Disclaimer: todo a Koyoharu Gotouge.

Summary: Un día Zenitsu se pregunta cómo se sentirá tomar las manos de Tanjirou entre las suyas.

Pareja: Kamado Tanjirou/Agatsuma Zenitsu.

Advertencia: Posible ooc.

Notas: publiqué esto originalmente hace unas semanas como parte de una colección para la tanzen week, sin embargo como el segundo drabble que subí no me gustó nada y no tenía inspiración para escribir el resto de prompts decidí borrar el fic completo pero como este drabble sí me había gustado quise volver a subirlo. Así que disculpen la molestia aquellos que hubieran leído el fic anterior y dejado sus favoritos y follows, espero que disfruten este drabble de todos modos :/


sunburn


Tanjirou es un muchacho con piel de sol y manos fuertes de niño-guerrero.

Un día, de la nada, a Zenitsu lo asalta la duda de cómo se sentirá tomar sus manos entre las suyas.

Lo más probable es que fuera una sensación completamente diferente a la de sostener la mano de una chica, supone casi de inmediato. Después de todo las manos de Tanjirou son mucho más grandes y toscas que las de cualquier chica promedio; sus palmas están llenas de pequeñas callosidades y cortes ya apenas visibles, sus dedos no son nada finos ni delicados y sus uñas están poco cuidadas. Y no es como si las manos de Zenitsu se encontraran en mejores condiciones en realidad, sería algo imposible considerando a lo que ambos se dedican.

Así que no, es totalmente improbablemente que la sensación de tocar las manos de Tanjirou llegue siquiera a asemejarse a la de sentir la suavidad de las manos de una chica linda contra las suyas.

Después de todo, las manos de Tanjirou no son nada suaves.

Sin embargo—

Zenitsu no puede evitar creer que hay algo casi hermoso en la forma en que sus manos, a pesar de ser ásperas, puedan resultar tan gentiles y amables a la vez— tal como el sonido de su alma, tan ridículamente afable. Hay algo casi hermoso en el como aquellas durezas en su piel sirven de testimonio de su espíritu trabajador, de su voluntad fuerte e inquebrantable, de aquel valor que él bien podría llegar a envidiar si no lo conociera como lo hace.

Las manos de Tanjirou no son nada suaves, pero estás cargan un amor más que sincero en sus palmas abiertas, incluso en medio del campo de batalla en el que se ha convertido su vida.

Un día, de la nada, Zenitsu comete uno de los actos más valientes en toda su vida y extiende una de sus manos para sostener la de Tanjirou mientras ambos caminan rumbo a una misión. Puede sentir como sus mejillas enrojecen al instante y su corazón martillea contra su pecho sin misericordia alguna— pero se rehúsa a soltarlo. La mirada de Tanjirou se posa sobre él y sus manos entrelazadas, notoriamente sorprendido, y Zenitsu se prepara para lanzar alguna excusa al respecto; de que se supone que Tanjirou debe protegerlo del demonio de turno contra el que les toque pelear y de que de esa forma sería más sencillo para él mantenerse a salvo— o algo por el estilo, cualquier cosa que evitara que Tanjirou lo siguiera mirando de esa forma o sacara una conclusión completamente errónea al respecto.

Empero, le es imposible pronunciar palabra alguna cuando lo único que Tanjirou hace es sonreírle sin comentar nada al respecto. Él no se suelta de su débil agarre, en cambio entrelaza sus dedos con los suyos, mientras ambos siguen su rumbo hacia el pueblo al que han de ayudar y Zenitsu trata de centrar su atención en cualquier otra parte que no sean sus manos unidas ni la sonrisa cegadora de Tanjirou— siente que a este paso, de hacerlo, podría terminar muriendo de un ataque al corazón.

A pesar de ello se encuentra a sí mismo sonriendo inevitablemente, contagiándose de la calidez que le transmite el contacto de la piel de Tanjirou contra la suya.

Resulta que tomar de la mano a Tanjirou es como acariciar el sol con la punta de los dedos.