Cap 12. Inadvertido
Dander's Bar siempre había sido el sitio más acogedor que recordaba de Zoness. Trato regular, excelentes bebidas preparadas aunque pésima comida. Ahí solía ser el único establecimiento donde podría experimentar cierta comodidad, y era por esto que actualmente le causaba un leve sentimiento de tristeza descubrir que el sitio había quebrado quién sabe el momento o causa, aún así no se arrepintió de asistir, pues -además de comprobar que sus antiguos compañeros de pandilla continuaban ilesos- caminar por aquellos senderos y callejones repletos de fantasmas lo impulsaron una vez más a seguir adelante. Sin embargo, ninguno de sus amigos tenía información sobre el paradero de Katt todavía. Ellos habían obedecido sus indicaciones, tomaron el armamento necesario y se habían vuelto sigilosos en todos los aspectos, pero ninguno parecía completamente convencido de que valiera la pena ocultarse, especialmente Kool, aunque comprendían lo peligroso que era descuidarse. Falco les aseguró que sería cuestión de tiempo para que obtuvieran una pista, el crimen organizado estaba bastante activo después de todo así que -si era verdad que Katt estaba involucrada- no tardarían en tener noticias sobre su destino, el cual silenciosamente todos esperaban fuera positivo.
Ahora Falco retornaba de su pequeña reunión, avanzando casi con sigilo una vez las compuertas de la nave nodriza se cerraron a sus espaldas. ROB aseguró que le guardaría el secreto así que el faisán trató de mantenerse lo más relajado posible mientras caminaba por los pasillos, deteniéndose en la cocina dispuesto a cazar una de esas horribles latas de comida que consumían en sus largos viajes espaciales.
Pero, al abrirse las compuertas, Falco se sintió perder lucidez un momento, pues sentada a la mesa con un semblante rudo y hasta irritado se encontraba la embajadora de la Fortaleza completamente sola. Pensó en saludarla pero terminó simplemente caminando al alacena, encorvándose con obvio nerviosismo frente a los compartimentos. Esto era incomodo al punto que temblaba asustado ante la menor idea que cruzaba su cabeza y esto lo irritaba mucho más. Tal vez era el primer ser de su especie que veía en años pero no era lógico que su cuerpo reaccionara de esta manera y se lo recriminó mentalmente, sabiendo que era necesario tratar de relajarse. Tomó su comida y se giró convencido de que debía irse cuanto antes; por alguna razón no soportaba la idea de quedarse a solas tanto tiempo en compañía de aquella fenix, ni siquiera recordaba cuál era su nombre. Maldijo en silencio.
—Espera —solicitó Nova. Falco la miró descubriendo que se había puesto de pie y ahora lo miraba desde su posición con expresión seria—. Quiero hablar contigo. —Se acercó.
—¿Sobre qué? —cuestionó bruscamente y de ello se arrepintió enseguida. Volvió a maldecir internamente, aturdido. ¿Qué era este patético pánico? No era como si la embajadora le hubiese dado motivos para repudiarla de tal modo, pensó en disculparse pero prefirió guardar silencio mientras la observaba. Joder, era tan alta.
—Quiero preguntarte algo y espero que no trates de eludirla con una respuesta libre a interpretación —advirtió—. ¿Confías en los mamíferos?
Aquel acento rencoroso y la expresión facial que la fenix no se molestaba en ocultar bastó para que el pánico de antes fuera reemplazado por un sentimiento de incertidumbre. De todas las preguntas que el faisán pudo imaginarse esta era la menos probable. Era consciente del odio compartido de las aves por las especies dominantes en el Sistema pero, ¿por qué se detendría a preguntarle precisamente a él? Falco tomó una exhalación en busca de autocontrol. Intuía que la apertura de esta conversación resguardaba un hondo secreto.
—¿Por qué?
—He notado que te escabulles de tus compañeros sin decir nada a nadie, como si ninguno tuviera derecho de conocer tu situación —explicó—. He visto que aunque los haces llamar tus amigos no pareces dispuesto a entregarles tu confianza más allá de tu influencia como ace pilot. Pareces distante, como si esta jaula se tratara de un refugio temporal.
