Notas Iniciales: ¡Un enorme agradecimiento a InuGray! Por su comentario. Lamento mucho la tardanza, si Fox no resuelve su dilema yo creo que todos cantaremos I.C.M.A. por el resto de nuestras vidas, hehe. Lo siento, no pude resistirme.


Parte 3. "¿Alarma de incendio?"

Wolf no se consideraba a sí mismo como un sujeto sociable, mucho menos amistoso, pero debía admitir que había extrañado lo que implicaba salir con subordinados a lugares fuera del área de trabajo. K. Rool y Dedede eran unos imbéciles pero con las horas comenzó a ser divertido escucharles decir tonterías o verles actuar como retrasados, aunque también debía decir que era más cómodo hablar con Ridley o Bowser, después de todo poseían cierta madurez dentro de sus villanicos cráneos, a diferencia de los otros dos. Cuando cruzaron las puertas de la cantina, nunca se imaginó que se acostumbraría al ambiente instantáneamente ya que era un mal habito de su instinto ponerse paranoico al visitar sitios nuevos. Tal vez ayudó mucho que la bebida embriagante era casi la misma de las que solía consumir y de que la música fuera variada, pues se habría cansado de la misma tonada a lo largo de esas tres horas ocupando una mesa del lugar.

—¿Qué les parece? El "piloto vergüenzas" está aquí también y ha traído a su novia. —Wolf se sintió tentado con las palabras de K. Rool y se giró a sus espaldas para ver al capitán Falcon junto a la rocola en compañía de Olimar quien se veía bastante ebrio.

—Ese sujeto siempre está aquí —comentó Bowser alzándose de hombros—, de hecho, siempre lo veo con diferente smasher, me pregunto si tiene dificultad para hacer amigos debido a su personalidad, o quizás sea que es amigo de todo el mundo.

—Oh, esa es una buena cuestión, vamos a preguntarle —sugirió Dedede con una sonrisa.

—Olvídalo —se quejó Ridley—, no pienso perder mi tiempo con un sujeto que sólo sabe gritar "Falcon punch".

—Sólo no quieres hablar con él porque te venció con ese ataque la última vez—siguió mofándose el Rey Dedede, ganándose una mirada asesina del dragón purpura.

—Es cierto, eso me recuerda que hay algo que siempre he querido preguntarles —K. Rool hizo a un lado su bebida—. Hasta ahora, fuera de nosotros, ¿cuál ha sido el smasher con el que han tenido más dificultades de vencer en la arena?

—Si tengo que decirlo, la arena es el peor enemigo para cualquier smasher. —contestó Bowser rápidamente—. Pero, admito que odio pelear contra Pichu y Jigglypuff, al ser tan pequeños tienen demasiado poder y algunas veces no saben controlarlo. Además siento herido mi orgullo cuando pierdo con cualquiera de ellos.

—Sé a lo que te refieres, hermano —apoyó Ridley—. Perder contra tu rival de franquicia no es tan grave que enfrentarte a seres con apariencias patéticas y morder el polvo.

—Dímelo a mi, aún no termino de quitarme la pintura de Inkling atrapada entre mis escamas —dijo K. Rool en un suspiro—. Soy un excelente boxeador pero ningún boxeador espera que le tiren pintura en la cara con una pistola.

—¡Yo odio mucho más perder contra Kirbi! —exclamó el Rey Dedede agitando los puños de arriba hacia abajo continuamente hasta que finalmente cedió al impulso de dejar caer todo el peso sobre la superficie de madera—. Esa estúpida bola rosada.

—He oído que su anatomía es comparada con los pokemón. —K. Rool se mostró pensativo.

—¡Kirbi no es ningún pokemón!

—Para ser tu rival, es un sujeto muy extraño en términos generales, ¿no crees?

—¡Kirbi no es extraño, yo diría que es... tierno!

—¿Lo estás atacando o defendiendo, Dedede? Decídete —exigió Bowser.

—¿Qué hay de ti, Wolf? Has estado muy callado. —Ridley miró al canino que estaba sentado delante suyo en la mesa de madera. Wolf dio un profundo trago a su bebida antes de animarse hablar frente a las miradas expectantes de los otros.

—Realmente no me gustaría hablarles de esto pero le tengo un extraño respeto a Snake.

Los cuatro antropomorfos abrieron sus ojos con indiscutible asombro ante semejante declaración por parte de O'Donnell quien prefirió no prestarle atención a sus reacciones y mantener una postura relajada, de algún modo ya se había esperado esa respuesta.

