Hello there! *waves* I was looking forward to share this wonderful story of the author LyricalKris with you and I'm grateful to her for allowing the translation. Thanks a lot sweetie! ;)

Enjoy!

¡Hola! *saluda con la mano* Tenía muchas ganas de compartir esta maravillosa historia de la autora LyricalKris con ustedes y le agradezco que haya permitido la traducción. ¡Muchas gracias cariño! ;)

¡Que la disfruten!


Summary completo: La vida de los ciudadanos nobles del reino está sujeta a la marea de poder que fluye a su alrededor. Cuando se hace una unión entre Edward, el hijo del hombre más poderoso en el reino, y Bella, prisionera de alta alcurnia de la corona tomada como rehén por la traición de su familia, ninguno de los dos puede negarse. No es un matrimonio ideal para la traumatizada lady ni para la oveja negra de la casa Masen


Y como es de esperarse, aquí viene la descarga de responsabilidad ;) Nada es mío, los personajes son de la maravillosa Stephanie Meyer y la historia es de la autora LyricalKris, yo solo traduzco.

Y no podía faltar el agradecimiento a mi compañera de batalla Erica Castelo. Gracias por acompañarme de nuevo en esta nueva traducción y por tus consejos para mejorarla xoxoxo


Capítulo 1

Edward se sintió enfermo al ver el rollo que su padre le había entregado. Su estómago se revolvió, y su corazón latió con fuerza. Levantó la vista para encontrar a su padre mirándolo fijamente, su mirada fría y aburrida como siempre. Calculador como solo Aro de la casa de Masen podía ser.

"Incluso tú debes ver lo cruel que es esto, padre," dijo Edward, ya luchando por mantenerse tranquilo. Iba a perder esta discusión. Lo sabía porque había estado perdiendo las discusiones con su padre durante sus treinta y cuatro años. Pero era un idiota redomado, y tenía que intentarlo. De hecho, nunca había sido más importante.

Aro inclinó su cabeza. "¿Cruel?"

"Isabella Swan ha sido prisionera de esta familia por casi dos años."

Su padre se burló. "Es cierto, y cada día de su reclusión ha usado finos vestidos, dormido en camas de plumas, y ha sido atendida por damas de compañía." Rascó su mejilla distraídamente. "Tiene una propia, ¿no es así?"

Ahora fue Edward quién se burló. "No te hagas el tonto, padre. Es indigno de ti. Mi querido sobrino, nuestro querido rey, ha convertido en su cruzada personal hacer de la vida de esa muchacha un infierno desde que hizo que le cortaran la cabeza a su padre frente a sus propios ojos."

Los ojos de Aro se entrecerraron—una expresión con la que Edward estaba íntimamente familiarizado, dado que él nunca, en sus recuerdos, ponía a su padre nada más que enfadado. "Estás cerca a la traición, muchacho, y cuida tu lengua en presencia de la Mano del Rey."

Edward sirvió vino en una copa que su padre le había dejado, y se recargó en su silla. "Felix—mi sobrino, tu nieto, nuestro rey—es un sádico, e Isabella ha sido su juguete favorito. Mi hermana no detiene a su hijo. Mi hermano no detiene a su sobrino. Isabella es una muchacha muy dulce, pero odia a esta familia. Con buena razón. Si deseas colgarme por decir la verdad, bueno…" Bebió. "Dudo que pudiera detenerte."

La mejilla de su padre se movió ligeramente. "El trato de su gracia hacia la muchacha es desafortunado. Tenía el afán de probar a su gente lo que pensaba de la postura política del padre de ella y sus hermanos, y tal vez hizo pagar a la más inocente de la casa Swan." Sonrió Aro—la sonrisa que usaba cuando actuaba de forma condescendiente con diplomáticos. Se inclinó hacia adelante y dio golpecitos con su dedo en el rollo. "Afortunadamente, tenemos una solución. Conviértela en una Masen. El rey no tiene disputas con la casa de su madre."

Edward luchó por no apretar sus dientes. "La han avergonzado lo suficiente."

"¿Crees que es una vergüenza nuestro apellido?"

Edward elevó su mirada para encontrar los ojos de su padre. "¿Tenemos que jugar este juego? ¿Casar a la cautiva conmigo? ¿El cobarde?"

