CUARENTENA.

Advertencia: La siguiente historia contiene ligero contenido explicito sexual.

El toc toc en la puerta le anunciaba su llegada.

― Si, espera, ya te abro ―soltó MC mientras con una mano empezaba a quitar el seguro de la puerta y con el otro agarraba el spray desinfectante.

El rubio entró de un salto, acompañado de un poco del aire frio que hacia afuera.

Swish… swish… swish…

El aerosol lo cubrió por completo.

Mientras ella se llevaba el bolso de compras a la cocina, Yoosung ya desinfectado se quitaba las primeras capas de ropa externa con la que había salido al exterior y la guardaba embolsado en el canasto de ropa sucia.

Tomó el spray antibacterial y lo regó en el platillo de la mesita de la entrada, donde había puesto las llaves y su billetera, para luego dejarlos e ir a ayudar a MC a desinfectar con un paño antibacterial todas las cosas que había comprado para la despensa.

― Ububububu… ―soltó Yoosung, tirititando un poco con los brazos cruzados, con la sensación aun presente del terrible frio que hacia afuera.

― Tardaste más de lo que esperaba, casi estuve a punto de preocuparme ―mencionó MC, que luego de terminar con la desinfección de lo que recién habían comprado, le sirvió un poco de chocolate caliente.

― Hum, la fila era larga y al principio casi no avanzaba, lamenté no haber llevado el celular para avisarte ―se disculpó―. Apenas encontré lo de la lista, una anciana prácticamente me quitó el ultimo bote de mermelada de cereza de las manos, así que espero que te guste la mermelada de granadilla…

― No te preocupes por eso.

Lo cierto, es que llevaban viviendo juntos en su departamento de estudiante, desde casi más de dos semanas.

Habían sido de los que no seguían la información actualizada de la pandemia que empezaba a consumir al país de forma silenciosa pero mortal.

Todo empezó como una noche tranquila e inocente de jugar LOLOL juntos hasta quedar dormidos frente a sus teclados, pero al día siguiente, cuando ella caminaba con la intensión de tomar el tren para volver a su casa, unos policías la hicieron regresar al edificio de donde la habían visto salir.

― Lo sentimos señorita, pero debe volver a donde se quedó hasta ahora, la cuarentena y el toque de queda están activados y ningún transporte público está funcionando.

Yoosung se quedó petrificado por algunos minutos, al ver como un policía había vuelto a traer a MC a su departamento de estudiante, luego de regañarlos a ambos por haber quebrantado la cuarentena que había sido impuesta de forma inesperada en todo el país.

― Oh… esto es un problema, ya que no tengo ropa extra ―le mencionó MC, pero sin el más mínimo exalto―. Supongo que viviremos esto como una prueba beta para saber cómo viviremos juntos cuando nos casemos ―terminó sonriendo, para dejar caer su bolso y caminar directo al armario de su novio―. Yoosung, tendrás que prestarme tu ropa ―sacó una de sus remeras.

― Esto… si… usa lo que desees… ―este respondió ya casi superando su fase de petrificación.

¿Una fase de prueba de su futuro? Le gustaba escuchar eso, al grado de que sus mejillas se sonrojaban.

¿Pero dónde dormiría? Solo había una cama, y si bien MC ya se había quedado a dormir antes, él le cedía su cama y dormía en el suelo, usando el futón que por suerte tenia.

¿Acaso terminarían durmiendo juntos…?

¡¿Dormir juntos?!

Se volvió todo rojo de golpe al solo pensarlo.

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Pero los días que empezaron a pasar fueron geniales.

Cuando tocaba cocinar y alimentarse.

― Woah me gusta ver como cocinas, cada vez te superas más ―soltó mientras lo abrazaba por detrás, y lo observaba fijamente mientras el rubio con unos palillos ágilmente movía la sartén que sofreía los ingredientes para hacer bibimbap.

― Jaja exageras, este platillo es muy fácil de hacer.

― No, no lo es. Muchos pueden hacerlo, pero lo que cuesta más es que sepa tan bien como el tuyo. Pero eres demasiado modesto para aceptarlo.

Cuando le tocaba trabajar a ella…

― Cariño, te traje una taza de té ―la dejaba a un lado del escritorio que compartían―. Mmm… veo que te falta mucho… ¿hay algo en lo que pueda ayudarte? Ya sé, acomodaré en secciones la pila de hojas de computo que acabas de imprimir, así te serán más fáciles de encontrar cuando las necesites.

― Te lo agradezco, y justo estaba necesitando un descanso para un poco de té.

O le tocaba estudiar a él.

