Los personajes no me pertenecen, ellos son de la autoría de la gran Rumiko Takahashi, esta historia sólo es creada con el fin de entretener.
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Existen muchos personajes, fuertes, inteligentes, con una habilidad única sobre la tierra. Pero en este lugar estaba ella, una poderosa mujer pero con una corazón noble como ninguno. Sus genes eran diferentes, se habían modificado por alguna extraña razón desde su gestación, el causante de todo esto había sido una divinidad que por la necesidad de proteger a los más necesitados, ella había sido creada, al igual que sus antecesoras.
Su nombre era Akane Tendo, la única de tres hermanas que se había quedado con ese don; pero antes de ella estuvo su madre que murió a causa de una enfermedad. Entre sus hazañas estaba, cuando protegió a la población de una enorme roca que estaba por caer sobre ellos. Antes de ella estuvo su abuela y así sucesivamente, el poder se iba transfiriendo por generaciones.
Su padre era un hombre guerrero, tenía un pequeño Dojo, donde instruía a su hija para que pueda controlar sus poderes, cosa que era un total fracaso, siempre terminaba con el lugar destrozado. Sus hermanas también habían nacido con ese don pero ellas lo perdieron. La mayor, Kasumi Tendo, había perdido su poder por accidente, lastimó a un inocente cuando chocó con él mientras hacía compras en el mercado, fue sin querer, ella sólo caminaba tranquilamente y el hombre iba sin darse cuenta viendo hacia el suelo, así que la cabeza de la joven golpeó el tórax de aquel desdichado hombre cayendo este de bruces al suelo, lastimándose la columna. La segunda hermana, Nabiki Tendo también perdió su poder pero fue a conciencia lo que generó que ella tuviese un castigo, esta empujó a un hombre por las escaleras, haciendo que tuviese unas cuantas contusiones es por ello que ella perdió su poder y fue castigada con que su cabello nunca más crecería, por toda su vida lo iba a tener corto.
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Genma Saotome había creado una empresa inmensa, tenía líneas de gimnasios por todos los países, siendo así reconocido por todos en este rubro como el Gran Panda y ¿por qué? Lo apodaron de esta forma ya que su primer gimnasio lo inauguró en China y desde esa fecha no paró. Su único hijo y heredero era Ranma Saotome, un joven con un don inigualable, tenía una destreza única en las artes marciales es por ello que quiso abrir su propio Dojo, en donde repartía clases, tal era su acogida que ya tenía varias sedes por todo el país, siendo así uno de los emprendedores del año en el Japón además que ser considerado como el maestro más guapo de toda la región.
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PODEROSA
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Era una mañana totalmente soleada; como era costumbre la joven de cabellos largos y azulados salía a correr, necesitaba despejar un poco su mente a la vez que aprovechaba para tomar un poco de aire. La ruta de hoy sería más larga y con mayor dificultad.
- El aire por las mañanas es tan bueno que sería genial poder tener esta brisa todo el día – Mientras corría la joven iba pensando a la vez que escuchaba música de sus auriculares – pero tengo una corazonada que todo mi grandioso día se irá a la basura.
- Te estoy diciendo que muevas esas cajas hacia esa mesa ¿qué no entiendes o eres un viejo inútil? – recriminaba un señor de aspecto delgado y con la mirada de maleante.
- Lo siento señor, me confundí de lugar pero por favor no me despida. – Trataba de solucionar el problema el pobre anciano en el área de construcción.
- Hazlo de una buena vez o eso será lo que haga, la verdad no sé por qué tengo un personal tan inútil, yo un matón… quiero decir… un hombre de negocios tratando con gente como esta – sin contemplaciones dio un puntapié al pobre hombre en la canilla – y eso es para que aprendas a hacer las cosas bien.
- E-está bien, señor – con la mirada gacha el anciano siguió haciendo sus quehaceres. Mientras que los otros matones se reían de lo que hacía su jefe.
Algo me decía que hoy no iba a ser un buen día, debí tomar el otro camino y no este, así no hubiese visto todo esto y me tendría que ahorrar todo este fastidio – sus ojos avellanas brillaban del puro coraje que sentía en ese momento pues habían presenciado aquel acto tan bajo. Aquel hombre, no tenía la culpa de nada, mucho menos de tener a un desadaptado por jefe, no aguantó presenciar aquello que se acercó hasta el lugar en donde estaban trabajando para poder ayudar al anciano.
