DISCLAIMER: Nada de esto me pertenece. Los personajes pertenecen a Stephenie Meyer y la historia a knicnort3. Yo solo me adjudico la traducción.
Capítulo beteado por Yanina Barboza, beta de Élite Fanfiction (www facebook com/ groups/ elite .fanfiction)
Link del grupo en facebook: www facebook groups / itzel . lightwood . traducciones
Link de la historia original: www fanfiction net /s/ 13355195 /1/ Loving-Them
Capítulo 23: La tormenta
La tormenta llegó, pero comenzó como una ligera llovizna. Una llovizna con el nombre de Bree.
—Oye, ¿tú hiciste esto? —cuestioné, señalando los rayones con marcador negro permanente por toda la pantalla de mi recién reparada laptop.
Bree me sonrió con una fingida inocencia.
—Quizá. ¿No crees que se ve mejor así?
—No, no lo creo, y no tengo idea de cómo limpiar esto —le dije, tratando de contener mi enfado—. Bree, esto no fue algo lindo por hacer. Ya estoy retrasado con mis tareas y de verdad necesitaba trabajar en ellas esta noche.
—Oh, bueno. Supongo que en su lugar tendrás que jugar conmigo —dijo despreocupadamente.
—No puedo —contesté con calma—. Ahora tengo que averiguar una forma de arreglar esto. Te dije que de verdad necesitaba concentrarme esta noche. ¿Por qué hiciste esto?
—Porque dijiste que no podía venir Irina —contestó Bree con los brazos cruzados y un puchero.
—Bueno, ciertamente no vendrá después de que hicieras esto —le dije con firmeza. Odiaba tener que ser disciplinario, pero Bree necesitaba saber que sus acciones tenían consecuencias—. Ahora la próxima vez que salgas, tampoco podrás tener tu pijamada —añadí.
—¡Eso no es justo! —gritó mientras pataleaba con el pie—. Ya no eres mi mejor amigo. ¡Te odio! —gritó, antes de correr a la habitación de Rosalie y encerrarse ahí.
—Jodidamente perfecto —murmuré para mí.
Saqué mi celular y traté de buscar cómo quitar marcador permanente de una pantalla electrónica, pero era difícil concentrarse cuando seguía escuchando golpes y ruidos de cosas que caían venir de la habitación. Lo que fuera que Bree estuviera haciendo se estaba volviendo ridículo. Podía sentir mi temperamento empeorar, así que solo cerré los ojos con fuerza y me forcé a permanecer calmado.
No pasaron ni cinco minutos cuando escuché la puerta abrirse, y luego fui atacado.
—Parece que me dejaron salir antes —susurró Tanya mientras comenzaba a morder el lóbulo de mi oreja y besar mi cuello.
—Cariño, espera. —Traté de detenerla, pero no escuchaba mientras comenzaba a pegarse a mi entrepierna.
Algunas veces era jodidamente difícil cambiar de humor tan rápido cuando las personalidades abruptamente cedían el control. Estaba en mi modo de hermano mayor/cuidador con Bree, así que cuando Tanya salió de repente y de inmediato quería tener sexo, necesitaba un poco de tiempo. Tiempo, que Tanya tomó de la forma equivocada, lo que solo hizo que la llovizna de Bree se convirtiera en una lluvia…
—¿Por qué no quieres tener sexo? —preguntó, claramente herida por mi petición de retrasar la intimidad—. Nunca le dices que no a Alice. ¿Es porque te gusta más?
El repentino ataque de celos de Tanya no era tan sorprendente debido a su estado de madurez mental. Los adolescentes eran famosos por ser muy celosos e inseguros. Solo necesitaba seguir haciéndola sentir mejor.
—Bebé, no, solo estoy cansado. Tengo demasiado en mi mente ahora.
—Te follas a Alice una y otra vez, incluso toda la noche algunas veces, pero después de una vez conmigo siempre te quieres ir a dormir. Te gusta más follarla a ella, ¿no es así?
