Amar de verdad
Parte 2 Un amor verdadero no siempre es el primero
¿Qué les podría decir a ustedes? Era feliz después de tanto tiempo y todo por estar con la persona que menos esperaba. Hinata, la chica rara y que siempre tenía algo que criticar era la que me había robado mi corazón y me sacó de mi depresión.
Estábamos cumpliendo dos meses desde que ella y yo comenzamos a salir y realmente se sentía como si nos conociéramos de toda la vida. Y déjenme decirles que ella besaba muy bien, sus labios dulces eran muy adictivos.
Fue una difícil decisión haber tenido que dejar atrás los sentimientos por Shizuka y podría decirse que no estaba arrepentido. Era parte de la madurez emocional según palabras de mi madre que me advirtió de una cosa: El amor verdadero no siempre es el primero.
Mis padres habían salido con más personas antes de que ellos formaran un vínculo y en realidad se odiaban de jóvenes, pero esa misma madurez les permitió ver que tenían algo mágico que no pudieron deslumbrar hasta ese momento.
Por su parte, Hinata se había vuelto menos criticona y mandona desde que empezamos a salir y dejó salir su lado más cariñoso y dulce que casi no mostraba a cualquier mortal. Todos teníamos un pasado que no se podía borrar y eso nos definía en el futuro.
Hablando del pasado, a veces estos fantasmas que nos acosaban en forma de recuerdos que serían clave para avanzar hacia el futuro que nos esperaba con los brazos abiertos.
—¡Hola Naruto!—se oyó una voz que no creí que me llamara hace meses.
—¿Shizuka?—.
Ahí frente a mi estaba como si nada la mujer que me hizo entrar en ese estado de depresión después del peor San Valentín de todos. Estaba de nuevo con esa sonrisa alegre pero debido a las largas platicas que sostenía con Hinata y lo sincera que era, eso hizo que mis sentidos de alarma se encendieran al máximo.
—Oye, ¿por qué me pusiste esa cara? Somos amigos de la infancia—.
—¿Qué cara pondría después de más de medio año sin hablarme?—respondí con mucha molestia reprimida.
¿Por qué venía después de tanto tiempo a charlar conmigo? En ese momento, me llegó a la memoria que posiblemente ella quería usarme como entretenimiento hasta encontrar según lo que Hinata me dijo y conociendo la honestidad terrible de ella, esto estaba sucediendo.
—Ay Naruto, no es que tenga demasiado tiempo últimamente. Soy una chica muy popular—se excusó ella con una mirada de ironía.
En ese instante, Hinata llegó atrás de mí con una sonrisa enfermizamente dulce que no era dirigida a mi, sino a Shizuka ya que se había anticipado a sus acciones..
—Hola, MI AMOR, veo que estas platicando con una amiga—dijo la Hyuga abrazándome por detrás y resaltando lo de "Mi amor".
Por un segundo vi la cara de asombro y terror de Shizuka pero fue muy fugaz para que ella se recompusiera sus facciones se tranquilizaran y eso no me gustaba.
—¿Y tú quien eres?—dijo la chica de cabello negro con leve curiosidad molesta.
—Su novia, Hinata Hyuga por cierto—se presentó la peliazul con leve arrogancia.
—¿Y como es que sucedió todo esto? Naruto no estaba interesado en mujeres—.
—Estaba, ahora si lo está cariño—.
Esto era una pelea de gatas callejeras y se estaban declarando la guerra conmigo en medio y el que sufriría de seguro sería yo.
—Oigan, ustedes dos tranquilas. No tienen que pelear—intenté calmarlas pero no me escucharon.
—Nunca oí que mi Naruto tenía novia—dijo Shizuka con un tono de voz algo irritado y disfrazado de sarcasmo.
—Que raro, estabas tan metida en la burbuja de pasión juvenil con tu boyfriend que te perdiste de los últimos chismes, querida. Jojojo, ¿acaso te renació la amistad con Naruto como obra del espíritu santo?—.
¿En que momento esto se tornó una mala copia de School Days? Por suerte estaba seguro que ninguna era fanática de los cuchillos y yo no era un mujeriego que se acostaba con las dos par de locas, ni siquiera había perdido la virginidad.
Mientras más tiempo avanzaba la platica, las facciones de Shizuka cambiaban y de verdad se veía terriblemente furiosa, herida en su ego y un sentido de competencia cuyo trofeo era por desgracia yo. Estaba más que decidido a estar con Hinata ya que mi corazón ya le pertenecía a ella pero reconocía que mi antigua amiga no se rendiría.
—Demonios, ya comenzaron mis clases. Nos vemos Naruto, adiós señorita Hyuga—se despidió ella con un tono agridulce al nombrar a Hinata de modo formal.
Hinata se sentó molesta pero muy divertida a la vez ya que sabía que este día llegaría y me miró con leve orgullo.
—Vaya que actuaste como un verdadero hombre—.
—Creí que estarías molesta—.
—Eres un libro abierto para mí, sabría cuando me engañas realmente—alegó la peliazul terminando la conversación.
Y así inició mi tormento con Shizuka que mágicamente le renació su sentido de amistad pero sus métodos de hacerme sentir empalagado de amor ya no surtía efecto. Quizás tanto debate intelectual con Hinata y desencantarme de mi ex amiga fueron factores clave.
Ahora el mundo se veía de otra forma desde este nuevo punto de vista y era un signo de que Hinata tenía toda la razón. Aún así sentía esa nostalgia de la que ella me habló que podría ser peligrosa.
