Día diez: "Si quieres algo con una chica, primero debes obtener la aprobación de la mejor amiga. Y más si esa chica es una Marinette y su mejor amiga es Alya".

Alya y Luka.


Alya es testigo de los intentos fallidos de Luka por acercarse a Marinette. Sin embargo, también (y con pena ajena) es testigo de cómo su amiga lo ha mandado a volar... literalmente; al ver a Adrien aparecerse por el lugar, ella revoleó a Luka con la misma intensidad que arroja un platillo a un perro para que lo busque. Claro que, ambos saben, no es a propósito, pero, lo ha hecho.

La castaña observa que el chico, rascándose la nuca, se aleja del ruidoso grupo de amigos de Juleka (en el que, claro que Alya pertenece), que ha invadido su casa-barco, y se apoya en las barandillas. Él desde lejos admira a la azabache, quien desprende su aura maníaca-enamorada-divertida (o así le han puesto sus amigas a ese brillo que despierta en Marinette cuando está cerca de Adrien). Alya se escabulle, junta un vaso de limonada que Anarka les ha traído, y se acerca silenciosamente a Luka.

El teñido nota su presencia, pero no dice nada, ella bebe de su limonada en un silencio incómodo, el cual no sabe cómo romper. ¿Debería ser sutil, compasiva? Sus debates internos son interrumpidos ante el suspiro del adolescente, Alya bufa.

—¡Ay, por favor, te doy el permiso a que vayas ahí y te la robes! —expresa la castaña, agobiada con la situación. Luka rie, echando la cabeza hacia atrás.

Lo jura por todo lo que más quiere, Alya ama a Nino y no le sería infiel, pero, con esa vista del azabache, ¿cómo es que Marinette puede ser tan ciega?

—Pensé que eras de un solo bando aquí —dice él, señalando al grupo que rodea a los clásicos protagonistas.

—No tengo un bando entre ustedes dos, amigo —responde la chica. Luka alza la ceja en su dirección—. Solo deseo lo mejor para ella; mi bando es su felicidad.

Él asiente, comprendiendo lo dicho por la chica. Sin embargo, Alya no le da oportunidad de procesar lo que podría decir, y ella vuelve a tomar la palabra.

—Pero, siendo honestos, entre tú y yo, esa chica necesita madurar. —Alya hace un gesto con los hombros—. Adrien es mi amigo, pero él está en la misma: persiguiendo a un amor que tampoco le corresponde, desviviéndose, ambos, por otra persona, sin darse cuenta de quiénes tienen enfrente. Es una lección de la vida que, los dos, Marinette y Adrien, tienen que aprender.

Luka la estudia por unos segundos, pensando que, después de todo, la chica tiene razón. Luego vuelve la vista al cielo.

Mientras le da otro sorbo a su bebida, Alya capta una fugaz mirada de parte de su mejor amiga; no es a ella, sino al chico a su lado. ¿Podrá ser qué…?

La castaña suelta una carcajada, Luka salta en su lugar, sorprendido. Sabe algo, piensa él, y le acierta. Pero tampoco ella se lo dirá.

No le dirá que también, tanto Marinette como el teñido, quien resultó ser un inesperado amigo, son igual de torpes y lentos. Pero bueno, ese será otro secreto de Alya.


Well, un drabble, por fin.