Capítulo 1: Ultimátum definitivo.
Notas:
Antes de leer este fic quisiera dar el aviso correspondiente:
Este fic le pertenece a HardyGal, luego de una conversación corta con él, obtuve su permiso para publicar la traducción de este fic al Español por lo que todo el crédito le pertenece a él, si gustan pueden ir a su perfil en Fanfiction para leer la versión original. Sin más que decir, comencemos.
—Dialogo normal—
—"Pensamientos" —
No soy dueño ni creador de Danganronpa.
Voten por la desesperación, y serán lanzados al mundo exterior, al apocalipsis devastador que habían visto en las pantallas de la sala del tribunal. Voten por la esperanza, y todos serán castigados, como si hubieran votado por el culpable equivocado en cualquier otro juicio de clase.
Makoto Naegi casi no podía creer lo que estaba escuchando. ¿Era esto en serio el ultimátum de Junko Enoshima? ¿Votar por un futuro incierto o votar por una ejecución horrible? Claro, ninguna opción era deseable, ¡pero esto parecía demasiado fácil!
—Está bien. — En cualquier otro momento, Makoto podría haberse sorprendido por lo tranquilo que sonaba.
Pero, sus amigos estaban claramente en espiral, confundidos por las verdades que habían sido reveladas y el ultimátum que les habían dado. Tenía que ayudarlos a reenfocarse.
Mirando a Junko, que se escondió detrás del oso felpudo Monokuma, Makoto señaló la falla obvia en su ultimátum.
—Nadie realmente votaría para suicidarse, ¿verdad? —
—Oh, déjenme mencionar una cosa más. — dijo Junko, aparentemente ignorando a Makoto.
—Cuando gane, para castigarlos, muchachos... Tendrán que quedarse aquí hasta que envejezcan y mueran. Sin pelear, sin matar. Ese es su castigo. —
Makoto palideció. —'¿Qué...?'—
—Quieres decir... — Yasuhiro jadeó. —Nosotros solo... —
—Tendríamos que... ¿vivir aquí? — Aoi susurró.
— ¡Está diciendo que nos dejará vivir! — Genocider Shou exclamó felizmente.
Junko dejó caer el peluche Monokuma, con los hombros caídos y una cara de desánimo.
—Si no están contentos con eso…— dijo, secándose algunas lágrimas. —Entonces, adelante, castígame y diríjanse al mundo exterior. —
Reemplazando las lágrimas con un par de anteojos con montura de alambre, Junko se enderezó y observo a cada una de los presentes de manera severa.
—Entra en un mundo caído en desgracia, donde solo existe la desesperación. Donde probablemente estarías muerto en un día. —
— ¿Q-qué estás diciendo? — Makoto tartamudeó, apretando los puños. —Así que no importa qué decisión tomemos, ¡estamos condenados...! —
— ¡Espera un segundo! — Junko gritó, golpeando sus manos contra el podio y haciendo que Makoto saltara un poco. —Acabo de ser golpeada con una bomba de inspiración... —
Los anteojos ya no estaban, sus ojos y su voz estaban llenos de emoción.
—Morir de vejez es aburrido como la mierda, ¿verdad? ¡La audiencia en casa no va a estar conforme con eso en absoluto! ¡Entonces, esto es lo que sucederá! ¡Uno de ustedes experimentará un castigo instantáneo y súper impresionante! —
— ¿¡Qué!? — La voz de Aoi era alta con una mezcla de indignación y horror. — ¡N-No puedes solo...! —
— ¿Quieres decir que...? — interrumpió Byakuya, lenta y extrañamente tímido. — ¿ejecutarás a uno de nosotros? —
—Y voy a decidir... — La sonrisa salvaje de Junko de alguna manera se volvió decididamente más mortal. —Quién va a tener que experimentarlo. —
De manera casi burlona, Junko apuntó con un dedo con garras rojas a la persona frente a ella como un juez que lo condena. — ¡Naegi! ¡Tú serás el voluntario! —
Su corazón se detuvo. El mundo se detuvo. Todo parecía detenerse.
— ¿Y-Yo? —
Junko se rio y se pasó las manos por las mejillas.
— ¡Sí! ¡Has estado causando todo tipo de problemas! ¡Te odio! —
Entonces, ella se puso seria. O lo que parecía contar tan serio para Junko.
