Esta historia participa en la actividad "Kissing album" del foro "El feliz grupo de hambrientos".

Descargo de responsabilidad: Akatsuki no Yona pertenece a la maravillosa Kusanagi sensei.

NOTA: Brínquense cualquier connotación cultural. AU moderno.


BESOS Y MÁS BESOS

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BESO OBLIGADO

—Anda, sean buenos y hagan las paces —dijo el padre de ella.

—Y un besito en la mejilla —añadió el abuelo de él.

—No —protestó el niño.

—Que sí —replicó el anciano, mientras empujaba a su nieto hacia la niña que lo miraba con ojos espantados.

El niño se retorcía como culebra, pero su abuelo era demasiado fuerte para su edad, y la niña parecía paralizada, casi sin atreverse a respirar.

—Mundok —intervino el padre de ella—, quizás no deberíamos–

—Tonterías —contestó el anciano, interrumpiéndolo—. Tienen que hacer las paces.

Y cuando ya la mejilla de la niña estaba a un suspirito de distancia, el niño tan solo cerró los ojos bien fuerte, resignándose a lo inevitable, y se encomendó a los dioses. ¿Pero qué se creían que eran? ¿Muñecos?

—¡Puaaaj! —exclamó el niño, cuando la tortura terminó y por fin se vio libre. Dio un paso atrás, a la vez que se restregaba la boca con la manga, tratando de quitarse el sabor de la piel ajena en sus labios.

—¡Papáááááá! —gritó la niña, a pleno pulmón, con los ojos anegados en lágrimas y alzando los brazos hacia su padre.

Por supuesto, tal acto de mala educación y de descortesía hacia la pequeña damisela, le valió al niño un soberano coscorrón.