Disclaimer:

Los personajes de Hawaii Five-0 no me pertenecen, ellos son de Peter Lenkov.

N/A: Demon!Danny. Semi-AU.


Capítulo Único: El Demonio de Steve.


Steve sabe que no debe abrir los ojos, se supone que no debe respirar como lo hace ni mucho menos sentir el latido de su corazón dentro de su pecho. No se supone que debe estar vivo.

Su día había comenzado como cualquier otro: Un caso se presentó, Danny gruñendo por todo y nada, y el malo de turno intentó escapar como si eso fuera la solución mágica que lo libraría de la cárcel. Steve siendo Steve no dudó en seguirlo desoyendo los consejos de su compañero sobre la falsa idealización de una persecución policial. Claro que Danny tuvo razón ¿Cuando no la tiene? Al final, el malo le había disparado... en la cabeza.

Steve había estado lo suficientemente cerca como para ser incapaz de evitar el impacto. Impacto que está muy seguro de haber dado en el blanco, entonces ¿Cómo es que no ha muerto?

- Eso, mi amigo, se debe a que volví a meter tu jodida alma dentro de tu cuerpo...-dice una voz sobre la penumbra de su mente turbia y el incomodo hormigueo en sus extremidades- ¿Sabes? Nunca antes he visto a alguien tan tonto como tú, Steven. Y mira que he vivido lo suficiente como para ver la faceta más idiota de la humanidad.

¿Danny?

Su cuerpo se siente pesado y débil, pero eso no evita que quiera sentarse en un vano intento de ver a su alrededor. Como si quisiera confirmar que no está muerto y su único consuelo en el otro mundo fuese tener a Danny con él. Aún sigue en el callejón roído y oscuro dónde ha perseguido a Kenny Kaola, un distribuidor de drogas que ha llevado a tres adolescentes a la muerte. La noche se cierne sobre él, negras nubes en el cielo de Hawaii que auguran una gran tormenta.

- ¿Danny?

Su voz se siente reseca y su mirada se posa en una figura frente a él. Mierda, le duele terriblemente el cuerpo y casi cree que algo está mal con él. Por que es imposible que la persona frente a él fuese el Danny Williams que conoce y ama (secreta y recelosamente).

A la deriva de la oscuridad e iluminado con la luz apenas incandescente de la calle, un Danny alternativo se posa con la arrogancia típica de un ser superior. Sus ojos, antes azules como el mar de Oahu, ahora son rodeados por aureolas rojas. Su piel se muestra más pálida y casi jura haber visto un colmillo en el interior de su boca. Además, sin obviar el hecho de que hay dos grandes alas doradas tras su espalda.

Steve casi quiere reírse. Casi.

- ¿Eres un ángel?

Steve no se extraña que un ángel tomase la forma de Danny para llevárselo a donde fuese que tuviese que ir. Él hará cualquier cosa por Danny.

- Buena pregunta, Steven -responde el ser, el sarcasmo goteando de sus palabras pese a la cálida mirada que le dirige- Y antes que digas alguna tontería sobre compararme con esos pollitos en fuga, no, no soy un ángel. Soy un demonio... -asegura, como si esa respuesta fuese mejor de alguna manera. Pero no el estereotipo que la humanidad a pintado sobre nosotros, soy más bien una sub especie que intenta mantener un delicado equilibrio entre el ser divino y lo ordinario sin la intervención de Dios.

-¿Cómo una intendencia y una jurisdicción parlamentaria?

- Sólo tú puedes ser un nerd después de muerto, Steve -dice Danny rodando los ojos.

El Seal, mientras tanto, intenta no verse afectado por todo ésto. En su mente a mantenido la idea de que está muerto y ésto es solo producto de una muerte cerebral.

- Si eres un demonio ¿Por qué tienes alas? -pregunta aún en el jodido suelo, al parecer tras morir su cuerpo se ha convertido en un maldito bebé.

Danny se cruza de brazos, a la defensiva.

- Ya te lo dije, los humanos tienen una idea muy errónea sobre la religión, mi amigo y créeme, ninguna que conoces es exacta.

Steve, al final, no puede más que sonreír y soltar una carcajada. Porque está muerto, porque le han disparado y se ha muerto, y lo único en lo que piensa en la otra vida es una discusión religiosa con su mejor amigo. Porque por una extraña razón, ésta es su versión de Paraíso: Un Danny que disfruta hablar y llevarle la contraria.

