Durante dos días no paro de darle vueltas al asunto.

Quiero confiar en Edward, ¿cómo lo hago?

James había creado una desconfianza en mí que no sabía hasta ahora. Me había hecho cambiar de opinión y sentir que las relaciones tenían caducidad. Había cambiado mi visión romántica por una visión cínica.

El lunes por la noche mi puerta sonó.

Una parte de mí se sorprendió al ver a Edward fuera.

-¿Puedo pasar?

Asentí y le dejé pasar.

Le seguí hasta el salón donde nos sentamos en sillones separados.

-He estado pensando en lo del otro día.

-Yo también. Quiero confiar en ti pero no sé cómo. No sé desde cuando soy tan cínica respecto a las relaciones- confieso llevándome las manos a la cabeza.

-El divorcio hace eso. Luego sentí que cada chica que conocía podía encajar como mi pareja y la madre de mis hijos. Yo sí busqué sustituta como madre. Por eso llevé a tantas chicas a casa de mis padres, porque pensé que eran la correcta. Y aunque esas relaciones se rompieron, la mayoría de las veces no fue por mí. Ellas se cansaban, se asustaban al saber que era padre, perdían el interés cuando veían que me tenían que compartir con mis hijos. Pero tú no, no te busqué como madre sustituta, pero no puedo negar que me gustaba el hecho de que fueras madre porque comprenderías lo que es no dedicarte al 100% a tu pareja por tus hijos. Y quiero a Álex como si fuera mío pero no lo es y estoy contento con ello, no siento que sea su padre ni aspiro a serlo. Mi madre habla cosas que no sabe, llevé chicas a su casa, sí, pero no docenas, unas 2 o 3. Y de eso hace muchos años, más de 4. Las relaciones que he tenido después han sido mucho más superficiales y ni se me pasaba por la cabeza llevarlas a casa de mis padres, así que el hecho de que a ti sí te haya llevado te hace diferente al resto. Además sabes que te quiero, que te amo, que quiero estar contigo. No eres justa al castigarme por tener otras parejas antes que tú, las analizas en base a la cantidad y no a la calidad.

-Lo siento.

-No lo sientas confía en mí por dios. No te pido que nunca tengas dudas pero que no sean sobre si me tomo en serio o no la relación. Ninguna otra había conocido antes a mis hijos, ahí tienes otra diferencia.

Le miré asombrada.

-¿Tú crees que estás preparada para una relación seria? ¿Con todo tipo de compromisos serios, como por ejemplo vivir juntos?

Tragué en seco.

-Podría vivir contigo- susurro.

-Me alegro porque lo estoy deseando- dice poniéndose en pie.

-Siento desconfiar de ti- digo poniéndome también en pie.

-No lo hagas. Ten fe en mí, en nosotros.

Asiento con la cabeza.

-Voy a dejar que pienses en todo lo que te he dicho y si consideras que no estás preparada dímelo, necesito saber si piso sobre terreno firme o no.

Asiento de nuevo.

Con un apretón de manos cariñoso nos despedimos.

A los tres días no hemos hablado. He estado pensando y preparando protocolos de actuación con las chicas en caso de que vuelva a sentirme así.

Pero cuando le veo en el gimnasio colocando discos sobre la barra para hacer pesas no puedo evitar caminar hasta él y silbidos alrededor no tardan en sonar y Edward pone una mano en mi culo de manera posesiva que solo hacen que silben más fuerte.

Nos separamos riendo.

-¿Pasamos de ciclo?- le sugiero señalando la salida.

-Definitivamente.

.

8 meses más tarde:

Edward y yo llevamos meses viviendo juntos en su casa. Álex se adaptó en seguida al cambio aunque no tanto Erin y Noah que vieron su espacio invadido. Aun no hemos resuelto ese tema del todo.

No teníamos pensado vivir juntos tan pronto pero la situación forzó el cambio. Mi casero decidió que era más rentable alquilar el piso a turistas y me avisó de que no iba a renovar el contrato de alquiler. El vivir en casa con Edward iba a ser algo temporal pero al final nos sentimos cómodos y decidimos continuar juntos.