—No, ella solo es más experimentada que tú, así que…
—Así que te gusta más —me interrumpió—. Está bien. No puedes evitar a quién quieres y qué es lo que te gusta. Pero ni siquiera me das la oportunidad de hacer las cosas que ella hace. Siempre me rechazas.
—Eso no es verdad —dije, frustrándome—. Todas son diferentes. No mejor que las otras, solo diferentes. Tanya, te amo por ti.
—¡Pero crees que soy aburrida en la cama! —soltó.
—No, en lo absoluto. Cariño, por favor, te lo prometo, no prefiero a Alice. Solo estoy teniendo un día difícil. Tengo estas tareas pendientes, y ahora tengo que lidiar con marcador por toda mi pantalla. Solo estoy un poco estresado justo ahora. No tiene nada que ver contigo, lo juro.
—Bueno, lamento si te doy molestias —dijo con amargura, antes de volver a la habitación de Rosalie.
Se portó fría conmigo por el resto del día y no fue a la cama conmigo esa noche. Para cuando finalmente me quedé dormido, después de darme por vencido en mis esfuerzos por limpiar mi computadora, no pasó mucho tiempo para que fuera despertado por una persistente Alice, lo que probablemente enfureció aún más a Tanya cuando terminé cediendo ante ella.
La verdad era que, probablemente sí tuviera más sexo con Alice, pero solo porque ella parecía necesitarlo más, no porque la prefiriera sobre Tanya y ciertamente no sobre Bella. Alice era la única de las tres que tenía cero inhibiciones y nunca estaba satisfecha con solo una vez. Mantener a Alice contenta casi se había convertido en una tarea. Amaba estar con ella pero, a veces, podía volverse cansador.
Cuando las necesidades de Alice estuvieron cubiertas por la noche, me las arreglé para conseguir unas cuantas horas más de sueño antes de que me despertara de nuevo para el sexo matutino. Al ser domingo, sabía que Alice demandaría una aventura, así que me aseguré de dejar mi estrés a un lado para darle toda mi atención. Me sentí como una mierda al no haber sido capaz de hacer lo mismo por las pocas horas que Tanya estuvo en control, pero eso se debió a los eventos de la semana. Tendría que compensarla para la siguiente vez que estuviera fuera.
Alice y yo pasamos el día en su playa favorita. Era un día cálido, así que había un poco de gente. Alice disfrutaba correr de las olas y juguetear por ahí, así que eso fue exactamente lo que hicimos. Era una linda y relajante tarde; exactamente lo que necesitaba después de mis días estresantes. Pero para cuando el sol comenzaba a meterse por el horizonte, Alice comenzó a ponerse ansiosa, y comencé a sentir como la metafórica tormenta en la que estaba comenzaba a tomar fuerza.
—Vamos a escalar esas rocas y tengamos un rapidito —dijo juguetonamente.
Suspiré.
—La marea está subiendo. Estaremos empapados si vamos ahí ahora. Sin mencionar que aún hay personas alrededor —señalé.
—A quién le importa mojarse un poco —discrepó—. Y el riesgo de ser vistos es la mitad de la diversión.
—Alice, incluso si hace un poco de calor hoy, el agua aun así está jodidamente helada. No hay forma de que pueda hacerlo con el agua helada constantemente golpeándome. Vamos, encontremos otro lugar para tener sexo —traté de persuadirla.
—No quiero buscar otro lugar. Ya estoy lista para el sexo en la roca —dijo tercamente—. Es como si la sensación estuviera creciendo dentro de mí y necesitara liberarla ahora.
—Quizá podamos encontrar una roca más seca y oscura entonces —sugerí, frustrándome. Algunas veces, ser el único realista en una situación de verdad apestaba.
Hizo una mueca.
—¿Qué demonios le pasó al chico espontáneo, aventurero, y dispuesto a todo del que me enamoré, eh? —dijo inesperadamente severa—. No te pongas todo como concha conmigo de nuevo, o quizá comience a tener dudas.
—¿Hablas jodidamente en serio? —pregunté con calma—. No estoy diciendo que no podamos hacer algo divertido y aventurero; solo no quiero hacer esa cosa en específico. ¿En verdad eres tan jodidamente hueca que tendrás dudas solo porque dije no a una sola cosa?
