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Los personajes no me pertenecen, ellos son de la autoría de la grandiosa Rumiko Takahashi. Sólo es una historia sin fines de lucro.
Adaptación del Dorama: La Poderosa mujer Dong Bong Soon
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- Sabes, hoy no quiero ir a casa – sólo esa simple frase hizo que el cerebro de Ranma volase a mil por hora, finalizando con humo siendo expulsado por sus orejas.
La joven de ojos avellanas se dio cuenta de la reacción de su acompañante, inmediatamente ella achinó la mirada – ahhh ya veo por donde viaja esa mentecilla.
- ¿Ah? – el hombre estaba en otro mundo.
- Bobo.
Esta mujer me va a romper los nervios – pensó el pelinegro. Tomo aire para recuperar la compostura y se dirigieron hacia el carro.
CAPÍTULO XVI
- ¡Maldición! ¡Maldito Saotome! ¡Maldita Tendo! Tú eres mía – tomaba entre sus manos la foto de la mujer de cabellos cortos, acariciándola – eres mía y de nadie más pero ese Saotome siempre debe interponerse ¡Ah! – La herida de su costado volvía a abrirse y a doler peor que antes – Todos me la van a pagar – su mirada se oscureció – de esta no se salvan.
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- Oye Ranma, come más despacio, que la comida está muy caliente – reclamaba Akane.
- Tengo hambre y no sé por qué te haces la fina cuando te está sonando el estómago a ti también.
- E-eso no es verdad – la mujer se avergonzó, intentaba que no fuese tan escandaloso su estómago.
- Yo creo que si tienes hambre porque se escucha muy exagerado– Ranma miraba su plato casi terminado de ramen, mientras que el cuerpo de Akane se llenaba de un aura un tanto negra.
- ¿Qué dijiste? – preguntó con los dientes apretados.
- Que tu estómago parece un desaguadero.
- Eres un ¡idiota! Ranma, estoy tratando de ser más "delicada" – enfatizó en la última palabra, estaba cansada de que siempre la traten con brusquedad – sabes qué, ya se me fue el hambre totalmente, quédate sólo. Ya no tengo ganas de comer.
- Pero Akane, no te enojes.
- Es que a veces eres bruto a la hora de hablar, si sólo fueses siempre como hace unas horas – la mujer recordaba cuando él le decía que no la dejaría.
- Si fuese así siempre, perdería mi encanto ¿no crees?
- Eres un bobo engreído.
- Pero aun así te gusto.
- ¿Quién te dijo que gusto de ti? – Akane alzó la ceja, quería picarle en el orgullo.
- Tu mirada me dice otra cosa.
- Eso seguro se lo dices a todas.
- No es verdad, eres la primera – esta conversación ya se estaba volviendo un poco rara.
- Ajá, claro, como no. Ya, dejemos de hacernos los tontos que – decía Akane, mientras que el celular del pelinegro sonó dentro de su pantalón, felizmente se había dado cuenta que se había acabado la batería y aprovechó a cargarlo en el carro.
- ¿Aló? ¡Oh! Dime Kasumi ¿en qué te puedo ayudar? – En su mirada se reflejaba la decepción – claro no te preocupes, en un momento llevaré a Akane a casa. Sí, estamos bien, no, no, no te preocupes, ella y yo ya estamos comiendo, claro. Adiós – resopló con frustración.
- ¿Era Kasumi?
- Sí y dice que te lleve a casa temprano.
- Bien, entonces apurémonos – deseaba reírse con todas sus fuerzas por la cara que tenía en ese momento Ranma, parecía un niño caprichoso.
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- Listo, ya estamos en tu casa, ve, tus hermanas te esperan – el hombre empujó suavemente a la mujer dentro del portón.
- Entonces nos vemos mañana – iba a avanzar pero antes necesitaba decirle algo importante – sabes, a pesar de todo hoy fue el día más feliz de mi vida – llevó sus manos a la altura de su pecho – siento que al fin me siento completa y también porqué sé que tú estás aquí, conmigo. Adiós, nos vemos mañana – se dio media vuelta y entro a su casa.
