Manipulación total
Vivían aquí y también allá. No tenían exactamente un lugar al que llamar hogar al final del día pero eso poco importaba. Eran libres.
En eso pensaba Rin mientras observaba con dulzura a sus dos preciosas gemelas. Alejado del resto Sesshomaru descansaba recostado de un árbol; tenía los ojos cerrados y parecía dormir mas su esposa lo conocía lo suficiente como para saber que aún en esa postura él estaba en guardia. Nunca se había sentido insegura a su lado e intuía que nunca sucedería.
Tras unos segundos contemplándolo y como si fuese capaz de leerle el pensamiento el yokai abrió los ojos y le dirigió una mirada inquisitiva. Ella negó suavemente con la cabeza como para asegurarle que todo estaba bien y él nuevamente adoptó su posición de descanso.
Setsuna y Towa empezaron a llamar la atención de su mamá enérgicamente y cuando ella se las concedió se le acercaron lo más que pudieron y le susurraron algo al oído.
Sesshomaru sin siquiera mirar en su dirección dijo con voz clara:
- No.
Impresionadas y visiblemente decepcionadas por la rápida negativa las niñas siguieron jugando pero esta vez con un poco menos de entusiasmo. No importaba lo bajo que trataran de hablar, él siempre las podía escuchar.
Sesshomaru se encontraba genuinamente perplejo. Era la sexta vez esa semana que se veía obligado a destrozar las ilusiones de sus pequeñas hijas; no tenía más remedio. No, no podían jugar con su cabello. Ni ese día ni nunca.
- ¡Algún día tendrás que ceder! - le aseguró Rin con una risita mientras se acomodaba a su lado.
- Hmph – fue lo único que respondió. Tarde o temprano se cansarían de tratar de reclutarlo a su tarde de juegos. Primero acudieron directamente a él y al notar su falta de entusiasmo decidieron que quizá Rin podía convencerlo de forma más rápida. No resultaría.
Pasaron varios días sin contratiempos hasta que una noche de luna llena Setsuna súbitamente enfermó. Era la primera vez que una de ellas se sentía mal físicamente pero por suerte contaban con una madre que poseía amplios conocimientos en herbología, cortesía de Kagome y la anciana Kaede. Después de que ambos padres hablaran brevemente Rin se ausentó para ir en busca de algunas hierbas medicinales. Probablemente acudiría donde Jinenji, su viejo amigo de la infancia. Las niñas quedaron al cuidado de Sesshomaru y así inició la primera fase del plan. Aunque de planificado no tenía nada, sería una improvisación magistral que otorgaría los resultados deseados.
Unos minutos después de que Rin se marchara Setsuna empezó a toser fuertemente y Sesshomaru inmediatamente se le acercó. Le palpó la frente tal como su esposa le había enseñado y la encontró hirviendo; tenía mucha fiebre. El demonio no sabía qué más hacer. Nunca en su vida sufrió de enfermedad alguna y vagamente recordaba que cuando Rin se llegó a sentir mal fue Jaken el que la trató. Lástima que no se encontraba con ellos en ese preciso momento.
- Papi… - susurró Setsuna con mirada suplicante.
Él se arrodilló junto a ella y asintió en su dirección, incentivándola a continuar.
- ¿Harías algo para que me sienta mejor? - preguntó la niña aparentemente de forma inocente.
- Sí. - contestó Sesshomaru sin intuir siquiera que había caído en una trampa.
Setsuna se incorporó rápidamente y le comentó a su papá como quien no quiere la cosa que si le permitía jugar con su larga cabellera se recuperaría antes de que regresara mamá. Por un breve momento se quedó petrificado. Sopesando sus opciones fría y calculadoramente se encontró con los siguientes escenarios:
1. Es una trampa.
1.1 Caer en ella: Estaba seguro a un 99% de que todo era una farsa para que él aceptara jugar. Sin embargo hacerlo podría mejorar un poco la relación entre los dos.
Si llegaba a morir por causas naturales se iría con una buena imagen de él.
1.2 Evadir: La opción más sencilla sin lugar a dudas. Se evitaría el escarnio público en el caso de que alguien lo llegara a ver en ese estado y al mismo tiempo mantendría su virilidad intacta. Quizá su hija desarrollara algún tipo de trauma de esos que suelen estar asociados a la figura paterna pero bah, ya se le pasaría.