¡Mierda! ¿Por qué demonios dije eso? En ocasiones, incluso me las arreglaba para sorprenderme a mí mismo con mi estupidez.
—¡Cómo te atreves a llamarme hueca! —espetó molesta, como era de esperarse—. Tú estabas muy preocupado acerca de tus bolas enfriándose en el agua; bueno, solo espera y ve lo frías que estarán ahora —dijo antes de ponerse de pie y salir corriendo.
—¡Alice! —grité tras ella—. Maldición, Alice, vuelve.
Me apresuré a recoger nuestras cosas y luego corrí tras ella, pero ella desapareció.
Genial.
Jodidamente genial.
Esperé en el auto por más de dos horas, pero ella nunca llegó. Estaba aterrado por ella, pero honestamente no sabía qué hacer. Había sido mi tercera pelea de corrido con mi tercer álter ego, y realmente comenzaba a preocuparme acerca de qué era lo que esta tormenta traería después.
Eventualmente llegué a casa, no sin antes conducir por ahí buscándola sin éxito. Afortunadamente, cuando volví al apartamento, vi su bolso y llaves en la encimera.
—¿Alice? —la llamé, pero cuando la puerta de la habitación de Rosalie se abrió, no fue Alice quien salió.
—Guau, en verdad estás alejándolas a todas, ¿no es así? —bromeó Rose.
Quizá por primera vez, suspiré de alivio al ver a Rose. Ciertamente siempre había sido una nube negra para mí, pero desde que nos volvimos amigos, se había convertido en una densa neblina.
—Dios, ¿qué carajos está pasando últimamente? —le pregunté exasperado mientras me dejaba caer en el sofá.
—Mantener felices y satisfechas a diferentes personalidades está probando ser un poco difícil, ¿eh? —preguntó mientras se sentaba junto a mí y me ofrecía de las papas que estaba comiendo.
—Y me lo dices —murmuré, pero luego lo pensé mejor—. No, solo atravesamos por un pequeño bache. Todos pelean y tienen desacuerdos en ocasiones. Es perfectamente normal y todo está bien.
—Nada acerca de esta situación es normal —dijo Rose con una risa.
—Sabes a lo que me refiero. Las relaciones tienen altas y bajas. ¿Están con el SPM o algo? —pregunté desvergonzadamente, sabiendo que mi ruda pregunta no sería ofensiva para mi amiga Rose.
Me sonrió burlonamente.
—Ya quisieras echarle la culpa a nuestro ciclo menstrual de toda tu mierda.
—No, sé que no es eso. Solo estoy jodidamente…
—Cansado —terminó por mí—. ¿Trataste de abarcar más de lo que puedes?
—Sí… no, eso no es lo que estoy diciendo. Solo he estado estresado, y estoy tratando de mantener a todas felices, pero parece estar siendo contraproducente últimamente.
—Mmm-hmm.
—Está bien. Todo está bien —traté de convencernos a ambos—. Estoy seguro que las compensaré a todas cuando vuelvan.
—Sigue diciéndote eso —dijo dudosa.
—¿Cómo volvió Alice aquí de todas formas? —pregunté con curiosidad.
—Uber. Consideró cambiar las cerraduras mientras no estabas. —Rosalie rio—. Luego decidió que le gustaba demasiado tu polla y cambió de opinión.
—Si cambió de opinión, ¿por qué saliste? —pregunté sin una pista de sarcasmo. Sentía legítima curiosidad acerca de por qué Alice cedió el control si estaba planeando perdonarme tan fácil.
—Eh, la llevé de vuelta —explicó Rose de forma casual—. Parecías necesitar un descanso.
—Gracias —dije con más alivio del que me importaba admitir—. Me iré a la cama —añadí antes de despedirme con la mano de ella y luego acostándome por la noche.
Pero, por supuesto, no podía ser así de fácil. La tormenta estaba calmándose, pero muy en lo profundo sabía que no se disiparía hasta que consumiera todo a su jodido paso.