- Vaya, parece que hoy no podré dormir, me siento totalmente derrotado – miró hacia el cielo, con un ligero color carmín en las mejillas.
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Eran las dos de la madrugada y el artista marcial no había podido pegar un ojo, a cada momento le llegaban los gritos y llanto de Akane, pidiendo que se fuese, que se salvase – cómo puedes pedir que me vaya, cómo podría vivir sin ti. Nunca dejaré que algo malo te pase. Se sentó sobre el colchón, necesitaba un vaso con agua, tal vez después podría descansar.
- ¡Ah, maldición! No puedo, debo ir – se puso una chaqueta encima y se encaminó a la casa de la peliazul.
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¿Cuánto tiempo llevaba despierta? Tres horas, tal vez. Lo único que deseaba en ese momento era ver al hombre de ojos azules, magnéticos que a ella la cautivaban. Se sonrojó de sólo pensarlo ¿tanto había calado Ranma en ella? si bien Shinnosuke le había gustado pero nunca a tal extremo como ahora era con Ranma. Volvió a darse vuelta en la cama, mirando hacia la pared. Parecía que la noche sería larga.
El frío de la noche le pegó en la nuca. Volteó molesta y lo primero que vieron sus ojos, fueron los azules que tanto le gustaba. No se intimidó, de un salto se levantó de la cama y fue hacia los brazos del hombre – Ranma. Justo pensaba en ti.
- Y yo no pude aguantar las ganas de verte – estaba cohibido por decir esas palabras, pero ella lo ameritaba. Era la mujer que quería.
- No deberías de estar aquí – susurró.
- Lo sé, pero después de todo lo que pasó…
- Te entiendo Ranma – le acarició el rostro, delineando sus facciones masculinas – también deseaba verte – lo tomó con las dos manos y lo besó. Esto le tomó de sorpresa a Ranma que gustoso se dejó llevar.
- Creo que ahora no me querré ir de aquí.
- Jajaja no te hagas el tonto. Si-si qui-quieres te puedes quedar a dormir – se sonrojó hasta las orejas - ¡Sólo a dormir! ¿Está bien?
El hombre sólo atinó a afirmar con la cabeza. No lo iba a pensar dos veces.
- Yo duermo para el lado de la orilla y tú a la pared – indicó la peliazul.
- No, yo dormiré a la orilla, tal vez te mueves mucho y te podrías caer – sentenció el artista marcial.
- Ranma – se estaba enojando – no me hagas repetirlo otra vez.
- Está bien, está bien, sólo por estaba vez – resopló.
- Engreído, no habrá segunda vez – sin decirle otra palabra se acostó bajo las mantas, enseñándole la lengua en forma de burla.
- Eres una niña, mejor durmamos – se acostó al lado de ella, para luego abrazarla por la espalda. Al paso de unos minutos los dos cayeron al mundo de los sueños.
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Ranma se fue a su departamento antes que saliese el sol. Ahora sentía ese lado de su cama un poco vacío. La mujer tomó la almohada donde él había dormido, su olor había quedado impregnado. Estaba tan ida en su sueño "despierto" que alguien la veía desde la puerta con cara de burla.
- Vaya Akane, parece como si te quisieras comer la almohada – rio por lo bajo - ¿acaso pasó algo ayer con mi cuñado?
La mujer de ojos avellana se sonrojó hasta más no poder, su hermana le había encontrado oliendo como un sabueso la almohada y ahora tal vez ella sospechaba que Ranma había dormido ahí.
- ¡Nabiki! ¿Por qué entraste a mi cuarto sin llamar?
- Estuve un buen rato tocando la puerta pero nadie me respondía, pensé que te sentías mal y por eso entré – dijo son burla – quería encontrarte con las manos en la masa, pero parece que mi cuñado ya se fue – pensó.
- Bueno. No me pasa nada, ya te puedes retirar – fue hasta su hermana y la empujó hasta el pasadizo – tengo que cambiarme para ir a trabajar.
- Cómo digas. Para la próxima cuando venga tu novio, asegúrate de no pelear tan fuerte – rio – ¡qué yo duermo para ese lado! – decía Nabiki imitando la voz de Akane, mientras iba escaleras abajo.