Esta noche Edward ha insistido en llevarme fuera a cenar y dejar a los niños con sus respectivos abuelos.

Lo cierto es que desde que vivíamos juntos salíamos muy poco y casi siempre era a parques infantiles o al cine con los niños. Así que aprovechando que unos amigos suyos abren un nuevo restaurante íbamos a salir a cenar en plan cita.

-Hola- digo gritando mientras entro en casa media hora más tarde de lo habitual- sé que llego tarde pero prometo estar lista antes de las 20:30.

No localizo a Edward pero desde el salón veo la luz de la terraza encendida.

-No te preocupes- dice saliendo desde la cocina y caminando hasta mí.

-Ha sido una noticia de última hora- le explico antes de darle un beso a modo de saludo.

-Hay tiempo de sobra-

-Me voy a la ducha- digo corriendo hacia el baño.

Al salir del baño, corro a la habitación donde me pongo un vestido verde agua de satén y unas sandalias de tacón doradas. Mientras lo hago pienso que no he preguntado qué tipo de restaurante es, si elegante o informal, y que espero no desentonar con mi indumentaria.

Cuando salgo de la habitación huelo a comida.

Frunzo el ceño mientras camino a la cocina de donde sale Edward.

-¿Estás cocinando?

-No- dice sonriendo- estás muy guapa.

-Huele a comida, no me engañes.

-He hecho un pedido a domicilio- confiesa riendo.

-Pero íbamos a salir- digo algo decepcionada- llevamos sin salir juntos sin niños ¿quizás casi dos meses?

-Tranquila, que vamos a salir- dice cogiéndome la mano.

-No entiendo nada.

Me conduce a la terraza que sigue con la luz encendida y una vez allí veo que hay puesta una mesa y está decorada con una vajilla dorada que no sabía que teníamos.

-¿Y esto?- pregunto sonriente mientras me acerco a la mesa.

-La cita que te prometí.

-Definitivamente es mucho mejor que el restaurante. No hay gente, no tienes que estar pendiente del camarero y puedes llevarte la comida que te sobre- le digo en tono de broma.

Edward se ríe y se acerca a mí.

-La clave es la privacidad, es lo que yo buscaba.

Nos besamos hasta que él se separa y veo como se mete una mano al bolsillo.

Es la típica imagen que ves en las películas y sabes lo que va a pasar pero que cuando la vives tú no tienes ni idea de qué está pasando.

Lo siguiente que sé es que tengo delante de mí una caja de terciopelo granate.

-Nunca en mi vida hubiera pensado que volvería a casarme porque hace tiempo que dejé de creer en el amor para toda la vida. Pero contigo quiero eso para siempre y por eso quiero que casarme contigo- dice abriendo la caja al mismo tiempo que yo abro la boca. No sé si de sorpresa o para coger aire.

El anillo es muy bonito, fino y elegante. Como a mí me gustan. Nada de pedrería ostentosa.

-¿Bella?

-Yo… no… no sé. No me lo esperaba- creo decir.

-Sé que llevas poco más de un año divorciada pero…

-Nunca he pensado que volvería a casarme.

-Yo tampoco.

-Ponme ese anillo- digo riendo y besándole por fin.

Cuando por fin está en mi dedo me doy cuenta de que esto es real. Que Edward quiere vivir conmigo para siempre, compartir todo conmigo, lo bueno y lo malo. Y es en ese momento cuando las pocas dudas y reticencias que me quedaban sobre la relación se van.

-Te quiero- digo al separarnos.

-Te quiero- repite sonriendo.

Volvemos a besarnos entre risas.

-¿La comida que has pedido se puede recalentar?- digo pasando ambas manos por su cuello y pegándome completamente a él.

Noto como su pene se endurece contra mi abdomen.

-Ya no tengo hambre- dice cogiéndome en brazos.

Solo tiene que dar un par de pasos para dejarnos caer en el sofá, conmigo encima de él.

Hacer el amor después de que te pidan que te cases debería hacerse de forma romántica pero no lo hacemos. Nunca lo hacemos.