— ¡Entonces, déjame aclararte esto! — gritó ella, cubriéndose la cara tímidamente. —Todos tienen dos opciones frente a ellos. Si una sola persona vota para que 'esperanza' sea castigada... entonces solo Naegi recibirá un severo castigo, y el resto de ustedes vivirá aquí en paz. —
Luego, colocó ambas manos sobre sus caderas, exclamando dramáticamente: —Si, por otro lado, desean verme castigada, entonces todos deben abandonar este lugar. —
Luego, las gafas volvieron, al igual que la mirada severa mientras ella continuaba hablándoles sobre su terrible ultimátum.
—Los obligaré a salir, asegurando que todos reciban horribles muertes en el mundo exterior. —
Finalmente, ella eliminó la seriedad de su amenaza con una carcajada salvaje. —Lo que digo es que si sacrificas a Naegi, ¡el resto de ustedes podrán vivir sus vidas! —
—'¿Sacrificarme...? ¡P-Pero eso es...!´—
Makoto no podía respirar. Esto... ¡Esto se movía demasiado rápido! Todo se había detenido solo un momento, pero ahora se estaba moviendo demasiado rápido, ¡Al igual que Junko Enoshima y su cartera de personalidades!
— ¿Qué? — Junko arrulló desde detrás de la felpa Monokuma. — ¿Se ha suavizado tu resolución? ¿Has perdido la confianza? ¿Tienes miedo de ser castigado? ¿No tienes fe en tus amigos? —
¿Amigos? Correcto, por supuesto, ¡sus amigos! ¡Eran amigos, y se necesitaban el uno al otro ahora! El mundo de Makoto volvió a la normalidad, y rápidamente recuperó el aliento.
— ¡N-No! — el exclamó. — ¡Eso no es...! —
—Está bien. — dijo Junko gentilmente, descartó la felpa y volvió a ponerse las gafas. —Tienes razón en tener miedo. Parece que todos los que te rodean se han dado cuenta de la inutilidad de ir en mi contra. —
Iba a refutarla automáticamente. Después de todo, ¡tan confundidos y asustados como estaban sus amigos, tenían que darse cuenta de que no podían simplemente someterse a esto!
Pero luego los vio.
Todos ellos: Yasuhiro, Aoi, Byakuya e incluso Genocider Shou... Todos estaban evitando su mirada, rostros oscurecidos por la desesperación.
— ¿Chicos...? —
Junko sollozó, secándose los ojos.
—Es tan hermoso... Sus hermosos rostros, erosionados por la desesperación, se han unido como uno... Además... —
Recogiendo el peluche Monokuma, Junko se volvió hacia la otra persona que Makoto aún no había revisado. O más bien, había tenido demasiado miedo de comprobarlo todavía.
—Kirigiri… — exclamó Junko desde detrás del peluche. —Nunca podrías traicionar a tu padre, ¿verdad? —
— ¿Qué? — Kyoko contempló a la desesperación definitiva sin comprender, una expresión que Makoto nunca antes había visto en su rostro hasta este juicio.
—Quiero decir, el único deseo del director era que todos ustedes sobrevivieran, ¿verdad? ¡Es por eso que trató de atraparlos a todos aquí, después de todo! ¡Lo menos que puedes hacer es tratar de honrar los deseos de tu difunto padre! ¡Upupupu! — Junko lanzó la risa característica de Monokuma.
La mirada de Kyoko cayó, y con ella, el corazón de Makoto.
— ¡Kiri...! — Makoto jadeó.
— ¡La desesperación de una persona es suficiente para sellar tu destino! — Junko gritó, volviendo a su personalidad salvaje. — ¡¿No es ese el resultado más desesperado?! —
—Entonces, ¿quién crees que va a ceder? — preguntó ella, volviendo a sonreírle la cara. — ¿De quién será la desesperación que firmará tu sentencia de muerte? —
Su sentencia de muerte. Las palabras hicieron eco en la mente de Makoto. ¿Estaba su vida realmente en manos de todos aquí? ¿Y si fueran...?
—Nadie... — Le tomó a Makoto un momento darse cuenta de que había hablado.
No, no solo hablado, había refutado.
Debido a que no era solo su vida en juego en este momento, era la vida de todos, ya sea que Junko o cualquier otra persona se dieran cuenta o no.
E incluso si fuera solo su vida, Makoto no podía pensar en mejores personas en las que confiar. Entonces, se reforzó y le disparó a Junko una mirada aguda.