- ¡Nos escuchó! – Akane no podía creerlo, ahora ¿con qué cara vería a su padre?
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Felizmente el desayuno había trascurrido con normalidad porque Nabiki no había dicho palabra alguna pero seguro para cuando regresase del trabajo la iba a extorsionar. Rodó los ojos. Su hermana hacía de ella un negocio, pero al menos su padre no se había enterado.
Se acomodó mejor la ropa que llevaba e ingresó hacia el Dojo.
La mano masculina de Ranma tomó la de ella, Akane sorprendida se dejó y juntos caminaron hacia sus respectivos puestos. Los chismosos los veían sin ni siquiera disimular. Era todo un espectáculo para ellos.
- Bien joven Saotome, iré a realizar mis deberes.
- Claro, señorita Tendo, espero que tenga un buen día – Ranma le siguió el juego.
- Igualmente – se soltaron de las manos y cada uno comenzó su día.
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Kurama había ordenado que ella haría la limpieza de toda la duela de entrenamiento ¿eso era trabajo o abuso? Quiso refutarle pero pensó en que tal vez podría tomarlo como entrenamiento.
Tomó los utensilios necesarios y comenzó a tallar. Por momentos recordaba la cólera que sentía por su "superior" y sin querer iba dejando agujeros en la madera, gracias a que daba pequeños puñetes sobre el área.
Para cuando Kurama llegó a hacer la revisión, el estrambótico hombre dio un grito al cielo, su querido lugar de entrenamiento parecía un queso por la cantidad de agujeros que tenía.
- ¡Niña, qué hiciste! ¿No puedes simplemente limpiar? ¿Cómo perforaste la madera?
- Yo bueno… - tal era momento de enseñarle a ese tipo un poquito de su fuerza – yo sólo estuve limpiando y bueno, me acordé del mal – hundió su dedo sobre la duela – trato que usted – hundió otro dedo – me da – retiró sus dedos y se levantó, caminando hacia el hombre. Como todo artista marcial, Kurama se puso en posición de combate.
- ¡Qué pretendes niña! Soy tu superior.
- Lo sé, por eso no le golpearé, sólo quería decirle que a mí no me gustan los abusos.
- Y a mí no me importa que seas la no-novia del joven Saotome – realmente le dolía reconocer que esa niña era novia de su jefe.
- No deseo ser reconocida por ser novia de alguien, yo sólo puedo valerme por mí misma. Así que – colocó sus dedos sobre la frente de su superior y le dio un "ligero" golpe. Haciendo que el hombre se vaya de espaldas.
- Vaya, parece que me pasé – el hombre tenía los ojos abiertos en forma de espiral, balbuceando una que otras palabras inentendibles. Tal vez tardaría un poco de tiempo en volver en sí. Ocasión que aprovechó la peliazul en salir de ahí.
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- Entonces tu fuerza regresó justo en ese momento.
- Sí – respondió tímida. Después de huir de su superior, se encontró con Shinnosuke.
- Y ¿cómo te sientes ahora?
- Creo que bien. En ese entonces pedí que mi fuerza regresase, para poder salvarlo.
- Espera – el hombre extendió los brazos hacia Akane – Ranma estuvo contigo. ¿Él sabía que tenías la bomba y no le importo?
- Sí, él lo sabía – sonrió – por eso pedí por él, no soportaría que el muriese.
- Con lo que me cuentas, obviamente no podré escribir esto en mi informe. Supongo que tendré que pensar en qué poner – rió nervioso el policía.
- No es muy normal que una mujer lance una bomba a cien metros hacia el cielo– lo dijo en broma.
- Que creíble ¿verdad? – Los dos rieron – será mejor que vaya de una vez a la comisaría, tengo que pensar en qué pondré en el informe.
- Está bien, te parece si más tarde nos vemos, tengo algo que pedirte. Te mando la ubicación después.
- Claro – su ilusionado corazón latió rápido en su pecho, deseaba con todas sus fuerzas que se tratara de sus sentimientos siendo correspondidos.
Se pararon y se dieron un cálido abrazo, pero no se dieron cuenta que alguien tomaba una foto de ese preciso momento.