—No jodas... ¿el de la caja? —K. Rool quiso asegurarse.

—Si... no sé por qué, no me pregunten. Aún así cada vez que peleo contra él es... raro, me invade un sentimiento de nostalgia.

—¿Te cae bien?

—Dudo que me llegue agradar alguien que no conozco directamente.

—Tal vez porque es un militar —intuyó Ridley para sorpresa de Wolf—. He oído que perteneciste a la milicia antes de convertirte en mercenario.

—Bueno... tienes un punto, pero te equivocas. —Wolf se resignó a confesar. Ridley lo miró fijamente.

—¿Quieres hablar de eso? —inquirió. Entonces la mirada de ambos se conectó. Wolf estaba en verdad intrigado por lo intuitivo que era aquel dragón galáctico o, ¿acaso era él quien se comportaba demasiado evidente? Leon muchas veces lo hizo cuestionarse sobre ello.

—Iré por otro trago —anunció Bowser, enseguida K. Rool y Dedede también se retiraron con gestos felices llenando sus rostros, sin duda comenzaban a caer en el efecto del alcohol. Wolf miró a Ridley quien había devuelto la mirada después de ver a los otros alejarse también, entonces una sonrisa acarició los labios caninos hasta que no logró contenerla y la dejó formarse en su hocico sin disimular su afilada dentadura.

—Parece que nos quedamos solos, ¿uh? ¿No piensas ir por el siguiente trago?

—Me gusta beber, mas no emborracharme.

—¿Sabes? Cada vez me recuerdas más a alguien.

—Curioso—dijo Ridley y agregó—. ¿Extrañas el espacio?

—Un poco. Los de mi especie no solemos quedarnos en un solo lugar tanto tiempo.

—Entiendo. Tu grupo debe disfrutar crear problemas. Pero háblame de tus sentimientos hacia Snake, supongo que no podías decir nada al respecto frente a los otros tres.

—En verdad eres... —Wolf bufó, definitivamente Ridley se diferenciaba de todo lo que había conocido en la mansión; tantos colores matizándolos revelaban la poca familiaridad que la mayoría de universos poseían con el sufrimiento o la escasa experiencia al miedo alejado de la magia, por lo tanto Wolf era capaz de darse cuenta cuáles smasher era más propensos a conocer el verdadero peligro—. Está bien, no me importa hablarlo contigo. Me inscribí a las fuerzas militares de Corneria para tomar la carrera de piloto pero mi inquietud sobre Snake está más relacionada a mi padre, el hijo de puta murió en la guerra cuando yo era una cría así que te imaginarás.

—¿Infancia difícil, eh? —Ridley inclinó la cabeza a un costado—. Desde esa perspectiva tú y yo no somos diferentes, yo he comandado flotas de piratas espaciales desde el principio, así que mi vida también se basa a idas y vueltas, a veces el espacio se vuelve tan pequeño que es posible trazar un mapa detallado de este con cadáveres congelados y de más.

—Si posees atributos para hacerlo en primer lugar —se burló Wolf.

—En tal caso puedes dejarlo dentro de tu mente. —Ridley le devolvió la sonrisa, tan aterradora y maliciosa como lo sugería su comentario. Wolf se sintió relajado a cambio, por fin había encontrado alguien con quién entablar conversaciones sangrientas sin abstenerse.

—¡HEY! —El llamado de Dedede los alertó a mirar hacia la rocola de la cantina—. ¡Acá! ¡Aceptamos sugerencias así que dejen de perder el tiempo ahí sentados como un par de idiotas tórtolos! ¡aunque no estamos diciendo que somos homofóbicos!

—Hablas demasiado, estúpido. Cierra ese condenado pico —recriminó Bowser. Después de compartir miradas aburridas, Ridley y Wolf se levantaron de sus asientos y se dirigieron a donde se encontraban sus compañeros.

.

La noche se derramó hasta extinguirse y dar vida a un nuevo día, pero desde su primer encuentro en el comedor Fox no había vuelto hacerse aparecido y el faisán del equipo Star Fox comenzaba a preocuparse, pues al pedir referencias nadie sabía nada sobre el paradero del vulpino, además había escuchado un par de rumores donde ellos dos estaban involucrados pero no escuchó mucho cuando finalmente se acercaba a cualquiera de los smasher. Al principio Falco no le dio mucha importancia pero su paciencia finalmente se quebró cuando visualizó la silueta de su líder a la lejanía antes de volver a desaparecer por el resto de la mañana. Con el ceño fruncido y las comisuras de su pico formando una mueca de irritación, Lombardi decidió que atraparía a ese insolente zorro ante la menor oportunidad que se le presentara y lo obligaría a escupir la razón por la que estaba evitándolo.