— ¡Nadie va a ceder ante la desesperación! — él gritó. — ¡No vamos a perder! —
Algo cambió. Junko lo estaba mirando, completamente inexpresiva. No había ningún accesorio pequeño, ninguna indicación obvia de que se hubiera puesto otra personalidad.
Era solo Junko, mirando a Makoto como si fuera una exhibición poco interesante en un museo infantil.
Ella suspiró.
—Tan aburrido. Terco hasta el final, ¿eh? Bueno, está bien. Entonces apurémonos y terminemos de una vez. Es hora de la votación final. Todo llegará a su fin. Tu estúpida esperanza... —
La máscara en blanco se rompió por un momento, y en sus ojos Makoto no pudo ver más que odio puro y sin adulterar. — ¡Y tu estúpida vida! —
La votación final.
Este era… El momento que determinaría, no solo su vida, sino la vida de todos. Y al ver a todos sus amigos, con sus rostros abatidos y posturas desmotivadas, Makoto supo que todo dependía de él.
¡Tenía que hacerles recordar! ¡Convencerlos de que no se rindan! Porque vivir en la desesperación... Eso no era realmente vivir en absoluto.
Entonces, Makoto se encontró con la mirada odiosa de Junko.
— ¡No nos rendiremos...! — él afirmó. — ¡Mientras haya esperanza, nunca nos rendiremos! —
—Ah ah ah. — Junko reemplazó sus lentes de apoyo, haciendo una advertencia amonestadora. —No comiences a romper las reglas ahora, Naegi. —
Una campana de advertencia sonó en la mente de Makoto. — ¿Qué quieres decir? —
—Es hora de votar. — le recordó Junko con calma, mirándolo por encima del borde de sus gafas. —Ambos hemos dicho nuestros argumentos, y ahora es hora de votar. No más argumentos, no más súplicas. —
— ¡¿Espera que...!? —
— ¿¡Ahora!? — Kyoko jadeó.
— ¡Upupupupu! — Junko rio detrás del felpa Monokuma. — ¡Y no te olvides de asegurarte de votar! ¡Después de todo, no querrías ser castigado por algo así ahora, ¿verdad?! ¡No cuando estamos muuuuuy cerca del final! —
— ¡Aún no! — Aoi lloró. — ¡Necesitamos más tiempo para...! —
— ¡No! ¡No más tiempo! ¡Todos, agarren esa palanca y denle un último gran tirón! —
Todo se movía demasiado rápido otra vez. La sala del tribunal parecía llenarse de energía aterrorizada mientras todos miraban desde Junko, a la palanca de votación, el uno al otro, y a Makoto.
— ¡T-Todos...! — Makoto de alguna manera logró encontrar su voz, golpeando sus manos en el podio, principalmente en un esfuerzo por mantenerse estable. — ¡No pierdas la esperanza ahora! —
— ¡Tienes cinco segundos! — Junko anunció. — ¡Cinco! —
— ¿¡Qué hacemos!? — Gritó Yasuhiro.
— ¡Cuatro! —
Byakuya gruñó frustrado. — ¡Maldición, necesito tiempo para pensar! —
— ¡Tres! —
— ¡Oh no! — Genocider Shou se desmayó. — ¡Si incluso el Maestro no sabe qué hacer...! —
— ¡Dos! —
Aoi parecía estar hiperventilando. — ¡No puedo... no puedo hacer esto...! —
— ¡Uno! —
En una oleada de movimientos de pánico, todos, salvo Junko, tiraron de su palanca de votación.
— ¡¿Qué va a seeeeeeer?! — Junko cantó y golpeó su peluche en uno de los botones de la sala.
Las pantallas de la sala del tribunal se iluminaron, mostrando la máquina tragamonedas de votación.
Makoto apretó los puños y se clavó las uñas en la palma de la mano mientras observaba las opciones girar rápidamente.
A medida que las máquinas tragamonedas se desaceleraron, Makoto pudo vislumbrar los rostros de cada uno de sus compañeros de clase, tanto vivos como muertos.
Una ranura
Dos ranuras
Tres ranuras
La máquina tragamonedas se iluminó alegremente.
La cara de Makoto ocupaba las tres ranuras.
Culpable
Fin del capítulo.
Espero que les haya gustado mucho el capítulo. Cada mes iré actualizando los capítulos pero dejen sus review y puede que actualice las traducciones mas rápido. Sin más que decir, se despide Kevin4491