DISCLAIMER: Nada de esto me pertenece. Los personajes pertenecen a Stephenie Meyer y la historia a knicnort3. Yo solo me adjudico la traducción.

Capítulo beteado por Yanina Barboza, beta de Élite Fanfiction (www facebook com/ groups/ elite .fanfiction)

Link del grupo en facebook: www facebook groups / itzel . lightwood . traducciones

Link de la historia original: www fanfiction net /s/ 13355195 /1/ Loving-Them

AVISO: Este capítulo lidia con temas sensibles. Favor de leer con discreción.


Capítulo 31: Agradecido

La siguiente semana no podía llegar lo suficientemente rápido. Para cuando el miércoles llegó, me preocupaba que ella hubiera cambiado de opinión acerca de nuestra reunión, pero luego, finalmente el jueves recibí el mensaje. Era simple y directo. Nada más que la fecha, la hora y una dirección, y no podría estar más emocionado. No nos veríamos hasta el sábado, pero eso estaba bien. Llegaría y yo estaba emocionado.

Había estado emocionado anticipando ese encuentro desde que supe que se daría, sin embargo, mientras manejaba hacia el centro, estaba sorpresivamente nervioso.

¿Cómo sería ver a Bella en ese entorno?

¿Cómo manejaría la información que planeaba darme?

¿Tendría la fuerza que ella necesitaba que tuviera mientras divulgaba sus recuerdos más dolorosos?

Esas y muchas, muchas preguntas más, corrían por mi mente; para ninguna de ellas tenía la respuesta, y no las obtendría hasta que estuviera ahí para experimentarlo.

El centro estaba a veinte minutos de distancia, y cada minuto que conduje se sintió como si fuera una hora. Para cuando llegué, mi cerebro estaba cansado por la preocupación, así que terminé sentándome en mi auto en el estacionamiento por cinco minutos, solo tratando de aclarar mi mente y controlar mis emociones.

Tomé un profundo respiro.

—Bien —me dije a mí mismo antes de finalmente salir para entrar al edificio.

Estaba tan ansioso que realmente no tenía la habilidad de mirar alrededor, pero por lo que podía ver, todo lucía limpio y acogedor; casi como si fuera un hotel, de una forma. Había un lobby, y un escritorio de recepción, y ahí es a donde fui para recibir más instrucciones.

—Mi nombre es Edward Cullen. Estoy aquí para ver a Bella Swan —le dije a la mujer.

Ella escribió en su computadora y fue capaz de encontrar mi nombre de inmediato.

—Ah sí, su nombre aparece en la lista de visitantes verificados de la señorita Swan, pero necesitaré ver una identificación.

Después de mostrarle mi licencia, fui dirigido hacia un pasillo y por unas puertas dobles. Había un columpio de porche y una fuente que provocaba el más pacífico ruido de ambiente que hubiera escuchado en mucho tiempo. Las flores que rodeaban el área estaban todas floreciendo, lo que completaba la serenidad de la locación y definitivamente me daban una sensación de calma. Bella estaba ahí. Todo iba a estar bien.

La esperé por alrededor de diez minutos, y cuando finalmente salió, ella no estaba sola.

—Edward —dijo, su voz era firme, pero de algún modo nerviosa a la vez.

Me giré para mirarla y me puse de pie mientras las dos mujeres se acercaban.

—Hola —dijo con una sonrisa. Luego se quedó frente a mí de forma incómoda, y después se inclinó para darme un abrazo.

Envolví mis brazos alrededor de ella y respiré tan profundo como era posible.

—Te he extrañado —dije, lo suficientemente alto para que solo ella me escuchara.

Se separó y mantuvo su insegura sonrisa.

—Um, Edward, ella es la doctora Charlotte Peters —presentó a la mujer.

Alcé las cejas en shock.

—¿Profesora Peters?

La mujer extendió su mano hacia mí.

—Señor Cullen, estoy muy feliz de finalmente conocerlo. He extrañado nuestros intercambios vía email.