Él tiene la camisa desabrochada pero aun puesta en sus brazos mientras que no estoy segura de si sus pantalones están en el suelo o siguen en sus tobillos. Mi vestido verde está enrollado en mi cintura, mi sujetador tirado en el suelo y mi tanga sigue en su sitio pero moviso a un lado para permitir que su pene entre en mí.

-Córrete- le pido minutos después mientras salto encima de su polla.

-Tú primero- pide.

-¡Ya, ya!- grito mientras alcanzo el orgasmo.

Me sigo moviendo cuando noto como las manos de Edward aprietan mis caderas con fuerza y por si tengo alguna duda sus gemidos me dejan claro que él también se ha corrido.

Nos besamos antes de separarnos y cambiamos de postura para que pueda levantarse.

-Ahora que nos vamos a casar, vamos a tener que hablar de esta mierda- dice quitándose el condón.

-Podemos negociar- digo quitándome el vestido del todo y colocándome el tanga en su sitio.

Cuando vuelve de tirar el condón ambos nos tumbamos en el sofá abrazados.

-¿Quieres cenar?- pregunta como si nada.

-Quiero- digo riéndome.

Porque todo parece tan normal pero ya nada volverá a serlo.

.

Edward me pidió que me casara con él un viernes y hoy domingo he quedado con las chicas para comer. He tenido que contenerme mucho para no hacer una foto del anillo y mandarla al grupo de whatsapp.

Una vez sentadas en la mesa solo hizo falta que cogiera mi copa para que la avispada de Rosalie me mirase raro.

-¿Qué es eso que veo en tu mano Swan?

Las demás dejaron de hablar para centrarse en mirarme.

-Edward me lo pidió el otro día- digo sonriente enseñando el anillo.

Entonces todo es un alboroto entre voces, risas y ''no me lo puedo creer''.

-¿Ves como sí tenías tu corazón en tu vagina?- dice riendo Rosalie.

-Ahora lo tiene en su dedo- comenta Tanya.

-Sois unas cabronas- digo riendo.

Volvemos a comer en silencio.

-Te vas a casar- comenta Alice aun en shock.

Asiento.

-Es increíble. Pensé que ya estaba libre de ir a bodas y bautizos- contesta Tanya -Pero estoy muy feliz por ti.

-Bueno yo creo que esta boda ya sí es la definitiva- respondo riendo.

-Los bautizos continúan. Estoy embarazada- suelta Alice como si nada.

-¿Cómo? ¿De quién?- pregunto.

-Joder- expresa Rosalie.

-Y yo que me quería quedar a comer en casa con los niños- dice Tanya.

-A ver no es seguro aun. Pero se me ha retrasado la regla casi un mes y me duelen las tetas.

-Pero de quién es- insisto.

Me mira frunciendo el ceño, señal de que no se siente muy cómoda diciéndolo.

-De mi jefe, ya lo sabéis- dice rápidamente antes de coger la copa para beber agua.

-Primero, hazte un puto test de embarazo ya y segundo, explícanos como coño no nos has contado que te has vuelto a follar a tu jefe.

Después de echar un par de polvos en la oficina, Alice decidió cortar por lo sano y habló con Jasper para dejar de follar cada vez que la oficina se quedaba vacía. Al menos eso es lo que nos contó hace unos meses.

-Bueno no os lo conté porque no me siento orgullosa de ello pero realmente nunca dejamos de follar.

-Fantástico- dice en tono irónico Tanya.

-Lo intentamos pero siempre coincidíamos en el ascensor, al salir del baño, al final de la jornada…

-Alice se quedó embarazada sobre la impresora- dije riendo. Ella me miró fatal pero las demás también comenzaron a reírse.

-O en el sofá de su oficina- comenta Tanya aun riendo.

-Me encantaba ese sofá, era tan cómodo. Nunca más volveré a esperarte ahí sentada a que acabes de trabajar- dice Rose.

Alice se enfada y comienza a comer.

-No te enfades. ¿Has hablado con Jasper?- dice Rosalie.

