Disclaimer: El universo de Harry Potter, su historia, así como todos sus personajes pertenecen a J.K. Rowling. Está historia está escrita sin ningún fin lucrativo.
ADVERTENCIA: +18. Escenas de sexo explícitas. Relación homoerótica.
También he de advertir que es un poco "Universo Alterno" porque me he pasado el canon por el arco de triunfo en lo que a personalidades respecta, así que tanto Draco como Harry son un poco OoC.
Es un Bottom!Draco, por cierto.
Capítulo 1:
Los Deportistas
Draco odia la biblioteca. El olor a polvo le hace estornudar, las sillas son incómodas, las mesas no son lo suficientemente grandes y ese ambiente, ese silencio impuesto a base de "shh" de Madame Pince le estresa. A él le gustan los lugares tranquilos por naturaleza como la Torre de Astronomía, a la cual nadie quiere acercarse porque allí fue donde murió Dumbledore y poca gente quería enfrentarse a ese hecho, o como el pasillo del séptimo piso, donde aún se podían ver algunos adoquines parcialmente calcinados por culpa del fuego maligno que Crabbe conjuró en la Sala de los Menesteres. Incluso el Lago Negro y su calamar gigante eran más agradables que estar ahí. Sí, se podía decir que Draco encontraba tranquilidad en los lugares más extraños.
Aún así, y a pesar de todo eso, Draco va regularmente a la biblioteca todo los días desde las cinco y media de la tarde hasta las siete y cuarto. Todos los días. Pasa tanto tiempo allí metido que se podría decir que hay una mesa reservada a su nombre.
—Deberíamos echar un encantamiento opaco a las ventanas, y luego cobrar a quien quiera ver el espectáculo.
Draco mira a Pansy, quien está sentada frente a él contemplando el espectáculo, como ella lo ha llamado, y luego desvía su atención a todos los estudiantes que apiñados en las mesas junto a las ventanas.
—Deberíamos —coincide. Ganarían dinero, sin duda.
Su amiga no parece hacerle caso, demasiado concentrada en mirar hacia el campo de Quidditch. Draco vuele a observar por la ventana, soltando un gran suspiro exasperado cuando un grupo de chicos pasa por delante de ellos. Pansy y él los llaman C.F.D o también conocidos como el "Club de Fans de los Deportistas". Son un grupo de críos, porque la mayor parte ellos son de cuarto y quinto año —aunque recientemente se han añadido algunos de sexto y séptimo—, que se dedican a ir corriendo por detrás de los deportistas, mientras cuchichean y sonríen como idiotas. Draco no los culpa, si él tuviera ese festival de culos delante también sonreiría, pero eso no quita que le parezca francamente ridícula su manera de correr, con el rostro totalmente sonrojado y sudando muy poco elegantemente. Hay algunos que incluso tropieza con sus propios pies por estar distraídos. Una vergüenza.
También están Los Deportistas —sí, en Mayúscula y en cursiva, porque se lo merecen—, un grupo muy selectivo formado mayormente por estudiantes del llamado "octavo año" y que al parecer tienes que ser merecedor de una Orden de Merlín de primera clase para poder formar parte de él, porque entre ellos están: Neville Longbottom, quien ha pasado de ser un niño a un hombre en apenas unos meses. Ron Weasley, con los ojos más azules que nunca y ese aire indómito que le hace parecerse a su hermano Charlie. Anthony Goldstein, alto, rubio y, sorprendente guapo. Ginny Weasley, sonriente, segura y preciosa. Si tan solo Draco fuera heterosexual... Dean Thomas, moreno, encantador y divertido. Y, como no, Harry Potter.
Este último tiene la culpa de todo, como siempre. Porque allá donde hubiera un problema en Hogwarts, estaba Potter. Es como sumar dos y dos; Hogwarts + problema = Harry James Potter. Es una verdad absoluta.
De hecho, el pionero de esta idea tan descabellada había sido Potter. Un mes atrás, el moreno le había pedido permiso a la directora para utilizar el campo de entrenamiento de Quidditch, porque los equipos casi siempre se ejercitaban en el campo principal y el de entrenamiento apenas lo utilizaban. Si tenía que ser objetivo, McGonagall también tenía parte de culpa, porque si no le hubiera dado permiso... bien, Potter lo habría hecho igual, con autorización o sin ella.