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- Buenas tardes jefe, le vengo a dejar estos documentos. Son los nuevos ingresantes al Dojo, parece que tienen talento – Gosunkugi había tenido un día muy ajetreado.
- Está bien, puedes retirarte, ahora mismo veré sus perfiles.
- Claro – dio un paso atrás y se detuvo – creo que usted debería saber esto – dudó otra vez – no, mejor no.
- Habla claro Gosunkugi ¿qué sucede?
- Es que vi a su novia y el policía Chinchousuke
Ranma se paró rápidamente de su asiento – Shinnosuke, se llama Shinnosuke y ¿qué pasa con ellos? ¡Habla rápido!
- ¡Los vi abrazándose! – trató de decirlo lo más rápido que pudo.
- ¡Qué! ¡Cómo que abrazados! – Respiró profundo - ¿cómo que abrazados? – Habló más calmado – ¿Pu-puedes hacerme una demostración?
- Pero je-jefe, no podría.
- Sólo haz una demostración. Ya sé, yo seré Akane y tú Shinnosuke.
- ¿Ah? – Preguntó contrariado - ¿está seguro?
- Sí, sí hazlo rápido – Ranma se posicionó a su lado.
- Bueno, la señorita Tendo es más pequeña, así que puede agacharse un poco y bueno – el delgado hombre se puso de puntitas – Chin… quiero decir, Shinnosuke, es alto, guapo y gallardo – tomó la cabeza del pelinegro y lo posicionó en su pecho – él la tomó y la abrazó con mucho cariño. Creo que hasta había amor en ese abrazo.
- ¿Así es como la abrazó? – estaba a punto de explotar.
- Sí, así fue – su jefe se apartó rápidamente del pecho de su empleado, se tocó la sien intentando tranquilizar su enojo.
- Ese idiota aprenderá a no tocar a mi mujer – Gosunkugi tragó duro, su jefe en ese momento daba mucho miedo. Necesitaba un poco de aire así que de dirigió hacia la azotea. El aire la daba fuerte en la cara y eso hacía que se tranquilizase un poco, tomó su celular y marcó el número del policía – ¿Aló? Soy yo.
- ¿Ranma? ¿Qué se te ofrece?
- Hoy a las 8 en el bar Miau – colgó la llamada.
- Vaya que eres desagradable, Saotome… pero ese el mismo lugar en donde Akane… - sonrió para sus adentros. Tal vez la pasaría bien.
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Era casi la hora del almuerzo y Ranma no aparecía por ningún lado. Akane fue hacia su oficina y no estaba ahí, extrañada fue hasta la pequeña oficina de Gosunkugi - ¿sabes dónde está el joven Saotome?
Gosunkugi sintió un hilo frío recorrer por su espalda, no se atrevió a dar la cara, así que sin verla le respondió – cre-creo que está en su Dojo privado, cuando se enoja ahí es donde desfoga su furia – la peliazul lo vio raro pero no hizo caso y se encaminó en dirección al Dojo. Realmente Ranma sorprendía, mira que tener un lugar exclusivo para él, menos mal no le había dicho nada sobre el otro lugar que ella agujereó.
El sudor le escurría por todo el cuerpo, llegando a pegársele la ropa al cuerpo. Pateó a su enemigo imaginario nuevamente, con rabia, recordando lo que le dijo su empleado. Sin duda tendrá que hablar con Akane sobre este asunto. Estaba tan ensimismado en la kata que realizaba que cuando sintió una mano sobre su hombro, la jaló, haciendo que la pobre víctima quedase debajo del pelinegro. Agitado la vio al rostro, Akane tenía el cabello desordenado y lo miraba sorprendida - ¿Akane? Perdón, no fue mi intensión.
- Lo sé, no te preocupes – encogió sus brazos sobre su pecho. De cierta manera, tenerlo sobre ella le causaba mucha timidez, mientras que su corazón latía rápidamente - ¿qué haces aquí?
- Estaba entrenando – a los ojos del pelinegro se veía tan bella, con los cabellos de esa forma, ese ligero rubor sobre sus mejillas, y esa mirada brillante, realmente le estaban enloqueciendo – tú que haces aquí.
