TODO LO QUE TOCO SE VUELVE ARCOÍRIS Y CORAZONES.
« Tap on my window, knock on my door,
I want to make you feel beautiful »
She will be loved - Maroon 5.
Dandelion.
A FloorVioleetta.
Provocadora.
Hablan. Mina le reclama, en juego, que si es que acaso pretende romper su ventana o por qué le lanza piedras, (guijarrillos que tan solo lograrían esto de ser lanzados con la misma fuerza impulsora de un arma de fuego antes que por la fuerza de una persona que, por supuesto, no tiene intenciones de romper nada). La música llega a oídos de Sero, mientras le sigue la conversación, « oh, sí, tenía pensado asaltar tu habitación y llevarme uno de esos almohadones peludos morados que tienes; lástima que estuvieras dentro, tuve un error de cálculo », nota su tristeza cuando ella apenas se ríe y continúa, jugando, Ashido intentando olvidarse de lo que sea que la tenía bailando en la soledad de su recamara con tanta calma.
Sero no le contesta a lo que le dice, de que va a tener que entregarlo con la policía ahora que ha confesado sus crímenes (o sus planes de ellos). No le contesta y extiende una mano para interrumpirla, una señal de alto, con su palma extendida. Ashido se detiene y Sero la mira, a los ojos, y se queda quieto un par de segundos que se hacen eternos, tan tensos. Crea la atmósfera tensa tan abruptamente como lo hace cuando la corta al formar una sonrisa en su boca y juntar los dedos de su mano, índice y pulgar haciendo un mismo gesto « aguarda aquí », le dice antes de alzar el brazo y dejar salir su cinta, que se pega al balcón continuo hacia arriba y él se impulsa para volver hacia abajo. Toca suelo, Mina se asoma para verlo sin entender, que es que de dónde vino y a dónde irá ahora.
Y, para qué.
No lo entiende. Se mantiene al borde del balcón, asomada hacia abajo. Siempre le ha fascinado la movilidad que tiene con la cinta, le gusta mucho lo que hace y puede hacer con ella. Se entretiene en buscarlo, cuando sus ojos lo pierden por debajo de unos árboles y entonces no sabe dónde está.
¿De acuerdo...?
Ashido está por suspirar; a la brevedad de que inspira, que es cuando el sonido de su cinta cortando el aire le llega a los oídos. Y en pocos segundos, Sero vuelve a estar arriba, con ella, en su balcón.
Él respira, muy fresco, y sonríe una vez más, le tiende una flor. « Aquí » se la extiende, con sólo eso y no más.
Para ti.
Ashido alcanza la flor con la mano, y la coge. Perpleja. La observa con atención: son las flores que crecen con la hierba comúnmente en los jardines de la escuela, por supuesto que las reconoce. Y ahí está. Ahora, en su mano, luego de que él se la ha tendido como si fuera la cosa más especial del universo.
Llega, entonces, la mano de Sero. Que se pone por encima de ella, en su coronilla. Un contacto suave y quedo, cuidadoso de no chocar e incomodarle en sus cuernos.
Ashido siente que le tiembla el corazón, incluso anticipadamente.
« Ponte bien, ¿sí? »
Sero retira su mano y estira sus brazos colgándose hacia afuera del balcón, echándole una mirada más a Mina, preparándose para salir de ahí.
« Voy a estar abajo, por si me necesitas. »
Se impulsa y vuelve hacia su lugar original. Dejándola ahí sin más, dándole su espacio.