Mientras tanto, Fox se recargaba en el muro formando una de las tantas arenas inmóviles de combate, tratando de recuperar el aliento perdido en sus huidas sin descanso por esa tarde. Los rayos solares empezaban a bajar su intensidad pero ya estaba resintiendo el cansancio. Lo cierto era que su cuerpo perdió mucha energía debido a los escasos alimentos que le entregó a su sistema digestivo. Ni siquiera tenía idea de cuánto tiempo había estado evadiendo a su amigo en su inútil intento por evitar una situación vergonzosa. Sabía que podía simplemente preguntarle para resolver esta horrible duda -eran muy buenos amigos, no le costaría nada cuestionarle si gustaba de él, reírse y continuar- pero le temía a los sucesos que provocarían de ser ciertas las sospechas de las princesas, especialmente cuando comprobó que ya estaban en la boca de todos los smasher, aparentemente ocultando una vida amorosa que probablemente era errónea. Suspiró, se llevó una mano al rostro y se alborotó el pelaje de la nuca, maldiciendo internamente esta situación. La verdad era que no le gustaba esto. Incluso comenzaba extrañar pasar el tiempo con su emplumado amigo, y esta nostalgia había incrementado cuando se encontró a los inseparables Duck Hunt en su camino a esa orilla solitaria. Ojalá no le temiera a las declaraciones amorosas. Ojalá fuera experimentado para resolver estos dilemas sentimentales con breves palabras. Quisiera tener el valor de enfrentarse a un pretendiente de la misma manera que hacía al luchar contra un enemigo montado en su Arwing. Ojalá Falco no fuera tan...

—Hey. —La voz del faisán resonó en acento de infratumbra a su costado, por lo que el vulpino le dirigió una mirada escandalizada. Fox intentó correr pero apenas se giró, Falco aprovechó para sujetarlo del cuello de la chaqueta antes de jalarlo de vuelta hacia él y levantarlo un centímetro sobre el suelo para colocarlo de frente—. No huirás más, ya me cansé de jugar al escondite —dijo con severidad—. ¿Puedo saber por qué razón me estás evitando, McCloud?

—No te estoy evitando —afirmó Fox desviando la mirada con vergüenza. Lylat sabía que cuando Falco lo llamaba por su apellido sólo podía significar que estaba furioso.

—¡Lo haces! Y no digas que no me habías visto porque estabas siendo jodidamente obvio.

—Es que, Falco... tú eres un ave.

—¿Y quieres una estúpida medalla por tus deducciones, Sherlock Homes?

—No, no, escúchame. Al parecer en estos universos las aves aplican métodos de seducción para atraer a sus hembras, ya sabes... con sus plumas...

—¿Y? —inquirió Falco impaciente.

—Y... las chicas creyeron que tú estabas... cortejandome.

Unos minutos de letal silencio se hizo presente en el ambiente, aumentando el nerviosismo que carcomía la compostura del joven vulpino. Falco parecía en shock hasta que un tic nervioso en su ojo izquierdo delató señal de vida antes de que su pico se abriera.

—¿Y tú creíste eso también?

—Bueno... y-yo...

—Dijiste algo para aminorar sus sospechas, ¿cierto? —Fox desvió la mirada, sonrojado. Falco se dejó reír suavemente, incrédulo—. ¡Eres un imbecil! —exclamó de pronto aplicando una llave al desprevenido cuerpo del zorro quien se quejó a medida que su brazo era forzado tras su espalda—. ¡Ya decía que toda la mansión estaba actuando muy extraño! ¡Me haz arruinado! ¡Ahora todos creen que soy gay y que estoy en una relación homo contigo! ¡Nuestras fotografías saldrán en los periódicos y nos señalarán como aberraciones de la naturaleza! ¡Y después de que nos ganemos el odio de los universos, la asociación TrueLove* iniciará campañas para apoyar nuestra relación! ¡Se realizarán marchas en cada villa y poblado usando en carteles un eslogan que recite "El amor no distingue especie"!

—¡Lo que no entiendo es cómo pudiste ser tan especifico en tan poco tiempo! ¡Pensé que tu cerebro de pájaro desperdiciaba el 80% de su capacidad!