Estaba absolutamente exhausto, pero para cuando podía sentir mi cuerpo sucumbir al sueño, la puerta de mi habitación se abrió de golpe y ahí estaba Rosalie, que se había transformado de una molesta niebla a un huracán de categoría cinco.
—¿Ahora qué? —me quejé.
—¿Qué carajos es esto? —me gruñó con ferocidad. Me tomó un momento dejar que mis ojos se ajustaran a la luz de la sala de estar, pero pronto pude ver mi computadora en sus manos.
—Oh, Bree escribió por la pantalla con marcador permanente —murmuré, inseguro de por qué eso le molestaba tanto.
—¡Lo sé, idiota! Lo limpié por ti, pero ahí fue cuando vi tu email que aún estaba abierto.
—¿Leíste mi email? —pregunté confundido, pero aún inseguro de por qué estaba tan molesta.
—Sí, ¡leí tus jodidos emails con la misma perra intento de psicóloga que trató de aprovecharse de nosotras hace cuatro años! —chilló.
—¿Qué? ¿Quién hizo eso? —pregunté desconcertado.
—¡No te hagas el estúpido conmigo, pedazo de mierda! —escupió—. Sabes exactamente de lo que estoy hablando. Estuviste confabulando con ella todo este tiempo. ¡Admítelo! Finalmente todo tiene sentido. No me sorprende que hayas sido tan insistente con Bella y Alice e incluso la jodida Tanya. Todas son tan estúpidas por creer en ti. Casi me convenciste de que eras un ser humano honorable, pero todo este tiempo tuve razón sobre ti.
—Rosalie, ¿de qué demonios estás hablando? —grité en el momento que se tomó un respiro entre sus insultos.
—¡La doctora Charlotte Peters! —me gritó—. Ella fue la perra que trató de escribir un libro acerca de nosotras hace cuatro años. No me digas que no sabías eso. Pensó que la haríamos ganar millones. Incluso tenía un contrato con Lifetime para una jodida película. Éramos su jodido boleto hacia las grandes ligas en la psicología y llegaría ahí aprovechándose de nosotras y haciéndonos ver como si fuéramos perfectas para una camisa de fuerza.
—Rose, lo juro, no tenía idea de que la conocían —dije en shock—. Ella es mi profesora de psicología. Estoy tomando un curso en línea esperando entender más del TID. ¿Pensé que lo sabías? Bella lo sabe…
—Sabíamos que estabas haciendo algo en línea de psicología, pero esto es cruzar la línea. ¡Todo es una mentira de todas formas! Has estado trabajando con ella todo este tiempo. Tratando de que se enamoraran de ti solo para que pudieras ayudar a esa perra a explotarnos. ¿Cuánto dinero te pagará por ser su pequeña fuente de información? Sabes que no eres mejor que una jodida trabajadora sexual, ¿cierto? Te pagan por follarte a alguien por la que de otra forma no tendrías ni un interés.
—Rosalie, te equivocas. No conocía a la doctora Peters antes de conocer a Bella, y no tenía idea de que tú la conocieras hasta este punto.
—No creo ni una palabra que salga de tu boca mentirosa. Todo tiene sentido. ¿Por qué otra razón un, supuesto, hombre normal y decente perseguiría a una mujer mentalmente inestable tanto como tú lo has hecho? En realidad, cuando supuestamente descubriste que Bella tenía TID, solo te volviste más persistente. Admítelo. Admite que solo fuiste tras Bella por su condición. Si recuerdo bien, pensaste que estaba loca en esa primera cita a la que fuiste con Alice. Un tipo como tú podría salir con cualquiera, y aun así, volviste por más después de esa horrible cena. ¿Por qué? Bueno, ambos sabemos por qué, porque estabas trabajando para esa perra. Es lo único que tiene sentido. ¡Admítelo, asqueroso pedazo de mierda!
Mientras me miraba con odio irradiando de los ojos, legítimamente consideré su pregunta. Una mentira en este punto solo sería contraproducente. Le debía la verdad.
