Disclaimer: HP no me pertenece.
El lobo y el veela
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Capítulo 3
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Malfoy
Hoy es uno de esos días en los que Draco extraña Inglaterra, y se muere por volver por su pareja.
¿La razón? Ha atendido a una señora y su bebé, y junto a ella su esposo no puede verse más feliz por lo que no puede evitar pensar que quiere eso en su vida.
Lo quiere con Harry
Asienta su corbata en su silla y recoge los pergaminos con los deberes de sus alumnos. Pronto empezará su turno en el hospital mágico y así que frota sus ojos con cansancio y se motiva a continuar su día. Quizá no haya sido el futuro que una vez soñó, pero los abrazos de los niños y las caras simpáticas, los amigos y las sonrisas, lo compensan.
De los slytherins, ahora solo tiene contacto con Theo y Pansy. A veces con Astoria y Daphne, pero nadie más sabe dónde está y agradece por ello.
El turno en el hospital empezará pronto. Como cualquier practicante de medicina Draco debería ir a casa a dormir para estar listo para el siguiente turno, pero en cambio camina a lo largo de la calle buscando donde desaparecerse para llegar al hospital mágico de Francia, donde llega a su pequeño locker y cambia su túnica por una bata de medimago. Parece un día tranquilo, pero a medida que avanza para encontrarse con su medimago encargado nota como su veela de pronto se siente feliz.
No lo entiende, pero continúa su camino, preguntándose por qué el cambio de humor en el veela. La recepcionista le recibe con una sonrisa y le ofrece un café. Su nombre es Lilian y tras el rechazo de Draco el mes pasado, ha decidido ser su guardián protector contra medimagos y medimagas peligrosamente cerca, por lo que a estas alturas, a Draco no le sorprende la mirada asesina que le dedica a quien sabe quien a sus espaldas.
Luego de terminar su café y recibir una poción reconstituyente, ella le notifica que el paciente de su doctor residente acaba de llegar y le pide si puede atenderle por que su jefe no podrá hacerlo. Como no es la primera vez que cubre a su mentor, Draco asiente, se pone los guantes, toma el historial y entra al cuarto.
Cuando atraviesa la puerta, se queda congelado.
El paciente es Harry Potter.
Potter
Harry es auror y ama su trabajo. Por ello la transferencia en una misión a Francia no importa mucho, o no tanto, pues extraña demasiado a Teddy y a Scorpius, a quienes su lobo considera como cachorros. Aún así se muere por ver a Draco, y es lo único que lo ha hecho quedarse el tiempo suficiente lejos de ellos y Narcissa.
Pensar en Draco, por otro lado, lo ha distraído un segundo en batalla, y como consecuencia recibió un hechizo que no pudo evitar, porque la advertencia fue gritada en francés.
Suspira, como si ir al hospital no fuera suficiente, ahora el medimago asignado no podrá llegar y le han mandado a su asistente. Se supone que su doctor en Inglaterra es Seamus, quién conoce de la infección, pero como no puedo integrarse en la misión le ha recomendado a un amigo de su maestro y le ha comentado el problema. Y ahora tendrá que explicarle todo desde el inicio al asistente. Dicen que es bueno, así que no se preocupa bastante que le atienda; lo que le preocupa es su reacción al atenderle.
Se talla los ojos cansado, no ha dormido en 22 horas. Quiere que acabe la revisión, quiere ver a Draco.
El asistente tarda así que trata de mantener los ojos abiertos, pero al final cabecea y se queda dormido. Sueña con la sonrisa de Draco en el aeropuerto, la foto que Astoria le ha regalado de Draco cuando tenía 11 años sonriendo para Blaise y la foto que le ha dado recientemente de Draco mientras toma una malteada.
Esa foto en verdad le gusta. Astoria le ha contado que Pansy le ha tomado por sorpresa, de ahí que de pronto Draco gire con el popote aun en su boca. Y entonces Draco sonríe suavemente a la cámara. Es una sonrisa parecida a la que le brinda a Blaise; pero más cálida, más dulce.
Una sonrisa solo para Pansy, una sonrisa que demuestra lo bien que le ha hecho la libertad y el tiempo lejos, comenta Astoria al darle la foto.
