"Solo te necesito a ti"

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Era curioso ver a una persona desde hace años y que fuera a ser un completo extraño. Al menos, era curioso para Katsuki ver una cabellera verde y resultarle un desconocido.

Llevaba conociéndolo desde que tenía memoria, pero ahora que lo miraba con sus propios ojos, es decir, verlo a profundidad se le figuraba que que nunca tuvo la oportunidad de verlo a él tan claro y tan vivo en su vida como lo hacía desde ese momento.

Midoriya Izuku era un ser tan extraño para él, un ser que antes le parecía predecible, y que ya no era un bebé llorón, sino que se había convertido en todo un hombre.

Sí, en efecto era curioso, porque no le gustaba sentirse inferior a ese inútil, a ese bueno para nada Deku, que sólo le hacía rabiar la piel hasta las entrañas.

A ese inútil se lo podría tragar la tierra y aún así no le importaría, verdad? No tendría que importarle a alguien que conocía y desconocer todo lo que vio de él.

Era una evolución en retroceso, una evolución que si bien, no tendría porqué afectarle, pero terminaba afectando su estado de ánimo.

Ese inútil lo trastornaba, siendo que juraba que nunca le afectaría su existencia, a pesar de que eran desconocidos, unos viles amigos de la infancia que ni se llevaban bien.

Le punzaba la piel hasta el hartazgo de solo ver la cabellera de Deku pasarle por enfrente de su vista, cuando sentía su presencia detrás suyo en el salón de clases, cuando lo veía charlar con sus amigos y les mostraba su sonrisa deliberadamente, y sobre todo cuando lo veía en el gimnasio mejorando más rápido que sus compañeros.

Él deducía que se debía a su asqueroso quirk que heredó de All Might, pero con el tiempo se dio cuenta que todo lo hacía Deku, que su disciplina y esfuerzo lo hacía él mismo a solas.

Entonces al deducir que así era la cosa, él por su parte, comenzó a entrenar con mayor intensidad para igualar a ese inútil, para ser mejor, porque Deku nunca podia ser mejor que él. Jamás sería mejor que él.

A pesar de considerarlo un desconocido, sabía que no eran tan distintos a como los demás creían. A fin de cuentas, Katsuki y Deku eran muy similares. Katsuki odiaba admitirlo pero era verdad, sus prioridades, sus metas, eran las mismas, y por eso convergían en el camino, por eso sus rutas se cruzaban y se unían en una línea paralela con dirección al frente.

No era que Katsuki siguiera a Deku ahora, si el inútil siempre tenia que ir atrás, a la deriva, era solo que daba la casualidad de que Katsuki se quedaba atrás por un descuido o por falta de atención por unos instantes y ya.

Tampoco era que Deku lo había arrebasado en el camino, porque Katsuki llevaba tomando la delantera desde que eran niños, y Deku pertenecía al escalón de atrás, pues Katsuki debía pertenecer al escalón de en frente. Mirando al frente y nunca atrás.

No admitiría que Deku lo había arrebasado con gloria, con triunfo, con esfuerzo.

No admitiría que la fuerza de sus pasos lo superaban con creces, que su crecimiento físico lo desniveló a él y Deku era un hombre transformado que inspiraba confianza para todos en el salón 1A.

Le frustraba que se las ingenió para revertirle el balance, por el que él mantuvo en su vida.

Sin embargo y con el pasar del tiempo, fue sintiendo una terrible inestabilidad en su balance usual, porque Deku era el que iba cambiando, se iba moldeando a ser alguien en quien se pudiera confiar, él rompía con los estigmas del pasado y su aspecto se había convertido en el de alguien fuerte y resiliente, incluso daba miedo cuando se enfrentaban en el gimnasio, pues su determinación por ser mejor, contagiaba a sus compañeros y en su gran mayoría lo seguían.

Pero… por qué Deku no lo seguía como antes?

Por qué las cosas habían cambiado tanto entrando a la preparatoria?

Los cambios a veces no eran buenos, porque modificaban una estructura, mutaban lo que le era tan familiar en el pasado, aquello a lo que saboreaba tan presencial en su andar cotidiano.