—Veo que haz tenido tiempo para hacer tu observación de manera gráfica, ¿no? —dijo Falco con un bufido—. Aunque me provoca halago ser de tu interés, me temo que odio que los demás presten atención a todo lo que hago. No es de la incumbencia de nadie hacia dónde voy y qué quiero hacer en ese lapso.
—Por supuesto que no —confirmó Nova con una sonrisa triunfante, gesto que volvió a captar la atención del faisán.
—¿Te parece divertido?
—Así es, porque el día que llegué aquí McCloud y los demás afirmaron que te encontrabas en una misión especial que aceptaste cumplir a última hora, y tú me estás revelando que estuvieron mintiendo todo este tiempo.
Falco se petrificó al considerar las palabras de la embajadora, pero se mantuvo firme y apretó la lata entre sus falanges alzando el pico con pedantería. —Y aunque así fuera no importa, porque el que lo hicieran no cambia nada. El equipo tiene una imagen que conservar. Significa que se vieron obligados a cubrir mis irresponsabilidades.
—Y no es por eso que he querido interceptarte. No son mis intenciones desacreditar a Star Fox o cualquier insignia de esta clase, me interesa saber si le debes alguna clase de lealtad a este grupo porque tus acciones me han dado a entender que no es así.
—¿Qué ganarías con saberlo? —cuestionó con creciente irritación, de pronto las paredes de la cocina estaban reduciéndose y un calor insoportable se cernía bajo sus plumas—. ¿Qué te hace pensar que estoy fingiendo y que no considero el Great Fox mi hogar?
—Somos aves, Falco —estableció suavizando su tono de voz y disminuyendo la tensión con la pronunciación de su nombre, transformándolo en algo más íntimo, más confidencial. Falco se reconoció relajándose inexplicablemente gracias a ello—, para nosotros es normal reconocer las debilidades de otros y no aceptar las nuestras... es un instinto natural. Ocultar nuestros sentimientos es mucho más tentador que compartirlos porque odiamos sentirnos débiles, pues nuestras raíces ancestrales afirman que un ave es capaz de morir de tristeza. —Nova hizo una pausa, descubriendo que se estaba saliendo del tema principal, por eso no dudó retomarlo—. Las aves de la Fortaleza tenemos un objetivo. Fui enviada para asistir a Corneria y al resto del sistema sobre los movimientos de nuestro enemigo pero debo cumplir con una misión mucho más importante. Y esa es convencerte de venir conmigo a la Fortaleza.
—¿Qué... ? —Consternado, Lombardi fue incapaz de articular otra palabra; era demasiado impactante que el verdadero objetivo de aquella fenix fuera el reclutarlo a él.
—Todas las aves que han formado parte de este gobierno han estado desapareciendo y desde el momento que comenzaron nadie ha tenido interés en detenerlo. —Nova empuñó ambas alas, revelando su frustración—. No podemos seguir protegiéndolos de esta manera, no importa que hayan decidido aceptar su destino, nuestra emperatriz no piensa permitir que nuestra especie siga siendo menospreciada, hemos perdido a suficientes. Por eso quiero que me ayudes, debemos encontrar a nuestros semejantes y llevarlos a la Fortaleza, de esta manera elevaremos nuestro nivel de mortalidad. Además, a la Fortaleza le servirá mucho tener a un piloto de tu nivel entre sus filas.
—¿Me estás pidiendo huir y vivir aislado igual que ustedes?
—Te equivocas, no estamos aislados —declaró Nova con orgullo—. En realidad, esa es la imagen que quisimos darle a nuestra forma de vida pero la verdad es que desde el principio la Fortaleza ha estado en contacto con el Sistema Lylat. ¿No llegaste a preguntarte cómo nos dimos cuenta tan rápido sobre la desaparición de nuestros compatriotas? Juntos hemos encontrado un modo de libertad perfecto. Mantenernos vivos y forjar nuestras propias reglas mientras recorremos diversos planetas sin sujetarnos a nada, ni siquiera al dominio del cuarto planeta, es por eso que no hay manera de que nos involucren en guerras que no nos competen, pues hemos roto lazos con toda aquel que pretende enjaular nuestras mentes e ideales. Las aves caídas en estos conflictos han sido aquellas generaciones cuyos antepasados se negaron romper sus barrotes y es por eso que queremos liberarlos también. Así que dime, ¿estás dispuesto a dejar atrás la jaula que limita tu vuelo?