—Vamos Naruto, salgamos a un sitio. Como en los buenos tiempos—.
—No me siento seguro saliendo con una chica y ya tengo novia—.
—Oye, no seas tan cerrado. ¿Acaso tu novia te tiene sometido?—mencionó la pelinegra.
—La verdad es que desconfío demasiado de ti, ya no soy el mismo Naruto que conocías. ¿Por qué insistes en salir conmigo? Oí qué terminaste con tu novio, o más bien te botaron. ¿Quieres consolación? No puedo dártela ahora, eso ya no es mi trabajo—.
Bueno, también le tenía miedo a la reacción de Hinata porque de seguro me reclamaría pero en realidad era muy secundario a todos.
—Has cambiado demasiado Naruto, pero te digo un secreto. Eres mas atractivo así—comentó Shizuka de forma sugerente.
—Me voy a mi clase, no insistas más. Si mi novia se entera de que estas acosándome te va a destrozar—.
Cuando volví al salón de clases miré que había un sujeto con Hinata y ella parecía en tremendo shock, como si hubiera visto un fantasma y parecía tener una conversación unilateral.
—Vamos, no nos hará daño platicar de lo sucedido. He cambiado, te lo juro—.
Hinata jamás había estado tan aterrada en su vida y sólo conocía una cosa que para mí novia la traía muy mal y era su ex novio. Alto, bronceado y guapo, bueno en realidad era más albino que bronceado pero si parecía sacado de un cuento de hadas barato.
—¡Hola, Hinata! Tenemos que ir con el profesor Kakashi para la tarea de física. Lo siento por interrumpir peor es urgente—intervine rápido y saqué a mi novia de ahí.
Estábamos lejos de ahí y Hinata tenía un ataque de pánico terrible, comenzando a llorar pero cuando la abrazó se tranquilizó bastante y no quería dejarme ir.
—¿Por qué volvió a mí vida? Maldito desgraciado infeliz, como se atreve—murmuró con cólera contenida.
Nunca había visto a Hinata así de vulnerable pero logró tranquilizarse en cuanto me vio y me siguió abrazando por un rato más.
—Él es el chico de quien te platicaba, Toneri. Él me siguió a esta escuela—murmuró molesta la peliazul.
—¿Vino solo por ti?—.
—Posiblemente, no puedo creerlo. La verdad es que no me lo esperaba, aún me puso muy nerviosa—.
—¿Sientes algo por él?—pidió saber el rubio curioso.
—No, es más odio y rencor. Cuando lo veo, siento ese coraje que reemplazó el cariño que una vez le tuve. De hecho te agradezco que me hayas sacado de ahí, pude despejar mi mente—admitió la ojiperla.
—¿Vas a hablar con él?–.
—Tengo que hacerlo algún día de estos, quiero cerrar mi ciclo con él. El amor que pude haber tenido por Toneri ya no es nada a lo que tengo ahora contigo. Soy más fuerte contigo, él me hace ver más débil, ¿eso no es sano, verdad?—sonrió mi novia sobre ello.
Días más tarde, estaba caminando a mi casa y me encontré a Shizuka en el tramo como si ella me esperara. Aunque éramos vecinos, no la veía seguido hasta en estos días y no tenía opción que ir con ella a nuestros hogares.
—¿Dónde está tu noviecita?—preguntó la pelinegra en un tono coqueto.
—Se fue a su casa, no tengo porque preguntarle donde está—.
—Supe que su ex novio está en la escuela, ¿Qué harás si ella decide irse con él? Es un papucho, su cara parece tallada por los mismos ángeles—.
—Dudo que Hinata se vaya a ir con Toneri, ella es muy orgullosa para caer en trucos de playboys—le argumenté muy serio.
—Si ella te deja, estoy más que disponible—.
—No, gracias—.
Llegué a mi casa poco después y comenzó a llover, por lo que estaba más que seguro que esto tardaría en disiparse. Mi celular sonó y vi que era de Hinata, por lo que contesté pero no era su voz.
—Hola, Naruto Uzumaki—.
—¿Se puede saber quien eres?—pregunté muy secamente.
—Me llamó Toneri, aléjate de Hinata si valoras tu integridad—.
—A mi no me lances amenazas, ¿y por qué tienes su teléfono? Dudo que ella te hubiese dado su celular—.
—Eso no te importa, aléjate de ella. Es mía y de nadie más—finalizó su llamada y de inmediato vi mi e-mail.
De: Hinata Hyuga.
Mi amor, alguien se robó mi celular. Creo que lo dejé en la escuela, si no lo encuentro voy a tener que comprar uno nuevo.
Te quiere, tu novia más hermosa.
En ese instante, le escribí sobre lo que había pasado y estaba más que seguro que ella estaba echando humo por lo enojada que podría estar. Al día siguiente, vi que estaba una escena de discusión entre Toneri y la misma Hinata, sin importar qué estuvieran en la escuela.
—¡¿Por qué te robaste mi celular?!—reclamó la ojiperla molesta.
—Lo encontré tirado—.
—Yo no nací ayer, no te van a funcionar tus mentiras esta vez. Ya no soy la misma niña ingenua que te seguía como perro faldero, tengo dignidad—.
—Vamos Hinata, si vine a esta horrible escuela es porque no soporto tenerte tan lejos. Me has hecho mucha falta desde que te fuiste, quiero recuperarte—confesó el albino.
La verdad es que quería descalabrar los cachetes a puñetazos pero me detuve ya que Hinata debía tener su momento de cerrar ciclos y tenía que ser paciente o no me lo iba a perdonar.