"Debido a los factores externos del que todos estamos al tanto, todos los proyectos de práctica han sido cancelados. Pero tal como muestran los ejemplos del visualizador en tres dimensiones que instalaron, y haber terminado con los caninos, avanzaremos en el análisis de las etapas básicas de desarrollo fisiológico en la familia de los felinos. A comparación de los primeros que estudiamos, estos seres poseen un esqueleto mucho más flexible, por su anatomía distintiva de cazador solitario terrestre. Por lo tanto, será un poco más difícil de identificar esguinces y fracturas… existen varios tipos de métodos para aplicar, dependiendo la circunstancia, pero el método más efectivo es…"

Podía escuchar centradamente al decano mediante sus audífonos grandes de juego que reducían el ruido externo.

Y la pared plegable que había cubriendo a su alrededor, y que al principio no quería usar, pero como la insistencia de MC pudo más, ahora le otorgaba ese aislamiento extra de la sensación de estar en clases.

Una vez llegada la hora del té de la tarde, dejaban de dar atención a las hojas y libros, para divertirse viendo algo y ordenando.

― ¿Fue una clase interesante la de hoy? ―le preguntó MC, quien se encontraba sentada al borde de la cama para poder secar el cabello de Yoosung, quien se encontraba sentado en el suelo alfombrado y recién había salido del baño

― Hum, si, fue interesante, pero yo ya había leído ese tema antes, fue más un repaso ―se explicó, estirando las piernas, mientras que con una mano usaba el control, en busca de algo interesante que ver―. Justo pensaba decirle al decano administrativo que quería tomar el examen adelantado, para subir de nivel y alcanzar a los del año superior que sigue, pero con esto de la cuarentena, tendré que esperar… a que me respondan los de la administración.

― ¿Aun quieres saltar de año? ¿No extrañarás a tus compañeros actuales?

― No ¿Por qué debería? La mayoría solo se me acerca para que les ayude, explique o preste mis apuntes. Siento que desperdicio mi potencial… y tengo muchas ansias ya, de entrar como residente practicante… Y sobre mis amigos, podemos seguir siéndolo sin tener que estar en el mismo curso.

― Uh… el señor Kim puede ser bastante calculador cuando tiene una ambición ¿no? ―bromeó MC notando la seriedad poco habitual con la que le respondió.

― ¿Eh? ¿Señor Kim? ―soltó con gracia al escucharla―. Hum, puede que mi ambición me impulsa a ser más seguro, pero no es malo ¿no?

― No, no lo es para nada ―le reafirmó MC, mientras seguía masajeándole delicadamente la cabeza con la toalla―. Y si llega a serte algo negativo, estaré ahí, para hacértelo notar.

― Si, cuida de mí, por favor ―terminó diciendo el rubio mientras se giraba, para abrazarla de la cintura, aun manteniéndose sentado en el suelo.

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Apagó el televisor apenas terminó la película que estaba viendo.

Luego de acomodar a MC en su lugar, se estiró por última vez, para luego echarse por completo en el futon, cubriéndose casi por completo con el edredón de este.

― Mmm… ¿ya se acabó la película? ―habló por lo bajo esta mientras se acercaba y lo abrazaba de costado, con voz somnolienta.

― Si… pero no te preocupes… podrás verla de nuevo luego… ―le respondió este, mientras se quedaba quieto, aun algo apenado con el hecho de que ella se hubiese salido con la suya, al bajarse a su futon, en vez de dormir en la cama normal―. Te veías algo cansada, por eso no te desperté.

― … ¿si?... qué lindo es mi novio… ―balbuceó con los ojos cerrados, para luego acercársele más, bajando su mano hasta cerca de su ombligo.

Delicado y con disimulo, se movió lentamente para darle la espalda.

Ya habían pasado demasiadas noches juntos para saber que intentaría hacer luego, si la dejaba tocarlo demasiado.

Y no es que a él no le gustara hacer "eso", al contrario, se dejaba llevar muy fácilmente, pero empezó a pensarlo, y no quería que sus futuros hijos formasen parte del porcentaje de concebidos en la restricción…

― ¿Acaso me estás rechazando? ―le susurró esta al oído, para seguir abrazándolo por la espalda, esta vez incluso con las piernas.

― ¿Ah? Mmm… no sé de qué hablas ―le respondió con voz baja, para luego fingir un bostezo convincente―. Tengo sueño, ya es tarde, durmam-

Fue interrumpido al mismo tiempo que lo estiraba hacia atrás, volviéndolo a dejar acostado de espaldas, pero esta vez debajo de ella.

― Pero yo no tengo sueño.

MC lo besó directamente luego de haber dicho eso.

Un beso corto y simple de unos segundos, pero que fue seguido de muchos más, que pasaron de lo inocente al estilo francés es cuestión de minutos.

― No… ―logró expresar apenas pudo separarse de sus labios, ya con su respiración agitada.

― ¿Acaso intentas resistirte? ―le murmuró para luego empezar a morder levemente el lóbulo de su oreja derecha.

― Lo… hemos… estado haciendo… muy… segui… no… ―trató de desistir, pero ya le era casi imposible hablar.

