Digimon Frontier: The Miracles Chronicle's

Capítulo 2: "La paz que fue corrompida"

La mañana siguiente después del segundo ataque de los digimon, las cosas en la ciudad parecían normalizarse, pues parecían eventos tan extraños, pero a la vez se sentía un poco de paz gracias a los caballeros que aparecían para proteger la ciudad. Sin embargo, los tres elegidos sabían que no debían bajar la guardia, aunque uno de ellos no parecía estar listo para la siguiente crisis. Shiro salió de su casa a prisa como siempre, pero no porque llegara tarde, sino porque le gustaba ser siempre puntual y espiar un poco al club femenino de atletismo de la escuela. Aunque en esta ocasión, sus motivos para madrugar eran diferentes. Con pasos tranquilos, Shiro transitaba por las calles de su vecindario, aquellas que no tuvieran muchos testigos, pues sobre su cabeza estaba Patamon, quien tomaba un jugo de bolsita con mucha emoción.

— Esto esta delicioso – Patamon bebía el jugo con mucha emoción – en el digimundo nunca encontrare algo como esto

— Veo que no eres quisquilloso con las cosas – Shiro se rio mientras enfocaba la vista en su brazalete – muy bien, volvamos a recapitular lo que me contaste anoche. Dices que el digimundo se encuentra en guerra

— Así es, una guerra que ya ha durado casi 10 años – recordó Patamon con tristeza – esto empezó con el despertar de los Señores Demoniacos que ansiaban tomar control del digimundo. Muchas de las zonas más vivas del digimundo han caído en sus manos, en donde han alzado sus Templos Oscuros, los cuales usan para absorber el Digi Code

— Con el cual, planean revivir a su amo Lucemon. ¿Qué ocurrió con quienes protegían el digimundo?

Los Caballeros de la Realeza fueron derrotados uno por uno, o bueno la mayoría, pues otros desaparecieron misteriosamente. Mi padre, junto con el de Lopmon y la madre de Gatomon se sacrificaron para mantener el equilibrio del digimundo, pero también fracasaron

— Ellos eran los Tres Ángeles del Digimundo – Shiro se acercaba al instituto, pero se detuvo un momento - ¿Cuántos Señores Demoniacos existen y porque no pueden llegar a nuestro mundo?

— Con Lucemon, serian 7 Señores Demoniacos. Las Bestias Sagradas son la última defensa entre nuestro mundo y el suyo – Patamon tiro la bolsita y miro al cielo con seriedad – ellos están usando sus poderes para que la barrera no se rompa, pero es un desgaste enorme. Es por eso que nos enviaron para buscarlos. Solo ustedes pueden traer equilibrio a nuestros mundos, derrotando a los Señores Demoniacos

— ¿Y esperan a que nosotros los ayudemos? – Shiro se enfocó en su brazalete de nuevo para seguir su camino al instituto - ¿Cuál dijiste que era mi insignia?

— Es la Insignia de la Paz, por lo que se de ella, posee un gran poder, pero parece ser la más rara con respecto a su poder

— Bueno, eligió a un sujeto como yo. Así que es mejor que se acostumbre – Shiro se rio mientras se acercaba a una zona alejada del instituto, donde Patamon se escondió – vendré a la hora del receso a traerte algo de comer

— Gracias Shiro – Patamon empezó a volar a las ramas de un árbol donde se disponía a descansar

— Hola Patamon – al lugar llego Lopmon que se balanceaba por las ramas con sus grandes orejas - ¿Qué tal te llevas con tu compañero?

— Es un agradable sujeto, pero me sorprende su compromiso con sus estudios – alego el pequeño con orgullo – anoche se la paso revisando la anatomía del cuerpo femenino. Dijo que era para un examen

— Claro – Lopmon lo miro con duda mientras se cubría el rostro con una de sus orejas – no sé si eres muy inocente o muy distraído

— ¿Por qué lo dices…?

— Hola chicos – al lugar llego Gatomon que trepo el árbol de forma sencilla - ¿Alguna novedad?

— No hasta ahora, ¿Cuándo conoceremos a los Heraldos? – pregunto Patamon

— Se supone que cuando nosotros tres encontráramos a nuestros compañeros se revelarían ante nosotros – comento Lopmon con seriedad - ¿Sera que Patamon se equivocó?

— ¡Oye, yo no me equivoque!

— El brazalete de Shiro es único – Gatomon analizo esas palabras mientras fijaba su vista a la ciudad – tal vez ellos se presentarán cuando los tres se hayan transformado

— Lo que significa que Shiro debe transformarse, será sencillo, o como dicen los humanos, "Pan comido" – exclamo Patamon con emoción

— Espero que no te equivoques – Lopmon se mostró preocupada por un momento – las cosas en el digimundo siguen empeorando

Los tres digimon se vieron preocupados, sin darse cuenta que eran observaos por la enfermera Haruhi con una sonrisa. Dentro del instituto, Shiro miraba su brazalete, tratando de activarlo sin lograr nada, sobre todo porque este no parecía reaccionar a nada. Sus compañeros a su lado lo miraban extrañado, pues solo veían a su compañero mirar su brazo, como si fuera lo más interesante del mundo. Al lugar llego Ryoku que le dio un golpecito en la cabeza para que lo viera.

— No hagas eso, los demás te ven de forma extraña – el peli negro tomo asiento, pero su semblante parecía cansado

— ¿A ti que te paso? Pareciera que te hubieran arrollado varias veces en un solo minuto

— No dormí mucho anoche, esos sueños han vuelto, pero más fuertes – Ryoku se recostó en su lugar muy cansado – veo a muchos digimon sufriendo, todo por culpa de los Señores Demoniacos. Uno de ellos en especial que se llama Beelzemon

— Creo que no deberías hacerles mucho caso a esos sueños amigo, solo te harás más viejo, como el viejo Jumon…

— ¿Cómo quien joven Shiro?

El mencionado vio detrás suyo al viejo a que acababa de insultar. Un hombre un poco bajo de amplia barba y cabellera blanca canosa, aunque tenía unos leves mechones rubios pálidos. Usaba un traje muy fino de chaleco y saco blanco con gris, con un distinguido broche en su pecho con la forma de un cristal de nieve.

