ATENCIÓN: SAINT SEIYA Y SUS PERSONAJES PERTENECEN A MASAMI KURUMADA Y TOEI ANIMATION, ESTO ES SIN FINES DE LUCRO Y SÓLO TIENE COMO OBJETIVO EL ENTRETENIMIENTO.

¡Hola! Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que estuve en este fandom, el cual me ha dado tanto y que puso en mi camino a grandes amigas.

Si me decidí regresar después de casi 3 años, fue por la motivación que me dejó el gran trabajo que están haciendo mis queridas Kira Passel, Princesa Saiyajin y Suki90, quienes han respondido a este reto de Saint Seiya Unión Fanfickera con épicos resultados. Muchas gracias a ellas.

Bien, como saben, consiste en hacer un capítulo con una letra del abecedario; en lo personal será la oportunidad de sacar varias ideas random que tengo por ahí y a las que no les vi mucho futuro como fic independiente. Así que aquí habrá de todo y para todos, como una caja de chocolates y no sabes qué te tocará.

A

Llevaba varios minutos con la barbilla apoyada en su mano. Habían pasado, qué, como unos 50 minutos en los que escuchaba una y otra vez lo que Shaina había venido a reclamar.

Que si Seiya había sido un desconsiderado con ella, que si eso había sido sólo su culpa, que si nunca lo instruyó en el asunto de las máscaras, que debió enseñarle sobre el tema especialmente porque ella también es mujer, que si le había demostrado nulo apoyo como Amazona que también era.

Todo eso, Marín lo llevaba escuchando por lo menos unas cuatro veces cada una. Y después de tanto, ahí seguía sentada con las piernas cruzadas, sosteniendo su cabeza y mirando hacia un punto fijo.

De haber sabido que la inesperada visita de Shaina se iba a convertir en un monólogo de su desastroza vida amorosa, mejor no le hubiera abierto la puerta o de plano hubiera fingido que tenía que hacer su rondín por el Santuario.

En realidad, la Santa de Águila nunca había sido tan cercana a su compañera de Ofiuco como para que ahora la tomara como una confidente, incluso habían sostenido por años una pequeña rivalidad ya que sus alumnos aspiraban a la misma armadura, si bien las últimas batallas las habían unido un poco, no creía que fuera lo suficiente para que ella fuera a tirarle todo su rollo con Seiya.

Es más, Marín no creía que tuviera con quién hablar de esos temas pues nunca había tenido amistad cercana con nadie en el Santuario, salvo quizá con Aioria y Seiya, aunque ambos casos eran asunto aparte.

Marín se sonrojó, lo cual no supo ocultar porque en ese momento no traía su rígida máscara, así que sacudió ligeramente su cabeza para volver a la realidad.

-Y te digo- continuaba Shaina- Creo que lo justo es que hables con él – alcanzó a pescar la Santa de Águila.

-¿Qué? – respondió casi como un reflejo.

-Marín, es importante que hables con él… Si me lo preguntas creo que Seiya está muy confundido y… -pareció dudar en lo que diría a continuación- creo que es por una chica.

Marín se desconcertó. Conocía a Seiya casi de toda la vida y ella personalmente se había encargado de gran parte de su crianza, lo tenía en un concepto de un niño, ¿cómo un niño podría estar confundido por una chica?

-Shaina – dijo y se puso de pie por fin- creo que exageras, si Seiya no entiende lo importante que es este tema de las máscaras va más allá de que se lo explique o no. ¿Qué no ves que está más concentrado en su rol como Caballero?

-Marín, tú no has visto lo que yo; y déjame decirte que Seiya ya no es el niñito que te entregaron para entrenar- la peliverde tomó su máscara, se la colocó y se acercó a la puerta de su cabaña- Él ya es un hombre… uno muy atractivo, por cierto. Y creo que sólo tú no lo haz notado – declaró y se fue.

¡Qué tontería! Cuántas boberías podía decir una chica "despechada" como Shaina. Mira que insinuar que Seiya estaba interesado en alguien ¿en quién?

Ella lo había acompañado por años y estuvo todo el tiempo con él. Seiya pudo haber sido un alumno un tanto disperso, pero nunca había perdido el tiempo con las aprendices de Amazonas, ni siquiera cuando alcanzó la adolescencia. Es más, Marín nunca lo descubrió atendiendo ciertas "curiosidades" que tenían los muchachos al llegar a la pubertad.

Para Marín, no había mujeres relevantes en la vida Seiya… excepto… ¿ella?