El agarre del faisán intensificó, arrancando de la garganta de Fox un grito desahuciado. —No estás en posición para reprocharme nada.

—¡Eso duele! —exclamó—. ¡Firmaré tu retiro en el equipo por esto!

—No me asustas, punk. Porque no te dejaré hacer eso*.

—¿Ahora recitarás las lineas de Wolf?

—Morirás igual que tu padre*.

—¡Deja de usar diálogos que no son tuyos!

—¿Y qué harás? ¿Me cantarás "What's the fox say"?

El silencio se extendió por lo que pareció una eternidad entre ambos antropomorfos, siendo Fox el más afectado, completamente en shock, hasta que finalmente reaccionó con la furia hirviendo en sus venas. —... Ahora si cruzaste la linea, Lombardi.

De alguna manera Fox logró safarse del agarre y comenzar una serie de movimientos de artes marciales contra el faisán quien correspondió a cada uno de sus golpes hasta que la fiera pelea los llevo a rodar por el suelo sin reparo. Forcejearon por más de siete minutos sin saber que una tierna canina andaba cerca de ahí y que, al escuchar los gemidos no dudó acercarse con curiosidad hacia donde dos figuras se acomodaban entre las sombras, dejando caer los folders y carpetas que cargaba después de liberar un grito que alertó su presencia a los dos que peleaban, dejandoles helados en el momento que la vieron.

—¡Lo siento! ¡No he visto nada!—exclamó Canela sonrojada hasta la punta de las orejas antes de girarse y correr por donde llegó. El estomago de los dos antropomorfos sufrió de un indescriptible vacío que los llevó adivinar qué se había imaginado la canina al verlos en aquella sugerente posición, por lo que no dudaron levantarse y correr tras de ella.

—¡Alto ahí, Canela! —exclamó Falco de forma amenazante, en respuesta Canela emitió un grito horrorizado debido a la persecución de la que era protagonista.

—¡Espera! ¡Déjanos explicarte! —solicitó Fox preocupado, pues lo que menos quería era que las cosas empeoraran, ya había tenido suficiente de rumores.

—¡Si no te detienes juro que te asestaré una paliza que recordarás hasta el fin de tus días durante nuestro próximo combate!

El grito de la inocente canina rubia se escuchó por todos los rincones de la Mansión Smash, y esto Fox lo tomó en cuenta, por eso no se abstuvo de golpear con enojo el hombro del irritado faisán. —¡No se trata de intimidarla, estúpido!

Cuando finalmente lograron alcanzar a la pobre Canela, esta se encogió contra la pared completamente colorada, y se cubrió el rostro al sentirse incapaz de mirar de frente a sus agitados solicitantes, quienes no podían dejar de pensar en que esa pequeña era sumamente veloz cuando se lo proponía.

—¡Lo siento, lo siento! ¡Yo sólo pasaba por ahí cuando escuché gemidos pero pensé que alguien estaba entrenando! ¡No era mi intención atraparlos en medio de sus actividades románticas! Por eso, prometo no decirle a nadie. ¡Lo juro!

Al escuchar las fuertes declaraciones de la canina, ni Fox ni Falco supieron como reaccionar o responder. Se miraron con espanto, posteriormente Fox tomó la palabra.

—Escucha, Canela. No sabemos lo que te han dicho pero entre Falco y yo no hay nada.

—¿Eh? —Canela parpadeó confundida—. Eso significa que...

—Sólo somos amigos —declaró Fox.

—Jamas pensaría compartir una relación romántica con este zorro. Aquí donde lo ves, con esa cara de inocente y virgen empedernido, es un pervertido de primera.

—Oye, no te pases. —Fox se irritó enseguida con las palabras de su amigo.

—Oh, cielos. Me siento como una tonta. —Canela sonrió sobándose la nuca con torpeza.

—¡Ahí están! —Una cuarta voz se sumó al ambiente, obligando a los antropomorfos girarse a sus espaldas para visualizar a Villager quien sostenía entre sus manos dos reglas de cien centímetros mientras en sus costados yacían ambos Ice Climblers, los entrenadores Wii Fit, Ken y Ryo con remarcadas posturas de combate—. ¡Aléjense de Canela, pareja de salvajes!

—¿¡Salvajes!? —Falco reaccionó con las plumas erizadas, señalando con su dedo indice al recién llegado—. Escúchame bien, muñeco de lego. Nadie me llama salvaje y vive para contarlo. —Fox se apresuró a bajar el brazo de su amigo, provocando su enojo. —¡Sueltame!