—Y-Yo... —Falco dudó, retrocediendo instintivamente y aterrándose por su propia reacción, ni siquiera debería estarlo considerando. Antes había pensado que no le importaba volver apartarse de Star Fox pero ahora que alguien más venía a proponerle una nueva alternativa se reconocía vacilante, pues si aceptaba tal vez no volvería a ver a Fox y a los demás, quizás esta vez los perdería en definitiva. Nova notó su temor y se sintió desilusionada.
—Puedo ver que tu modo de vuelo ha sido limitado mucho tiempo —comentó con decepción.
—Yo no... —Falco volvió a callarse, no sabía lo que le ocurría.
—Me he equivocado contigo —declaró Nova comenzando a caminar hacia la salida, disgusto y tristeza vibrante en su garganta antes de parar sus pasos para dirigirse por última vez a su acompañante mientras mantenía la vista al frente, decidida—. ¿Dónde ha quedado tu libertad, Falco Lombardi?
Nova se retiró con aquella interrogante formulada, palabras que dañaron más de lo que a Falco le hubiese gustado admitir, sintiendo que el peso del universo entero se le venía encima, encontrando finalmente una ruta a la resignación. Así era. Desde mucho tiempo atrás se había percatado de que algo extraño ocurría con él, se había vuelto tan dependiente a Star Fox que cada vez que intentó escapar terminó regresando otra vez. Se dio cuenta que había dejado de ser libre y era a causa de eso que le dolía, más de lo que podía expresar. Observó la lata en sus dedos, pensando en abrirla para enseguida detenerse y suspirar completamente derrotado; había perdido el apetito.
.
Nova avanzó a la sala de reuniones, sitio donde había dejado a sus compañeras de equipo, quienes en esos momentos estaban perdiendo el tiempo con un juego de cartas mientras farfullaban insultos en un extraño idioma que ella no conocía. La fénix liberó un suspiro agotado, pues nunca se acostumbraría a las personalidades duales de esas dos hembras. Se supone que estarían ahí esperando a que McCloud retornara al Great Fox para recibir su informe, esto con el fin de ahorrarse la fatiga de acudir en el momento más emocionante de sus actividades como seguro estaban acostumbrados hacerlo el resto de integrantes del equipo Star Fox, pero Nova aún no entendía cuánto podía gustarle a Miyu y Fay apostar hasta la mínima porción de riqueza en esa dinámica tan vulgar. Cuando tomó asiento junto a Fay y enfocó la vista en las imágenes impresas en aquellos pequeños pliegos de cartón rectangulares, recordó con diversión la primera vez que intentaron enseñarla a jugar; había sido un completo desastre, después de todo Nova no era buena manejando la frustración que ocasiona la derrota así que terminó derribando la mesa con toda la furia que contenía su cuerpo, y entonces habían iniciado un tiroteo sin-sentido de plasma entre las tres. Recargó la cabeza contra el respaldo de la cómoda silla, sintiendo cómo el colchón se hundía con su peso. Que agradable recuerdo.
—¿Encontraste algo interesante en tu paseo? —cuestionó Miyu sin despegar la vista de su juego antes de mostrar una carta con la figura de un brillante anillo de asteroides.
—Espero que por fin hayas ubicado la bodega —comentó Fay tirado un par de cartas con lineas fluorescentes formando cubos tridimensionales, Miyu arrugó los bigotes con enojo ante esto—, me excita pensar cuánta chatarra deben guardar a bordo de esta nave.
