"Eres el viento"

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El viento siempre viene y va, pero nunca es estable, nunca es permeable.

El viento puede soplar tan fuerte como pueda, tan lejos como tan cerca, pero no suele ser agresivo para el herido de corazón.

El viento siempre confía en pugnar una ventosidad que suele ser borrosa para la vista, pero nunca permanece en el mismo lugar. No se fija en un mismo punto, porque se auto destruye.

Katsuki conocía a alguien igual al viento.

Lo describía como el viento, lo veía moverse como una suave brisa y su aspecto muchas veces le resultaba inestable porque éste siempre se movía y nunca estaba quieto. Sus ojos verdes reflejaban un bosque pintoresco, un verdeado paisaje, una simple hoja caída de un árbol.

El viento tiene direcciones, diversas vertientes que tomar y de las cuales se llegaba a sumir entre las calles, se entremezclaba en cualquier textura, se convertía en espejismo, se volvía incierto cuando se desconocía su trayectoria.

Él era exactamente igual al viento, porque Katsuki nunca sabía lo que pasaba por la mente de Izuku. Podía darse una idea, mas nunca saber lo que pasaba por su cabeza.

El viento lo revuelve y lo persigue, se estampa en su cara cuando se halla sensible al tacto. Izuku muchas veces hacía lo mismo.

Izuku era la copia exacta del viento, la representación de toda la inquietud que despertaba en su ser, porque la incertidumbre se apoderaba de su equilibrio.

Katsuki era alguien sumamente equilibrado, teniendo todo bajo su control, pero nunca podía controlar el viento de su mera existencia.

No lo comprendía.

Le irritaba hasta las entrañas no poder comprenderlo, de no saber cómo sentirse cuando el viento lo perseguía, cuando esos ojos verdes lo seguían por detrás con adulación, con fervor, con admiración cimentada en su proximidad.

Le irritaba todo lo relacionado con el maldito viento llamado Deku. El maldito viento que se entrometió en su vida sin permiso, sin pedirlo.

Izuku hacía las cosas como se le daba en gana, lo hacía sin preguntarle si le molestaba o le gustaba su admiración, lo hacía por la inercia del momento.

Aunque Izuku hiciera esas cosas, no le daban certezas a Katsuki, quien al verlo inestable entre su agarre, se le escapaba a otros rumbos, a acariciar otros rostros con su calidez, con su personalidad risueña y hermosa, con su bella manera de hablar.

Izuku no era estable en su vida, quizá jamás lo fue.

Katsuki por mucho que no lo comprendiera, entraba en pánico cuando Izuku volaba sobre otros parajes, cuando su calidez y su sonrisa las dirigía a alguien más, en especial al chico bicromático de su salón, al bastardo mitad y mitad.

El bastardo recibía las ventiscas provocadas por Izuku con las manos abiertas, mientras que Katsuki lo veía suceder frente a él, sintiéndose peor que haber perdido una pelea.

El viento viene y va, se acerca tanto a su alrededor, alza sus espíritus, le da fuerzas y un mundo de certezas, para después acabar yéndose y seguir su curso, un curso distinto al suyo.

Katsuki a pesar de ser una explosión, deseaba ir a la par con el viento, pues la soledad que le dejaba al marcharse, lo alienaba de su meta. Si el viento iba a la misma dirección que él: por qué no iban juntos? Por qué Izuku viajaba en otra sintonía a la suya? Por qué no convergían en el camino?

Sus porqués no solían ser contestados, porque la respuesta la tenía que encontrar a través de su interior, donde el mar de respuestas siempre había permanecido en silencio, esperando a que sus miedos salieran a la superficie, sus inseguridades y sus dudas emergieran cual turbulencias que representaban a un hombre que no quería perder el viento que era su brújula. Siempre fue su brújula, su respuesta, su calor, su razón de buscar convertirse en un héroe.

La solitude le hizo percatarse de que el viento se alejaba con mayor fuerza, pues su aire cálido se desaparecía, dejándolo abrigado por el frío. El frío detonaba una bocanada helada de aire sobre todo su cuerpo.

Katsuki no quería sentirse así. Le asustaba el frío. Le asustaba no tener la calidez de Izuku en su vida. Le asustaba no ser acariciado por su calor. Le asustaba no sentirse protegido por él. Le asustaba no tenerlo a su lado, como antes.

Katsuki estiraba su mano, pero el viento no parecía regresar pronto. No soplaba con abrasador calor para abrigar al alma, no albergaba la certeza que no pudo proporcionarle por ser tan inquieto y libre en el mundo.

Katsuki estiraba su mano, pero no aparecía nada, porque él fue el causante de alejar el viento que lo protegía y lo calentaba con su pureza. Él mismo ahuyentó el calor de su vida, y ahora sólo quedaba él y el frío.

Vuelve, Deku.

No me dejes.

No me dejes solo.

Si me dejas no podré seguir.

Pero el viento no le respondió esta vez.

Katsuki tan sólo esperaba que en algún momento Izuku le volvería a responder; esperando que no fuera demasiado tarde para tenerlo de vuelta a su lado, porque el viento siempre viene y va, pero nunca es estable, nunca es permeable.

Izuku era eso, él era el que cubría y protegía su vida.

Izuku simplemente era el viento.

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P.D. Otro One-shot Dekukatsu.

Quise hacerlo enfocado en Katsuki y la inseguridad que siente al saber que Deku se aleja de su vida.