Ayer avisé por instagram (Si no me sigues puedes hacerlo, soy Naobi Chan también por allí), que os estaba preparando una sorpresa, aquí está, espero que os guste y a las que ya hayáis leído esta historia espero que recordéis buenos momentos con ella.
Un besote, Naobi
Hospital Provincial de Forks - Lunes, 20 de abril de 2009 - 02:27 AM
Era una madrugada tranquila de urgencias en el hospital de Forks, apenas había tenido un par de pacientes, solo una contusión cerebral de una chica que se resbaló en el hielo y un coma etílico de un anciano vagabundo. Las enfermeras reían de algún chiste que les había contado el anestesista que estaba intentando ligar con ellas cuando la puerta se abrió de golpe. Por ella entró una chica joven tambaleándose, soportaba a duras penas su peso, una mano se apretaba con fuerza a su vientre y su pelo revuelto y mojado por la intensa lluvia estaba pegado a su rostro.
Una enfermera se acercó a ella a sobresaltada dispuesta a ayudarla si quiere llegar a una silla de ruedas, pero la chica la sujetó con tanta fuerza del brazo que casi le hizo daño.
—El doctor Cullen ... necesito ver al doctor Cullen —balbuceaba casi incomprensiblemente.
—Lo siento cariño —se disculpó la enfermera— Carlisle no tiene guardia esta noche.
—Edward ... quiero ver a Edward —suplicó.
Otra de las enfermeras que estaba observando la escena salió a la carrera hacia el área de descanso de los doctores vociferando el nombre del doctor Cullen más joven, en ese momento con los nervios y la angustia de ver a aquella pobre niña se olvidó por completo de que habría sido más rápido si lo hizo por megafonía.
Edward se tensó cuando escuchó la voz de aquella enfermera llamándolo a gritos, podría notarse fácilmente que estaba ansiosa, que eso no era una urgencia típica en el tranquilo pueblo de Forks. Se puso en pie y sin escuchar a la pobre chica que lo llamaba a gritos, salió a toda velocidad hacia la zona de urgencias. Cuando llegó el alma le llegó a los pies de un solo visto. Allí estaba ella una vez más… tenía la cara desfigurada con el rabio roto y un ojo hinchado, las magulladuras de su cuerpo estaban tapadas por la ropa, pero seguro que era más que muchas. Era la cuarta vez que asistía a urgencias en lo que asistía de mes. Otra vez le diría que se cayó o que se tropezó con sus propios pasteles. Le dolía ver como se dejaba, como engañaba a todo el mundo y no hacía nada para ponerle fin a su propio infierno.
¿Qué ha sido esta vez, Bella? —Preguntó con tono mordaz— ¿te ha caído por las escaleras? ¿Un perro con seis patas se cruzó en tu camino? ¿O las puertas del armario se abrieron de repente y te golpearon misteriosamente?
Ella no contestó, le dolía la dureza de sus palabras, pero las merecías, por estúpida, por no escuchar los consejos de nadie, por dejarse embaucar por promesas vacías de un futuro mejor. Solo pudo sollozar con fuerza mientras las lágrimas escocían en su ojo hinchado.
—Bella ... —susurró Edward con voz más dulce mientras apartaba unos mechones húmedos de su rostro dejándole ver el mal estado de este— ¿Qué te duele? Necesito saberlo para poder curarte.
Ella volvió a sollozar mientras apretaba los brazos con más fuerza a su vientre, recordando los golpes, las duras palabras. Rezando mil plegarias para que no haya sido demasiado tarde.
—Estoy embarazada con un hilo de voz mientras más lágrimas nacían en sus ojos.
Edward se quedó en estado de shock, sus venas tardaron en llamar a rabia, ira, frustración ... Formando un coctel muy peligroso para el que estuviese cerca… eso si no comentamos al mal nacido culpable de todo esto.
—¡Un ecógrafo! —Gritó Edward después del shock inicial que provocó las palabras de la pobre chica.
Una enfermera salió a toda prisa volviendo con el dispositivo segundos después. Sin perder un segundo, Edward rajó la ropa que cubría a Bella para encontrarse con su vientre ... repleto de cardenales. No podría evitar maldecir entre dientes y jurar que si algún día se cruzaba con esa ... escoria, le podría pagar por cada golpe. Apretó casi desesperadamente la botella del gel frío sobre el vientre de Bella, ella se encogió por la sensación y porque varios chorros cayeron en golpes bastante fuertes sobre su piel sensible.