Si llegaba a morir por causas naturales se iría con una terrible imagen de él.
2. Todo es cierto.
2.1 Aceptar el juego: Implicaría someterse a la mayor humillación posible pero salvaría la vida de su hija.
Rin quedaría impresionada y nunca lo abandonaría.
2.2 Rechazar el juego: El peor de todos los escenarios. No solo sería culpable directo de la muerte de Setsuna, también causaría la huída de Rin y Towa. Nunca más tendría familia.
Quizá debería ir pensando en buscar a Jaken.
3. Tenseiga: No hay mucho que decir aquí. Si las cosas salían mal y Setsuna moría siempre tenía la opción de revivirla con Colmillo Sagrado, ¿Verdad? Rin simplemente no se tendría que enterar y confiaba en que Towa no entendiera lo que estaba sucediendo.
Altas probabilidades de éxito.
Finalmente tomó una decisión. No sabía si era la correcta pero creía que era la que menos traería consecuencias.
- Está bien.
Con la mayor seriedad de la que fue capaz se sentó de espaldas a las niñas y adoptó una actitud solemne. Podía decirle a Towa que ella no tenía permiso pues no estaba enferma pero eso traería problemas innecesarios y él ya se sentía resignado.
- ¡Muchísimas gracias papi! - dijeron ambas al unísono para tratar de que su papá no se arrepintiera a último momento. Lo que no sabían era que él estaba arrepentido desde que aceptó.
Con sus pequeñas manitas comenzaron a hacer un intento de trenza en su cabello causándole un gran enredo. Cada vez era peor y aunque Sesshomaru se sentía realmente incómodo igual mantenía su expresión estoica. Siempre digno. Seguidamente fueron en busca de algo y entre risitas lo decoraron con una gran cantidad de flores y hojitas.
Sesshomaru nunca había sentido tantas ganas de morir.
El proceso siguió un rato más y cada cierto tiempo Setsuna y Towa paraban de trabajar para admirar su obra maestra. No cabían en si de la alegría que sentían.
Al intuir que quizá el desastre sería irremediable el demonio decidió volver a comprobar la temperatura de su hija, asombrándose al darse cuenta de que ya no tenía fiebre. Su sufrimiento parecía no haber sido en vano.
Se levantó y se sacudió lo más que pudo, librándose de casi todas las tonterías que tenía en el cabello. Sintiendo que ya todo estaba en orden suspiró aliviado. Nadie lo había visto.
Dirigió una mirada a sus hijas que podría helar la sangre del más fuerte de los yokai y les dijo:
- Esto nunca sucedió.
Ambas asintieron enérgicamente y con una gran sonrisa en el rostro. Definitivamente se lo contarían a su mamá.
Rin no tardó en llegar y se encontró con un panorama bastante distinto al que había dejado. A Setsuna ya no se le notaba la enfermedad en el semblante y rápidamente lo verificó. Las abrazó a las dos y se aseguró de guardar las hierbas que había traído consigo para otra oportunidad. Abrazó fuertemente a su esposo y por la cercanía se dio cuenta de que tenía unas cuantas hojas pequeñas y retazos de flores encima. Adivinando lo que había ocurrido no pudo contener la risa e incluso le afloraron lágrimas a los ojos.
Sesshomaru se apartó bruscamente y aparentó indiferencia por un largo rato. No pensaba dirigirles palabra por un tiempo. A ninguna de ellas.
Como si lo hubiesen ensayado su esposa e hijas lo rodearon y le dieron las miradas más convincentes posibles para implorar su perdón. Suspirando y después de voltear los ojos abrió los brazos y las tres se le abalanzaron encima en un abrazo grupal.
Había sido manipulado vilmente desde un principio. Estar rodeado de tres mujeres con ese poder le resultaba aterrador mas no pensaba hacer nada al respecto.
Aunque no lo quería aceptar en el fondo sabía que algo en él había cambiado.
Aquí les traigo otro oneshot y espero que haya sido de su agrado. Esto es lo que más me gusta escribir, algo de comedia. ¡Les agradecería un montón
si se toman un momentito para dejar un comentario! Al menos para saber si seguir subiendo contenido o mejor desistir en el intento JAJAJAAJJJA.

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