—¿Estás dispuesta a robar la mercancía de los héroes que tanto tiempo haz admirado? —Nova le dedicó una mirada reprobatoria a la spaniel quien le ofreció una sonrisa traviesa como respuesta y frente a ello la fénix sólo acertó a devolverle una expresión tensa.
—Fay es capaz de robarle a las sectas más peligrosas del Sistema Lylat —aseguró Miyu revisando sus jugadas con detenimiento y organizándolas con sencillos movimientos de muñeca—. ¿No te conté en qué circunstancias la conocí? Si yo no hubiese intervenido en esa ocasión probablemente estaría flotando a veinte pies bajo el agua.
—¡Tú no me salvaste! No olvides que la clave para escapar la poseía yo —recriminó Fay.
—Sin mi esa lagartija te habría cortado la garganta.
—De no ser por mi tu jueguito de espía hubiese terminado mucho antes de que el barco zarpara.
—Fuck you* —espetó Miyu con irritación.
—Fuck me —respondió Fay con una sonrisa picara, jugando un acento demasiado sedoso y retador para alguien tan tierna, una mezcla de sentidos que provocó un cambio radical en el ambiente. Miyu ignoró sus cartas para mirar el rostro de su contrincante quien no apartó su mirada ni un segundo a pesar del peso de su desafío. Nova rodó los ojos.
—¿Les importaría evitar hacer semejantes declaraciones en mi presencia? Es vergonzoso.
—Oh, Nova. Sé que en el fondo te gustaría presenciarlo. —La spaniel dio una vuelta en su asiento impulsándose con sus propias piernas antes de parar para enfrentar a la fénix con alevosía, su tono seductor aún presente.
—Por favor, no.
—Si quieres, sé que quieres, no te hará daño admitirlo.
—No —declaró endureciendo su tono de voz a pesar de que comenzaba a sentir al calor acumularse en sus mejillas.
—No seas fría —canturreó Fay acercándose a su estoica victima, la cual retrocedió instintivamente al notar la escasa distancia que ahora había entre ellas y que reducía cada vez que una nueva frase emergía de los melosos labios caninos.
Al verse prácticamente atrapada por aquellos cálidos brazos y dominada por las habilidades de inmovilización que caracterizaba esa voz deliberadamente dulce, Nova no pudo hacer más que forcejear y escapar lo más posible del contacto. Miyu se echó a reír por el hilarante espectáculo que se gestaba frente a ella. Fay no era muy adepta a los juegos de palabras ni actitudes libidinosas usualmente pero cuando lo hacía siempre era un deleite digno de disfrutarse, especialmente cuando su objetivo era tímido y poco expresivo como la embajadora de la Fortaleza. Las compuertas volvieron abrirse interrumpiendo el momento y mostrando la silueta de Fox McCloud junto a un individuo que Star Lynx no esperaba conocer en carne y hueso, cuyo paso era tímido e inseguro conforme se adentraba a la sala de reuniones. Nova mantuvo la mirada fija en el nuevo pasajero mientras ambas mercenarias se miraban entre si, contrariadas con el suceso. Pronto se sumaron Krystal, Slippy y Falco a la reunión, quienes -siquiera visualizaron al simio- tomaron sus respectivos asientos sin comentar nada grosero pese a la frase sarcástica que estuvo picando en la garganta del faisán. Krystal, por otro lado, comprendía el nerviosismo de Oikonny sobre todo esto, pues -juzgando la información compartida en el equipo respecto a los integrantes desertores de Star Wolf- el mono jamas intentó quedar en buenos términos con Star Fox debido a la gran rivalidad entre ambos bandos.
—Hola, Andrew —saludó Slippy, un gesto amistoso gobernando su rostro. El aludido se encogió en su sitio mientras buscaba la manera de manejar la tensión que lo acosaba. No respondió, esto decepcionó al joven rana en cierta forma.
—Bien... —Falco se cansó de esperar—, ¿cómo lograste sacar a este fallido revolucionario de la cárcel? Dudo que Peppy convenciera al gobierno de aprobar esto.
