NOTA: Cuantos más reviews dejéis, antes actualizaré la historia. Me gusta saber qué os parecen los capítulos y que, si queréis, compartáis vuestras ideas conmigo para mejorar este fic

Fairy Tail no me pertenece.

···

No era posible, sencillamente no era posible… Ese chico de cabellos rosados NO estaba parado delante de su pequeña cabaña, ese chico de cabellos rosados NO se encontraba ahí empapado hasta los pies y tiritando, ese chico de cabellos rosados NO podía estar allí con una sonrisa de oreja a oreja, ese chico de cabellos rosado NO se encontraba mirándola con ese semblante inquieto y expectante…

¿Qué estaba él haciendo llamando a su puerta? ¿Qué estaba haciendo la persona que mejor representa todo lo que es Fairy Tail delante de su casa? ¿Qué estab-

"¡¿Hola?!" El grito del joven sacó a Ultear de sus incesantes pensamientos. "¡Perdone, señora, pero me estoy congelando aquí fuera!" Gritó él nuevamente. Esto hizo sacar casi de la sorpresa a la mujer que se dio cuenta que Natsu no podía reconocerla y que para él ella era solo una mujer anciana en una cabaña… Al fin y al cabo, ella no era nada más que eso.

"Por supuesto muchacho, pasa, pasa. Perdona a esta pobre anciana, lo cierto es que no estoy acostumbrada a recibir visitas" Dijo ella volviendo a actuar nuevamente como lo que era: Una simple anciana.

Natsu no tardó ni un segundo en entrar, cerrar la puerta y colocarse delante del fuego de la chimenea a la vez que soltaba un largo suspiro de tranquilidad. Ultear sonrió al ver que el dragonslayer no había cambiado tanto de cómo lo recordaba, verlo igual de enérgico que siempre le recordó a sus viejos amigos y eso causó que su sonrisa se ensanchara.

Sin embargo, esa sonrisa desapareció al instante al ver que Natsu se había quedado en calzoncillos al haberse quitado toda su ropa en un abrir y cerrar de ojos.

Cualquier persona que conociera a Ultear en su vida pasada y que la viera ahora, aunque con su aspecto actual no la podrían reconocer, no podría creer lo que sus ojos estaban viendo… Ultear estaba sonrojada.

Así es, la poderosa e inexpugnable mujer poseedora del Arca del tiempo estaba colorada de las mejillas a la punta de sus orejas al ver a Natsu casi desnudo. Esta faceta de la pelinegra solo la había compartida con Meredy pues era con quien más confianza tenía. La vida de Ultear nunca fue fácil, demasiados planes y responsabilidades le dejaron prácticamente nada de tiempo para ser una persona normal, una mujer normal… Ese era el motivo por el cual estar a solas con un hombre con el físico y personalidad del dragonslayer la ponía tan nerviosa y confusa.

"¡S-se puede saber qué estás haciendo!" Tartamudeó ella olvidando por un momento la edad de su apariencia y volviendo a ser la mujer 28 años que de verdad era.

"¡Muchas gracias!" Le regaló una sonrisa como respuesta, se miró el cuerpo y rio en alto. "Perdóname por esto, pero es que estaba a punto de congelarme y si no me quitaba toda la ropa estoy seguro de que no lo hubiese contado"

Ultear desvió la mirada, murmuró por lo bajo un 'supongoquetienesrazón' tan rápido que Natsu no pudo llegar a escucharla y corrió hacia la única habitación de la casa. Tras varios minutos volvió a salir, ahora ya mucho más tranquila, y le dio una manta gruesa para que se tapase. "Lo siento pero no tengo ropa que te pueda quedar, deja tus prendas cerca de la chimenea y mañana estarán secas" Natsu se lo agradeció y se tapó con la mantas. Ultear se quedó mirándole fijamente.

"Sabes que es de mala educación entrar a casa de una persona y no dar tu nombre, ¿verdad, jovencito?" Dijo ella.

Natsu se avergonzó levemente y mientras se rascaba la parte de atrás de su cabeza, respondió. "Mi nombre es Natsu Dragneel" Contestó, pero al ver la mirada de la anciana decidió continuar. "Estaba buscando a una persona muy importante cuando me pilló esa maldita tormenta forzándome a buscar refugio y gracias al cielo que usted estaba cerca" Explicó él haciendo una reverencia en forma de gratitud.

Satisfecha, la mujer le dijo que se sentara en el sofá mientras ella buscaba algo para cenar juntos, algo que tuvo al pelirrosa saltando de alegría a la mención de comida.