Escocía en la garganta no tener en su agarre lo que antes solía darle seguridad.

Picaba en cada centímetro de su lengua, lo erosionaba en silencio, pues él mismo no se entendía cuando le sucedían esas cosas y se exasperaba de sólo pensar que su seguidor incondicional dejara de hacerlo.

Jamás admitiría que esos sentidos se apoderaban de él lentamente, o que las sensaciones se iban acumulando y al acumularse se tornaban molestas, casi insoportables, al punto de torturarlo.

Jamás cedería a sus sentimientos, porque esos no eran lo suyo. Cosas de sentimientos, de sentirse inseguro, de que poco a poco la incertidumbre fuera un hecho definido en su interior.

Katsuki no era de sentimientos, no estaba en él comprenderse a sí mismo, porque no era importante.

Si se centraba en lo que sentía perdería el hilo de toda posible certeza; además, los sentimientos eran para los débiles de mente, no para los fuertes e inalcanzables como él.

Y casi siempre mantuvo el sentimiento vivo de que Deku era alguien no increíble, alguien que ni siquiera las certezas acompañarían su camino, pero se equivocó.

Katsuki no se equivocaba en sus predicamentos, pero cuando se trataba de Deku, fallaba y así se dio que Deku ya no lo seguía y tampoco se quedó parado sin hacer nada, sin moverse, sin emitir palabra alguna.

Él no lo tenía pendiendo de la palma de su mano, sino era Deku, quien lo tenía pendiendo de su mano, buscando alcanzarla y tomarla entre la suya.

Katsuki había llegado a un punto en que reprimir sus sentimientos comenzaba a carcomerle el alma, dejando hoyos mutilados en la misma. Si él permitía que ese punto siguiera rompiendo su alma, perdería la razón.

Acaso era divertido para Deku tenerlo de esa manera?

Acaso le divertía ser un desconocido en su vida cuando antes Katsuki conocía a Deku como la palma de su mano?

Katsuki no quería que él fuera un desconocido en su vida, no era divertido verlo librarse de su lado.

Te parece justo lo que me haces, Deku?

Te divierte burlarte de mí al creerte mejor que yo?

Veía a Deku pasarle a su lado sin voltearlo a ver, sin hablarle, sin dirigirle una sonrisa, y carajo, le frustraba que ya no lo mirara como antes.

En ese momento, Katsuki se salió del salón, sintiendo el ardiente sabor de la derrota y la perdición que conllevaba no tener a Deku consigo.

Una vez deteniéndose en las escaleras, el pánico se asentó en su interior y los pensamientos se fueron distorsionando.

Qué es esto que estoy sintiendo? Dijo paniqueado, colocando una mano al pecho, apretando la tela del uniforme.

P-por qué me siento tan inseguro? Sintió que la garganta se le cerraba.

¡Odio sentirme así! Dijo rabiando.

—Kacchan?—

Se sobresaltó en cuanto esa voz que conocía más que bien le habló desde el inicio de las escaleras.

Es que nadie lo puede dejar en paz en momentos así? En especial al inútil que le hablaba.

Katsuki apretó su agarre al uniforme, conteniéndose de no estallar, de no romperse frente a él.

La mano de Deku lo tocó, y de una violenta sacudida, Katsuki se zafó de éste.

—¡No me toques!—

Lo que vio fue un par de ojos verdes preocupados por él, esos ojos podían leer lo que él tanto escondía, lo que tanto se resguardaba entre las sombras.

—Kacchan, estás bien?—

Su mano lo volvió a tomar del brazo, acercándosele con precaución, pero a la vez con certeza.

Katsuki alarmado por su cercanía, lo empujó con fuerza con su otra mano emitiendo, de paso, una explosión, provocando asimismo, que él se cayera.

—¡Aléjate!— Gritó encolerizado, apretando los dientes.

Vislumbró el rostro con su mejilla magullada donde él había direccionado la explosión.

Él abrió los ojos, paniqueado con lo que acababa de hacer.

Por qué siempre lo lastimaba?

Es que acaso lo único que le hacía a Deku era herirlo?