La ansiedad en Harry crece rápidamente a cada minuto.
Quiere verle.
Astoria le ha dicho en el teléfono, antes de su misión, que Draco está en Paris, justo donde está él. Le ha dicho que era una sorpresa, y él está contento, cansado pero contento. Tal vez si Astoria le hubiese dicho después estaría sano y salvo.
Y buscando a Draco
En fin, le buscará más tarde. Al menos ya están en el mismo lugar. Su corazón late emocionado por la adrenalina, está ansioso, tiene miedo.
Está feliz.
Tan feliz que susurra entre sueños su nombre.
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Malfoy
-Draco…
Su nombre suena cálido en los labios de Harry y en su cara está dibujada una sonrisa. La ventana deja pasar un ligero viento que le mueve suavemente los cabellos y la túnica y, a pesar de que hace frío, Harry luce realmente cómodo y calientito.
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La sorpresa en su mirada solo expresa un poco de lo que siente, el historial cae y dándose cuenta de ello le mira para saber si le ha despertado. Pero no lo ha hecho.
Merlín, está aquí. Se han encontrado.
Cierra la puerta esperando que el hombre se despierte pero éste no lo hace; solo sigue sonriendo y durmiendo. Él le mira, observando los cambios que ha sufrido su cara, su cuerpo y su aroma.
Su veela está feliz y Draco absorbe con la mirada cada detalle de Harry. Cuando sonríe sin poder evitarlo, sabe que aún le ama tanto como cuando tenía quince, que quizá le ama más.
Quiere amarle más.
Acerca su mano a su mejilla y le acaricia suavemente. Se inclina y le besa. Le ha encontrado hoy. Justo cuando más le extrañaba, cuando más le deseaba. No importa lo que sienta el veela, él, el mago, por sí mismo, es realmente feliz.
Deja que la luz del sol entre por la ventana y los enfoque, bañando de calidez ese perfecto momento.
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Potter
Harry siente que le besan, de forma suave y dulce. Antes le han robado besos, por supuesto, y su lobo solía gruñir descontento. Pero hoy no, el lobo deja tranquilamente que le besen, como si fuera correcto, como si fuera siempre.
Además una magia suave y cálida le rodea, así que el abre suavemente los ojos intentando descubrir de donde proviene. Le recibe una cara pálida y unos ojos cerrados. Sabe que detrás de ellos se encuentra un gris plateado profundo, a veces metálicos, a veces acuosos. A veces solo son claros como la plata de la casa que representaba y a veces representan una tormenta.
Abre un poco más la boca, disfrutando el contacto. El beso continúa y solo cuando les falta el aire se separan. Draco parece perdido por un momento, confundido y sobrepasado. Sus mejillas están rosas y sus ojos le miran fijamente como si fuera lo único en el mundo. Harry siente que puede perderse por siempre en esa mirada.
Se siente un poco incómodo cuando Draco se separa usando de apoyo su hombro y no puede evitar un quejido de dolor. El simple movimiento parece recordarle al rubio donde están y porqué están ahí. Tropieza hacia atrás y antes de que Harry puedo evitarlo, sale rápidamente de la oficina.
Él se queda ahí, procesando todo, como convenciéndose que no ha sido un sueño. Le ha visto sonrojarse y sabe que está detrás de la puerta. Además aún tiene que atenderle. Volverá.
Sonríe. Sonríe como nunca en mucho tiempo.
Espera pacientemente, o al menos lo intenta, pero pasan dos minutos y Draco no entra.
Paciencia, se dice, entrará. Todavía está ahí tras la puerta. Todavía no se ha echado a correr.
Qué diablos, quiere abrazarlo. Pone una sonrisa depredadora cuando siente a su lobo prepararse para la cacería. Ha comenzado el juego.
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Malfoy
Sabe que su cara está roja. Eso ha sido muy atrevido de su parte.
Pero es solo que ha esperado tanto por él, que no ha podido evitar besarle. Y ahora huye, como colegiala de Hogwarts.
Aún recuerda cómo le miraba dormir bajo el árbol junto al gran lago. Como a veces entre sueños sonreía y hablaba. Él siempre quiso saber qué decía. Y ahora dice su nombre.