— Solo fue una bromita Kodaino-sensei – hablo nervioso Shiro al verse descubierto

— Usted y sus bromitas siempre llamando la atención – el viejo maestro coloco un gran libro sobre el pecho de Shiro para dirigirse al frente del aula – pero ya que se ve muy energético, me ayudara a guiar la clase de hoy

— Si sensei – Shiro no pudo evitar el castigo mientras algunos de sus compañeros se reían un poco

— Y joven Ryoku, le recuerdo que tiene un compromiso a terminarse esta clase – hablo el maestro ya en su escritorio – confió en usted

— Claro sensei – el joven miro al frente del aula donde las chicas recién llegadas el día de ayer se encontraban sentadas

Ya que Ryoku era de los favoritos de los maestros por su actitud y compromiso, le pidieron que fuera un buen anfitrión y les diera un recorrido a las nuevas compañeras que habían llegado el día de ayer. Cabe resaltar que Ryoku no se negó, pero se sentía un poco nervioso al estar cerca de la chica llamada Serena, pues no podía negar que era muy linda. Llego la hora del almuerzo y Ryoku se acercó a las chicas, que solo parecían conversar entre sí, hasta que notaron a su compañero frente suyo.

— Ho-hola, es un gu-gusto – Ryoku se encontraba muy nervioso viendo a las chicas – soy Aisa Ryoku, les daré un pequeño recorrido por el inst-instituto…

— Muchas gracias por eso Ryoku-san – Natsu hizo una reverencia con mucha elegancia – estaremos a su cuidado

— S-sí, no se preocupen…

— Creo que eres muy tímido – Serena se acercó al peli negro con una risita, lo que hizo que Ryoku retrocediera muy nervioso

— Bu-bueno, es que… yo no… ¡Auch!

— Concéntrate pervertido – detrás de Ryoku apareció Kibo con una mirada seria – me llamo Kibo, también les acompañare o sino mi pervertido compañero solo las va a confundir

— ¿Él es un pervertido? – Serena le señalo muy curiosa, pero riéndose con inocencia

— ¿Alguien me llamo? – Shiro se acercó al lugar mirando a las chicas – Shiro el galán presente señoritas, es un honor saludarles

— Es un honor señor galante – Natsu se rio ante la personalidad de su compañero

— En fin – Ryoku se recuperó un poco para salir del aula – síganme, les mostrare el instituto

Ryoku empezó a guiar a las chicas, aunque fue acompañado por Kibo, asegurando que protegería a las chicas de Ryoku, mientras Shiro solo quería una excusa para conocer a las chicas lindas, aunque no pudo negar que se sentía atraído por la chica llamada Natsu, la cual sonreía con las peculiares bromas del peli negro de lentes. Unos minutos después de ver el comedor, la biblioteca y el patio principal, llegaron al edificio anexo donde se encontraba el gimnasio del instituto, en el cual se realizaba una práctica de basquetbol. Las chicas vieron con cierta emoción el lugar.

— ¡Vamos, quiero ver atletas, no niñitos! – gritaba el entrenador de cabellos negros alborotados con un traje de entrenador rojo con líneas azules - ¡No quiero ver fallos en las eliminatorias del próximo mes!

— Seinaru-sensei – Ryoku se adelantó a su grupo con una reverencia – disculpe si interrumpo su entrenamiento

— ¡Ryoku, muchacho! – el entrenador alboroto los cabellos del joven estudiante con una sonrisa - ¿Al fin decidiste volver a las practicas?

— Tal vez después sensei, solo traía a unas nuevas compañeras para conocer el lugar – Ryoku señalo a las chicas detrás suyo junto a Shiro y Kibo

— Sean bienvenidas señoritas. Hay muchos clubes deportivos a los cuales puedan unirse. Soy el sensei de deportes, pueden llamarme Seinaru-sensei

— Le agradezco la invitación Seinaru-sensei – Natsu hizo una reverencia que siguió serena – me gustaría mucho unirme, pero por ahora quiero integrarme a las actividades académicas que me correspondan

— Yo quiero entrar, pero revisare las opciones después – alego Serena con emoción – pero, ¿no hay peligro aquí verdad?

— No te preocupes, este lugar es seguro y nunca han pasado accidentes… - las palabras de Ryoku se vieron interrumpidas de golpe cuando un balón de básquet le dio de lleno en la cabeza

— ¡Pasen ese balón! – grito Hanzo desde el medio de la cancha – perdón, se me resbalo

— Mi puño se resbalará en tu cara – Shiro tomo el balón para lanzárselo, pero Natsu se lo arrebato

— Eso fue muy grosero – Natsu tomo el balón en su mano derecha para hacerlo girar sobre su dedo índice

— Fue un accidente – Hanzo se cruzó de brazos con malicia mientras veía a Ryoku levantarse – además, él siempre debe estar atento

— Hanzo, te puse a practicar tiros a la canasta, no quemados – Seinaru alzo su silbato con autoridad – termia tus prácticas para que te vayas a las duchas

— Como ordene Seinaru-sensei – el sujeto alzo la mano en espera del balón

Natsu lo lanzo con una sencilla sonrisa, pero cargado de mucha fuerza, haciendo que Hanzo retrocediera al recibir el balón en sus manos. Shiro solo pudo susurrar con mucha impresión: "Que femenina". El grupo empezó a salir del gimnasio, pero Serena dio un último vistazo a Hanzo con cierta emoción, en especial al verlo encestar una canasta con mucha habilidad. Mientras las cosas marchaban bien en el instituto, un pequeño portal dimensional se abría en una zona abandonada de la ciudad, de la cual salieron dos siluetas con forma humana y detrás de ellos una mas pequeña. Desde el portal, el cual parecía que desaparecería en cualquier momento, se apreció la silueta de alguien alto con una gran barba y un cetro en sus manos.