-Sí, sabe que tengo un retraso. Decidimos que hablaríamos más sobre el asunto cuando estuviera confirmado.

-¿Y a qué esperas?- pregunto.

-A que me venga la puta regla y esto no sea cierto. No quería otro bebé y desde luego no con mi jefe.

-Haberte puesto un condón- sugiero.

-A veces lo hacemos pero no soy como tú. Reina de las pollas plastificadas.

-Zorra- contesto.

-¿Te vas a casar y seguís usando condones?- pregunta escéptica Tanya.

-Yo hace años que no uso- dice Rosalie.

-Me sorprende que no tengas ya una docena de hijos- añade Alice.

-Llevo más de un año con el implante subdérmico y solo lo hago con Emmet. Estoy cubierta.

-¿Es 100% efectivo?- pregunto interesada.

-Sí, si tienes pareja estable. Cualquiera que te oiga parece que te acuestas con cualquiera en lugar de con tu próximo marido chica.

-Oye mira mi matrimonio con James se fue a la mierda cuando me quedé embarazada. Con Edward eso no va a pasar- confieso.

-Se fue a la mierda porque James era idiota. Punto.

-Sería genial que te quedaras embarazada, ya no sería la única gorda del grupo- propone Alice.

-Estás dando por sentado que ya lo estás- digo cambiando de tema.

Hace 3 días nunca pensé volver a casarme, volver a quedarme embarazada es algo que ni imagino.

-A mí a veces me ha pasado. Pero luego la regla vuelve- intenta animarla Tanya.

-Mi regla es un reloj-

-Bueno pues dinos ¿fue en el sofá, sobre la fotocopiadora o en su despacho?- volvemos a reír, Alice incluida esta vez.

-Fue en su casa. Natalie se fue de vacaciones con Ben y pasamos una semana juntos.

-Eso suena a relación. Tú has dicho por activa y por pasiva que no quieres una relación.

-Vale sí, quizás la relación ha evolucionado y él se lo está tomando más en serio que yo.

-Eso es bueno-

-Bueno venga vamos a la farmacia a por un test- propone Tanya cuando estamos acabando de comer.

Una hora más tarde cuando estoy llegando a casa, una foto en el grupo de whatsapp nos confirma que Alice está embarazada.

.

El momento que más temía fue el de decirle a los niños que nos íbamos a casar. Erin aún no aceptaba que viviera aquí, Alex no se iba a enterar mucho y Noah era el único que no me preocupaba. La relación con él era bastante buena, no me trataba como su madre pero sí como su tía.

No obstante Erin solo preguntó si iba a ser su madrastra.

A lo que Edward contestó que no. Madrastra solo puede significar algo negativo así que habíamos acordado no autodenominarnos así. Tampoco Edward sería el padrastro de Alex.

Contárselo a mis padres fue bastante bien pero no así contárselo a los padres de Edward que seguían siendo bastante incrédulos con nuestra relación.

Pues sí señores, yo no estaba de paso en la vida de vuestro hijo.

La boda pasó de ser algo hipotético a un hecho factible cuando pusimos fecha, 3 de Mayo.

Iba a ser una boda sencilla en el registro civil y con una pequeña fiesta al aire libre después, sin parafernalias. Los dos habíamos tenido bodas grandes la otra vez y no nos apetecía repetir.

Días antes de la boda James me sorprendió queriendo hablar con Edward y conmigo.

Nos pidió perdón por cómo se comportó la primera vez que nos vio juntos y nos deseó lo mejor.

Irina había dejado de ser una enemiga para pasar a ser una ficha clave en nuestra relación. Si no hubiera sido por ella Erin seguiría viéndome como la sustituta de su madre que venía impuesta por su padre.

El mes de antes de la boda estuve matándome en el gimnasio. Edward me acompañaba a veces pero sus objetivos eran distintos a los míos. Él mantenía su forma física mientras que yo me exigía alcanzar objetivos inalcanzables, como brazos más finos o piernas de palillo que nunca he tenido, ni si quiera de adolescente.

-¿Estás nerviosa?- me pregunta Marta al entrar a ciclo.