Sonríe ligeramente sintiéndose contento, hasta que la puerta se abre y cae para atrás. El susto le dura pocos segundos hasta que unos brazos le sostienen abrazándolo. El susto se convierte en nerviosismo, se sonroja como el cabello de Weasley y huye.
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Potter
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¿Eh? ¿Cómo es que se le escapó tan rápido?
Es decir, abrió la puerta, le atrapó, le vio sonrojar y se le escapó.
Se le escapó.
Ni le dio tiempo de reír.
Es realmente tímido ¿no?, piensa su lobo y Harry asiente en acuerdo. Alza su mano y olfatea, este es el nuevo olor de su pareja. La vainilla se ha desvanecido, y en cambio, huele a tarta de melaza, a túnicas nuevas, a un aroma ligero a lavanda.
Es como una suave amortentia al alcance de sus dedos. Encontrarlo no sería tan difícil.
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Malfoy
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Ha corrido lo más que puede. A quién le importa si lo despiden por no cumplir su deber, aun puede ser doctor muggle, es decir, médico. Da igual, no sabe ni lo que está pensando, solo sabe que necesita huir. Mira su alrededor y se congela. Ha subido a la azotea y solo hay una puerta de acceso, además no puede aparecerse desde ahí.
Es un tonto.
Se oyen unos pasos acercándose y él mira fijamente a la puerta como si fuera a salir de ahí un monstruo, por lo que, mirando hacia todos lados, se oculta tras una pequeña casita que sirve para almacenajes de herramientas. Su corazón late desbocado y se pregunta por qué huye el auror si lo que ha querido desde hace mucho tiempo es abrazarlo.
La puerta se abre, Draco se sobresalta. Se asoma hacia la rejilla y observa como Harry sale de ahí y parece estar
¿Olfateando?
¿Es un hombre lobo?
Draco olfatea, ciertamente Harry no huele a humano ¿Por qué nunca lo notó? Se sienta y asienta la cara en sus rodillas. Si él es un hombre lobo significa que tiene una pareja destinada, ¿no es cierto?
¿y si viene a rechazarle?
¿Podrá soportarlo?
No, no podrá. No puede, necesita alejarse. No quiere morir, no quiere escucharlo.
Unos pasos se detienen frente a él y alza la cara. Le ha encontrado. Ya no hay salida. El pánico empieza a correr por sus venas y su mente empieza a idear otra forma de escapar. Es veloz, puede llegar a las escaleras y entonces…
Y entonces Harry abre la puerta, lo mira, y ante que Draco pueda abrir la boca, se arrodilla y le abraza.
El pánico y la adrenalina disminuyen, y probablemente sea por la presión a la que su cuerpo se encuentra sometido, pero Draco quiere creer que hay una pequeña esperanza para él.
El veela desea sentirse amado.
-Lo lamento, Draco-habla Potter-. Soy un hombre lobo.
Draco no sabe qué decir, solo espera la continuación.
-¿Por qué lo sientes?- tartamudea.
-Lamento lo que hice, no supe manejar que eras mi pareja destinada. Creí que me odiabas, no quería sentir tu rechazo. Me acerqué a Zabini porque era cercano a ti, porque tenía tu aroma en él. Pero no fueron más que besos y manoseos, lo juro. No intimamos, No podría tocar de esa forma a alguien que no seas tú
Draco se congela e intenta mirarlo.
Un lobo….
¿Cuando le mordieron, cómo?
¿No pudo oler que él era un veela?
¿Qué rayos le hizo pensar que alguien podría rechazarlo?
Siente a Harry alejarse y un poco asustado por ello le abraza. Aún no lo comprende del todo, pero ¿qué importa todo eso si ahora están juntos? Harry le está abrazando y está confiando en él para decirle su secreto. Le necesita tanto como él. Y es su pareja destinada, no le hará daño.
Y no quiere hacérselo.
-Yo creí que tú me odiabas a mí. Yo soy un veela. Tú también eres mi pareja…-susurra.
Harry parpadea sorprendido y lo mira. Draco sabe que su cara está roja y está tartamudeando un poco. No nota que su puño está apretando la camisa de Harry y le mira, esperando. Cuando no lo soporta más, mira a otro lado. De pronto, una mano está en su barbilla y siente como se voltea su rostro. Sus ojos se abren sorprendidos cuando siente que le están besando.
