Tentación
"Hellsing es propiedad de Kouta Hirano, fic participante en el Reto Canciones de Disney, de la Mansion Hellsing."
El ultimo rayo de sol se colaba por la rendija anunciando un día que se iba, este no era tan desalentador como su esperanza escapando de sus manos. Las velas de los cirios en el altar iluminaban aquel enorme recinto, así que poco importaba que la luz afuera se apagará.
Estaba cansado, mirando las distintas figuras que decoraban la Iglesia del Vaticano, la Virgen María lo miraba desde su pedestal, con su manto azul y el rostro severo, juzgándolo como ella sólo podía, con un pecador como él.
Su corazón latía desbocado, mientras las llamas bailaban en los pabilos, y miraba, como si en ese simple acto exorcizara sus pensamientos lejos de ella.
Y recordó aquella tarde en el Museo Real de la guerra a las tres de la tarde, donde la vio de perfil, cabello rubio tan largo y sedoso que pensó en hundirse en él, cubierto con un sombrero isabelino; su indumentaria era sencilla, un vestido de época color gris, su rostro juzgando un cuadro de guerra, al darse vuelta vio unos poderosos ojos azules y un rostro tan afilado que no pensó que aquella mujer de belleza inigualable fuera la enemiga.
La heredera Integra Hellsing.
Había tantas leyendas sobre ella, la apodaban "la dama de hierro", y ahora entendía porque, su temple era tal que doblegaba, con un solo vistazo se empequeñeció, ella lo reto por su falta de puntualidad, sin palabras, con una sola mirada.
Se iba a disculpar por su retraso, pero ella le ordeno no acercarse, tachándole de asesino, una verdad a medias. Ambos eran asesinos, cada uno, por una batalla diferente, pero ella no tenía derecho a llamarlo de esa manera, los miro con frialdad, y Enrico se enojó, ella si que tenia agallas, soberbia como sólo una noble de alta alcurnia podía serlo.
— Me presentó, mi nombre es Enrico Maxwell, soy el líder de la sección XIII del vaticano — menciono amable, pero ella lo mando a freír espárragos, con una furia palpable.
Una mujer con carácter no era algo que se viera diario, sobre todo en el Vaticano, se gano su admiración de inmediato, sin duda la joven noble era más que un rostro bonito y una frialdad y soberbia innata, era más, y a él le encantaba ese más.
— Intentaste matarnos en Badrick — recordó ella furiosa, ahora entendía todo, ella fue casi un daño colateral pero el padre le habló de ella "Un ángel que perdió el rumbo", su sirviente y fiel lacayo casi acaba con su vida en Irlanda, en aquella misión que inicio la guerra entre ambas organizaciones — Anderson mato a dos de mis hombres.
¿Quién se creía?
Dándole ordenes como si él fuera un niño, como si no supiera que esa fue la intención principal, no pensó que la líder fuera a salvar al secreto a voces de su organización, sintió una punzada de celos, ella arriesgo su vida por aquel ser del infierno, perdió la cabeza ante los reclamos, y demostró su verdadero carácter, acabando en una batalla campal entre ellos.
Y apareció entre las sombras aquel ser que empezaba a detestar, el Nosferatu Alucard, reclamándole por su falta de tacto ante su "ama".
Pudo notar la posesividad de aquel ser al llamarla de esa forma, y eso lo hizo sentirse aun más cínico, claro que ese demonio la defendería, se poso a su espalda apuntándole con el arma que se había vuelto famosa, con temor llamó a Anderson, el cual no estaba lejos de ambos.
Pero las cosas se salieron de control, Anderson no escuchaba sus órdenes y amenazó con matar a Alucard e Integra dentro del museo, el cual estaba en medio del corazón de Londres, una maniobra demasiado arriesgada para Roma no quería provocar una guerra de poderes como aquella, pero su rabieta se salió de control.
Al final fueron interrumpidos por una jovencita rubia con un montón de ancianos quienes se pusieron en medio de aquella batalla de titanes.
— Vamos a hablar a un lugar más privado— sugirió él, la mirada de Integra se hizo más profunda.
— De acuerdo, Cerdo — se burló la joven, regresándole aquella palabra con la que él se refirió a ella, Alucard le tiró una mirada enojada, pero él la ignoro, solo Walter el lacayo de la Sir los siguió,
Tenía que revelarle los detalles de Millenium, ahí su misión, era proveer información a la noble.
Sin embargo, en su mente estaba la joven sujetando su taza de té y llevándosela a los labios, y que boca, estaba algo perdido en aquel acto, que no se dio cuenta que ella le explicaba el porque de su misión, así que nervioso sacó el maletín con toda la información, luciéndose un poco con la explicación.
En definitiva, si la hubiera conocido en otras circunstancias serían hasta amigos, ella exudaba elegancia, era una dama inglesa en toda la regla, recordó las historias de su pasado y se remordió algo dentro suyo, así que ignoro a su estómago que se revolvía de los nervios ante tan poderosa mujer.
Se sintió un don nadie, un perfecto perdedor, ella era una dama rica y poderosa y en esos momentos él solo era un triste obispo, el cual no debería tener pensamientos pecaminosos con una joven, pero es que acaso no dijo Jesús: "amarse unos a los otros"
¿Qué diría la iglesia de un jovencito enamorado?
— Tal vez es mi juventud que me ciega — se burló de si mismo el hombre que lucía desesperado, ¿A dónde se había ido su temple?
Recordó aquella fragancia sutil, tal vez por eso el vampiro la seguía. Aquel maldito ser infernal, la defendió de él, ¿Quién no se doblegaría ante una mujer así?
Suspiro, mientras lanzaba de nuevo una oración, no era su misión impresionarse por unos ojos bonitos, no, simplemente era destruirla, acabar con los protestantes, la iglesia católica debía de elevarlo, él no quería ser aplastado, deseaba ser importante, esa era su meta.
Pero "enamorado", era inaudito.
Ella era un demonio, sí, eso era ella.
Se cayó un cirio del altar, quemando su túnica, él la apago abochornado y asustado, y María seguía mirándolo, su cruz ardió sobre su piel, como si el recuerdo del deseo quemara, y aquello fuera un castigo por su lujuria.
Cerró sus ojos, y sintió de nuevo aquella opresión en el pecho, las manos de ella sujetándolo, por un instante imagino los labios de la rubia oprimiendo su boca, y jalarlo, dominándolo, tal vez eso era lo que deseaba de ella, que lo doblegara.
Pudo sentir de nuevo aquella fragancia dulce y poderosa, lo embriagaba, en eso un portazo lo devolvió a la realidad.
— ¡Maxwell! — lo llamó un arzobispo, mirándolo alarmado, observando el reguero que había en la parroquia, el saltó asustando, se sintió descubierto, pero fingió una seriedad que no sentía, y se acerco cauteloso a escuchar las palabras de aquel hombre.
— Tenemos una ceremonia, al parecer serás ascendido — le dijo el religioso, intentando ignorar el hecho de este estaba agitado y con el rostro rojo, Enrico aun era joven de espíritu, a pesar de que ya fuera ser un nuevo arzobispo, eso no le daba una madurez mental que solo se alcanza con el tiempo.
Fuera los demás miembros de la iglesia esperaban poder ascender a Maxwell, sin embargo, su mente aun divagaba por una mujer de mirada azul, la cual se encontraba luchando por su vida en ese momento.
N.A. Regalo para Chiara Polarix, reto participante en el foro de "la mansión Hellsing", de canciones de Disney, basada en el tema "Hellfire" del jorobado de Notre Dame.