No podía dormir por más que lo intentara. Edward ya llevaba dos horas en la calle y aún no regresaba. No iba a mentir diciendo que no sospechaba donde estaba. No era tan inocente y estupida como lo era meses atrás cuando él se aparecía en su ventana apestando a alcohol y le decía que había escapado de su casa para verla cuando en realidad sólo quería acabar la noche cogiendo luego de haber salido de alguna fiesta.
Resignada siguió repasando la disculpa que le pediría. Había escrito unas cuantas palabras en su cuaderno para ordenar sus pensamientos. Pero a pesar de sus esfuerzos no lograba un texto adecuado.
Cuando ya pasaba la medianoche no pudo más con la ansiedad. Sabía donde estaba pero no quería volver a dejarse llevar por su instinto y errar. Había una manera de saber si se equivocaba.
Tomó su teléfono en un acto desesperado y llamó a Angela.
- ¿Bella? - contestó su amiga somnolienta.
- Perdón Angela, no quise despertarte. - admitió suspirando, lo había hecho, no había vuelta atrás sólo quedaba hablar. - ¿Desde tu casa puedes ver la de Denali, no?
- Si. Su fiesta esta en pleno apogeo. Estoy utilizando audífonos para lograr dormir. - Angela se quejó molesta.
- Tú crees que... - carraspeó. - ¿Puedes notar si Edward está ahí?
- ¿Edward? - preguntó su amiga muy confundida. - Desde mi ventana puedo ver su patio y el pasadizo del segundo piso. Nada más.
- ¿Puedes mirar por favor? - susurró sintiendo la vergüenza innundarla. - Dios, soy patética.
- Tranquila. - Angela susurró. - Dame un minuto.
Bella se arrepintió totalmente por haber hecho la llamada. ¿En quién mierda se estaba convirtiendo? No se reconocía porqué se encontraba haciendo cosas que antes no se veía capaz de hacer.¿Insultaba? ¿Espiaba? Sin dejar de mencionar sus desastrosas notas por lo que era irresponsable también. Incluso había sido reprendida por su madre cosa que no sucedía desde que tenía ocho años o menos. Estaba muy decepcionada de sí misma.
- No lo veo. - su amiga interrumpió sus pensamientos. - Pero sí veo su motocicleta. Imagino que sí está allí.
La decepción se apoderó de ella. ¿En serio creyó que Edward iba a perderse una fiesta? Él era la razón por la que existían fiestas. El chico guapo de Forks que mandaba en todo el lugar como si fuera su rebaño y si él deseaba una fiesta, no necesitaba hacer un gran esfuerzo para encontrarla.
Limpió la lágrima en su mejilla.
- Parece que todos la estan pasando muy bien. - le contó su amiga. - Veo a la mayoría de ellos en el patio, no sé como sus padres le permiten hacer esta clase de fiestas. Puedo ver a Jason vomitando entre sus flores desde aquí.
- No deben estar en la ciudad. - contestó monótona. - Bueno. Te dejo dormir. Gracias Angela.
- ¡Espera! - la detuvo de colgar.
- Lo veo. - le confió. - Esta saliendo de la casa. Es bastante temprano. Quizás la fiesta no esta tan divertida como parece.
- Tal vez. - Bella susurró desanimada.
- ¡Oh por Dios! - exclamó Angela provocándole un salto. - ¡Acaba de golpear a Kevin!
- ¡¿Qué?! - gritó asustada.
- Estan peleando Bella. Demonios la policia vendra. Es un escándalo.
Bella podía escuchar los gritos a través del teléfono y se sintió asustada.
- Los están separando. - le contó su amiga. - Edward esta sangrando.
- ¿Edward? - tembló. - ¿Por qué discutieron? Ellos son amigos.
Angela sonaba igual de confundida diciendo que tampoco lo sabía.
Las sirenas de la policia se escucharon. Edward iba a estar en un gran problema.
- Todos estan empezando a huir. - le contaba Angela. - Salen por todos lados. ¡Dios! ¡Su ventana! ¡Alguien la destrozó tratando de salir!
- ¡¿Dónde esta Edward?!
- Él... él... desapareció. - angustiada su amiga le contaba. - Se fue sin su motocicleta. No lo veo por ninguna parte.
- Quizás escapó corriendo. - suspiró Bella más tranquila.
- Kevin la tomó y esta huyendo en ella. - Bree parecía sorprendida. - No creo que llegue muy lejos, los patrulleros están siguiéndolo.