···

"Dime, Natsu. Quién es esa persona a la que estabas buscando, debe ser alguien muy importante para ti como para que hagas un viaje entre las montañas" Dijo Ultear mientras se tomaba una taza de té, ambos habían terminado de cenar y ahora se encontraban sentados en la mesa de la cocina conversando. "A menos que seas un mago de esos, no creo que una persona deba adentrarse entre las montañas, y mucho menos si van solas"

"Pues por suerte para mí sí que soy un mago, uno muy fuerte además" Respondió el dragonslayer orgulloso y sacando pecho logrando robarle una risa a la anciana. "Y le puedo asegurar que la mujer que busco se merece todos los viajes entre montañas que existan, sin importar el clima, animales u obstáculos" Dijo Natsu con una convicción encomiable.

"Vaya, vaya… debe ser una mujer maravillosa para valer todo eso, tiene suerte de tener a un joven como tú tan preocupado por ella" Comentó ella simpáticamente a la vez que se preguntaba de quién se podría tratar. Luego suspiró pesadamente imaginando qué se debe de sentir siendo esa mujer

El pelirrosa quedó pensativo por unos segundos. "Lo malo es que ella no cree ser digna de tanto afecto" Entonces en el rostro de Natsu se dibujó una enorme sonrisa. "Pero yo voy a demostrarle que ella se merece eso y mucho más, cueste lo que cueste. Espero encontrarla muy pronto.

Sin poder evitarlo, Ultear se ruborizó al notar el sentimiento y la calidez en las palabras de Natsu. La joven anciana se atrevió a pensar e imaginar que esa misteriosa mujer se tratase de ella…

Y ese pensamiento así como vino se fue en un instante, imaginarse algo así sería bonito por unos momentos pero enseguida la cruel realidad surgiría haciendo que el tiempo que le quedaba doliera mucho más… "Puedes dormir en el sofá y mañana te marcharás en cuanto la ventisca amaine, buenas noches" Dijo la anciana tajantemente, se levantó y se retiró a su habitación sin decir nada más e ignorando cómo se disculpaba Natsu sin saber qué había hecho mal.

Detrás de la puerta, Ultear no pudo aguantarlo más y comenzó a llorar angustiosamente. Se acercó a su cama y hundió su cara en una almohada para tratar de silenciar su llanto.

Si bien ella ya había aceptado su destino, ver de nuevo a una persona de Fairy Tail le trajo recuerdos amargos y sacó a la luz los anhelos más grandes que ella misma se había encargado de enterrar en lo más profundo de su corazón marchito. Verle de nuevo le hizo rememorar todas las cosas que hubiese querido hacer si pudiese, por algún milagro divino, recuperar el tiempo perdido: Estar con Meredy, visitar más a menudo Fairy Tail y hacer alguna que otra misión con su miembros… Quizás… podría haber encontrado a un hombre lo suficientemente bueno para que mirara más allá de sus pecados y pudiese ver a la auténtica Ultear, poder conseguir tener una relación romántica con él y poder envejecer juntos, tener hijos con él y poder estar ahí viéndolos crecer siempre rodeada de sus queridos amigos

Después de tanto tiempo, esos pensamientos eran demasiado dolorosos. Ella sabía perfectamente que Natsu no tenía la culpa pero no podía permanecer en la misma habitación que él. Era una sensación horriblemente indescriptible ya que deseaba estar cerca de él pero al mismo tiempo dolía demasiado. Al instante se dio cuenta de lo mal que acababa de tratar al pelirrosa y no pudo evitar sentirse aún más miserable.

Deseando que todo fuera un mal sueño, cerró los ojos y dejó que el cansancio hiciera el resto del trabajo.

···

Una nueva mañana se hacía presente por medio de la ventana en la habitación de Ultear dejando ver un cielo despejado y sin huella de la ventisca salvo por la nieve habitual de las montañas. Los rayos de sol hubieran despertado a la persona de la cama… si hubiese una para empezar.

La dueña de la casa llevaba casi una hora despierta pensando en formas de confrontar al pelirrosa. El descanso le había venido genial a Ultear que ahora se encontraba de un mejor humor al del día anterior y ahora estaba planeando cómo disculparse por su actitud la noche anterior. Aunque una parte suya esperaba que Natsu ya se hubiera marchado, la mayor parte de su ser deseaba terriblemente estar al menos un poco de tiempo más charlando con él y disfrutar de su alegre compañía sin tener que pensar en otras cosas.

