahuate—declaró la sirvienta al respecto.

—Supongo que tienes una idea de porque lord Hyuga está solicitando mis servicios—.

—Uy, deje que le cuente. Hace varios días, la hija mayor del señor Hyuga escapó con un sucio pirata el día de su boda. Ya se imaginará si se llega a saber, el nombre de la familia Hyuga se mancharía por bastante tiempo—.

Shiro sonrió divertido porque ya sabía como era este caso: Una fuga de dos enamorados por un amor prohibido. A pesar de su oficio, tenía un código ético bastante marcado en ciertas circunstancias y una de estas cosas era no interferir en el amor de alguien más, pero quería saber sobre el asunto para investigar a fondo ya que era un pirata el involucrado y sacarle jugo a este asunto.

—Buen día, lord Hyuga. Al fin tengo el privilegio de conocerlo—saludó el sujeto haciendo su protocolo de saludo.

—El rey me recomendó tus servicios y hay alguien que quiero que mates por mi—.

—¿Eh, quien? ¿Por qué contrata a un asesino cuando la marina puede hacer el trabajo sucio?—.

—Por desgracia los marinos son unos inútiles, ese miserable pirata siempre evade mis movimientos. Por ello te estoy pidiendo tus servicios, mate a ese infeliz y traiga a mi hija de vuelta—declaró el noble muy severamente.

—Deme el nombre—.

—El pirata Menma Kurama—.

En ese instante, Shiro no pudo aguantar la risa y empezó a carcajearse por escuchar ese nombre y es que lo conocía muy bien como todo miembro de la armada real.

—¡¿De que se ríe?!—.

—Quiere que cace al pirata más buscado de todos, voy a necesitar que me pague más de lo que ofrece su recompensa—determinó el sujeto.

—No pienso darte más dinero—.

—Entonces váyase al diablo—se despidió el asesino.

—Bien, entonces agrego una cosa a la oferta. Si hace su trabajo, le entrego a mi más leal maid—declaró Hiashi señalando a la chica.

—¡¿Me va a vender?!—exclamó en shock la sirvienta.

Shiro conocía que la esclavitud existía aún y de hecho él tenía una esclava como ayudante pero no era tan opresor como otros nobles que conocía.

—¿Es virgen?—.

—Usted mismo puede probarlo—.

—¡Claro que soy virgen! ¡No me puede vender, soy una Hyuga a pesar de mi puesto!—exigió la mujer muy molesta.

—Nunca lo has sido, solo te he dado comida y un oficio. Si me sirve para recuperar a mi hija, ese será un precio razonable—determinó el hombre.

—Trato hecho—

—¡No puede hacerme esto!—.

En ese instante, varias personas entraron y sujetaron a la sirvienta como si ya tuviera previsto una acción así. En la nuca, le pusieron una especie de código de barras que hacía que alguien fuera reconocido como esclavo y nada lo removía según sabía todo el mundo.

—Bien, nos vemos. Señorita Natsu, es hora de irnos—ordenó el asesino a su nueva adquisición.

La mujer no tuvo elección ya que la marca tenía el efecto secundario de que no la podía hacer discutir una orden, quedando a merced del sujeto. Podía violarla y nadie diría nada ya que era su propiedad según la ley, lo que estaba generando un profundo odio al señor Hiashi y a su comprador.

—Te odio—murmuró Natsu muy molesta.

—Ya deja de quejarte, sirvienta llorona. Ahora mismo vas a saber de lo que es la buena vida, este viaje te cambiará la vida—.

La maid ni siquiera era una Hyuga y realmente no se podía catalogar como un ser humano, sino como un objeto sin libertad de opinión pero aún así seguía echando pestes en contra de su nuevo amo. Varias horas después de caminar en el pueblo, llegaron al puerto donde vieron a un barco volador llegar al sitio.

Para viajar a otro continente o mundos, era necesario un barco comercial, de la marina o uno pirata que eran ilegales. Por el momento, estaba en uno comercial ya que debían investigar a donde se fueron los fugitivos del amor y preparar su jugada maestra.

—¿Qué espera para violarme? No pierda su tiempo—.

—No sé qué tipo de fetiches tengas pero no quiero tener sexo contigo hasta que se me antoje. Quiero que me hables que pasó el día en que la hija del nombre Hyuga se fugó con su amante pirata—declaró muy serio el asesino.