-a-a-a-

El muchacho daba de vueltas en la cama. Estaba harto. Lo suyo nunca había sido estar acostado todo el tiempo y menos que lo "mimaran" mientras se recuperaba de sus heridas.

Sí. La batalla contra Poseidón lo había dejado malherido pero tan poco era la gran cosa. No creía necesario estar tanto tiempo recostado y más cuando tenía muchas cosas que hacer.

Sin embargo, Saori había insistido en que permanecieran al menos una semana en el lugar conocido como la Fuente de Athena para recuperarse. Ante la petición, no pudo negarse.

Al menos había ciertas ventajas de estar en ese lugar, entre ellas que después no sería necesario viajar a Grecia, justo en el Santuario tenía un gran pendiente: Marín.

Había pasado ya algún tiempo desde que escuchó a aquellos Caballeros de Plata hablar sobre el lazo que lo unía con su maestra, luego toda aquella incertidumbre de saber si ella era o no su hermana, el remate fue aquel traumático momento contra Kasa de Lymnides, realmente se había sentido vinculado con Marín y toda ese asunto lo tenía muy confundido.

Seiya suspiró. La buena noticia era que al día siguiente les permitirían salir de la Fuente de Athena y finalmente podría hablar con su maestra sobre la zozobra qu llevaba cargando desde hace mucho.

¿Qué le diría? Desde un principio él fue muy discreto en el Santuario con el tema de su hermana, incluso con la propia Marín, a quien nunca le expresó sus razones para obtener la armadura de Pegaso.

Estaba pensando en ello cuando uno de los sirvientes del Santuario apareció para darle un papel – Le enviaron este mensaje- le dijo sobriamente.

Se trataba de un papel con una caligrafía pulcra. Seiya había visto esa letra decenas de veces durante su niñez, mientras pasaba horas en clases con la Santa de Águila. Leyó con atención:

"En cuanto te permitan salir, búscame. Necesitamos hablar".

En realidad no era un mensaje que le diera mucha claridad, lo único sí era cierto era que ella también quería conversar.

Así, el resto del día se pasó largo. En lo poco que pudo descansar, soñó con aquellos días lejanísimos en los que Seika era su único refugio, cómo lo protegía y lo regañaba. Ojalá hubiera disfrutado más aquellos días, ojalá pudiera volver el tiempo atrás y decirle lo mucho que la quería, lo mucho que sufriría si se apartara de él.

Esos episodios oníricos de pronto se mezclaron con sus recuerdos de los días de entrenamiento, cuando ahora era Marín la que cuidaba de él. Era muy severa, sin duda, pero a su manera y considerando la vida tan dura en el Santuario, era una mujer muy cálida.

Era muy sencillo sentirse confundido por ella.

-a-a-a-

Marín daba vueltas una y otra vez por su cabaña. Cuando el día anterior fue a dejar su recado a Seiya, le informaron que ya estaba por salir de su recuperación, lo que significaba que en cualquier momento podría llegar.

La chica se sentía nerviosa. Desde su charla con Shaina no había parado de pensar en Seiya.

La lógica de Shaina tenía sentido ¿no? Ella era una guerrera muy respetada, incluso Marín había escuchado por ahí uno que otro comentario de soldados que no dudarían en "dejarse hacer por la Santa de Ofiuco"; por qué un muchacho como Seiya dejaría pasar por alto los encantos de la peliverde (aunque sea sólo por probar).

La teoría de Shaina era que era por una chica. Pero ¿quién? Y para empezar, ¿sería cierto? ¿cómo saberlo?

Marín se dejó caer en su cama. Porqué tenía que ser tan estricta y cuadrada que no entendía nada de esas cosas. Ella se apegó tanto a los estrictos estándares del Santuario que ignoraba completamente cómo actuaban los hombres cuando estaban interesados en una mujer.

Es más, era capaz de ignorar las señales de interés que cualquier hombre le hubiera mandado.

Suspiró.

De pronto alguien llamó a la puerta. La chica inmediatamente se puso su máscara y fue a ver. Se trataba de Seiya y ella no pudo evitar ponerse nerviosa.

-Pasa, ¿cómo te sientes? – comenzó a hablar tratando de no ir al punto.

-Bien- respondió su alumno pero su paso lento, su ligero encorvamiento y que pusiera su mano en sus costillas indicaba que las secuelas de la batalla aún lo seguían.

Desde luego Marín sabía que Seiya no lo admitiría, sobre todo porque le desesperaba que lo mandaran a reposar. Sin duda, era demasiado inquieto, ella lo sabía. Sabía muchas cosas de él…

Hubo un silencio mientras el entraba en su cabaña y se acomodaba dificultosamente en una silla.