Pensar en ello, en su Danny y la versión que tiene frente a él, le rompe el corazón. Porque en vida, Steve nunca tuvo el valor para ir donde su compañero, tomar su rostro entre sus manos y besarlo como si fuera lo más precioso en el universo. Transmitirle con ello todo lo que aguarda en su pecho, todo el amor y la admiración que siente solo por él.

Wow, no lleva ni una hora en el otro lado y ya tiene remordimientos post-mortem. Genial.

Aún frente a él, Danny bufa incrédulo y lo observa como si él fuera el idiota más grande que hubiera visto nunca. Steve no se muestra afectado por ello,

después de todo está acostumbrado a esa mirada hacia él.

- Steven, escúchame ¿Sí? Escúchame con mucha atención porque juro por mi jefe que voy a darte un puñetazo en la cara que de verdad va a dolerte... -jura Danny y Steve no puede más que sonreír con adoración, pues ése es su Danno que conoce y ama- No estás muerto, jodido idiota, regresé tu maldita alma a tu maldito cuerpo para que siguieras respirando, jodido estúpido.

Danny está exaltado y Steve en verdad cree que está conteniendose para no romperle la cara a golpes.

Es extraño que aún le parezca adorable.

- Si no estoy muerto ¿Cómo has podido regresar mi alma a mi cuerpo? ¿No debería estar en el Cielo? -pregunta el ex Seal, escéptico.

Y no como si creyera que debe ir al Cielo como una obviedad, solo cree que no ha sido un mal tipo.

- Digamos que me cobré muchos favores desde la primera vez que moriste.

Steve abre grande los ojos.

- ¿La primera?

Danny alza una ceja, como si de verdad estuviera confirmando que observa a un estúpido.

- ¿De verdad crees que ésta es tu primera muerte, justamente tú? -pregunta retórica, Danny parece contener una carcajada divertida- Tu encuentro con Victor Hesse hace algunos años no salió tan bien como has creído, Steve. Y respondiendo otra de tus preguntas, la razón de que no fueras al Cielo es porque yo compré tu alma después de que fallecieras tras tu lucha con Hesse.

Steve abre la boca ligeramente porque no tiene recuerdos de morir precisamente en aquella ocasión.

- ¿Comprar mi alma? ¿Puedes hacer eso?

- No es como ir a la tienda, Steve -responde Danny rodando los ojos- Es un proceso delicado y que erradica muchas cosas. Luego de que murieras me sentí mal por ti, así que fui con mi Jefe y me hice cobrar muchos favores... -Danny lleva las palmas de sus manos contra su cintura, Steve no puede evitar seguir el movimiento hipnótico- Te sorprenderías cuantas almas en el infierno estuvieron dispuestos allá arriba a intercambiar por ti.

- ¿De verdad?

- Digamos que nosotros teníamos almas que los dirigentes del Cielo querían mucho, así que hicimos un cambio. Mi Jefe obtuvo tu alma, él dio otras al Cielo, y yo adquirí tu alma tras comprarla razonablemente.

Steve duda querer saber que significa

específicamente "razonable" para él.

- ¿Cuando sucedió todo ello? No lo recuerdo.

Danny bufa.

- Obviamente no, idiota. Un alma separada de un cuerpo no tiene la capacidad de albergar recuerdos de esas magnitudes -responde como profesor- Además, lo que fueron para mi dos semanas de diplomacia entre el Cielo y el Inframundo, aquí en el terreno de los humanos sólo transcurrieron 0,12 segundos del mismo día.

Steve se detiene a pensar en ello un momento, sólo un corto instante. Pues duda querer detenerse en ello más de lo necesario, en realidad no cree que todo un mundo de seres divinos negociaron a causa suya.

Aunque una parte de él se sienta ofendido que el Cielo no hubiese mostrado un poco de resistencia a querer dejarlo ir, si fue tan bueno como para merecer el Paraíso ¿Por qué dejarlo sin recompensa?

- ¿Quienes fueron las almas que el Cielo quería?

Danny sonríe misterioso.

- Nunca vas adivinar, pero cuando te cuente la historia completa vas alucinar. Créeme, yo estuve sorprendido cuando ellos llegaron al Inframundo acompañados de mi Jefe.

- ¿Tu Jefe? ¿Lucifer?

Danny se cruza de brazos, sus alas ondeandose como una extremidad cansada.

- ¿Qué tal si vamos a tu casa, sacas esas cervezas que sé que tienes en tu nevera y nos tomamos el fin de semana para nosotros, cariño?

Cariño.