—Hmmm, ese día no hice limpieza. Estaba en los arreglos del salón pero vi muchas personas curiosas, los que se ayudaron a llevar a Lady Hyuga de ese sitio—.

Flashblack

Se celebraba la boda de Hinata Hyuga y el célebre duque Toneri Otsutsuki que habían unido sus familias por fin después de muchas generación ya que ambas familias venían de un mismo ancestro. Sin embargo, la chica estaba más que molesta ya que no amaba a ese sujeto y realmente le caía mal ya que era muy engreído y déspota.

—Estamos aquí para presenciar la unión entre Toneri Otsutsuki y Hinata Hyuga en sagrado matrimonio…—empezó a decir el sumo sacerdote.

Naruto Uzumaki que en realidad era el pirata número uno era acompañado por su zorro robótico Kurama y estaban a la puerta de la iglesia.

—Oye, oye, vamos a hacer las cosas bien—dijo el zorro robot.

—¿Qué pasa?—.

—Vamos a esperar la frase del obispo de "Que hable ahora o calle para siempre" y ahí es cuando dices "Yo me opongo"—.

—No tengo tiempo para esto—.

—Oye, no seas necio. ¿Tú amas a esa mujer?—.

—Sí—.

—¡¿Quieres abrazarla?!—.

—¡Sí!—.

—¡¿Complacerla?!—.

—¡Sí!—.

—¡Pues dale, dale toda tu ternura! A las chicas les gusta lo cursi—alegó el robot zorro.

—OK, ya entendí. ¿A que hora dirá la frase?—.

—Hay que entrar a ver—.

En ese instante, el sujeto cargó al robot que no era muy pesado y la máquina veía el evento mientras se escuchaba.

—¡¿Qué ves?!—.

—Todos están en el altar—comentó Kurama pero luego de ello escuchó que el obispo estaba a punto de terminar la boda—Santa cachucha, ya dijo la frase—.

—¡Y yo aquí perdiendo el tiempo, de veras!—exclamó enojado el pirata dejando caer accidentalmente al zorro robot.

En ese instante, Naruto disparó al aire y abrió las puertas de la iglesia violentamente apuntando a Toneri.

—¡Yo me opongo!—.

Hinata se volteó y una sonrisa se dibujó en su rostro ya que casi estaba a punto de estar casada con un patán. Todos los guardias reales sacaron sus armas y apuntaron a Naruto de forma profesional, aunque no se esperaban a que se armara una trifulca.

—¡Por el Capitán Kurama!—se levantó uno de los invitados.

Varios miembros de la tripulación del barco "El Hokage Naranja" se alzaron en armas, para permitir que su capitán raptara a su amada aristócrata.

Flashback fin

—¿Y tú donde estabas?—preguntó el asesino curioso.

—Me fui lentamente del lugar antes de que me pusieran a limpiar el desastre de los piratas—.

—Buena jugada, ahora tengo que investigar hacia donde se fueron—comentó el sujeto.

Más o menos el hombre sabía dónde iniciar pero primero tenía que iniciar sus investigaciones. Habían muchas fuentes de donde pudo hacerse fugado el pirata más buscado de la galaxia y este fue a varios bares y prostíbulos a escondidas de Natsu esperando obtener respuestas ya que los piratas a veces tenían romances con las mujerzuelas de ahí y soltaban información de más a cambio de dinero.

La maid esclava creyó que su nueva vida sería un infierno pero en realidad le iba mejor que en la mansión de los Hyuga. La mujer tardaba menos en limpiar las cosas de su nuevo amo y es que vivía en un sitio pequeño alejado de todo el ruido de la capital del imperio. Ahí fue donde conoció a su senpai esclava Ayame que la recibió alegremente.

—Mi amo si que tiene buen ojo para escoger a sus esclavos—determinó la chica que la vio por primera vez.

—¿Tú eres la esclava que mencionó el señor Shiro?—.

—Ayame, la primera esclava de mi amo Shiro. Mucho gusto—.

—Natsu, una antigua maid de la casta de los Hyuga—dijo esto último con desprecio.

—Así que Hyuga, con razón tienes esa apariencia de noble. Yo parezco una campesina a tu lado, mira que hermosa eres a pesar de esos trajes de maid. Mi amo buscaba algo así para sus misiones—comentó la mujer.

—¿Ah, en serio?—.

—Mi físico no da para unas cosas, mi amo me dice que soy muy bonita pero siendo sincera no parezco alguien que venga de una familia real. Yo nací siendo esclava, todos mis antepasados lo fueron—.