Conocen bien su misión – hablo la silueta con una voz rasposa y distorsionada – encuentren a los elegidos y destrúyanlos

— Como ordene Barbamon-sama – hablo una silueta femenina – le agradecemos mucho esta oportunidad

— No le vamos a fallar, puede confiar plenamente en nosotros – hablo la otra silueta con voz masculina – esos humanos caerán ante nosotros Barbamon-sama

Eso espero – la silueta desapareció lentamente en el portal, el cual procedió a cerrarse lentamente

— ¿Y ahora qué hacemos?

— Muy simple tonto – la voz femenina regaño a la otra mientras dejaba algo en el suelo, lo cual empezó a moverse – dejemos que este pequeñín empiece a alimentarse, luego atraparemos a esos humanos

— Siempre tan lista Arukenimon – el sujeto se veía emocionado mientras admiraba a su compañera que soltaba a la extraña criatura en el suelo

El extraño digimon se hizo líquido y se metió a una alcantarilla, mientras las dos siluetas se mezclaban entre la gente del lugar. Pasaron las horas en el instituto, así que varios de los estudiantes empezaron a retirarse, a excepción de Ryoku, Kibo y Shiro, que les tocaba el rol de limpieza en el aula. Ya no había muchos alumnos en el instituto, y algunos profesores seguían revisando algunas cosas en la sala de reuniones. Kibo salió un momento del aula para tirar la basura, dejando a sus compañeros limpiando los pupitres.

— ¿Tú también lo sentiste Shiro? – Ryoku miraba hacia la ciudad con seriedad

— Si, un pulso – Shiro se detuvo enfocando su vista en su brazalete – fue casi al mediodía. Pero es extraño que no haya aparecido un portal, o algo en las noticias

— Tal vez fue un pequeño portal, por eso Gatomon-san y los demás no lo sintieron, pero nuestros brazaletes sí. Debemos terminar aquí rápido para …

— ¿A dónde van a ir ustedes? – Kibo llego al salón con varios trapos para limpiar – les recuerdo que aún tenemos que ir a la biblioteca a terminar el proyecto de literatura. Y no me importa sus excusas, se van a quedar a terminarlo

— Sí, no te preocupes Kibo-san – Ryoku se mostró nervioso con el enojo de la chica – solo hablábamos de un plan para mañana

— Si se trata de invitar a esa chica llamada Serena, mejor olvídalo Ryoku – Kibo le dio un trapo con mucha fuerza en su mano – solo la vas a asustar con tu perversión

— No olvides que es un cobarde para ese tipo de cosas – completo Shiro con burla

— Eso no me ayuda – Ryoku se sintió desanimado, pero su semblante se volvió serio al mirar a la chica frente suyo – además, si no lo intento nunca sabré si tendré una oportunidad

— Como quieras – Kibo le dio la espalda con molestia para tomar su mochila – me adelanto a la biblioteca, no se tarden

Los dos chicos vieron salir a la chica un poco nerviosos por su actitud, pero decidieron no darle tantas vueltas al asunto. Unos minutos después, Shiro llego a la biblioteca donde Kibo ya le esperaba, mientras que Ryoku decidió avisarle a los digimon que tardarían un poco más en salir. Shiro se registró y procedió a buscar un libro que necesitaría, pero mientras exploraba los estantes, se topó con Natsu, que parecía leer de forma muy apegada un libro. Al acercarse, comprobó que ese libro no pertenecía a la biblioteca, pues era literatura para adultos.

— Valla, nunca creí ver eso – las palabras de Shiro asustaron a Natsu que tuvo que contener un gritito de sorpresa – así que no soy el único loco que le gusta la saga de "La Vampiresa del deseo"

— N-no, lo encontré aquí tirado y quise acomodarlo, pero me gano la curiosidad – Natsu se mostraba muy nerviosa mientras intentaba acomodar el libro en alguna parte

— ¿Sabes que me gusta de ese libro? – Shiro saco uno de entre sus cosas y busco una página con tranquilidad – aunque en un principio la vampiresa se muestra muy atrevida tratando de conquistar al caza-vampiros, al final muestra su naturaleza solitaria y melancólica. Esa es la esencia de la novela

— Sí, es verdad – la chica se acercó mostrando su libro – en la secuela siento que lo arruinaron un poco al mostrar a los hermanos celosos y queriendo atención. Y su madre, ella era… era…

— Una total perra – Shiro sonrió al ver como la chica intentaba maldecir – lo bueno que la tercera obra fue la forma de redimirse. Sobre todo, cuando lo hicieron en la alcoba de su madre

— Fue un poco gracioso – Natsu se rio un poco mientras abrazaba un poco su libro – no creí encontrar a alguien que tuviera un gusto similar al mío en libros

— Bueno, la gente puede tachar a las personas de pervertidos, pero no se trata de eso. Solo es un tipo de gusto muy diferente y tal vez más liberal

— ¿Verdad que si? Me gustaría que más personas tuvieran estos gustos como yo, para conversar

— ¿Qué hay de tu amiga Serena-chan?

— Serena-sama no es de mucho leer – Natsu sonrió con cierta tristeza – ella es mas de divertirse con otras cosas que no sean libros

— ¿Serena-sama? Y bueno, ¿Dónde está ella?

Kibo observaba en silencio la conversación de su compañero y la chica nueva con seriedad, mientras se preguntaba donde rayos estaba Ryoku. Regresando al gimnasio del lugar, Serena había regresado para ver la práctica de las porristas y del equipo de Básquet. Fue ahí que vio de nuevo a Hanzo, el cual practicaba en solitario. El pelinegro realizo un fuerte tiro, pero este solo se desvió a las gradas, en las cuales estaba Serena, quien tomo el balón en sus manos.

— Veo que eres muy hábil Hanzo-san – la chica se levantó con el balón en sus manos y un poco nerviosa - ¿Eres el capitán del equipo?

— Sí, pero realizo la mayoría de las jugadas yo solo – el sujeto solo se mostraba indiferente con su mano extendía - ¿Quieres darme el balón niña?