—Uh… sí. ¿Qué está haciendo aquí? —pregunté, no estando completamente seguro de qué pensar acerca de su presencia con Bella.

—Ha estado afiliada aquí desde hace algunos años —explicó Bella—. Estaba muy molesta cuando la encontré aquí por primera vez, pero hablamos y arreglamos algunos problemas, y ahora estamos escribiendo un libro juntas.

—¿Que están haciendo qué? —pregunté sorprendido. Mi comunicación con esa mujer había sido el catalizador de Rosalie explotando hacia mí, haciendo que Bella terminara conmigo y se produjera su intento de suicidio. No la culpaba, pero tampoco esperaba que Bella trabajara con ella de algún modo.

—Estamos escribiendo un libro acerca del TID —repitió Bella—. Sé que siempre he evitado la idea de capitalizar mi trastorno, pero si contar mi historia puede ayudar a alguien que está luchando allá afuera a sentirse menos solo o inspirado de alguna forma, quiero hacerlo. Yo solo… siempre he visto mi trastorno como algo de lo que sentirme avergonzada, pero mientras más hablo al respecto, y trabajo en ello, he comenzado a verlo como lo que en realidad es, un medio para la supervivencia. No creo que pudiera haber llegado hasta donde estoy la mitad de bien de lo que estoy sin la protección que mis álter egos me han dado y aún me dan. Como sea, solo quería decirte acerca del libro, y que finalmente conocieras a la doctora Peters.

—Bueno, si tú eres feliz, yo soy feliz —le dije apoyándola.

Asintió.

—Los libros, de alguna forma, son lo mío, así que supongo que escribir un libro es el siguiente paso. Y, ¿qué mejor tema para iniciar que uno con el que he lidiado de primera mano durante la mayor parte de mi vida?

—Me alegra conocerte en persona, Edward. Estoy segura que hablaremos más —dijo la doctora Peters, antes de estirarse por mi mano para saludarme de nuevo, y luego disculpándose para irse.

—Hablando de libros —dije, rompiendo el incómodo silencio en el que nos encontramos en el momento que nos quedamos solos—. ¿Quién ha estado atendiendo la librería desde que estás aquí? Bueno, sé que Kate sigue trabajando ahí medio tiempo, pero nunca mencionó quién la manejaba.

—Mi papá contrató a tres empleados por mí, y los cuatro trabajan en rotación. Ha sido muy difícil para mí ceder ese tipo de control, pero realmente no tenía otra opción. También redujimos el horario en el que trabajamos, lo que también ha funcionado.

—Guau, realmente estoy orgulloso de ti por eso. Bueno, estoy orgulloso de ti por todo lo que has estado haciendo, en realidad.

—Aprecio que digas eso. Significa mucho.

Caminó hacia el columpio y se sentó, palmeando el cojín junto a ella para que también me sentara.

—Entonces… —dijo incómoda—. Supongo que no hay cómo retrasarlo más. Necesito decirte cómo desarrollé esto.

—Si no estás lista…

—Lo estoy —insistió—. Tan lista como alguna vez podré estar; es solo que no es fácil. Quiero decir, sé que aún me amarás… pero está una ilógica pesadez que viene conmigo. Como si tú no fueras a ser capaz de verme nada más que como algo dañado o algo así. Quiero decir, dañada más que solo mental, sino también físicamente.

—Nunca podría pensar eso de ti —le aseguré.

—Lo sé. Es ilógico y tonto, pero no puedo evitar sentirlo de todos modos, así que supongo que solo comenzaré antes de que me acobarde. Como quitar una banda adhesiva, ¿cierto? ¿Mejor solo quitarla rápidamente?

—Lo que sea que te parezca mejor —le dije, apoyándola.

Asintió.

—Esto es lo mejor. Es mejor que lo sepas para que sienta que lo entiendes, y podamos avanzar sin secretos o esqueletos colgando de mi lado del armario. Bien…

Tomó un profundo respiro.