-Necesitamos hablar- dijeron al unísono. Ella se puso nerviosa.

-Está bien, dime- habló la Amazona.

-No, no, no… Tú me enviaste la nota, adelante.

Ella respiró profundamente -Bien. Quiero hablar sobre ti y Shaina.

Seiya recordó la última vez que intercambió palabras con la Santa de Ofiuco, fue cuando ella se atravesó para protegerlo de la flecha que Poseidón le regresaba. En ese momento, ella le había reiterado sus sentimientos.

El Santo de Pegaso se sintió avergonzado. No encontraba la manera de hacer entender a Shaina que él no podía corresponderle porque su cabeza estaba llena con sus responsabilidades como Caballero, seguía concentrado en el tema de su hermana y… sí, había alguien más que le gustaba.

Se puso rojo, un gesto que no pasó por alto su maestra.

-Seiya– dijo Marín- es mi responsabilidad explicarte lo importante que el tema es para ella, es decir, para nosotras las Amazonas. Que un hombre nos vea sin máscara es casi como si nos viera desnudas, y las reglas marcan que aquel que nos vea por primera vez debemos matarlo o amarlo.

-Eso lo sé Marín. Shaina no pudo derrotarme y luego optó por la segunda opción pero… yo no puedo corresponderle ¿me entiendes?

La verdad era que no, Marín no entendía de esas cosas, en su concepción era más simple seguir una regla del Santuario: o matas o amas. Y ahora maldecía a Shaina por haberla metido en una conversación tan incómoda.

Seiya se puso de pie- La verdad es que… - se aproximó lentamente a ella- creo que me gusta alguien más- puso su mano en el hombro de la chica.

El corazón de Marín dio un vuelco; parecía que la Santa de Ofiuco tenía razón y por la manera en que Seiya le hablaba temió lo peor.

Él la soltó y se dio la media vuelta, buscando las palabras de lo que realmente había ido a decirle a Marín- Sé lo importante que es para ustedes la máscara, me quedó muy claro el día que me despediste del Santuario y te dije que quería ver tu rostro ¿recuerdas?

Ay no, no podía estarle pasando esto. Marín deseaba estar en cualquier lado excepto ahí. Se negaba a ser la chica a la que Shaina se refería.

Hubo un largo silencio en el que la Santa podía escuchar el latido de su corazón. Nunca había estado tan incómoda en su vida. Ella sólo tenía ese tipo de reacciones con alguien más.

-No me malinterpretes – dijo Seiya volviéndose hacia ella- Yo sólo quería verte por una razón y es justamente de lo que quiero hablarte. Necesito confesarte algo y, después de eso, quisiera que me respondieras algo. Algo que me atormenta el corazón desde hace mucho.

La Santa deseaba estar en cualquier otro lugar que no fuera ese. Tragó saliva y asintió.

-Desde hace tiempo me he sentido muy confundido por ti- reconoció- Cuando estoy cerca de ti me siento… me siento extraño porque…

Oh, por los dioses, que no lo diga, que no me lo diga- pensó la chica.

-Presiento que eres mi hermana.

-¿Qué?- expreso más bien pensando en voz alta.

-Sí. Hace muchos años me separaron de ella y sólo volvería a verla si obtenía la armadura, por eso no dejé de esforzarme cuando estuve aquí, pero cuando volví a Japón ella ya no estaba. Desapareció y… yo me siento tan raro cuando estoy cerca de ti, empecé a sacar conclusiones y pienso que tú…

A la chica empezaron a flaquearle las piernas y sintió que perdía equilibrio. Seiya le ayudó a tomar asiento, preocupado y confundido por la reacción de su maestra.

-¿Estás bien Marín?- le preguntó sin poder ocultar de su rostro su inquietud.

-Sí… sólo que es… increíble – dijo aturdida.

La verdad era que ella había llegado al Santuario persiguiendo el rastro de su hermanito y, una vez que estuvo ahí y se colocó la máscara, había perdido su objetivo. Se había dejado enajenar con su posición como Santa que poco a poco fue olvidando su meta. Hacia mucho que no pensaba en él, había perdido la esperanza y ahora…

-¿Qué sucede?- preguntó aún con la preocupación en el rostro.

-Seiya… es que esto es una increíble casualidad. Hace muchos años me separaron de mi hermano y…

Notó el rostro expectante de Seiya y se dio cuenta de lo mucho que le recordaba a su propio hermano ¿sería por eso que siempre lo apreció tanto? ¿y su hermano habría crecido tanto como él y se habría convertido ya en todo un hombre?