— Para tu información, me llamo Serena Nazuki, y no soy una niña –la chica se acercó a la canasta con mucha confianza – también soy muy buena en los deportes

La chica lanzo el balón hacia la canasta, la cual reboto en el anillo y casi le pega en el rostro a la chica, si no fuera porque lo esquivo con un gesto de nervios, para caer en las manos de Hanzo, que solo se burló.

— Bu-bueno, estoy fuera de practica – la chica desvió la mirada con mucha vergüenza

— Se nota – Hanzo solo se dirigió al centro para practicar otro tiro – ahora, si no te molesta súper estrella, debo seguir practicando

— De acuerdo – la chica se disponía a retirarse, pero se giró al recordar algo – a propósito, quería preguntarte, ¿Dónde compraste ese brazalete?

— … ¿Qué? – Hanzo soltó el balón en sus manos mientras miraba a la chica detrás suyo - ¿De qué hablas?

— Ese brazalete oscuro en tu muñeca – la chica se acercó al sujeto para señalar el digi-vice en su muñeca como si fuera lo más normal – vi que Ryoku-san y Shiro-san también lo tenían, así que creí que era una moda del lugar

— Imposible… - Hanzo se mostró consternado al escuchar esas palabras - ¿Por qué tu…?

Las palabras del sujeto se detuvieron al sentir un poderoso estruendo que sacudió un poco el instituto. Unos momentos antes afuera del instituto, Ryoku se encontraba con los digimon dándoles algo que comer mientras explicaba la extraña sensación que antes había sentido junto a Shiro.

— Tal vez haya sido un pequeño portal – Gatomon analizaba esa información con seriedad – ya que ustedes tienen sus digi-vice, es posible que los presientan mejor que nosotros

— Nosotros usamos uno pequeño para llegar a este mundo – continuo Patamon – debido a las constantes peleas en el digimundo, algunos portales suelen abrirse

— Pero todos los digimon a excepción de los que sirven al ejercito de los Señores Demoniacos, saben los riesgos de venir al mundo de los humanos solos – termino Lopmon mientras comía unos dulces – si fuera un digimon malo, ya habríamos notado algo extraño en la ciudad

— Pensé en esa idea, pero recordé algo de lo que me dijo Gatomon-san antes – Ryoku se veía preocupado al recodar esas palabras – sobre los digimon enviados por los Señores Demoniacos. Tal vez existan más pequeños que no necesiten portales muy grandes

— Eso sería demasiado especifico Ryoku – Gatomon solo se rio por esas palabras – y dudo que se pueda hacer…

En eso, un poderoso estruendo sacudió toda la zona, alertando a todos los pocos alumnos que aún se encontraban en el instituto. Desde la calle, en donde se encontraba una alcantarilla, una extraña sustancia gris empezó a salir disparada del agujero, la cual se volvió viscosa y empezó a tomar la forma de una criatura deformada con algunas partes metálicas sobresaliendo en su cuerpo putrefacto.

— Odio tu perspicacia Ryoku – Gatomon solo bufo con molestia mientras se ponía en guardia

— Es un Raremon, es muy peligroso – dijo Lopmon con seriedad

— Es posible que sepa que estábamos aquí – Ryoku alzo su brazalete, pero se detuvo al ver como algunos estudiantes empezaban a salir del instituto – no puedo transformarme aquí, si descubren mi identidad…

— Te cubrimos – Patamon empezó a alejarse para llamar la atención del digimon maligno – Gatomon te ayudara a transformarte

— En ese caso, Lopmon, debes ir a buscar a Hanzo – Ryoku miro a la digimon para correr a otra zona del instituto – yo lo detendré por un momento

— ¡Entendido! – Lopmon empezó a subir a los árboles para dirigirse al gimnasio

— Es hora – Ryoku llego a la parte trasera del edificio para transformarse - ¡Pase Legendario, Acceso!

Dentro del gimnasio, el estruendo sorprendió a los estudiantes y al entrenador, que empezaron a dirigirse a la salida. Hanzo tomo el brazo de Serena con fuerza para sacarla de ahí y la dejo con el resto del grupo.

— ¡Tranquilos jóvenes, quiero que salgan en orden al patio! – gritaba el entrenador Seinaru para calmarlos – busquen una salida y no se separen…

Las palabras del entrenador fueron interrumpidas por un segundo estruendo que provenía de las duchas. La puerta empezó a derretirse mientras del lugar salía un segundo Raremon que rugió con fuerza mientras soltaba un gas toxico de su cuerpo. Cuando el inmenso digimon vio a todos los jóvenes, empezó a moverse a paso lento para atacarlos, pero un golpe muy fuerte lo lanzo contra las gradas para inmovilizarlo. Al lugar había llegado una enorme liebre de piel marrón y ropas blancas que detuvo al digimon.

— ¡Tienen que salir de aquí rápido! – grito la enorme digimon con seriedad

— ¡Ya la escucharon! – el entrenador abrió la salida principal de golpe dirigiendo a los jóvenes - ¡Muévanse!

Todos empezaron a salir, mientras el inmenso digimon putrefacto empezaba a levantarse. Cuando todos empezaron a salir, Hanzo se quedó al final y una vez que no quedo nadie, cerró la puerta detrás de ellos y se aseguró de ponerle seguro para que no se abriera. Serena noto que su compañero no estaba, pero no lo vio por ningún lado.

— ¿Te encuentras bien Hanzo-kun? – Antylamon saludo a su compañero mientras se ponía en guardia

— Llegaste justo a tiempo – Hanzo alzo su brazalete mientras sacaba su tarjeta de acceso de color oscuro - ¿Hay otro digimon como este afuera

— Así es, Gatomon y Ryoku-san se encargarán de él

— Lo dudo, es mejor que me apresure a terminar con este repugnante digimon – Hanzo activo su brazalete al pasar su acceso frente a este - ¡Pase Legendario, Acceso!

Dentro de la escuela, Shiro, Natsu y Kibo salían de la biblioteca junto con un par de alumnos más y la bibliotecaria al sentir el fuerte estruendo. Empezaron a correr por los pasillos para salir del lugar, en eso se topan a Riki, a su hija Shiori y a Haruhi-sensei que también habían sentido el estremecimiento.