—No sé todo, y me he dado cuenta de que no recordar ciertas cosas es un regalo en lugar de una maldición. Si recordara todos los pequeños detalles, cómo se sintió o cómo se veían, probablemente me haría una bolita en el suelo y nunca funcionaría de nuevo. Honestamente no sé cómo Rosalie manejó todos esos recuerdos, y ella recordaba todo, así que…

Dejó de hablar mientras consideraba qué era exactamente lo que quería decir.

»Ahora puedo recordar lo suficiente para saber qué me pasó, y espero que eso sea todo lo que recuerde porque es más que suficiente —reiteró.

Otro profundo respiro.

»Supongo que debo empezar con un poco de historia. Mi mamá y papá eran novios de la secundaria. Ambos crecieron en malos hogares; ambos consumieron drogas para lidiar con eso.

Probablemente era claro por mi expresión que estaba sorprendido de que el oficial Swan alguna vez consumiera drogas.

»Sí —contestó mis pensamientos no hablados—. Él dijo que fue un tiempo oscuro. Como sea, cuando mi mamá se embarazó de mí, mi papá trató de limpiarse, y mi mamá… bueno, ella trató por un tiempo. Nací siendo adicta a la heroína, y después de que los servicios de protección infantil me llevaran por un tiempo, mi papá probó ser un padre adecuado, pero mi mamá nunca lo consiguió. Le dieron a él mi custodia completa, y él cuidó de mí con la ayuda de su abuela. Al paso de los años, mi mamá se aparecía de vez en cuando y arruinaba todo. En ese entonces, no entendía ninguno de los problemas que creaba, porque ella era mi mamá, y la amaba y quería pasar tiempo con ella.

Pausó, así que tomé sus manos entre las mías solo para recordarle que estaba ahí y que mi amor era incondicional. Afortunadamente, no se alejó. En su lugar, entrelazó sus dedos con los míos y tomó mis manos como si de eso dependiera su vida.

»Y luego un día, cuando tenía alrededor de ocho años, ella llegó a mi escuela —continuó—. Nunca habíamos hecho nada particularmente divertido cuando ella estaba alrededor, pero estaba emocionada, y fui con ella. Recuerdo estar en su vieja camioneta por días. Dormíamos ahí, y cada vez que le decía que tenía hambre ella se detenía en una gasolinera y me compraba donas o papas fritas. Después de quizá una semana, le pedí ir a casa, pero me dijo que mi papá ya no me quería… le creí.

—No era cierto —dije lo obvio.

—Claro que no, pero cuando tenía ocho años, quería creerle a mi madre. ¿Por qué ella me mentiría? Ahora sé la respuesta a eso… ella planeaba usarme.

—¿Usarte para qué?

—Para hacer dinero para sus drogas. Los… los abusadores de niños pagan mucho más —dijo en voz baja, pero con tanta fuerza que estaba con el corazón roto y disgustado, así como también extremadamente sorprendido por su fuerza.

Miró a sus manos en su regazo, pero luego alzó la mirada y en sus ojos me mostró la intensidad de su espíritu perseverante.

»Me vendió… cada noche. Algunas veces múltiples veces en una sola noche. Me vendía a pedófilos pervertidos que pagaban por la hora. Les dejaba hacer lo que quisieran conmigo. Hizo más dinero en una noche usándome de lo que posiblemente pudo haber hecho en un mes prostituyéndose. Pagué por sus drogas, pero también por nuestra comida y hoteles y gasolina para la camioneta. Era nuestro único modo de conseguir ingresos. En algún momento, me encerré en mi mente y creé a Rosalie para que llevara la carga de todo eso. Fue la única forma en la que pude sobrevivirlo. Cada vez que mi madre me encerraba en una habitación de hotel llena de cucarachas con uno de esos hombres, Rosalie… ella lo sobrevivía por mí. Incluso ahora, cuando recuerdo suficiente de lo que pasó, ella aún está protegiéndome de las sensaciones y las imágenes… y sé que siempre mantendrá eso enterrado, y lo aprecio demasiado…

Tuvo que detenerse para limpiarse las lágrimas del rostro, pero se mantuvo fuerte, mientras que yo sentía que iba a ser consumido por mi pena e ira. ¿Quién podría hacerle eso a una niña? Era enfermizo, y no quería hacer otra cosa más que cazar a su madre y a cada asqueroso monstruo que la había lastimado. Era la angustia personificada, y aun así, Bella se rehusaba a quebrarse de nuevo.