- Oiga, señor ¿no cree que debería tratar mejor a sus empleados? Tal vez así trabajen mejor y sean más eficientes – habló la joven de cabellos azulados, mientras hacía sonar la punta de su zapatilla sobre el asfalto.
- ¡Oh, vaya! Miren que hermosa jovencita tenemos aquí. Tal vez deberíamos divertirnos un poco con ella ¿no creen muchachos? – le dio otro puntapié al anciano que lo dejó tirado en el suelo.
- Claro señor, usted tiene toda la razón – respondieron los hombres en unísono.
- Y ustedes creen que yo les voy a dejar hacer eso – se sacó los audífonos y los enrolló alrededor de su celular – no creo que lo puedan hacer pero será mejor que llame a la policía, así nos evitamos muchos problemas.
- Con que la niña nos quiere acusar y ¿por qué? Por solo golpear a un viejo, déjame decirte niñita que no me tiembla la mano para poder golpear a una mujer – tomó el celular de la peliazul y lo estrelló contra el suelo – ahora no podrás llamar a nadie.
- ¡Ahhhh! Pero que hizo, usted no sabe cuánto me demoró conseguir el dinero para poder pagar este aparato. – aún tengo que pagar las cuotas a Nabiki. Pensó
- No me interesa y si no quieres salir lastimada, será mejor que te vayas y dejes de fastidiar – se dio la media vuelta y dijo – pobre de ti que nos quieras salir de acuseta que aquí te ponemos en raya. – Y sin decir más palabra se reunió con sus demás trabajadores, dejando al anciano en la calle.
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- Ese viejo estúpido ¡qué se había creído! Aun cree que tengo dieciséis años por aquel tiempo me usaba como si fuese un juguete, prácticamente me alquiló para esa exhibición de ropa y para qué, para nada porque no gané nada. Yo no estoy para eso, sé que soy muy guapo… eso nadie lo puede negar pero hacerme eso… yo ya soy un empresario y tengo una imagen que proteger. – el joven de ojos azules penetrantes iba de camino hacia su departamento, después de una larga noche de trabajo, tenía un ojo más cerrado y el otro le hacía competencia, sentía que le había pasado un carro por encima – ¡Toda la maldita noche cambiándome de ropa! Solo para que salga en unas revistas. Estúpido, mil veces estúpido viejo. – gritaba en medio de la calle hasta que algo le llamó la atención. Un grupo de matones tenía rodeada a una joven de complexión atlética, de lindas piernas tonificadas, un hermoso cabello largo azulado y ni qué decir de sus brillantes ojos avellanas, los cuales lo estaban hipnotizando o idiotizando.
- Le digo que esto les va a salir caro, no debieron romper mi celular, y además lastimaron a este pobre hombre. – Por lo visto la menuda mujer estaba más que enojada.
- Eres tonta niñita o quieres que te de un cariñito en tu carita.
- Te crees muy machito, atrévete y verás – dio un paso para adelante. Cosa que no desaprovechó el hombre y bofeteó el rostro de la mujer, un Ah sonó en el lugar, mientras que los otros matones sonreían, felicitando la acción de su jefe.
Los ojos de Akane se volvieron filosos, nunca nadie había golpeado su rostro, si bien no le dolía el golpe, este ofendía su orgullo.
- ¿Lo ves? Fue muy fácil golpearte, no es así, niñita.
- Ahora verás que tan divertido y fácil fue. – Sin esperar reacción alguna ella posó sus manos sobre el matón y de un ligero movimiento lo mandó a volar, haciendo que este se golpee contra una pared de concreto, rajándose esta al contacto. – Te dije que no te metieras conmigo – todos los hombres que estaban ahí se quedaron mudos de la impresión, nunca había visto volar así a una persona y mucho menos a su jefe, él era el más fuerte de todos.
Pero qué demonios está pasando aquí… debe ser porque aún estoy dormido, si eso debe ser, como puede ser posible que esa pequeña mujer pueda mandar a volar así a ese hombre que es el doble de alto que ella. – el trenzado se frotaba los ojos como si así fuese a despejar su vista de lo que estaba viendo.