—De acuerdo… quizá solo quería seguir saliendo con Bella porque estaba interesado en su condición —admití con dudas—. Pero eso fue al inicio. Tienes razón, estaba aburrido de las chicas con las que usualmente salía; demonios, estaba aburrido con mi vida en general. Bella me intrigaba. Todas lo hacían. Pero, Rosalie, te lo juro, de verdad me enamoré de Bella. Fue inesperado, y pasó más rápido y profundo de lo que alguna vez pensé que sería posible.
—Eres tan mentiroso que es desagradable.
—¡No estoy mintiendo! Era un idiota, es verdad. Comencé a salir con Bella por las razones equivocadas, pero todo acerca de mí cambió cuando me di cuenta lo maravillosa que es y lo estúpido que había sido. Antes era un jodido idiota, y puedes estar enfadada conmigo por eso, pero te lo juro, no estaba trabajando con la doctora Peters.
Se rio una vez sin humor.
—De todas formas, eres un jodido idiota, justo como siempre he sabido que lo eras.
—¿A dónde vas? —pregunté mientras dejaba mi habitación con, obviamente, un rencoroso plan en su cabeza. La seguí a su habitación en donde estaba arrojando su ropa en un bolso de lona—. ¿Qué estás haciendo?
—Qué parece, genio. Empacando. Nos alejaré de ti lo más que sea posible. Y ni siquiera pienses en intentar contactar a alguna de ellas o haré que mis primeras amenazas hacia ti luzcan como un juego de niños.
—Rosalie, puedes marcharte, pero no puedes forzarme a alejarme de las otras. Estoy en una relación con ellas, no contigo.
—¡No las contactes! —gritó en mi rostro antes de salir de la habitación y del apartamento.
Cerré los ojos y me dejé caer en la cama de Rosalie. Todo era demasiado. Rose estaba mal acerca de sus acusaciones acerca de mí y la profesora, pero todas las demás ya estaban tan molestas conmigo que quizá las convenciera de mi culpabilidad. Bella era mi última esperanza, pero ¿cuánto tiempo pasaría hasta que ella volviera?
Me preparé para una ausencia extendida de ellas, pero cuando Bella llegó a casa dos días después, no pude haber estado más sorprendido y agradecido.
—Hola —dijo con gentileza mientras atravesaba la puerta.
Y solo así, podía sentir las nubes de la tormenta dispersarse para dejar ver el cielo azul.
—Oh Dios, estoy feliz de verte —le dije mientras la abrazaba, de repente sintiéndome más ligero.
Me abrazó y besó el cuello antes de separarse para mirarme.
—¿Qué está mal?
—Nada. Todo. Ni siquiera lo sé —admití.
—Edward, ¿qué pasó? ¿Volviste a discutir con Rosalie? Asumo que fue malo porque desperté en casa de mi papá esta mañana. Rose odia estar ahí, así que lo que sea que la llevó fuera del confort de su habitación debió ser…
—Sí, me odia. Nada nuevo —dije tan casualmente como era posible, excepto que de repente sentí un nudo en la garganta.
—¿Qué fue esta vez? ¿Orinaste sobre la taza del baño? ¿No sacaste la basura? ¿Respiraste demasiado fuerte? —preguntó con una sonrisa que me quitó el aliento.
Le sonreí de vuelta, porque, ¿cómo no podía hacerlo? Pero rápidamente me puse serio de nuevo. No quería secretos entre nosotros, así que necesitaba decirle todo.
—No, descubrió que mi profesora de psicología es una doctora con la que se encontraron en el pasado.
Bella alzó las cejas.
—¿De verdad?
—La doctora Charlotte Peters —admití.
—Oh —dijo, de repente guardando silencio.
—Cariño, te lo juro, no lo sabía —le dije con sinceridad pero con un sentido de urgencia por miedo a que lo tomara de una mala forma—. Rosalie me acusó de tener un tipo de arreglo con ella o algo así, para poder aprovecharnos de ti. Estaba furiosa y se rehusó a escuchar la verdad. Pero te lo juro, no tenía idea…
—Por supuesto que no la tenías —dijo Bella gentilmente—. Eso es ridículo. Rosalie solo… se molesta demasiado rápido y crea conclusiones incorrectas. Siempre piensa lo peor de la gente. Es por eso que ella y mi papá tienen tantos problemas.