—¿Cómo es que terminaste bajo el yugo de Shiro?—preguntó Natsu a Ayame.

—Tenía 12 años y mi antiguo amo me puso a la venta ya que no servía. Estaba muy rota, demasiado. Quería que mi siguiente amo me matara en la primera noche para acabar mi sufrimiento pero algo inesperado sucedió el día en que lo conocí a él—.

Flashback

Hace muchos años, Ayame era una esclava que había perdido todo en su vida y es que su pueblo había sido atacado por bastiones del imperio para llevar a cabo negocios ilegales de esclavitud. Últimamente, la marina había generado un orden muy facista y vuelto a las costumbres de la esclavitud ya que necesitaban mano de obra barata para sostener el imperio.

La chica era una de estas víctimas y había caído bajo el yugo de un amo bastante abusivo que tenía varios negocios ilegales. Ella era su objeto de diversión humillandola varias veces, pegándome con una dolorosa fusta de cuero cada vez que hacía algo mal o algo similar, hasta que por fin se rompió y eso provocó el aburrimiento del hombre abusivo.

Ella estaba en una jaula en un estado catatónico muy severo y solo se quedaba mirando a la nada deseando irse de ahí y correr hasta morir pero seria un sueño imposible de realizar. En eso, se veía que su amo hacia negocios con un hombre joven y bastante amigable entrando a su habitación.

—Será un placer hacer negocios con la corona, capitán Shiro—declaró el hombre con una falda máscara de amistad.

—Lord Danzo, solo tengo una pregunta. ¿Qué pasa con esa niña?—preguntó el sujeto serio.

—¿De qué habla?—.

En ese instante, el hombre entró a la habitación y miró que había una niña enjaulada y con la mirada vacía pero por un instante parecía volver a la realidad y se lo quedó mirando a los ojos con mirada de piedad.

—Es una esclava inservible, la voy a vender al mercado negro—declaró el sujeto.

—No sabía que era partidario de la esclavitud—.

—Los esclavos no son personas, puedo usarlos como me plazca—.

—Ya veo, en ese caso tendré que prescindir de usted—dijo por sorpresa el asesino.

En ese instante, el hombre le disparó varias veces a Danzo que estaba desprevenido ya que nadie estaba tan loco para herir a un alto miembro de la realeza.

—¡Aaaaaaaaah!—gritó de dolor el hombre malvado.

—Que mal que haya terminado así, pero usted comenzó—.

En ese instante, Shiro derribó el candado de la jaula y Ayame por instinto salió corriendo hasta irse detrás del hombre que la liberó.

—Maldito, cuando la corona se entere de esto exigirán su cabeza—maldijo Danzo furioso y adolorido.

—Jajaja, ellos me han dado la potestad para esto—señaló el sujeto mostrándome el logo del Inquisidor en su traje.

Los Inquisidores eran soldados especiales en la marina que podían hacer su antojo las leyes para el bien del imperio pero para alcanzar ese puesto era muy difícil ya que el rey no daba esa libertad a cualquiera ya que algunos en el pasado abusaron de su autoridad.

—Pudrete, maldito infeliz—lanzaba maldiciones el sujeto.

Shiro miró a la pequeña Ayame que temblaba de miedo ante la situación y se arrodilló ante ella para darle un revolver a la niña.

—¿Cómo es que te llamas, pequeñita?—le preguntó el hombre acariciando su cabeza pero ella no respondió ya que no estaba acostumbrada a tal amabilidad—No me respondas aún, ¿Quieres venganza en contra de él? Puedes acabar con él ahora, termina con su vida por haber arruinado la tuya—.

Ella sujetó la pistola y la niña no sabía si hacerlo o no, aún tenía mucho miedo y lloraba porque no sabía que hacer. Pero la furia de tantos años de maltrato y el hecho de que perdió a sus padres hizo que jalara el gatillo instintivamente. Un disparo a la cabeza fue lo más rápido para terminar la vida de Danzo Shimura, un defensor extremista de la esclavitud y Shiro lo pateó de nuevo ya que era una basura humana.

Ayame lloraba en el suelo y Shiro la abrazó con cariño ya que sabía que uno de esos era necesario para el alma rota y frágil de esta pequeña niña. La chica se durmió después de tanto llorar y despertó en brazos del capitán en una cabina de tren hacia la capital.