Deku se sobó la mejilla magullada, pestañeando con desajuste. Sus ojos denotaban desconcierto, mas no odio. Nunca expresaban odio por horrible que fuera la situación.

—Kacchan, qué sucede?— Preguntó amablemente. —Últimamente te he visto muy triste—

—¡Estoy perfecto!— Bufó cabreado.

Deku pareció no creerle.

—Puedes decirme— Se ofreció dispuesto a escucharlo. —Yo-yo no te juzgaré—

—Tú? Escucharme a mi?— Dijo burlón. —¡Deja de meterte en asuntos de otras personas!—

Por qué Deku lo quería ayudar si él era el causante de esos sentimientos que lo habían estado atormentando?

—Pero, me importas, Kacchan— Repuso Deku, preocupado.

—Ocúpate de tus asuntos, nerd— Dijo desinteresado. —Ve con los idiotas a los que les haces llamar amigos, y a mi déjame en paz, ya es suficiente con ver tu cara todos los días—

Katsuki quiso escucharse perfecto, pero su voz salió triste, quebrada.

Así era como él en verdad se sentía?

—En verdad, me importas— Aclaró Deku, dando un paso a él, del cual él retrocedió, apartando su mirada de la suya, cuya intensidad afloraba sus pensamientos tornándolos turbulentos. —No has sido tu mismo, Kacchan, por favor dime, qué es lo que te pasa?—

—No tengo nada qué decirte— Informó en voz despectiva, tratando de salir de allí, mas Deku no lo dejaría para luego. Esa era parte de la terquedad de Deku.

—Por favor, Kacchan— Dijo suplicante, alcanzándolo con su mano, pero Katsuki se negó a ser tocado.

—¡Aléjate!—Gritó, dando pasos frenéticos por las escaleras. —¡Ya me tienes harto!—

—No digas eso, Kacchan— Lo persiguió determinado, por lo que Katsuki apresuró el paso, mas era imposible alejarse de él. —Qué sucede contigo?— Su voz sonó suave.

—¡Cállate, Deku!— Gritó exasperado. —¡Ya cierra la boca!— Emitió chispas de sus palmas con la intención de alejarlo, pero Deku lo atrapó con sus manos, mirándolo afiladamente estampándolo contra la pared. —Q-qué haces?!—

Acaso su voz salió tartamudeante?

—Habla conmigo— Pidió gentil.

—¡Eres un estorbo, Deku!— Le dio una patada en el pecho, alejándolo de él, quien se fue para atrás, mas no se calló. —¡Ya me cansaste, eres una basura en mi vida!— Lo señaló inquisitivo, recibiendo una mirada dolida por parte de Deku. Katsuki no supo cómo sucedió, pero algo en su interior comenzó a romperse.

—Kacchan— Murmuró herido, bajando la mirada, pero sin dejar de ir tras suyo.

—¡Ya tuve suficiente de ti!—Gritó.

Katsuki quería desaparecer de allí, aunque su sentido del orgullo se estaba quebrando.

—¡Muérete, Deku!— La garganta le ardía punzando. —¡Ojalá te mueras!—

Los ojos de Deku comenzaron a cristalizarse, su labio se apretó tembloroso, mientras que su pecho se apretujó.

Katsuki, al verlo, sintió que aquello que comenzaba a romperse, se destrozaba en fragmentos en su interior, y la inseguridad emergía efervescentemente de cada palpitar de su pecho, y sus latidos dolían.

Qué significaba ese dolor?

—P-por qué me odias, K-Kacchan?— Su voz salió temblorosa. Pronto lágrimas salieron de sus ojos, formando ríos en sus mejillas, los cuales caían como gotas de lluvia hasta el suelo. Sus mejillas enrojecieron, y su respiración se tornó entrecortó. —L-lo siento—

—Por qué te disculpas, inútil?— Reclamó Katsuki, quien sentía más presente el dolor en su pecho.

—P-porque me preocupas— Repuso conteniendo un sollozo que amenazaba con escaparse. —M-me importa que seas feliz—

—¡No es de tu incumbencia lo que suceda conmigo, pedazo de inútil!—

Era suficiente sentir ese dolor, porque desconocía la razón por la que le sucedía. Comoquiera, el dolor crecía sin medidas, sacudiéndolo.