Con esto decidido se acercó a su puerta y la abrió con una sonrisa amable dispuesta a disculparse con el chico. "Natsu" Llamó mientras se le caía el alma al suelo al no ver rastro alguno del dragonslayer. La manta que le había prestado estaba doblada a un lado del sofá, la chimenea apagada y la ropa de Natsu había desaparecido. "Oh, no" Dijo sin poder evitar que se le escaparan un par de lágrimas.

"Pues claro que no se iba a quedar. ¡Has sido TÚ la estúpida que le ha echado!" Se recriminó a sí misma Ultear temblando debido al miedo que la comenzaba a consumir al verse sola nuevamente. "P-por favor, v-vuelve"

Tan absorta estaba en su propia culpa que no se dio cuenta de ruido que hizo la puerta de la cabaña al abrirse y cerrarse.

"¡Oiga! ¿Se puede saber por qué está tan triste? Perdona, sé que me dijo que me fuera pero quería despedirme por lo menos" Dijo Natsu en pánico al pensar que había vuelto a enfadar a la amable mujer. Se acercó a ella y posó sus manos en los brazos de esta intentando calmarla de alguna manera, cosa que consiguió en el momento que los ojos de Ultear se abrieron y posó su mirada en él.

Un momento después consiguió reponerse y, recuperando una sonrisa auténtica, se excusó diciendo que no ocurría nada, que solo se trataba de un mal entendido sin importancia. "Veo que has traído leña" Mencionó ella señalando al montón que había apilado en la entrada. "Muchas gracias, jovencito, estaba a punto de quedarme sin nada"

"¿Gracias?" Preguntó Natsu exaltado. "¡Esto es lo mínimo que podía hacer después de que me permitiera pasar aquí la noche!"

"Pese a eso, ¿qué tal suena un desayuno de agradecimiento por tu trabajo?" Preguntó ella con una mirada que decía claramente que no aceptaría un 'no' por respuesta. El dragonslayer levantó sus manos en forma de rendición y ambos compartieron una risa. Ultear se preguntó a sí misma qué era eso que tenía Natsu que una simple sonrisa le hacía sentirse completamente en calma.

Ambos habían terminado de comer cuando el pelirrosa hizo una pregunta que, aunque lógica, sorprendió en gran medida a la anciana que no se había preparado para ella. "¿Cómo has dicho?" Cuestionó ella ocultando su nerviosismo.

"Me preguntaba qué hace una mujer como usted aquí sola" Dijo Natsu de forma desinteresada para no hacerla sentir incómoda.

"Es una larga historia… No querría aburrirte con las historias de esta anciana, no son dignas de ser contadas" Respondió con un tono triste. "Creo que sería mucho mejor si el que contase las historias fuera un mago, apuesto a que has vivido muchas aventuras pese a que no aparentas tener más de 20 años" Dijo ella con interés real en las historias que pudiese contar un miembro de Fairy Tail tan importante como lo era el joven que tenía delante.

"Bueno, si insiste, creo que podría contarle alguna que otra historia" Rio Natsu un poco avergonzado por el elogio recibido.

Las horas pasaron con los dos ahí sentados inmersos en las batallas que el dragonslayer iba contando.

Ultear sintió cómo iba floreciendo una conexión especial entre ambos a medida que las historias se sucedían una detrás de otra. Natsu no solo estaba narrando vivencias pasadas, él también estaba compartiendo lo que había sentido en cada misión y batalla. Ultear jamás había tenido una conversación tan sincera con nadie más que con Meredy, para ella era simplemente increíble que Natsu pudiese abrir tanto su corazón. Era increíble ya que no solo estaba contando historias alegres, también le estaba contando los momentos más duros que tuvo que pasar hasta convertirse en el chico, NO, hombre que era a día de hoy. Según transcurría el tiempo, Ultear comenzó a sentir una admiración muy fuerte por el pelirrosa.

Sin darse cuenta, el sol empezaba a esconderse en el horizonte.

"Y así fue cómo derrotamos a Acnologia" Dijo Natsu con orgullo.

Ultear quedó embobada por unos segundos dándose cuenta una vez más de lo inmenso que es el mundo. "Vaya… esa debe ser la mejor historia que he escuchado en toda mi vida"

"Ya lo creo" Añadió Natsu mientras miraba por la ventana el sol ponerse entre las montañas. "Bueno, creo ya va siendo hora de partir. Va siendo hora de que traiga de vuelta a la amiga de la que te hable" Dijo él al mismo tiempo que se levantaba de la mesa, recogía la capa con la que había llegado y se la ponía encima. Gracias a esto no pudo ver cómo la cara de la anciana cambiaba de alegre a una completamente devastada por la noticia.

