¿Hace cuánto tenía guardado esto...?

Let's fall in love — Mother Mother.

Disclaimer: My Hero Academia no me pertenece.


El juego del gato y el ratón.

Por Blue-Salamon.


Antes de haber admitido que aquello se trataba de amor, su cabeza sufrió las consecuencias de un choque emocional cuando por cuenta propia comenzó a hacer cosas irracionales alrededor de ella tan solo para llamar su atención.

Había veces en que las palabras de adulación se le escapaban como animales llenos de prisa por salir de su cautiverio. Pero otras tantas se trataba de meterse en discusiones sin sentido solo para hablar con ella de lo que fuera.

Luego se daba cuenta de que le gustaba mucho verla a los ojos. Y después se enteraba de que no sólo se trataba de mirarla cuando ella lo estaba mirando, sino que, también, quedársele viendo segundos después de sostener cualquier charla endeble que hubiera culminado de un momento a otro al ella perder el interés. Y era difícil, como no tenían idea, mantener el interés de Ashido por demasiado tiempo cuando se trataba de conversar. A menos que ella fuera directamente la que sostuviera la batuta.

Sucede que, Sero poco a poco se había amoldado y acostumbrado a guardar silencio cuando tenía que hacerlo. Y a darle la razón aún cuando no la tuviera. Y a asentirle y a no pensar demasiado sobre las ocurrencias de ella, que al fin y al cabo terminaría relegándolas al olvido en cualquier momento.

Y después.

Después se comenzó a enamorar.

Porque cuando Ashido encontró el perfecto compañero de charlas en Sero, poco a poco comenzó a poner de su parte más el oído y a indagar más en sus cosas, preguntándole que si de esto o de lo otro. Cualquier pequeño detalle. Sobre él.

Los pequeños acercamientos se fueron volviendo muy casuales. Y cuando se quiso dar cuenta, darle un abrazo que fácilmente podía durar horas y extenderse hacia el infinito parecía tan natural, que ni siquiera pensar que ella pudiera escucharle el latido de su corazón lo ponía nervioso.

Así que, si la estaba acariciando ahora, jugaba con su cabello y se entretenía llenándose los pulmones con el aroma de ella mientras dormía plácidamente sobre él, Sero tan sólo no puede hacer más que disfrutar mientras más y más se enreda por cuenta propia en ella. Y si le suelta uno que otro cariñito con los labios, mientras duerme, tan sólo se lo queda para sí, porque no puede hacer otra cosa más que quererla y dejarla dormir. Y cuando ella suspira su nombre, en sueños, se siente mucho como si también lo quisiera. Por lo que no puede evitar emocionarse y acurrucarla más.

Le sonríe, embriagado de ternura. Y le da un nuevo beso sobre sus cabellos.

Luego murmura su nombre, no su apellido. Y comienza a contarle cosas que no le contaría de estar despierta. A veces se tratan sólo de anécdotas de situaciones. Otras son historias que han llegado a sus oídos por medio de otras personas. También le inventa cuentos que no son tanto como cuentos, sino más bien descripciones detalladas y elaboradas sobre sensaciones. Y le enumera la larga lista de combinaciones de aromas y sabores que le recuerdan tan solo un poco a ella. Se pregunta, y al mismo tiempo se lo hace a ella, el cómo sabrá. Si es que será tan dulce o salada, o amarga o picante. Y le confiesa que a veces sólo quiere estar, justo así como están, tranquilos, con ella dormida en su pecho y él pudiendo acurrucarla.

—Me gustas mucho, chica loca.

Entonces ella se revuelve. Él le deposita un nuevo beso cerca de una de sus sienes, esperando apaciguarla. Que su sueño no se viera interrumpido. Ashido vuelve a suspirar su nombre. Y a medio contestar de Sero con el de ella en su labios la siente levantarse de su lugar: Tiene los ojos somnolientos, entreabiertos con cierta dificultad y lo mira, por unos instantes, pestañeando un poco, abriendo su boca en un ligero bostezo. Sero la mira curioso, cuando ella tan solo se reclina, apoyando sus manos en su pecho. Él tiene sus manos en su cintura, y la abraza suavemente, manteniéndola cerca de él. Y entonces. Ashido le pone la boca contra la suya. Deja caer sus párpados y suspira haciéndole cosquillas por toda la cara. Y tan solo se está ahí, quieta, apoyándole los labios contra los propios.

Por poco, parece que se ha quedado dormida una vez más, pero apenas él se aleja, sin ser capaz de comprender lo que acababa de tener lugar. Ella abre un poco los ojos, más despiertos ahora y una vez más coloca su boca contra la de él, volviendo a soñar. Gruñendo un poco. Acomodándose más encima de él, rodeándolo con ambas piernas y presionándose más cerca. El beso, con lentitud, lo comienza a movilizar y entonces es cuando Sero se da cuenta de que ella lo está besando. Abre la boca y la lengua de ella se cuela topándose con la suya. Ashido se presiona un poco más hacia él y Sero siente que se queda sin aire.

Cuando Ashido lo libera se alza nuevamente sobre él y le sonríe de perezosa manera, antes de largar un bostezo. Ella abre los ojos y se lo encuentra, mirándola, totalmente incrédulo. Y totalmente colorado. Vuelve a reclinarse sobre él, pero esta vez no le alcanza a dar ningún tipo de beso. Tan sólo se queda, quieta, cerca, compartiendo su respiración con él.

—También me gustas mucho, chico raro.