—Hace un tiempo podría haberte perdonado incluso después de toda la humillación que me hiciste pasar. Verte con tantas chicas a tu lado y yo siendo tu objeto, esa no era vida. Desde que conocí a Naruto me di cuenta de todo el daño que me hiciste, ¿por qué habría de volver con alguien así de tóxico? Soy feliz ahora sin ti, si de verdad algún día sentiste algo no vuelvas a dirigirte a mi de esa forma romántica, ahora solo me das asco como hombre y persona—finalizó la chica sin piedad.
—¡¿Crees que voy a dejarte ir?! ¡Si no eres mía, no serás de nadie más!—exclamó de la nada el sujeto sacando de sus bolsillos una navaja.
Todo el momento pasó en cámara lenta y vi como el arma blanca estaba en dirección a mi novia que no tuvo tiempo de moverse. Sin embargo, su pierna derecha si que fue veloz y lo único que hizo fue darle una patada en la entrepierna que dejó a medias el intento de homicidio y la navaja cayó al suelo.
—¡Ahora si te mato, desgraciado!—.
No supe que pasó en un período de 10 minutos pero me contaron que era como un animal rabioso y nadie detuvo la golpiza que le metí a ese sinvergüenza. El video se hizo vital en YouTube y aunque la escuela me castigó por andar golpeando gente, la razón por la que no me expulsaron fue por los testimonios de los demás estudiantes y la verdad es que no me arrepentía de nada.
Hinata estaba perturbada de que casi fue asesinada y por puro reflejo es que fue capaz de defenderse de eso. Sin embargo, su alma estaba más tranquila ahora que su ciclo con Toneri se se cerró y con el cargo de intento de homicidio, estaba más que segura que le esperaban muchos años en prisión en cuanto saliera del hospital.
—Lo siento, Hinata. Esta vez se me pasó la mano—.
—Te perdono porque se lo merecía, no tengas pena por una basura como esa. Por cierto, cuando sacaste tu agresividad mojé mis bragas—admitió la chica de forma desvergonzada.
—¡No bromees con esas cosas!—le reclamé sobre ello.
—No lo estoy haciendo, mi amor. ¿Sabes que es lo mejor de todo esto? Te amo con todo mi ser, más de lo que alguna vez lo hice con Toneri… No, eso era una obsesión muy tóxica que me dejaba sin paz, ¡te amo, Naruto!—.
Podía sentir cada pizca de verdad de las palabras de mi novia y la tomé por una de sus mejillas, dándole después un beso corto para después darle un abrazo. Quizás ella estaría mejor sola que con alguien más pero eligió entregarme su corazón roto y herido a alguien igual de destruido.
A partir de este entonces, mi relación con Hinata fue más intensa que nunca y podía sentir que nada nos podría esperar, o eso creía. Shizuka no paraba con su coqueteo y no se rendía con tantos rechazos de mi parte. Me extrañaba mucho que Hinata no le pusiera un alto pero posiblemente estaba esperando el mejor momento para eso.
—Que mala suerte, ¿no? A final de cuentas ese papucho resultó ser más tóxico que Chernobyl—comentó la chica divertida.
—Así fueron las cosas—.
—¿Y sigues con ella?—.
—Sí—.
—Hmmm, que mal. Creí que tendré que seguir esperando a que te bote—.
—Eso no va a pasar, ella no es tú—le recalqué eso.
—¿Ya puedes parar con eso? ¡Soy mejor que ella, soy la más popular de todas! ¿Por qué me rechazas ahora que tienes la oportunidad de salir conmigo?—.
—Porque no eres la Shizuka que yo conocí—le dije serio.
—Soy la misma—.
—No, ya no eres aquella niña que yo quería. Ella murió hace años, ya solo eres una sombra de lo que alguna vez fuiste. No quería verlo pero desde que estoy con Hinata pude notarlo con más facilidad, ya no me provocas ese latir de corazón que ahora lo hace mi novia. ¿Dónde estuviste todo este tiempo que yo te quería conmigo? No soy popular y por eso me evitabas, te avergonzaba tenerte a mi lado siendo un perdedor, ¿no es así?—le hablé sin rodeos.
Ella se calló y pensaba en lo que iba a responder pero no quería escucharla realmente. Cualquier cosa que dijera no iba a cambiar lo que había pasado entre nosotros y dudaba que la pudiera considerarla una amiga por estos tiempos.
—No quería… tenia novio, soy una joven estúpida. Es normal que me alborote un poco—susurró ella pero la escuché bien.
—¿Por qué estás tras de mí ahora que tengo novia? ¿Es por hacerle competencia a Hinata?—.
—¡¿Qué querías que hiciera?! Ella no me agrada simplemente, si no hubiera llegado a tu vida todo esto no estaría pasando. ¿Sabes que es lo peor? Cada vez que la miro, me doy cuenta de lo horrible que puedo llegar a ser. Siempre fui muy envidiosa y lo peor es que no tengo problemas en admitirlo. Tu has cambiado mucho, ¿quién no querría de novio a alguien seguro y bondadoso como tú? Ella destruyó mi orgullo, ser capaz de quitarme a mi amigo fue un duro golpe y por un descuido—confesó ella sacando el veneno que tenia guardado en su alma.
—Esta es la verdadera Shizuka, ¿cierto? Yo también he cambiado mucho, ya no soy un niño dependiente de tu atención. Te quise bastante pero alguien más cercano a mi corazón llegó y se quedó ahí. Si ahora tienes sentimientos ya no puedo corresponderlo, ella me salvó de mi propia tristeza y creo que yo sin querer lo hice con Hinata—.