De esos treinta y un días que El Elegido llevaba haciendo ejercicio, Draco había pasado veintinueve frente a esa ventana de la biblioteca, los otros dos días los había perdido en, uno: comprobar que lo que decían todos los estudiantes era verdad, y dos: buscar un buen lugar con vistas al campo. Se había pasado todo el mes mirando atentamente por la ventana cada gesto que hacía el moreno, como su piel se perlaba de sudor, como su pecho bajaba y subía rítmicamente con cada respiración, sus ojos concentrados... El resto de día Potter era casi invisible a sus ojos, pero mientras hacía deporte, era imposible no mirarle.
Y ahí está ahora, tantos días después, suspirando contra el cristal.
—Creo que voy a unirme a Blaise —dice, aunque no con mucha convicción.
Su amigo también se había apuntado a esa moda incomprensible de ejercitarse y esas cosas, pero Zabini no se había unido al C.F.D porque eso sería humillante, y tampoco se había dirigido al grupo de Potter y sus amiguitos para correr con ellos, porque entonces tendría que pedirles permiso o algo y, bueno... los Slytherin nunca piden permiso. Así que el corría solo desde hacía una semana, y ni Draco ni Pansy sabían cómo demonios había conseguido que Longbottom se acercase a él y le invitase a unirse a su grupo.
—Cabrón con suerte —murmura Pansy, como si le leyese el pensamiento, aunque sabe que va más bien dirigido a la imagen frente a ella.
Draco ha aprendido la rutina de Potter de memoria, así que sabe que el chico da quince vueltas al campo, luego se tumba en el césped y —este es el momento favorito del rubio en todo el día— levanta su camiseta para limpiarse el sudor, dejando su estómago expuesto durante algún tiempo en el que Draco se imagina cómo sería toca su vientre duro, sus brazos fuertes o el sabor de su piel bajo su lengua. Luego se da la vuelta y hace algunas flexiones. Para ese entonces, Longbottom, Weasley y ahora Blaise, se habrán unido a él. Cuando todos acaben, se quedarán unos minutos sentados en el suelo, teniendo lo que desde allí parece una armoniosa charla.
Y mientras tanto él en la biblioteca.
—Se acabó —dice rotundamente y tal vez demasiado alto porque escucha a Madame Pince chistarle para que se calle—. No puedo seguir así.
—¿Así, cómo?
—Pues aquí encerrado oliendo a viejo mientras ellos —señala por la ventana, asegurándose de que el anhelo en su voz sea palpable— están allí.
—¿Y qué quieres hacer?
—Ya te lo he dicho, voy a empezar a correr con Blaise.
La carcajada de Pansy le ofende. Mucho. Aun más cuando ella jadea y una par de lagrima se escapan de sus párpados. Se asegurará de desteñir todas sus faldas como venganza.
—Draco, tú no tienes madera de deportista.
—Perdona, pero jugaba a Quidditch.
—Pero de eso hace años —objeta ella, y no puede quitarle la razón—, y no puedes comparar el volar en escoba a estar ahí corriendo.
—¿Vas a venir conmigo o no? —resume, porque discutir con Pansy es tontería. Siempre gana ella.
—Por supuesto. Quiero comprobar que el culo de Longbottom es tan bueno como dice Blaise.
Rueda los ojos.
—Yo creo que el de Thomas es mejor.
—Podríamos hacer una lista.
Ambos se miran, y luego sonríen traviesamente. Mientras hacen la lista, Draco piensa en Potter y en que pronto podrá verlo más de cerca.
Porque... ¿cuánto puede costar correr unos metros?
¡Hooooooooooola!
Parece que hace una eternidad que no publico nada jajaja
En realidad, si he de ser sincera, no debería haber escrito esto porque tengo otra historias en curso y como que he "perdido el tiempo" pero necesitaba desconectar un poco porque cuando escribo una historia muy seguido, mi cabeza llega a un punto que ya no sabe ni que está pensado.
Así que aquí me tenéis.
Como he advertido al inicio, esta historia no cuadraría con el canon porque he enviado el epílogo al hiperespacio y he escrito lo que me ha salido. También en parte por culpa de la película "Chicas Malas" que la volví a ver hace poco, y porque he empezado a hacer ejercicio y mientras agonizaba por respirar, y rezaba para que no me diera un ictus o algo así, dije: ¿y lo divertido que sería escribir a un Draco lleno de hormonas, dramático y con un Harry caliente?
Eso, y que os echaba de menos jaja.
Será una historia corta que actualizaré cada día durante una semana (ya sabéis, mis "mini-historias") así que contará con siete capítulos.
Y dicho todo esto... ¡nos leemos mañana!