—No lo hizo —declaró Fox para sorpresa de todos—, pero su salida fue registrada como traslado de cárcel. Peppy lo habló con el General Pepper y ambos decidieron que lo mejor era hacerlo así, los testigos de esto lo mantendrán en secreto también... para ellos el viaje de Andrew hacia Venom es una sentencia de muerte más que un escape.
Andrew hizo mala cara frente al molesto recuerdo de esos rostros caninos despreocupados y burlones respecto a su destino. Cuánto deseaba haber poseído el armamento y voluntad para borrarles esas asquerosas expresiones de la cara, mas se contuvo de al menos golpearles ya que retornaría a la cárcel para recibir sus horrendos castigos si se hubiese atrevido a tanto en un momento de contemplación.
—¿Estás diciendo que Star Fox se ha unido al General Pepper para hacer cosas ilegales? —la expresión meditabunda de Falco pronto se transformó en una mueca burlona que contrastaba mucho con su postura relajada de brazos cruzados—. ¡Que buena idea! —felicitó con increíble sinceridad—. Ojalá hubiesen hecho eso antes.
—Será la primera y última vez, Falco —afirmó Fox consternado por la aceptación incondicional de su amigo sobre este movimiento que a él tanto le había costado ejecutar.
—Absolutamente —intervino Oikonny por fin apoyando las palabras del vulpino—. No pienso volver a brindarles mi ayuda en sus futuras acciones suicidas.
—En su lugar deberías agradecernos por sacarte de prisión, sucio lame-botas. Ni siquiera estamos seguros de que tu presencia en esta misión sirva de algo —replicó Falco rápidamente, reemplazando su ánimo anterior por una actitud severa. Oikonny se sobresaltó para ser abordado por una mezcla de sentimientos que no tardó en dedicarle al faisán con una sola mirada. Slippy trató de relajar el ambiente formado meciendo ambas manos ritmicamente de forma conciliadora.
—Bueno, bueno, vamos a relajarnos —solicitó pacíficamente—. Dejemos nuestras diferencias a un lado y mejor concentrémonos en nuestra misión. Es normal que estemos tensos pero esforcémonos en mantener intacta nuestra integridad como equipo que somos. Contamos contigo también, Andrew.
El primate se limitó a cruzarse de brazos y bufar molesto por el trato recibido aunque no podía quejarse abiertamente por lo que Lombardi había expuesto ya que -técnicamente- no estaba mintiendo, todos a bordo de la nave insignia estaban arriesgando mucho sólo al pensar entrar en la atmósfera infecta del planeta Venom y estaban depositando su confianza en él existiendo elevados riesgos de rechazo entre los habitantes; ahora mismo Andrew volvía a dudar de que cualquiera de ellos emergiera convida del susodicho planeta.
—Muy bien —Fox asintió, tratando de ignorar la tensión que se había instalado en el ambiente tras la reciente conversación. Retiró de su cinturón un pergamino que enseguida extendió sobre la mesa, captando la atención de los presentes—, comenzaremos por establecer los pasos a seguir para que nuestro plan sea un éxito —inspiró profundo aire en busca de relajación -no quería admitirlo pero realmente estaba aterrado- antes de dirigirse al primate—. Andrew, tú estuviste en Venom, debes saber cómo se divide el territorio. Señala en el mapa el emisferio que mejor nos convenga para adentrarnos a la atmósfera sin ser atacados al primer instante. Debe haber alguna base militar dejada por el imperio de tu tio, piensa en las posibilidades y elige, porque ahí será nuestro punto de partida.
Andrew se acercó al mapa, el cual no era más que una representación del planeta a escala sin verdaderas lineas que dividiesen las fronteras, ni nombres que diferenciaran las distintas zonas que lo conformaban. No era como si pudiese ponerse exigente pero realmente deseó tener en sus manos los planos que el propio Andross había dibujado durante su estadía en ese planeta salvaje. Se tomó su tiempo para pensar detenidamente, tratando de reorganizar en su mente los escenarios que había visto durante esa época distante. El sudor se resbaló por su frente y el estrés comenzó a brotar en su sistema nervioso cuando se dio cuenta que no era capaz de recordar mucho. En su cabeza sólo había imágenes difusas que se asemejaban a un sueño sin principio o final. No quería alertar sobre esto a las insistentes miradas del equipo mercenario pero tampoco quería rendirse cuando había llegado tan lejos, después de todo pasaron años antes de que su existencia volviera a ser relevante en el mundo, no podía desperdiciarlo por cualquiera que fuera el costo. Suspiró con lentitud y uno de sus dedos finalmente señaló un punto rojo en el mapa.