La mente de Ultear era un mar de pensamientos negativos y desesperados. Sabía que iba a doler cuando se marchara, pero lo que estaba sintiendo actualmente era como si alguien le atravesara el pecho con una espada. Era demasiado cruel, Natsu había sido un rayo de luz en su sombrío camino, ¿y ahora esa misma luz le iba a ser arrebatada de manera tan despiadada? ¿Es que ni siquiera merecía un poco de amor? ¿Era su existencia tan insignificante que no valía ni unos escasos días más con él?

De repente ella dio un ligero chillido de sorpresa el verse envuelta en unos brazos fuertes pero gentiles. Sólo le llevó unos segundos darse cuenta de que Natsu, debido a la diferencia de altura, la tenía pegada contra su pecho en el abrazo más cálido y reconfortante que jamás había experimentado. Ultear no supo que era lo se suponía que debía hacer en un momento tan íntimo como ese, estaba sintiendo una gran cantidad de sentimientos contradictorios y por eso decidió proceder con el acto más simple y necesario. Muy suavemente pasó sus brazos por la cintura del pelirrosa y se permitió absorber ese esplendido calor, y comenzó a memorizar todo lo posible del abrazo.

"¿Sabes una cosa?" Dijo Natsu rompiendo el silencio en el que se habían sumergido. "Hasta ahora no me has dicho cómo te llamas…" Añadió.

La mente le gritaba y suplicaba a Ultear que le dijera un nombre inventado, un nombre que no levantara sospecha alguna. Ella misma sabía que no le podía decir su nombre verdadero… eso traería infinidad de preguntas y después de lo bien que Natsu se había portado con ella, estaba segura que no podría esconder su verdadera identidad delante del pelirrosa. Sin embargo, el placer y la paz que estaba experimentando en este momento nublaron su juicio. "Mi nombre es Ultear" Respondió y al instante se tensó en el abrazo esperando con vértigo la reacción de él.

"Oh" Natsu se sorprendió provocando que la mujer reaccionara y apretara con más fuerza sus brazos casi asustada. "Una vez conocí a una chica que se llamaba igual. La primera vez que me tope con ella era una muy mala persona y su actitud con los que la rodeaban era cruel" Al oír eso Ultear no pudo evitar que se le escaparan unas lágrimas e intentó separarse del abrazo asumiendo que Natsu no la querría tocar, sin embargo Natsu la mantuvo abrazada con delicadeza. "Pero pasó el tiempo y aprendí que había cambiado, que quería redimirse ayudando a los demás… Comprendí que su verdadera personalidad era maravillosa, la preocupación que sentía por las personas a su lado era genuina, lo que vi en esa chica fue nada más y nada menos que la voluntad de querer hacer un mundo mejor" Dijo él con una voz que rebosaba alegría. Ultear no pudo contenerse más y comenzó a llorar desconsoladamente mientras intentaba separarse de él porque la descubriría y todo su mundo se vendría abajo.

"Suéltame, aléjate de mí, p-por favor" Imploró ella en un hilo de voz mientras empujaba débilmente el pecho del pelirrosa, pero Natsu no se separó ni un milímetro de ella y siguió hablando sosegadamente.

"Pero desapareció sin decir nada y por un momento creí que nos habría traicionado, y que solo nos ayudaba por un motivo personal… por su beneficio propio"

"¡NO! Yo nunca haría eso, yo de verdad que nunca haría algo así" Pensó Ultear alterada de que por un malentendido Natsu pensara así de ella.

"A veces sí que soy un completo idiota" Dijo Natsu en voz alta aunque no lo pretendía. "Esa maravillosa chica volvió a aparecer, y no pudo hacerlo en un mejor momento… ella salvó a una persona muy importante para mí. Ella, al parecer, pudo acceder al mundo que Dimaria creó gracias a su magia del tiempo, Wendy me contó que sin su ayuda ella y su amiga habrían muerto" Para Ultear el tiempo parecía haberse detenido y sentía como si en el mundo solo existieran ella y Natsu. "Después de eso Gray nos contó que esa misma mujer le salvó a él también, que la razón de su desaparición tiempo atrás fue porque ella sacrificó casi todos los años de su vida a cambio de salvarle de una muerte segura" Continuó él mientras movía la cabeza de un lado a otro. "Y pensar que pude dudar siquiera un segundo de ella"

"Natsu, qué es lo que pretendes contan-" Ultear fue interrumpida nuevamente.