-Siento decepcionarte Seiya- dijo al fin- No soy aquella a la que buscas– por primera vez tuvo el impulso de tener más contacto con Seiya y acarició su rostro con ternura- Apenas recuerdo a mi hermano pero sus ojos azules y su cabello castaño rojizo son inconfundibles. Además, sólo con un objeto especial podría reconocerlo.

Se puso de pie y fue hacia su mesita de noche. Abrió su cajón y sacó aquel objeto del que no pensaba en años. Se trataba de una especie de campanilla en un colgante. Así se reconocerían uno al otro.

Seiya se quedó con la cabeza agachada. Decepcionado. A Marín le partió el corazón verlo así.

-Ya veo… - se puso de pie y se talló los ojos, era evidente que no quería que lo viera llorar- Siento haberte molestado Marín.

Se dirigió a la puerta y la abrió- Espera Seiya- lo detuvo- Necesito pedirte algo…

Él se volvió hacia ella- No pierdas la esperanza con ella.

Seiya le sonrió- Sólo si me prometes que en adelante usarás todo el tiempo ese colgante. Quién sabe, a lo mejor pronto encuentras a tu hermano.

-Claro – y le sonrió debajo de su máscara.

Seiya empezó a andar. Ella suspiró con la tranquilidad de que ella no era la chica de la que Shaina hablaba y de pronto recordó algo -Oye Seiya… - se aproximó a él- ¿y quién es esa que te gusta?

No supo por qué tenía la curiosidad de saber, quizá estaba motivada por el nuevo nivel de amistad que había alcanzado con su pupilo.

Él sonrió- Eso lo dejaremos para otra charla, tal vez hasta me regañes por la respuesta – puso una sonrisa traviesa, como la de un niño- Y hablando de eso, creo que alguien te busca.

La giró y ella notó que su viejo amigo Aioria se aproximaba.

-Hola… - saludó el de Leo- Veo que Seiya ya está mejor.

-Ammm… sí vino a platicar un rato conmigo- respondió nerviosa, últimamente Aioria tenía la capacidad de ponerla así.

-¿Y de qué hablaban? – preguntó curioso.

-Nada en particular… - volteó a ver cómo su alumno ya se había alejado bastante y de pronto tuvo una idea- Aioria quisiera pedirte tu apoyo.

-Claro, dime.

-Tú conoces a más gente fuera del Santuario… Bueno, sabes que yo casi no salgo y… quisiera pedirte que me ayudes a buscar a una chica. Su nombre es Seika.

Aioria frunció el entrecejo sin tener muy claras las intenciones de la petición; sin embargo, no quería desperdiciar cualquier oportunidad para apoyar a Marín, de servirle en algo, de estar cerca de ella.

Sabía que la Santa de Águila estaba tan enfocada en sus labores que no captaba cada clara intención de él de cortejarla. No importaba, esa seriedad era parte de lo que tanto le atraía de ella. Pero ya era tiempo de ser aún más directo, aprovechando el ambiente de paz que ahora había en el Santuario.

-¿Qué te parece si te invito a comer y me cuentas los detalles? – se aventuró el Caballero.

Era una suerte estar escondida detrás de la máscara pues hubiera sido imposible ocultar lo roja que estaba. Una vez más se reprochó a sí misma por no entender nada de esos temas.

Asintió y, en respuesta, Aioria levantó su brazo para que ella se lo tomara. Por puro impulso ella lo tomó y comenzaron a caminar rumbo a la Quinta Casa.

Marín se sintió contenta, por estar con Aioria, porque él le iba a ayudar a encontrar a la hermana de Seiya, también por haber hablado con su alumno de asuntos más personales e incluso que ambos abrieran su corazón respecto a sus respectivos hermanos. Se sentía muy bien, nada que ver con el montón de ideas locas con las que se había enredado el día anterior. Ahora sólo sentía alivio.

-a-a-a-

Muy bien, hasta aquí llegó la primera entrega: A de Alivio. La verdad, me aloqué y quise jugar un poco con el concepto del reto y poner la letra al final para no predisponer ideas. Y bueno, como dije al principio, aquí colocaré varias ideas random que tengo y ya tenía ganas de escribir algo sobre este vínculo entre Seiya y Marín (gracias Su por darme claridad de forma involuntaria). Desde luego quería sasonar con un poco de confusión pa que estuviera interesante y pasé a rematar con una duda existencial que he tenido por muchos años: cómo coño apareció Marín con Seika de la nada.

En fin, espero leerlos pronto en éste y otros fics. Y como siempre, espero que les haya gustado y les agradezco el favor de tu lectura y, si es el caso, de su review y su corazoncito.