La sonrisa de su padre vaciló. "Eras muy joven cuando te ganaste ese distintivo. Tu sobrino te ha dado una posición en su consejo como asesor de confianza y custodio de sus monedas. Sirves bien a tu rey, y está complacido contigo."

"El rey me odia tanto como odia a lady Isabella."

"Está complacido con tu servicio, y te ha dado una esposa," Aro continuó como si él no hubiera hablado. "Ser un hombre casado es honorable."

"He elegido permanecer soltero."

La calma de Aro se rompió. Estrelló un puño sobre la mesa, sacudiendo el vino. "Esa decisión nunca fue tuya para tomar. He consentido tus actitudes infantiles lo suficiente, y no las consentiré más. Eres un noble, Edward, y bastante bien educado para saber que te casarás porque es tu deber hacerlo. Tu hermano está comprometido con la Guardia del Rey. Después que perdimos a tu hermano mayor en la guerra, tenías que saber qué sucedería. Eres el único que queda para preservar nuestro apellido, y lo harás. No debería tener que sentarme aquí a razonar contigo como si no hubieras sabido siempre lo que se esperaba de ti."

Sí, lo había esperado. Sin su ayuda, el nombre de su familia moriría, y siempre supo que su padre nunca permitiría que eso ocurriera. "Bien," dijo, su voz baja. Se terminó su vino. "Me casaré con quién quieras lanzarme. Pero no con Isabella. La muchacha ha pasado por bastante."

Aro se puso de pie y se inclinó sobre la mesa, lanzándole a Edward una mirada malevolente. "Ustedes dos harán lo que se les diga por el bien del reino. Está hecho, Edward. Si decides irte y eludir tu deber, lo harás sin mi dinero, y daré a conocer que a quién sea que te ayude lo hará con mi desaprobación. ¿Hablé claro?"

Puede que Felix haya sido el rey, pero Edward sabía muy bien que Aro de la casa de Masen era el hombre más poderoso en el reino y el más rico. Si disgustaba a su padre, no habría ningún lugar al que acudir.

Cogió la jarra de vino y se sirvió. "Sí, padre."

~O~

Volterra era hermoso. Desde su ventana, Bella podía ver la gran envergadura de la ciudad y el mar más allá.

Nunca creyó que echaría de menos su hogar. Había sido traída con la idea de que no permanecería ahí, que se casaría como fuera más satisfactorio para su familia o las necesidades del reino. Hace solo dos años, había creído que de alguna forma—increíblemente—sería la gran reina del apuesto príncipe Felix una vez rey.

Creía que era tan encantador.

"¿Mi lady?"

Bella cerró sus ojos y tomó una respiración profunda. Levantó su barbilla, apartando los pensamientos sombríos y se volvió hacia su dama de compañía, Angela. "¿Qué pasa?" Preguntó, su voz como su madre le había enseñado; dulce, amable, y en este caso, honesta. Angela era la única verdadera amiga que tenía en Volterra.

Angela se inclinó. "Tiene una visita."

Ya que estaba decente, Bella asintió. Tomó una respiración profunda, preparándose para interpretar su papel.

Fue Edward Masen quien entró a su habitación. Solo la mucha práctica evitó que la sorpresa se viera en su rostro. En lo que a los Masen se refería, podría haber sido peor. Él había detenido a Felix más de una vez, cuando el recién coronado rey ordenaba que la golpearan por los crímenes de su hermano contra la corona. Sin embargo, nunca confiaría en una persona de esa casa.

Edward hizo una marcada reverencia. "Lady Isabella."

"Lord Edward, ¿a qué debo el placer?"

Él la observó por un momento, y había algo en la tristeza de sus ojos que puso a Bella profundamente nerviosa. Suspiró. "Mi lady." Le echó un vistazo a Angela. "¿Cree que podamos hablar un momento en privado?"

Su corazón comenzó a latir con fuerza, y tuvo que pasar saliva varias veces antes de responder. Ni una parte de ella quería estar a solas con alguien en la ciudad capital de Volterra. Pero asintió. "Por supuesto, mi lord. ¿Me acompañaría a la veranda? Angela, ¿podrías traernos algunos refrigerios?"