—Entiendo, así son las cosas. Jajaja, pensar que te perdí por mi propio ego—susurró ella volteándose.
Noté que una lagrima cayó al suelo y me volteé ya que no deseaba caer en algún tipo de chantaje emocional que pudiera surgir.
—No puedo ser tu amigo, no ahora que todo esta bien con Hinata. Eres mi debilidad a pesar de todo, por eso no puedo estar cerca de ti. Ella me hace mejor persona de lo que soy ahora, cada vez más me vuelve loco por estar a su lado. Cuando te enamores de verdad vas a entenderme, quizás yo no sea la persona que deba estar contigo—.
—¿Estas seguro?—la escuché con un leve atisbo de tristeza y melancolía.
—Nunca se sabe, tal vez algún día me presentes a quien te robó el corazón y sonriamos juntos como cuando éramos niños—le dije serio.
—Ya veo, entonces no tengo más que hablar contigo hasta ese día—finalizó la charla Shizuka entrando a su casa.
Si les dijera que no me dolió, pues sería un gran mentiroso. Ella era mi debilidad a pesar de todo y me costó mucho ponerle un alto a esta situación. No quería perder a Hinata y si ella encaró a sus fantasmas, yo lo tenía que hacer para demostrar que iba con todo en nuestra relación.
Esa fue la última vez que vi a Shizuka y es que casualmente ella había sido nominada a un programa de intercambio estudiantil, cosa que ella aceptó según lo que me enteré. No hubo una despedida mágica y no estaba seguro de que la quisiera.
A final de cuentas, seguí mi vida junto a Hinata y fuimos juntos a la misma universidad para así poner un negocio juntos después de conseguir una licenciatura. Además fui a conocer a los padres de mi novia y resultó ser uno de los momentos más incómodos de mi vida ya que mis padres estaban ahí.
—Oh vaya vaya, si no es otro mismo que Hiashi—saludó mi mamá al padre de Hinata.
—¡¿Tú que haces aquí, Uzumaki?!—exclamó el castaño furioso.
—Ay no, ahí van de nuevo—murmuró incómoda la madre de mi novia.
—¿Y a ellos que les pasa?—preguntó Hinata curiosa.
—Se odian a muerte desde la escuela, son como el agua y el aceite—explicó más a detalle mi padre.
Resulta que Hiashi Hyuga y Kushina Uzumaki de verdad se odiaban, casi tanto como yo amaba a Hinata. No me quisieron contar lo que pasó entre ellos pero parecía una terrible rivalidad de quien cedía a quien.
—Te odio—murmuró mi madre.
—Yo te odio más—.
—Ojalá se te caiga el cabello—.
—Espero que el ramen sea ilegal—.
—¡Retráctate!—.
En ese momento, mi padre le jaló las orejas a mi mamá y la señora Hyuga le dio con un abanico de papel en la nuca a su esposo para aquietarlos.
—Dijiste que te ibas a comportar, mi amor—sonrió Hanamei Hyuga de forma tan enfermizamente dulce que me hizo esconderme detrás de Hinata.
—¡No me dijiste que esa cosa iba a venir!—.
—¿Excuse me?—dijo Kushina ofendida.
—¿Qué podría salir peor que esto?—se preguntó Hinata muy frustrada.
En ese momento, llegó un hombre que me recordaba a Hinata por sus ojos blancos pero tenía el cabello parecido al señor Hiashi y traía un sombrero norteño por una extraña razón.
—¡¿Quién es el ingrato que se atreve a abusar de mi prima?!—exclamó el joven que se veía de mi edad.
—Hola Neji—.
Esto sería uno de los problemas que tendríamos que enfrentar juntos como pareja y la más grande "amenaza" era el primo norteño y la hermanita consentida.
—¡Yo no te di permiso para tener novio!—reclamó una pequeña de 12 años de ojos perla.
—¿En que momento debo rendirte cuentas, niña malcriada?—le dijo Hinata jalando las mejillas a la chica.
Esa era Hanabi Hyuga, la hermana menor de Hinata y era como ella decía una niña muy consentida y celosa.
—Hinata, ¿tu hermana y primo nacieron en Monterrey?—pregunté a mi novia en sarcasmo.
—¡No somos norteños!—reclamaron ambos.
—Aja claro—.
—Ja, todos los Hyuga son norteños. Hanamei y Hiashi son primos también—alegó Kushina al respecto.
—De tercera generación, no te confundas—alegó la madre de Hinata.
—Si, norteños—murmuró Minato al respecto.
—No somos norteños, Minato. Eso es ofensivo—.
—¿Padre, cuando va a estar la carne asada?—preguntó Hanabi con hambre.
—No que no—se río Kushina sobre ello.
—¡Es una coincidencia, no somos así de raros!—reclamó Hanamei sonrojada.
—Me están avergonzando frente a Naruto—murmuró Hinata furiosa.
—Meh, esto está bueno—admitió Naruto divertido.
Más tarde, nuestras familias convivieron y de hecho si era carne asada en parrilla de carbón, y "casualmente", tenían latas de cerveza en vez de sake.
—Por eso no te quería traer con mi familia, tienen gustos muy peculiares—murmuró Hinata tapándose la cara de vergüenza.
—No te preocupes, no es tan malo como parece—sonrió el rubio optimista.
—No estés así de pegado a mi prima, compa—dijo Neji que se veía a algo ebrio.