Por alguna razón, al ver su actuar, MC en vez de sentirse apagada, la motivaba más a seguir con su pecaminoso deseo.

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El ruido de la alarma lo despertó.

Estaba a punto de apagarlo, cuando una mano de debajo de su edredón se le adelantó, haciéndoles recordar lo que había sucedido horas atrás.

― Hola… ―soltó apenas audible, la voz dueña también de la mano, que luego de tocar el despertador, volvió a ocultarse, sintiendo como se acomodaba en su pecho.

― Buenos días.

Trató de retirarla para poder levantarse, pero no pudo.

― Quédate unos minutos más ―la cabeza de MC resurgió de dentro de la cama, para poder estar a la misma altura.

― Esta bien… pero me levantaré luego.

― Sobre anoche… ―lo miró a los ojos de forma entreabierta―. Me gustó que te hayas resistido un poco… solo quería bromear en un principio, pero terminé dejándome llevar. Debemos repetirlo…

Yoosung abrió los ojos lo máximo que alguien recién despertado podía.

¿Qué clase de confesión degenerada había sido esa?

El de verdad se había resistido, no estaba bromeando.

Se sentía molesto.

Aunque extrañamente también un poco emocionado.

― Yo… de verdad me estaba resistiendo ―se quejó, frunciendo el ceño y dibujando indignación en su rostro―. ¿No se supone que íbamos a esperar hasta casarnos? Ahora ya no podré vestirme de blanco, ni tu…

― Bueno, lo sé… pero, estamos comprometidos, así que está cerca de ser lo mismo ―se defendió MC, a pesar de que su acusación no la conmocionaba―. Y sobre lo otro… ¿enserio no querías? Pero si terminaste gimiendo más de lo habitual, incluso más que yo.

― Eso… eso no… es cierto ―titubeo al escuchar eso último, ruborizándose.

MC lo miró en silencio.

Tal vez si había algo que lo molestaba, no… según lo que sus ojos reflejaban, era preocupación.

― ¿Acaso te preocupas de que pueda quedar encinta? ―dijo de forma directa, posando una de sus manos en su rostro, aun acostados.

El rubio la miró con asombro, confirmando su sospecha.

Cerró sus ojos como asintiendo.

― Ya veo ―su voz sonó cálida―. Realmente no dejas de pensar y preocuparte en todo ¿no?

― Pero no lo hago con mala intención, digo… no dudaría en hacerme responsable, pero a ti te afectaría más, a pesar de que te ayudase a cuidarlo, y…

― Lo sé ―le interrumpió, acallándolo poniendo su dedo índice encima de sus labios, mientras lo miraba con cariño―. Y agradezco que te preocupes. Debí hablarte de ello, pero siempre se me olvidaba, perdón de preocuparte en vano.

― Podemos hablarlo ahora.

― ¿Recuerdas que tomo pastillas para mi desorden hormonal?

― Sí, claro.

― Pues, hace unos meses atrás, mi médico al ver mi anillo, me recomendó que usase una versión que venía con anticonceptivo también. Así que desde hace meses que soy más infértil que el desierto del Sahara.

― ¿Tan efectiva es? Bueno, si no te lastima está bien, pero luego investiguemos si tienen efectos secundarios peligrosos, no quiero que te de algo que sea irreversible y dañino. Vi una vez un documental sobre hormonas para un trabajo de la escuela y recuerdo escuchar que tenía riesgos.

― Los riesgos creo que aparecen cuando se consumen sin una buena supervisión médica, pero podemos investigar más al respecto si eso te calma.

― Por favor.

― Oh, y ahora entiendo por qué ayer te mostraste aliviado un rato cuando parecía que se nos había acabado los profilácticos ―dijo con gracia la castaña rememorándolo en su mente―. Por suerte había quedado uno más fuera de su caja… aunque ahora que lo pienso, no lo necesitábamos…

― Me siento más calmado si lo hacemos protegidos.

― ¿En serio? Los métodos anticonceptivos son solo 99% seguros, y aunque usemos dos al mismo tiempo, siempre habrá un 1% de posibilidades de fecundación cada que lo hagamos―bromeó.

― No me recuerdes eso ―se quejó poniendo cara de puchero―. ¿Quieres se me acelere el corazón?

― Mientras no sea de preocupación, sí, me gusta acelerar tu corazón ―reafirmo, con voz coqueta.

Yoosung estaba cayendo en su insinuación sugerente, pero su ojo vio el reloj de pared, recordándole la hora.

Reaccionó, recordando el montón de cosas que tenía que hacer antes de sus clases online.

― Cielos, se nos va hacer tarde ―empezó a buscar su pantalón debajo del edredón, para intentar ponérselos―. ¿Recoges el futon? Me daré un baño rápido y luego preparé nuestro desayuno.

― Esta bien… ―se sentó, mientras trataba de acomodar su cabello hacia atrás y Yoosung le besaba en la nariz, para luego levantarse.

FIN.