—Hay más —dije reluctantemente—. Tuve que admitirle que… no tenía las mejores intenciones cuando comenzamos a salir.
—¿No? —cuestionó.
—No. Quiero decir, yo solo… era un idiota hueco que pensó que tu trastorno era…
—¿Entretenido? —terminó por mí.
—Pero eso fue antes de conocerte mejor. Nunca esperé enamorarme de ti, o de cualquiera. Estaba aburrido, y era estúpido y….
—Edward, está bien —me interrumpió.
—¿Lo está?
—Bueno, lo supuse cuando seguiste viniendo. Esa es la única razón por la que cualquiera ha salido conmigo después de saber la verdad. Pero… tú eras lindo y… no lo sé. Me sentí diferente contigo, y sé que se convirtió en algo diferente.
—Lo hizo —coincidí—. Mierda, odio haber sido así, pero también estoy agradecido, porque estar contigo es lo mejor que me pudo haber pasado. Pero ahora Rose está amenazándome con alejarme de ti y, con todas las demás molestas conmigo, estoy un poco preocupado por lo que pasará la próxima vez que alguna salga.
—Espera, ¿por qué están molestas contigo? —preguntó curiosa.
Así que le relaté detalle a detalle la tormenta completa, desde la llovizna de Bree hasta el huracán de Rosalie. Había sido un infierno de semana de la peor forma posible, así que estaba más que agradecido de que Bella estuviera ahí y me perdonara por todo.
—Guau, sí que todas han estado extra sensibles últimamente —dijo en voz baja mientras pensaba en mi historia.
—Solo fue un bache. —Tomé un profundo respiro—. Lo lamento, no quiero que cargues con todo esto. No te preocupes, estoy seguro que puedo arreglar todo.
Bella se mordió el labio mientras lo pensaba, pero cuando sus ojos se alzaron para encontrarse con los míos, la tristeza en ellos me golpeó como un rayo.
—Todo estará bien —le aseguré de nuevo. Me estiré por ella, pero cuando se separó, mi estómago cayó a mis pies—. ¿Cariño?
—No podemos seguir haciendo esto —dijo, no más alto que un susurro.
—¿Qué no podemos seguir haciendo? —pregunté, de repente oyendo un extraño zumbido en mi oído que solo se volvió más fuerte mientras ella seguía hablando.
—Nada de esto —dijo—. Tú, yo, todas ellas. Sabía que nunca iba a funcionar, pero esperaba que quizá… Pero tenía razón; nunca debimos haberlo intentado.
—Bella, detente —le dije con gentileza—. Estamos bien. Solo fueron un par de malentendidos y desacuerdos. Nada por lo que las parejas no pasen.
—Edward… —suspiró—. No hiciste nada malo. Nada de eso fue tu culpa.
—Sí, lo fue. Estaba estresado, y un poco abrumado por el trabajo y mi curso en línea y…
—Tratando de complacer a cinco diferentes personalidades —terminó por mí.
—Sí, pero todo estará bien.
—No, no lo estará —discrepó—. Edward, ¿a dónde va esto? ¿Nos quedaremos así por el resto de nuestras vidas?
—No, nosotros… —Dejé de hablar mientras me daba cuenta de que no estaba seguro de cuál sería el siguiente paso para nosotros.
—¿Compraremos una casa? —preguntó—. ¿Nos casaremos? Quizá puedas casarte con Alice y Tanya también. Alice probablemente quiera una boda en Las Vegas, y Tanya, una boda completa de princesa.
Asentí ausentemente mientras lo consideraba.
—Sí. Sí, podemos hacer eso. Sería asombroso en realidad.
—Adoptarle un perro a Bree. Ella y Rosalie tendrían una habitación propia en la casa. Decoradas como ellas quieran. Toda la privacidad que Rosalie no tiene aquí.