- Quería decirte...
- Shuu – recordó lo que su empleado le contó, frunció las cejas y apretó más el agarra de sus manos contra la duela del dojo – yo por más que… - el ligero roce de los labios de la chica sobre la mejilla del artista marcial hizo que éste se volviese como gelatina.
- Ranma – lo pronunció de esa manera que a él le enloquecía – me gusta mucho tu nombre.
- Tengo que ser el hombre de la relación, Ranma se fuerte, ella es linda, sí, pero tú debes implantar orden – pensaba el hombre, mientras intentaba recobrar la compostura, estaba a punto de expulsar humo por todos lados – lo que quería decir es que…
- Te quiero – eso si le tomó de sorpresa.
Mandó todo al diablo – Yo también abrazo a mis empleados – declaró, dejando confundida a la mujer, pero él no desaprovechó la ocasión para poder robarle un beso – me gustaría seguir todo el día así, pero debo ir a ver a una persona insoportable en la noche, ¿está bien?
La mujer sólo lo miró asintió con la cabeza, no había razón para que él le pidiese permiso – no debes pedirme permiso.
- Entonces un día iré con una mujer – pico la nariz de la mujer con un dedo.
- Tampoco te pases – respondió molesta.
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Ya era tarde y las algunas personas iban a un bar después de un duro día de trabajo. El humo de los cigarrillos inundaba el lugar que hasta se hacía casi imposible ver a la persona que tenían delante. Los dos hombres se posicionaron uno frente al otro, en una mesa separada y que esté más cerca de un conducto de ventilación, ya había hecho su pedido, el sake hoy sería el rey del lugar.
- Bien, es hora de que hablemos de hombre a hombre – el policía trataba de establecer un ambiente calmado, dio el primer trago a su sake, mientras esperaba la respuesta del artista marcial,
- No te metas con mi novia – soltó Ranma a quemarropa.
- ¿Qué? – los ojos de Shinnosuke se afilaron, entendía los celos de Ranma pero esto era demasiado, ella era su amiga después de todo.
- Dijiste que debemos hablar como hombres, bien, ahora te lo digo directamente, ella es mía y no toleraré que la toques – la voz de Ranma era seria y sin una pizca de temor.
- Está bien ¿Akane te gusta? – preguntó el policía.
- ¿Qué si me gusta? Y tú quién te crees para preguntar eso.
- Responde, porque a mí me gusta mucho y puedo ir a por ella – los ojos se Ranma se llenaron de odio. Se levantó de su asiento y tomó al policía del cuello de la camisa.
- No te atrevas – inmediatamente Shinnosuke también se levantó y tomó a Ranma del cuello.
- O si no qué – retó el policía.
- Creo que esto debimos arreglarlo hace mucho de esta manera ¿verdad?
- Entonces ¿qué esperamos? – Shinnosuke seguía provocando a Ranma.
- ¡Ranma! ¡Shinnosuke! ¿Qué se suponen que están haciendo? Y tú Ranma ¿él era el hombre insoportable al que ibas a ver? – Akane estaba sorprendida de encontrarlos a punto de empezar una pelea en medio del bar.
- ¡Tú que haces aquí!
- Vino aquí para verme a mí – respondió rápido e policía, mientras que sentía como Ranma apretaba más el agarre.
- Si serás imbécil, ella no venía por ti.
- ¿Entonces por quién? ¿Por ti? Lo dudo, no sabía dónde estabas.
A la peliazul se le estaba llevando el coraje, los veía como dos perros rabiosos, peleándose por un pedazo de carne, que en este caso ella era la tierna y jugosa carne. Suspiró cansada y tomó a los dos del hombro – les digo a los dos que se suelten o si no, los tendré que separar.
- No, esto es entre este policía y yo.
- Lo mismo digo.
- Al menos en algo coincidimos – sonrió de medio lado Ranma – por favor Akane, apártate, no quiero que te lastimes.
- ¡Que me lastime! ¡Al demonio! Ustedes dos – empujó a los ambos a sus respectivos lugares, cayendo cada uno sobre sus asientos – ¡se comportan peor que perros!