—Soy su novio, puedo estar pegado como se me de la regalada gana—.
—Neji, ya te lo dije por milésima vez. ¡No me gustas como hombre!—exclamó Hinata muy irritada.
—¡Te reto a un duelo por la mano de mi prima!—dijo de la nada el castaño.
—No te tengo miedo—.
En ese momento, entró una mujer que se parecía a Hinata y en ese momento le jaló las orejas a Neji siendo interrumpido el duelo de titanes que iba a tener.
—Lo siento, prima. Este tarado se me escapó, voy a llevarlo con mis tíos para que aprenda la lección de no acosar a sus primas—explicó la chica.
—¡Oye tú, tengo una pregunta! ¿Tus padres son primos?—preguntó Kushina a lo lejos.
—Sí, ¿Cómo lo supo?—.
—Intuición—.
—Ah si, eso. Para que lo sepan yo no soy como el resto de raritos de mi familia, tengo novio que no está relacionado por la sangre—anunció la chica.
—¡Natsu, eso es una blasfemia! Que diga, ¡¿Cuándo ocurrió eso?!—dijo Hanamei sobre ello.
—Ah, no pienso dar detalles. Tu vienes conmigo, el tío Hizashi va a hablar contigo—.
—¡No, no quiero irme señora Hyuga!—dijo el castaño siendo arrastrado lejos de ellos.
—Eso fue anticlimático, ¿verdad?—le hablé a Hinata divertido.
—¡Al fin una Hyuga no norteña!—exclamó mi novia recuperando sus esperanzas con su familia incestuosa.
Un día después de esa reunión familiar, Hinata estaba muy avergonzada por lo peculiar de las mañas que su familia tenía y se disculpó muchas veces conmigo.
—Siento que mi familia no sea normal—dijo varias veces la pobre peliazul.
—No te preocupes, mi amor por ti es más grande que el universo. Oh, vaya referencia que me acabo de soplar—.
—Quiero que la tierra me trague completa—.
—No exageres, tú y esa tal Natsu no son norteñas—le comenté sonriente.
—Eh, ¿si te dijera que Toneri es mi primo tercero no te enojas?—comentó repentinamente la peliazul nerviosa.
—Eso explica muchas cosas—.
—¡Ya sé, yo misma me avergüenzo de mis genes!—.
Esa si no me la esperaba pero habiendo conocido a la familia de mi novia, ya me suponía que esto fuera a ocurrir. Los Hyuga estaban locos pero no eran malas personas, quizás Neji y Hanabi aún tenían salvación pero no sabía que tanto podían redimirse.
—Quiero irme a vivir contigo, Hinata—.
—¿Eh, tú y yo juntos en una misma casa?—dijo la ojiperla curiosa.
—Ya vivimos juntos cuando fuimos a la universidad, ¿por qué no mudarnos juntos?—.
—Es que yo… es tan repentino. ¿Estas seguro que quieres dar el siguiente paso?—.
En ese instante, me arrodillé y saqué de mis bolsillos un cofre pequeño con un anillo sencillo, cosa que dejó pálida a mi novia y realmente la había tomado con la guardia baja.
—Cuando te conocí estaba destrozado y tú me salvaste de mi propia depresión. Me enseñaste tanto y no se como pagarte más que con todo el amor que siento hacia ti. Mi amor, yo sé que quiero estar a tu lado por siempre y por eso te pido que seas mi esposa—.
Hinata siempre fue una llorona en el fondo y no pudo contener sus lágrimas ante esto. En realidad ya teníamos varios años de noviazgo y aún así se sentía como si fuera el primer día en que decidimos unir nuestras vidas.
—¡¿Qué te pasa?! ¡No me hagas esas clase de proposiciones si sabes cuanto te amo! ¡Siempre voy a decir que si! ¡Pudiste llevarme a una cena romántica y estar más preparada! ¡Pero no, siempre sales con tus trucos baratos! ¡Ya ni sé porque estoy llorando!—dijo ella sin poder ocultar sus emociones.
—¿Entonces aceptas?—.
—¡Dame ese anillo, claro que acepto!—.
Ante esa extraña respuesta, oficialmente estábamos comprometidos y en cuanto estuvimos más estables decidimos que nos casaríamos en la primavera. La preparación de la ceremonia y la fiesta duró meses y mi madre siendo una metiche de lo peor estaba muy involucrada en ello quien contrato a varios conocidos para llevar a cabo la ceremonia.
Sin embargo, unos días antes de la boda un fantasma de mi pasado volvería después de mucho tiempo para una última prueba y así ver si podría avanzar. Resulta que estaba en un centro comercial viendo unas cosas cuando me topé a alguien que no había sabido desde hace mucho tiempo.
—¿Shizuka?—.
—Vaya que has crecido Naruto—me saludó ella.
—Ah, ¿Cómo estás? Espera, ¡¿estás embarazada?!—.
A mi antiguo interés amoroso se le veía una barriga de casi 6 meses y no había visto que tenía un vestuario especial de embarazada consigo.
—Jejeje, sorpresa—sonrió ella nerviosa.
—¿Tienes esposo?—.
—No es aún mi esposo, aún estamos viviendo separados por el trabajo. Me hice una novelista y él es un empresario de una pequeña empresa en ascenso—me contó ella calmada.
—Ya veo—.
La verdad es que esperaba ver a Shizuka algún día pero no así y se le veía muy cambiada no solo en apariencia sino en su personalidad que ya no parecía tener esa malicia de su adolescencia. Quizás no había cerrado mi ciclo con ella después de todo y este era el momento en que debía hacer las paces con ella.