-No- respondo sonriente. Faltan solo unos días pero estoy tranquila.

-Es Edward, te has llevado al guapo de ciclo- contesta riendo.

-La verdad es que sí- digo desviando la mirada hacia la sala de máquinas donde Edward está levantando unas mancuernas.

Cuando empieza la clase de ciclo Edward deja la sala de musculación para entrar en la sala de bicis y sentarse a mi lado. Justo igual que el primer día.

-¿Me ayudas a regular la bici?- pregunto inocentemente.

Él se ríe y se gira.

-Tiras de aquí- señala el agarrador de debajo del sillín- y colocas el sillín a la altura de las crestas iliacas- continúa mientras me toca esa zona con ambas manos.

Me río.

-Vale, para- pido cuando coloca su mano en mi culo- creo que puedo sola.

-A ver los que se casan, por favor- comenta el instructor por el altavoz.

La clase entera se ríe incluidos nosotros.

Muchos nos dan la enhorabuena justo antes de que las luces se apaguen y comience la música.

.

El día de la boda estoy increíblemente tranquila. Parece un día normal.

De hecho esta vez pasamos de tradiciones y la noche de antes dormimos los dos juntos en casa con los niños. Pedimos pizza para cenar y vimos la tele hasta que nos quedamos dormidos.

Fuimos juntos al juzgado. Él vestido con un traje azul oscuro y yo con un traje en beige de camisa y falda. Nada de vestidos pomposos e incómodos.

Lo único que habíamos mantenido de manera tradicional era la luna de miel. Nos iríamos en junio, primero solos y luego con los niños. El primer destino era Italia y el segundo México.

Cuando el viaje a Italia estaba llegando a su fin se acabaron los condones pero no la pasión.

-Edward hay que comprar- digo intentando resistirme a su polla rozando mi espalda baja.

Sabe que cuando me toca ahí caigo rápido.

-Después- dice empezando a masturbarse contra mí.

-Joder- me estoy perdiendo.

-Soy tu marido. No pasa nada-

-¿Y si hacemos un bebé?- expongo mi mayor miedo.

-No me puede importar menos ahora mismo. Déjame- pide separando un poco mis piernas para meterse en mi interior.

Gemimos los dos al mismo tiempo.

No puedo negar que sentirnos piel con piel es mejor que con un plástico en medio pero entre preparar la boda y otras cosas del trabajo he ido aplazando la cita con mi médico para cambiar de método anticonceptivo.

-Estás tan suave y tan caliente- susurra contra mi oído.

-Me encanta- digo alzando mi cadera para que el movimiento sea más fluido.

Estamos tan perdidos en las sensaciones que es irremediable que se corra dentro de mí.

Y cuando lo hace lo disfruto.

Pero después no.

Más tarde mientras cenamos sigo dándole vueltas.

-¿Qué pasa?- pregunta Edward mientras corta su filete.

-Solo sigo dando vueltas a lo que ha pasado.

Él me mira sin entender.

-Te has corrido dentro- le recuerdo.

Agradezco que hayamos decidido cenar en nuestra suite para tener esta conversación tranquilamente.

Él se ríe.

-No te rías.

-Vamos a ver, ¿cuál es el problema? No es como si fueses un ligue de una noche, estamos casados. Si te quedaras embarazada lo afrontaríamos juntos.

-Simplemente me acuerdo de como todo cambió con James cuando me quedé embarazada de Álex y no quiero que eso me pase contigo. Soy muy feliz a tu lado y no quiero que nada ni nadie lo estropee- confieso.

Él suspira y deja los cubiertos sobre el plato.

-Lo que te pasó no es lo habitual, al igual que lo mío no fue lo habitual. Normalmente los hijos unen y no al revés. Además no es como si pasásemos de ser solo nosotros a después ser una familia. Ya lo somos. Nunca hemos estado solos, siempre hemos tenido niños por medio-

-Tienes razón- digo respirando más tranquila.

-Si ahora estuvieras embarazada, ¿querrías tener al bebé?- pregunta minutos después.

-Menuda pregunta. Tú sí que vas con tacto- digo en tono de broma- No lo sé. ¿Tú querrías?