—Yo no sé por qué carajos no te quedaste en el lugar que pertenecías, te tuviste que entrometer en mi camino para hacerte el héroe, no? Es divertido joderme todo el día con tu presencia, es divertido meterte y jugar conmigo y mis sentimientos, no es así?—

Maldición, había hablado de más. Es decir, acababa de decir la palabra "sentimientos" que conlleva una gran connotación que puede ser usada en su contra.

—Sentimientos?— Repitió Deku confundido, las lágrimas seguían emergiendo de sus ojos, mas no detuvieron al nerd de abordarlo de nuevo.

—¡Aléjate, Deku!—

Joder, Katsuki se estaba ruborizando por su metida de pata. Su tonto orgullo no aguantaría semejante humillación.

—Q-qué quieres decir con sentimientos?—

—¡Nada, idiota!— Negó sintiendo que el rostro le ardía en un sonrojo.

—¡Kacchan!— Exclamó.

—¡No me grites, imbécil!—

Deku lo miró, arrugando la nariz.

—Tanto me detestas?— Cuestionó triste.

—No es eso—

Acababa de negar lo que había dicho anteriormente? Él ya no se hallaba de modo para escabullirse, pues sabía que el nerd lo interrogaría hasta el cansancio, al ser alguien sumamente persistente.

Y sí, nunca podía odiarlo, por mucho tiempo que hubiera pasado, el odio no era una cualidad destacada de él.

—Kacchan, si no quieres hablar conmigo— Habló Deku, subiendo los hombros. —M-mejor te dejo solo—

—Eh?— Katsuki arrugó las cejas, impactado.

Pero, Deku nunca se rendía.

—Supongo que soy una molestia para ti— Dijo dolido.—Y lo que más quiero es que seas feliz, y si para que seas feliz no me quieres en tu vida, voy a cumplir con eso—

—Qué estás diciendo, Deku?— Interrogó incrédulo.

Esta era una nueva faceta que miraba de Deku, una faceta que no le gustaba en absoluto, porque le asustaba.

Deku se limpió las lágrimas que abarcaban en su rostro, respirando más calmado que antes.

—Si te hace sentir mejor, ya no te voy a molestar— Sentenció firme, dándose la media vuelta, esbozándola una tierna sonrisa que estremeció los sentidos de Katsuki.

Si estas fueran otras circunstancias, Katsuki estuviera aliviado porque ese inútil ya no lo estaría molestando, pero no era así como se sentía él. Dolía, dolía en cada parte de su alma cómo se rompía su mundo en miles de pedazos esparciéndose por el suelo.

La desolación era real, tan real que palpitaba en su cuerpo con un dolor agudo y electrizante, una sensación amarga y renuente.

La espalda de Deku se alejaba, se alejaba y se perdía de vista.

No.

No.

Esto no era lo que quería Katsuki, porque no le brindaba felicidad. Él quería que Deku regresara.

En un impulso desesperado, él corrió hacia Deku, y lo abrazó por la espalda, rodeándolo con sus brazos la cintura, oyendo que se le escapaba el aire de sorpresa.

—No, Deku, no te vayas—Inspiró agitado, empleando cada onza de fuerza en retenerlo. —Yo… yo no quiero esto!—

—Kacchan— Suspiró Deku asombrado.

El corazón de Deku latía acelerado, acompasando con la intensa respiración de Katsuki.

—Odio la forma en que me haces sentir— Admitió con la voz ronca. —Odio que siempre haces lo que quieres cuando quieres, y odio cómo ya no me necesitas— Sus manos se aferraron al saco de su uniforme, acomodando su cabeza entre sus omóplatos. El calor de Deku era tan genuino, que eso le dio valor para seguir hablando. —Odio que ya no me mires— Continuó. —Odio que no me persigues como cuando éramos niños, odio que todo ha cambiado y que tu ya no eres el mismo— Deku suspiró contemplativo. —Odio no tenerte a mi lado, Deku, odio todo eso! Pero, lo que más odio es que no me abraces cuando lo necesito—

—Kacchan— Deku se giró precipitado, mostrando su rostro sorprendido y cautivado. Sus expresivos ojos verdes cristalizaban unas pequeñas lágrimas. De pronto, unos brazos estrechos lo envolvieron en un fuerte y cálido abrazo, capturando su esencia entremezclada con la suya. —Nunca he cambiado—

Katsuki escondió su rostro sonrojado y asustado en el pecho de Deku, quien acariciaba su espalda con una mano y con la otra ejercía presión en su cintura.