— Mami, tengo miedo – la niña se veía nerviosa en los brazos de la pelirroja

— Descuida pequeña, estaremos bien – Riki animaba a la pequeña mientras Shiro y su grupo se acercaban a ella

— ¡Jóvenes! – cerca de la salida se encontraba el profesor Jumon con un grupo de estudio detrás suyo - ¡Por aquí!

— Sigan al profesor – Haruhi empezó a dirigir a los jóvenes detrás suyo

Pero cuando empezaron a correr, una explosión se escuchó en los baños, seguido de una pared derrumbada con fuerza. Desde el interior salió un tercer Raremon que amenazaba con atacar a los jóvenes. Pero justo a tiempo apareció Angemon, que lo detuvo cuando uso su Golpe de Fe y lanzo al digimon lejos. El grupo aprovecho para salir, pero Shiro se quedó para ver la pelea. Riki vio a su compañero quedarse atrás y al sentirse preocupada se escondió junto a su hija, sin notar que Natsu también se quedaba atrás. En el patio principal, Angewomon y Magnamon retenían al primer Raremon, pero los gases tóxicos que desprendía de su cuerpo no permitían acercársele.

¡Flecha Celestial! – Angewomon lanzo su técnica, pero un escupitajo por parte del digimon derritió la técnica - ¡Maldición!

¡Misiles de Plasma! – Magnamon alzo sus brazos, de los cuales salieron disparados varios ataques, pero la mayoría eran derretidos por el ataque de Raremon, y los demás se desviaban – debemos atacarlo directamente, no hay de otra

— Yo no puedo, esos vapores tóxicos me desorientan… - Angewomon vio como Raremon alzaba su cabeza listo para disparar - ¡Ten cuidado!

— ¡Oh no! – Magnamon vio como Raremon disparo una gran cantidad de ácido hacia los estudiantes que iban saliendo del instituto - ¡Barrera de Oro!

Magnamon se colocó delante de ellos y levanto una barrera dorada sobre ellos, deteniendo el ataque venenoso del digimon, mientras los estudiantes junto al profesor Jumon y Haruhi-sensei observaban muy impresionados. El ácido se deslizo por la barrera, hasta llegar al suelo, pero una parte del ataque había llegado al pecho de Magnamon, el cual sentía como su cuerpo parecía quemarse por el potente acido. Angewomon lanzo otra Flecha Celestial hacia Raremon, el cual detuvo su ataque y empezó a retroceder por el dolor. Magnamon pudo deshacer la barrera, pero sintió la quemadura muy fuerte en su pecho. De repente un poderoso estruendo se escuchó desde el gimnasio donde el segundo Raremon aparecía, disparando acido sin ningún control hacia Maligmon y Antylamon, los cuales presentaban algunas quemaduras en sus cuerpos. Ambos Raremon se reunieron, disparando acido por todas partes.

— ¿Se encuentran bien, Antylamon, Maligmon? – Magnamon empezó a recuperarse de la técnica mientras llegaba a lado del segundo caballero

— Deberías preocuparte por ti idiota, ¿Por qué no has acabado con ese digimon? – Maligmon enterró sus espadas en el suelo con furia - ¡Yo me encargare! ¡Razia Tenebrosa!

De la espada del caballero salieron varias sombras que se colocaron debajo de los Raremon, los cuales fueron empalados por las sombras que se convirtieron en filosas y estridentes púas. Pero los Raremon solo parecieron verse paralizados por ellas, sin sentir dolor alguno por las sombras, las cuales también parecían derretirse por el corrosivo cuerpo de los digimon. Ambos Raremon volvieron a disparar acido de sus bocas, pero esta vez lograron darles de lleno a Antylamon y a Angewomon, que cayeron al suelo retorciéndose de dolor. Magnamon levanto una enorme barrera para cubrir a las dos digimon, mientras Maligmon tomo sus espadas con enojo al ver que su técnica no funcionaba.

— Se necesita una técnica más poderosa y del tipo destructiva que pueda darle a esos digimon – hablaba Magnamon que sostenía la barrera con mucho cansancio – mis misiles podrían, pero necesitamos acorralarlos…

— ¡Tú no me darás ordenes idiota! – Maligmon alzo sus espadas, las cuales se llenaban de un destello oscuro - ¡Doble tajo oscuro!

— ¡No espera…!

La advertencia de Magnamon llego tarde al ver como la técnica de Magnamon destruía la barrera dorada y golpeaba a los dos Raremon, pero estos no parecían verse afectados del todo por la técnica.

— ¡No debiste hacer eso! – Magnamon se mostraba cansado mientras encaraba al segundo caballero – destruiste mi barrera y ya no me queda mucha energía para hacer otra

— Tú fuiste el idiota que la puso. La prioridad es destruir esas cosas – replico Maligmon sin verse del todo intimidado por la ira de Magnamon

— La prioridad es proteger a los que estén en peligro – Magnamon señalo a los estudiantes que aún se encontraban observando con nervios la pelea – no puedes hacer lo que te plazca así sin mas

— ¡Adelante, oblígame! – ambos caballeros se ponían en guardia, ignorando que aún estaban los otros digimon amenazando con destruir el instituto

— Estos muchachos – la sensei Haruhi se mostraba molesta con la actitud de los caballeros, pero sus pensamientos se vieron interrumpidos al escuchar una fuerte explosión desde otra parte

Desde el edificio, un gran agujero se creó mientras una silueta era disparada con fuerza hacia el exterior, revelando ser Angemon, quien mostraba varias quemaduras en todo su cuerpo por su pelea con el tercer Raremon, lo que termino por devolverlo a su forma de Patamon. El tercer Raremon salió del instituto con velocidad para ponerse al lado de los otros dos, para empezar a disparar acido por todas partes, deteniendo la pelea de los caballeros, mientras Angewomon y Antylamon corrían a socorrer a su compañero. Shiro miraba la pelea desde el interior del instituto, justo donde estaba el agujero creado por el tercer Raremon. Apretando los puños, miro su brazalete rojo, el cual no parecía reaccionar ante la situación.