—Aquí, recuerdo que había una base de apoyo, era el sitio que actuaba como una bodega para los experimentos exitosos de mi tío. —El equipo -a excepción del ave fénix- se acercaron a la mesa para ver mejor el mapa dibujado en el pergamino—. Tal vez no formaba parte de las instalaciones principales pero era un excelente refugio para los heridos en batalla, además se encuentra en una zona desierta donde ninguna tribu intentó establecerse. La última vez que la vi había sido abandonada así que podemos tomarla como referencia para realizar un aterrizaje tranquilo.
—Al menos tenemos un espacio libre de agresión —Fox no tardó en asentir y estuvo a punto de continuar hablando pero fue interrumpido por Oikonny.
—Sin embargo, debo advertirles que si entramos al planeta nuestros cuerpos no tardarán en ser afectados por el veneno que se respira y en menos de una hora habremos muerto.
—¿Qué? ¿Y qué caso tiene entrar a Venom entonces? —espetó Falco frustrado.
—Espera, si lo que dices es cierto —Krystal reflexionó—, ¿cómo fue que Andross mantuvo convida a un ejercito de millones de hombres en un planeta donde solo pueden sobrevivir sus habitantes?
—Es cierto —apoyó Fay—, no tiene sentido.
—Bueno... —Andrew tragó saliva con dureza mientras trataba vencer la inquietud que se estaba anidando en su pecho—, mi tío dio a beber a sus soldados un suero especial desarrollado en su laboratorio y usó una vacuna que extrajo de su sangre, lo cual los volvió inmunes a la toxicidad de la atmósfera. Fue usado en todos los nuevos reclutas, incluyendo a Wolf. —Fox hizo un gesto meditabundo al escuchar el nombre de su rival. —Nadie sabe cómo, pero mi tío ya era inmune cuando fue desterrado a Venom, fue por eso que resistió el tiempo suficiente para ser encontrado por una de las tribus nativas que lo acogieron.
—Está bien, he oído suficiente —harta de la clase de historia, Nova tomó la decisión de cortar las divagaciones del primate, atrayendo la mirada de los presentes—. Ya sabemos las estrategias del Emperador Caído, ahora sólo queda una duda que estoy segura todos tenemos: ¿Cómo se supone que vamos a obtener esa vacuna? ¿Siquiera existe todavía?
—Afortunadamente —replicó Andrew para sorpresa de todos—, oculté algunos ejemplares. —el joven simio comenzó a hurgar sus bolsillos—. Antes de venir aquí... le pedí a McCloud que me llevara a mi antigua residencia en Corneria. No podía dejarlas teniendo conocimiento del lugar a donde nos dirigíamos.
El joven simio dejó los contenedores hechos con aleaciones de cristal sobre la mesa, agregando también un par de jeringas metálicas que parecían trazadas específicamente para hacer uso de las vacunas en cuestión y varias botellas de acero pequeñas con forma circular.
—Wow, esto es alucinante —Slippy se apresuró a tomar uno de los contenedores entre sus dedos, maravillado con la tecnología de envase que resguardaba la sustancia carmín. Falco lo observó desde su posición, preguntándose cómo era posible que el metal aún estuviese despidiendo un vaho frío por cada extremo. Nova se intrigó por los objetos también esta vez y no se evitó tomar una de las botellas que abrió para comprobar con gesto severo que en su interior había un suero color azul.
—Estoy impresionado, Andrew —admitió Fox, ganándose una mirada timida por parte del primate—, jamás me hubiese imaginado que por este motivo me harías una solicitud tan terca y espontanea.