—Lee la atmósfera por una vez en tu vida —susurró—, nos superan en número y ninguno de los dos estamos armados. ¿Cuál crees que será el resultado de pelear contra siete smasher sedientos de sangre que creen que hemos lastimado a la siempre dulce, servicial e inocente perrita amarilla? —Falco se paralizó al considerar las palabras de Fox—. ¿Acaso no acabas de gritarle a Canela que le darías una paliza?

—Pero ustedes no me han hecho daño. —Canela se desorientó.

—Sin embargo —Falco tragó espesa su saliva—, eso ellos no lo saben.

—¡Corre! —exclamó Fox.

Ambos pilotos no dudaron un instante mover las piernas hacia dirección desconocida, seguidos por una multitud furiosa que Canela no consiguió retener a pesar de haber intentado explicarles lo sucedido. Al verse sola e ignorada, la canina echó a correr tras ellos con la intención de resolver el hórrido malentendido que se había creado. Fox y Falco no pararon de correr aún entonces. Cruzaron arenas, saltaron obstáculos -incluídos a unos cuantos smasher que se cruzaron en su camino- temerosos de lo que podría suceder si no desaparecían de la vista de todos. Con una breve mirada silenciosa acordaron dirigirse al estacionamiento de la mansión, sitio donde descansaban sus Arwings, las cuales sugerían ser su salvación más que nunca. Sin embargo, cuando finalmente llegaron a su destino, el camino fue bloqueado por Bowser Jr. y compañía, obligandolos tomar nuevas alternativas de escape. Mientras tanto, la multitud a sus espaldas crecía debido a los anuncios de guerra provenientes de la envenenada boca de Villager, palabras que alcanzaron los oídos de los Entrenadores Pokemón -quienes decidieron aprovechar la conmoción para hacerse dueños de los pilotos en cuestión- y las princesas que habían estado haciendo sus ejercicios de rutina para mantenerse en forma pero que, al escuchar a Villager, se detuvieron al instante.

—¿Qué está sucediendo? —Peach estaba atónita.

—Oh, no. Una multitud enfurecida está tras nuestro Fox y su prometido —exclamó Rosalina. La estrella viviente a su lado se agitó con obvia preocupación.

—Sabía que no era buena idea dejarles solos con tantos haters rondando la Mansión Smash. ¡Debemos protegerlos! —declaró Daisy. A cambio, todas las princesas estuvieron de acuerdo en emprender marcha hacia el desastre que se extendía cada vez más.

Los villanos antropomorfos -bendecidos por una fuerte resaca- iban saliendo al balcón cuando el ruido a los afueras se volvió insoportable dentro de los dormitorios. Bowser y Ridley estaban furiosos, dispuestos a quemar el mundo entero si el escándalo no cesaba. Dedede y K. Rool apenas eran capaces de mantenerse de pie, Wolf se adelantó un par de pasos para mirar desde el balcón lo que ocurría. Mario, Luigi y Mr. Game & Watch se encontraban descansando en el pasto del jardín, intrigados por la multitud que se aproximaba a pasos agigantados. Otros smasher como Mega Man, Little Mac y Pac-Man permanecían con la guardia alta en espera de la turbulencia que seguro se desataría una vez llegara el desorden a esa pacifica zona. Y entre los gritos de odio que se percibían fácilmente, Wolf alcanzó a distinguir el nombre de sus compañeros de franquicia, más un dato menos importante terminó por llamar su atención para dejarlo frío contra el barandal.

—Espera, ¿desde cuándo Fox y Falco son pareja?

Los dos miembros de Star Fox, cansados de correr, se detuvieron abruptamente para tirarse de palmas y rodillas contra la tierra, ambos sacando la lengua; estaba claro que ninguno de los dos podía continuar con aquello. Al recuperarse, Fox se levantó tambaleándose de momentos hasta quedar de pie y girarse hacia la multitud para que -en un arranque de pánico- gritara lo más fuerte que pudo con ayuda de sus pulmones. En respuesta, toda actividad que se realizaba dentro de la mansión se detuvo. La multitud paró, los grupos que pretendían meterse en defensa de los dos se abstuvieron, los espectadores se paralizaron de la impresión y Falco, quien había estado a punto de interrogar el plan de acción, miró con sorpresa a su líder, tratando de convencerse que aquel grito provino del hocico de Fox.

