El mundo y los personajes de Digimon no me pertenecen.

Para LeCielVAN.


Cinco fases de Takeru

1.

No.

Es absurdo.

Es una total y completa estupidez.

Daisuke suspira. Chibimon, feliz ignorante, está completamente dormido a su lado y no parece incómodo con todas las vueltas que Daisuke está dando en la cama. Lo ve rebotar sobre el colchón con el movimiento pero el digimon permanece ajeno, ajeno como siempre.

La visión del techo oscurecido se asienta en sus pupilas cuando se rinde y deja de dar vueltas.

La familiaridad que representa la escena, Chibimon durmiendo y el techo oscuro de su dormitorio, lo deja respirar más allá del nudo en su garganta. El mundo es el mismo. Miyako sigue siendo Miyako, feliz y exuberante, tan tan Miyako que uno podría quedarse ciego mirándola brillar. Hikari es Hikari todavía. Es la niña de sonrisa dulce que siempre le regaló calidez, la que lo esperaba para volver juntos a casa, la que le dejaba sin aliento y sin saber qué hacer. Iori ha cambiado un poco, quizá, pero es Iori de cualquier modo. Inalterable bajo la superficie. Y Ken puede cambiar todo el tiempo que quiera porque Daisuke no duda que podrá reconocerlo siempre. Ken es Ken.

Todos ellos son los de siempre. Ellos cuatro lo son, al menos. Y Takeru también.

Takeru, con el cielo despejado en sus ojos, y la sonrisa eterna en su boca. Con el sol en su pelo y palabras siempre ligeras, sonrisas siempre divertidas y...

Es imposible.

Takeru es su rival. Es quién le quiere robar las posibilidades con Hikari, su modelo favorito. Es a quien Iori va a buscar cuando no quiere ver a nadie. Es a quien Miyako lleva al centro comercial. Es al que Ken recurre cuando quiere hablar de libros. Es el que siempre está rodeado de chicas y sonríe a todas ellas del mismo modo. Es el chico que Daisuke se juró odiar el primer día de clases de su quinto año de primaria y el que hizo que Daisuke rompiera esa promesa una y otra vez desde entonces.

"¡Te odio, Takaishi!", quiere gritarle.

Solía gritarle mucho, a los once, cuando lo conoció. Y siguió gritándole bastante, después.

"¿Que hice ahora?" Takeru se las arregla para sonar irreverente pese a que es una voz en la cabeza de Daisuke. O tal vez por que es una voz en la cabeza de Daisuke es que suena de ese modo.

No está seguro.

Lo odia. No estar seguro, eso odia. Y a Takeru. A veces. Lo que siente cuando se trata de Takeru, en especial.

Recuerda, entonces, que más temprano ese día mientras que Takeru le decía lo que quería comprarle a Hikari para su cumpleaños, Daisuke había perdido la noción del tiempo por mirarlo. Takeru, que siempre llamaba la atención, que resplandecia debajo de ella, no había actuado diferente pero Daisuke sintió que lo miraba por primera vez. Miró sus ojos de cielo y su sonrisa eterna y algo se agitó en su estómago. Un cosquilleo.

—Es imposible —le dice al techo de su habitación. A Chibimon dormido. A la voz de Takeru en su cabeza y a sí mismo. Especialmente a sí mismo.

Es definitivamente, positivamente imposible.


N/A: Producto de no poder dormir, de adorar el Daikeru y conversar sobre ellos.

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