La palabra, tan conocida, dulce, impregnandose en cada recoveco de su ser, es como una sacudida de fuego líquido en su cuerpo, logrando que el

hormigueo que mantenía a su cuerpo dormido desapareciera para dejar espacio nada más que para la euforia y la adrenalina conocida.

Antes de que pudiera darse cuenta, incluso registrar que realmente está vivo y que la cosa que tiene frente a él no es precisamente humano, Steve se levanta del suelo roñoso para acortar las distancias con Danny y atraparlo contra su cuerpo, para devorar su boca con las ansias de quien ha padecido hambre y ha probado un bocado de la mejor comida del mundo.


Pasea la palma de su mano por sobre el vientre húmedo y pegajoso de Danny, el aire en la habitación huele a sexo y Steve duda en levantarse pronto de la cama para abrir la ventana.

Contra su cuerpo, Danny se muestra más dormido que despierto, con su rostro hundido contra su cuello y las hebras rubias haciéndole cosquillas en las nariz. Sus alas y el rojizo de sus ojos se han ido, manteniendo la falsa figura humana que ha visto desde el primer día que se conocieron.

- ¿Por qué nunca me dijiste la verdad? -pregunta Steve, con las extremidades enredadas en el cuerpo de su amante como un pulpo.

Danny gruñe suavemente contra su piel, al parecer un Danny satisfecho sexualmente es un Danny que no habla demasiado. Steve recordará eso para más tarde. Ya saben, debe explorar este echo científico más a fondo.

- Por la mismo razón por las que no puedes decirme sobre tus misiones clasificadas, Steven.

Bueno, puede respetar ese hecho.

- ¿Y tus ojos, son rojos o azules?

- Ambos -responde sin ganas.

- ¿Cuantos años tienes?

- Soy más viejo que la humanidad pero mucho más joven que Dios.

- ¿Has visto a Dios? -pregunta Steve sorprendido.

Danny gruñe molesto, porque al parecer en verdad tiene sueño.

- Es un hombre ocupado, Steven, no podemos molestarlo pero sí, solo lo he visto dos o tres veces en el Cielo

- ¿Qué no eres un demonio? ¿No es pecado o algo así que estés allí?

Danny bufa.

- Ya te lo dije, la versión humana de los hechos están mal. Los ángeles y demonios somos fuerzas opuestas, no enemigas... es complicado para que lo entiendas.

Con ello, Danny quiere dar por terminada la conversación pero Steve no puede simplemente no seguir preguntando.

- ¿Cuanto tiempo vivirás? ¿Eres inmortal? -pregunta, haciendo una larga pausa- ¿Soy inmortal ahora?

- No soy inmortal, pero mi ciclo de vida supera a la humana por milenios y tú vivirás tanto como yo te lo permita ¿Recuerdas? Te compré, ahora duerme.

Steve aprieta el cuerpo de Danny contra el suyo, amando el calor compartido de sus cuerpos desnudos.

- ¿Me llevaras al Infierno alguna vez?

- El Infierno es donde van las almas, yo vengo del Inframundo. Ahora duermete.

- ¿Es como una versión alterna y terrorífica de la Tierra? ¿Hay otros como tú? -pregunta el hombre sin poder evitarlo.

- Duérmete, McGarrett.

- ¿Hay algún famoso en el Infierno? Espera ¿Los tratos con el Diablo son reales?

- Steven...

- ¿Cómo es el Cielo? Dime la verdad ¿Es tan genial como lo pintan?

- Steve...

- ¿Puedes volar con tus alas? Porque eso seria genial, tus alas son increíbles, amigo ¿Me llevaras a volar algún día? ¿Alguien podrá vernos o es más como la teletrasportacion de una materia? ¿Me volveré subatómico para eso? ¿O...

Antes de que pueda concluir una teoría sobre la magnitud de vuelo de un demonio correspondiente a la Tierra y la dimensión de los humanos, Danny se alza sobre él. Recostando el peso de su cuerpo contra el del marine.

- Si me dejas dormir ahora, Steve, te prometo mostrarte cosas divertidas que podemos hacer con mis alas durante el sexo... -dice con baja y sensual- Apuesto a que puedes encontrar en muy poco tiempo mis zonas erógenas entre mis plumas.

- Danno... -susurra, su sangre viajando rápidamente hacia el sur.

Pero Danny simplemente sonríe, volviendo a su lugar.

- Duérmete, Steve. Ya tendremos tiempo más tarde ¿Si?

Steve asiente obediente mientras abraza a Danny con ternura.

- Si, Danno.

Ellos tienen tiempo, después de todo.

Todos tienen un ángel guardián. Steve tiene a su Demonio.