—Ya despertaste dormilona, te ves muy cansada. No hablas mucho, ¿verdad? ¿Quieres un bocadillo?—.

La niña veía en shock como el hombre no le decía palabras groseras o siquiera le levantaba la mano. ¿Qué estaba pasando? Ese eran varios de los pensamientos que traían poco a poco a la realidad de la castaña.

—Mira el sol, esta muy bello. Por eso adoro el planeta Tierra, no me gusta viajar a los planetas desiertos como el tuyo—.

Flashback fin

Ayame veía a la ventana con un aire de melancolía por sus primeros recuerdos de cuando conoció a Shiro y Natsu ponía atención ya que era una muy triste historia.

—Estaba muy desnutrida y no dormía mucho, mojaba la cama bastantes veces y tenía terrores nocturnos. Shiro siempre fue muy amable conmigo y me atendía bien a pesar de ser yo la esclava. Él siempre ha sido una persona muy solitaria, tal vez quería devolverle el amor a alguien, nunca me lo ha dicho realmente—.

En ese instante, se veía a Shiro llegar de la capital con información importante sobre la localización del pirata Menma Kurama que en realidad respondía a Naruto Uzumaki.

—Empaquen sus cosas, iremos de cacería. Ya sé a donde fueron—.

—¿Amo, va a ser una matanza?—preguntó Ayame curiosa.

—Lo estoy pensando, querida Ayame. Hay algo que me huele mal—.

Planeta Neptuno…

El barco "Hokage Naranja" pasaba ahora por el último planeta del sistema solar para ir rumbo al Planeta del Tesoro que estaban en el centro de la galaxia y tenía que tomar varios agujeros de gusano para acortar el viaje.

Naruto y Hinata disfrutaban la vista del enorme y frío espacio exterior pero estaban protegidos por una atmósfera de una tecnología alquimista futurista misteriosa como toda nave debía tener. Habían luchado juntos para no volver a separarse y nadie lo impediría si eso significaba pelear contra el mismo reino.

—Capitán Uzumaki, hemos llegado al Planetoide Plutón. Ningún barco está en la zona, ordene algo al respecto—.

—Descanse Primera Oficial Riki, es hora de relajarse sin marinos cerca de acá—.

La oficial era una mujer de cabello rojo conocida como Riki Senryaku que parecía ser muy leal y algo mayor al capitán de la nave.

—Al fin evadimos a la marina, pero dudo que su padre vaya a quedarse de brazos cruzados—suspiró la pelirroja sobre el tema.

—Lo sé, no sé a quién vayan a mandar pero tengo un mal presentimiento—admitió Hinata su preocupación.

—Nadie me va a separar de ti, si es la armada completa no voy a caer sin pelear—.

En ese instante, un sujeto de la tripulación salió corriendo y llegó a donde estaba el capitán Uzumaki y se veía muy mal.

—Ryoku, ¿Qué te pasa?—.

—Mi capitán, un mensaje nos llegó de un espía del reino. Lord Hyuga acaba de contratar al "Asesino de Piratas" y viene para acá ahora mismo—.

Riki se puso pálida y Naruto se paró furioso ya que era una de las pocas cosas que realmente le preocupaban, aunque Hinata no entendía porqué.

—¿Qué ocurre, ese sujeto es tan malo?—.

—Se nota que no has oído de ese hombre, su nombre es Shiro Yoku. Tuve una oportunidad de verlo en una de las guerras, clasificado como hiperletal. No sólo ha asesinado a bastiones de poderosos piratas sino que a muchos separatistas, estamos perdidos—maldijo Ryoku al respecto.

—¿No se puede hacer una contraoferta?—preguntó la chica muy asustada.

—No, una vez que te pone la mirada estás muerto. Mi esposo fallecido una vez lo vio en un bar y mató a un sujeto con un lápiz—alegre Riki recordando una anécdota.

—¿Eh?—.

—Un maldito lápiz, ¿Quién hace eso?—murmuro la pelirroja seria.

Mientras que ellos discutían como defenderse del infame asesino, el hombre descansaba en un barco oyendo música en un disco grande y largo mientras leía un libro de cuentos de hadas que salió hace mucho y jugaba su crucigrama del día.

—Mi amo se ve tan lindo jugando su crucigrama—decía Ayame en un tono enamorado pero Natsu rodaba los ojos limpiando cosas.