-No me importaría volver a cambiar pañales.

-Vale eso no me aclara mucho, ¿quieres tener otro hijo o hija?

-Ahora mismo no. Pero no me importaría tener más hijos en unos meses.

-4 niños en casa pueden ser una locura.

-Vamos, no me digas que no te gustaría tener un pequeño bebé en tus brazos. Uno nuestro.

-Aun no me convences del todo- digo guiñándole un ojo- aunque supongo que respondiendo a tu primera pregunta, si me hubiera quedado embarazada ahora sí le tendría.

-Vale- dice sonriendo.

-Pero eso no significa que vayamos a buscarle- le advierto.

.

Siete meses más tarde estaba en el salón jugando con Álex y con un bebé en brazos.

Pero no era nuestro.

Era el bebé de Alice y yo solo me limitaba a cuidarle mientras ella descansaba un poco. Lucas era un encanto de día pero un demonio de noche y mi amiga estaba a punto de perder los nervios, así que me ofrecí a cuidarle una tarde para que al menos pudiera dormir un par de horas.

-Podría acostumbrarme a esta imagen- dice Edward apoyado en el marco de la puerta del salón.

-¡Hola!- gritó Álex corriendo a saludarle.

-¡Hola campeón! ¿Me enseñas qué tiene mamá ahí?- dice agachándose a su altura y señalando el bultito que tenía en mis brazos.

-Es Lucas-

-¿Está Alice aquí?- pregunta llegando hasta mí.

-No, está dormida. Me he ofrecido a cuidar de Lucas esta tarde porque Alice estaba a punto de caer desmayada.

-¿Jasper?

-Trabajando, luego vendrá él a recogerle.

-Dámele- dice extendiendo los brazos.

El niño comienza a llorar en cuanto nota el cambio de brazos.

-Oye no te pongas así conmigo- dice meciéndole dulcemente- ¿Erin?

-Está en su habitación desde hace un rato pero ha pasado casi toda la tarde con nosotros.

-Sí, ha cogido a Lucas mucho- dice Álex.

-¿Te quedas con él? Voy a preparar el baño de este hombrecito.

Edward asiente.

A las ocho de la noche Jasper aparece en la puerta para recoger a su hijo y siento un poco de pena cuando me quita al bebé de los brazos. Desde que Alice tuvo a Lucas es como si hubieran puesto un recordatorio en mi útero que dijera ''venga vamos, que estoy vacío''. Y lo había ignorado hasta hoy.

Hoy cuando había visto a Edward calmar al bebé o darle de comer definitivamente algo había hecho click en mi cabeza.

-¿Te acuerdas cuando hablamos lo de tener un bebé en Italia y yo dije que no íbamos a buscarlo?

-Sí- dice concentrado quitándose el reloj para meterse en la cama.

-Pues creo que igual podríamos empezar a buscarlo si quieres.

-¿Empezar? ¿Esta noche por ejemplo?- dice tirándose sobre mí en la cama.

-Por ejemplo, sí- digo besándole para sellar el trato.

.

.

.

FIN

.

.

.

Bueno pues este es el final de esta historia, ¿qué os ha parecido? Me encantaría leer vuestras impresiones en los reviews que ya sabéis que es lo que más me motiva a escribir.

Alguna sé que estará esperando el drama pero quería que esta historia fuera fácil, sin dramas innecesarios que bastante tenemos ya ahora mismo.

De todas las formas queridas Drama Queens, os informo de que tengo cuatro historias en proceso en mi ordenador y esas sí que tienen drama, mucho. Ya tendréis noticias mías pero para eso es necesario que me pongáis en alertas de autores en FF o que os unáis al grupo de Facebook: Feeling The Reading: Bella Bradshawdonde subo imágenes, adelantos y cuento de dónde saco la inspiración para cada historia. Os espero allí.

PD: En el grupo de Facebook están subidas las fotos de este capítulo, por si queréis conocer a los niños o ver el vestido de boda de Bella.

Nos seguimos leyendo y espero que estéis todas bien, besos.