—Estuve un tiempo fuera de Japón, realmente me quería alejar de todo. Cuando nosotros dejamos de ser amigos, me di cuenta que me había convertido en algo que yo no era. Una amistad arruinada así por mi ego y mi inmadurez me hizo tocar fondo. Viajar me hizo redescubrirme un poco pero aun así me sentía muy vacía y ahí fue cuando conocí a mi pareja—me contó ella nostálgica.
—¿Cómo es él?—.
—Él es muy tranquilo, aunque en esa época estaba muy lleno de traumas emocionales ya que su familia es un asco. Me costó mucho sacarlo de ese abismo que tenía en su alma pero quizás yo también estaba ahí, ambos nos sanamos poco a poco. Pensar que en realidad lo amo más que a mi vida, ahora entiendo bien porque me rechazaste ese día. Yo jamás me esforcé en nutrir nuestra amistad ni en reparar el daño que hice, hui como una cobarde y jamás enfrenté los hechos. Quizás podía haber luchado por ti y quedarme, pero eso ya no importa. Estoy feliz de verdad con Gaara, lo amo—.
Yo solo pude sonreír ya que aún le tenia ese cariño a la que fue mi mejor amiga y en el fondo todavía deseaba su bienestar.
—Veo que tienes un anillo, ¿te vas a casar con Hinata?—.
—Sí, en unos días—le comenté con una sonrisa.
—Lo suyo si va a durar toda la vida, lo presentía—.
Justo en ese momento, ella tuvo un dolor de abdomen repentino y comenzó a quejarse un poco, a lo que le paré preocupado.
—¿Estas bien, Shizuka?—.
—Sí, estoy… —intentó negar ella pero su dolor fue aún más espantoso que antes y no podía moverse.
Sin más que pensar, la llevé a un hospital y le avisé a Hinata sobre ello debido a que tarde o temprano ella se vendría enterando del asunto.
—¿Cómo sigue Shizuka?—.
—No me han dicho sobre eso—.
—La verdad no me esperaba que ella te encontrara. ¿En verdad tiene una pareja o me etas engañando?—preguntó Hinata celosa.
—¡Claro que no!—.
—Si ese niño sale rubio y de ojos azules, voy a bailar el día de tu funeral—me advirtió muy celosa.
—¡Ya te dije que no me metí con Shizuka!—.
—Más te vale—.
Lo bueno del asunto es que terminó bien y es que solo había tenido contracciones por estrés del embarazo, por lo que tenía que estar en reposo unos días y la llevamos a la casa de sus padres, quienes se enteraron de la situación.
—¿Ya le dijiste a tu supuesto novio de que estuviste en el hospital?—preguntó Hinata aún con sus ataques de celos.
—Ya le dije, ese niño no es de Naruto por última vez—le advirtió la pelinegra molesta.
—Sospechoso—.
—Lo dice la que tiene familia de norteños—.
—¡¿Quién te dijo de eso?!—reclamó mi novia aterrada.
—Se me escapó—dije nervioso.
—¡Naruto, ya me exhibiste!—.
Ya después de estar en su casa, sus padres se hicieron cargo de ella en lo que su novio llegaba y Hinata aún seguía sospechando de Shizuka por obvias razones.
—Gracias por todo, Naruto. Creo que no voy a ir a tu boda—dijo la ojiverde tranquila.
—Si cambias de opinión, aquí tienes un pase–.
—¡Naruto!—reclamó Hinata sobre eso pero no le hice caso.
—De verdad espero que sean felices, les deseo una buena boda—.
—Shizuka, antes de que me vaya quiero decirte algo. Siempre seremos amigos a pesar de todo lo que nos pasó—le declaré de corazón.
—Lo sé, Naruto. No sabes lo feliz que me hace oír eso de ti—susurró ella con una lagrima traicionera en su mejilla.
—¡Ya vámonos a ver si ya puso la marrana!—me jaló del brazo una Hinata muy celosa haciendo que dejara la habitación.
Después de eso, se notaba que Hinata estaba muy molesta ya que cuando se ponía así de celosa era difícil sacarla de sus pensamientos.
—¿Ahora que te pasa?—.
—Nada—.
—Bien, entonces me voy a ver a Karin—.
—¡¿No me vas a seguir insistiendo?!—me reclamó ella furiosa.
—¿Para qué si no tienes nada?—.
—¿Te quieres morir, ese?—.
—Estas sacando tu lado norteño—le señalé al respecto.
—¡Naruto, mira lo que me haces decir!—.
—Mira, sé que estás enojada con lo de Shizuka pero no hice algo malo y no tengo cuentas que rendirte. ¿Acaso eres aún tan insegura que no confías en mi?—.
—Claro que confío en ti, mi amor. En la que no confío es en ella—alegó Hinata al respecto.
—Ella tiene novio y no pienso indagar más, yo estoy a punto de casarme con la mujer por la que estoy loco de amor y no pienso cambiar de opinión—.
Hinata no dijo algo al respecto pero ocultó un leve sonrojo y eso parece que le hizo sentirse más segura sobre mis sentimientos por ella.
—Pero no dejaré en dejarte si te descuidas—.
—¡Naruto!—.
—Es un chiste, Hinata—.
—No sé porque no te creo—.
En fin, un rato después de ese breve pelea matrimonial fuimos a la casa de una prima que tenía llamada Karin que era una solterona otaku y le iba a dejar su invitación.