"Así que imagínate la situación en la que me encontré. Había una persona que había salvado a dos de mis mejores amigos de una muerte segura y yo no tenía ni la menor idea de cómo se lo iba a pagárselo" Dijo el pelirrosa con tono pensativo. "No paraba de rebanarme los sesos pensando en la forma de agradecérselo hasta que un día me sucedió algo que me dio la oportunidad de demostrarle cuanto le debía por sus actos. Sin embargo nadie sabía donde se encontraba, no había ni una pequeña pista para poder encontrarla, ni siquiera sus amigos sabían dónde estaba. Y eso me hizo preguntarme por qué una persona que tanto bien había hecho querría esconderse como si de una criminal se tratase…" Comentó mirando la cabeza de la anciana que parecía que iba a atravesarle el pecho por la fuerza que ella misma estaba ejerciendo. "Entonces lo comprendí" Ante estas palabras, Ultear comenzó a temblar. "Ella no se consideraba merecedora del agradecimiento que sus acciones exigían. Pero eso yo no podía permitirlo… no quería permitirlo. Sé muy bien que tuvo un pasado oscuro pero todos tenemos derecho a una segunda oportunidad, todos merecemos una segunda oportunidad, y por eso quiero asegurarme de que ella entienda que si hay alguien en el mundo que se merece una segunda oportunidad es ella"

Acto y seguido Natsu cogió la cara de la anciana entre sus manos y la inclinó para poder mirarla a los ojos. Ultear no podía ver bien del todo a Natsu debido a las lágrimas que inundaban sus ojos, pero podía sentir cada palabra que este le estaba diciendo.

"Ultear" La mencionada notó cómo los pelos se le erizaban al ser llamada por su nombre una vez más. "¿Tú crees que esa chica sea merecedora de aceptar el agradecimiento que quiero mostrarle?" Preguntó Natsu con una seriedad impropia de él.

Cada fibra de su ser le decía que respondiera que no, que una mujer como ella no era digna de tal cosa después de todo lo malo que había hecho. Pero no todo su ser decía lo mismo… una pequeña parte de su maltratado corazón le suplicaba que dijera . Esa parte le gritaba e imploraba que aceptara cualquier cosa que el dragonslayer pudiese darle, si bien no podía devolverle los años perdidos, fuera lo que fuera a darle sería suficiente.

"S-sí, e-ella lo merece" Contestó casi tan bajo que apenas pudo oírsele.

"¿Cómo has dicho, es que no he podido escucharte?" Volvió a preguntar él pese a que su media sonrisa delataba que la había escuchado perfectamente.

"…"

"¡HE DICHO QUE SÍ! ¡ELLA SE MERECE UNA SEGUNDA OPORTUNIDAD!"

"Me alegra oír eso" Dijo Natsu a la vez que la tomaba de las manos.

Tan inmersa en el momento se encontraba que no notó la energía blanca que había comenzado a emanar del cuerpo de Natsu y que, extrañamente, estaba entrando en su cuerpo. Miró a su alrededor y vio cómo el suelo se había agrietado y las paredes vibraban tan potentemente que se podía confundir con un terremoto.

Unos segundos pasaron y Ultear tuvo que abrir y cerrar los ojos varias veces porque no podía creer lo que estaba ocurriendo a su alrededor. Toda la cabaña estaba convirtiéndose en polvo, pero no polvo normal, era más como si el poder mágico que Natsu desprendía estuviera consumiendo literalmente la materia. Era un paisaje terrorífico y hermoso al mismo tiempo, una espeluznante obra de arte. Fue entonces cuando ella se dio cuenta de que la energía blanca había comenzado también a consumir su propia piel, empezando por sus pies y manos llegándole ya por encima del pecho.

Ultear sintió pánico al observar que, donde antes había piel y ropa, ahora solo quedaba un color blanco luminoso. La anciana iba gritar e intentar zafarse del agarre que el pelirrosa tenía en sus manos, pero cuando le volvió a mirar a los ojos no pudo hacer otra cosa que confiar y permitirle hacer lo que quisiera. La luz terminó por consumir todo su cuerpo provocando que lo único que pudiese ver fuera luz blanca y sintiera una calma indescriptible.

Minutos, horas, días o semanas… Ultear no era capaz de determinar cuanto tiempo había transcurrido desde que fue cegada por esa luz hasta que pudo ver de nuevo.