—Ya ves, he estado luchando con Rosalie durante tanto tiempo, y culpándola de todos mis problemas, cuando en realidad, ella es la única razón por la que he sido capaz de formar una vida en primer lugar. Todo este tiempo ha sido mi salvadora.

—Te amaba —dije, no más alto que un susurro—. Tú eras su propósito.

—Lo sé —contestó, al mismo volumen. Suspiró y luego siguió contando su dolorosa historia—. Mi madre fue descubierta por un policía encubierto cuando tenía alrededor de trece años. Ahí fue cuando finalmente fui enviada a casa con mi papá. Volver con él fue una difícil transición. Él no sabía qué estaba mal conmigo porque nunca hablé de eso. Difícilmente hablaba en ese tiempo, pero incluso si hubiera podido hablar al respecto, ni siquiera sabía mucho de eso porque Rosalie me había protegido ferozmente.

—Estoy seguro que también fue difícil para Charlie —murmuré.

—Lo fue. Solo puedo imaginar lo inútil que se sintió en ese entonces. Su hija perdida regresó completamente rota. Era callada, ausente y no confiaba en nadie. Mi madre me había dicho tantas mentiras acerca de mi papá que honestamente estaba asustada de él. Luego Rosalie salía y era combativa y violenta. Él me llevó con doctor tras doctor, esperando averiguar qué estaba mal y cómo podía arreglarse. No fue hasta que mi madre hizo un acuerdo con la fiscalía que involucraba revelar su lista de clientes pedófilos a cambio de una reducción de sentencia, que mi papá siquiera se dio cuenta de lo dañada que estaba. Pasaron unos cuantos años, después de que fui abusada de nuevo por uno de mis muchos doctores, y creé más personalidades, hasta que un psiquiatra diferente pudo ser capaz de diagnosticarme con TID. Tener el diagnóstico fue una bendición y una maldición. Al menos sabíamos con qué lidiábamos, pero también ponía un estigma en mí, y mi papá y yo acordamos no decirle nada a los extraños.

—Y eventualmente dejaste la terapia —recordé.

—Confiábamos en el doctor que abusó de mí. Él era el único que parecía comprenderme. Comenzó siendo tan agradable y cálido, pero era exactamente lo opuesto. Resultó ser el mal que trataba de ayudarme a superar. Rosalie culpó a mi padre, por supuesto. Él prometió que nunca dejaría que nadie me lastimara de nuevo, pero no fue capaz de protegerme. Y por esa situación, creé a Alice y Tanya. El psiquiatra que me diagnosticó con TID solo quería drogarme hasta tenerme en un estupor. Tenía terribles ataques de pánico, y estaba aterrada de los doctores. Luego, un día mi papá tuvo suficiente, y juró que nunca me haría ir a ver a otro de nuevo.

—No lo culpo. ¿Recuerdas el nombre del doctor que te lastimó? —pregunté, sintiendo como mi sangre literalmente hervía. Esperaba por Dios que el doctor estuviera encerrado para que no pudiera lastimar a nadie más, pero egoístamente esperaba que estuviera libre para poder matarlo con mis propias manos, lentamente. A los doctores lo primero que se les enseñaba era a no hacer daño; un hombre como ese no era doctor, y tampoco yo. Realmente sentía que podía asesinar al hombre si tuviera la oportunidad, pero Bella se negó.

—Pasó hace mucho tiempo y, por lo que sé, él aún está en prisión por eso —me dijo suavemente, claramente tratando de calmarme. Su suavidad era reconfortante y me hizo darme cuenta de que ella era la que me estaba calmando en lugar de que fuera al revés. Necesitaba controlarme por su bien.

»Edward, no te estoy diciendo nada de esto para que te enfurezcas y corras a tratar de vengarme. No necesito un héroe; solo necesito que me ames.