Que Harry le está besando.
Su cuerpo se relaja, sus pulmones respiran nuevamente.
Este es el beso que había soñado.
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Potter
Harry camina lentamente tomándose su tiempo. Draco ha cambiado bastante, dejando al chiquillo rubio atrás y poniendo en su lugar a un hombre guapo y diferente. Su aroma ya no es vainilla y menta, pero sigue oliendo igual que delicioso que antes. Deja que su olfato le guíe y se da cuenta que no ha salido del edificio y ha subido al techo. También sabe que no puede desaparecerse desde ahí porque horas antes el mismo lo ha intentado.
Es tan lindo…
Cuando por fin llega a la puerta de la azotea gira lentamente el picaporte.
¿Y si no le quiere?
Pero le ha besado… Hace gala del valor gryffindor y abre la puerta
No ve a nadie.
Empieza a olfatear y no le cabe duda. Está ahí, solo es cuestión de buscarle un poco. Camina por el techo y por fin le ve, tiene la cara sobre sus rodillas y los ojos cerrados.
Huele la duda, el miedo…
Él también los tiene.
Se detiene frente a él y Draco alza la cara. Parece aterrado. Harry se arrodilla y le abraza y siente a Draco relajarse. El miedo desaparece de su aroma y da paso a la confusión.
El lobo en Harry se siente satisfecho. Inhala su aroma, se inunda de su calidez. Puede que mañana lo aleje, pero conservara este momento para siempre en su mente.
Se disculpa por lo que paso con Blaise, y le platica lo que sucedió con Greyback. Le cuenta con paciencia que es su pareja, que tenía miedo, que Blaise era lo más cercano a él que pudo aspirar... que si hubiera sido más valiente, si tan solo le hubiera dicho, que no pasó nada más que besos, que por favor le acepte, que le permita estar a su lado…
Draco no dice nada, solo le mira, y Harry no puede empezar a sentir que pierde la esperanza. Cuando está a punto de alzarse un pequeño jalón en su ropa lo mantiene en su lugar. Y entonces, suavemente, Draco le dice que es un veela y su pareja destinada.
Harry parpadea sorprendido y se separa para verlo. La cara de Draco está roja y está tartamudeando un poco. Su puño está apretando la camisa de Harry, manteniéndose cerca pero sin mirarlo.
Es un veela.
¡Draco es un veela!
Le ha esperado tanto como le ha esperado él. Ha sufrido la distancia y ha esperado con ansia este día al igual que él.
Le pertenece.
Regresó a su lado y su corazón es suyo.
Harry sabe que hay algo que ha quedado pendiente entre los dos desde hace bastante tiempo así que pone la mano en la barbilla del rubio y le voltea el rostro. Se inclina y le besa. Todas sus dudas y temores se disipan. Es su pareja y él la del rubio. Los ojos de Draco se cierran suavemente. Este es el beso que ha querido darle desde que se dio cuenta que Draco le gustaba.
Es el beso que ha querido darle desde hace 3 años cuando lo vio subirse al avión.
Éste es el beso que ha esperado, toda su vida.
Malfoy
Theodore regresó a Inglaterra el mes pasado.
Pansy lo hizo en Junio.
Draco, sin embargo, ha decidido quedarse en Francia un tiempo más, ya que ha iniciará su residencia en la carrera. Harry, por su parte, ha pedido quedarse en el ministerio francés mientras tanto y ambos partirán a Inglaterra en Octubre.
El traslado ya ha sido tramitado y Hermione está feliz de que todo haya salido bien entre ellos, aunque está un poco resentida con Harry por que habla demasiado con Astoria sobre Draco, lo que ha ocasionado que Draco sea quien hable con ella sobre Harry, para la intranquilidad de Pansy.
Además Draco tiene dos meses de estado; y a Harry no le ha faltado tiempo al enterarse para ir corriendo a comprar un anillo; y ha creado una boda cara y hermosa, en la noche, con la torre Eiffel a la vista y luces flotantes llenando el cielo. Los amigos del Gryffindor y la familia Weasley han estado presentes, y los slytherins y amigos del rubio han llenado el resto.