—Yo pensé que habría sangre y tripas a casa rato, ¿Qué clase de asesino infame es usted?—preguntó incrédula la maid.

—Oye, no mato por placer. Todo lo que has oído hablar de mí son exageraciones de la gente, todos los que he asesinado son gente muy mala con pruebas. Dime un animal con la letra S con cinco letras—dijo el hombre sonriente.

—Shiro—.

—Chistocita—.

El trío de viajeros estaba en un barco de la marina que habían sido mandados por el rey a ir por el pirata más infame de todos. Shiro bebía su café viendo las estrellas muy lejanas y un cometa pasó por ahí, dejando a Natsu sorprendida por la vista.

—¿Es tu primera vez? Por eso amo viajar al espacio, es hermoso esta vista de nuestro vasto universo—declaró el hombre sonriente.

En ese instante, se veía a un marino aterrado en la proa del barco y algo impactó al barco que desestabilizó la nave rompiendo parte de esta.

—¡Un calamar espacial!—se oían a varios marinos en el sitio.

En ese instante, Shiro se fue a donde estaba la criatura que comenzó a romper la madera del barco espacial y le dio un tiro de plasma a la criatura quemándola y se comenzó a soltar.

—¡Disparen a los tentáculos!—.

En ese instante, la criatura se reveló y comenzó a disparar secreciones ácidas que mataron a varios de los marinos, pero Shiro se cubrió a duras penas con los restos del barco.

—Ah, ¿con que te vas a poner rudo?—.

En ese instante, el sujeto arrojó una granada a la boca del calamar alienigena y este explotó en miles de pedazos dejando fuera de peligro a todos aunque en una situación de peligro ya que la nave fue comprometida.

—Odio los calamares especiales—murmuró Shiro con sangre verde en su traje.

—Capitán Shiro, hay muchos muertos . La nave está perdida, tenemos que evacuar—declaró muy serio uno de los marinos.

—Fija el curso a Marte, estamos cerca—.

El planeta rojo fue terraformado hace años y la sociedad humana ya podía vivir ahí sin problemas. El barco dañado aterrizó en el Monte Olimpo que era el punto más cerca al espacio y Natsu tenía miedo de volver a zarpar.

—No te preocupes, Natsu. Yo me asusté mucho la primera vez que vi un calamar espacial—comentó Ayame sonriente.

—Necesito un baño—murmuró la maid muy batida de los restos de la criatura.

En cuanto a Naruto ya había sobrepasado el sistema solar y estaba en un punto vacío de planetas aunque tomaban distintos agujeros de gusano para acortar el viaje. El mapa estaba en lo cierto con el rumbo al Planeta del Tesoro y no habían tenido problemas con el viaje.

Shiro había tomado otra nave y se embarcó en una especie de barco más actualizado ya que tenía sus contactos en el planeta Marte. La nave era el doble de rápida que la de Naruto y este detectaba el espectro de energía que dejaba el barco del rubio, una tecnología que era propia del asesino de piratas.

—Te digo un secreto por el cual siempre doy con los piratas espaciales, Natsu. Cada barco deja una firma diferente de energía. Los motores que captan la radiación espacial son de distintas compañías aunque los piratas la consiguen ilegalmente ya que es algo para la marina y cruceros de turistas. Varios informantes me dijeron que tipo de motor es el del barco "El Hokage Naranja" una versión modificada del modelo Mark 47, especial para huir y adentrarse en agujeros de gusano—explicó el hombre viendo en una especie de brújula extraña.

—¿Tiene una idea de a donde se dirige?—preguntó Natsu curiosa.

—Al centro de la galaxia de Andrómeda, reconocería esta ruta como la palma de mi mano—.

Ayame se quedó en shock y Shiro entendió muy bien porqué pero no algo al respecto aunque Natsu se fui cuenta de que pasaba.

—¿Por qué te sorprendes?—preguntó la maid.

—Sé a donde van, al Planeta del Tesoro—maldijo Ayame.

En ese momento, todos los marinos oyeron eso y se acercaron ya que era una leyenda urbana entre los navegantes del espacio exterior.

—El sitio donde hay riquezas hasta para llenarse los bolsillos—dijo el primer oficial Chusai Bara que entró a la nave después de zarpar de Marte.

—Y el sueño de todo pirata o marino, pero esta en el triangulo de las Bermudas universales—declaró Shiro al respecto.

—¿Triangulo de las Bermudas espaciales?—preguntó Natsu confundida.