La mujer había levantado la voz y para colmo de males, al momento que empujó a los hombres se escuchó los huesos de sus hombros sonar, ahora todo el bar los estaba viendo raro, algunos sorprendidos y otros extasiados por la próxima pelea. Avergonzada se sentó en su asiento, con la mirada directo a sus manos – ustedes mismos se lo buscaron, tontos.
- Pero Akane, casi nos rompes el hombro y creo que también el coxis.
- Creo que mañana tendremos que ir al hospital a chequearnos – segundó Shinnosuke en la burla.
- Exagerados. Sólo vería aquí a Shinnosuke – a Ranma casi se le cae la mandíbula al suelo, mientras que Shinnosuke levantaba la barbilla, orgulloso – pero viendo que están los dos aquí, quiero saber su opinión sobre – no quería una negativa por parte ellos, sin bien lo podía hacer sola, no quería arriesgarse demasiado, tomó valor y lo soltó – si me pueden ayudar a capturar a Toma. Porque seré yo quien lo atrape – tomó el licor entre sus manos, lista para servirse pero sus manos fueron detenidas.
- No tomarás – dijeron los dos hombres en unísono.
- Pero ¿por qué? – preguntó dudosa, viendo hacia ambos lados.
- Porque no – volvieron a vociferar los dos. Mirándose retadores.
- Tú no tienes que prohibir nada a mi novia – restregó Ranma – no tienes ningún derecho.
- Tengo más derecho que tú, soy su amigo desde la infancia – contraatacó.
Akane se dio cuenta que nuevamente la situación se estaba calentando. Así que intervino lo más rápido que pudo.
- ¡Ay ya! Mejor les serviré el sake a ustedes ¿está bien?
- Bien, que sea lleno – retó el peliazul al policía.
- Yo también – respondió el otro.
La mujer negó con la cabeza, esos dos eran peores que niños – y bien ¿me ayudarán?
Shinnosuke calló un momento para luego mirarla intensamente – está bien, te ayudaré.
- Y ¿tú? – Se dirigió hacia Ranma - ¿me ayudarás?
- Claro que sí, no pienso dejarte sola con todo esto.
- Gracias, chicos.
- Ahora, bebamos que la noche aún es joven.
- Pienso igual que Ranma, son las seis de la tarde así que mis labores como policía ya acabaron y mañana es mi día de descanso, por ello puedo tomar. ¡Salud!
Las copas de sake iban y venían, llenas, algunas rebalsando. Akane veía la escena con tristeza, ya que ella era la única que no bebía y además debía llevar a esos dos a sus casas.
Había pasado más de una hora y los dos a duras penas podían levantar el vaso, balbuceando palabras inentendibles.
La peliazul intuyó que era hora de retirarse. Tomó a los dos hombres, los levantó cual saco de papas sobres sus pequeños hombros, caminando así, hasta el carro de Ranma. No le importó la gente que los veía con asombro. Los acomodó como pudo sobre los asientos y comenzó a conducir en dirección al departamento del pelinegro – Par de idiotas – susurró.
El departamento estaba en completa oscuridad que la mujer no veía por donde iba, peor aún, cargando a los dos borrachos, sobre ella. Con su cabeza hizo lo que pudo y prendió la luz.
- Vaya, sí que esto es molesto – recostó a Shinnosuke sobre el mueble – eres muy alto Shinno-kun, tus piernas no entran en este sillón – acomodó como pudo el cuerpo del joven para después llevar a Ranma a su habitación, acostándolo sobre la cama, en donde lo arropó lo más rápido que pudo – bien, eso es todo, iré a casa.
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La mañana se hacía presente y la luz entraba directamente sobre el rostro del ojiazul. Un dolor punzante en la sien hizo que cerrara los ojos con más fuerza, tratando de mitigar un poco el dolor. La boca la sentía seca y con sabor a veneno. Inmediatamente el pelinegro recordó que ayer estuvo en un bar y ahora estaba en casa, sobre su cama y bien abrigadito. Sonrió como bobo – Akane fue quien me trajo pero… - rápidamente se levantó de su asiento y buscó al policía. Shinnosuke se encontraba enroscado, cual camarón sobre el sillón. La manta que Akane le había colocado se encontraba tirada sobre el suelo – vaya que mal agradecido eres – se tocó la nariz, entrecerrando los ojos, de verdad que le daba cólera tenerlo en su casa – ella aún se preocupó por ti y tú tiraste el abrigo.