— ¡¿Por qué no funcionas?! – Shiro golpeo su brazalete con enojo - ¡Anda, reacciona!

— ¡Shiro! – Riki intento acercarse a su compañero con Shiori en brazos - ¡Hay que irnos!

— ¡Yo también quiero luchar!

El grito de Shiro hizo reaccionar al brazalete, el cual lanzo un poderoso destello rojo, cegando a todos momentáneamente. El tiempo se detuvo para Shiro, quien vio en sus manos una tarjeta de Acceso roja con destellos rojos. Al verla, los ojos oscuros de Javier se tornaron amarillos mientras una sonrisa malévola se mostró en su rostro.

¡Pase legendario, Acceso! – el cuerpo de Shiro se vio cubierto por un destello rojo, seguido de una armadura similar a la de Magnamon cubría su cuerpo

La armadura mostraba señas violentas al tener un color rojo con líneas negras que se extendían por su cuerpo por completo, como si de una extraña sustancia se fusionara con él. En su brazo izquierdo apareció un escudo con una circunferencia filosa y varias marcas tenebrosas en el centro. En su mano derecha apareció una extraña hacha con cabeza de martillo de tamaño mediano. La capa del caballero solo alcanzaba hasta la cintura y era totalmente roja con las mismas líneas negras. Su casco cubría solo su cabeza, dejando una cabellera gris larga saliendo de la parte trasera, una especie de antifaz cubriendo su rostro, revelando sus ojos amarillos y una sonrisa colmilluda.

¡NegasMaerumon, el Caballero de la Locura! – el nuevo caballero alzo su arma al cielo mientras empezaba a reír con locura - ¡Al fin soy libre!

— ¿Shiro-kun? – Natsu se acercó al caballero mientras Riki y Shiori lo veían muy sorprendidas

Sin esperar más, el caballero dio un gran salto al campo de batalla para terminar la pelea. En el lugar, los tres Raremon seguían disparando acido por todas partes, mientras los caballeros intentaban acercarse en vano. Angewomon y Antylamon vigilaban a los alumnos que intentaban salir por otra parte, mientras Angewomon cargaba a su compañero Patamon en sus brazos. Los tres digimon se preparaban para un disparo en conjunto, alertando a los caballeros, pero un estruendo en medio de la batalla se vio presente cuando algo aterrizo con fuerza, levantando una nube de polvo, seguido por unos relámpagos que destellaban con mucha fuerza.

— ¡Boom nena! – el nuevo caballero aterrizo con una rodilla en el suelo y levantarse rápidamente - ¡Ya llego por quien lloraban!

— ¿Ese es…? – Magnamon reconoció a su compañero transformado – por fin lo logro

— Genial, otro inútil que viene a estorbarme – Maligmon seguía en guardia mirando con enojo al tercer caballero

— ¿Inútil dices? No veo que hayas acabado con esos enemigos tu solito – NegasMaerumon se rio del caballero oscuro mientras señalaba a los enemigos – mira y aprende perdedor…

— ¡Negas cuidado!

Magnamon alerto a su compañero por un disparo acido de los tres Raremon, pero este solo alzo su escudo, el cual desvió los disparos ácidos por todas partes, sin siquiera verse afectado por este. El caballero alzo su arma, la cual liberaba relámpagos por todas partes incluso haciendo retroceder a los digimon.

— ¡Les gusta derretir cosas, derritan esto! – Negas dio un gran salto y golpeo el suelo delante de los Raremon con su arma - ¡Relámpago Negas!

Un poderoso relámpago azoto a los tres Raremon, los cuales se chamuscaron con el ataque, cayendo al suelo derrotados. Negas solo tomo su arma para después empezar a reír con locura.

— Así es como se hace perdedor – Negas solo señalo a Maligmon, que se cruzaba de brazos con mucha molestia - ¿Algo que argumentar?

— Solo tuviste suerte, yo hubiera podido hacer lo mismo…

— Pero no lo hiciste – Negas se colocó en frente de Maligmon con una mirada desafiante – anda retrasado, muéstrame el poder de la bondad

— ¡¿Qué dijiste?!

— Relájense – Magnamon se interpuso entre los dos caballeros que estaban listos para luchar – Negas, debes relajarte un poco…

— ¿Relajarme? – el caballero se rio de las palabras del caballero dorado para después posar su mano sobre su pecho - ¡Tu no me dirás que hacer!

Sin poder verlo venir, NegasMaerumon inmovilizo a Magnamon al electrocutar al caballero, quien cae de rodillas. Maligmon se prepara para pelear, pero es golpeado con fuerza por Negas con su martillo, lanzándolo lejos. Angewomon y Antylamon no logran comprender lo que ocurre, pero ya no tienen fuerza para luchar o detenerlos. Negas empieza a caminar hacia Maligmon para darle otro golpe, pero sorpresivamente es pateado por la espalda y derribado, viendo que el culpable es Magnamon, quien, con muchas dudas en sus ojos, se pone en guardia mientras saca su espada.

— Shiro, somos amigos. No quiero lastimarte – Magnamon intenta razonar con su compañero para hacerle entrar en razón – detente por favor

— Y ahí vas de nuevo a darme ordenes, ¡De nuevo! – Negas negó con una risa mientras cargaba más rayos en su cuerpo – bien, sufre ante mi

— ¡Maldito! – Maligmon se levantó listo para cargar contra Negas, pero un poderoso estruendo sorprendió a los tres caballeros

Los tres vieron como los Raremon se habían fusionado en un solo cuerpo, el cual ahora era más grande y amenazaba con derretir todo el instituto.

¡Nube de Cristal! – la voz de alguien se escuchó sobre el instituto llamando la atención de los caballeros y digimon

Una fuerte ventisca helada cubrió al inmenso Raremon, el cual empezó a congelarse rápidamente, dejándolo totalmente inmóvil. Los tres caballeros vieron que el responsable se encontraba sobre el techo, con la apariencia de un brujo de ropas blancas. Sus pensamientos se vieron interrumpidos al escuchar el galopar de un caballo. En frente del digimon congelado apareció una especie de Centauro de armadura roja y negra, el cual llevaba un arco y flecha muy grandes en sus manos.