—Cuando luchas por tu libertad en una galaxia que sólo quiere tu cabeza aprendes algunas cosas —se enorgulleció Oikonny con audacia.
—Estas sustancias deben tener siglos en refrigerio, seguro que están caducadas —comentó Miyu observando con suspicacia el contenedor frío entre sus manos.
—No lo creo —Fay negó con la cabeza mientras analizaba las jeringas con juicio científico—, Andross era un genio, seguro estos contenedores están diseñados precisamente para conservar la vacuna un largo periodo temporal, y con tal me refiero a que podrían estar en sus condiciones optimas aún.
—Pero hay solo dos porciones —observó Slippy.
—Las dividiremos —acotó Andrew—, mi tío dijo que una porción rendía para resistir toda una vida dentro de Venom así que bastará que seamos inmunes al oxigeno infectado por, aproximadamente, siete años.
—¿Siete años? Ahora mismo me estoy comenzando a sentir una lagartija —Falco dijo.
—No posee otros efectos secundarios, ¿verdad? —aclaró Miyu desconfiada—, no nos transformará en criaturas sedientas de sangre o mutará nuestros cerebros, ¿cierto?
—Descuiden, trabajará como debe.
—He dividido ambas porciones en mi cabeza pero su cantidad no logra abarcarlos a todos —dijo Fox—, faltaría uno de nosotros.
—Gracias por ofrecerte voluntario, Slippy —comentó Falco burlón, el anfibio se exaltó en respuesta y Fay se rió en volumen bajo, no por el comentario del faisán sino por la expresión de terror que Slippy había gestado en su rostro.
—No se preocupen, yo seré el único en no recibir la vacuna —declaró el simio—, después de todo yo he recibido una ración antes, estoy seguro de que los anticuerpos aún trabajan en mi sistema inmunologico, además formo parte de la linea parental de Andross, no hay manera de que yo corra peligro de envenenamiento.
—¿Estás seguro de eso? —Fox intentó cerciorarse, recibiendo una mirada convencida y un asentimiento de Andrew como primera respuesta.
—Entonces, ¿qué procede, líder? —cuestionó Falco poniéndose de pie y acercándose a la mesa de frente al vulpino quien le devolvió la mirada con expresión seria, decidida.
—Venom no está muy lejos. Nos prepararemos para cruzar la atmósfera. Entraremos todos juntos a bordo del Great Fox —declaró.
.
Los propulsores de la nave insignia rugieron y en menos de once minutos todo el equipo se encontraba reunido en la cabina de comando, observando detenidamente la imagen del planeta muerto próximo a sus posiciones que se vislumbraba majestuoso a través de los cristales, cada miembro del grupo estaba experimentando diversas emociones al reconocerse tan cerca de tan lúgubre lugar. Nervioso como nunca antes, Slippy se arrepintió de no haberle propuesto matrimonio a su querida Amanda la última vez que la vio, pues su paranoia le gritaba a los oídos que no volverían a salvo de esta misión sin importar lo que hicieran, Fay -a su lado- al darse cuenta del estado emocional de su amigo intentó animarlo con una calida sonrisa a la cual Slippy correspondió tímidamente. Miyu permanecía en una de las sillas, meciéndose ansiosamente con las piernas sin dejar de admirar aquella esfera de la que tanto se había hablado y que centraba el misterio de todo el Sistema Lylat, incapaz de creer que un planeta tan antiguo aún albergara tantos misterios sin resolver todavía en su interior. Nova se había retirado a la compuerta, recargada en uno de los muros con los brazos cruzados, mirando de vez en cuando a Falco quien yacía en el otro asiento jugando distraídamente con las plumas de sus enormes manos aunque realmente estaba tratando de despistar su atención de lo que estaba a punto de suceder; acababan de recibir la vacuna y su organismo era un manojo de ansiedad que no conseguía controlar por lo que le causaba incluso gracia lo inquieto que se veía a si mismo, resignado dejó de jugar y respiró profundo. Andrew y Fox yacían justo al centro del cuarto, sumergidos en sus propios pensamientos mientras escuchaban a ROB medir la distancia y monitoriar la carga de velocidad que utilizarían para cruzar las capas atmosféricas. Inevitablemente los ojos verdes del vulpino se desviaron hacia Krystal quien mantenía los ojos cerrados, tratando de penetrar la atmósfera antes que ellos con ayuda de sus poderes psíquicos, en busca de los habitantes nativos, más la respuesta parecía estar tardando en llegar ya que Krystal había mencionado antes que podría tomarle más tiempo del que quisieran tratándose de un sitio tan oscuro. Sin estar enterados, ella misma estaba teniendo sus propios problemas, pues los susurros que abordaban su mente al adentrarse en los confines de Venom evitaban que explorara más allá de lo que los espíritus le permitían.