—Haz cambiado, Deku, ya no me sigues— Reprochó con el orgullo herido.

—No es verdad— Negó alarmado. —Kacchan, siempre he sido el mismo, es solo que tu me alejaste de ti—

—Esto es mi culpa?!— Reclamó ofendido.

—Es culpa de nadie— Aclaró soltando un leve suspiro. —Cada uno hizo lo que creyó correcto, por eso no es culpa de nadie—

—Deja de decir estupideces— Dijo, acurrucando su cabeza en su calor. Cuán contrarias podían ser sus palabras junto con sus acciones.

—Soy la persona que soy hoy, gracias a ti— Susurró en su oído, estremeciéndolo. —Si tu no me hubieras presionado tanto, jamás hubiera llegado hasta donde estoy—

—Odio que no me digas las cosas, Deku— Reprochó, y dio un salto al sentir que una mano se metía por su cabello, acariciando sus mechones puntiagudos con delicadeza. El simple contacto fue suficiente para hacer que su corazón se pusiera al borde de explotar.

—Qué es que lo que quieres que haga?— Pidió Deku dispuesto.

—Quiero que estés conmigo—

Se escuchó tan vergonzoso al decirlo, porque lo dijo sin pensar, solo dejó que su inconsciente hablara, mientras que su lado racional palpitaba en decorosa vergüenza.

—Qué más?—

—Quiero que me persigas como antes— Demandó.—Quiero que me admires, quiero que no cambies nunca, quiero que— Se trabó, enrojeciendo de lo que sus pensamientos le incitaban decir.

—Qué más quieres, Kacchan?— Dijo suavemente.

—Quiero que te enamores de mi— Confesó pausado y con la voz entrecortada. Cuánta jodida vergüenza se apoderó de sus sentidos?

—Demasiado tarde, Kacchan— Musitó seguro. Katsuki entró en pánico, sus dedos tamborileando sobre la espalda de Deku, en ansias. —Porque ya estoy enamorado de ti— Añadió con fervor, aferrándose al abrazo, con el que con tanto anhelo ejercía.

—Qué?— Abrió las orbes de sus ojos en sorpresa.

—Nunca he dejado de hacer lo que me pides— Expuso sentimental.—Nunca he parado de hacerlo, Kacchan— Respiró hondo y conmovido. —Me has gustado desde que éramos niños—

La mente de Katsuki estaba en blanco, en total desajuste, asimilando lo que acontecía, con el asombro evidente en sus facciones.

No podía creer que el nerd estaba enamorado de él, si siempre lo había tratado mal.

Antes de que Katsuki articulara palabra alguna, Deku se separó del abrazo, colocando ansiosamente sus manos sobre sus mejillas, y lo besó suavemente, sobresaltándolo al instante.

—Mm Deku— Jadeó entre besos, abrazando a Deku con todas sus fuerzas.

Las manos de Deku recorrían sus mejillas con gentileza en su tacto, sus dedos marcando sus pómulos, delineándolos como si quisiera aprendérselos de memoria.

Finalizando el intercambio, Deku acomodó su frente sobre la suya (Deku había crecido más que él por unos centímetros) aprovechando su altura, por mucho que Katsuki se sintiera intimidado por ello, se quedó plantado allí con él.

El dolor de su pecho se había desaparecido y la inseguridad también.

Quién iba a decirle que lo único que necesitaba para sentirse mejor era sincerarse consigo mismo?

Katsuki miró fijamente a Deku a los ojos, sabiendo que él era el único remedio para su desperfecto.

Él era la medicina de su malestar.

Él sólo necesitaba a Deku.

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P.D. Otro one-shot Dekukatsu que vino de la nada.

A lo mejor lo borro, a lo mejor no.