—Oh, gracias por la invitación. Iré a tu vida, ¿por qué tu novia me mira así de mal?—preguntó Karin al respecto.
—Esta muy nerviosa con la boda y cree que le van a robar a su marido—.
—Oye, soy su prima. Ni que fuera una norteña amante de los primos guapos—alegó la pelirroja.
En ese momento, Hinata se sonrojó y mejor no insistió sabiendo de los negros antecedentes de su familia llena de norteños enfermos.
—Hablando de norteños, quiero solicitar tus servicios—le pedí al respecto.
—¿De que trata tu asunto?—.
—Es sobre el primo de Hinata, se llama Neji Hyuga….—.
Le expliqué a Karin todo sobre el pariente de mi novia y su afecto desmedido por ella, así que su misión era que no echara perder la boda y la luna de miel.
—Ja, déjalo todo en mis manos. Como tu cupido, no dejaré que un primo norteño les arruine la vida—dijo determinada la chica.
Ella me debía un enorme favor después de una ruptura amorosa que tuvo con un viejo conocido de la infancia y era peor que mi obsesión con Shizuka. Para que se distrajera, la introduje al oscuro mundo del anime y jamás salió de este.
—Tu prima Karin si que es rara, aunque es normalita comparada al maestro de la rareza—comentó Hinata refiriéndose a Neji.
—Confío en que ella hará su trabajo, solo preocúpate de nuestra boda—.
—¿Qué hay de Hanabi?—.
—Ya me encargué de ese detallito, será una sorpresa—.
Pasaron los días y el día de la boda llegó, siendo bastantes invitados de parte de nuestras familias. Del lado de Hinata estaban los Hyuga que tenían casi todos un parecido muy sorprendente y pues mi futura esposa se avergonzaba de ello. En cuanto a mi, la gran mayoría eran pelirrojos siendo un detalle curioso que varios notaron.
—No que tus familiares no son norteños—mencionó Hinata sobre ello.
—Los genes de mis parientes son fuertes, si te das cuenta una tercera parte son cónyuges—expliqué ese detalle.
La ceremonia había empezado y el sacerdote nos estaba casando por la vía religiosa, siendo un evento de lo más emotivo. Shizuka estaba sentada en un lado junto a su novio Gaara que si era real, Neji estaba nervioso porque Karin le apuntaba con una pistola en la entrepierna si hacía una estupidez y Hanabi era vigilada por Konohamaru que era mejor que ella en trucos sucios.
—Es la primera vez en mucho tiempo en que asistimos a una boda en que sólo los Hyuga sean los invitados—comentó Hanamei sobre ello.
—¡Norteños!—se escuchó a mi madre toser al fondo.
—Estamos aquí reunidos para unir a Naruto Uzumaki y Hibay Hyuga… ¿en serio te vas a casar con alguien fuera de tu familia? Eso si es novedad—dijo el sacerdote al respecto.
—¡Si no deja de hacer chistes sobre mi familia de enfermos, voy a incendiar esta iglesia!—reclamó Hinata molesta.
—Ay, que violenta. Bueno, ahora los novios van a dar sus votos—dictaminó el sacerdote.
Todos estaban en silencio y en realidad ninguno de los dos ensayó porque realmente sabíamos que decirnos el uno al otro en estos momentos.
—Hinata, hace años cuando te conocí en ese salón de clases jamás pensé que me casaría con la loca manipuladora de ojos blancos. Ahora estoy más seguro que nunca que quiero pasar el resto de mi vida contigo y estoy seguro que si me dijeran si quiero volver a conocerte en la otra vida no dudaría en hacerlo de nuevo. Voy a estar contigo en las buenas y en las malas, aunque me odies o me desprecies, yo siempre te amaré más que a cualquier cosa incluso después de la muerte—le dije sin rodeos a mi prometida.
—Naruto, cuando te conocí yo había jurado jamás amar de nuevo pero sin querer entraste en mi corazón para no salir jamás. Lamento si a veces soy bastante celosa, es que te amo tanto que me aterra perderte, me haces perder la cabeza y mis peores miedos parecen hacerse realidad. Siempre he pensado que no te merezco y sigo siendo esa chica insegura de esa época pero siempre que me sonríes calmas mi corazón, no sabes cuanto te amo. Quiero hacerte más feliz aunque pasen los años y sentirme viva a tu lado, y aunque tengamos muchos problemas por delante sé que vamos a salir juntos de estos—dictó Hinata sus votos.
—Aceptas a Hinata como tu amada esposa, en la salud y en la enfermedad
—OK, . ¿Alguien tiene un motivo para que esta boda no se haga?—preguntó el cura.
En ese momento, todos voltearon a ver a Neji y este se encontraba nervioso ya que la pelirroja de lentes lo tenía bien amenazado con un arma y no se había dado cuenta que era falsa.
—No tengo nada que decir y no lo hago porque esté amenazado—mintió Neji y nadie le creyó.
—Si no hay nada más que decir, los declaro marido y mujer. Puede besar a la novia—.
En ese instante, nos besamos frente a todos y salimos directo al carruaje donde nos fuimos a un salón de fiestas y todos nos recibían sentados en sus lugares.
—Denle un caluroso aplauso a los nuevos esposos—dijo en conductor del evento.
Todos nos aplaudieron y la fiesta siguió normalmente para la sorpresa de Hinata que esperaba que alguien arruinara el evento.
—¡¿Por qué?! ¡¿Por qué ella se casó?!—se oía llorar a Neji al fondo.