—Cuando entras a la zona cercana al planeta, no podrás pasar y te perderás a menos que un nativo del lugar te guie—explicó el primer oficial.

—Ese pirata jamás va a poder entrar al lugar sin alguien que sepa como no perderse, ¿verdad Ayame?—.

Todos se quedaron mirando a la chica y ella suspiró porque tenía un secreto muy revelador sobre su pasado antes de ser esclava.

—Soy una humana atlante, claro que se llegar ahí si estoy cerca de esa zona perdida—.

—¿Los atlantes no estaban extintos?—.

—Lo dudo, no todos han muerto. El lugar es difícil de entrar, algunos se han ido de ahí y se establecieron fuera de los planetas de la zona del triangulo como el caso de Ayame. Lo malo es que la zona de los separatistas opera muy fuerte y tomaron a muchos de los atlantes como esclavos—contó Shiro al respecto.

La idea del asesino era muy clara: Si revelaba a los marinos para entrar a la zona, tendría más éxito ya que la codicia de todos se generaría por el oro que encontraría. Los límites de la Vía Lactea se veían y ahora entrarian a un agujero negro para ir a su destino: El centro de la galaxia de Andromeda.

Por su parte, Hinata disfrutaba el viaje ya que era más libre de lo que había sido nunca y no hablar de las noches de pasión con su amado aunque debía callarse o todos oirían sus gemidos. No sabía si casarse con Naruto después de conseguir el tesoro o esperar un tiempo hasta que su relación sea más sólida.

—Llegamos al centro de la galaxia de Andrómeda, siguiente parada: El Planeta del Tesoro—declaró Naruto a sus piratas.

—¡Hurra!—.

Los navegantes creían haber perdido a la marina ya que ellos no se atrevían a entrar a estas partes ya que era territorio separatistas y ni el asesino de piratas llegaría a esa zona, o eso pensaba.

—¿Extrañas algo de tu vieja vida?—preguntó Naruto a su amada.

—Sólo a mi hermana, ya había hablado del tema con ella. Espero que ella pueda ser feliz y nos volvamos a ver—.

—¡Mi señor, entramos al Triangulo de las Bermudas!—declaró la primera oficial.

—¡Vamos a vivir!—exclamó feliz el marino Ryoku ya que habían escapado de la marina.

En ese momento, la nave de Shiro salió de un repentino agujero de gusano y estaba bastante cerca de ellos.

—¡Vamos a morir!—maldijo el mismo sujeto de forma pesimista.

—¡Tomen sus espadas, vamos a pelear perros sarnosos!—exclamó Riki sacando su espada.

—Oye, el capitán soy yo—alegó el rubio sacando también su arma.

—¡Mami, nada de malas palabras!—se escuchó al fondo a una niña salir que era muy parecida a la primera oficial.

—¡Shiori, no me arruines el momento de gloria! Mamá va a trabajar—dijo la mujer en tono de berrinche.

El primer oficial Chusai miró que habían muchos niños en la nave de Naruto y este se lo reportó a Shiro que miraba con un telescopio mejorado.

—Ahí esta la señorita Hyuga, es muy parecida físicamente a usted pero más joven. Ya veo porque al capitán Kurama le gustó tanto. Ordene que levanten las banderas blancas, no ataquen hasta que yo lo ordene, algo no me gusta de esta misión—declaró fervientemente el asesino de piratas.

En ese momento, los piratas vieron las banderas blancas y era señal de que la marina no iba a atacar por el momento. Todos contemplaron llegar a Shiro junto a sus esclavas en una lancha espacial pequeña y esta se pegó al barco de Naruto donde finalmente se encontraron cara a cara.

—Finalmente, una leyenda frente a otra—declaró serio el asesino de piratas.

—Si piensas que voy a ceder a tus demandas, estas muy equivocado. Mi gente me respalda—alegó el capitán Kurama al respecto.

—Cierra la boca, Uzumaki. Vengo a hablar de negocios—.

En ese instante, Naruto tragó saliva y es que el sujeto sabía el nombre del capitán Kurama ya que hasta para el reino desconocía ese nombre.

—¿Natsu, que haces con él? Deberías estar en la mansión Hyuga—.

—Tu padre me vendió para traerte de vuelta a casa, no está contento con tu huida—mencionó la sirvienta.

—¡No voy a regresar a casa, odio ese lugar!—.

—También la encomienda de Shiro es la cabeza de tu amante—.

