EPÍLOGO

Tres años después

Edward aparcó el coche en la entrada de su casa en Los Ángeles.

Era un día soleado y caluroso. En cuanto entró en el salón se quitó las gafas de sol para saludar a Sue, la amable empleada de hogar que finalmente habían conseguido contratar.

—¡Buenas tardes, Sue! ¿Qué tal todo? —Saludó sonriendo.

—¡Buenas tardes, Señor Cullen! Todo bien, la comida casi está lista. —Respondió la mujer. Sue rondaría los cincuenta años, era amable y simpática. Les ayudaba con las tareas del hogar durante su estancia en Los Ángeles.

—Estoy deseando probar el plato con el que nos sorprenderás hoy. ¡Cocinas como los Ángeles!

—Muchas gracias, señor...

—Edward, ya te he dicho que me llames Edward —Pidió amablemente

—Edward —Respondió Sue.

—¿Y dónde están mis chicas?

—En la piscina, disfrutando de un refrescante baño.

—Perfecto, voy a verlas.

—Enseguida les llevaré algo de tomar. —Informó amablemente.

—Muchas gracias, Sue.

Edward atravesó el salón para llegar al jardín donde se encontraba la piscina.

Cuando pensaba en cómo había cambiado su vida en estos cuatro años, desde que conoció a Bella, no se lo podía creer. Tenía todo lo que quería y más, su vida era plena y feliz, sobre todo estos dos últimos años.

Después de la fiesta de Alice y su reconciliación, nada ni nadie más pudo separarlos.

No fue un camino de rosas, sobre todo por Charlie. El padre de Bella montó en cólera cuando se enteró de que habían vuelto. No comprendía como su hija le había podido perdonar.

Edward entendía la desconfianza de Charlie. Había sido testigo del sufrimiento de su hija por culpa de él, por eso se había esforzado tremendamente para que su suegro confiarse de nuevo en él.

Su suegro. Bella y él se habían casado seis meses después de volver a estar juntos. Según el padre de la novia era demasiado pronto, debían tomarse las cosas con más calma, pero para ellos había sido tiempo suficiente. No necesitaban esperar más.

La boda tuvo lugar en una pequeña finca situada a las afueras de Londres. Fue una ceremonia sencilla, con apenas cincuenta invitados entre familia y amigos. Isabella estaba preciosa vestida de blanco con un maravilloso diseño de seda con escote palabra de honor y que se ceñía a su cuerpo haciéndola parecer una diosa, según palabras de la diseñadora, su hermana Alice, palabras con las que él estaba completamente de acuerdo.

Después de la ceremonia, disfrutaron de su luna de miel en Sudáfrica. Eligieron ese destino porque necesitaban reconciliarse con el país, borrar los amargos recuerdos de lo acontecido allí y crear algunos nuevos y hermosos. Volvieron a Pretoria donde se reencontraron con Quil, y Bradley. Allí, disfrutaron de unos días de paz y tranquilidad donde dieron rienda suelta a la pasión.

Sí por él hubiera sido se hubieran quedado en la habitación del hotel durante toda su estancia, pero Bella le convenció para disfrutar de todas las maravillas que esa rica cultura ofrecía.

Por la mañana se dedicaban a hacer turismo y por las noches... Se envolvían en una nube de placentero sexo. Parecían dos adolescentes hormonales sin poderse quitar las manos de encima.

A su vuelta a Londres, él decidió tomarse un descanso para poder disfrutar de su recién estrenada vida de casado.

Seth, su nuevo representante respetó su decisión. Era una maravilla trabajar con él; buscaba proyectos adaptados a sus necesidades y consultaba todas las decisiones con él. No tenía nada a la manera en la que había trabajado con James.

Whiterlade permanecía preso. Fue juzgado y condenado a seis años de prisión, que seguía cumpliendo. Ambos habían borrado el recuerdo de ese hombre de sus vidas, aunque él no pudo hacer lo mismo con Victoria.

Por su profesión se vieron obligados a coincidir en algunos eventos, pero se ignoraron elegantemente. Era como si no existiera. La actriz ni siquiera se atrevió a saludarlo, pues después de su último encontronazo en la oficina de James dudaba que le hubieran quedado ganas de hacerlo.

Edward se reincorporó poco a poco a su trabajo tras su pequeño descanso. Eligió proyectos pequeños y que no le mantuvieran mucho tiempo alejado de su hogar. Quería tomarse las cosas con calma, ya habría tiempo de hacer alguna que otra superproducción.