Zeg zashmashthash dacrash
Dierch kadathra
Shizhumgax Voexyl vaham tier
Ofghav tel káduh krrey
Di harrtzu Xhamhalak
Hool me, hool di, hool tzu
Woem, Xoem
Tryhazg! Shashpishkky
Krystal abrió los ojos, desconcertada con las risas, los gritos y el llanto mezclado con las lenguas que respiraban dentro del planeta. Esto era más de lo que podía soportar y por ello tomó una profunda respiración antes de enfrentar la insistente mirada de su líder quien con gesto amable le permitió recuperarse sin exigir prontas respuestas, pese al estrés que cargaba su psiquis Fox mantuvo cordura por sobre los golpes constantes de su deber. Krystal agradeció mentalmente la comprensión y luego de un par de minutos más en silencio se apresuró a informar de forma breve lo que había logrado rescatar del desorden espiritual.
—Las tierras de Venom están plagadas de memorias —dijo suavemente—, los recuerdos de guerras y masacres del pasado se mantienen e impiden que me acerque a quienes lo habitan. Me temo que la única manera para que logre percibir a los seres vivos tendrá que ser directamente. Diferentes a los Krazoa, los espíritus que dominan Venom no aceptan intrusos, el planeta entero engendra el caos y no quiere romper las barreras espirituales por nosotros. De alguna manera, podría decirse que no somos bienvenidos.
—Ya veo... es una pena, tendremos que entrar por la fuerza —declaró Fox entonces, lamentando -más fuerte de lo que pudo expresar- que Venom fuese esquivo incluso para una magia tan poderosa como la que Krystal dominaba.
—¿Cómo haces eso... ? —cuestionó Andrew de pronto, intrigado con sinceridad—. Es decir, sé que eres psíquica pero, ¿cómo haces para comprender a todo un planeta? Que yo sepa, los venomianos jamás hablaron de espíritus, en sus creencias frecuentes no los incluían a menos que hablaran sobre el desceso de los mortales o, mejor dicho, la muerte.
—Cada planeta posee un alma, la cual se fragmenta en espíritus que protegen y deciden el destino de sus habitantes —explicó devolviendo la vista a través del cristal con gesto entristecido—, pero hasta ahora no había conocido a un planeta tan roto, ni siquiera lo espíritus de Titania engendran tanta desolación. Debe haber ocurrido algo devastador mientras yacían solitarios en el Sistema.
—Les agradecería que evitaran el tema de espíritus vengativos cuando estamos a punto de entrar en un maldito planeta muerto —se quejó Falco, causando la gracia del grupo entero.
—El Great Fox está listo para realizar el salto —avisó ROB64 desde su posición, las sonrisas compartidas entre el equipo se desvanecieron y a Fox le correspondió tomar designar una afirmación. Pronto la nave insignia se apresuró a Venom.
*Esta broma la dejé en inglés porque acertaba al sentido que yo quería darle, pues la palabra "jódete" y "jódeme" en español pues no me convencían del todo.
Notas Finales: Listo, capitulo terminado. Huff, alcanzado este punto no tengo idea de cuánto me tarde en traer el siguiente ya que estoy trabajando con varios escritos a la vez pero espero no explayarme en el tiempo tanto... aunque, desde luego, no lo prometo.