Tomé un calmante respiro y asentí. De algún modo logré sonreírle.

—No necesitas un héroe porque ya tienes uno. Tú eres tu propio héroe, Bella. El hecho de que siquiera puedas sentarte y decirme algo de esto es la cosa más increíble que alguna vez haya visto. Estoy completamente maravillado por ti. De verdad, lo estoy.

—Me ha tomado mucho tiempo llegar hasta aquí. Pero incluso aunque no necesite que me salves de nada, tu amor es el catalizador que me empujó a querer ser mejor. Quería estar tanto contigo que estaba dispuesta a intentar volver a confiar en los doctores de nuevo. Y el hecho de que no salgas corriendo prueba lo maravilloso que eres.

—¿Por qué saldría corriendo?

Se encogió de hombros.

—¿Por qué no lo harías? Todo es una gran mierda. No necesitas lidiar con nada de esto, pero sigues volviendo, y aún estás esperando. Eso significa mucho para mí. Honestamente nunca pensé que alguien pudiera de verdad amarme.

—Bella —le dije mientras gentilmente acariciaba su rostro—. No sé cómo alguien podría no amarte. Lo que te sucedió… no tiene nombre. Desearía poder remover todos los recuerdos y el dolor de ti; lo tomaría todo yo si pudiera. Quiero salir y encontrar a cada persona que alguna vez te lastimó y hacerlos sufrir un destino peor que la muerte… pero sé que lo mejor que puedo hacer ahora es tratar de seguir adelante.

—Eso es todo lo que quiero —dijo sinceramente—. Ellos se robaron mi infancia, pero estoy harta de dejarlos destruir mi vida adulta también. Quiero vivir. En verdad hacerlo. No quiero tener miedo de tener una familia o estar preocupada de que todo será tomado de mí. Siempre me ha sido difícil confiar en la gente, pero confío en ti… pero también estoy asustada.

—Está bien tener miedo. Después de todo por lo que has pasado…

—Pero es todo —me interrumpió—. No estoy asustada de estar contigo, solo tengo miedo de que tengas miedo de estar contigo.

—No entiendo a qué te refieres —le dije honestamente—. ¿Por qué tendría miedo de estar contigo?

—Por todo lo que me hicieron. Por la forma en la que mi cuerpo fue usado por otros hombres.

—Oh, cariño, eso nunca podría hacer que te ame menos.

—No dije que me preocupara que me ames menos. Dije que me preocupaba que tuvieras miedo… miedo de tocarme —explicó, poniéndose emocional de nuevo—. No quiero que dudes o que alguna vez te preocupes de que algo que me estás haciendo íntimamente pueda tener un efecto negativo en mí. Solo necesito que sepas que no hay nada que puedas hacerme que me asuste o me dé algún tipo de traumático flashback a mi abuso. Sé de una paciente en este centro que está aterrada de ser tocada de algún modo sexual por lo que le sucedió, y no quiero que pienses que así soy yo.

—¿No tienes ningún problema con el sexo después de recordar todo esto? —pregunté con cuidado, tratando de comprender mejor lo que quería decirme.

—No. Al menos no contigo. Realmente no recuerdo los detalles. No recuerdo nada de cómo se sintió o de lo que vi o lo que se me hizo. Nada en específico. Y estoy agradecida por eso, porque no quiero estar asustada de tener sexo. Quiero hacerte el amor en todo sentido… incluso quiero que me folles de nuevo en un baño en algún punto —dijo sorpresivamente calmada, dado la dureza del tema.

—Eso fue bastante fantástico —coincidí, en su mismo tono.

—Fue increíble —reiteró—. Especialmente después de pasar mucho tiempo sin eso. Pero ese es el punto, fue increíble porque confío demasiado en ti y puedo bajar la guardia contigo y saber que estoy segura. Alice… algo que recientemente aprendí de Alice, es que ella en realidad odiaba el sexo casual.

Me reí una vez.

—¿Qué?