En ese momento, Riki salió al frente y estuvo a punto de asestarle un corte sorpresa pero fue detenido por Ayame que con sus dos manos tenía la espada en medio de estas.

—Ni lo piense, señora—advirtió la castaña muy seria.

—¡Ayame, cálmate! ¿Crees que no tengo listo mi revolver para darle un tiro? No quiero que dejes huérfana a la niña al fondo, se ve a leguas que es su hija—determinó el cazador de piratas.

La niña se espantó bastante y Riki se fue a donde estaba ella ya que entendió el punto de la amenaza. Ella había oído demasiados rumores sobre él y definitivamente requería de la cooperación de Naruto ya que de ser otra manera estarían muertos todos.

—¿Qué es lo que pretendes entonces? No voy a aceptar a un marino en mi barco, te puedes ir de donde viniste si no vas a matarme—declaró de forma hostil el rubio.

—Eres idéntico a tu madre, tarado y poco brillante pero con el coraje temerario de tu imprudente padre—determinó Shiro al respecto.

Esto fue un golpe bajo para Naruto y es que nadie sabía de la identidad de sus padres pero Natsu que era muy informada de la realeza se le vino a la memoria de quien se trataba.

—Uzumaki, un linaje infame muy noble. La zona de la Nebulosa del Remolino son sus dominios, se dice que el heredero de los Uzumaki desapareció misteriosamente hace años pero nadie reportó a la marina—declaro la maid al respecto.

—Mierda, sabes demasiado—maldijo Naruto ante ello.

—Eres una combinación de esos dos, hace tiempo que no los veo. Unos creyentes de la libertad, un paraíso para los refugiados. ¿Ese es un motivo para ir al Planeta del Tesoro? Minato Namikaze y Kushina Uzumaki que son los dueños de la Nebulosa del Remolino al fin están sufriendo del bloqueo económico intergaláctico—sentenció el asesino sonriente.

Había un rumor sobre la Nebulosa Planetaria ya que los aristócratas Uzumakis que eran varios integrantes de la familia recibían con los brazos abiertos a los esclavos que huían de las demás partes de los distintos mundos y por ello sufrieron un fuerte bloqueo económico y espacial que los limitaba mucho. Por ello Naruto se hizo pirata con la excusa de aportar a su familia y nación riquezas con el fin de subsistir de forma ilegal.

—Bah, no pienso hacer este trabajo. No puedo matar a alguien que esta ayudando a los esclavos—mencionó Shiro aburrido.

—¿Acaso no eres el lacayo del rey?—.

En ese momento, el hombre le mostró un tatuaje en espiral azul en su espalda y Naruto miró que era de una tinta única de su mundo de origen.

—Hay hombres que hacen un trabajo más sucio que el un pirata. Yo protejo a los que apoyan la libertad y saquean a los ricos mafiosos para darlo a los necesitados. Hay muchos como tú en el cosmos. Mi labor es hacer tu trabajo más fácil y déjame decirte que te vas a perder en esa zona si Ayame no nos guía—declaró el sujeto muy serio.

—¿Qué tiene que ver ella con la zona?—preguntó con reservas el rubio.

En ese instante, Ayame mostró una especie de tatuaje en su brazo derecho que correspondía claramente a una de las culturas espaciales más legendarias de todas.

—Esos tatuajes son parecidos a los de mi esposa Yugito—mencionó Ryoku al respecto.

—Yugito, ese nombre es atlante. Efectivamente soy la única en este momento que los puede guiar o sino van a perderse—aclaró la esclava a todos.

Ayame aclaró el porqué era importante que un atlante llegara a este viaje y es que el centro de Andrómeda era bastante extraño y confuso, siendo esta la razón por la que ella vino hasta este lejano plano de la galaxia.

—Bueno, creo que estamos fritos. ¿Por qué tendría que aceptar tus demandas?—preguntó al fondo Ríki.

—Podría matarlos a todos e irme por el tesoro, después de todo tengo una guía. Pero no queremos que eso suceda, ¿verdad? Recuerden porque es que me ascendieron a mi puesto de inquisidor—declaró Shiro dando la orden a sus acompañantes de irse a su nave.

—¿A que se refiere con eso último?—preguntó Hinata al respecto.

—Se refiere a la masacre de la legión Kaguya—.

Todos voltearon a ver a un anciano que tocaba una guitarra y era el mismo Jiraiya que era un viajero ermitaño medio drogado que siempre estaba con Naruto por una extraña razón.