Los otros maleantes se acercaron hasta Akane y cada uno de ellos fueron cayendo, algunos salieron volando, corriendo el mismo final que su jefe, mientras que otros terminaron con los dedos de las manos y los brazos fracturados gracias a la presión que la peliazul ejercía sobre ellos, un gancho en la mandíbula y los dientes salieron volando. Todos gritaban de dolor, a la vez que suplicaban ser buenos de ahora en adelante pero ni eso les salvó de tremenda paliza que recibieron. Terminada su tarea, Akane se levantó y caminó hasta donde estaba el anciano y le tendió su mano con una sonrisa en su rostro. Al principio el hombre le tuvo miedo porque hasta saltó en su propio sitio del susto cuando la vio acercarse a él pensando que sería el siguiente pero cuando vio su sonrisa se tranquilizó.
- Ya todo está bien señor, será mejor que vaya a casa, estos tipos no se levantarán por un buen rato.
- Gracias señorita pero yo necesito el dinero, tengo que trabajar.
- Tal vez yo pueda hablar con mi padre para que usted trabaje con nosotros.
- ¿Con ustedes? – su voz denotaba miedo.
- No se preocupe, la única rara soy yo, después nadie más – su mirada se entristeció, acción que no pasó desapercibido por el anciano.
- Yo, yo no quise que se sintiese mal, disculpe señorita.
No, no podía ser un sueño, yo lo he visto todo, esa mujer tiene un poder descomunal… y porqué me siento así de feliz, acaso ella… claro… es ella. – Ranma se había quedado plantado en el mismo lugar desde hace mucho rato, ni siquiera atinó a ayudar a la delicada mujer en peligro, solo pudo llamar a la policía diciendo que un anciano estaba siendo agredido porque si decía que era la mujer quien estaba golpeando a diestra y siniestra no le iban a creer, todo había pasado tan rápido que por poco y la quijada le llega hasta el suelo. La mujer de ojos avellana se percató de su presencia y lo fulminó con la mirada.
- Y tú ¿Quién eres, también vienes por tu dotación como ellos? O no.
- Jajaja, no creo que puedas conmigo, pero no, no vengo por mi dotación y es raro que no sepas quien soy – se puso en pose presuntuosa – yo soy…
- No me importa, te puedes guardar tus presentaciones para alguien más y claro está que no quiero tener ningún vínculo contigo porque – se acercó hasta él, quedando frente a frente, le dijo – si fueses un verdadero hombre me hubieses ayudado, pero usted vio a una mujer y un anciano en peligro y no hizo nada, eso solo significa no tiene las agallas para nada. Adiós.
- No te vayas, porque sí hice algo.
- Dime, que hiciste. – La joven blanqueó los ojos intuyendo lo que iba a recibir por respuesta.
- Llamé a la policía.
- ¿Eres idiota? – muy tarde la policía ya estaba ahí.
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Oh bella y relajada mañana de verano, ahora todo se resumía en que estaba en la comisaría junto con un montón de matones mal heridos, un anciano que no se despegaba de su brazo y un joven trenzado que más parecía dormido.
- Me están diciendo que esta mujer, esta delicada y pequeña mujer – apuntando a Akane – los atacó a todos ustedes.
- Si mi comandante – respondieron en grupo.
- Creo que debería llamar al equipo de psiquiatría, como esta pequeña y delgada mujer les va a golpear y dejar de esa forma. Por lo que me informa el joven de iniciales R.S. los matones, o sea ustedes, se comenzaron a golpear solos en una gresca que tenían, involucrando a este pobre anciano. Eso sí es un delito.
- No fue así mi comandante, ella nos golpeó, al tipo R.S. ni le vimos, ni sabemos quién es – el orgullo Saotome estaba siendo lastimado.
- Ustedes no me conocen pero yo vi todo, ella no tiene nada que ver aquí, fueron ellos quienes empezaron todo. – Demandó el joven Saotome.
- No mientas, di la verdad y no quieras proteger a tu novia.
- Él no es mi novio, por favor Shinnosuke no creas eso. – la peliazul se sintió pequeña en ese momento, al escuchar que esos hombres asumían que ella tenía algo con ese tal R.S. pero ni en pelea de perro lo había visto, se sintió más nerviosa al saber que dijeron eso en la presencia del hombre que siempre ha querido, de Shinnosuke.