Seguí asintiendo mientras imaginaba todo. En realidad era jodidamente perfecto y comenzaba a emocionarme.
—Sí, podríamos ser una familia.
Una inesperada lágrima rodó por la mejilla de Bella.
—Y siempre cuidarás de nosotras. Siempre te las arreglarás para hacer todo lo que necesites hacer y ser lo que necesitemos que seas.
—Sí. Por supuesto que lo haré. Será asombroso.
—Asombroso… excepto cuando te agotes demasiado. Y mientras estés tan ocupado cuidando de mí y mis múltiples personalidades y sus múltiples necesidades… ¿quién cuidará de ti?
—¿Qué? —pregunté, siendo abruptamente apartado del sueño que estábamos construyendo.
—Edward, acabas de admitir lo estresado y abrumado que te sentiste esta semana. Si tuvieras una pareja de verdad, una sin tantos problemas que ni siquiera puede valerse por sí misma, esa pareja podría haberte ayudado en lugar de hacer todo más difícil.
—Lo tenía todo bajo control. Yo solo…
—Edward, no podemos seguir así. No puedo seguir tomando y tomando de ti sin la habilidad de darte algo de vuelta. No es justo, y me rehúso a seguir haciéndolo.
—Bella, te amo, y…
—También te amo —me interrumpió de nuevo—. Y es por eso que necesito dejar de ser egoísta y dejar de seguir aprovechándome de ti de esta forma.
Sacudí la cabeza en negación, pero la lágrima que escapó de mi ojo era prueba de que en el fondo sabía que ella ya estaba determinada.
—Bella, por favor no hagas esto —dije tan bajo que apenas y pude oírlo. Pero Bella lo escuchó, y sacudió la cabeza y rápidamente se limpió el rostro.
—Quiero que sepas —dijo con una sonrisa forzada—. Realmente has hecho más por nosotras de lo que alguien pudo haber hecho. Esta… pequeña sensación de normalidad, sin importar lo corta que fue… y por amarme, toda yo. Siempre estaré agradecida contigo, Edward.
Se acercó y besó mi mejilla, pero rápidamente se separó y miró alrededor del apartamento.
—Yo, uh, haré que mi papá venga por mis cosas.
Cuando sus ojos llenos de lágrimas se encontraron con los míos, rápidamente miró hacia otro lado.
—Sin importar lo que hagas en tu vida, Edward, por favor siempre recuerda que me diste todo lo que nunca esperé o soñé poder tener. Siempre estaré increíblemente agradecida por ti. De verdad.
Y con eso, se giró y salió del apartamento. No había ningún pensamiento o esperanza de que esto fuera algo pasajero. Sabía que la ruptura era de verdad, y sabía que no podía hacer que cambiara de opinión.
La tormenta había pasado por mi mundo y no había dejado nada más que destrucción a su paso. Era cierto que había dedicado todo lo que tenía a Bella y sus álter egos, y ahora que se habían ido, me quedé sintiéndome vacío.
¿Qué carajos se suponía que hiciera conmigo ahora? ¿A dónde iría? ¿Quién sería si no era de Bella?
La peor parte era saber que Bella no había perdido la fe en mí, había perdido la fe en ella, y eso me mataba por completo. Me mataba porque no podía hacer nada por ayudarla.
Lo intenté.
Lo intentamos.
Y, joder, fracasamos.
No voy a negar que me emociona demasiado leer sus reacciones acerca del capítulo ;)
¡Mil gracias a las chicas que dejaron su review!, gracias:
Paola Lightwood, miop, Cinti77, somas, Andrea Peralta, AnnieOR, freedom2604, Tata XOXO, Adriana Molina, Gabriela Cullen, natuchis2011b, Kriss21, Tecupi, jupy, bbluelilas, Leah de Call, Lady Grigori, Andy55TwilightOverTheMoon, Liz Vidal, kaja0507, catita1999, Vanenaguilar y el Guest :)
Cuídense mucho y, por favor, no olviden dejar su review ;)
¡Nos leemos pronto!