Esa era la razón por la que se encontraba en Los Ángeles ahora, iba a empezar a grabar una película de superhéroes cuyo rodaje le mantendría ocupado todo el verano. Por eso Bella le había acompañado. Su mujer, decidió continuar como colaboradora puntual para la editorial. De esa manera también podía centrarse en escribir, su otra gran pasión. El año pasado publicó su primer libro cosechando un notable éxito y aunque lo hizo bajo un pseudónimo, esperaba que pronto decidiera publicar bajo su propio nombre.

Llegó hasta el jardín y divisó la piscina con una sonrisa en la cara.

En realidad, no le había acompañado solo Isabella hasta allí, su pequeña Nessie también estaba allí.

Nessie fue toda una sorpresa, una agradable y maravillosa sorpresa. Es cierto que no la esperaban, pero tampoco se sorprendieron, pues no estaban poniendo ningún medio para evitarlo.

Cuando Bella le dijo que estaba embarazada se sintió el hombre más feliz del mundo.

Una mañana, Bella le sorprendió en mitad de una sesión de fotos enviándole un mensaje de texto con la foto del test de embarazo y un "bebé en camino".

El salto que dio asustó tanto a Seth como al equipo que se encontraba en el estudio. Ni que decir tiene que salió corriendo hasta el apartamento que compartían en Londres para cerciorarse de que todo era cierto.

El embarazo estuvo lleno de nervios, más por su parte que por la de ella. Se dedicó a leer libros sobre maternidad y acosó a Bella con multitud de consejos e instrucciones haciendo que más de una vez, su actitud le costara dormir en el sofá.

Cuando nació la pequeña de pelo cobrizo y ojos color chocolate no pudo evitar llorar de felicidad y más aún cuando le permitieron cortar el cordón umbilical.

Un pequeño gorjeo le devolvió a la realidad.

—¡Pa-pá! —Gritó su pequeña niña riendo y extendiendo los brazos hacia él. Estaba completamente adorable con los pequeños manguitos sostenida por los brazos de Bella. Tenía año y medio, pero era muy extrovertida y muy despierta para su edad.

—¿Ha llegado papá, cielo? ¿Le saludamos? —Hablaba cariñosamente Bella hacia la pequeña— ¡Hola, papá! ¡Di papá, Nessie! —Estimuló a la niña mientras que le miraba y le dedicaba una radiante sonrisa.

Si antes era hermosa, la maternidad le había aportado a Bella una luz especial. Parecía una ninfa jugando en el agua ataviada con su bikini verde.

—¡Pa-pá! —Repitió la pequeña removiéndose entre los brazos de su madre impaciente al percibir que su padre no se acercaba a ellas.

—¿Cómo están las dos preciosidades de esta casa? —Preguntó Edward agachándose desde el borde de la piscina para acariciar la cabeza de su pequeña.

—Acaloradas, y extrañándote demasiado. —Dijo Bella mientras alzaba su cabeza para besar los labios de Edward.

—¿Sabes qué? Me estáis dando tanta envidia que voy a unirme a vosotras.

—¡Pero estás vestido!

—Eso tiene fácil solución, cariño. —Dijo Edward quitándose los zapatos y la camiseta y lanzándose con los vaqueros puestos al agua haciendo que Bella gritaste y Nessie estallara en carcajadas por las salpicaduras del agua.

—¡Hola, bebé! ¿Te gusta el agua? —Edward cogió a la niña, pues en cuanto le vio allí extendió los brazos hacia él.

—Edward, vas a estropear los pantalones.

—Cielo, si por mí fuera me hubiera bañado en calzoncillos, pero creo que a Sue le escandalizaría ver lo que provoca en mi verte con tu minúsculo traje de baño.

—No es minúsculo. Es que con la lactancia mis pechos... Ya sabes, todo se vuelve demasiado grande.

—Y yo no me quejó. —Respondió juguetonamente y en tono seductor acercándose hasta ella— Ya sabes que me vuelve loco lo sensibles que los tienes ahora.

—¡Edward, no estamos solos! —Le regañó señalando a la niña y a Sue que llegaba en ese momento con una bandeja hasta ellos.

—Pues espera a que lo estemos y ya verás. —Le respondió besándola de una manera tan apasionada que la hizo enrojecer.

Disfrutaron de la comida que Sue los preparó y Bella aprovechó para ponerle al día de los detalles de la fiesta que celebrarían ese fin de semana.

Era una pequeña recepción, allí en su casa para celebrar el aniversario de bodas de sus padres. Esme y Carlisle habían sido invitados con la excusa de pasar unos días con ellos pero sin saber que tendría lugar la celebración. La pareja llegaría dos días antes que el resto de los invitados para no levantar sospechas.

La lista era muy corta: Alice y Jasper, que se habían casado tres meses atrás, Rosalie junto a Emmet y Charlie, su suegro al final también se uniría a ellos.