—Déjalo, no le hagas caso—dijo Hinata irritada por ello.
—Ya deja de llorar, estás haciendo el ridículo—se escuchaba a Karin que llegó a la mesa del castaño.
—¡¿Por qué siempre tienes que arruinar todo?!—.
—Porque mi primo se merece su boda y no voy a permitir que un norteño eche a perder el evento—alegó mi prima.
—Inténtalo si puedes—.
La boda continuó sin muchos percances y terminó muy tarde, varios de los invitados borrachos y sobre todos los Hyuga que eran de juergas largas.
—¿Estas segura que el dueño del salón te va a dar gratis el salón?—preguntó Hinata a su prima Natsu sobre el tema.
—Ya le pagué toda la noche, querida—.
—¿Cómo?—.
—Con las nalgas, es mi novio—.
—¡¿Ah?! Ya se me hacía sospechoso—.
Mi madre ya estaba dormida en la mesa muy ebria y mi padre casi no se podía mantener en pie, y los padres de Hinata definitivamente eran de carrera larga ya que comenzaron con su música agropecuaria que comenzó a avergonzar a Hinata.
—¡Y todo para que, y todo para que…!—comenzó a cantar Neji todo borrachote.
—¡Quiten esa canción!—reclamó Hinata sin poder hacer algo al respecto.
—Hic, ¡malditos hombres!—se veía a Karin ya sin una pizca de sobriedad.
—Dios los hace y ellos se juntan—dije en voz baja sobre eso.
La fiesta terminó a las 6 de la mañana y no hubo noche de bodas siendo casi de día cuando nos acostamos a dormir muy exhaustos del día, pero en la luna de miel haría rechinar la cama con mi esposa sin dudar.
Epílogo
Mi luna de miel fue maravillosa y nos mudamos a una residencia en los suburbios de la ciudad que era una zona muy tranquila y perfecta para una familia. Habíamos planeado tener hijos en en estos meses y arreglamos nuestro hogar de acuerdo a nuestras necesidades.
El matrimonio Uzumaki-Hyuga daba inicio y conseguimos empleos muy estables gracias a los contactos de nuestras familias. Un buen trabajo, matrimonio feliz y amor de por medio, ¿Qué podía salir mal?
—Mi amor, necesitamos instalar Internet. Me va a servir mucho para informes—me comentó Hinata sobre ese tema.
—Mañana voy a la red telefónica—.
Justo en ese instante, se escuchó un camión de mudanzas que se estacionó en la casa de a lado que estaba a la venta y al parecer alguien la compró sin dudar.
—Parece que tenemos nuevos vecinos—le avisé a Hinata.
—Vamos a recibirlos—.
Como buen matrimonio de vecinos, fuimos a ver quienes eran y darles nuestra mejor sonrisa pero desapareció al descubrir de quien se trataba. Era Shizuka y su ahora esposo Gaara, junto a un recién nacido, que se mudaron justamente a la casa de a lado y Hinata tenía un fuerte tic en su ojo derecho.
—¡Oh, Naruto! ¡Vamos a ser vecinos!—exclamó feliz la pelinegra.
—¡¿Tú que haces aquí, Fred?!—reclamó Hinata furiosa pero ella la ignoró estando ya acostumbrada a eso.
—Me recomendaron este vecindario y como vi que estabas aquí, le dije a Gaara que viviríamos aquí. ¿No es grandioso, Naruto? Seremos vecinos para siempre… —.
El eco de "Para siempre" quedó grabado en el ambiente por una extraña razón y algo se rompió dentro de Hinata, por lo que ella sacó un cuchillo de quien sabe donde y nuestra vecina sudó frío.
—¡No, espera! ¡Juro que seré buena vecina!—se oían los gritos de Shizuka a lo lejos.
—¡Voy a hacerte pedacitos!—.
—Ah, hola de nuevo. Espero que nos llevemos bien—sonrió Gaara ignorando los problemas de su esposa y atendiendo a su bebé.
—Igualmente, creo—.
Adiós tranquilidad en los suburbios, ¿Qué más podría salir mal? Ah no, esas frases traían muy mala suerte. Para mí desgracia llegó otro camión de mudanzas en la otra cosa de a lado y alguien que no pensaba ver llegó de nuevo a nuestras vidas.
—¡¿Toneri?!—balbuceó en shock Hinata.
—Hola, Hinata—saludó como si nada el sujeto.
—No te preocupes, no voy a hacerte algo. Aprendí de mis errores, juro que pienso cambiar. Hasta me casé e hice mi vida de nuevo. Les quiero presentar a mi esposa—aclaró el sujeto albino.
—Hola, mucho gusto. Me llamo Shion, es un gusto conocerlos—saludó la esposa de Toneri.
Todos nos quedamos con cara de poker face ya que Shion era una copia rubia de Hinata y ahora la furia de mi esposa fue dirigida al nuevo vecino.
—¡Yo te mato, enfermo degenerado! ¡¿Por qué ella se parece a mi, albino mujeriego?!—se oía a lo lejos a mi esposa.
—¿Ah, hice algo?—me pregunto Shion confundida.
—No, no hiciste nada. Es una larga historia—.
En fin, el destino nos odiaba y tendríamos que cargar con nuestros fantasmas durante muchos años y los problemas que tuvimos eran solo el principio de una vida de tropiezos y errores, peor nadie dijo que esta vida sería sencilla y mi amor por Hinata era más grande que a cualquier cosa y juntos superaríamos cualquier cosa.
¿Fin?