Salieron, y una vez ahí, Edward pareció haberse quedado sin palabras. Miró hacia el horizonte, igual que ella lo había hecho hace solo unos minutos. Suspiró. "Usted y yo estamos muy familiarizados con seguir órdenes, ¿no es así, mi lady?"

"¿Disculpe? No entiendo."

"No." Él dio una seca carcajada y la miró. "Estoy seguro que no entiende." Sus ojos la recorrieron, evaluando. "¿Cuántos años tiene lady Isabella?"

Bella dio un pequeño paso hacia atrás. Su garganta cerrándose. "Mañana cumplo diecisiete."

Él hizo una mueca, y miró hacia el cielo. "Diecisiete. La mitad de mi edad."

"¿Mi lord?"

Le dio la espalda al mar y la encaró. "Quería que lo escuchara de mí, mi lady. Mi padre, la Mano del Rey, ha dado su mano en matrimonio."

Bella tomó una respiración tranquilizadora. Ella era un peón, y lo sabía. Siempre supo que llegaría este día. Honestamente, si significaba que al fin dejaría Volterra, bien podría valer la pena. El matrimonio no era lo mismo que estar cautiva. "¿A quién fui prometida?"

Su expresión se enterneció a una de compasión. "A mí," dijo él, muy bajito.

Bella dio otro paso hacia atrás. Temía que sus rodillas se doblaran, de modo que se sentó. "Oh," dijo en un susurro. "Oh, ya veo."

"No fue a petición mía," dijo él. Ella levantó su cabeza, y él levantó su mano. "Lo que no quiere decir que me desagrada en lo absoluto." Hizo una mueca al decir eso y pasó una mano por su cabello. "Pero no puedo imaginar que yo le agrade."

Bella inhaló por su nariz, tratando de pensar en qué podría decir. Estaba en guardia como siempre debía estar. No hubiese estado sorprendida si él se precipitaba hacia ella entonces y demandaba lo que sería legítimamente suyo para tomar muy pronto. Lo observó por un largo momento y esperó.

Él solo se quedó ahí, observándola con pena en sus ojos.

Ella respiró de nuevo y levantó su cabeza. Sabía su papel. Lo había aprendido bien estos últimos dos años. "Por supuesto que me agradaría ser su esposa, mi lord. Es un honor que no podría haber imaginado el ser recibida en la casa Masen." Forzó una sonrisa.

Los labios de él se movieron nerviosos. "Lady Isabella, no tiene que jugar esos juegos conmigo."

"Hablo en serio, mi lord," mintió. "Sería un honor ser su esposa."

Él la estudió por otro largo momento y luego se levantó. Le ofreció su mano, y Bella solo podía esperar que no sintiera cómo temblaba cuando puso su mano en la de él. Se preparó. ¿La atraería a él?

Pero solo llevó su mano a sus labios y besó sus nudillos con un dulce gesto. "Créame cuando digo, mi lady, que sin duda alguna el honor es mío."

Se fue entonces mientras Angela volvía. Cuando estuvo sola con su dama de compañía, cayó de rodillas y puso las manos sobre sus ojos, temblando con fuerza.

Eso fue todo, entonces. La última esperanza que tenía de dejar esta despreciable ciudad y las garras de la familia que aborrecía.


Me encantan las historias de época y por supuesto, aunque llegué tarde, soy fan de GOT, así que no podía pasar por alto la oportunidad de traducir esta historia. Espero que les guste y por supuesto, recuerden que lo que me mantiene aquí, dedicando este tiempo para ustedes, son sus muestras de agradecimiento y palabras de ánimo que me hacen llegar por medio de sus reviews. Recuerden que los reviews son la motivación que toda autora y traductora necesita para seguir en este fandom, no lo dejen morir, no dejen que más autoras y traductoras lo dejen. No cuesta nada dar las gracias o dar un saludo con un review, solo unos minutos de su tiempo y por supuesto, sus deseos de ser agradecidos. Hagan una costumbre el dejar un review en cada capítulo que leen, con un gracias o un saludo es suficiente ;) Así que, estaré esperando ansiosa sus reviews y no olviden seguir la historia para que reciban las actualizaciones. De antemano, gracias por dejar sus reviews, por sus follow y favoritos y alertas de autor *besos*