El sonido de la puerta principal abriéndose se hizo presente, era Akane quien entraba – buenos días, pensé que aún seguías durmiendo.
- Acabo de levantarme, pensé que estabas por aquí y me encuentro con este – caminó hasta ella para tomarle de las manos y darle un beso, pero ella se apartó al instante - ¿qué pasa?
- Hueles a alcohol rancio, ve a lavarte ¡ay! – el sonido de Shinnosuke cayendo sobre el suelo.
- Auch, eso dolió – decía el policía mientras se sobaba la cabeza - ¿Dónde estoy? – volteó y vio a Ranma y Akane parados frente a él – chicos.
- Buenos días Shinno-kun ¿te sientes bien? – preguntó preocupada, parecía que el hombre se había dado un mal golpe.
- No te preocupes, más me duele la cabeza por la resaca. Por cierto ¿cómo llegué aquí?
- Los traje yo misma, menos mal que no me vomitaron encima, pero espero que esta sea la última vez que los dos se emborrachen hasta ese extremo – reclamó.
- Está bien, por mi parte no tomaré de ese modo otra vez.
- Yo tampoco – segundo Ranma – necesito algo para este dolor.
- Entonces te prepararé una sopa, para eso vine.
Los dos hombres se miraron y comenzaron a sudar frío - ¿qué pasa? ¿Tienen fiebre?
- No, no te preocupes Akane, yo comeré en casa, será mejor que me vaya.
- Pe-pero…
- Y yo sólo quiero un vaso de leche – respondió rápido Ranma.
- Te aceptaría un vaso también yo – dijo el policía. En ese momento Ranma entendió la indirecta, era hora de unirse y ser solidarios entre hombres, era un caso de vida o muerte.
- Claro, claro – lo ayudó a levantarse y juntos se fueron hasta la cocina, dejando en la sala a la peliazul, confundida.
- ¡Sólo deben decirme que no quieren mi comida! ¡Tontos!
- No nos queremos intoxicar más de lo que ya estamos por el alcohol – dijo con burla Ranma.
- No seas así con ella.
- Aprende de Shinnosuke.
- No seas así con ella, pero tampoco quiero morir tan joven, perdón Akane pero es la verdad – Shinnosuke rogaba que su amiga no se enojase.
- Entonces no volveré a ofrecer mi comida.
- Ya no te enojes, sólo estamos bromeando – el pelinegro ya tenía servido dos vasos con leche – toma Shinnosuke.
- Al parecer que volvieron amigos – los dos hombres se miraron con asco – está bien, no lo son. También vine para planificar la captura de Toma.
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Sentados alrededor de la mesa, se miraban uno con otro, intentando en pensar en alguna solución o plan para poder capturarlo. Ranma daba pequeños golpes sobre la mesa – creo que Toma se fugará, todo el país lo está buscando.
- Sí, lo sabemos pero por donde se podría fugar – preguntó Akane.
- Dado que no tiene escapatoria y que no puede usar su pasaporte o hacer trámites bancarios puede que se fugue por barco. Sin embargo, presiento que intentará hacer su última jugada antes de irse.
Akane se mordía el labio, pensando en algo que podría hacer – tal vez yo podría hacer de señuelo – Ranma dio un golpe a la mesa que asustó a todos.
- No lo voy a permitir, ese idiota no debe tocarte ni un solo cabello.
La mujer sintió la necesidad de ir y abrazarlo, desde lo pasado días anteriores los había dejado un poco tocados – no te preocupes, no me pasará nada, porque sé que ustedes estarán conmigo.
Shinnosuke que escuchaba la idea de Akane no le parecía tan descabellada – me parece una buena idea Akane, creo que podrías picar en su orgullo, asegúrate que cuando te llame, debes ser tú quien hable primero y quien de las órdenes. Un hombre como él caerá rápidamente si alguien más le da órdenes e inmediatamente hará lo dicho – Akane asintió, estaba nerviosa pero debía hacerlo.