¡Flecha de la Justicia! – el digimon centauro disparo varias flechas al digimon congelado, destruyéndolo por completo, haciendo aparecer su digi code – trabajo terminado, gracias Sorcerymon

— Bien hecho Sagittarimon – el identificado bajo del techo soltando un aire frio – absorbe el digi code, ya no hay ningún estudiante testigo por la zona

— ¡Oye, era mi objetivo! – Negas se veía molesto mientras tomaba con fuerza el mango de su arma - ¡Te hare pagar por tu descaro!

— ¡Negas, detente…! – Magnamon iba a detenerlo, pero ya estaba en su limite

— Shiro, detente – la sensei peli morada se interpuso entre el caballero y el digimon brujo con tranquilidad

— Nadie me da órdenes, en especial una vieja… - Negas se detuvo en el momento en que la sensei coloco sus dedos índice y medio en el puente de su nariz, haciendo que este cayera al suelo inconsciente

— ¿Pero qué…? – Maligmon se sorprendió al igual que Magnamon, hasta que cayó en cuenta que también estaba agotado

— Al menos esto ya se detuvo – la sensei se arrodillo a donde estaba Shiro para revisar su pulso – Sagittarimon, llévalo atrás. Sorcerymon, por favor cura a Patamon y sus amigas

— Entendido – ambos digimon acataron sus órdenes sin protestar en lo absoluto

— Ustedes dos, síganme de inmediato – Haruhi señalo a los caballeros, que no parecían protestar

Magnamon y Maligmon desactivaron su transformación, siguiendo a la sensei a la parte trasera del instituto, pero Ryoku se detuvo al ver que era observado por Riki y Shiori, siendo la pequeña quien estaba muy impresionada por lo que había visto.

— ¡Lyoku-kun, estuviste incleíble! – dijo la pequeña en brazos de su madre con emoción – te veías muy genial

— Gracias Shiori-chan, lamento si…

— ¡No te acerques! – Riki detuvo a su compañero con un grito fuerte

— ¿Riki-san…? – Ryoku se sorprendió al ver una mirada de total miedo en el rostro de su amiga y sempai

— ¡No te acerques a mi hija! – la chica tomo valor para empezar a corar lejos del instituto alejándose del joven elegido que sentía su corazón partirse al ver esa expresión

— No te preocupes Ryoku-kun – la sensei palmeo el hombro del joven que se encontraba con un nudo en la garganta – yo hablare con ella al terminar aquí. No todos pueden asimilar la verdad de la misma forma que otros

El joven elegido empezó a seguir a la sensei, mientras ella veía hacia donde se había ido su hija adoptiva, luego dirigió su vista al instituto, del cual salía de entre las sombras Natsu, la cual mantenía un semblante de sorpresa y tranquilidad. Unos minutos después, Shiro abrió los ojos y se levantó de golpe al recordar las cosas que habían ocurrido. Se tallo los ojos y comprobó en su mano su Acceso, el cual seguía liberando leves destellos rojos. En eso, Patamon se acerca a su lado con preocupación y al frente suyo estaba Ryoku y Hanzo, junto a la enfermera Haruhi y otros dos digimon desconocidos.

— ¿Sigo siendo virgen verdad?

— Si, ya regreso – Ryoku suspiro con mucho alivio para después ayudar a su compañero a levantarse – me preocupaste mi amigo

— Lo que ocurrió… oh viejo – Shiro sacudió su cabeza con los recuerdos que le abordaron - ¿Qué rayos paso? ¿Acaso así son los poderes cuando te transformas?

— Lo que ocurrió es que corrompiste el poder de tu Insignia con energías negativas – explico el digimon brujo con seriedad – debiste tener mucha prisa por querer digievolucionar, algo totalmente a lo que representa tu poder

— Esperemos que no se vuelva a repetir muchacho – expreso el digimon centauro con seriedad – exponerte a ese tipo de poder y a tus compañeros podría causar problemas en el futuro

— ¿Y quiénes son ustedes en primer lugar? – Hanzo los miro con cierta molestia

— Ellos son los Heraldos – explico Lopmon un poco nerviosa sobre el hombro de Hanzo – son los digimon que nos ayudarían en nuestra estancia aquí

— Soy Sorcerymon, el Heraldo de la sabiduría y guardián del castillo de Seraphimon – se presentó el digimon brujo con cierta tristeza – o al menos, era el guardián

— Y yo soy Sagittarimon, el Heraldo de la fuerza, guardián de la armada de Cherubimon – se presentó el digimon centauro con una pequeña reverencia – debo decir que me impresiono descubrir que ustedes eran los elegidos muchachos sinvergüenza. Sabía que eran especiales

— ¿Por qué su voz me suena familiar? – Ryoku miro atentamente a los dos digimon hasta que noto un silbato de entrenador colgando del cuello de Sagittarimon – imposible

Ambos digimon soltaron un destello leve, para que sus cuerpos tomaran la forma del entrenador Seinaru en el caso de Sagittarimon, mientras Jumon Kodaino apareció en lugar de Sorcerymon. Haruhi se acercó a ellos con tranquilidad en su semblante.

— Nosotros fuimos elegidos por las Bestias Sagradas para guiar a los elegidos, en compañía de sus compañeros digimon – hablo la sensei señalando a sus compañeros maestros – ellos llevan el mismo tiempo aquí igual que yo esperando y observando, vigilando este mundo

— ¿Usted también es una digimon Haruhi-sensei?