Ha estado un poco sorprendido cuando le han recibido con los brazos abiertos pero sabe que ese ha sido trabajo de Astoria, quien les ha contado su amor de Hogwarts y las peleas con su padre para no luchar con Harry. Draco se ha sonrojado y ha deseado que le tragara la tierra, pero sonríe tímidamente cuando Harry le sujeta la mano y le sonríe, con esa mirada que es solo para él y ha regañadientes teme que pronto tendrá que compartir.
Se estira suavemente esperando con ansias que finalice el día, pues las náuseas y los antojos empiezan a mostrarse. Hoy, por ejemplo se le antoja un pastel de fresas y un poco de chocolate caliente. Mientras espera piensa que Scorpius ha crecido bastante y lamenta nuevamente no haberlo visto nacer ni sostener la mano de su madre ese día, pero Harry lo ha hecho, y solo ese hecho ha hecho que gane nuevamente, si es que se podía más el corazón del rubio.
La voz de Lilian se escucha anunciando al último paciente. Ha llegado de última hora y sin cita por lo que no le conoce ni tiene una idea de cuanto se va a tardar, lo que lamenta porque de verdad quiere ese pastel.
Tocan la puerta y el autoriza la entrada. Su último paciente abre.
El pastel queda olvidado y no puede evitar mirarle fijamente.
El paciente es Blaise Zabini.
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Zabini
Cuando abre la puerta no se sorprende de ver a Draco, después de todo, cuando escuchó su nombre, apartó la cita con él. Lo que si le sorprende es verle realmente cambiado. Su cabello ha crecido y está amarrado en una coleta. Sus ojos son más brillosos, está más alto y sostiene su estómago que está ligeramente abultado.
Está esperando.
Draco parece un poco impactado al verlo y, por su mirada, Blaise puede imaginar que está decidiendo qué hacer con él. Quiere creer que aún puede leer los ojos del hombre pero segundos después, no hay nada familiar en ellos. El rubio le mira y le pide que se siente. Blaise sabe, con ese pequeño gesto, que todo ha acabado entre ellos. La amistad, la confianza y la hermandad. Obedece, y empieza a contestar las preguntas que el rubio le hace. No hay nada más que el profesionalismo.
Cuando Draco termina le recomienda algunas pociones y le pide que descanse, anotando en un formulario lo que le ha dado. Mientras lo hace, Blaise le mira. Es un doctor, según ha escuchado millonario y con pareja. Sonríe suavemente, feliz por él, y cuando Draco se da cuenta niega con la cabeza, le da las gracias y antes de salir, con la mano en el picaporte, le pide perdón.
Draco no dice nada, pero él sinceramente no lo esperaba tampoco. Si Draco le hubiera perdonado, hubiera asistido a alguna reunión de amigos, a su graduación, o a su cumpleaños. Le hubiera mandado una nota, un patronus o una tarjeta en las fiestas mágicas.
Pero no lo hizo.
-Adiós Sr. Zabini- exclama como si no lo hubiera oído. Su mirada es indiferente.
Increíblemente el único precio que pagó, fue perder a su mejor amigo.
Cuando está a punto de salir mira a alguien caminar hacia la habitación. Tiene una túnica de auror y su cabello sigue igual de rebelde. Ya no usa lentes y sonríe mientras camina. En su mano hay un ramo de flores. Le sigue y observa a Draco salir de su oficina antes de que un ramo se interponga en su camino. Cuando Draco mira al lado, Harry, apoyado en la pared, le sonríe de manera juguetona, así que el rubio suelta una pequeña carcajada y toma el ramo.
Potter se acerca y le da un beso. Dulce, suave… y el italiano desvía la mirada.
No puede decir que ha olvidado a Potter, que le encantaba las sonrisas que dirigía a sus amigos. Como se le iluminaban los ojos al mirar algo que le gustaba, algo que le divertía, algo que le encantaba…
Sin embargo hoy Blaise ha descubierto que pueden brillar aún más.
Cuando está con la persona que ama…
No puede envidiar un poco que Draco posea los besos que él quiso. Besos suaves, dulces, que te hacen sentir que Harry Potter te pertenece. Los ojos de Potter se alzan y se cruzan con los de él y el auror frunce el ceño, sus ojos claramente amenazadores; sin embargo él le sonríe porque, después de todo, Draco se lo merece.