—La gente lidia con el dolor de diferentes formas. Alice es quien recuerda al doctor abusando de nosotras. Esa fue la razón por la que fue creada. Ella lo vivió. Solo pasó una vez, pero fue suficiente para traumarla. El sexo con extraños era como un autocastigo para ella. Actuaba de forma salvaje y loca porque eso adormecía el dolor. Mientras más lo hacía, más era capaz de convencerse a sí misma que no importaba. Que nuestro cuerpo no tenía importancia y que lo que había pasado no había sido nada. Fue como lo manejaba… hasta que te conoció. Enamorarse de ti cambió toda su perspectiva. Ella en realidad disfrutó del sexo por primera vez, y estaba emocionada por probar cualquier cosa contigo. No siempre manejaba del todo bien sus emociones, pero en el fondo de todos sus pequeños berrinches y la aparente insaciable necesidad por intimidad, solo estaba su miedo de perderte.

—No tenía idea de eso —dije sorprendido y lleno de arrepentimiento por cada ligera pizca de irritación que alguna vez sentí ante el comportamiento de Alice—. Desearía haberlo sabido cuando ella estaba aquí.

—Ella está aquí —me aseguró Bella—. Todas lo están. No las escucho o las veo, pero las siento, y desde ahora iremos por la vida como una unidad cohesiva. Es lo más cercano a una cura que alguna vez tendré, y honestamente, no lo querría de otra forma. Ya no quiero que desaparezcan por completo. Solo quiero tener la oportunidad de vivir, y eso es lo que haremos… juntas.

—No hay nada más que desee para ti... para nosotros —le dije.

—Las cosas no serán fáciles —me advirtió—. Solo porque yo y mis álter egos estamos trabajando juntas ahora, no significa que no tendré problemas.

—Lo sé y ahí estaré ayudándote de la forma en la que pueda hacerlo.

—Sé que lo harás, pero lo que es más importante para mí es que finalmente tengo suficiente fe en mí misma para poder hacer lo mismo por ti. Todos tienen momentos bajos. La vida es difícil, y todo lo que quiero para ti es que sientas que puedes venir a mí con tus problemas también. Quiero un equilibrio. Sé que aún tomará tiempo, pero algún día… llegaremos ahí.

—Lo haremos —coincidí con sinceridad.

Lucía como si se le hubiera quitado un gran peso de encima, y claramente estaba exhausta. Dejó caer su cabeza en mi pecho y no podía hacer otra cosa más que abrazarla. No importaba en dónde estuviéramos o qué estuviéramos haciendo, ella estaba entre mis brazos, estábamos justo donde pertenecíamos.

Debimos habernos sentado en ese columpio por horas. Ambos estuvimos en silencio por un largo rato, simplemente disfrutando de la compañía del otro y asimilando todo. Estaba molesto y asqueado y devastado por todo, pero más que nada estaba agradecido. Agradecido con la policía porque finalmente la separó del monstruo de su madre. Agradecido por Charlie haciendo todo lo que pudo para hacer que su hija mejorara. Y agradecido con el mismo TID por mantener a salvo a Bella. Las personalidades de Bella la habían salvado muchas veces, pero al final, cada una de ellas eran piezas de Bella. Ella era su propia salvadora, y estaba increíblemente agradecido de que así fuera.

Aún teníamos un camino muy largo frente a nosotros. Más retos y problemas. Tendríamos altas y bajas, y compartiríamos más lágrimas, de felicidad y tristeza. Más que nada, viviríamos nuestras vidas juntos, porque juntos podíamos superar cualquier cosa.


¡Mil gracias a las chicas que dejaron sus reviews!, gracias a:

Paola Lightwood, AnnieOR, jupy, glow0718, freedom2604, Leah de Call, Gabriela Cullen, Tecupi, Lady Grigori, lauritacullenswan, kaja0507, somas, bbluelilas, tulgarita, Camilla Fava, Alexandra Nash, Liz Vidal, Kriss21, Tata XOXO y valentina delafuente.

No olviden dejar el suyo y nos leemos pronto :)