Edward tenía el ceño fruncido y el semblante serio mientras comprobaba que todo estuviese bien, sus facciones se relajaron cuando comprobó que no había ningún problema, qué esta vez había tenido suerte ... pero tenía que ponerle fin a todo esto.
—El bebé está bien —susurró Edward sin mirare a la cara. Movió el monitor y señaló con el dedo un pequeño círculo que no cesaba de moverse intermitentemente —esto que ves aquí es su corazón, y esto es la placenta. Ha tenido suerte de que no le pasase nada.
Bella suspiró aliviada y más lágrimas humedecieron sus mejillas. Estaba dividido en dos, adolorida físicamente por la paliza no era capaz de procesar los sentimientos encontrados que la embargaban. Su bebé había sido culpable esta vez, pero él era inocente, era una vida que no elegía vivir. Ella tenía la obligación de protegerlo y hacer su vida más fácil.
—Estoy harto detectado Edward en un hilo de voz interrumpiendo sus pensamientos— no puedo creerte esta vez ... no voy a hacer oídos sordos y mirar hacia otro lado. El hospital está obligado a denunciar casos como este. Ahora no eres solo tú Bella, ese bebé no tiene poder de elección, tú sí.
Bella ya había tomado su decisión en cuanto vio la mano levantada dispuesta a darle el primer golpe. Había jurado y perjurado devolvérsela cada vez que recibía una patada en su vientre. Estaba agradecido a quien quiera que quiera que esté allí arriba por mantener a su bebé sano y salvo. Pero no le permitiría a nadie más poner en peligro la vida de lo que más le importaba.
—Voy a denunciarlo esta vez identificado entre sollozos.
Edward sonrió con pena y apretó su mano con ternura.
—Le diré a las enfermeras que llamen a tu padre en lo que tardo en curarte, si él lo lleva todo irá mucho más rápido.
Bella asintió mientras Edward buscaba los útiles necesarios para curarla, en lo que una enfermera llamaba a la policía de Forks y al asistente social. Pasaron pocos minutos para que el jefe Swan cruzara la puerta de urgencias como una exhalación, llamando a su pequeña a gritos mientras las enfermeras lo miraban con una profunda tristeza ... el pobre hombre no tenía ni idea de lo que había pasado su pobre hija hasta ese momento.
Edward dejó sola a Bella en lo que iba a hablar con su padre, y mientras le explicaba las malas y buenas noticias de Rosalie Hale, la asistente social y la cuñada de Edward hizo presencia en el hospital con toda la elegancia que la caracterizaba. Los tres se enfrascaron en una conversación donde los sollozos ahogados y las maldiciones tienen eco de todo el dolor que Bella había sufrido los últimos seis meses. Exactamente el tiempo que soporta viviendo con su novio. Cuando ya tomes una decisión, Rosalie se dispuso a comunicarse en lo que el jefe Swan iba a buscar los operativos necesarios para poner en marcha el procedimiento a seguir en estos casos.
Bella miraba tristemente la oscuridad de la ventana mientras pasaba distraídamente una mano por su vientre, había estado cerca de perderlo ... pero nunca más volvería a pasar. Estaba decidido a poner un punto y aparte en su vida, y haría todo lo necesario para proteger a su bebé del monstruo que era su padre.
—Bella —susurró Rosalie enternecida por la imagen y la vez horrorizada por el estado de su antigua compañía de instituto. Ella le dedicó una mirada avergonzada, era impensable que alguien con la fortaleza interior que ella mostraba se dejase pisotear hasta ese punto —venía a ayudarte.
Bella solo pudo llorar, los brazos de su amiga la envolvieron con excesivo cuidado para no dañar su cuerpo adolorido.
—Tu padre está en el camino con dos agentes de policía, por desgracia él no puede hacerse cargo del caso —comenzó a explicarle Rosalie— sin obligación debe verificar sus heridas y hacer un informe médico con pruebas gráficas, tiene que fotografiar tus golpes —Bella sollozó más fuerte totalmente avergonzada—. Acabo de llamar a Alice para contarle todo ... Jasper ha ofrecido un caso, también está el camino para verificar el procedimiento que sigue su curso habitual. Ya le he dicho que es innecesario ya que estará aquí tu padre, pero ha insistido.