— No querido Ryoku, soy humana al igual que tú y tus compañeros – las palabras gentiles y graciosas de la sensei no parecían concordar con los otros dos sensei disfrazados a su lado – se podría decir que soy la representante de los humanos en estos momentos

— En todo caso, no necesito de su ayuda ni de nadie más… - Hanzo procedió a retirarse, pero fue detenido por Sagittarimon con fuerza

— Hace unos momentos no parecía que eso ocurriera Hanzo. De hecho, sigues perdiendo el control, al igual que en los entrenamientos

— Shiro, no tuviste control de tus poderes, muy contrario a lo que representa tu insignia – hablo Sorcerymon señalando al chico que solo ajustaba sus lentes con fastidio – sigues siendo tan impulsivo, y eso causo muchos problemas

— Ryoku-kun, hiciste muy bien en proteger a tus compañeros de los ataques de Raremon, pero si cargas con tantas cosas sin controlar tu poder, te agotaras fácilmente – expreso la sensei con palabras delicadas – necesitas tomar más en serio tu rol como elegido

— Lo lamento Haruhi-sensei – el sujeto agacho su cabeza con mucha pena

— Y eso también va para ustedes – la sensei señalo a los digimon, los cuales se sorprendieron, sobre todo Gatomon – se supone que heredaran la voluntad de sus padres, y no saben dar usos a sus poderes, y mucho menos a sus compañeros

— ¡No le permito que hable sobre la voluntad de mi madre de esa forma! – Gatomon encaro a la sensei de cabellos morados con enojo – usted no la conoció nunca humana

— Te aseguro Gatomon-chan, que la conocí muy bien – la sensei se arrodillo a su altura, mostrando una mirada seria cargada de mucha intimidación, la suficiente para hacer retroceder a la digimon felina – es por ella que estoy aquí. Y créeme, tu falta de madurez es una grave falta de respeto a ella

— Tch – Gatomon desvió la vista en aparente derrota

— Bien, ya es hora de que se retiren, antes de que las autoridades lleguen a este lugar – Sorcerymon señalo el atardecer que se mostraba en el horizonte – mañana seguiremos hablando sobre el entrenamiento que llevaran a partir de ahora. Nos veremos mañana muchachos

— Como sea – Hanzo se soltó del fuerte agarre de su entrenador para retirarse con Lopmon sobre su hombro, pero se detuvo un instante mientras dirigía la vista hacia Ryoku – a propósito de nada, creo que encontré algo curioso hace unos momentos. Involucra a la chica nueva Serena

Esas palabras sorprendieron a Ryoku, que después paso a preocuparse por lo descubierto. Al día siguiente, Ryoku llegaba al instituto como de costumbre, pero se sorprendió que no había policía ni nadie extraño investigando el lugar de la batalla. Y esto se debía a que todo el instituto había sido reconstruido y reparado, como si nada hubiera pasado el día de ayer. El elegido vio pasar a su profesor de historia disfrazado, el cual le guiño el ojo en complicidad, lo que llevo a Ryoku a entender que él se había encargado de todo. El joven estudiante llego a su casillero, y lo primero que encontró fue una nota con unas letras rojas escritas muy violentamente, lo que significaba que Kibo la había escrito. La nota era corta, clara y amenazante, un simple: "Estas muerto". Era obvio que se había enojado por abandonarla ayer con toda la carga del proyecto, tendría que pensar en una forma de compensarle ese detalle a la chica. Tomo las cosas de su casillero, guardo la nota de su compañera en su compartimiento de notas y cerro el casillero listo para irse, pero fue detenido por un pequeño abrazo de Shiori que llego a sus piernas con su siempre adorable sonrisa.

— ¡Buenos días Lyoku-kun! – saludo la pequeña con su singular sonrisa - ¿Te encuentlas bien?

— Estoy bien Shiori-chan, no te preocupes – el peli negro la cargo observando a su alrededor - ¿Dónde está tu mami y Haruhi-sensei?

— Mami estaba muy tliste anoche, pero mami Haluhi hablo con ella

— No te preocupes Ryoku-kun – la mencionada llego a su lado para tomar a la pequeña en sus brazos – te sugiero que no cargues con mucho estrés en tus hombros

— Gracias Haruhi-sensei – el joven se despidió de su superior y de la pequeña que empezaban a alejarse

— Ryoku-kun – la voz de Riki se escuchó detrás del joven elegido

— Riki-san, yo… - el peli negro bajo la vista con mucha pena – perdona si te asuste, créeme que no quería hacerlo. Si tu consideras que deba alejarme, yo lo hare…

Ryoku recibió un fuerte abrazo por parte de la chica, mientras se sorprendía de escuchar el llanto que la chica empezaba a soltar.

— Perdóname, Ryoku-kun… - la chica hablaba con la voz quebrada, apoyando su cabeza en el hombro de su amigo – me asuste, vi tanto peligro y me preocupe por Shiori-chan, que solo pude correr para escapar. Pero Haruhi-san me explico todo lo que ocurrió. No fue tu culpa, perdóname si te hice sentir mal

— Está bien Riki-sempai, otro en tu lugar hubiera reaccionado así. Eso significa que eres muy buena madre

— Bueno, eso lo sé – la chica recupero la confianza con una sonrisa mientras se limpiaba las lágrimas, para después darle un golpecito en la frente al chico

— ¡Auch! Eso me dolió

— Eso fue por asustarme y no decirme nada de tus poderes – la chica mostro su actitud de hermana mayor con su amigo como siempre lo hacia

— Es que me prohibieron revelar esto a los demás y… - las palabras de Ryoku se detuvieron al recibir un beso en la frente por parte de la pelirroja - … ¿Y eso?

— Eso, fue por habernos protegidos a todos el día de ayer – la chica sonrió con burla al ver el rostro ruborizado de su compañero – pero no le digas a Shiro, a él solo le daré un buen estirón de orejas por sus locuras

— ¿No le vas a decir que a quién? – la llegada repentina de Shiro asusto a la chica, que después de su gritito de sorpresa, procedió a darle un buen zape a su compañero - ¡Auch! ¿Eso me gano por ser un héroe?

— ¡No, eso te ganas por asustar a la gente de esa forma!

Al ver la pintoresca escena de sus amigos, Ryoku se sintió más relajado, aun sabiendo que los desafíos que se presentarían, serian aún más peligrosos, pero solo quería ser positivo, ante todo. Por desgracia para el joven elegido y sus amigos, dos siluetas se encontraban en las afueras del instituto observando el lugar con cierto interés…

El peligro estaba muy cerca…

Continuara…

En el Próximo Capitulo: "La Doncella que Respetaba sus cadenas"