—Ese sujeto es muy peligroso, pero definitivamente su plan no es matarlos. Yo serví a la guerra hace tiempo y estuve presente en ese evento oscuro de la masacre de la legendaria legión Kaguya—mencionó el viejo ermitaño.

—¿Mami, que es la legión Kaguya?—pidió saber Shiori confundida.

—Super soldados creados por los separatistas, unas auténticas máquinas de matar. Nada los superaba o eso pensábamos—comentó Riki al respecto.

—Creí que ese día sería mi muerte, perdí un ojo de y una pierna ese día. Los soldados Kaguya masacraron fácilmente a nuestra unidad pero no contaban con que ese sujeto estaría ahí—.

Flashback

Habían pocos soldados de la unidad imperial siendo acorralados por los soldados de la legión Kaguya que habían sido modificados para la batalla. Este realmente era el fin de lo que estaba de esa unidad y Jiraiya empezó a orar a los dioses porque algún milagro lo sacara vivo de ahí.

Nadie contaba con que un soldado raso había escapado de ahí pero regresó únicamente con dos espadas, un revolver y una mirada muy determinada ya que no había forma de escapar del planeta por los barcos que habían tomado los separatistas.

—¡Preparen, apunten, fuego!—exclamó el general separatista.

Flashblack fin

—Espera, ¿un soldado raso acabó con una legión entera?—preguntó Ryoku incrédulo.

—No los acabó todo el tiempo cuerpo a cuerpo, eso fue para abrirse paso a los barcos y el resto de lo que quedaba de nuestra tripulación. Pude ver esa mirada que tenía ese día, la de alguien que no iba a morir por algo como esto, esos son los hombres más peligrosos. Nos fuimos en un barco y soltamos las bombas que nos quedaban, pero eso atrajo a los monstruos que existían en ese planeta tan hostil—.

—Ya, de acuerdo. Haremos una alianza pero ante cualquier cosa pero si algo veo raro eso se termina. Den la aceptación de la alianza—determinó el capitán ocultando su orgullo.

La verdad es que tenía miedo de que hubieran muertes en su tripulación y así comenzaron a zarpar la zona prohibida para los piratas con la ayuda de Ayame como la guía. Para la esclava esto era como ir a casa y recordaba su niñez recorriendo el espacio sideral de esta zona.

—Llegamos al primer planeta del sistema solar atlante, el Planeta del Conocimiento. Tenemos que parar aquí antes—aclaró la mujer al respecto.

—¿Por qué?—preguntó Shiro al respecto.

—Porque debo rendir homenaje a los dioses para que las naves tengan su bendición, por eso las naves siempre se pierden—.

Los dos barcos aterrizaron en un planeta bastante selvático, lleno de ríos preciosos y rocas aunque su destino era una cueva subterránea que tenía jeroglíficos.

—Esto es historia pura—mencionó Hinata viendo admirada las pinturas.

—Guau, miren estos mapas. Son del mismo universo, ¿Cómo es que acumularon esta información?—se preguntó Naruto con algo de duda.

—Supongo que los atlantes guardaron información de los siglos perdidos donde la humanidad era más avanzada—comentó Shiro sobre ello.

En ese momento, los piratas y marinos recolectaban esos mapas perdidos que ni siquiera el imperio tenía ya que sería útil tener información sobre mundos que ellos podrían reclamar como suyos aunque en realidad Shiro venía a otra cosa.

—¿Qué es lo que buscas?—preguntó Riki desconfiada.

—Veamos, donde puede estar esa cosa…—.

En la cima de una estatua dedicada a los dioses atlantes había un aparato espacial antiguo que era lo que Shiro buscaba y con una especie de zapatos antigravedad fue a reclamarlo como suyo.

—¿Qué es eso?—pidió saber Naruto.

—Una brújula atlante, algo que un navegante del espacio debe tener a toda costa—.

—¿Qué hay de diferencia entre una brújula normal y esa?—preguntó al fondo Ryoku.

—Las brújulas espaciales te guían a través de los planetas pero las atlantes funcionan diferente ya que usan alquimia. Te guían hacia lo que más quieres—explicó Ayame al respecto.

—Deja probarla—pidió Naruto y la brújula lo guió hacia los pechos de Hinata.

—Eres un pervertido—reclamó ella sonrojada pero a la vez honrada de que la brújula tenía razón.

Continuará…