Cuando su vista se acomodó nuevamente, lo que vio la dejó anonadada. Donde antes se encontraba en su cabaña, ahora estaba un cráter tan grande que se había comido parte de las montañas. Ultear no salía de su asombro hasta que sintió el peso del cuerpo de Natsu apoyándose en ella.

"¡Natsu!" Gritó ella cayendo de rodillas con él mientras lo sujetaba rodeándole con los brazos. Ultear tenía miedo de que su condición física le impidiera sostener al pelirrosa, sin embargo se llevó una sorpresa cuando pudo sostenerlo sin ningún problema. Esto propició que ella mirase sus manos y descubrir con asombro que sus manos estaban tersas y sin ninguna arruga. Ultear comenzó a revisar primero sus brazos para después continuar con el resto de su cuerpo mientras con las manos palpaba lo que no podía ver. Estaba tan concentrada en confirmar lo que su corazón le estaba gritando a voces y asegurarse de que no se tratase de un sueño, que no se dio cuenta de que estaba completamente desnuda. "¿P-pero cómo p-puede ser posible? ¿Natsu?"

Ultear no cabía en sí de gozo. "Vuelvo a ser joven, esto debería ser imposible" Se dijo a sí misma, las lágrimas no dejaban de resbalar por sus suaves mejillas, pero ella no estaba llorando. Era simplemente su cuerpo intentando expresar todos los sentimientos abrumadores que la estaban invadiendo. Ultear levantó la mirada del suelo y observó con preocupación el estado del dragonslayer, este se encontraba de rodillas sin moverse pero su respiración pesada denotaba un cansancio extremo y eso sin contar que partes de su cuerpo estaba expulsando humo, literalmente humo.

La pelinegra le levantó la barbilla para verle bien la cara y no pudo evitar sentirse culpable pues a Natsu le estaba sangrando la nariz y mantenía, con dificultad, los párpados abiertos. Ultear iba a decir algo, pero Natsu se adelantó.

"Me alegra encontrar de nuevo a la mujer que estaba buscando" Dijo Natsu débilmente bromeando al recordar las conversaciones tan peculiares que habían mantenido. "Ten, debes tener frío" Mencionó mientras colocaba su capa/abrigo alrededor del cuerpo desnudo de la hermosa mujer.

Ultear no pudo contenerse más y se abalanzó sobre él con un abrazo. "¡Por qué, por qué, por qué! ¡¿Por qué haces esto por mí?!" Dijo ella en un grito desgarrador. "¿Qué ganas con todo esto? ¿Por qué arriesgas tanto por una persona como yo?"

"Ya te lo he dicho…" Comenzó Natsu cansado y tratando de no cerrar los ojos, aunque en sus labios se dibujaba una sonrisa enorme. "Esto que he hecho es lo mínimo que podía hacer, tan solo te he devuelto el favor por salvar a mis amigos. Además, una anciana muy sabía me dijo que tú te merecías una segunda oportunidad" Añadió él con una sonora risa antes de perder por completo el conocimiento.

Minutos pasaron hasta que Ultear paró de sollozar, entonces echó un vistazo al semblante tranquilo del pelirrosa y le limpió la cara de la sangre que tenía. Cuando acabó pudo mirar con admiración y devoción la cara de su salvador, de la persona que la había liberado de la prisión más horrible que ella pudiera haber imaginado… La soledad.

Por primera vez en mucho tiempo, por no decir en toda su vida, Ultear se sentía verdaderamente libre. Toda una vida le quedaba por delante para hacer miles de cosas y un mundo inmenso se abría ante ella con infinidad de lugares por conocer… sí, sin ninguna duda podía hacer todo lo que quisiera.

Sin embargo, antes de que pudiese elegir nada, su corazón decidió por ella. Y siendo totalmente sincera consigo misma, Ultear no podía estar más feliz y de acuerdo con aquella decisión…

"Estúpido y maravilloso idiota, esto que has hecho excede con creces cualquier deuda que tú creías tener conmigo" Dijo ella pasando cariñosamente una mano por el cabello del chico. "Lo que has logrado hoy aquí para pagar tu deuda ha provocado que ahora YO esté en deuda contigo… y sé que nunca podré pagar por lo que has hecho por mí. Pero puedo prometer que dedicaré toda mi vida a intentarlo"

···

Nota: Espero que os haya gustado el capítulo, dejad algún review si ha sido así.

¡Hasta pronto!