Porque es el mejor Malfoy que ha nacido.
Porque sigue sus propios estándares y ha ganado limpiamente.
Por primera vez en años, siente que su alma está en paz.
Y todo ha quedado como debería ser.
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Malfoy
Cuando ve a Blaise cruzar la puerta, Draco siente la nostalgia invadirlo. No está seguro de querer aún su amistad, pero sabe todo lo que vivieron juntos; que estuvo a su lado en grandes momentos y fue su apoyo incondicional cuando se negó a tomar la marca. Que estuvo con él en lo bueno y lo malo, que muchas veces lo hizo feliz.
Pero también toco el cuerpo de su pareja y solo la idea de eso, hace que el veela en él se ponga celoso y quiera arrancarle las entrañas. Suspira maldiciendo su debate interno y le pide que tome asiento, le revisa, y al final le recomienda pociones y descanso.
Después de escribir la receta médica y hacer un seguimiento, lo mira y nota que Blaise tiene una pequeña sonrisa. Cuando se ve descubierto, niega con la cabeza y la toma. Camina a la puerta y antes de salir le pide perdón. Cara a cara, no una tonta nota. No un tonto patronus o un vociferador.
No dice nada, sin saber que contestarle. Solo le despide como a todos sus pacientes. Le ve salir y por un rato medita si debe seguirle. Han pasado tantas cosas que ya había olvidado gran parte de lo que pasó en Hogwarts. Es como si toda su vida antes de Francia se hubiera esfumado.
Un poco nostálgico, toma sus cosas y camina hacia la puerta. Está a punto de cruzarla cuando un ramo de flores le asusta momentáneamente al aparecer de la nada. Mira hacia un lado y descubre a Harry, apoyado en la pared y sonriendo juguetonamente. Se ríe. Toma el ramo, Harry lo atrae hacia él y le besa. Las flores se aprietan un poco pero ambos parecen olvidarlo.
-Pensé que acababas a las tres – escucha decir a Harry.
-Surgió un paciente de improviso – comenta sin dar más detalles.
-¿Alguien importante?
Él lo piensa un poco y niega con la cabeza. No quiere revivir el momento, quiere disfrutar éste.
Harry sonríe y le pregunta dónde está su corbata y él se distrae con eso que no se da cuenta que el moreno frunce el ceño a lo que sea que esté detrás de él. Puede que su olfato esté fallando ahora que está usando parte de la magia veela para su pequeño, pero sin duda el de Harry no lo hace. Cuando su mirada regresa a él, este tiene una cara de confusión y le pregunta si está bien. Le ve asentir con la cabeza y toma su mano dirigiéndose hacia la salida, feliz de que pronto le dirán si el bebé es niña o niño.
Harry parece olvidar su enojo, y le para, abrazándolo. Le besa nuevamente de forma dulce y suave.
Siete meses después nacen dos bebés.
Sirius James Potter Malfoy y Lily Berenice Malfoy Potter.
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Potter.
Harry toma en sus brazos a Lily y acaricia sus rubios cabellos antes de darle un beso en la frente. Sus ojos verdes se abren ligeramente antes de cerrarse nuevamente, y el lobo dentro de él se derrite ante el acto y abraza a su hija, su heredera, antes de mirar a su otro cachorro.
El heredero de la fortuna Malfoy.
La que Draco heredó en Francia, por supuesto.
Sirius si tiene los ojos abiertos, mostrando el gris de Draco y Narcissa en ellos. Su cabello, al contrario de su hermana es negro, pero solo lo hace parecerse a su padrino, de quién obtuvo el nombre.
Se acerca a él, quien es sostenido por Narcissa y le besa la frente, intentando no aplastar a Lili. Ella se agita incómoda y balbucea.
Harry, los mira pensando en que no puede esperar para verles crecer. Enseñarles a volar en escoba, festejar sus cumpleaños, navidad, lo que sea. Quiere darles la vida llena de amor que Draco y él no tuvieron. Quiere enseñarles a ser feliz.
Quiere enseñarles junto a Draco.