- Akane Tendo, originaria de Nerima, de 26 años, hija menor de la familia Tendo, tienes una denuncia por agresión por parte de estos hombres los cuales presentan contusiones por todo el cuerpo, fracturas de manos y brazos, desplazamiento de cadera, una clavícula fracturada y cinco dientes perdidos, de todo ello se te acusa. – El azul agua marina y el avellana se encontraron, uno miraba con seriedad y la otra miraba con mucho amor. – ¿Crees que voy a creer todo esto? ¡Es inaudito! Por favor que la joven se retire.
- ¡Pero le decimos la verdad! – Akane volteó a verlos con dureza y todos ellos se acobardaron – Hum.
- Por favor Akane, ya no te metas en problemas, siempre tengo que estar cuidando de ti y siempre es lo mismo contigo ¿es que no puedes cuidar de tu integridad tu sola? Ya estás grandecita como para que alguien más cuide de ti.
- Lo siento. Shinnosuke, siento ser siempre una molestia para ti, será mejor que me retire. Adiós.
- Está bien, ve a casa y usted es R. S. gracias por su colaboración.
- Por primera vez la policía hace algo bien. Bueno, adiós. – El ojiazul se encogió de hombros y fue detrás de la joven.
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- Akane Tendo, ¿verdad?
- Si, y ustedes R. S. que ridículo. – Escupió con cólera. Le enfurecía que Shinnosuke la tratara siempre igual, como cuando iban juntos a la escuela.
- Eres una malagradecida, todavía que te salvo el pellejo y me insultas.
- Nadie le pidió que me ayudase pero si eso es lo que desea… gracias y adiós, espero nunca más verlo. – Le dio la espalda y se fue corriendo a casa.
- Pero que mujer para más sexy… quise decir que es una ¡MARIMACHO! – Su celular comenzó a sonar dentro del bolsillo de su pantalón. – ¡Maldición! ¿Quién puede ser ahora? ¿Aló?, ah es usted Gosunkugi, si, sabes que necesito eso a más tardar para el Jueves – se hizo una pausa – es de suma importancia. Bueno a decir verdad ya tengo a alguien en mente, tienes que localizar a una tal…
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- ¿Y ahora qué hago? Tengo el celular destrozado y aun no termino de pagar la cuota del mes, Nabiki sin duda alguna va a querer que empeñe uno de mis órganos para pagarle. Será mejor que consiga un trabajo lo más rápido posible. Teniendo el Dojo, papá no me deja trabar ahí y lo comprendo, acabaría destrozando todo – su vista se nubló a causa de las lágrimas, aun así puso sus manos delante de su cara para hacer el intento de verlas pero solo veía lagunas de color piel. – soy un monstro. Si sólo pudiese trabajar en un Dojo reconocido, como el Dojo Jusenkyo, tal vez todos mis problemas económicos de solucionarían.
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- Señor Saotome, ya tengo los datos de aquella persona, si desea hoy mismo voy a verla. Ni se imagina todo lo que tuve que hacer para conseguir todos sus datos.
- Te felicito pero no vayas ahora, ve mañana y por favor usa cualquier medio para que trabaje aquí.
- De eso pierda cuidado señor. – El hombre de aspecto fantasmal se levantó de su lugar y salió a hacer sus deberes, dejando sólo al dueño del lugar.
- Tal vez nos volvamos a ver… Akane Tendo.
Continuará…
¡Hola! Aquí me tienen de nuevo, pero con un nuevo fic. En realidad es una adaptación de un Dorama Coreano llamado "La poderosa mujer Dong Bong Soo" es muy entretenido y cada vez que veía el dorama me acordaba de Ranma y Akane, tienen mucho en común. Este es mi humilde adaptación, claro está que algunas cosas van a cambiar, no todo será igual.
Espero que les guste mucho este nuevo trabajo y además quiero agradecer a Susana Chantilly que gracias a ella puedo decir que me gusta la Vainilla (antes la detestaba) pero con su fic llamado Vainilla, cualquiera cae jajaja. Además debo agradecer que ella está haciendo de Beta reader, te lo agradezco madre postiza. No es su único fic, ella ya ha escrito muchos y todos son geniales, corran a leer su trabajo, no se van a decepcionar.
Tengo que comunicarles que tengo una cuenta de Instagram: NoteHana
De YouTube: Hana Note Blog, en donde subo videos de dibujos, cada mes subo uno.
Sin más que agregar, estaré al pendiente de sus comentarios, recomendaciones, etc. Cuídense y nos leemos para la próxima. ¡Bye!
Hana Note.