- Yo tengo una idea – tomó su celular – mi papá no se hizo conocido por sólo pelear bien, mi padre es un gran artista marcial pero siempre ha sido pata de perro y se hizo amigos del bajo mundo, ahí conoció a los Kuno. Llamaré al señor Kuno, ese me debe una por lo pasado antes – marcó rápidamente, esperaba que ese tipo le algunos datos buenos - ¿aló? Sí, soy Saotome.
- Ho-hola joven Saotome ¿qué es de usted? ¿Todo bien por casa?
- No llamo a una conversación amena ni de amigos, usted me debe un favor por lo ocurrido con su hijo – el hombre detrás de la línea se puso nervioso, siempre supo que llegaría el día que debería pagar cuentas por las acciones de su hijo.
- Di-diga.
- Quiero que me ayudes con un gusano que me anda estorbando. Tal vez has escuchado del tal Toma. El psicópata que rapta mujeres.
El alma le regresó al cuerpo al patriarca Kuno, hasta el mismo odiaba a ese tal Toma, por su culpa tenía a su hija pegada él cual sanguijuela – claro que he oído de él ¿en qué te puedo ayudar?
- Necesito que me ayudes a saber si en estos días habrán viajes de conteiners
- Eso quiere decir que ese desgraciado se quiere fugar por mar. Bien, no te preocupes, yo averiguaré todo y te mandaré los datos a tu correo.
- Eso es todo, adiós – Ranma colgó la llamada para informar a los presentes que pronto tendrían información útil. Shinnosuke lo miraba asqueado - ¡¿Por qué me miras así?!
- Tienes contactos con la mafia – declaró.
- Y que esperabas ¿Qué le pregunte al sacerdote de la comunidad? No es mi contacto, es el de mi padre y como dije, Kuno me debe un favor – no era el momento en que Shinnosuke se hiciese el santo, Akane que ya cansada de sus juegos tontos entre los dos, se paró, necesitaba poner orden.
- Ranma tiene razón, no debemos desaprovechar cualquier ayuda en estos momentos. Ahora que tendremos información sobre Toma, todo se nos hará más fácil – ambos hombres asintieron.
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Los fajos de dieron no cabían ni encima de aquel sillón viejo que tenía. Realmente nunca había invertido en amoblar su hogar, siempre se enfocó en planear sus mejores hazañas, que al principio salieron bien, hasta que aparecieron ellos. Ranma y Akane, pero también había un tercero, aquel policía que iba como perrito detrás de él.
Sonrió malicioso, de verdad que esta vez esos tres lo iban a pagar caro. Metió un poco del dinero dentro de la mochila y se la subió al hombro, tenía que ir por alimentos y medicina, puesto que la herida que tenía nunca terminaba de sanar, además, si pensaba huir necesitaría también alimento. Guardó la fotografía de la peliazul dentro de su casaca y salió en busca de lo que necesitaba. Sin saber que algunos ojos veían sus movimientos. El fin de Toma cada vez estaba más cerca.
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Continuará…
¡Hola! Ahora si actualicé más rápido. Hubiese querido actualizar antes pero no me dio tiempo, la universidad con sus clases virtuales dejan más tarea que otra cosa jajajaja.
Espero que todos se encuentren bien de salud y que les siga gustando la historia tanto como a mí.
Quiero agradecer a SusyChantilly por la ayuda que me brinda al impulsarme a escribir y además ¿ya leyeron el último capítulo de la apuesta? Está genial, no se lo pueden perder.
A las locas por el dios griego, mil gracias por siempre apoyarme en todo, las quiero chicas...
Quiero ver sus comentarios, me gusta mucho leerlos y tal vez ver algunas de sus suposiciones para el final de Toma. Imagine como podría ser. Los leo.
También debo comunicarles que tengo un canal de Youtube en donde subo fanarts, me encuentran como Hana Note y mi Instagram con el mismo nombre.
Sin más que agregar, nos leemos para la próxima.
Hana Note.

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