—Y-Yo... —tartamudeó, incomodo con la atención que ahora recibía, además de avergonzado por el medio al se vio en la necesidad de acudir. Carraspeó la garganta con cierta dureza—. Bien... s-supongo que les debemos una explicación a todos sobre lo que está pasando. Y-Yo... —Fox se apresuró a levantar a un atónito faisán del suelo para colocarlo a su lado sin llegar a soltarlo del brazo al que se aferraba insistentemente—, nosotros, nos disculpamos por todo este alboroto. Sé que la mayoría se encuentra al tanto de los rumores, por ello estamos obligados a dar un anuncio antes que nada...

Los gritos extasiados de las princesas interrumpieron el discurso del vulpino al instante, llenando el silencio de festejos, confeti y arroz que por alguna razón reducieron la tensión que estuvo contaminando el ambiente. —¡Eso significa que es oficial! —exclamaron todas al unisono mientras saltaban alegremente tomándose de las manos.

—¿Qué... ? No, eso no fue lo que quise... —Fox trató de replicar sonrojándose furiosamente pero de nuevo fue interrumpido por el toque sorpresa que Samus y Lucina ejecutaron en los hombros de los dos antropomorfos, logrando sobresaltarlos.

—Con que era cierto, me alegro mucho por ustedes —comentó la mercenaria rubia.

—Tienen mi apoyo —agregó la espadachina con un gesto orgulloso.

—Un momento, nosotros no somos... —Falco trató de aclarar la situación pero la voz de Villager desde el otro extremo cortó sus palabras.

—¡No nos importan sus conflictos amorosos! ¡Nosotros estamos aquí reunidos por una razón y esa es hacerlos pagar por lo que le hicieron a Canela!

—En realidad ellos... —Canela intervino pero las voces enfurecidas a espaldas de Villager no permitieron que finalizara la frase.

—¡Merecen ser castigados!— exclamaron continuamente, acabando con esto la paciencia versátil del faisán.

—¡Estamos tratando de decirles... ! —más fue interrumpido de nuevo y esto provocó que que resignara, por lo tanto no retuvo el impulso de dedicarles una ceña obscena a todos los presentes—. ¡JÓDANSE, MALDITOS UNIVERSOS DE MIERDA!

—Oh, no. Ese imbécil lo ha empeorado todo.

Wolf se palmeó la cara con fuerza, observando entre sus dedos el desordenado combate que se efectuó en un parpadeo entre la gran mayoría de los involucrados. No podía distinguirse quién estaba luchando a favor o en contra, pues algunos simplemente habían entrado en batalla por un insulto que nada tenía relación con los dos motivos por los que se inició la desafortunada disputa. Pronto K. Rool y Dedede se unieron a la pelea saltando desde aquella altura, aterrizando sobre los desprevenidos Mii's quienes seguramente pasarían meses de recuperación en el hospital. Decidiendo que no quería ver un espectáculo tan ridículo, Wolf retornó a la recamara mientras Bowser y Ridley disfrutaban de ello como si de una película se tratase, ambos recargados cómodamente en el barandal. Ropas desgarradas, huesos rotos, dientes volando, hechizos mágicos sobrevolando la nube de polvo y ataques a traición sólo eran algunos de los detalles que se apreciaban con mayor frecuencia desde ese angulo.

—Ave Maria Purisima —recitó Mario con los ojos abiertos como platos, fijos en el desastre.

—Ruega señora por nosotros los pecadores —le acompañó Luigi ocultando su rostro bajo la gorra verde que lo diferenciaba de su hermano mayor.

—¿No se suponía que eran italianos? Esperen... ¿¡Qué fue lo que vieron!? —cuestionó Little Mac alterado, pues por más que movía las pupilas de un lado a otro no ubicaba el motivo por el que los favoritos de la compañía Nintendo estaban en shock y sonrojados.

Por suerte para todos -a excepción de los pecadores- el alebresto acabó cuando Crazy Hand hizo acto de presencia separando con un movimiento de torbellino a los que la debían y a quienes no. Más tarde Master Hand clasificaría la gravedad de los crímenes de cada smasher para que cada uno sufriera el castigo apropiado. Estoy segura de que ahora se preguntarán si al final logró resolverse los malentendidos. Pues... usen su imaginación.

Fin.


Notas Finales: Antes de que pregunten cualquier cosa, no sé en qué estaba pensando cuando escribí esto, simplemente surgió.

*Vendría siendo la asociación LGBT y este fue mi modo de censurarlo, hehe.

*"Can't let you do that, Star Fox"; y; "You die just like your father"... ¿No les suena? No son fans de Star Fox entonces