- Él me dijo que no iría. - le contó. - Sabía que era probable que algo así pasara. Edward es un iman para los problemas.
- Lo es. - le dió la razón su amiga.
- Gracias Angie. - susurró Bella. - Lamento haberte molestado.
- ¿Bromeas? El lunes sabré por primera vez que demonios paso antes que la mayoría de mortales. Mejoraste mi año escolar.
Ambas rieron por el mal chiste antes de despedirse y colgar.
Preocupada salió de su habitación y esperó mirando a través de la ventana el camino que daba a su casa. El tiempo pasaba y él no llegaba. La idea de que él hubiera sido atrapado por la policia le preocupaba, no tenían dinero para pagar la fianza. Impaciente empezo a caminar en su sala mientras le susurraba palabras a su bebé.
- Él esta bien. Es un problemático pero sabe como escapar, siempre lo hace. Incluso de nosotros, ¿recuerdas? No pasará nada malo.
Insistió en sus palabras una y otra vez recibiendo patadas en respuesta.
Las llaves en la puerta principal la alertaron. No lo había visto llegar. Nerviosa se limpió las lágrimas y respiró hondo.
Edward entró a la casa cuidando de sus movimientos. Cerró detrás de él muy despacio para luego empezar a caminar hacia el baño. Bella podía ver sangre en su camiseta blanca gracias a la luz de la luna que iluminaba lo suficiente, no quería ni imaginar como estaba su rostro. Suspiró y el sonido asustó tanto a Edward que retrocedió luego de lanzar un pequeño grito.
- Mierda. - se quejó tapándose la boca.
- Silencio. Despertarás a mi mamá y no estará nada feliz de verte todo golpeado.
Bella prendió las luces antes de acercarse a revisarlo. Su pómulo estaba sangrando y tenía el labio sangrante.
- No se ve tan grave. - suspiró. - Vamos a curarte.
Lo tomó de la mano para llevarlo al baño. Edward se sentó en silencio en el retrete mientras ella buscaba algodón y alcohol. No era la primera vez que estaban en la misma situación, él la había buscado más de una vez después de alguna pelea y se dejaba curar por ella. En una especie de dejavú se mantuvo callado y la miraba de una manera que le ponía la piel de gallina. Era difícil concentrarse en la herida si él parecía estar esperando el momento ideal para besarla como solía hacerlo en el pasado.
- Perdón. - se disculpó ella cuando apretó la herida con el algodón con más fuerza de la necesaria debido a que se perdió en sus pensamientos. - Necesito desinfectar.
Cuando sus ojos conectaron se sintió extremadamente nerviosa.
- ¿Estuviste llorando? - susurró él mirándola seriamente.
Ella sonrió triste.
- Ya sabes, las hormonas a veces me alteran. - le indicó quitándole importancia.
- ¿Es por mi culpa? ¿Tardé demasiado?
- Deja de moverte. - gruñó cuando casi metió el algodón en su ojo.
- Lo siento. - se lamentó. - No quise ponerte así.
- Ya te dije que fue por mis hormonas. No te creas tan especial Masen. - le indicó pero le dedicó una sonrisa al final para que vea que lo decía bromeando.
Edward sonrió en grande.
- No me ilusionaré entonces. - le siguió el juego con una sonrisa.
Bella limpió su herida con dedicación por unos minutos mientras él esperaba sumiso y en silencio.
- Deberás inventar una buena excusa para mi madre, cuando te vea así lanzará un grito al cielo. - le indicó al acabar.
- Yo me caí de la bicicleta. Iba a mucha velocidad. - comentó alejando la mirada.
- No es una excusa muy convincente, podrías decir que intentaron robarte. Quizás eso si lo crea.
- Pero es... es lo... qué pasó. - tartamudeó mirándola asustado.
- ¿Te caíste de la bicicleta? - le preguntó levantando una ceja.
- Si. - aseguró mirándola preocupado.
- Eres increíble. - gruñó poniendo los ojos en blanco. - Pensé que me tenías más respeto y que no serías capaz de mentirme en la cara.
Indignada lavó sus manos y se planteó seriamente omitir las disculpas que planeaba darle antes. Era una perdida de tiempo cuando se trataba de él.
- Hey... - Edward empezó levantándose, carraspeó. - Perdón yo... te diré la verdad.
