Monstruosomilagro.

Resumen

Capitulo único.

Mike no era un monstruo muy hábil a la hora de manifestar sus sentimientos, al menos no los auténticos, esos procuraba guardarlos bien dentro de su rechoncho corazón verde.

Ciertamente podría, con la enorme cantidad de conocimientos acumulados durante su vida, escribir un tratado del millones de hojas sobre cualquier tema habido y por haber, sin embargo, expresar dos simples palabras a una persona en concreto, era un reto para el cual el ciclope no estaba, ni por asomo, preparado.

Pero como todo en esta vida cuando menos te lo esperas sucede, pues ahí estaba él practicando frente al espejo, o al menos intentando pronunciar aquellas palabras que se atoraban en su garganta sin un buen resultado porque su lengua se hacía nudos y sus rodillas se doblaban como si sus músculos de un momento a otro se convirtieran en solo en gelatinas a medio cuajar.

Mike dejo salir un resoplido derrotado, y por primera vez estaba a punto de darse por vencido.

Su ojo parpadeo un par de veces y como en antaño se encontró escudriñando su físico. E ídem a aquel entonces suspiro decepcionado con lo que veía. No era el monstruo más aterrador, demonios, ni tan siquiera uno que destacara. Es más, si lo veían en la calle no darían ni un centavo por él, porque parecía ser tan poca cosa.

Y a pesar de saber todo eso se fue a fijar en el peor prospecto de pareja posible.

―Esto es una locura ―se dijo con su ojo color esmeralda clavado en su reflejo.

Y de verdad pensaba eso.

Con actitud derrotista, porque estaba casi seguro de que luchaba una causa perdida, cuadro los hombros y elevo la mirada porque él era Michael Wazowski y nunca retrocedió ante lo imposible, pero…

―Es una mala idea ―murmuro mordiéndose el labio al tiempo en que con paso lento salía del departamento rumbo a su cita, una que no era cita en realidad o al menos no para quien se suponía era su pareja.

Todo su martirio comenzó exactamente hace un mes cuando Sulley apareció en el departamento cargando consigo un aura por demás depresiva. Mike inevitablemente se acercó a preguntar que angustiaba a su compañero de casa y lo que dijo prácticamente derrumbo su mundo.

―Mi padre arreglo para mí un acuerdo matrimonial.

Mike tuvo ganas de preguntar ¿y aceptaste? Pero por su actitud más que resignada la respuesta era obvia. Además de que luego agrego.

―La ceremonia será después de año nuevo.

Así que por esa parte no había nada que hacer.

Sulley ya había aceptado e incluso a estas fechas, 25 de diciembre la mayor parte de sus pertenencias estaban embaladas y listas para salir del hogar que ambos habían formado durante prácticamente siete años.

La calle estaba desierta, ni un alma tenía ganas de salir con el viento frio que soplaba y la temperatura tan poco agradable.

La mayoría seguramente se encontraba disfrutando de una reunión familiar bien guarecidos dentro de sus casa y él…

―Esto es muy mala idea… es suicida ―remilgo nuevamente acomodándose la bufanda de color azul que llevaba al cuello y que era un obsequio de a quien en este momento se diría a ver.

La pareja que el padre de Sulley había elegido gozaba de una excelente posición social y solvencia económica, era una monstruo brillante con dos títulos universitarios y talentos varios. Además de que su madre aseguraba que sería una excelente esposa.

Llevo sus manos a la bufanda sujetándola para que la corriente no se la arrancara.

―Me voy a arrepentir después ―rumio dejando salir de sus labios su aliento que rápidamente se convirtió en una pequeña nube de vapor que se estrelló contra su rostro.

Cuando al fin arribo a la pequeña cafetería que era su destino respiro profundo para darse valor y empujo la puerta. La campanilla sonó anunciando su llegada y un segundo después todo quedo en silencio porque ahí no había nadie aparte de la solitaria mesera sentada junto a la barra que platicaba con la mujer regordeta que suponía era la cocinera.

La mesera se puso en pie con entusiasmo, casi como dando gracias a tener un cliente.

―No ha llegado ―susurro con pesar y eligiendo de entre las tantas mesas vacías una junto a la ventana. Se restregó las manos y tomo asiento.

―Nuestro especial del día… ―comenzó a decir ella antes de ser cortada por un seco.

―Solo tráigame un café.

Ella sintió un poco menos enérgica y se marchó para traer lo solicitado.

Mientras miraba hacia la calle no rememoro muchas de las aventuras vividas, cuantas veces estuvo a punto de confesar sus verdaderos sentimientos, y tantas otras en que se mordió la lengua para no dejar salir las palabras equivocadas.

Pero a pesar de todas sus contenciones Sulley se iba, así que… que más daba si tiraba la bomba y espera ver arder el mundo.

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2

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―¿Quiere que le traiga algo más? ―pregunto la mesera con nerviosismo.

Mike miro su taza sin tocar pero completamente fría. ¿Cuánto tiempo había pasado? El reloj en la pared cerca de los aseos marcaba las cinco de la tarde y él había llegado puntualmente a las 2:30.

―No. Gracias ―respondió cortes dejando un billete grande y saliendo del lugar arrastrando los pies.