Bella solo podría sollozar más fuerte mientras se aferraba al cuerpo de su amiga. Por fin saldría de ese infierno, esperaba que todo saliese bien para ella y su bebé, no se perdonaría que algo le pasara por su culpa.
Dos horas después del forense policial ya la había reconocido, y sacado las fotografías necesarias. El jefe Swan, Edward, Rosalie, Jasper y hasta la misma Alice que fue capaz de quedarse en la cama, estaban en la puerta esperando poder entrar a ver a Bella.
—Bella necesita un lugar a donde ir, no permitiré que vuelva a esa casa seleccionada Alice con la mirada perdida.
—Volverá a casa aislada Charlie Swan con voz monocorde.
No tenéis sitio con los gemelos… sé qué podrías apañaros, pero Bella podría mil objeciones… sabes cómo es —replicó Rosalie.
Charlie pensó sus palabras ... tenía razón. Desde que Sue había tenido a Seth y Leah apenas había sitio en la casa, había agradecido el nacimiento de estar coincidiendo con Bella se independizó para no tener problemas de espacio, ahora no podría medir a Bella en su casa sin poner todos patas arriba Bella nunca estaría de acuerdo.
—Le propondría llevarla a casa, pero tampoco iría por no hacer un mal tercio —susurró Jasper.
Y es que su amiga era muy terca, siempre había querido darles espacio a las parejitas, por lo que no irrumpiría así como así en la casa de Jasper y Alice echando por tierra toda la tranquilidad que tienes tres meses después de su boda. Como tampoco iría con Rosalie y Emmett por el mismo motivo.
- Me la llevo conmigo —la voz de Edward sonó por primera vez desde que estaban todos reunidos. Cuatro pares de ojos lo miraron sorprendidos pero él no se amedrentó: no puedo oponerse a mí, vivo solo y tengo espacio de sobra, somos amigos desde la secundaria y sé cómo convencerla para que acepte.
Charlie Swan frunció el ceño, no le gustaba la idea de que su niña compartiese el techo con un chico, la última vez que lo había logrado ella ... en el estado que estaba en ese momento. No podría perdonar que volviese a pasar lo mismo de nuevo, pero conocí a Edward desde que era un bebé, conocí a sus padres, Carlisle y Esme no había criado a un maltratador. Así que solo pudo suspirar y asentir resignado.
Bella cruzó la puerta de la habitación donde estaba seguido por un psicólogo del hospital, pese a los golpes y las marcas de su cara, su expresión era de serenidad, por fin había tenido el valor de dejar todo atrás ... de salir a la superficie en ese mar de aguas negras en el que se estaba hundiendo. Sonrió débilmente al ver a su familia allí, porque ya todos eran su familia. Avanzó los pocos pasos que la separaban de ellos para fundirse en un abrazo en el grupo que hizo su espalda se quejase un poco, pero el cariño que pasó era el mejor bálsamo para sus heridas.
—Ya está en el calabozo juicio Charlie con voz contenida mientras abrazaba a su hija—, hizo todo lo posible para que no le pusiera fianza y no pudiese salir hasta el juicio.
—Gracias, papá —musitó con poca voz.
—Bella, vamos a casa, tendremos Edward tendiéndole una mano, ella iba a protestar, pero la silencio colocando un dedo sobre sus labios— mañana discutiremos lo que quieras. Pero esta noche vendrás a dormir a mi casa y no hay pero que valga.
Bella miraba distraídamente por la ventanilla del volvo mientras las calles vacías y las casas con luces apagadas quedaban atrás. Avanzaban hacia las afueras del pueblo donde Edward tenía su casa.
—¿Cómo estás ... aquí? —Preguntó Edward señalólando su cabeza con un dedo.
¿Qué quieres decir? —Preguntó ella confundida.
—Quiero estar a tu lado en todo, para eso necesito saber lo que cruza por esa cabecita —explicó.
—Sabes cómo soy… —suspiró Bella— cuando tomo una decisión la sigo hasta donde no doy más. Michael Newton no volverá a ponerme un dedo encima.
—De eso puedes estar seguro… y si lo haces, no vivirá para contarlo —la voz de Edward sonó más dura y amenazante que nunca.