Sin cosas de qué hablar, se sentaron en silencio, disfrutando la compañía del otro. El sol había comenzado a ponerse, el anochecer se estaba abriendo paso, provocando que baje las temperatura a una mas fría. Kanao se estremeció ligeramente y Tanjiro percatándose, gentilmente y sin decir una palabra, se quitó el haori y lo colocó suavemente sobre sus hombros. Kanao lo miro y sonrió débilmente.

-Gracias-murmuró la chica. Tanjiro le devolvió la sonrisa.

Una vez más, no hablaron. Tanjiro miraba hacia al frente, pero cada pocos segundos echaba un vistazo hacia la muchacha. Le gustaba mirarla, mientras trataba de grabar cada detalle de su rostro en su memoria. Queriendo grabar en su ser, el aroma dulce de ella.

Entretanto Kanao se acurrucó en el haori del chico y se envolvió más fuerte alrededor de la prenda, percibiendo un olor maravilloso, mentolado, era claramente de Tanjiro. Sostuvo el haori más cerca de su cara e inhaló profundamente.

Fue un instante, pero al momento que sus fosas nasales se contrajeron inhalando el aroma que desprendía el haori de Tanjiro. Fue en ese mismo momento que el muchacho la miró y vio lo que estaba haciendo.

-¿Estas oliendo mi haori?-sus ojos se dilataron en sorpresa, observando en su dirección.

La cara de Kanao se enrojeció y rápidamente ella apartó la nariz de la prenda y después los ojos de los de él. Tanjiro se echó a reír y ella lo miró confundida.

Su cara estaba caliente. Se levanto inquieta, ocasionando que el haori se deslice de sus hombros cuando se paro. El chico la acompaño en el gesto mientras no dejaba de mirar a su novia, pero ya no queriendo mirarla, la atrajo hacia él, colocando la barbilla sobre su cabeza y luego la nariz sobre su cuello.

-Tampoco puedo tener suficiente de tu aroma-confesó con sus mejillas sonrojadas, inhalando la dulzura de su ser.

Kanao dejo de respirar.