La relación con él se había relajado desde el nacimiento de Nessie, situación que alegraba enormemente a Bella que siempre le había reprochado el comportamiento hacia su marido, pero parece que al final, había vuelto a confiar en él.

Ángela y Ben, que también estaban invitados no podrían asistir. La amiga de Bella se encontraba en el octavo mes de embarazo y no era recomendable que hiciera un viaje de tantas horas.

En su nueva vida, sus amigos y su familia siempre estaban presentes y adoraba las pequeñas reuniones que solían organizar.

๗๗๗

La pequeña Vanessa Cullen cayó rendida después de pasar una tarde entera jugando con sus padres en la piscina.

—Está tan profundamente dormida que creo que no se despertará hasta mañana. —Dijo Bella al entrar en la habitación dónde Edward la esperaba sentado al borde de la cama.

—Bueno... Así no tendremos interrupciones. —Murmuró él desatando el pareo y besando su vientre. Poco a poco bajo la braguita del bikini y cubrió su monte de venus con su boca. Jugueteó, mordió y lamió cada rincón hasta que consiguió que ella alcanzara la cumbre de placer.

Bella se sentó a horcajadas sobre él y sacó su miembro inhiesto el cual fue creciendo en su mano.

—Necesito estar dentro de ti. —Jadeó él.

Bella no necesitó más, se acomodó sobre él y poco a poco lo introdujo en su interior. Lo cabalgó frenéticamente mientras que él jugueteaba con sus senos inflamados y llenos por la leche, que se volvieron sumamente sensibles haciendo que miles de descargas la recorrieran de arriba a abajo. Juntos llegaron al orgasmo y se dejaron caer sobre la cama.

—Creo que Nessie no va a ser la única que caiga rendida esta noche. —Bromeó Bella.

—Por tu culpa, que me dejas sin energía. —Edward la acarició y la atrajo hasta él para abrazarla.

Con ella dormida sobre su pecho se sintió el hombre más completo del universo: tenía una hija preciosa y a una mujer maravillosa que le hacía completamente feliz. No podía perder más a la vida puesto que él, como los protagonistas de las películas que interpretaba, ya había conseguido su historia con final feliz.

Y ahora sí, la historia ha llegado a su fin. Deseo de corazón que os haya gustado y hayáis disfrutado con los capítulos. Si en alguna ocasión habéis encontrado algún fallo gramatical u ortográfico, pido disculpas. Siempre intento revisarlo todo ante de publicar, pero probablemente en alguna ocasión se habrá colado algún error.

Muchísimas gracias a todos los favs, follows y reviews. Los comentarios me hacen tremendamente feliz ya que así puedo saber si os está gustando o no la historia, además siempre es de agradecer poder comunicarme con vosotros, saber lo que os gusta y lo que no. Además, esas palabras son las que me inspiran a seguir escribiendo.

¿Y ahora qué?

Pues bien, el domingo subiré el prólogo de mi nueva historia cuyo título y sinopsis os dejo aquí. Es la primera vez que escribo algo de época por lo que espero no defraudaron. Las actualizaciones serán todos los viernes como siempre.

UNA ESPOSA PARA EL CONDE

Edward Cullen, el nuevo Conde De Masen, no esperaba que su recién estrenado título llegase a sus manos acompañado por innumerables deudas, dejándole en una situación un tanto delicada y que deberá solventar con premura.

La única solución pasa por encontrar una fuente de ingresos segura y abundante que le ayude a solucionar tal inconveniente, o, en otras palabras, una esposa acompañada de una buena dote la cual él pueda gestionar, aunque eso suponga poner fin a la relación que mantiene con su amante.

Lady Isabella Swan parece la candidata perfecta, pero Edward resignado ha aceptar un matrimonio por conveniencia no contaba con tener que enamorar a su futura prometida y fingir verse envuelto en un matrimonio por amor.

Sin duda, la conquista de Lady Isabella supondrá un reto para él, pues Isabella está llena de sorpresas. Veremos si la joven Swan puede ser una buena esposa para el conde. Si ese matrimonio se convierte en un negocio más o el amor hace de las suyas complicando la situación.

Espero haber picado vuestra curiosidad y que me acompañéis en esta nueva aventura.

También aprovecho para informaros que he abierto mi perfil en Facebook como autora. Allí podréis encontrarme como Missreader Fanfictión.

Otra novedad es que me han invitado a participar en la iniciativa promovida por el grupo Elite Fanfiction llamada martes de adelantos; donde las autoras, cada martes ofrecen adelantos de los capítulos de sus historias. Así que, si todo va bien, allí os ofreceré un anticipo de lo que nos espera en cada capítulo de esta nueva aventura.

Espero leeros pronto

Muchas gracias

Saludos

Missreader28.