- No es necesario. - admitió suspirando. - Sé que estuviste metido en una pelea en la fiesta de Tanya.
El cobrizo lucía sorprendido.
- ¿Cómo... ? - negó aturdido. - No quise mentirte. Sabía que te molestarías y...
- Esta bien Edward. Es tu vida. No me debes explicaciones. - respiró hondo.
- Perdón. - volvió a disculparse. - No debí mentirte. Prometí no ir y aún así lo hice. En realidad no estaba en mis planes pero... - suspiró mirándola muy arrepentido. - Ya no importa, no era lo suficientemente importante como para provocarte este mal momento.
- No importa. - suspiró. - Yo... estaba esperándote porque... quería disculparme por lo que dije. Fue grosero y cruel. Haz demostrado estar muy pendiente y preocupado por el bebé, estoy agradecida por tu apoyo. Eres importante en esta familia Edward y no quiero que pienses que detesto que estés aquí, sin ti todo sería más difícil.
El muchacho asintió sin palabras. Le dedicó una sonrisa dando un pequeño paso para acercarse más. Bella notó sus intenciones de inmediato y retrocedió.
- ¿Qué intentas?
- Somos una familia. - repitió él sonriendo antes de acercar su mano a su vientre.
Ella no lo contradijo y aceptó las caricias.
- Seré mejor. No volveré a decepcionarte. - prometió.
- Entonces no prometas lo que sabes que no puedes cumplir. - le indicó sin mirarlo.
Edward no se intimidó ante sus palabras. Sonrió animado.
- Sé que puedo hacerlo.
Bella retrocedió de nuevo cuando él se inclinó dispuesto a besarla.
- Detente.
- Me gustas. - empezó él. - Sabes que me vuelves loco, hace mucho tiempo que lo haces.
- Edward... - gruñó cuando la encarceló entre el mueble del lavamanos y su cuerpo.
- Intentémoslo. Seamos una familia real. Juntos tú y yo, no simplemente siendo padres, seamos más.
- ¿Nosotros? - susurró sorprendida.
- Claro. - sonrió él volviendo a acercarse.
- No puedes estar hablando en serio.
- Lo hago. - aseguró. - Podemos ir lento. Bueno no sé que tan lento si ya tendremos un hijo. Pero podemos intentar estar juntos ahora que aún tenemos tiempo para los dos, luego con el bebé no podremos.
Bella estaba más que sorprendida al escucharlo. No sabía que decir. Edward jamás había querido una relación. Siempre había sido todo basado en el atractivo físico o ganas de satisfacer las hormonas que tenían en su momento alborotadas. Y entonces todo se aclaró en su mente. La única razón lógica que veía era que él quería tener sexo como si fueran pareja ahora que vivían juntos, sin embargo no entendía su comportamiento ella ya no era nada atractiva con el cuerpo que había desarrollado por el embarazo.
- ¿Bells? - le susurró lamiéndose los labios. - Piénsalo. Yo creo que seríamos geniales juntos.
- Edward, tú no eres buen material para una relación. Mira lo que tienes con Tanya. Yo no quiero algo así.
- Tanya no es mi novia. Me la cogía cuando estábamos de humor pero nunca fue algo serio. Ella no me importa. Contigo sería diferente; exclusividad absoluta. No me verás con otra que no seas tú y prometo ni siquiera coquetear con las nuevas para ponerlas nerviosas. Sabes que eso me encanta pero por ti no lo haré. Además... - se acercó más. - Podría ser bueno para el bebé. Ya sabes. Ser una familia. - dejó un beso suave en su mejilla. - Piénsalo, ¿si?
Impresionada asintió mirándolo. Edward sonrió animado al verla.
- Es tarde y debes descansar. Buenas noches, Bella. - sonrió besando un vez más su mejilla antes de dejarla sola y confundida en el baño.
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Actualización! Sé que es corto pero espero que les alegre el día en este día del padre!
Espero sus comentarios, saben que leo cada uno y me animo a continuar. He estado trabajando mucho en Vidas Ajenas ya que sentía un poquito de remordimiento al dejarla en stand by por mucho tiempo y considere que era hora de avanzarla a buen ritmo gracias a esta pandemia que para mí ha sido muy importante ya que tuve el tiempo de evaluarme a mi misma e intentar mejorar, espero que ustedes también hayan aprovechado estos días.
Quedo atenta a sus comentarios. Ya los leemos prontisimo.