Draco sigue durmiendo y Harry se sienta a su lado tomando su mano: han pasado muchas cosas. Se ha convertido en auror, ha encontrado a Draco, se han casado y han tenido dos hijos. Tiene dos ahijados y una suegra, quien lo mima como si fuera su madre.
Ha madurado.
Su vida ha cambiado por completo.
Aún recuerda la mirada de dolor de Draco ese día, cuando le vio con Zabini, y en sus sueños a veces aparece. Desde entonces nunca más ha recibido esa mirada pero cuida mucho de no provocarla porque Draco es su corazón, su vida. Y él quiere que sea feliz, que sea amado.
Cuando Draco abre los ojos le observa con la mirada amorosa de siempre, aunque ahora esa mirada es compartida hacia la pequeña bebé en sus manos. No importa. Harry le sonríe feliz, mientras pone a su hija en sus brazos y ve a Narcissa acercarse para darle a Sirius.
Le besa suave, lento como el primer beso que se dieron.
El beso se interrumpe por la llegada de Ron y Pansy, padrino y madrina de Lily y Sirius, respectivamente. Gruñe disconforme y Draco rie antes de mirar a los visitantes y mostrar con orgullo a sus bebés. Harry suspira y sonríe también, antes de mirar a su familia.
Este es el inicio de su nueva vida.
Zabini.
Blaise festejará su cumpleaños, después de años enteros, en Inglaterra, y con sus viejos amigos de la escuela. Tomó un tiempo para poder volver a ser parte del grupo, pero el tiempo ha pasado para todos por igual y las riñas escolares han pasado a segundo plano para quienes no tuvieron parte directa en la historia. Más de cuatro años aproximadamente… Se ha graduado como profesor, enseña Defensa Contra las Artes Oscuras en Hogwarts y es Jefe de la casa Slytherin.
Mientras entra en su habitación, suspira tras el agotamiento del día y mira a la ventana. Un día, como hoy, estaba platicando en susurros con Draco en su vieja habitación en la mazmorras. Con un pequeño pastel frente a él, y una caja envuelta para regalo.
Un día como hoy, su mejor amigo celebraba su cumpleaños.
Mira el campo de quidditch y decide salir un rato para despejarse. La culpa ya no es tan dolorosa, pero una parte de Blaise añora el qué pudo ser; así que, vigilando que ninguno de sus alumnos slytherin esté fuera de la hora de queda, pues quiere que su casa gane la copa esta vez para restregarselo en la cara de Neville, se para en medio del campo y respiró el aire fresco, disfrutando como el viento movía su cabello.
El hijo de Draco debía haber nacido ya hace un mes, se dice mirando las nubes. Él siempre imaginó que estaría con él ese día, y lo vería mirar con orgullo a su heredero, pero ahora, como muchas cosas, parece un deseo muy lejano. En eso está pensando cuando una snitch cruza a su lado y él voltea esperando ver a la instructora de Quidditch luchando con sus pelotas.
Pero no es ella.
Es Draco.
Su cabello largo se mueve a pesar de la coleta y sujeta dos escobas en su mano. La snitch, inquieta como siempre, se mueve en el cielo y ambos la siguen con la mirada. Indeciso de qué significa esto, mira a su ex-amigo, esperando. Y solo entonces, Draco sonríe timídamente y le tira una escoba, mientras se eleva en el cielo.
Sorprendido, él le imita y le mira.
-Feliz Cumpleaños, Blaise-susurra el rubio, como si hubiera guardado ese mensaje por años y hasta ahora fuera libre.
Sin poder evitarlo, pequeñas lágrimas caen por sus ojos, pero el profesor las limpia rápidamente y sonríe.
-Gracias.
Es feliz.
A lo lejos, ve a Potter mirarlos con cautela, pero él lo ignora y solo mira a Draco. Jugan como aquellas veces entrenaron para ganarle a Potter. En que al final olvidaban porque estaban entrenando en primer lugar.
Blaise ríe y olvida los 4 años que han pasado y el resentimiento o la culpa. Olvida la tristeza y en su alma solo hay calidez. Una calidez dulce, tranquila que te hace sentir en casa.
Solo son Draco y él, contra la snitch.